Índice de contenidos
Número 179-180
Serie XVIII
- Textos Pontificios
-
Actas
-
Crónica de la XVIII Reunión de amigos de la Ciudad Católica
-
Salutación de Arnaud de Lassus. Representante del «Office Internacional»
-
Salutación de José Rebelo Vaz Pinto, representante de «Vector» y de «Resistencia» de Portugal
-
Palabras pronunciadas en memoria de José María Gil Moreno de Mora por el reverendo padre Enrique Doménech, en su homilía, durante la misa en sufragio de aquel el día 11 de octubre
-
Resumen de la homilía del Rdo. P. Agustín Arredondo, S. I., en la misa del domingo 14 de octubre
-
La dialéctica en el eurocomunismo
-
Dialéctica y armonía de clases según la doctrina pontificia
-
La soledad de Jesús. Discurso de clausura de la XVII Reunión de amigos de la Ciudad Católica
-
- Crónicas
- Estudios
- Información bibliográfica
- Ilustraciones con recortes de periódicos
Autores
1979
La soledad de Jesús. Discurso de clausura de la XVII Reunión de amigos de la Ciudad Católica
LA SOLEOAD DE JiFSUS
DISCURSO DE CT.AUSURA DE LA XVII REilll!ON DE AMIGOS
DE LA CIUDAD CATOUCA
POR
ABEL.AlIDO DE AliMA5
Queridos wnigos de la Ciudad Católica:
En vez de cuartillas, acabo de rolocar aquí una re!liquia de una
religiosa que mañana hará cuatro años que comenzó a vivir, car
mel.ita descalza rontemplativa, Madre Maravillas de Jesús. Un ins
trumento elegido por el Corazón de Jesús para llevar al mundo
vida contemplativa
y vida activa, porque, a lo Santa Teresa, fue un
modelo
de vida activa salido de
la contemplación. Y
pongo
esto
aquí y me encomiendo a la Madre Maravillas, a quien me suelo en
comendar todos
los días muchas ,.-eces, para que
me saque
del apuro
en que me
na vuelto a meter Juan Valler de Goytisolo, después del
que me metió en Torrente.
Este encuentro, diecisiete encuentro de amigos de la Ciudad
Catéilirn, no
puede
terminarse aquí.
Ahora
es cuando
comienza
y
si nos hemos reunido estos días para escucliru-unas conferencias
preciosas,
para discutir en algunos
foros, sobre todo en los diálo
gos,
nuestros puntos de vist'a, en
lo que estamos
todos de acuerdo,
en
un común
acuerdo, es en que ahora !hay que llevar esto a la
acción, tlenemos que actuar. Una acción ¡positiva, una acción cons
tructiva, una acción
eficaz; pe~ io importante en ella ,es ser per
severantes, y precisamente para poder ser perseverantes en ella es
por
'1o que más que un discurso de clausura, querría hacer oquí
unas reflexiones contemp.la.tivas.
En el momento ,en que rnda una de las personas que integran
este
encuentro se determine
a actuar por la Ciudad Cat61ica, por
1311
Fundaci\363n Speiro
ABELAJWO DE ARMAS
la Iglesia, por Jesucristo, por su &.ntísima Madre, inmediatamente
a esa armonía de amor que va ra. llevar a:l mundo, se va a contra
poner 1a dialéctica del enemigo: Mundo, Demonio y Carne. Y de
estos tres enemigos, los tre$ van a ser comunes ,en Ja actuación. Pero
fundamentalmente me voy a acoger a una
en
la :prlimera semana de sus Ejercicio,;, en las reglas de discerni
miento
dé espíritus, nos dice -en su seguncla regla-"que
en aque
llas
alma,; que van de bien en mejor subiendo, usa el enemigo con
trario modo que en la primera, que era 1a de aquellos que van de
peoado en pecado mortru cayendo. En este caso, dice, acostumbra
comúnmente
el enemigo proponer placeres aparentes, pero en Jo,;
que van de bien mejor subiendo, usa ronttario modo, porque en
tonces es propio del mal espíritu morder, tristar, poner impedi
mentos, e
inquietar con · falsas ra20nes para que no se pase ade
'iante". De mana-a que la táctica que el enemigo va a seguir como
fruto
de este
encuentro, que
en
alguno,; de
los
foro,; he escuchado
decir a algón sacerdote que ha snpuesto para él casi como un retiro
espiritu.a1,
va
a ser
la: de intentar transformar el buen deseo en
desalientos. Oí en una
ocasión una anécdota en
la que se decía que
el de
monio sacó en una ocasión sus armas a subasta del.ante de innume
rables demonio,;, -como cdloca San Ignacio 1a meditaeión de 006
Banderas,
'innumerables
dernonios-. Sacó sus armas
a
subasta y
Sa
tanás decía:
"¿Cuánto dais por esta piedra?
Esta es la piedra de
la lujuria, infinidad de a:Imas rengo sumergidas en el infierno por
esta
piedra". m resto de los demonios snbast,ba. Después, sacó
otta
piedra "¿Qué dais por
esta
piedra:? Esta es 1a piedra de la so
be,,bia, tened en cnenta que en el infierno hay vírgenes pero no
hay humildes, por lo tanto esta piedra de la sobe
incak:ulable". Pujaban
los
demonio,;, y después de sacar una serie
de
,piedras, de repente dijo:
"¡ay!,
ahora aquí tengo
una
piedra,
pero
ésta no
1a saco a subasta. Esta es la piedra con •la que más
aimas he metido en el infierno, no hay nadie en el infierno que
no esté
por ella".
Y entonces
!os· demás diablos
pujaban y decían:
"¡sácala
,a precio! ¿qué piedra es esa? ¡dfnoolo! ¡comunícanos tu
secreto! ". No os comunico nada, decía él. "Pero, ¿qué piedra es
1312
Fundaci\363n Speiro
LA SOLEDAD DE /ESUS
esa?, le replicaban. ¡Ah!, dijo él, esta es Ia ¡piedra del desaliento.
El
desaliento. No se trata de
empezar a trabajar -,por la paciencia
salvaréis vuestras almas--, se trata de- ser constante.
Ahora bien, ayer escuchaba ai Padre Gonzá,lez Quev,edo unas
palabras en
una
charlita que
tuvimos aquí
y · me contaba una pe
queña controversia habida entre Frar Luis de Granada y Juan de
Avila. El tema era: en virtud de qué
había amado Francisco de
Asís
la
pobreza. Fray
Luis de Granada decía:
¡ah!, Fraocisco de
Asís
amó la pobreza pon¡ue al ver sus valores, a:! sentirse desprendido
de
todo por ella, .. eía que aquello, desasido de todo lo terreno, se
levantaba a
la contemplación mística de Jesús
a quien
tanto amaba.
Y Juan de Avlla le dijo: no, no;
Francisco de
Asís
contemplaba la
sacratísima
humanidad de Jesús -de la
que nos
hablaba ayer el
proJiesor Canals en
su preciosa conferencia, con
palabras de
Santa
Teresa- y
contemplando a
Jesús
pobre, viendo
a Jesús
pobre, él
9acaba fuerzas y amor para
vivir
la pobreza.
Pues 'bien, para no desalentarnos, nosotros vamos a contemplar
aqu(, en esta taroe, en 'la clausura, a Jesús solo, la soledad del Cora
zón de
Jesús.
Pon¡ue es p
Dios
en San Pablo, que todos
los
que quieran vivir
piado9ailente según Cristo, han de padecer
persecución. Y si nosotros estamos determinados a sacar una acción
Constructiva, una acción eficaz, una acción pacífica, una acción que
tiene que nacer de la contemplación, -pon¡ue si no e9a acción es
infecunda, no
es una acción unida
al Verbo, y
sin
MI nada podéis
hacer-,
si nos
determinamos a esta unidad con
Jesús, con el
Verbo
para aetuar, inmediatamente vamos a padecer persecución, y en esa
persecución
irernns quedando
,poco a
poco
aislados, solos. Y aquí
entran en juego el desdiento 'y ese pesimismo que nos acaba de
decir magníficamente Enrique Zuleta al tetminar su conferencia,
porque no tenemos derecho a ser pesimistas
ni a dejarnos desalen
tar. Pero las
fuerzas las
sacamos contemplándole a
'El.
La soledad del Corazón de Jesús. Idlo contemplando, y no ahora,
sino cada día de nuestra
vida
durante un
buen espacio de
tiempo.
Que
nuestra
contemplici6n no sea de televis'ión sino de teledivina
visión y podamos contemplar 'rodos los dfas el Corazón de Jesós,
núestro modelo.
1313
Fundaci\363n Speiro
ABELARDO DE ARMAS
Sokdades del Omizón de Jesús. Vamos a empezar por la soledad
en Belén.
Vino a loo suyos y loo suyos oo le recibieron. La soledad
de Jesús, nacido,
dice San Ignacio, en
suma
pobreza. Es impresio
nante
que en
[a noohe de Belén el
Esperado,
el Mesías,
el Ansiado,
aquél por el que clamó Isaías: "destilad, cielos, el rocío de lo alto,
lluevan
las nubes al Justo, ábrase la tierra y germine ail Salvador",
venga a
la tierra y nazca en una soledad total y absoluta en pre
sencia del corazón de
1a Santísima Virgen y del corazón de San
José, a los cuailes Dios beneficiaba inmensamente con esta pobreza
en que nacía el
Verbo, potqu.e los preparaba así para pooet los ojos
y el corazón
solamente en aquel niño
que nacía,
y oo poder po
nerlo en ninguna otra criatura Pero empieza a nacer en soledad
y a formar en la madre un corazón solitario. ¿Qué mujer habrá
habido en el mundo que haya dado a luz sin
tener nadie
que la
asista,
y que después de dar a 'luz no haya venido alguien, otras
mujeres, a ayudarla, a felicitarla
por el
niño que ha
tenido?
La soledad de Jesús y de la Virgen. Soledad del Corazón de
Jesús con su propia madte. Para
formar. el Corazón de
la Virgen
en soledad a
loo doce
años Jesús
. abandona
a
su madre por
ttes
días, quedándose en
Jerusalén al
finalizar
la fiesta de la Pascua.
En . estos ·ttes días, nos dicen ll.lguoos comentaristas del Evangelio,
la
Santísima Virgen
ha sufrido
más que en la Pasión, porque en
la Pasión tenía la presencia del Hijo, por lo menos el consuelo
de estar junto a EL En estos
tres días ignoroba dónde
estaba Jesús.
Pero
fa Virgen sabía que aquel niño era Dios y la Virgen clamaba,
y
en estos ttes días oraba y 5"bía que vivo o muerto la escuchaba,
¿cómo no respondía el Hijo de sus entrañas,
el Hijo de Dios, el
todo bien, y toda bondad? Por eso cnando lo eocuentra le pregun
ta:
"pero, Hijo, ¿cómo lo has hecho :así con nosotros? ¡Mira que
ru
padre y yo, angustiados, te estábamos bu=ndo! " Y Jesús les
dice: "¿Por qué
me buscabais? ¿No sabíais que yo había de estar
en las cosas
de
mJ Padre?" Ellos no entendieron nada de lo que
les había dic!ho. Jesús preparaba a la Santísima Virgen para vivir
su ooledad. Fue el primer desgarrón fortísimo he
zón de
la Virgen, potque
el Corazón
de la Virgen
tenía que
co
rredJmirnos con
un corazón
solitario. Y ll.l hacer
este
desganón,
1314
Fundaci\363n Speiro
LA SOLEDAD DE JESUS
que ni siquiera la madre en prinap10 comprendió, la llevaba de
pobreza espirirual, en el cual escalón se bahía quedado la Virgen
el día de [a Purificación al entegrar al hijo al Padtle de los Cielos
y ofrendarlo ya en el templo, a pobre>a actrud de quedarse sin
Jesús, y ,entender, ponderando estas cosas en su corazón, que lle
garía un día en que el Hijo de
sus entrañas la dejaría en una sole
dad total y absoluta. Mayor soledad para la Virgen después de la
Ascensión que la espada que taladra su corazón al pie de la Cruz.
Es un milagro que la Santísima Virgen continúe en la tierra sin la
presencia de su Hijo. Todos [os autores y todos los místicos nos
ponen después de
la .Ascensión de Jesús consuelos para seguir man
teniendo
a
la Virgen mediante contactOs con Ella en la tierra para
que
Ella pudiera seguir alentando, y dando [uz a la Iglesia, en me
dio de un
pruro, que
ése sí que
bacía sangrar lágrimas de dcJlor,
much!simo más que las lágrimas de soledad al dar a luz a Jesús en
Belén. Ha preparado
así a
la
Virgen para vivir en soledad, lleván
dola a la pobreza
actual.
A estas soledades nos tiene que llevar Jesús, mis queridos ami
gos, y si no, no es que no seamos santos,. es que no podemoo ·ser
ni cristianos. Por tres veces anuncia Jesús la Pasión en el Evangelio,
en
el capítulo
IX de San Lucas dos veces y en
el X
una tercera
vez. De
estas tres
veces, dos añade el Esplritu
Santo cuando les
dice:
"Mirad que subimos a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre
va · a ser escarnecido, va a caer en manos de los doctores, va a ser
azotado, va a ser abofeteado, va a ser crucificado, pero al tercer
día resucitará", añade: "y ellos no entendían nada de Jo que les
había dicho"
y añade más el Esplritu. Santo, "y era éste un lengna
je
encubierto para
ellos"
y no querían pensar en aquello y les i..
dicho: "mirad que subirnos a Jerusalen", no mirad que subo, sino
que subirnos. Y
estas palabras
nos
repite Jesús
a
nos
no subo, subimos. Si tú quieres santificarte y quieres virvir en ais~
tiano tiell.es que subir conmigo a ila Cruz. Esto nos cuesta trabajo,
no 1o entendemos. Con razón el Espíritu Santo dice que era un
lenguaje enigmático, nó lo comprendieron, no oomprendemos que
tenemos que sufrir, mis queridos amigos, que si realmente noso
tros queremos ser útiles ,a la gloria de Dios, salvar a la Iglesia en
1315
Fundaci\363n Speiro
ABELARDO DE ARMAS
estos momentos, salvar a · España, nuestra querida patria, no pode
mos ir por caminos distintos que por los que fue el .Maestro. Y nos
elige
a
cada uno de nosotros porque estrunos aquí, porque, como ha
didho el Padre Gonzáiez Quevedo hace uo rato ,eo el furo, no so
mos pueblo
menudo los que
estamos aquí
asistiendo, sino pueblo
selecto. Dios nos tieoe que llevar a
fa santidad !' "° tieoe otro
camino para llevamos a ella que ése, su propia
soledad.
Soledad del Corazón de Jesús con Ios suyos. Sus familiares, nos
dice
San Marcos, que veoían a buscarle en cuanto salió a la vida
pública
y querían llevárselo porque dedan que estaba como fuera
de sí, como loco.
Soledad
de'! Corazón de
Jesús
en Nazaret, su
pueblo. Ya
había
dioho
El que ningún profeta
Jo es en su ·patria. Peto llegó a Na
zaret y los nazarenos quisieron precipitarlo por un barranco. Jan
Dobraczynsky en
ese libro "Cai,as de Nicodemo" describe
a Je
sús; El, nos
dice el Evangelio, pasando
por el medio se retiraba y
alejándose del pueblo - ciudad a 1o aejos, se sentó en el suelo, comeru:aron a convulsionarse
sus hombros, agachó la cabeza -Jesús ,estaba llorando--. Vino a
los
su!yos y los suyos no le recibieron, !os de N a7Jlret, los íntimos,
con
los que
había estado treinta años de su vida, y a los que ama
ba, porque
cl desgarrón
de
la soledad de Jesús es que cada uno de
los que le produce soledad, es
amado por EL
· Soledad
de Jesús con
las masas: no lo entendieron. Tuvo que
decirles: "vosotros me buscáis porque os he dado de
comer"; Pero
en
cuanto se quedó solo y
empezó a pregonar él Sermón de la Eu
caristía,
"dura doctrina
es ésta", le
dejaron solo, "1:ambién vosotras
me
dejaréis solo".
Las masas le llevaban multitudes de enfermos,
peto
solamente una vez leemos en el
Evangelio, y también era un
enfermo, le llevaron
.pecadores que era lo que había venido a
bus
"""· Las masas eotend1an como nosotros una salvación de lo tem
poral, en •lugar de una salvación de abundancia de vida divina
en el
alma. Soledad del CoMzón de Jesús ante las masas.
Soledad del
Comzón de Jesm con los te61ogos de la época. No
nos extrañemos ahora cuando nos hacen sufrir ciertas teorías, "vo
sotros escudriñáis las Escrituras y no me habéis 00<10cido", Soledad
1316
Fundaci\363n Speiro
LA SOLEDAD DE JESUS
del Corazón de Jesús con los fariseos, que debieron de haberle re
cibido
enrre aplausos
y vítores, y los ruvo que llamar "raza de ví
boras,
sepul
Pero los
amaba, amaba
Jesús a aque
llos fariseos
y los ruvo que hacer rostro, decirles abiertamente lo
que
hacían porque
ponían cargas que ,ellos no eran capaces de so
portar, aunque dijese al pueblo en cuanto a ellos: "haced lo que os
dicen, aunque no hagáis lo
que ellos hacen".
Soledad del Cora.z6n de Jesús con
los más íntimos. A Pedro
le ruvo que decir "aparta de Mí Satanás", porque Pedro no había
entendido el dolor de
la Cruz
y le quería separar de que
subiese a
Jerusalén.
En la noche de la Cena todavía les tendrá que decir:
"tanto tiempo Con vosotros, Felipe, y aún no me habéis conocido".
Soledad del Corazón de Jesús en Gerasa. Fue preferido a dos
mil cerdos después de hacer 'la curación del endemoniado, tras
haber sepultado en una piara de doo mi:! cerdos a una multitud de
demonios
-"nuestro nombre es legión"--. Vinieron después aque
llos ciudadanos griegos del territorio de la Decápalls para decirle
"márchate de aquí, creemos que eres un gran bombre, pero nos
has infringido un gran daño".
Sdledad del Corazón de Jesús.
Los íntimos en el momento de
la agonía en Getsemaní se
quedaron dormidos. Poco
después nos
dice
el Evangelio: "entonces sus discípulos, abandonándole todos,
huyeron". Soledades del Corazón de
Jesús. En la Cruz. No tenemos pala
bras para expresar el misterio de h soledad de Jesús. Maldito el
que cuelga
de'! madero,
quedó abandonado, aun
del Padre de los
Cielos: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". No
podemos llegar a oomprender este misterio, y así es como Jesús
ha realizado nuestra salvación. Y después de fa Cruz, nos dice San
Juan
de Avila que, si repitió:
. "todo
se
ha aa>Jbado", dice Juan de
Avila todo se ha acabado
,en cuanto a:I padecimiento que no en
cuanto a1 amor, porque nos sigue amando.
Soledad del Corazón de Jesús que mantiene hoy. Hoy hay tam•
bién H~odes. Jesús ante Herodes, ¡qué soledad tuvo el Corazón, de
Jesús! Ante Herodes Jesús callaba, no dijo ni una sola palabra.
Habló con
Pilatos, habló
wn Caifás, con Anás; Con Herodes el
1317
Fundaci\363n Speiro
ABELARDO DE ARMAS
lujurioso, el que vivía con la mu¡jer de su herma,¡o, ante Herodes,
Jesús callaba. ¿Qué sentirá el Corazón de Jesús hoy, cuando una de
las peHculas de
más taquillaje
·lleva por
nombre
Eonnanuelle, su
propio nombre, Emmanuelle, que significa Dios con nosotros, co
mo si el Dios del mundo actual fuera la carne? La sdledad del Co
razón de Je9ÚS, y Ollla.
Soledad
del Corazón de
Jesós con la injusticia de Pilatos, que
seis veces. -seis veces dice que es inocente y lo entregó.
Y nosotros hoy, ¿no dejamos solo al Corazón de Jesós? porque
sigue
prolongando el amor, que
no ya el
padecimiento, pero
se
ha
quedado
en la Eu=istía, memorial de su Pasión. Está en los Sa
grarios, ¿Cuánto tiempo
acompañamos nosotros
a J
es6s diariamente
ante
un
S•grario? Vemos
que
Olda vez
nos quejamos de que algunas
disposiciones en algunas Iglesias han
arrinconado los
Sagrarios
y
los han puesto a un 1ado, pero nosotros con fos Sagrarios que te
nemos a nuestro alcance, ¿qué hacemos? ¿a.comipañamos a Jesús en
la Eucaristía?
Me escribía una religiosa·
Carmelita, priora
de
·un convento
di
ciéndó!Ile: "Abelardo,
llevo recibidos dos
sobres con hostias con
sagradas
dentro, En
las mismas hostias escritas palabras blasfemas,
y me dicen: no lo dudes, esrán consagradas, ¿Por qué me mandan
a mí
estas Hosrias, porque me llamo Adoración del Santísimo Sa
cramento?
Esr.ba yo en una casa religiosa ·hace unos aiíos, y había
en aquella
casa religiosa,
donde estuve
pasando unos días de verano,
unos Sacerdotes detenidos, y comentando con ellos, uno de aque
llos Sacerdotes
vascos dij'o que
en una discusión
en u.na
parro
quia de la 20na en que él estaba, discutieron un párroco y un coad
jutor sobre h. presencia real de Jesús en 1a 1Eucaristía, se acalora
ron y al ifinal el coadjutor se fue a la mpilla, abrió el Sagrario,
cogió
e'! copón y tiró las formas por la taza del water. Fui hace
años a pasar el día a un pueblo que no tenia sacerdote y entré en
la Iglesia. Nos fuimos a busca. a otro Párroco de un pueblo cerOl
no,
aquí en
Madrid, -4pt1edo decir el nombre,--nos fuimos a
Manzanares el
Real
para buSOlr a!l Párroco y que nos celebrase Misa
en
Boolo.
Cuando el Párroco en
la Misa abrió el Sa!l"ario, las for
mas estaban
corrompidas, no
había corporales debajo
del
Copón,
1318
Fundaci\363n Speiro
LA SOLEDAD DE JESUS
sino unos papeles de periódicos amarillentos. ¡Cuánta soledad sufrió
Jesús en aquel Sagrario!
Soledad del Corazón de
Jesús en nosotros
mismos. Somos
de
sus predilectos, de sus íntimos, DOS anis. y le tenemos durante el
día como
,en el olvido. Nuestra propia alma se ha convertido para
El en un hospedaje en que es ei gran ausente. 'lfay tantas cosas que
nos preocupan
y no DOS pceocu!pa el Coramn de Jesús.
Mis
quetidos amigos, ¿qué
ha.ternos nosotros al
finalizar este
encuentro? ¿No
tendretnOS que tomar como emblema del encuentro,
el
reformar mi vida para que mi acción en adelante pueda set fe
cunda, pueda ser pacífica, amorosa, constructiva, armó.n.ica, no dia-
1.éctica? .Miradle a EL Juan Pablo II nos ha didbo a los jóvenes, en
una de sus
tres audiencias
que
ha ten.ido para loo jóvenes: "Buscad
a Jesús, amad a Jesús, dad testimonio de Jesús'".
Vayamos a ,la Santísima Virgen, acompañémosla en la soledad,
amvirtamos nuestra
vida en
una sonrisa para la Virgen. Af Padre
Bidagor
'le oí
un día esra anécd<>tlL ¡ Qué duda cabe que cuando
María se encontraba destrozada
con Jesús, entre sus brazos muetto,
y se a<:etcaron Nicodemo y José de Arirnarea para decirle: Señora,
aquí tenemos un sepulcro nuevo donde poder enterrarle, Ella mira
ría
agradecida! Era una preocupación para la Virgen dónde depo
sitar
a su Hijo, porque el Talmud ¡prescribía que los ,ajusticiados
tenían
que
ser sepultadoo en la
fosa
común, tendría que ir
allí a
la
fosa, donde estaban ya los cadáveres de malhechores anteriormente
ejecutados. Aquello
era un drama para la Santísima Virgen, pero
también el Talmud prescribía que se le podría enterrar en un se
pulcro sin estrenar. Cuando José de Arimatea ofreció cl sepulcro y
dijo:
Señom, aquí tengo un sepulcro nuevo, si queréis podemos de
positarlo
ahí, ¡qué duda
cabe que
de
entre cl dolor de la Virgen
arrancaría una sonrisa,
miraría agradecida! Hoy hay que ofrecerse
a la Virgen y decirle: Madre, mira, soy un sepukro, de mí no se
puede esperar .nada más que oorrupción, pero si mis miserias sir
ven de algo a la misericordia infinita de Jesús ponlo dentro de mí,
por lo menos que aquí descanse, que encuentre un Jugar de refu
gio. "Busqué quién me consolase y no lo hallé, quise encontrar con
solador,
no. lo
hubo." ¿No
hahr& aqul unas almas para ofrecerse a ser
1319
Fundaci\363n Speiro
ABELARJ)O DE ARMAS
consoladoras del Corazón de Jesús? Nos va a ·tratar duro si nos
ofrecemos, nos
va escoger
por equilibradores de su dolor, .y nos
ya a
hacer sufrir
terril,lemente como
está
haciendo sufrir
a tantas
almas en España y en el mundo, pero no hay otro camino para
hacer la salvación. El nos escogerá as~ tiene que hacernos seme
jantes
a
El, es 11a única forma_ de santifücarnos.
Y o he visto a uno de mis muchachos morir ron un cáncer de
vejiga, y este chico ofreció su enfermedad. La descubrió antes que
sus propios padres. Sus padres se
la ocu'ltaban. Cuando al final
le
fueron a manifestar
ya decididamente a través de
mí que
tenia un
cáncer,
no hizo falta porque
lo sabía mu
ofrecido
todo. Y
cnando
ya no
podía
ni siqui""a resistir la anestesia,
pues no
se la
podían poner
porque le provocaba la
asfixia, aquel
muchacho con el
cna:l su
padre me
dejaba a solas para que pu
diéramos hablar íntimamente, me decía: "Abelardo, quisieria amar,
quisiera ofrecer esto, peto no puedo, qniero •hacer oración, no puedo.
Mi padre me lee algunas rosas, pero no las 01pto, yo quisier,
hacer
rugo úril, pero
no puedo
nada, no
puedo
n.da". Yo
veía
ahí a un Cristo vivo, cla'Vado en 'la Cruz, en su lamento del tengo
sed,
amando sin sentimiento,
pero haciendo
el amor más pum que
se puede
hacer, que es
el de morir !por los demás, y decía: "real
mente Señor, cuando
escoges a
un
alma para identificarla contigo,
¡cómo la haces sufriir! ". Y a nosotros Jesús nos escoge, para inva
dirnos. también con un cáncer, pero no es un cáncer con ,el que
pretenda
aniqulfarnos, sino un cáncer con el que pretende trans
formarnos
en m y una vez que se haya hecho esa transformación
en
Jesucristo, entonces nosotros
estamos salvando al mundo, enton
ces es cuando
estamos .rea'lmente siendo eficaces en nuestra acción.
Una
anécdota posiciva, Se dice que
cuando
Jesús tnorla en la
Cruz,
Dios. Padre
y Satanás estaban jugándose la Redención del mundo
en
un ta-Mero de 1'jedrez. Dios
Padre
dejaba a
Satanás manejar
el
ta1,lero de la historia f le dijo: "juega, tienes ,el tablero a ru dis
posición,
rpon las ~ichas donde quieras" y Satanás iba colocando
aquí
un
peón, aquí se servía de la ignomimia humana, de los
celos, de 'fas · envidio.s, de
los
rencores, de la carne,. y poco a poco
iba preparando el jaque. Cuando ya colocó a Jesús en la Cruz,
1320
Fundaci\363n Speiro
LA SOLEDAD DE JESUS
cuando ya estaban aquellos que meneaban la cabeza para decir: "bá·
jate de la Cruz", cuando Jesús estaba aparentemente contemplando
el triunfo más aplastante, que era ver· el triunfo de sus enemigos
en la soledad tota1 y absoluta, entonoes colocando las piezas sobre
el
tablero, Satanás miraba a los ojos de Dios y Dios le decía: ¿no
cambias?,
y él dijo: Ya 110, mate. Y dijo Dios Padre, ¿seguro?, mate
-replicó
él- ¿De
verdad? -vdlvió a
preguntar,
puedes rodavía
corregir tu jugada, y Satanás, viendo todo tan perfectamente pla
nificado
respondió:
no, definitivamente mate. Entonces Dios Padre
volteó el tablero y por debajo se estaba jugando otra partida en la
que
cada una
de las
piezas que el demonio. había ido colocando, •ha·
bía
dado lugar precisamente
al acogotamieoto suyo final. Se hacía
la
Redención de los hombres
clawndo a Cristo en la Cruz, como
había hecho Satanás,
y era él el que quedaba hundido para siempre
en
la
eternidad.
La única manera de hacer salvación de •loo hombres es dejarle
a Jesús que nos
invada como un cán<:er. Si el grano de trigo no cae
en
la tierra, se pudre y muere, no da fruto y esto lo tiene que hacer
con
nosotros.
¿Seremos capaces de ofreoernos a
esto? Pero
,es que
saoarás fuerzas para no desalentarte
cuando
escribas carras y las
cartas no se puMiquen, cuando mrbaj es como ha dicho Federico, este
mejicano, dieciséis años pacientemente hasta obtener un triunfo y
no desalennarte, porque cuentas de antemano con. que un cristiano
no ha. venido a la cierra ni para canrar -victorias, ni para llorar de
rro•as, ha veoido para dejarse hacer. El abandono, dice San Agus
tín, es el frum del amor. Así como un manzano no puede da.r peras
y el
frum del manzano es
la manzana,
el amor
no puede dar
otro
fruto que el ooandono y el alma que rerumente ama se abandona,
y se deja hacer y deshacer por Jesús. Pues con esm termino, mejor,
con aquello que
nos decía
el año pasado un Santo Obispo,
don José
María
García Laltlguera, cuando noo puso en contemplación
la
soledad de Belén
y allí, nos dijo, hay un juego de miradas. La Vir
gen
mira a Jesús y a la Virgen San Jooé, ra los dos ,mira Jesús y se
sonríen los
tres. Esta es
la
sdledad de nuestra vida,
tener los ojos
clavados
en la Virgen, clavados en Jesús, identificamos con
El,
1321
Fundaci\363n Speiro
4JJELARJJO DE ARMAS
de dos corazones
· haoer un latir
y morir condgo
morir
contigo
para ea ti vivir.
lis una ooledad que fortalece, es una soledad oonsoladora, es
una
soledad que llena de alientos, ante !a cw,J. no tiene el desa
liento
entrada, es la
soledad de
compartir la Cruz con Jesús y poder
decir
ron San Pai>lo: "con
Cristo
esroy clavado en fa. Cruz y vivo
yo, más ya no yo, es Cristo quien vive en mí". Pues terminemos
con esas palabras ron que Juan Pablo II comienza o termina sus
intervenciones ¡Alabado sea Jesucristo!
JUAN VALLET DE GOYTISOLO
QUlE SOM\OS Y CUAL ES
NUlESltlRA T AlRlEA
l. Qué somos:
l. Por nuestra fe.~2. Por nuestra específica
labor de «caridad política>
.-3. Por nuestras
convicciones naturales ..
JI. Cuál es nuestra tarea:
a) Formaci6n de una• élites.
b) Acción cultural.
22 págs. 28 ptas .
.
Fundaci\363n Speiro
DISCURSO DE CT.AUSURA DE LA XVII REilll!ON DE AMIGOS
DE LA CIUDAD CATOUCA
POR
ABEL.AlIDO DE AliMA5
Queridos wnigos de la Ciudad Católica:
En vez de cuartillas, acabo de rolocar aquí una re!liquia de una
religiosa que mañana hará cuatro años que comenzó a vivir, car
mel.ita descalza rontemplativa, Madre Maravillas de Jesús. Un ins
trumento elegido por el Corazón de Jesús para llevar al mundo
vida contemplativa
y vida activa, porque, a lo Santa Teresa, fue un
modelo
de vida activa salido de
la contemplación. Y
pongo
esto
aquí y me encomiendo a la Madre Maravillas, a quien me suelo en
comendar todos
los días muchas ,.-eces, para que
me saque
del apuro
en que me
na vuelto a meter Juan Valler de Goytisolo, después del
que me metió en Torrente.
Este encuentro, diecisiete encuentro de amigos de la Ciudad
Catéilirn, no
puede
terminarse aquí.
Ahora
es cuando
comienza
y
si nos hemos reunido estos días para escucliru-unas conferencias
preciosas,
para discutir en algunos
foros, sobre todo en los diálo
gos,
nuestros puntos de vist'a, en
lo que estamos
todos de acuerdo,
en
un común
acuerdo, es en que ahora !hay que llevar esto a la
acción, tlenemos que actuar. Una acción ¡positiva, una acción cons
tructiva, una acción
eficaz; pe~ io importante en ella ,es ser per
severantes, y precisamente para poder ser perseverantes en ella es
por
'1o que más que un discurso de clausura, querría hacer oquí
unas reflexiones contemp.la.tivas.
En el momento ,en que rnda una de las personas que integran
este
encuentro se determine
a actuar por la Ciudad Cat61ica, por
1311
Fundaci\363n Speiro
ABELAJWO DE ARMAS
la Iglesia, por Jesucristo, por su &.ntísima Madre, inmediatamente
a esa armonía de amor que va ra. llevar a:l mundo, se va a contra
poner 1a dialéctica del enemigo: Mundo, Demonio y Carne. Y de
estos tres enemigos, los tre$ van a ser comunes ,en Ja actuación. Pero
fundamentalmente me voy a acoger a una
la :prlimera semana de sus Ejercicio,;, en las reglas de discerni
miento
dé espíritus, nos dice -en su seguncla regla-"que
en aque
llas
alma,; que van de bien en mejor subiendo, usa el enemigo con
trario modo que en la primera, que era 1a de aquellos que van de
peoado en pecado mortru cayendo. En este caso, dice, acostumbra
comúnmente
el enemigo proponer placeres aparentes, pero en Jo,;
que van de bien mejor subiendo, usa ronttario modo, porque en
tonces es propio del mal espíritu morder, tristar, poner impedi
mentos, e
inquietar con · falsas ra20nes para que no se pase ade
'iante". De mana-a que la táctica que el enemigo va a seguir como
fruto
de este
encuentro, que
en
alguno,; de
los
foro,; he escuchado
decir a algón sacerdote que ha snpuesto para él casi como un retiro
espiritu.a1,
va
a ser
la: de intentar transformar el buen deseo en
desalientos. Oí en una
ocasión una anécdota en
la que se decía que
el de
monio sacó en una ocasión sus armas a subasta del.ante de innume
rables demonio,;, -como cdloca San Ignacio 1a meditaeión de 006
Banderas,
'innumerables
dernonios-. Sacó sus armas
a
subasta y
Sa
tanás decía:
"¿Cuánto dais por esta piedra?
Esta es la piedra de
la lujuria, infinidad de a:Imas rengo sumergidas en el infierno por
esta
piedra". m resto de los demonios snbast,ba. Después, sacó
otta
piedra "¿Qué dais por
esta
piedra:? Esta es 1a piedra de la so
be,,bia, tened en cnenta que en el infierno hay vírgenes pero no
hay humildes, por lo tanto esta piedra de la sobe
los
demonio,;, y después de sacar una serie
de
,piedras, de repente dijo:
"¡ay!,
ahora aquí tengo
una
piedra,
pero
ésta no
1a saco a subasta. Esta es la piedra con •la que más
aimas he metido en el infierno, no hay nadie en el infierno que
no esté
por ella".
Y entonces
!os· demás diablos
pujaban y decían:
"¡sácala
,a precio! ¿qué piedra es esa? ¡dfnoolo! ¡comunícanos tu
secreto! ". No os comunico nada, decía él. "Pero, ¿qué piedra es
1312
Fundaci\363n Speiro
LA SOLEDAD DE /ESUS
esa?, le replicaban. ¡Ah!, dijo él, esta es Ia ¡piedra del desaliento.
El
desaliento. No se trata de
empezar a trabajar -,por la paciencia
salvaréis vuestras almas--, se trata de- ser constante.
Ahora bien, ayer escuchaba ai Padre Gonzá,lez Quev,edo unas
palabras en
una
charlita que
tuvimos aquí
y · me contaba una pe
queña controversia habida entre Frar Luis de Granada y Juan de
Avila. El tema era: en virtud de qué
había amado Francisco de
Asís
la
pobreza. Fray
Luis de Granada decía:
¡ah!, Fraocisco de
Asís
amó la pobreza pon¡ue al ver sus valores, a:! sentirse desprendido
de
todo por ella, .. eía que aquello, desasido de todo lo terreno, se
levantaba a
la contemplación mística de Jesús
a quien
tanto amaba.
Y Juan de Avlla le dijo: no, no;
Francisco de
Asís
contemplaba la
sacratísima
humanidad de Jesús -de la
que nos
hablaba ayer el
proJiesor Canals en
su preciosa conferencia, con
palabras de
Santa
Teresa- y
contemplando a
Jesús
pobre, viendo
a Jesús
pobre, él
9acaba fuerzas y amor para
vivir
la pobreza.
Pues 'bien, para no desalentarnos, nosotros vamos a contemplar
aqu(, en esta taroe, en 'la clausura, a Jesús solo, la soledad del Cora
zón de
Jesús.
Pon¡ue es p
Dios
en San Pablo, que todos
los
que quieran vivir
piado9ailente según Cristo, han de padecer
persecución. Y si nosotros estamos determinados a sacar una acción
Constructiva, una acción eficaz, una acción pacífica, una acción que
tiene que nacer de la contemplación, -pon¡ue si no e9a acción es
infecunda, no
es una acción unida
al Verbo, y
sin
MI nada podéis
hacer-,
si nos
determinamos a esta unidad con
Jesús, con el
Verbo
para aetuar, inmediatamente vamos a padecer persecución, y en esa
persecución
irernns quedando
,poco a
poco
aislados, solos. Y aquí
entran en juego el desdiento 'y ese pesimismo que nos acaba de
decir magníficamente Enrique Zuleta al tetminar su conferencia,
porque no tenemos derecho a ser pesimistas
ni a dejarnos desalen
tar. Pero las
fuerzas las
sacamos contemplándole a
'El.
La soledad del Corazón de Jesús. Idlo contemplando, y no ahora,
sino cada día de nuestra
vida
durante un
buen espacio de
tiempo.
Que
nuestra
contemplici6n no sea de televis'ión sino de teledivina
visión y podamos contemplar 'rodos los dfas el Corazón de Jesós,
núestro modelo.
1313
Fundaci\363n Speiro
ABELARDO DE ARMAS
Sokdades del Omizón de Jesús. Vamos a empezar por la soledad
en Belén.
Vino a loo suyos y loo suyos oo le recibieron. La soledad
de Jesús, nacido,
dice San Ignacio, en
suma
pobreza. Es impresio
nante
que en
[a noohe de Belén el
Esperado,
el Mesías,
el Ansiado,
aquél por el que clamó Isaías: "destilad, cielos, el rocío de lo alto,
lluevan
las nubes al Justo, ábrase la tierra y germine ail Salvador",
venga a
la tierra y nazca en una soledad total y absoluta en pre
sencia del corazón de
1a Santísima Virgen y del corazón de San
José, a los cuailes Dios beneficiaba inmensamente con esta pobreza
en que nacía el
Verbo, potqu.e los preparaba así para pooet los ojos
y el corazón
solamente en aquel niño
que nacía,
y oo poder po
nerlo en ninguna otra criatura Pero empieza a nacer en soledad
y a formar en la madre un corazón solitario. ¿Qué mujer habrá
habido en el mundo que haya dado a luz sin
tener nadie
que la
asista,
y que después de dar a 'luz no haya venido alguien, otras
mujeres, a ayudarla, a felicitarla
por el
niño que ha
tenido?
La soledad de Jesús y de la Virgen. Soledad del Corazón de
Jesús con su propia madte. Para
formar. el Corazón de
la Virgen
en soledad a
loo doce
años Jesús
. abandona
a
su madre por
ttes
días, quedándose en
Jerusalén al
finalizar
la fiesta de la Pascua.
En . estos ·ttes días, nos dicen ll.lguoos comentaristas del Evangelio,
la
Santísima Virgen
ha sufrido
más que en la Pasión, porque en
la Pasión tenía la presencia del Hijo, por lo menos el consuelo
de estar junto a EL En estos
tres días ignoroba dónde
estaba Jesús.
Pero
fa Virgen sabía que aquel niño era Dios y la Virgen clamaba,
y
en estos ttes días oraba y 5"bía que vivo o muerto la escuchaba,
¿cómo no respondía el Hijo de sus entrañas,
el Hijo de Dios, el
todo bien, y toda bondad? Por eso cnando lo eocuentra le pregun
ta:
"pero, Hijo, ¿cómo lo has hecho :así con nosotros? ¡Mira que
ru
padre y yo, angustiados, te estábamos bu=ndo! " Y Jesús les
dice: "¿Por qué
me buscabais? ¿No sabíais que yo había de estar
en las cosas
de
mJ Padre?" Ellos no entendieron nada de lo que
les había dic!ho. Jesús preparaba a la Santísima Virgen para vivir
su ooledad. Fue el primer desgarrón fortísimo he
la Virgen, potque
el Corazón
de la Virgen
tenía que
co
rredJmirnos con
un corazón
solitario. Y ll.l hacer
este
desganón,
1314
Fundaci\363n Speiro
LA SOLEDAD DE JESUS
que ni siquiera la madre en prinap10 comprendió, la llevaba de
pobreza espirirual, en el cual escalón se bahía quedado la Virgen
el día de [a Purificación al entegrar al hijo al Padtle de los Cielos
y ofrendarlo ya en el templo, a pobre>a actrud de quedarse sin
Jesús, y ,entender, ponderando estas cosas en su corazón, que lle
garía un día en que el Hijo de
sus entrañas la dejaría en una sole
dad total y absoluta. Mayor soledad para la Virgen después de la
Ascensión que la espada que taladra su corazón al pie de la Cruz.
Es un milagro que la Santísima Virgen continúe en la tierra sin la
presencia de su Hijo. Todos [os autores y todos los místicos nos
ponen después de
la .Ascensión de Jesús consuelos para seguir man
teniendo
a
la Virgen mediante contactOs con Ella en la tierra para
que
Ella pudiera seguir alentando, y dando [uz a la Iglesia, en me
dio de un
pruro, que
ése sí que
bacía sangrar lágrimas de dcJlor,
much!simo más que las lágrimas de soledad al dar a luz a Jesús en
Belén. Ha preparado
así a
la
Virgen para vivir en soledad, lleván
dola a la pobreza
actual.
A estas soledades nos tiene que llevar Jesús, mis queridos ami
gos, y si no, no es que no seamos santos,. es que no podemoo ·ser
ni cristianos. Por tres veces anuncia Jesús la Pasión en el Evangelio,
en
el capítulo
IX de San Lucas dos veces y en
el X
una tercera
vez. De
estas tres
veces, dos añade el Esplritu
Santo cuando les
dice:
"Mirad que subimos a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre
va · a ser escarnecido, va a caer en manos de los doctores, va a ser
azotado, va a ser abofeteado, va a ser crucificado, pero al tercer
día resucitará", añade: "y ellos no entendían nada de Jo que les
había dicho"
y añade más el Esplritu. Santo, "y era éste un lengna
je
encubierto para
ellos"
y no querían pensar en aquello y les i..
dicho: "mirad que subirnos a Jerusalen", no mirad que subo, sino
que subirnos. Y
estas palabras
nos
repite Jesús
a
nos
tiano tiell.es que subir conmigo a ila Cruz. Esto nos cuesta trabajo,
no 1o entendemos. Con razón el Espíritu Santo dice que era un
lenguaje enigmático, nó lo comprendieron, no oomprendemos que
tenemos que sufrir, mis queridos amigos, que si realmente noso
tros queremos ser útiles ,a la gloria de Dios, salvar a la Iglesia en
1315
Fundaci\363n Speiro
ABELARDO DE ARMAS
estos momentos, salvar a · España, nuestra querida patria, no pode
mos ir por caminos distintos que por los que fue el .Maestro. Y nos
elige
a
cada uno de nosotros porque estrunos aquí, porque, como ha
didho el Padre Gonzáiez Quevedo hace uo rato ,eo el furo, no so
mos pueblo
menudo los que
estamos aquí
asistiendo, sino pueblo
selecto. Dios nos tieoe que llevar a
fa santidad !' "° tieoe otro
camino para llevamos a ella que ése, su propia
soledad.
Soledad del Corazón de Jesús con Ios suyos. Sus familiares, nos
dice
San Marcos, que veoían a buscarle en cuanto salió a la vida
pública
y querían llevárselo porque dedan que estaba como fuera
de sí, como loco.
Soledad
de'! Corazón de
Jesús
en Nazaret, su
pueblo. Ya
había
dioho
El que ningún profeta
Jo es en su ·patria. Peto llegó a Na
zaret y los nazarenos quisieron precipitarlo por un barranco. Jan
Dobraczynsky en
ese libro "Cai,as de Nicodemo" describe
a Je
sús; El, nos
dice el Evangelio, pasando
por el medio se retiraba y
alejándose del pueblo - ciudad a 1o aejos, se sentó en el suelo, comeru:aron a convulsionarse
sus hombros, agachó la cabeza -Jesús ,estaba llorando--. Vino a
los
su!yos y los suyos no le recibieron, !os de N a7Jlret, los íntimos,
con
los que
había estado treinta años de su vida, y a los que ama
ba, porque
cl desgarrón
de
la soledad de Jesús es que cada uno de
los que le produce soledad, es
amado por EL
· Soledad
de Jesús con
las masas: no lo entendieron. Tuvo que
decirles: "vosotros me buscáis porque os he dado de
comer"; Pero
en
cuanto se quedó solo y
empezó a pregonar él Sermón de la Eu
caristía,
"dura doctrina
es ésta", le
dejaron solo, "1:ambién vosotras
me
dejaréis solo".
Las masas le llevaban multitudes de enfermos,
peto
solamente una vez leemos en el
Evangelio, y también era un
enfermo, le llevaron
.pecadores que era lo que había venido a
bus
"""· Las masas eotend1an como nosotros una salvación de lo tem
poral, en •lugar de una salvación de abundancia de vida divina
en el
alma. Soledad del CoMzón de Jesús ante las masas.
Soledad del
Comzón de Jesm con los te61ogos de la época. No
nos extrañemos ahora cuando nos hacen sufrir ciertas teorías, "vo
sotros escudriñáis las Escrituras y no me habéis 00<10cido", Soledad
1316
Fundaci\363n Speiro
LA SOLEDAD DE JESUS
del Corazón de Jesús con los fariseos, que debieron de haberle re
cibido
enrre aplausos
y vítores, y los ruvo que llamar "raza de ví
boras,
sepul
Pero los
amaba, amaba
Jesús a aque
llos fariseos
y los ruvo que hacer rostro, decirles abiertamente lo
que
hacían porque
ponían cargas que ,ellos no eran capaces de so
portar, aunque dijese al pueblo en cuanto a ellos: "haced lo que os
dicen, aunque no hagáis lo
que ellos hacen".
Soledad del Cora.z6n de Jesús con
los más íntimos. A Pedro
le ruvo que decir "aparta de Mí Satanás", porque Pedro no había
entendido el dolor de
la Cruz
y le quería separar de que
subiese a
Jerusalén.
En la noche de la Cena todavía les tendrá que decir:
"tanto tiempo Con vosotros, Felipe, y aún no me habéis conocido".
Soledad del Corazón de Jesús en Gerasa. Fue preferido a dos
mil cerdos después de hacer 'la curación del endemoniado, tras
haber sepultado en una piara de doo mi:! cerdos a una multitud de
demonios
-"nuestro nombre es legión"--. Vinieron después aque
llos ciudadanos griegos del territorio de la Decápalls para decirle
"márchate de aquí, creemos que eres un gran bombre, pero nos
has infringido un gran daño".
Sdledad del Corazón de Jesús.
Los íntimos en el momento de
la agonía en Getsemaní se
quedaron dormidos. Poco
después nos
dice
el Evangelio: "entonces sus discípulos, abandonándole todos,
huyeron". Soledades del Corazón de
Jesús. En la Cruz. No tenemos pala
bras para expresar el misterio de h soledad de Jesús. Maldito el
que cuelga
de'! madero,
quedó abandonado, aun
del Padre de los
Cielos: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". No
podemos llegar a oomprender este misterio, y así es como Jesús
ha realizado nuestra salvación. Y después de fa Cruz, nos dice San
Juan
de Avila que, si repitió:
. "todo
se
ha aa>Jbado", dice Juan de
Avila todo se ha acabado
,en cuanto a:I padecimiento que no en
cuanto a1 amor, porque nos sigue amando.
Soledad del Corazón de Jesús que mantiene hoy. Hoy hay tam•
bién H~odes. Jesús ante Herodes, ¡qué soledad tuvo el Corazón, de
Jesús! Ante Herodes Jesús callaba, no dijo ni una sola palabra.
Habló con
Pilatos, habló
wn Caifás, con Anás; Con Herodes el
1317
Fundaci\363n Speiro
ABELARDO DE ARMAS
lujurioso, el que vivía con la mu¡jer de su herma,¡o, ante Herodes,
Jesús callaba. ¿Qué sentirá el Corazón de Jesús hoy, cuando una de
las peHculas de
más taquillaje
·lleva por
nombre
Eonnanuelle, su
propio nombre, Emmanuelle, que significa Dios con nosotros, co
mo si el Dios del mundo actual fuera la carne? La sdledad del Co
razón de Je9ÚS, y Ollla.
Soledad
del Corazón de
Jesós con la injusticia de Pilatos, que
seis veces. -seis veces dice que es inocente y lo entregó.
Y nosotros hoy, ¿no dejamos solo al Corazón de Jesós? porque
sigue
prolongando el amor, que
no ya el
padecimiento, pero
se
ha
quedado
en la Eu=istía, memorial de su Pasión. Está en los Sa
grarios, ¿Cuánto tiempo
acompañamos nosotros
a J
es6s diariamente
ante
un
S•grario? Vemos
que
Olda vez
nos quejamos de que algunas
disposiciones en algunas Iglesias han
arrinconado los
Sagrarios
y
los han puesto a un 1ado, pero nosotros con fos Sagrarios que te
nemos a nuestro alcance, ¿qué hacemos? ¿a.comipañamos a Jesús en
la Eucaristía?
Me escribía una religiosa·
Carmelita, priora
de
·un convento
di
ciéndó!Ile: "Abelardo,
llevo recibidos dos
sobres con hostias con
sagradas
dentro, En
las mismas hostias escritas palabras blasfemas,
y me dicen: no lo dudes, esrán consagradas, ¿Por qué me mandan
a mí
estas Hosrias, porque me llamo Adoración del Santísimo Sa
cramento?
Esr.ba yo en una casa religiosa ·hace unos aiíos, y había
en aquella
casa religiosa,
donde estuve
pasando unos días de verano,
unos Sacerdotes detenidos, y comentando con ellos, uno de aque
llos Sacerdotes
vascos dij'o que
en una discusión
en u.na
parro
quia de la 20na en que él estaba, discutieron un párroco y un coad
jutor sobre h. presencia real de Jesús en 1a 1Eucaristía, se acalora
ron y al ifinal el coadjutor se fue a la mpilla, abrió el Sagrario,
cogió
e'! copón y tiró las formas por la taza del water. Fui hace
años a pasar el día a un pueblo que no tenia sacerdote y entré en
la Iglesia. Nos fuimos a busca. a otro Párroco de un pueblo cerOl
no,
aquí en
Madrid, -4pt1edo decir el nombre,--nos fuimos a
Manzanares el
Real
para buSOlr a!l Párroco y que nos celebrase Misa
en
Boolo.
Cuando el Párroco en
la Misa abrió el Sa!l"ario, las for
mas estaban
corrompidas, no
había corporales debajo
del
Copón,
1318
Fundaci\363n Speiro
LA SOLEDAD DE JESUS
sino unos papeles de periódicos amarillentos. ¡Cuánta soledad sufrió
Jesús en aquel Sagrario!
Soledad del Corazón de
Jesús en nosotros
mismos. Somos
de
sus predilectos, de sus íntimos, DOS anis. y le tenemos durante el
día como
,en el olvido. Nuestra propia alma se ha convertido para
El en un hospedaje en que es ei gran ausente. 'lfay tantas cosas que
nos preocupan
y no DOS pceocu!pa el Coramn de Jesús.
Mis
quetidos amigos, ¿qué
ha.ternos nosotros al
finalizar este
encuentro? ¿No
tendretnOS que tomar como emblema del encuentro,
el
reformar mi vida para que mi acción en adelante pueda set fe
cunda, pueda ser pacífica, amorosa, constructiva, armó.n.ica, no dia-
1.éctica? .Miradle a EL Juan Pablo II nos ha didbo a los jóvenes, en
una de sus
tres audiencias
que
ha ten.ido para loo jóvenes: "Buscad
a Jesús, amad a Jesús, dad testimonio de Jesús'".
Vayamos a ,la Santísima Virgen, acompañémosla en la soledad,
amvirtamos nuestra
vida en
una sonrisa para la Virgen. Af Padre
Bidagor
'le oí
un día esra anécd<>tlL ¡ Qué duda cabe que cuando
María se encontraba destrozada
con Jesús, entre sus brazos muetto,
y se a<:etcaron Nicodemo y José de Arirnarea para decirle: Señora,
aquí tenemos un sepulcro nuevo donde poder enterrarle, Ella mira
ría
agradecida! Era una preocupación para la Virgen dónde depo
sitar
a su Hijo, porque el Talmud ¡prescribía que los ,ajusticiados
tenían
que
ser sepultadoo en la
fosa
común, tendría que ir
allí a
la
fosa, donde estaban ya los cadáveres de malhechores anteriormente
ejecutados. Aquello
era un drama para la Santísima Virgen, pero
también el Talmud prescribía que se le podría enterrar en un se
pulcro sin estrenar. Cuando José de Arimatea ofreció cl sepulcro y
dijo:
Señom, aquí tengo un sepulcro nuevo, si queréis podemos de
positarlo
ahí, ¡qué duda
cabe que
de
entre cl dolor de la Virgen
arrancaría una sonrisa,
miraría agradecida! Hoy hay que ofrecerse
a la Virgen y decirle: Madre, mira, soy un sepukro, de mí no se
puede esperar .nada más que oorrupción, pero si mis miserias sir
ven de algo a la misericordia infinita de Jesús ponlo dentro de mí,
por lo menos que aquí descanse, que encuentre un Jugar de refu
gio. "Busqué quién me consolase y no lo hallé, quise encontrar con
solador,
no. lo
hubo." ¿No
hahr& aqul unas almas para ofrecerse a ser
1319
Fundaci\363n Speiro
ABELARJ)O DE ARMAS
consoladoras del Corazón de Jesús? Nos va a ·tratar duro si nos
ofrecemos, nos
va escoger
por equilibradores de su dolor, .y nos
ya a
hacer sufrir
terril,lemente como
está
haciendo sufrir
a tantas
almas en España y en el mundo, pero no hay otro camino para
hacer la salvación. El nos escogerá as~ tiene que hacernos seme
jantes
a
El, es 11a única forma_ de santifücarnos.
Y o he visto a uno de mis muchachos morir ron un cáncer de
vejiga, y este chico ofreció su enfermedad. La descubrió antes que
sus propios padres. Sus padres se
la ocu'ltaban. Cuando al final
le
fueron a manifestar
ya decididamente a través de
mí que
tenia un
cáncer,
no hizo falta porque
lo sabía mu
todo. Y
cnando
ya no
podía
ni siqui""a resistir la anestesia,
pues no
se la
podían poner
porque le provocaba la
asfixia, aquel
muchacho con el
cna:l su
padre me
dejaba a solas para que pu
diéramos hablar íntimamente, me decía: "Abelardo, quisieria amar,
quisiera ofrecer esto, peto no puedo, qniero •hacer oración, no puedo.
Mi padre me lee algunas rosas, pero no las 01pto, yo quisier,
hacer
rugo úril, pero
no puedo
nada, no
puedo
n.da". Yo
veía
ahí a un Cristo vivo, cla'Vado en 'la Cruz, en su lamento del tengo
sed,
amando sin sentimiento,
pero haciendo
el amor más pum que
se puede
hacer, que es
el de morir !por los demás, y decía: "real
mente Señor, cuando
escoges a
un
alma para identificarla contigo,
¡cómo la haces sufriir! ". Y a nosotros Jesús nos escoge, para inva
dirnos. también con un cáncer, pero no es un cáncer con ,el que
pretenda
aniqulfarnos, sino un cáncer con el que pretende trans
formarnos
en m y una vez que se haya hecho esa transformación
en
Jesucristo, entonces nosotros
estamos salvando al mundo, enton
ces es cuando
estamos .rea'lmente siendo eficaces en nuestra acción.
Una
anécdota posiciva, Se dice que
cuando
Jesús tnorla en la
Cruz,
Dios. Padre
y Satanás estaban jugándose la Redención del mundo
en
un ta-Mero de 1'jedrez. Dios
Padre
dejaba a
Satanás manejar
el
ta1,lero de la historia f le dijo: "juega, tienes ,el tablero a ru dis
posición,
rpon las ~ichas donde quieras" y Satanás iba colocando
aquí
un
peón, aquí se servía de la ignomimia humana, de los
celos, de 'fas · envidio.s, de
los
rencores, de la carne,. y poco a poco
iba preparando el jaque. Cuando ya colocó a Jesús en la Cruz,
1320
Fundaci\363n Speiro
LA SOLEDAD DE JESUS
cuando ya estaban aquellos que meneaban la cabeza para decir: "bá·
jate de la Cruz", cuando Jesús estaba aparentemente contemplando
el triunfo más aplastante, que era ver· el triunfo de sus enemigos
en la soledad tota1 y absoluta, entonoes colocando las piezas sobre
el
tablero, Satanás miraba a los ojos de Dios y Dios le decía: ¿no
cambias?,
y él dijo: Ya 110, mate. Y dijo Dios Padre, ¿seguro?, mate
-replicó
él- ¿De
verdad? -vdlvió a
preguntar,
puedes rodavía
corregir tu jugada, y Satanás, viendo todo tan perfectamente pla
nificado
respondió:
no, definitivamente mate. Entonces Dios Padre
volteó el tablero y por debajo se estaba jugando otra partida en la
que
cada una
de las
piezas que el demonio. había ido colocando, •ha·
bía
dado lugar precisamente
al acogotamieoto suyo final. Se hacía
la
Redención de los hombres
clawndo a Cristo en la Cruz, como
había hecho Satanás,
y era él el que quedaba hundido para siempre
en
la
eternidad.
La única manera de hacer salvación de •loo hombres es dejarle
a Jesús que nos
invada como un cán<:er. Si el grano de trigo no cae
en
la tierra, se pudre y muere, no da fruto y esto lo tiene que hacer
con
nosotros.
¿Seremos capaces de ofreoernos a
esto? Pero
,es que
saoarás fuerzas para no desalentarte
cuando
escribas carras y las
cartas no se puMiquen, cuando mrbaj es como ha dicho Federico, este
mejicano, dieciséis años pacientemente hasta obtener un triunfo y
no desalennarte, porque cuentas de antemano con. que un cristiano
no ha. venido a la cierra ni para canrar -victorias, ni para llorar de
rro•as, ha veoido para dejarse hacer. El abandono, dice San Agus
tín, es el frum del amor. Así como un manzano no puede da.r peras
y el
frum del manzano es
la manzana,
el amor
no puede dar
otro
fruto que el ooandono y el alma que rerumente ama se abandona,
y se deja hacer y deshacer por Jesús. Pues con esm termino, mejor,
con aquello que
nos decía
el año pasado un Santo Obispo,
don José
María
García Laltlguera, cuando noo puso en contemplación
la
soledad de Belén
y allí, nos dijo, hay un juego de miradas. La Vir
gen
mira a Jesús y a la Virgen San Jooé, ra los dos ,mira Jesús y se
sonríen los
tres. Esta es
la
sdledad de nuestra vida,
tener los ojos
clavados
en la Virgen, clavados en Jesús, identificamos con
El,
1321
Fundaci\363n Speiro
4JJELARJJO DE ARMAS
de dos corazones
· haoer un latir
y morir condgo
morir
contigo
para ea ti vivir.
lis una ooledad que fortalece, es una soledad oonsoladora, es
una
soledad que llena de alientos, ante !a cw,J. no tiene el desa
liento
entrada, es la
soledad de
compartir la Cruz con Jesús y poder
decir
ron San Pai>lo: "con
Cristo
esroy clavado en fa. Cruz y vivo
yo, más ya no yo, es Cristo quien vive en mí". Pues terminemos
con esas palabras ron que Juan Pablo II comienza o termina sus
intervenciones ¡Alabado sea Jesucristo!
JUAN VALLET DE GOYTISOLO
QUlE SOM\OS Y CUAL ES
NUlESltlRA T AlRlEA
l. Qué somos:
l. Por nuestra fe.~2. Por nuestra específica
labor de «caridad política>
.-3. Por nuestras
convicciones naturales ..
JI. Cuál es nuestra tarea:
a) Formaci6n de una• élites.
b) Acción cultural.
22 págs. 28 ptas .
.
Fundaci\363n Speiro