Índice de contenidos

Número 189-190

Serie XIX

Volver
  • Índice

Sobre la significación del régimen de Franco

SOBRE LA SIGNIFICAQION DEL REG-IMEN
DE FRANCO
POR
RAF:AEL. GAMl3B.A ,
En el pasado número de VERBO tuve 001Sión de leer un erudi­
to y bien estructurado artículo de Gonaaló Femándea de la Mora
titulado Bsp,m~ 1 rl F calidad de su tratadista me hicieron leerlo roo avidea. Su lectura me
ha inspirado .varias acotaciones =a¡>lausos y • discrepaocias--que
me
creo autorizado
y aun ooligado a resumir en esta& mismas pági­
nas, máxime,. viendo citado .:en apoyo· de su :condusi6n mi libro
Trádici6n o Mimetismo junto con eh reciente de ~úl Morodo so­
bre los orígenes
ideológicoo del' franquismo.
Anticiparé

que en las dos primeras
parte.· del artículo (Falange
y .Fascismo; y Régimen de· Franco y Fascismo) experimenté una am­
plia comprensión y a¡x>yo! en lo. que -a su. motivación e intenciona­
lidad se refiere, aunque haya .de expresar reservas en· cuanto a las
tesis sustentadas, · Y

que
· esta
discrepaocia se
acentúa en
lo que se
refiere a la tercera
parte o

conclnsión del
trabajo, que
podría titu­
larse «Régimen Nacional
y Tradicionalismo».
El
término. fascismo, al margen del completísimo aoálisis se­
mánti.co que realiza
Fernándea de la · Mora, ha· llegado · a significar
en nuestros
días «el

con junto de
todoo ros males 'sin meada de bieo
alguno» (

al
igual que

la
democracia· ha• pasado a

significar «el con­
junto de todos
J05. bienes sin mezcla de mal alguno>>). Cuaodo hoy
se. quiere

aludir al
oarácter ,cruel, crimináSo, perverso· de

una per­
sona o de un hecho se le califica,
con toda naturalidad, de fa.rcisttt.
Y, ciertamente, cuaodo se aplioa hoy con esta. resonaocia el tér­
mino
.fascista al
, Régimen de
Franco la
protesta
surge espontánea,
airada. Sobre todo si se c0nsidera que lac injuria se. hace desde esta
1223
Fundaci\363n Speiro

RAFAEL GAMBRA
bendita democracia que padecemos, y que en los treinta y tres años
de franquismo

-una vez liquidada la guerra- se derramó menos
sangre que en un solo mes de este glorioso
«Estado de derecho».
Incluso

se siente impulsos de defender de ese dicterio al propio
fascismo,
a.un en sus peores excesos de la guerra mundial. Habida
cuenta de

que comparar los llamados crimines del fascismo con los
que
ha cometido el marxismo en las cinro parres del mundo, es co­
mo
compara, el

lago de Sanabria con el Océano Atlántico.
Ahora bien, si resulta fácil
eximir al Régimen de Franco del
dictado

de
fascista en

cuanto éste se emplee en ese sentido infa­
mante, no lo· es en -absoluto si se dice fascista en su acepción origi­
naria. Afirmar que el falangismo primero y ei Régimen de Franco
más ta,de nada tuvieron en común con la inspiración fascista de
los años treinta es ir demasiado lejos, con el riesgo subsiguiente de
que «quien demuestra demasiado no demuestra
nadw>. Por
supues­
to, si se apela al testimonio de sus propios autores o protagonistas
_,_José Antonio y Franco en estos casos--siempre se encontrarán
protestas de originalidad y de no dependencia, pues que jamás se
conoció protagonismo alguno que declare ser imitación o remedio
de lo que se hace en otras partes.
Si

por fascismo entendernos
-<:orno notas más salientes- los
movimientos políticos que subliman e hipostasían una realidad his­
tória,. -la

Nación, el
Estado, la Raza.-y que rinden culto a la
persona de un Jefe,
Héroe o

Conductor como encamación de aque­
lla realidad, resultará difícil
excluir del

mismo al falangismo
y al
régimen franquista, al menos en su primera época.
En
cuanto al falangismo
-y a su paralelo las JONS--no fue
la originalidad la más
saliente de

sus cualidades,
por más que no
faltase a sus fundadores vis creadora
y espíritu poético. Pero si se
comparan con los
fascismos de

la época,
encontraremos la
misma
exaltación
nacionalista ----que hipostasía a España como unidad ab­
soluta...-, idéntico imperativo revolucionario, la misma simbología
de camisas de uno u otro color y de brazos en alto, el mismo culto
casi religioso-pagano al Fundador
y Jefe Nacional, etc. etc.
En sus primeros año~ previos a la guerra, los falangistas eran
comúnmente conocidos en España como «los fascistas», por sus
1224
Fundaci\363n Speiro

SOBRE LA SIGNIFICACION DEL REGIMEN DE FRANCO
propios afines. Bien es verdad que la psicosis y la presión pro-fas­
cista era

muy fuerte en nuestra patria como
reacción contra
la des­
composición política que
presidía aquella

democracia
republia,na.
Ya hubo intentos

anteriores de canalizar
esa tendencia
fascista
-ro­
mo el «Nacionalismo Español» del Dr. Albiñana-, y la misma Ac­
ción Popular ( democracia cristiana) sufrió un alto grado de «fas­
cistización» en sus Juventudes (JAP) que iniciaron un más o me­
nos tímido culto al Jefe (1). Del alzamiento Nacional de 1936
es de

lo que no puede
de­
cirse sin grave error que fuera fascista. Como fenómeno histórico
muy amplio
y profundo unió en sí diversas motivaciones, urut de
las cuales fue la psicosis fascista representada por el falangismo.
Pero un movimiento sin más de tres años de historia no puede ex­
plicar los sacrificios y el denuedo de aquella cruentísima lucha.
Fueron motivos religiosos y nacionales muy profundos los que pue­
den explicar la compleja realidad del alzamiento
y guerra de España.
Cosa distinta ha de decirse del
Estado Nacional
que nació de
aquella coyuntura
bajo la

égida de Franco y por
iniciativa princi­
palmente

de Serrano Súñer. Pretender que su montaje no tuviera
inspiración fascista es algo que no puede sostener seriamente nadie
que tenga edad para haberlo visto o conocido por vivencias muy
cercanas. No

hablemos del Partido Unico ni del culto
al Caudillo,
institución casi única en aquellos primeros .años, ni de la escenogra­
fía uniformada del Estado, ni de los saludos a la romana y de las
auras imperiales. Refirámonos sólo a sus instituciones concretas: el
Consejo de FET era el Gran Consejo Fascista, los flechas ( milicias
infantiles) eran los
«balillas» italianos,

la Obra Sindical «Educa­
ción
y Descanso» era el «Dopolavoro» italiano o la «Fuerza por la
Alegría» alemana, el «Auxilio Social» era
el «Auxilio de Inviemo»
alemán, etc. Cuando en 1939, recién acabada la guerra, el Conde Ciano visitó
España en

nombre del
Duce, en su despedida en Bar­
celona pudo hablar, sin protesta de nadie, de
«los dos países fas­
cistas

que
guardan el Mediterráneo».
(1) Recordemos el grito ¡Jefe, Jefe, Jefe! en 1a concentración de Mes­
talla, y la famosa consigna «el Jefe no se equivoca nunca».
1225
Fundaci\363n Speiro

.\'.'·\\, .',,
Toda .esta.mncepción totalitaria, del,Estado y su expres10n des­
caradamente. ,fascista· subsisten .desde 1937, hasta,

1946.,, Durante
la
guerra mundial, el, régimetJ no fue ,neutral ,sino «no beligerante»
dentro
de
la órbita ,del Eje a . cuya propaganda ,i,.,ió , la prensa y
la radio. nacionales .... Sólo .. cuando :-resultó -derrotada· Alemania -en
el discurso, de, 1llllf0 de 1946--. dio Franco marcha a trás, en sus
posiciones: i pro-fascistas, ;para, invocar aspectos católicos .. ·y no~racistas
que podían marcar

distancias con los regímenes
desruparecidos.
En .mi c:,.xpetiencia personal puedo espigar un recuerdo· muy
significativo
··que;,· ,casualmente,
me
es, posible documentar. Al tér·
mino de la guerra.de
España, (abril·

de 1939) entré yo como
oficial
de U(} .Tercio.-de·-Requetés.-.en_ Valencia, zona ,en la que eJcistieron
siempre., bas1'!ntes carlisms .. EL nuevo Estado creó allí, un

diario
titu­
lado LEVANTE, como órgan<> oficial de FET, es. decir, del Partido
Unico¡ periódico. que· .prácticamente
D10nopolizaba, la
prensa de
.la
región.

Su
nivet_4e <
imperial y de
culto cau­
dillista)
era tal:que-me hada.-ruborizar. ante-aquellas.·gentes que co­
nocían por vez primera la. anhelada España Nacional y que mira~
ban

atónitos aquella realidad política que, a sus
ojos, advenfa con
nosotros.
Tales

eran
las .cotas ,de demencialidad fascista que guardé
~y conservo hasta hoy....,.....,. una muestra,. en: .la certeza.-de que . cons~
tituiría . en ,

el
futuro , una

pieza antológica.
· Se trata de un artículo
-uno, entre mil..,....,._ titulado ·:Frt1nctJ.1 · Francoi Franco: ¡¡Arriba la
Revolución !J. Lo firmaba Maximiano García Venero y apareció en
dicho
diario el .8 de agosto inspirados decían ·así:
!226
«Este español es· el César, el Capitán de España. Es el ele­
gido:
.. el . superhombre de la. filosofía nietscheana. Es el que
interpreta
la vol1:11;1:tafl telúriqi_ e histórica de la Patria, recobra·
da
ª. sí_ misma, in_stiritivam.ente, biológiCamente, después de un
parérite's_is de sémí~agonfa, d.e· mediO-inuerte. Franco ·no se alza.
Lo <¡ue se yergud -'-por erttima de Europa, sobre el Mundo-­
el 18 de julio de 1936 es
la .misma
España. A través de un
hombre. De un Caudillo. De un Gapitán. De un César. ( ... )
«La protesta de España resúmese en la fuerza portentosa,
)lertlal; i\'ripiil' y· dedsivi'.de · Ftancisco ·Franco, Gapitátt' primero,
y
después,
Cési!t': Napoleón era un instrumento' de la fuerza
Fundaci\363n Speiro

SOBRE LA SIGNIFICACION DEL REGIMilN''r>E· FRANCO
-frantesa. Comii :S,smart:k Jo: era de•'la füerza'prusiana. Franco
no es; el instrumento: Frnnco es la fuerza .misma, .:Sin el Capi­
\án y César, ~p,¡ña se~ia hoy, P1>!itica y. nw;i<>r¡aln¡ente, pol­
villo ~ideral en el ]),fundo, colooia.o protect,;,ra.do ( .. ,). .· .. :
«llspaña
es Imperio, o no es nada. Espafia, es la _ expresión
histórica" del

Mundo. Es
la clave del Universo. Es la cifra más
elevada de·la Civilización. España·-"-¡hermanos!-es el pue·
blo entre fos1pueblos; la suprema:Unidad :espi_ritual del Uni­
verso

( ...
),:
«Por lo, qµe FrancR
ha l=ho, haci, y hará. ~¡he,:m,mos!­
_eri él se r~_ume la consigna _ que Esf>aña sirve :_aes-~e hace tres
años. Disciplina, Lealtad, Unificación,, Al~ría, Servicio y Sa'
· crificio (.,:). · · · · ·· · ·
«Son··estas las ·-horas[ ·de, la .grave; .. densa-y, .maravillosa vigi­
lia ddCé~ar, del.Padre, del Caudillo, de! O,,pi_tán, de Franco,
f!Ue nos con.duce e;n la ).l.evoluáón Nad¡,naj-SÍ11,dicalista, como
nos: llevaría José A.ntonfo:-_D_é.quien es her~O nuestro_ César
en· fa inn\ensidad y graii.deza de la Histcii-la de nuestra EspáiiÓ
Imperio.h>, · · · ·· · ·
Y·:S~,-~to . .no_Jes fas(i~n+o, ¿qu_é:;es J~isµio? D_e esta-o: símihu;
litera~ra . ,preten4ióse; __ nutrir a , los-. e~.pkitus, . de -: la_: _genera.ciQn que
cr~~~ en aqu~l;la ~gra p9'$trgue.,rra,_. -má.s. nec~ita4a .. q_ue ninguna otrcl
de.-,_U{LR :ori~tación. religipsa,.: his~óri~,-· po4tic;a,., -
Por_ .~upu~to; :toda la .. prensa deL~rlismo;, sus c,írculos~. sus emi,­
so,as, etc, quedaron incautadas por d._fartido .Unico, d.esde 1937,
y pµei,tos al . servicio . de ~ta exa!tu:ió1> delirante ( z). Y no ~ólo
la. carlis~a: .. sinp tod9 é,rgano de .. expres_iQn .de _tip9 tt,adicj~ista,
aunque .se~ moviera-en un pl~o-µiltural:.,9· históri½o; b1.+en -ejemplo
de elk, ii.e la supresión radical . de la revista ,A.q:ión Española. Tal
ayuno

político
,dur<>c. PI>' Jo n1 mente l~rgo como

para
¡,alJer borrado las huellas del verdadero. at­
zamientp y hal:>er «perdi . Y:. aquí . llegamos a li!· sorprendente afimación con que Fern;
,
dez
de
la Mora concluye su trabajo, y
respecto a
la
cual. he dicho
. (2) ... }~stá1; ~ali~~dc;,:
~a ,.:q~mple;ta }:1fS~ti~:, de .. -1~_ relaciones-, del .Tra•
dicionalismo con el Régimen de Franco Manuel de Santa Cruz en su obra:
Apuntes y Documentos para la Hfrtoria del Tradicionalismo Erpañol (1939·'66),
apartado 1288, Madrid; t'979. de' 1á que·han-ipa.reddo·iseis'\.-olüm~r:ie'.s-: ·
1227
Fundaci\363n Speiro

RAFAEL GAMBRA
que mi discrepancia <:S mayor. «El Estado nacido el 18 de julio de
1936 y reemplazado en 1978
-dice-no
se
explica ni
como un
fascismo
ni desde el fascismo; se explica desde el tradicionalismo
español que

en la edad
contemporánea representan

Balmes, Donoso
Cortés,
Menénde2 Pelayo,

Mella y
Mae>:tu con su grupo de «Acción
Española». Las raíces de esta concepción de la sociedad y del Estado
pasan por

los grandes
juristas y pensadores españoles del

siglo XVI
y se remontan a los teóricos castellanos medievales». ¿Puede alguien descubrir en el Estado franquista
--especialmen­
te en su primera década,...-, dirigista, de una pieza en sus institu·
ciones, antifor:al, caudilHsta, una realización cleI tradicionalismo es­
pañol? La conclusión parece inverosímil, pero encierra además W1
aserto _de extraordinaria gravedad en sus ·consecuendas. Si se trata
de historiar o de expHcar ideológicanrente un fracaso -porque fra­
caso ha de ser fo que así ha terminado, lo que, en expresión del
propio autor, ha sido
tan fácil
desmontar con la simple desapari­
ción de su Jefe-, ¿con qué fin se pretende involucrar en él nada
menos que al tradicionalismo españOI desde su· ·raíces medievales?
Voy a prescindir, sin embargo, de las innumerables razones que
apoyan mi

disconformidad con esa conclusión
para fija.rme en

aque­
llas
otras que podrían acercarme a ella, dado que, paradójicamen­
te, Femández de la Mora apela al testimonio de mi libro Tra­
dición o Mimetismo (3) para avalar su tesis. En efecto, no puede
negarse -y lo recojo en
ese libro-
que varias
de la Leyes Fun­
damentales del Estado Nacional -sobre todo en su segunda redac­
ción- recogen una
inspiración tradicionalista,

de modo especial en
lo referente a la unidad religiosa, a
la admisión de una «ortodoxia
pública» y a la
representación orgánica
y corporativa. Principios
generalmente
n.o desarollados por el franquismo y a menudo des­
virtuadoo por

una
praxis contradictoria, pero que no dejaron de
orientadora..
Esto, sin embargo, no desmiente la impronta fascista o totalita­
ria del régimen,
hecho histórico
de toda evidencia. Fue más bien
( 3) Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1976.
1228
Fundaci\363n Speiro

SOBRJ! LA SIGNIFICACION DEL RJ!GIMEN DE PRANCO
efecto de una curiosa carambola doctrinal. y práctica, en parte re­
cogida en las últimas líneas del artículo que comentamos. Todo
fascismo
-he dicho--reivindica

una
realidad histórica -Nación,
Raza, Estado--para

despnés sublimarla e hipostasiarla como ele­
mento primigenio. Generalmente

fueron preferidas
reivindic~iones
remotas,

que
-,eg{,n un consejo de Maquiavelo--pueden desper­
tar entusiasmos
confusos pero sin atar al. gobernante actual con
normas
jurídicas o cuestiones de
legitimidad. La
Italia de
Musso­
lini

pudo reivindicar: como propia la
tradición del
Imperio
Romano
porque Roma se sitúa en su tierritorio. La Alemania de Hitler
reivindicó el germanismo remoto, la raza aria, exaltados antes por
Fichte, Nietzsche, etc.
En España no resultaba posible reivindicar ninguna tradición
pr=istiana. Nuestra latinidad era

tributaria
de Roma; nuestras glo­
rias reruotas, como
Numancia y Segunto, eran meramenl:!, locales y
contradictorias entre sí en el motivo de sns luchas. No existia entre
nosotros otra tradición
nacional política
que
la cristiana de la Re­
conquista y de la posterior unidad y expansión nacionales.
Por
esto mismo,
la edificación de un orden político en España,
aunque

fuera sobre
bases fascistas (y por exigencia de ellas), ha­
bla de
~ecaer forzosamente en la tradición

política cristiana, única
en nuestro pasado nacional. De aquí que, sin abandonar nunca en
la práXis la impronta totalitaria del Régimen, su alta legislación
asumiese una inspiración tradicionalista. Sin embargo, nunca rei­
vindicó el Régimen esa inspiración por el tradicionalismo español
mismo, sino sólo en función de
las propias exigencias del nacio­
nalismo. Más aún: cuando esa tradición
contrariaba abiertamente

a
los
supues1"" unitarios

del totalitarismo -como
en la
cuestión fo­
ral-era eliminada

sin más. Incluso, siguiendo aquella consigna de
Maquiavelo, impresa en el subconsciente de todo autócrata, la exal­
tación de la tradición patria procuró centrarse en el reinado de los
Reyes Católicos, suficientemente lejano,
y no en la continuidad mo­
nárquica
del antiguo régimen hasta la Revolución que hubieta crea­
do
unos
imperativos sucesorios.
(Recuérdese que se hizo oficial el
escudo de los Reyes Católicos) .
En mi libro Tradici6n o Mimetismo lleCojo, efectivamente, esa
1229
Fundaci\363n Speiro

RAFAEL GAMBRA
indirecta influencia del tradicionalismo en las Leyes Fundamentales
del Régimeo. Acepto esta
infl~cia como
favorable, eo taoto cons­
tituyó una restauración de la ortodoxia pública
cristiaoa frente al
régimen

de voluntad general de la democracia. Deploro, en cam­
bio, que la falta de desarrollo de aquellos principios malograse la
praxis del Régimen y contribuy,,ra además al desprestigio aote la
opinión común de aquellas inmovilizadas instituciones. Quizá
mi
intención era la contraria a la que parece inspirar a Raúl Morodo
en su libro, que es más
bren buscar

las
ralees de

aquel régimen
para salvar

de sus errores a nuestra renacida y fructífera
clemocracia.
Fue

Menéndez
&layo quien evocó «aquella

España
-la que
el mundo conoce--, única cuyo solo recuerdo tiene virtud bastaote
para retrasar nuestra agonia». Quizá sea ese solo recuerdo de la
tradición española en las
Leyes Fundámentales
lo que permitió al
Régimen de Fraoco
suhsistir durante casi

cuarenta años, haciendo
posible en ellos la reconstrucción, al menos económica, de nuestra
patria.
Fundaci\363n Speiro