Índice de contenidos
Número 189-190
Serie XIX
- Textos Pontificios
- Estudios
-
Actas
-
Manipulaciones genéticas: los aprendices de brujo
-
La propiedad y la doctrina pontificia
-
Crónica de la XIX Reunión de amigos de la Ciudad Católica. El principio de subsidiariedad
-
Plática del Rdo. P. Victorino Rodríguez, o. p. en el acto litúrgico de clausura [XIX Reunión de amigos de la Ciudad Católica]
-
-
Información bibliográfica
-
Giovanni Cantoni: La «lezione italiana»: El partidismo político favorece la penetración comunista
-
Lino Rodríguez Arias Bustamante: Jacques Maritain y la sociedad comunitaria
-
Álvaro d’Ors: La llamada «dignidad humana»
-
Gabriel Alférez Callejón: La participación política al alcance de todos
-
Bernardino Montejano: La Universidad
-
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Crónicas

Autores
1980
Sobre la significación del régimen de Franco
SOBRE LA SIGNIFICAQION DEL REG-IMEN
DE FRANCO
POR
RAF:AEL. GAMl3B.A ,
En el pasado número de VERBO tuve 001Sión de leer un erudi
to y bien estructurado artículo de Gonaaló Femándea de la Mora
titulado Bsp,m~ 1 rl F
calidad de su tratadista me hicieron leerlo roo avidea. Su lectura me
ha inspirado .varias acotaciones =a¡>lausos y • discrepaocias--que
me
creo autorizado
y aun ooligado a resumir en esta& mismas pági
nas, máxime,. viendo citado .:en apoyo· de su :condusi6n mi libro
Trádici6n o Mimetismo junto con eh reciente de ~úl Morodo so
bre los orígenes
ideológicoo del' franquismo.
Anticiparé
que en las dos primeras
parte.· del artículo (Falange
y .Fascismo; y Régimen de· Franco y Fascismo) experimenté una am
plia comprensión y a¡x>yo! en lo. que -a su. motivación e intenciona
lidad se refiere, aunque haya .de expresar reservas en· cuanto a las
tesis sustentadas, · Y
que
· esta
discrepaocia se
acentúa en
lo que se
refiere a la tercera
parte o
conclnsión del
trabajo, que
podría titu
larse «Régimen Nacional
y Tradicionalismo».
El
término. fascismo, al margen del completísimo aoálisis se
mánti.co que realiza
Fernándea de la · Mora, ha· llegado · a significar
en nuestros
días «el
con junto de
todoo ros males 'sin meada de bieo
alguno» (
al
igual que
la
democracia· ha• pasado a
significar «el con
junto de todos
J05. bienes sin mezcla de mal alguno>>). Cuaodo hoy
se. quiere
aludir al
oarácter ,cruel, crimináSo, perverso· de
una per
sona o de un hecho se le califica,
con toda naturalidad, de fa.rcisttt.
Y, ciertamente, cuaodo se aplioa hoy con esta. resonaocia el tér
mino
.fascista al
, Régimen de
Franco la
protesta
surge espontánea,
airada. Sobre todo si se c0nsidera que lac injuria se. hace desde esta
1223
Fundaci\363n Speiro
RAFAEL GAMBRA
bendita democracia que padecemos, y que en los treinta y tres años
de franquismo
-una vez liquidada la guerra- se derramó menos
sangre que en un solo mes de este glorioso
«Estado de derecho».
Incluso
se siente impulsos de defender de ese dicterio al propio
fascismo,
a.un en sus peores excesos de la guerra mundial. Habida
cuenta de
que comparar los llamados crimines del fascismo con los
que
ha cometido el marxismo en las cinro parres del mundo, es co
mo
compara, el
lago de Sanabria con el Océano Atlántico.
Ahora bien, si resulta fácil
eximir al Régimen de Franco del
dictado
de
fascista en
cuanto éste se emplee en ese sentido infa
mante, no lo· es en -absoluto si se dice fascista en su acepción origi
naria. Afirmar que el falangismo primero y ei Régimen de Franco
más ta,de nada tuvieron en común con la inspiración fascista de
los años treinta es ir demasiado lejos, con el riesgo subsiguiente de
que «quien demuestra demasiado no demuestra
nadw>. Por
supues
to, si se apela al testimonio de sus propios autores o protagonistas
_,_José Antonio y Franco en estos casos--siempre se encontrarán
protestas de originalidad y de no dependencia, pues que jamás se
conoció protagonismo alguno que declare ser imitación o remedio
de lo que se hace en otras partes.
Si
por fascismo entendernos
-<:orno notas más salientes- los
movimientos políticos que subliman e hipostasían una realidad his
tória,. -la
Nación, el
Estado, la Raza.-y que rinden culto a la
persona de un Jefe,
Héroe o
Conductor como encamación de aque
lla realidad, resultará difícil
excluir del
mismo al falangismo
y al
régimen franquista, al menos en su primera época.
En
cuanto al falangismo
-y a su paralelo las JONS--no fue
la originalidad la más
saliente de
sus cualidades,
por más que no
faltase a sus fundadores vis creadora
y espíritu poético. Pero si se
comparan con los
fascismos de
la época,
encontraremos la
misma
exaltación
nacionalista ----que hipostasía a España como unidad ab
soluta...-, idéntico imperativo revolucionario, la misma simbología
de camisas de uno u otro color y de brazos en alto, el mismo culto
casi religioso-pagano al Fundador
y Jefe Nacional, etc. etc.
En sus primeros año~ previos a la guerra, los falangistas eran
comúnmente conocidos en España como «los fascistas», por sus
1224
Fundaci\363n Speiro
SOBRE LA SIGNIFICACION DEL REGIMEN DE FRANCO
propios afines. Bien es verdad que la psicosis y la presión pro-fas
cista era
muy fuerte en nuestra patria como
reacción contra
la des
composición política que
presidía aquella
democracia
republia,na.
Ya hubo intentos
anteriores de canalizar
esa tendencia
fascista
-ro
mo el «Nacionalismo Español» del Dr. Albiñana-, y la misma Ac
ción Popular ( democracia cristiana) sufrió un alto grado de «fas
cistización» en sus Juventudes (JAP) que iniciaron un más o me
nos tímido culto al Jefe (1). Del alzamiento Nacional de 1936
es de
lo que no puede
de
cirse sin grave error que fuera fascista. Como fenómeno histórico
muy amplio
y profundo unió en sí diversas motivaciones, urut de
las cuales fue la psicosis fascista representada por el falangismo.
Pero un movimiento sin más de tres años de historia no puede ex
plicar los sacrificios y el denuedo de aquella cruentísima lucha.
Fueron motivos religiosos y nacionales muy profundos los que pue
den explicar la compleja realidad del alzamiento
y guerra de España.
Cosa distinta ha de decirse del
Estado Nacional
que nació de
aquella coyuntura
bajo la
égida de Franco y por
iniciativa princi
palmente
de Serrano Súñer. Pretender que su montaje no tuviera
inspiración fascista es algo que no puede sostener seriamente nadie
que tenga edad para haberlo visto o conocido por vivencias muy
cercanas. No
hablemos del Partido Unico ni del culto
al Caudillo,
institución casi única en aquellos primeros .años, ni de la escenogra
fía uniformada del Estado, ni de los saludos a la romana y de las
auras imperiales. Refirámonos sólo a sus instituciones concretas: el
Consejo de FET era el Gran Consejo Fascista, los flechas ( milicias
infantiles) eran los
«balillas» italianos,
la Obra Sindical «Educa
ción
y Descanso» era el «Dopolavoro» italiano o la «Fuerza por la
Alegría» alemana, el «Auxilio Social» era
el «Auxilio de Inviemo»
alemán, etc. Cuando en 1939, recién acabada la guerra, el Conde Ciano visitó
España en
nombre del
Duce, en su despedida en Bar
celona pudo hablar, sin protesta de nadie, de
«los dos países fas
cistas
que
guardan el Mediterráneo».
(1) Recordemos el grito ¡Jefe, Jefe, Jefe! en 1a concentración de Mes
talla, y la famosa consigna «el Jefe no se equivoca nunca».
1225
Fundaci\363n Speiro
.\'.'·\\, .',,
Toda .esta.mncepción totalitaria, del,Estado y su expres10n des
caradamente. ,fascista· subsisten .desde 1937, hasta,
1946.,, Durante
la
guerra mundial, el, régimetJ no fue ,neutral ,sino «no beligerante»
dentro
de
la órbita ,del Eje a . cuya propaganda ,i,.,ió , la prensa y
la radio. nacionales .... Sólo .. cuando :-resultó -derrotada· Alemania -en
el discurso, de, 1llllf0 de 1946--. dio Franco marcha a trás, en sus
posiciones: i pro-fascistas, ;para, invocar aspectos católicos .. ·y no~racistas
que podían marcar
distancias con los regímenes
desruparecidos.
En .mi c:,.xpetiencia personal puedo espigar un recuerdo· muy
significativo
··que;,· ,casualmente,
me
es, posible documentar. Al tér·
mino de la guerra.de
España, (abril·
de 1939) entré yo como
oficial
de U(} .Tercio.-de·-Requetés.-.en_ Valencia, zona ,en la que eJcistieron
siempre., bas1'!ntes carlisms .. EL nuevo Estado creó allí, un
diario
titu
lado LEVANTE, como órgan<> oficial de FET, es. decir, del Partido
Unico¡ periódico. que· .prácticamente
D10nopolizaba, la
prensa de
.la
región.
Su
nivet_4e <
imperial y de
culto cau
dillista)
era tal:que-me hada.-ruborizar. ante-aquellas.·gentes que co
nocían por vez primera la. anhelada España Nacional y que mira~
ban
atónitos aquella realidad política que, a sus
ojos, advenfa con
nosotros.
Tales
eran
las .cotas ,de demencialidad fascista que guardé
~y conservo hasta hoy....,.....,. una muestra,. en: .la certeza.-de que . cons~
tituiría . en ,
el
futuro , una
pieza antológica.
· Se trata de un artículo
-uno, entre mil..,....,._ titulado ·:Frt1nctJ.1 · Francoi Franco: ¡¡Arriba la
Revolución !J. Lo firmaba Maximiano García Venero y apareció en
dicho
diario el .8 de agosto
inspirados decían ·así:
!226
«Este español es· el César, el Capitán de España. Es el ele
gido:
.. el . superhombre de la. filosofía nietscheana. Es el que
interpreta
la vol1:11;1:tafl telúriqi_ e histórica de la Patria, recobra·
da
ª. sí_ misma, in_stiritivam.ente, biológiCamente, después de un
parérite's_is de sémí~agonfa, d.e· mediO-inuerte. Franco ·no se alza.
Lo <¡ue se yergud -'-por erttima de Europa, sobre el Mundo-
el 18 de julio de 1936 es
la .misma
España. A través de un
hombre. De un Caudillo. De un Gapitán. De un César. ( ... )
«La protesta de España resúmese en la fuerza portentosa,
)lertlal; i\'ripiil' y· dedsivi'.de · Ftancisco ·Franco, Gapitátt' primero,
y
después,
Cési!t': Napoleón era un instrumento' de la fuerza
Fundaci\363n Speiro
SOBRE LA SIGNIFICACION DEL REGIMilN''r>E· FRANCO
-frantesa. Comii :S,smart:k Jo: era de•'la füerza'prusiana. Franco
no es; el instrumento: Frnnco es la fuerza .misma, .:Sin el Capi
\án y César, ~p,¡ña se~ia hoy, P1>!itica y. nw;i<>r¡aln¡ente, pol
villo ~ideral en el ]),fundo, colooia.o protect,;,ra.do ( .. ,). .· .. :
«llspaña
es Imperio, o no es nada. Espafia, es la _ expresión
histórica" del
Mundo. Es
la clave del Universo. Es la cifra más
elevada de·la Civilización. España·-"-¡hermanos!-es el pue·
blo entre fos1pueblos; la suprema:Unidad :espi_ritual del Uni
verso
( ...
),:
«Por lo, qµe FrancR
ha l=ho, haci, y hará. ~¡he,:m,mos!
_eri él se r~_ume la consigna _ que Esf>aña sirve :_aes-~e hace tres
años. Disciplina, Lealtad, Unificación,, Al~ría, Servicio y Sa'
· crificio (.,:). · · · · ·· · ·
«Son··estas las ·-horas[ ·de, la .grave; .. densa-y, .maravillosa vigi
lia ddCé~ar, del.Padre, del Caudillo, de! O,,pi_tán, de Franco,
f!Ue nos con.duce e;n la ).l.evoluáón Nad¡,naj-SÍ11,dicalista, como
nos: llevaría José A.ntonfo:-_D_é.quien es her~O nuestro_ César
en· fa inn\ensidad y graii.deza de la Histcii-la de nuestra EspáiiÓ
Imperio.h>, · · · ·· · ·
Y·:S~,-~to . .no_Jes fas(i~n+o, ¿qu_é:;es J~isµio? D_e esta-o: símihu;
litera~ra . ,preten4ióse; __ nutrir a , los-. e~.pkitus, . de -: la_: _genera.ciQn que
cr~~~ en aqu~l;la ~gra p9'$trgue.,rra,_. -má.s. nec~ita4a .. q_ue ninguna otrcl
de.-,_U{LR :ori~tación. religipsa,.: his~óri~,-· po4tic;a,., -
Por_ .~upu~to; :toda la .. prensa deL~rlismo;, sus c,írculos~. sus emi,
so,as, etc, quedaron incautadas por d._fartido .Unico, d.esde 1937,
y pµei,tos al . servicio . de ~ta exa!tu:ió1> delirante ( z). Y no ~ólo
la. carlis~a: .. sinp tod9 é,rgano de .. expres_iQn .de _tip9 tt,adicj~ista,
aunque .se~ moviera-en un pl~o-µiltural:.,9· históri½o; b1.+en -ejemplo
de elk, ii.e la supresión radical . de la revista ,A.q:ión Española. Tal
ayuno
político
,dur<>c. PI>' Jo n1
mente l~rgo como
para
¡,alJer borrado las huellas del verdadero. at
zamientp y hal:>er «perdi
. Y:. aquí . llegamos a li!· sorprendente afimación con que Fern;
,
dez
de
la Mora concluye su trabajo, y
respecto a
la
cual. he dicho
. (2) ... }~stá1; ~ali~~dc;,:
~a ,.:q~mple;ta }:1fS~ti~:, de .. -1~_ relaciones-, del .Tra•
dicionalismo con el Régimen de Franco Manuel de Santa Cruz en su obra:
Apuntes y Documentos para la Hfrtoria del Tradicionalismo Erpañol (1939·'66),
apartado 1288, Madrid; t'979. de' 1á que·han-ipa.reddo·iseis'\.-olüm~r:ie'.s-: ·
1227
Fundaci\363n Speiro
RAFAEL GAMBRA
que mi discrepancia <:S mayor. «El Estado nacido el 18 de julio de
1936 y reemplazado en 1978
-dice-no
se
explica ni
como un
fascismo
ni desde el fascismo; se explica desde el tradicionalismo
español que
en la edad
contemporánea representan
Balmes, Donoso
Cortés,
Menénde2 Pelayo,
Mella y
Mae>:tu con su grupo de «Acción
Española». Las raíces de esta concepción de la sociedad y del Estado
pasan por
los grandes
juristas y pensadores españoles del
siglo XVI
y se remontan a los teóricos castellanos medievales». ¿Puede alguien descubrir en el Estado franquista
--especialmen
te en su primera década,...-, dirigista, de una pieza en sus institu·
ciones, antifor:al, caudilHsta, una realización cleI tradicionalismo es
pañol? La conclusión parece inverosímil, pero encierra además W1
aserto _de extraordinaria gravedad en sus ·consecuendas. Si se trata
de historiar o de expHcar ideológicanrente un fracaso -porque fra
caso ha de ser fo que así ha terminado, lo que, en expresión del
propio autor, ha sido
tan fácil
desmontar con la simple desapari
ción de su Jefe-, ¿con qué fin se pretende involucrar en él nada
menos que al tradicionalismo españOI desde su· ·raíces medievales?
Voy a prescindir, sin embargo, de las innumerables razones que
apoyan mi
disconformidad con esa conclusión
para fija.rme en
aque
llas
otras que podrían acercarme a ella, dado que, paradójicamen
te, Femández de la Mora apela al testimonio de mi libro Tra
dición o Mimetismo (3) para avalar su tesis. En efecto, no puede
negarse -y lo recojo en
ese libro-
que varias
de la Leyes Fun
damentales del Estado Nacional -sobre todo en su segunda redac
ción- recogen una
inspiración tradicionalista,
de modo especial en
lo referente a la unidad religiosa, a
la admisión de una «ortodoxia
pública» y a la
representación orgánica
y corporativa. Principios
generalmente
n.o desarollados por el franquismo y a menudo des
virtuadoo por
una
praxis contradictoria, pero que no dejaron de
orientadora..
Esto, sin embargo, no desmiente la impronta fascista o totalita
ria del régimen,
hecho histórico
de toda evidencia. Fue más bien
( 3) Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1976.
1228
Fundaci\363n Speiro
SOBRJ! LA SIGNIFICACION DEL RJ!GIMEN DE PRANCO
efecto de una curiosa carambola doctrinal. y práctica, en parte re
cogida en las últimas líneas del artículo que comentamos. Todo
fascismo
-he dicho--reivindica
una
realidad histórica -Nación,
Raza, Estado--para
despnés sublimarla e hipostasiarla como ele
mento primigenio. Generalmente
fueron preferidas
reivindic~iones
remotas,
que
-,eg{,n un consejo de Maquiavelo--pueden desper
tar entusiasmos
confusos pero sin atar al. gobernante actual con
normas
jurídicas o cuestiones de
legitimidad. La
Italia de
Musso
lini
pudo reivindicar: como propia la
tradición del
Imperio
Romano
porque Roma se sitúa en su tierritorio. La Alemania de Hitler
reivindicó el germanismo remoto, la raza aria, exaltados antes por
Fichte, Nietzsche, etc.
En España no resultaba posible reivindicar ninguna tradición
pr=istiana. Nuestra latinidad era
tributaria
de Roma; nuestras glo
rias reruotas, como
Numancia y Segunto, eran meramenl:!, locales y
contradictorias entre sí en el motivo de sns luchas. No existia entre
nosotros otra tradición
nacional política
que
la cristiana de la Re
conquista y de la posterior unidad y expansión nacionales.
Por
esto mismo,
la edificación de un orden político en España,
aunque
fuera sobre
bases fascistas (y por exigencia de ellas), ha
bla de
~ecaer forzosamente en la tradición
política cristiana, única
en nuestro pasado nacional. De aquí que, sin abandonar nunca en
la práXis la impronta totalitaria del Régimen, su alta legislación
asumiese una inspiración tradicionalista. Sin embargo, nunca rei
vindicó el Régimen esa inspiración por el tradicionalismo español
mismo, sino sólo en función de
las propias exigencias del nacio
nalismo. Más aún: cuando esa tradición
contrariaba abiertamente
a
los
supues1"" unitarios
del totalitarismo -como
en la
cuestión fo
ral-era eliminada
sin más. Incluso, siguiendo aquella consigna de
Maquiavelo, impresa en el subconsciente de todo autócrata, la exal
tación de la tradición patria procuró centrarse en el reinado de los
Reyes Católicos, suficientemente lejano,
y no en la continuidad mo
nárquica
del antiguo régimen hasta la Revolución que hubieta crea
do
unos
imperativos sucesorios.
(Recuérdese que se hizo oficial el
escudo de los Reyes Católicos) .
En mi libro Tradici6n o Mimetismo lleCojo, efectivamente, esa
1229
Fundaci\363n Speiro
RAFAEL GAMBRA
indirecta influencia del tradicionalismo en las Leyes Fundamentales
del Régimeo. Acepto esta
infl~cia como
favorable, eo taoto cons
tituyó una restauración de la ortodoxia pública
cristiaoa frente al
régimen
de voluntad general de la democracia. Deploro, en cam
bio, que la falta de desarrollo de aquellos principios malograse la
praxis del Régimen y contribuy,,ra además al desprestigio aote la
opinión común de aquellas inmovilizadas instituciones. Quizá
mi
intención era la contraria a la que parece inspirar a Raúl Morodo
en su libro, que es más
bren buscar
las
ralees de
aquel régimen
para salvar
de sus errores a nuestra renacida y fructífera
clemocracia.
Fue
Menéndez
&layo quien evocó «aquella
España
-la que
el mundo conoce--, única cuyo solo recuerdo tiene virtud bastaote
para retrasar nuestra agonia». Quizá sea ese solo recuerdo de la
tradición española en las
Leyes Fundámentales
lo que permitió al
Régimen de Fraoco
suhsistir durante casi
cuarenta años, haciendo
posible en ellos la reconstrucción, al menos económica, de nuestra
patria.
Fundaci\363n Speiro
DE FRANCO
POR
RAF:AEL. GAMl3B.A ,
En el pasado número de VERBO tuve 001Sión de leer un erudi
to y bien estructurado artículo de Gonaaló Femándea de la Mora
titulado Bsp,m~ 1 rl F
ha inspirado .varias acotaciones =a¡>lausos y • discrepaocias--que
me
creo autorizado
y aun ooligado a resumir en esta& mismas pági
nas, máxime,. viendo citado .:en apoyo· de su :condusi6n mi libro
Trádici6n o Mimetismo junto con eh reciente de ~úl Morodo so
bre los orígenes
ideológicoo del' franquismo.
Anticiparé
que en las dos primeras
parte.· del artículo (Falange
y .Fascismo; y Régimen de· Franco y Fascismo) experimenté una am
plia comprensión y a¡x>yo! en lo. que -a su. motivación e intenciona
lidad se refiere, aunque haya .de expresar reservas en· cuanto a las
tesis sustentadas, · Y
que
· esta
discrepaocia se
acentúa en
lo que se
refiere a la tercera
parte o
conclnsión del
trabajo, que
podría titu
larse «Régimen Nacional
y Tradicionalismo».
El
término. fascismo, al margen del completísimo aoálisis se
mánti.co que realiza
Fernándea de la · Mora, ha· llegado · a significar
en nuestros
días «el
con junto de
todoo ros males 'sin meada de bieo
alguno» (
al
igual que
la
democracia· ha• pasado a
significar «el con
junto de todos
J05. bienes sin mezcla de mal alguno>>). Cuaodo hoy
se. quiere
aludir al
oarácter ,cruel, crimináSo, perverso· de
una per
sona o de un hecho se le califica,
con toda naturalidad, de fa.rcisttt.
Y, ciertamente, cuaodo se aplioa hoy con esta. resonaocia el tér
mino
.fascista al
, Régimen de
Franco la
protesta
surge espontánea,
airada. Sobre todo si se c0nsidera que lac injuria se. hace desde esta
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RAFAEL GAMBRA
bendita democracia que padecemos, y que en los treinta y tres años
de franquismo
-una vez liquidada la guerra- se derramó menos
sangre que en un solo mes de este glorioso
«Estado de derecho».
Incluso
se siente impulsos de defender de ese dicterio al propio
fascismo,
a.un en sus peores excesos de la guerra mundial. Habida
cuenta de
que comparar los llamados crimines del fascismo con los
que
ha cometido el marxismo en las cinro parres del mundo, es co
mo
compara, el
lago de Sanabria con el Océano Atlántico.
Ahora bien, si resulta fácil
eximir al Régimen de Franco del
dictado
de
fascista en
cuanto éste se emplee en ese sentido infa
mante, no lo· es en -absoluto si se dice fascista en su acepción origi
naria. Afirmar que el falangismo primero y ei Régimen de Franco
más ta,de nada tuvieron en común con la inspiración fascista de
los años treinta es ir demasiado lejos, con el riesgo subsiguiente de
que «quien demuestra demasiado no demuestra
nadw>. Por
supues
to, si se apela al testimonio de sus propios autores o protagonistas
_,_José Antonio y Franco en estos casos--siempre se encontrarán
protestas de originalidad y de no dependencia, pues que jamás se
conoció protagonismo alguno que declare ser imitación o remedio
de lo que se hace en otras partes.
Si
por fascismo entendernos
-<:orno notas más salientes- los
movimientos políticos que subliman e hipostasían una realidad his
tória,. -la
Nación, el
Estado, la Raza.-y que rinden culto a la
persona de un Jefe,
Héroe o
Conductor como encamación de aque
lla realidad, resultará difícil
excluir del
mismo al falangismo
y al
régimen franquista, al menos en su primera época.
En
cuanto al falangismo
-y a su paralelo las JONS--no fue
la originalidad la más
saliente de
sus cualidades,
por más que no
faltase a sus fundadores vis creadora
y espíritu poético. Pero si se
comparan con los
fascismos de
la época,
encontraremos la
misma
exaltación
nacionalista ----que hipostasía a España como unidad ab
soluta...-, idéntico imperativo revolucionario, la misma simbología
de camisas de uno u otro color y de brazos en alto, el mismo culto
casi religioso-pagano al Fundador
y Jefe Nacional, etc. etc.
En sus primeros año~ previos a la guerra, los falangistas eran
comúnmente conocidos en España como «los fascistas», por sus
1224
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SOBRE LA SIGNIFICACION DEL REGIMEN DE FRANCO
propios afines. Bien es verdad que la psicosis y la presión pro-fas
cista era
muy fuerte en nuestra patria como
reacción contra
la des
composición política que
presidía aquella
democracia
republia,na.
Ya hubo intentos
anteriores de canalizar
esa tendencia
fascista
-ro
mo el «Nacionalismo Español» del Dr. Albiñana-, y la misma Ac
ción Popular ( democracia cristiana) sufrió un alto grado de «fas
cistización» en sus Juventudes (JAP) que iniciaron un más o me
nos tímido culto al Jefe (1). Del alzamiento Nacional de 1936
es de
lo que no puede
de
cirse sin grave error que fuera fascista. Como fenómeno histórico
muy amplio
y profundo unió en sí diversas motivaciones, urut de
las cuales fue la psicosis fascista representada por el falangismo.
Pero un movimiento sin más de tres años de historia no puede ex
plicar los sacrificios y el denuedo de aquella cruentísima lucha.
Fueron motivos religiosos y nacionales muy profundos los que pue
den explicar la compleja realidad del alzamiento
y guerra de España.
Cosa distinta ha de decirse del
Estado Nacional
que nació de
aquella coyuntura
bajo la
égida de Franco y por
iniciativa princi
palmente
de Serrano Súñer. Pretender que su montaje no tuviera
inspiración fascista es algo que no puede sostener seriamente nadie
que tenga edad para haberlo visto o conocido por vivencias muy
cercanas. No
hablemos del Partido Unico ni del culto
al Caudillo,
institución casi única en aquellos primeros .años, ni de la escenogra
fía uniformada del Estado, ni de los saludos a la romana y de las
auras imperiales. Refirámonos sólo a sus instituciones concretas: el
Consejo de FET era el Gran Consejo Fascista, los flechas ( milicias
infantiles) eran los
«balillas» italianos,
la Obra Sindical «Educa
ción
y Descanso» era el «Dopolavoro» italiano o la «Fuerza por la
Alegría» alemana, el «Auxilio Social» era
el «Auxilio de Inviemo»
alemán, etc. Cuando en 1939, recién acabada la guerra, el Conde Ciano visitó
España en
nombre del
Duce, en su despedida en Bar
celona pudo hablar, sin protesta de nadie, de
«los dos países fas
cistas
que
guardan el Mediterráneo».
(1) Recordemos el grito ¡Jefe, Jefe, Jefe! en 1a concentración de Mes
talla, y la famosa consigna «el Jefe no se equivoca nunca».
1225
Fundaci\363n Speiro
.\'.'·\\, .',,
Toda .esta.mncepción totalitaria, del,Estado y su expres10n des
caradamente. ,fascista· subsisten .desde 1937, hasta,
1946.,, Durante
la
guerra mundial, el, régimetJ no fue ,neutral ,sino «no beligerante»
dentro
de
la órbita ,del Eje a . cuya propaganda ,i,.,ió , la prensa y
la radio. nacionales .... Sólo .. cuando :-resultó -derrotada· Alemania -en
el discurso, de, 1llllf0 de 1946--. dio Franco marcha a trás, en sus
posiciones: i pro-fascistas, ;para, invocar aspectos católicos .. ·y no~racistas
que podían marcar
distancias con los regímenes
desruparecidos.
En .mi c:,.xpetiencia personal puedo espigar un recuerdo· muy
significativo
··que;,· ,casualmente,
me
es, posible documentar. Al tér·
mino de la guerra.de
España, (abril·
de 1939) entré yo como
oficial
de U(} .Tercio.-de·-Requetés.-.en_ Valencia, zona ,en la que eJcistieron
siempre., bas1'!ntes carlisms .. EL nuevo Estado creó allí, un
diario
titu
lado LEVANTE, como órgan<> oficial de FET, es. decir, del Partido
Unico¡ periódico. que· .prácticamente
D10nopolizaba, la
prensa de
.la
región.
Su
nivet_4e <
imperial y de
culto cau
dillista)
era tal:que-me hada.-ruborizar. ante-aquellas.·gentes que co
nocían por vez primera la. anhelada España Nacional y que mira~
ban
atónitos aquella realidad política que, a sus
ojos, advenfa con
nosotros.
Tales
eran
las .cotas ,de demencialidad fascista que guardé
~y conservo hasta hoy....,.....,. una muestra,. en: .la certeza.-de que . cons~
tituiría . en ,
el
futuro , una
pieza antológica.
· Se trata de un artículo
-uno, entre mil..,....,._ titulado ·:Frt1nctJ.1 · Francoi Franco: ¡¡Arriba la
Revolución !J. Lo firmaba Maximiano García Venero y apareció en
dicho
diario el .8 de agosto
!226
«Este español es· el César, el Capitán de España. Es el ele
gido:
.. el . superhombre de la. filosofía nietscheana. Es el que
interpreta
la vol1:11;1:tafl telúriqi_ e histórica de la Patria, recobra·
da
ª. sí_ misma, in_stiritivam.ente, biológiCamente, después de un
parérite's_is de sémí~agonfa, d.e· mediO-inuerte. Franco ·no se alza.
Lo <¡ue se yergud -'-por erttima de Europa, sobre el Mundo-
el 18 de julio de 1936 es
la .misma
España. A través de un
hombre. De un Caudillo. De un Gapitán. De un César. ( ... )
«La protesta de España resúmese en la fuerza portentosa,
)lertlal; i\'ripiil' y· dedsivi'.de · Ftancisco ·Franco, Gapitátt' primero,
y
después,
Cési!t': Napoleón era un instrumento' de la fuerza
Fundaci\363n Speiro
SOBRE LA SIGNIFICACION DEL REGIMilN''r>E· FRANCO
-frantesa. Comii :S,smart:k Jo: era de•'la füerza'prusiana. Franco
no es; el instrumento: Frnnco es la fuerza .misma, .:Sin el Capi
\án y César, ~p,¡ña se~ia hoy, P1>!itica y. nw;i<>r¡aln¡ente, pol
villo ~ideral en el ]),fundo, colooia.o protect,;,ra.do ( .. ,). .· .. :
«llspaña
es Imperio, o no es nada. Espafia, es la _ expresión
histórica" del
Mundo. Es
la clave del Universo. Es la cifra más
elevada de·la Civilización. España·-"-¡hermanos!-es el pue·
blo entre fos1pueblos; la suprema:Unidad :espi_ritual del Uni
verso
( ...
),:
«Por lo, qµe FrancR
ha l=ho, haci, y hará. ~¡he,:m,mos!
_eri él se r~_ume la consigna _ que Esf>aña sirve :_aes-~e hace tres
años. Disciplina, Lealtad, Unificación,, Al~ría, Servicio y Sa'
· crificio (.,:). · · · · ·· · ·
«Son··estas las ·-horas[ ·de, la .grave; .. densa-y, .maravillosa vigi
lia ddCé~ar, del.Padre, del Caudillo, de! O,,pi_tán, de Franco,
f!Ue nos con.duce e;n la ).l.evoluáón Nad¡,naj-SÍ11,dicalista, como
nos: llevaría José A.ntonfo:-_D_é.quien es her~O nuestro_ César
en· fa inn\ensidad y graii.deza de la Histcii-la de nuestra EspáiiÓ
Imperio.h>, · · · ·· · ·
Y·:S~,-~to . .no_Jes fas(i~n+o, ¿qu_é:;es J~isµio? D_e esta-o: símihu;
litera~ra . ,preten4ióse; __ nutrir a , los-. e~.pkitus, . de -: la_: _genera.ciQn que
cr~~~ en aqu~l;la ~gra p9'$trgue.,rra,_. -má.s. nec~ita4a .. q_ue ninguna otrcl
de.-,_U{LR :ori~tación. religipsa,.: his~óri~,-· po4tic;a,., -
Por_ .~upu~to; :toda la .. prensa deL~rlismo;, sus c,írculos~. sus emi,
so,as, etc, quedaron incautadas por d._fartido .Unico, d.esde 1937,
y pµei,tos al . servicio . de ~ta exa!tu:ió1> delirante ( z). Y no ~ólo
la. carlis~a: .. sinp tod9 é,rgano de .. expres_iQn .de _tip9 tt,adicj~ista,
aunque .se~ moviera-en un pl~o-µiltural:.,9· históri½o; b1.+en -ejemplo
de elk, ii.e la supresión radical . de la revista ,A.q:ión Española. Tal
ayuno
político
,dur<>c. PI>' Jo n1
para
¡,alJer borrado las huellas del verdadero. at
zamientp y hal:>er «perdi
,
dez
de
la Mora concluye su trabajo, y
respecto a
la
cual. he dicho
. (2) ... }~stá1; ~ali~~dc;,:
~a ,.:q~mple;ta }:1fS~ti~:, de .. -1~_ relaciones-, del .Tra•
dicionalismo con el Régimen de Franco Manuel de Santa Cruz en su obra:
Apuntes y Documentos para la Hfrtoria del Tradicionalismo Erpañol (1939·'66),
apartado 1288, Madrid; t'979. de' 1á que·han-ipa.reddo·iseis'\.-olüm~r:ie'.s-: ·
1227
Fundaci\363n Speiro
RAFAEL GAMBRA
que mi discrepancia <:S mayor. «El Estado nacido el 18 de julio de
1936 y reemplazado en 1978
-dice-no
se
explica ni
como un
fascismo
ni desde el fascismo; se explica desde el tradicionalismo
español que
en la edad
contemporánea representan
Balmes, Donoso
Cortés,
Menénde2 Pelayo,
Mella y
Mae>:tu con su grupo de «Acción
Española». Las raíces de esta concepción de la sociedad y del Estado
pasan por
los grandes
juristas y pensadores españoles del
siglo XVI
y se remontan a los teóricos castellanos medievales». ¿Puede alguien descubrir en el Estado franquista
--especialmen
te en su primera década,...-, dirigista, de una pieza en sus institu·
ciones, antifor:al, caudilHsta, una realización cleI tradicionalismo es
pañol? La conclusión parece inverosímil, pero encierra además W1
aserto _de extraordinaria gravedad en sus ·consecuendas. Si se trata
de historiar o de expHcar ideológicanrente un fracaso -porque fra
caso ha de ser fo que así ha terminado, lo que, en expresión del
propio autor, ha sido
tan fácil
desmontar con la simple desapari
ción de su Jefe-, ¿con qué fin se pretende involucrar en él nada
menos que al tradicionalismo españOI desde su· ·raíces medievales?
Voy a prescindir, sin embargo, de las innumerables razones que
apoyan mi
disconformidad con esa conclusión
para fija.rme en
aque
llas
otras que podrían acercarme a ella, dado que, paradójicamen
te, Femández de la Mora apela al testimonio de mi libro Tra
dición o Mimetismo (3) para avalar su tesis. En efecto, no puede
negarse -y lo recojo en
ese libro-
que varias
de la Leyes Fun
damentales del Estado Nacional -sobre todo en su segunda redac
ción- recogen una
inspiración tradicionalista,
de modo especial en
lo referente a la unidad religiosa, a
la admisión de una «ortodoxia
pública» y a la
representación orgánica
y corporativa. Principios
generalmente
n.o desarollados por el franquismo y a menudo des
virtuadoo por
una
praxis contradictoria, pero que no dejaron de
orientadora..
Esto, sin embargo, no desmiente la impronta fascista o totalita
ria del régimen,
hecho histórico
de toda evidencia. Fue más bien
( 3) Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1976.
1228
Fundaci\363n Speiro
SOBRJ! LA SIGNIFICACION DEL RJ!GIMEN DE PRANCO
efecto de una curiosa carambola doctrinal. y práctica, en parte re
cogida en las últimas líneas del artículo que comentamos. Todo
fascismo
-he dicho--reivindica
una
realidad histórica -Nación,
Raza, Estado--para
despnés sublimarla e hipostasiarla como ele
mento primigenio. Generalmente
fueron preferidas
reivindic~iones
remotas,
que
-,eg{,n un consejo de Maquiavelo--pueden desper
tar entusiasmos
confusos pero sin atar al. gobernante actual con
normas
jurídicas o cuestiones de
legitimidad. La
Italia de
Musso
lini
pudo reivindicar: como propia la
tradición del
Imperio
Romano
porque Roma se sitúa en su tierritorio. La Alemania de Hitler
reivindicó el germanismo remoto, la raza aria, exaltados antes por
Fichte, Nietzsche, etc.
En España no resultaba posible reivindicar ninguna tradición
pr=istiana. Nuestra latinidad era
tributaria
de Roma; nuestras glo
rias reruotas, como
Numancia y Segunto, eran meramenl:!, locales y
contradictorias entre sí en el motivo de sns luchas. No existia entre
nosotros otra tradición
nacional política
que
la cristiana de la Re
conquista y de la posterior unidad y expansión nacionales.
Por
esto mismo,
la edificación de un orden político en España,
aunque
fuera sobre
bases fascistas (y por exigencia de ellas), ha
bla de
~ecaer forzosamente en la tradición
política cristiana, única
en nuestro pasado nacional. De aquí que, sin abandonar nunca en
la práXis la impronta totalitaria del Régimen, su alta legislación
asumiese una inspiración tradicionalista. Sin embargo, nunca rei
vindicó el Régimen esa inspiración por el tradicionalismo español
mismo, sino sólo en función de
las propias exigencias del nacio
nalismo. Más aún: cuando esa tradición
contrariaba abiertamente
a
los
supues1"" unitarios
del totalitarismo -como
en la
cuestión fo
ral-era eliminada
sin más. Incluso, siguiendo aquella consigna de
Maquiavelo, impresa en el subconsciente de todo autócrata, la exal
tación de la tradición patria procuró centrarse en el reinado de los
Reyes Católicos, suficientemente lejano,
y no en la continuidad mo
nárquica
del antiguo régimen hasta la Revolución que hubieta crea
do
unos
imperativos sucesorios.
(Recuérdese que se hizo oficial el
escudo de los Reyes Católicos) .
En mi libro Tradici6n o Mimetismo lleCojo, efectivamente, esa
1229
Fundaci\363n Speiro
RAFAEL GAMBRA
indirecta influencia del tradicionalismo en las Leyes Fundamentales
del Régimeo. Acepto esta
infl~cia como
favorable, eo taoto cons
tituyó una restauración de la ortodoxia pública
cristiaoa frente al
régimen
de voluntad general de la democracia. Deploro, en cam
bio, que la falta de desarrollo de aquellos principios malograse la
praxis del Régimen y contribuy,,ra además al desprestigio aote la
opinión común de aquellas inmovilizadas instituciones. Quizá
mi
intención era la contraria a la que parece inspirar a Raúl Morodo
en su libro, que es más
bren buscar
las
ralees de
aquel régimen
para salvar
de sus errores a nuestra renacida y fructífera
clemocracia.
Fue
Menéndez
&layo quien evocó «aquella
España
-la que
el mundo conoce--, única cuyo solo recuerdo tiene virtud bastaote
para retrasar nuestra agonia». Quizá sea ese solo recuerdo de la
tradición española en las
Leyes Fundámentales
lo que permitió al
Régimen de Fraoco
suhsistir durante casi
cuarenta años, haciendo
posible en ellos la reconstrucción, al menos económica, de nuestra
patria.
Fundaci\363n Speiro