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La Iglesia frente a la religión universal del siglo XX

LA IGLESIA FRENTE A LA RIELIGION UNIWlRSAL
DEL SIGLO XX (~) .
POR
LoUIS SALLBB.ON
La. Iglesia, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, se enfrenta,
por primera vez en su historia, a una religión universal: la demo­
cracia. Todas las religiones, se nos dh:á, son universales o preten­
den
la universalidad. Segón y como; pe.ro la democracia es una re­
ligión

sin
pa.r, porque, no solamente pretende la universalidad, sino
que
es, de hecho, universal, desde el final de la última guerra. Es,
verdaderamente, la. religión · nnmdial de. ·.la segunda mitad del si­
glo XX.
Se
nos objetará

que
la democtacia no es . una religión, sino un
régimen político. Error: ante todo,
es una religión, porque lo que
caracteriza una religión es el dogma y el rito. Y la democracia
tiene un dogma, que es
la fe en el hombre. (fe que prima o contra­
dice cualquier otra
fe) y tiene un tiro, que es la ellección, conside­
rada
ya no como un medio, entre otros, de
designar a
los
repre­
sentantes

del
poder, sino

nomo
la fuente de

legitimidad del
poder,
c;onsistiendo

esa legitimidad en
la conformidad .al dogma.
Se
objetará, aún,

que
la democracia no es la religión universal
de
este fin

de siglo.
¿Verdaderamente? ¿Qué países la rechazan?
Si se encuentran algunos, pueden contarse con los dedos de una sola
mano. ¿Se piensa que los regímenes comunistas o en aquéllos, no
comunistas, que son dictaduras? .Pero todos pretenden s_er demo­
cráticos y son rea;,>nocidos como tales por la ONU, ·que constituye
la instancia suprema de la democracia y juzga sobre la democracia
de
los países del mundo entero.
(*) Publicado en fraoces en Iline,-ttire~, 236, septiembre-octubre de 1979.
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Fundaci\363n Speiro

LOUIS SALLER.ON
· En los países llamados liberales, el comunismo es sospechoso
de heterodoxia, pero el comunismo afirma, que es democrático
y,
como tal, está reconocido por la ONU. La dictadura, la tiranía y el
genocidio no son, en sí mismos, la contradicción de la democracia.
Son simples excesos, incidentes o accidentes de
camino.
Es, por Jo tantO, incontestable que la democracia es la religión
universal de
estas tiempos.
La democracia se opone, directamente, a la Religión Católica,
en tanto en
cuanta ésta funda lá verdad sobre la Revelación Di­
vina, mientras que,
para la

democracia, la verdad es
i~ente al
Hombre,
que únicamente la descubre en su totalidad por el camino
de la razón. Todos !Os principios que dirigen la vida individual y
social de los hombres tienen c:omo alfa y oinega a Dios revelado,
en
la Iglesia Católica, y al Hoinbré en la democracia. ·
Existe,
así,

una oposición·
radical, · de taíz, entre la Iglesia Ca­
tólics y la "Iglesia" demoerática; Hay, también, por otra parte,
contradicción
parcial o tota.l en

la aplicación
c:oncreta de
los prin­
cipios
abstractas pmclaroados por

una
y por otra. El hombre, siendo
un ser dotado de
razón, puede experimentar en sí una convergencia,
hasta cierto

punto, entre las reglas que
prec:onlia el cstólicismo y
las que preconiza la democracia, en la vida corriente del individuo
y de
la sociedad. Pero hay divergencia en las últimas consecuencias
que
se deducen lógicamente de una u · ótra de las dos religiones. Las
palabras clave que ex¡,resan la ética fundamental de las dos religio­
nes-pueden ser, en ciertos casos, las mismas, siendo' entonces equf.:.
vocss, referidas a un credo religioso opuesto (por ejemplo, justicia
o libertad).
Constituyen la
fuente de una confusión
permlioenre.
Cristo
dijo: "Dad al César lo que es del César y ~ Dios lo que
es de Dios".
Se podría concluir que todos los problemas quedan, así,
resueltas. Pero

ahí no hay
otra c:osa que

una indicación sobre la di­
ferencia esencial que
mste entre el ruden temporal

del mundo v
el Reino de
Dios. Él buen uso de esta diferencia es difícil de de­
terminar, ya

que,
en las actividades humanas, todo está mezclado
y

todo influye en todo.
A .este respecta, si bien los principios ca­
tólicos son inmutables, su aplicación varía según los tiempos, según
los lugares y según
las _circunstancias.
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LA. IGLESIA FRENTE A LA. RBUGION UNIVERSAL
. La histo.ia ilustra . estas observaciones. De manera ultra.esque­
mática,

se puede
«scompo,:ier et1 4 periodos: .fil. primer período
va

del
nacimiemo del Cristianismo a . Ú>IIStantino. F.s el tiempo del
puro
"Dad
al César ... y a Dios ... ". El número cada vez .creciente
de cristianos desembocó en la CQ(lq\Ústa del poder temporal, y el
segundo período· se extiende de Constantino a 4i Revolución fran•
cesa.
Fue el tiempo de la Cristiandad, con · múltiples ava1;ares. El
ter~er = p~ríodo se instauró, en primer lugar, en Francia, después ea
casi todas partes, con un poder desligado . de la Iglesia, anticatálico
en su esencia. Pero la sociedad .sigµió siendo. católica, en :su con~
junto, de lo cual se derivaron permanentes COl)Í.lictos. En fin, el
cuarto período comenzó a finales de la última guerra y provocó el
Concilio Vaticano JI, que se fij6 como objetivo reios.taurar la Igle­
sia en el mundo moderno, un mundo enteramente . laico, bajo la
bandera de la democracia. La Iglesia debe hacer frente, en adelante,
a 'una nueva religión U(liversaf de

intención
y de hechq.
La presente situación de la Iglesia es una situación sin prece­
dentes.
En ciertos
aspectos,-se
parece a
la de los dos primeros siglos,
puesto que fa Iglesia, se encuentra, de nuevo, extraña al poder
político. Pero,
heredera de

largos siglos de Cristiandad,
conserva
una

autoridad espirirual que
no puede

ser considerada inexistente
por
el poder político.
Más importantes

son las
siguientes diferencias.
La Cristiandad se ha confundido, largo tiempo, con Europa y
la civifuaci6n qu~ · ésta_ proyectó sobre el .resto del mundo. Ahora,
Europa nó tiene peso frente a· América, ni frente a Asia. En tér­
minos
económicos y · demográficos, está · sustituida por los Estados
Unidos y por la URSS. Su civilización propia ha engendrado las
dos
civilizaciónes que
ahora la
sumergen y las desgarran: La civi­
lización capitalista y liberal de Ocddetite, y la: civilización comu­
nista y totalitaria del Este.
El teísmo sincretista· de 'uria y··e1 ateísmo
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Fundaci\363n Speiro

LOUIS SALLBRON
totalitario de la otra van penetrándola. profundamente. Bl Tetcet
Mundo. busca
su lugar bajo esta doble infl~
La, Iglesia Católica, con 600 ó 700 millones de fieles, apenas
representa .más de la sexta o la séptima parte de la población del
globo y su autoridad únicamente está frágilmente
sostenida por
una estructura diplomática

heredera del
congreso de Viena. Si ma­
ñana Roma
cayera bajo

el
golpe de

la
batbarie, se encontrada de
nuevo

en los
pañales· del Evangelio, con

la
única memoria añadida
de

dos milenios de historia.
Como el liberalismo americano y el comunismo soviético son
las dos grandes 'herejías cristianas que dominan el planeta, sirven y
dañan al catolicismo, por las verdades que conservan y los errores
que proclaman.
Las verdades del liberalismo americano son las del judeo-cris­
rianismo,

que constituye
el núcleo de su religi6n. Se nutren de los
valores de
libertad, de

propiedad, de actividad
y de responsabilidad
próximos de la doctrina social de la Iglesia. Sus
,errores son los de
la filosofía liberal, que da a la libertad
primacía sobre la

verdad.
La religión se disuelve en indiferentismo. La actividad económica
conduce a un materialismo de
hecho.
los errores del comunismo soviético se resumen en un ateísmo
que es, ex:actamente, la inversión de fas verdades cristianas. Son, es­
piritual
y políticamente, 1o contrario de la redención de los humil­
des, como dijo Pío XI. De donde la
tiranía totalitar.ia del

Estado,
el sometimiento de los individuos, la persecuci6n de los creyentes
y la orientación de la CC!>Dornía a la industria pesada y al. arma­
mento. Pero, por su naturaleza misma, estos errores revelan las
verdades que niegan y despiertan entre los mejores -la nostalgia
de
una

Iglesia de la caridad, de la
verdad, de

la justicia
y de la li­
bertad. Soljenitsyn, es el profeta de esta Iglesia de
. las catacumbas.
Liberalismo
y comunismo se teCOOO!=On mutuamente en la de­
mocracia, religión, en la una de la pseudo trascendencia, que es in~
manencia pura, y religión, en: l:,a. otra· de la transcendencia invertida,
que es el infierno sobre la tierra.
,a2
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LA IGLBSIA FRENTE A LA RELIGION UNIVBRS4
Culto común del hom~, del pueblo, del número. Imagen espe­
cular -de Dios en el primer caso, imagen especular borrosa del dia­
blo,

en el segundo.
. . -.
A la religión universa! de la democracia, todas. las religiones
del planeta le
dan su

adhesión,
porque encuentran, en ella, el me­
dio de afirmar su na.cionaíism.o o su racismo. Eil catdlicimro, se. in­
terroga.
En 1864, Pío IX trazó el catálogo de todos los errores moder­
nos.
La última proposición del Syllabus condena a quienes preten­
den que
la Iglesia debería reconciliarse y componerse con el pro­
greso, el liberalismo
y la civilizaci6n moderna.
Fue la última manifestación not'1ble de la oposición de la Igle­
sia al mundo.
El triunfo de la democracia universal, después de la última
guerra, condujo a la Iglesia a modificar su actitud,
Considerando
la doctrina como adquirí&, el Vaticano II ha pretendido ser un
concilio pastoral,
es decir, más sensible a . las verdades parciales de
la
democracia· que a
sus errores, que rehúsa condenar.
Esta revolución de la actitud .tradicional de la Iglesia tiene las
consecuencias que todos conocemos. El · Episcopado, el sacerdocio,
los intelectuales

católicos, en
su conjunto, han girado hacia el lado
del
liberalismo sincretista o
hacia el

lado
del comunismo
ateo.
La
naturaleza de los planteamientos varía hasta el infinito, según los
medios sociales o los
temperamentos. En total, el balance muestra
una quiebra.
De esta

situación, se puede, según
la fe o según la imaginación,
extraer todas las consecuencias que se quieran, en relación con
el porvenir de la
IglesiO: Pero se puede también tratar de apreciar
mejor
el estado del mundo, en .su realidad globaa, sin dejarse cegar
por
tal o cual de sus aspectos.
_
Desde

este punto de vista, puede
_ hacerse una

constatación
fun­
damental.. La constatación de que, si la religión católica ha sido
profundamente conmovida, no menos lo
ha sido la religión demo-
Fundaci\363n Speiro

wuis SÁUÍJRON
crática. Y esta conmoción es más grave ·pári,· ésta que pe.ra aquélla,
porque
el éxito tempoml es el único criterio 'de sus v,ilotes religio·
sos y un fracaso podría set, para ella, más caracterlstico y más grave
ea consecuencias.
El liberalisµio americano

haoe
aguas por
todas
pu.tes y el comunismo soviético se ha revelado como un coloso
con los pies de barro. La pro¡;noción dcl hombre desemboca, por
las
dos vías, en ~u aplastaJlliento. La ~;., si llegara a estallar,
entre· las, dos ideologías 'rívales, solainenre conduciría a una gigan­
tesca matanza y comportaría el retorno a la barbarie de loo SU·
pervivientes. Esta perspectiva, perfectamente verosímil, da todo su
valor a
'las condenas fotÍnu!adas en el Syllabus.
Si se ha VUelto wia pá,gina de la hiistoria de la Iglesia, se abre
una
nueva página en 1a qne la Ig!lesía debe poder oontinuar inscri­
biendo,

a la vez,
las verdades, inmutables de :la revelación y su va­
lot de eÍlC!li!nación en un mundo que can:jl,ia. Ningún dominio está
cerrado a

este esfuerzo, que es la
vida misma de la Iglesia. La era
de la revelación está cerrada, pero la era de su
pt"Ofundización
continúa.
Los dos últimos siglos han pt"ociamado los dogmas de la
Inmaculada Concepción, ele la ,infalibilidad pontificia y de la Asun­
ción~ Son · proba]:jles y posibl:,. nuevoo dogmas, acompañados de
corrientes de espiritualidad
que Íos
preceden
y loo siguen, en los que
se
reniteva la vida de

la
Igléslá. · En

,
el torbellino actual, son percep­
tibles

algunas
y la abundan<'ia de las operaciones, de las revelacio­
nes privad~ y de los , n:iikgros, desde hace decenios, no puede
dejar de
reoer nrt sentido. Una vi<;la mística muy profunda y autén­
tica
se discierne, sin gran esfuerzo, 'mé2Jdlada a la oleada de las i'lu­
siones
y de !as ~travagancíai Resultarán nuevas formas de vida
contemplativa y activa, como siempre, ha su-cedido, en el airso de
la historia de la Iglesia. Es, pór otra párte, una ley de la física,
social,
válida para la Iglesia lo mismo que pe.ta las sociedades po-
1fricas,
que ia reformit · se. cumple más fácilmente con· nuevas crea­
dones que con la· correCción dé ·anriguiis estru~:
El .desastre posoconciliar , no. debe interpretarse romo la opor­
tunidad' de uná
tabla rasa, sino como algo que acaso' pueda ofrecer
posll,ilidades impreyistas. de

acción,
indluso aunque
nos resulten
invisibles. Desde et origen ',el conocimiento de la Iglesia se ha pro-
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LA IGLESIA FRENTE A LA RJ3LIGION UNIVERSAL
ducido a través de innumerables inronvenientes. El despilfarro es
también
una ley de li¡ vida, En la 1~ se denomina herejía, cis­
ma, división, corrupción de costu!ID.bres. No es, necesariamente, acu­
mulativo. ¿Quién habría creído en el siglo X de la prodigiooa eclo­
sión
de los siglos XI y Xll?
El punto más misterioso de .la. :.;tuación actual es el hombre
mismo. La religión democrática es una religión del hombre. Peto
la religión católica ·es la religión del Verbo encamado. El hombre
no cambia, pero la humanidad cambia, en _ su contexto social, prin­
ci~ente determin~do por e'! progreso ~ológico. Entre ei cuer­
po extendido de la humanidad y el cuerpo mlstico de Cristo, la
relación
teológica no cambia,
peto fa . expresión de esta relación
puede adquirir nuevos , desarrollos,
ai mismo tiempo que pueden
crearst nuevas relaciones institucional.es.
Estamos aquí en el corazón del problema planteado a la Iglesia
por el mundo moderno.
Tellbard
había creído

aportar
la solúción mediante su identifi­
cación de cosmogénesis,
de antrop,;génesis y de cti$!0génesis, identi­
ficación que no pretendía ser sino la transcripci6n, en términos
evolutivos, de la tradición de la Iglesia. Su visión, como él la lla­
niaha, no era, . en realidad, ótra co.sa _que ·una gnosis que la ciencia
misma ya no siente.
Tos teólogOs pós,ltonciliares han abandonado á Tellhard, pero
para ir todavía más lejos.- Su cristillogíá no es otra cosá que la
vincula1::ión al mundo,

bajo
1as • diversas especies de· la democracia.
El proMema
está

planteado. Cada
·uno ptrede cooperar a su

so­
lución, en la medida de sus medios, los cuales son, en esencia, los
de
la santidad
Qo cual invita a la modestia). El resto es fantasía del
espíritu.
"Mis pensamientos no son vuestrOS pensamientos y vues­
tros Ql'JD.inos rto son los míos".
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