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Número 189-190

Serie XIX

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Bernardino Montejano: La Universidad

INFORMACIOI BIBUOGRAFICA
Bernardino Montejano: LA UNIVERSIDAD (*)
La Pequeña Biblioteca de Filosofía del Derecho, patrocinada por
el Centro de Filosofía del Derecho, de la Pontificia Universidad Ca­
tólica
de Argentina
Sant• Mdría de los Buenos Aires, incrementa
su fondo editorial con
esta obra de Betnardino Monrejano, profe­
sor de Filosofía del Derecho de

la mencionada Universidad
y de la
Universidad Nacional de Buenos Aires.
Se trata
de un libro sencillo
y claro, cuyos destinatarios, según
indica el autor, son
Jo,; estudiantes que cursan la asignatura de Intro­
ducción al Derecho, en el
primer año

de los estudios de Derecho.
Consta de una introducción
y de tres capítulos dedicados, respectiva­
mente, a

analizar
la naturaleza de la Universidad y su historia y,
finalmente, la Universidad Argentina.
Parte

el profesor Montejano, en su introducción, de
la observa­
ción

de una realidad fundamental: el desarraigo.
Desarraigo tanto
reHgioso como social, cuya causa se encuentra en un desorden de la
inteligencia: la falsa filosofía que dio lugar a los doo gtandes errores
de

nuestro tiempo: el individualismo liberal
y el socialismo colec­
tivista.
Para el autor, "el primer esfuerz.o dirigido a superar las falsas
opciones tiene que dirigirse al hombre mismo
y posibilitar que éste
realice plenamente su esencia
y que el contorno posibilite esa reali­
>ación. Es

preciso volver a establecer las relaciones fundamentales
rotas
por la modernidad, religar al hombre con su Creador para
que pueda ·encontrar su sitio en el mundo, consciente de sus posibi­
lidades y de sus limitaciones". Y a ese fin ha de contribuir la Uni­
versidad, principal
y fundamentalmente respecto a loo universitarios,
pero trunbiéo resperto a

toda
la sociedad.
Tras señalar lo

que no
es la Universidad -no es el lugar de ad­
quisición o compra de un título, ni un
club social
privado, ni un
comité político, ni una micro polis, iniciaci6n a la vida polfrica o
a la partitocracia- el autor define la Universidad como "una comu­
nidad de profesores
y estudiantes que tiene por fin la búsqueda,
transmisión
y contemplación de la verdad bajo modo de ,~her".
La Universidad, así concebida, tiene cuatro caracteres funda­
mentales: la fidelidad a su fin, que es la verdad; ha de basarse en una
recta filosofía, pues "los conocimientos
particulares deben

integrarse
en una visión
total de la re (*) Ghersi, Buenos Aires 1979, 201 págs. Prólogo de Francisco Javier
Vocos.
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versidad se base en una filosofía que vincule a todas las ramas del
sabet
y coloqne a cada una en el lugar que le corresponde". Esta
filosofía
no

puede
ser otra

que la filosofía petenne.
En teteet lugar,
la
Univetsidad debe integrarse en una
tradición cultura:! auténtica
y viva; y, finalmente, debe set trasunto de la convicción social y del
patrimonio científico de una
época y no una mera dependencia estatal.
La Universidad la concibe, pues, acertadamente ·el autor, como
una comunidad caracterizada por un fin concreto. Ello petmite hablar
al

autor de la Univetsidad como servicio; servicio a toda la sociedad,
derivado precisamente de
'SU fin específico, que es la vetdad en
forma
de
saber, Peco ese

servicio lo lleva a cabo la propia Univer­
sidad, de cuya ptopia vida se detiva,
precisamente, ese

servicio. Por
ello, no puede arrogarse la titularidad el Bitado, ,bajo el sofisma de
que
por tratarse de un servicio público, a él le corresponde desempe­
ñarlo. Cuando

esto ocurre, la Univetsidad
muete como tal, lo que
queda puesto de relieve
,por el profesor Montejano al refetirse, en
páginas post'eriores, a

la
Universidad moderna.
Peto
la Univetsidad requiere una organización jetárquica, de­
rivada de su finalidad.
Es un cuetpo orgánico y colegiado, doode
la participación de quienes la integran,
ha de vetificarse conforme a
la función que cada uno desempeña. No caben, por tanto, en la
acettada concepción

de la Universidad ·por el
profesor M'ontejano,
concepciones

democráticas, en las que se
reclama una
participación
de todos los estamentos universitarios en el mismo plano. Con ello
se aniquila a la Universidad, pues como todo cuerpo social orgánico,
implica una auténtica participación, que según ha señalado Vallet de
Goytisolo, "como

armonía de lo
múltiple ron lo

uno, requiere diversi­
dad de competencias en la unidad superior y de cada elemento de la
pluralidad", ya que
"el mayor

error consiste, confuodiendo los tér­
minos, en querer que participen todos en todo, en lugar de participar
actuando cada cual ea su propia esfera de competencia".
Por
últirnn, el autor señala que la Universidad, si lo es realmente,
es también hermandad entre profesores y

alumnos; una
hermandad
donde el cliroa que origina, promueve y facilita una comunión en
el fin, que los lleve
a cooperar ron afecto para el logro del mismo.
Finhlmente, la Universidad requiere investigación, auténtida do­
cencia
y cootemplación
para lograr
su fin propio.
A continuación, el ptofesor Montejano realiza
una breve

historia
de la Universidad, desde sus orígenes
a nuestros días, señalando los
caracteres
esenciales de la Universidad a

lo
largo de la historia. De
ello, cabe destacar las páginas dedicadas a la deg,adaci6n de /,a Uni­
versidad, doode realiza una acertada síntesis según las tendencias
predominantes que producen
esa degradación.
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Etapas de esa degradación de la Universidad las constituyen la
Universidad filos6fica del Renacimiento, donde se prescinde de la
investigación de la verdad revelada. Así, también en
la Universidad
el antropocentrismo sustituye fil teacentrismo; esta Universidad, "con­
servará todavía la unidad que la filosofía establece con relación a la
ciencias
particulares, pero
habrá perdido la
pos;bilidad de
alcanzar
la universalidad del saber y de plantearse el problema del último
fundamento del universo". La degradación de
la Universidad aumenta con la Universidad
científica que sucede a
la filosófica. Si bien "permanece aún como
meta
la búsqueda de la verdad", sin embargo, "se han perdido to­
r,lmente las posibilidades de alcanzar la universalidad del saber y
obtener la unidad de conocimientos dispersos".
Pero la degradación de
la Universidad aumenta cuando aparece
la concepción de la Universidad profesional, donde lo que interesa
es
la adquisición de un título
que permita el desarrollo
de una pro­
fesión.
Finalmente la degradación llega a su auge cuando recabando el Es­
tado

el monopolio de la
enseñanza, la

Universidad profesional se con­
vierte en Universidad burocrática. Señala el autor cómo esa con­
cepción de

la Universidad y de la
ensefianza, corre

pareja con las
concepciones jurídicas modernas; lo justo es sustitnido
por el de­
recho,

entendido como poder del Estado, a partir del cual se
re­
construye

por
medio de la ley el ordenamiento jurídico.
Así,
la Universidad, como por otra parte el resto de la realidad
social, deja

de ser contemplada en
la plenitud
del orden natural.
Se
convierte en instrumento del Estado para el logro de los fines de
quienes detentan su poder. El profesor Montejano
señala acertada­
mente este
aspecto de

la cuestión, indicando cómo un liberalismo
con
espíritu totalitario,

va a hacer de
la Universidad instrumento
de su política, que consiste en la
creación y formación de mentali­
dades
liberales.
O>mo indica

el profesor Montejano, con
razón, "se
va a intentar en varias ocasiones con éxito, sustraer las Universidades
a la Iglesia o a las corporaciones que las administran privadamente.
Ello, a los

efectos de imponer el credo
libera:! y positivista".
Pero
Cllando se han perdido de vista los grandes temas del hom­
bre
y la sociedad en la vida académica y la unid,d del s,iber, surgen
necesariamente falsos planteamientos desconectados de la realidad.
Aparece así

la universidad ideológica, donde las diversas ideologías,
fruto del idealismo, se sustituyen a la realidad, la
cual debe

moldear­
se y ,hacerse conforme a cada planteamiento ideológico a priorístico.
Así, la Universidad 1m dejado de existir. Como indica el autor,
"la Universidad
ha dejado de ser el ámbito sereno del diálogo aca-
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démico, de la consideración de las cosas a través de sus causas, la
patria del kigc,.r para transformarse en campo de batallas ideológicas,
en lucha de

clases, en
la cueva de la praxis" .
.llsta Universidad

engendra
la Universidad contestataria, donde
el desorden es
y• indescriptible,

fomentado y alentado
por d mar­
xismo en aquellos países donde aún no ha conquistado el poder.
Donde lo ha alcanzado, se impone la Universidad comunista, donde
ya sólo será objeto de estudio la "verdad" marxista.
Por

último, dedica
el autor el último capítulo a la historia do
la Universidad
Argentina, señalando que

los problemas que se le
plantean a
la Universidad Argentina, han de ser resueltos en el con­
texto del derecho natural clásico, debiendo reconocerse a las univer­
sidades autonomía académica y autarquía financiera y administrativa.
Así, pues, el libro que acabarnos de comentar y resumir breve·
mente, concibe acertadamente a la Univers-idad como un auténtico
ccrerpo intermedio,

como una corporación,
y aunque no necesario al
modo de la familia, por ejemplo, si natural, con todo lo que ello com­
porta,

en especial su independencia del
Estado, e'l cual debe cumplir
respecto

a ella,
el principio de subsidiariedad.
Hay sin embargo un pequeño reparo a la obra, de caracter se­
mántico, pero que tiene su importancia. Es la utilización de la pa­
labra rocialización (1), como tarea que hay que realizar, pues si
bien el autor, desde luego, no la
utiliza como absorción

por parte
del Estado de aquellas funciones
propias de

la iniciativa privada o
de los cuerpos intermedios, sino como incremento de fas relaciones
sociales, no obstante, ello puede inducir a confusión, sobre todo
ruando la obra se dirige
a estudiantes
del primer año
de Derecho.
Porque
la socialización se encuentra, hoy

por hoy, vinculada al
so­
cialismo, y fa utilización de una misma pa:labra para expresar con­
ceptos
distintos, no beneficia en nada a
la obra de reconstrucción
social, uno de cuyos mayores enemigos es, precisamente el socialis­
mo y su tarea de "socialización".
ESTANISLAO CANTERO
(1) Pág. 29. También la expresión soda/izado, para describir la socie­
dad

medieval.
Así, dice: «Es una época de gran vitalidad social, en la cual el
Estado se

encuentra
reducido al

mínimo. Pero
no es
una
época individualista,
pues

todo, en
el medioevo, está diríamos socializado» (pág. 73).
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