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Número 189-190

Serie XIX

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Cómo se socializa Francia

COMO SE SOOIALIZA FRANCIA(*)
LoUJ.S SALLBRON
Las grandes transformaciones políticas tienen todas una doble
causa: la primera, espiritual ; la segunda, material. Con interacciones
permanentes entre una y otra. A largo término, siempre es la primera
causa la
más importante. A corto plazo, lo es la segunda.
En todos los paises, fa progresión del socialismo es el efecto de
estas dos as.usas. Se comprueba en Francia desde hace largos años .
• • •
Denominamos «espiritual» la causa que actúa sobre el espiritu
humano. Puede ser de la
más alta calidad, mereciendo de esta forma
plenamente el epiteto.
Con mayor frecuencia, se trata de la corrup­
ción de

una verdad que en ese
caso se

hace «ideológica».
La ideu­
lugía
que constituye la raíz del socialismo es la igualdad, corrupción
de la justicia.
Giscard d'&taing, que

se vanagloria de defender la libertad por
su liberalismo avanzado, se halla en realidad dominado por la ideo­
logía igualitaria. No oculta que su modelo es el régimen sueco, que
combina una producción capitalista con una distribución socialista.
Según los resultados espeotaculares facilitados por los datos geopoli­
ticos del pais, este régimen parece haber entrado en fase de explo­
sión
y
tiene que procederse a lacerantes revisiones. Advirtamos, por
otra
parte, que un pals que puede comparársele en muchos aspectos,
(*) Traducimos al castellano de llineraires, 245, de julio--agosto 1980, este
lúcido artículo de nuestro amigo Louis Salleron cuyos comentarios podemos
aplicar también a España..
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LOUIS SALLER.ON
como Suiza, goza, dentro de una libertad superior, de una igualdad
no menor.
Hemos citado, hace algunos años, las proposiciones desprovistas
de
ambigüedad que nuestro presidente
exponía a los jóvenes
repu·
blicanos independientes. Dirigiéndose a ellos, el día 5 de mayo de
1973, les
decía: «Una

sociedad homogénea debe tener un impuesto
único,
y se debe comenzar a ponerlo en práctica al miomo tiempo en
las rentas altas y en las rentas
bajas». Preconizaba «un régimen
de
protección social de
base variable en función de la naturaleza de la
actividad profesional» (1). Comentábamos: «Querer una sociedad
h=ogénea que no respete la variedad de ltis actividades prufesio­
nales, que nívela todo por el dinero sobre la base del imp,,es/Q único,
es querer hacer del Estadq un rqbot todopoderoso, destructor de la
libertad en nombre de la igualdad y de la seg11ridad».
La ideología de la igualdad postula la de la organización racional
que evoca el vocablo, ya aceptado, de tecno salen

ya sea de la
Escuela Nacional

de Administración o bien de
la
Escuela Politécnica, cuando no acumulan los diplomas de ambas ho­
norables instituciones. Formados
por las matemáticas y el juridismo
al servicio del Estado, son muy sabios, muy inteligentes y de una ele­
vada conciencia profesional. Pero la realidad social
se les

escapa. Cuan­
do hacen una «opción política» es de tipo ideológico y no hace
sino
cubrir

el particularismo
de su

ideología
tecnoorática. Bajo
diferentes
etiquetas, su

pensamiento es el mismo. Así, al
leer los artículos de
Jacques Attali

y los de
Christian Stoffaes,
no podreis precisar que
el
primero es

socialista, consejero de Fran,ois Mitterrand,
y el otro
es liberal.
En este aspecto, nos excusamos de recordar las proposicio­
nes de este último en el número del verano de 1974 de
La /t1t1ne el
la Rouge (Boletín de los politoonicos). Preconizando el mítico «im­
puesto negativo>>, admitía las dificultades de su puesta en práctica,
principalmente a causa de
«la parte tod"1J!a importante de los no asa­
lariados». Aunque
abrigaba esl'!"anzas, dado el ritmo de la evolución
( 1) Cfr. Itineraim, 18S, julio-agosto 1974.
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econ01DJ.Ca, pero, decía, que «serán necesarios todavla alguno.r años
antes de que esta situa<:ión se resuelva» (2).
Del mismo modo,
para Christian
Stoffaes, liberal,
no socialista,
el
objetivo que
debe aloanzarse es

una sociedad
compuesta únicamente
de

asalariados, cuyas rentas
y actividades podrían ser, por el hecho
de su condición,
integralmente controladas y dirigidas por el Estado.
No se trata ya de socialismo, se trata de comunismo. Pero, para él,
es la libertad, pues estima que esta es la sumisión necesaria a la cien­
cia y
a la razón.
Este

es el dima ideológioo en que viven los franceses desde 1973.
¿Podemos
extrañamos de

los progresos gigantes realizados, en este
período,
por el socialismo?
* • •
A la causa ideada se añade la material. Esta es, ante todo y sim­
plemente, el progreso técnico. Para no remontamos al atalaje y al collar del
caballo, digamos que la revolución industrial ha engendrado
el mundo moderno. El desarrollo del
maquinismo y de la energía ha
conmovido las estructuras sociales.
En si mismo, el progreso es neutro. Unicamente conduce al in­
cremento de nuestro poder sobre
la naturaleza. Pero si el «cuerpo ex­
tenso de la humanidad» no encuentra el «suplemento de alma» que
exige, según Bergson, tiende a favorecer el materialismo al mismo
tiempo que
el racionalismo. Y esto es, precisamente, lo que no ha
dejado de hacer.
ID socialismo nació

como protesta legitima, en sus origenes, contra
las injustidias del capitalismo liberal instituido
por la revolución
francesa, pe.ro más tarde, poco a poco, fue haciénd05e reivindicaci6n
igwclitaria que la demagogia inherente a la democracia iba a nutrir
indefinidamente.
Los mecdnismos de la socialización .se han puesto a punto por
la evolución espontánea de la sociedad. Cuando
la mayoría de la po­
blación ha

pasado de la independencia ( campesina, artesanal, comer­
cial
e intelectual) al asalariado, la designación por elección de los
(2) Cfr. Itineraires, 188, diciembre 1974.
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LOUIS SALLERON
encargados de detentar la sobernía narional ha dado el poder legal
al socialismo. Poco
a poco,
el socialismo ha ido carcomiendo los
po­
deres subordinados de la sociedad, en las regiones, en las profesiones,
en los usos
y costumbres, aco,:ralando todas las libertades a los úl­
timos reductos de sus propiedades. El
autoencendido de

la
socialización se efectuó, ahora y sobre todo,
por la
inflarión, que al

generar una formidable desigualdad entre
aquéllos a quienes
arruina y

aquéllos a quienes enriquece, suscita, al
mismo tiempo, la intervención del Estado
pua instituir

una nueva
igualdad a través de incesantes medidas fiscales y sociales que redu­
cen a
la condición salarial a los últimos independientes, aumentando
la riqueza de los
más ricos
( difíciles de alcanzar)
y convirtiendo en
misera la
pobreza de

los
más pobres

( cuyos ahorros son devorados),
acortando la escala de los
asalariados más allá de la justicia y en
detrimento del bien común, favoreciendo, en fin, la
destrucción del
civismo

en las costumbres
y en todos los ámbitos.
Frente a esta
anarquía, la ley es impotente. Por otra parte, desa­
parece cuando

el legislador es un parlamentario convertido en una cá­
mara que registra las decisiones del poder presidencial. Abrigándose
detrás de

unas leyes incomprensibles o
ambiguas, florecen los decretos,
las órdenes y las circulares, con las cuales, por millares, se pretende re­
gular la multitud de casos particulares, a golpe de
obligaciones, pro­
hibiciones,
exendones, subvenciones, privilegios, penalfaaciones, que
nadie
está en condiciones de

conocer y que
hacen a
la !Administra­
ción dueña de nuestros destinO&.
Pero la Administrarión sólo puede alcanzar a quienes tienen una
actividad normal y no disponen de la protección de los potentes po­
deres paralelos incrustados en el Estado, los del dinero, del sindica­
lismo
y de los mtMs medi,..
La libertad se refugia en el trabajo negro y el capital negro, crea­
dores de riquezas o salvaguardia del porvenir, pero
factores de
in­
moralidad
y de nueva desigualdad que, una vez más, suscitan medi­
das igualadoras de represión que sólo inciden en los desgraciados y
poco afortunados, provocando en todos la inquietud, la irritarión, la
revuelta, y una cierta aspiración difusa a la catástrofe «para salir de
la
situación».
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COMO SE SOCIALIZA FRANCIA
Sería interesante exponer, sector por sector, región por región,
profesión por profesión, según la edad, la situación social, familiar,
estado de salud, etc., los
meoanismos concrelt>s del

proceso
de socia­
lización. Un

estudio semejante seria precioso el
dia en
que se den
las condiciones

que hagan posibles
las reformas necesarias.
Con

Simone W eil, podemos decir:
«Después del desplome de nuestra civilización, una de dos: O
bien perecerá entera, como las civilizaciones antiguas, o se adaptará
a un mundo descemralizado.»
«Depende
de nosotros, no el romper
la centralización (porque
ella
se convierte en una bola de nieve hasta la catástrofe), sino pre­
parar el porvenir.»
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