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El tomismo en las encíclicas sociales

EL TOMISMO EN LAS ENCTCLICAS SOCIAIJES (*)
POR
MIGUEL PoRADOWSKI
El presente año, 1981, es el año de los aniversarios de las
principales ( 1) encíclicas sociales: se cumplen los noventa años de
la encíclica
Rerum novarum (2),

publicada por el Papa León XIII,
en el año 1891; se cumplen los cincuenta años de la encíclica
Quadragesimo anno, publicada en 1931, por el Papa Pío XI,
para celebrar los cuarenta años de la
Rerum novarum y para ac­
tualizar su doctrina; se cumplen los veinte años de la encíclica Mater et magistra del Papa Juan XXIII, publicada en 1961, para
recordar las

enseñanzas de la
Rerum novarum y para aplicarlas a
los problemas de la segunda mitad del siglo
!XX; también se cum-
(*) Texto de la conferencia dada en la Semana Tomista, celebrada
por
la Universidad Católica del Valparaíso, Chile, octubre, 1981.
(1) En. realidad se trata s61o de las encíclicas principales-, es decir,
dedicadas al estudio del aspecto moral de los problemas sociales y econó­
micos,

sin
embargo, en el mismo período de tiempo, la Iglesia ha publica­
do muchas otras encíclicas sociales sobre los temas de matrimonio, fa­
milia, esclavitud, distintas corrientes sociales y políticas (liberalismo, so­
cialismo, comunismo, etc.), sobre la paz, las relaciones entre la Iglesia y
el Esta.do, sobre la educación cristiana; sobre el reinado social de Cristo,
etcétera.
(2) Los nombres de las encíclicas vienen de las primeras palabras del
teXto. Como el idioma oficial de la. Iglesia es el latín, los originales de las
encíclicas son el latín, salvo algunas excepciones, cuando el Papa se dirige
solamente a un pueblo y no a todos los fieles, como -son los casos de las
encíclicas·social-pollticas Non Abbiamo Bisogno, de 1931 (dirigida a los
italfanos, sobre el fascismo) y Mit Brennender · Sorge, de 1937 (dirigida al
pueblo alemán, sobre el asunto del nacismo-hitlerismo ).
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MIGUEL PORADOWSKI
plen los diez del documento (3) Octogesima adveniens del Papa
Paulo VI, publicado tanto para celebrar los ochenta años de
la Rerum novarum, como también tratar, a la luz de la doctrina
de
la Rerum novarum, los actuales problemas sociales, y, reciente­
mente, el Papa actual, Juan Pablo II, publica en este año su en­
cíclica social Laborem exercens, para resaltar estos aniversarios
y, con esta ocasión, profundizar la enseñanza social de la Iglesia
sobre el trabajo.
La encíclica
Rerum novarum y las encíclicas sociales que la
siguen exponen la moderna ( 4) doctrina social de la Iglesia; se
trata de una exposición oficial del Magisterio eclesiástico. Sin
embargo, conviene recordar
que esta

exposición oficial de
la San­
ta Sede no inaugura la moderna doctrina social de la Iglesia
-la cual, en una forma espontánea, se expresó principalmente
en
la mitad del siglo XIX-sino que acoge y hace suya la ex-
(3) Formalmente, el documento Octogesima adveniens no es una
«enclclica»,
pues,

no
está dirigida a todos los obispos y fieles, sino a una
persona: el arzobispo Maurice Roy, Presidente (en el
año 1971)
de la
Co­
misi6n Pontificia «Justicia y Paz»; sin embargo, en realidad· 10 es, siendo
tratada como endclica social.
( 4) La palabra «moderna» no tiene nada que ver con el «modernis­
mo» ( una corriente intelectual de la segunda mitad del siglo XIX, conde­
nada por la Iglesia), sino con los tiem:Pos modernos, es decir, .con 108 que
vienen después de las tres revoluciones del final del ·siglo XVIII, a saber:
la revolución industrial, causante de la nueva economía, del capitalismo
industrial, que -incorpora en el proceso de la· producción la máquina y, en
·consecuencia, de
una producción en masa, imposible sin extensión del mer­
cado

(de venta de los
productos y de COmpra de las materias primas) a
otros
países (

el neocolonialismo)
y con innumerables «problemas sociales»,
especialmente el

del
pi-oletariado obrero; la revolución de las ideas anticris­
tianas: el materialismo, el individualismo, el liberalismo y sus derivados:
el socialismo y el comunismo; la revolución pol!tica, manifestada prindpal­
mffite en la «gran revoluci6n francesa» (1789-1799), que llevó las men­
cioriadas ideas subversivas a 1á práctica, las expresó en las legislaciones y
las extendió a casi todo el múrido. Enfrentando los problemas sociales nue­
vos, creados por estas tres revoluciones, la Iglesia · formula su moáerna
doctrina socíal,· la cual es· la continuacióti de lo enseñado desde el pr.iiner
siglo;

empezando por las
enseñanzas de Cristo.
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EL TOMISMO EN LAS ENCICLICAS SOCIALES
posición no oficial ya existente desde hace medio siglo, y siendo
patcialmente aprobada por el Concilio Vaticano I (1870). Además, hay que recordat el otro hecho, sumamente impor­
tante, a saber, que la formulación, tanto oficial como la previa
no oficial, de la moderna doctrina social de la Iglesia coincide
con la renovación del tomismo (5) y, más todavía, que precisa­
mente en la elaboración de la moderna doctrina social de la
Iglesia se manifiesta esta renovación del tomismo y la vuelta al
tomismo, en la mitad del siglo xrx, como
lo subrayan los varios
trabajos presentados con ocasión del octavo Congreso Internacio­
nal Tomista (6), organizado pata celebrar el centenario de la en­
cíclica Aeterni patris (1879), publicada por el Papa León XIII,
con el
fin de recomendar el pensamiento de Santo Tomás de
Aquino como la base de los estudios filosóficos y teológicos. Por eso, la moderna doctrina social de la Iglesia es esencial­
mente tomista, pues, el pensamiento de Santo Tomás está en la
base de esta doctrina, tanto de las encíclicas sociales, como de
las exposiciones espontáneas previas, lo que a continuación va­
mos a comprobar. Por esta razón podemos afirmar que la má­
xima, frecuentemente usada por muchos papas, en los documen­
tos oficiales de la Iglesia, que «Tbomae doctrinam Eccle•ia suam
(5) El término «tomismo» se. usa en distintos sentidos; en el ~tido
estricto se entiende por «tomismo» el pensamiento de Santo Tomás, -que
es
~ original y coherente síntesis de la antigua filosofía precris~a.
especialmente 1á de Aristóteles (pero solamente de lo que es en ella acep­
table

para
el pensamiento cristiano) y de los pensadores cristianos de los
primeros doce siglos, como también el aporte propio y exclusivo del Doc­
tor Angélico; en sentido amplio por «tomismo» se entiende la philo­
sophia perennis cristiana, de la cual Santo Tomás es el más grande ·re­
presentante y . la. cual se enriquece, a lo largo de los siglos, por los aportes
de los neotomistas, es decir, de los pensadores que, siguiendo con fidelj.­
dad a Santo Tomás, incorporan los logros de las ciencias y ·de los des­
cubrimientos posteriores a Santo Tomás, sin dejar ni sus principios,·
ni
sus métodos.
(6) Celebrado en Roma, en el mes de septiembre de 1980. El punto
culminante del Congreso fue la alocución papal. Los textos de las confe­
rencias,

ponencias
y debates salieron publicados en ocho volúmenes por
la Pontificia Academia Romana de Santo Tomás de Aquino.
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKJ
~ecit» (7) ----:-'lue la Iglesia ha hecho suya la enseñanza de Santo
Tomás- se manifiesta también en la
moderna doctrina
social
de la Iglesia, lo que tiene sus
importatísimas consecuencias

prác­
ticas, a las cuales nos vamos a referir al final de esta exposición. La moderna doctrina social de la Iglesia no empieza con la
endclica
Rerum novarum, pero en ella recibe la oficial aproba­
cióp. de

parte de la
máxima autoridad
eclesiástica; empieza, em­
pero, con las presentaciones inmediatas no oficiales, en distintos
países, donde se presentan los nuevos problemas sociales de la época industrial. Además, muchas de estas formulaciones no ofi­
ciales están acogidas por la endclica
Rerum novarum, lo que es
evidente cuando se compará los contenidos
de estas

presentacio­
nes no oficiales, algunas de ellas formuladas más de cincuenta
años antes de la
Rerum novarum, con el texto de la enciclica. A
continuación vamos a ver algunas de estas formulaciones no ofi­
ciales escogiendo sólo, a título de ejemplo, las reacciones inme­
diatas en tres países: Italia, Francia y Alemania, y limitándose sólo a algunos nombres representativos.
ITALIA
Como representante de algunos autores tomistas, que ma­
nifiestan su dominio del pensamiento de Santo Tomás; con oca­ sión de formular los principios de
la moderna doctrina social de
la Iglesia, si s.e trata de Italia, podemos citar al padre jesuita
Matteo Liberatore (1810-1892), compañero, colaborador, amigo de los hermanos
Pecci, del

cardenal Giuseppe Pecci, la figura
principal del renacimiento tomista en
Italia, en

el siglo xrx y
del
. nuncio

y después arzobispo de Perugia, Gioachino
Peed, el
futuro

Papa León XIII, el autor de dos enciclicas que aqui
nos interesan:
la Rerumn novarum ( 1891) y, previamente, la
fl) Esta fórmula, en distintas redacciones, fue usada -por muchos
papas; véase al respecto la conferencia de Giuseppe Perini, dada en d
mencionado Congreso Tomista, Acta (Atti) vol. I, págs. 89-121.
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EL TOMISMO EN LAS ENCICLICAS SOCIALES
Aeterni patris (1879); d padre Liberatore colabora en la pre­
paración de ambos documentos, profundamente tomistas.
El padre Liberatore entra en la
recién reconstruida (1814)
Compañia de Jesús a los 16 años
y tiene la buena suerte de estu­
diar en los institutos de la Compañía cuando viene d renacimi~u­
to
dd tomismo; su profesores y compañeros de estudios son los
más eminentes tomistas italianos de la época
y entusiastas dd
tomismo,

los hermanos Sordi (Serafino
y Doménico), Luigi Ta­
parelli, Pasquale Gallupi
y otros.
Su profundo conocimiento del tomismo lo demuestra primera­
mente cuando se atreve a analizar
y criticar la filosofía de moda
de Cousin. Víctor Cousin (1792-1876), siendo profesor de la
Universidad de París
y autor de impresionantes obra: Cours
d'histoire

de la philosophie moderne (1841-1846)
y de Du vrai,
du beau et du bien (
1853 ),

tenía enorme influencia en los se­
minarios
y facultades de Teología, a pesar que demostraba una
clara tendencia panteísta.
El padre Llberatore, basándose en la filosofía tomista, hace
una severa crítica
dd pensamiento

de Cousin en una larga serie
de artículos

en la revista
La Scienza e la Fede, en los años 1841-
1845, es
decir, inmediatamente
que
aparecen las
últimas obras
de Cousin. Es en esta
lucha contra las influencias inmanentistas
y panteístas que d padre Liberatore profundiza sus conocimien­
tos
dd tomismo y llega a ser su principal defensor y divulgador.
Cuando en el año 1850 nace la revista
Civilta cattolica, el
padre

Llberatore es uno de sus fundadores y redactores; la
fi­
nalidad de la Civilta cattolica es la exposición de la doctrina
social de la Iglesia frente a todos los problemas de la época.
El padre Liberatore, junto con otros padres jesuitas tomistas, dan a la
Civilta cattolica un

claro carácter de la revista tomista, a
pesar de la antitomista posición
dd padre

general Roothaan.
Sin embargo, hasta la muerte del padre Roothaan (1853), tenían
que evitar la palabra «tomista» y referencias a Santo Tomás,
para evitar represiones de parte
dd Padre

general de la Com­
pañía, quien duramente perseguía a los tomistas,
arrincónándo:
les

en pequeñas casas de la Compañía, lejos de Roma.
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MIGUEL PORADOWSKI
La principal obra tomista del padre Liberatore es el volu,
minoso

estudio
Della conoscenza intetlectuale, publicada en los
años 1857-1858, en dos volúmenes, donde presenta la teoría de
Santo Tomás sobre el conocimiento y la aplica a los problemas
actuales del conocimiento. Con esta obra, el padre Liberatore se
recibe como «tomista» se puede decir, pues, ya es considerado como autoridad respecto al tomismo, ante todo por el más fer­
voroso e influyente tomista italiano el cardenal Giuseppe Pecci,
presidente de la primera Academia tomista,
fundada en Perugia
en el año
1859, el futuro presidente de la Pontificia Academia
de Santo Tomás, fundada por su hermano el Papa León XIII,
el
15 de octubre 1879, es decir, pocos meses después de la pu­
blicación de la encíclica
Aeterni patris ( en paréntesis recordemos
que el cardenal Giuseppe Pecci, profesor de filosofía en varios seminarios y facultades de Teología, salió de la Compañía de
Jesús en 1848, lo que le ahorró las persecuciones
de parte del
general de la Compañía, enemigo del tomismo; el cardenal Peed
volvió a la Compañia al
final de su larga vida).
Pues bien, el padre Liberatore es amigo y colaborador
: del
Papa

León XIII,
y por orden del Papa entra en varias comi­
siones de
la Curia Romana, que preparan los documentos papa­
les y las encíclicas; entra también en la Comisión Confidencial,
creada por

León XIII para preparar el texto de la encíclica
Re­
rum novarum.
El padre Liberatore es no solamente un serio conocedor de la
filosofía y teología de Santo Tomás, sino también un serio' co­
nocedor de los problemas sociales de la
época y conocedor de
la economía. Al respecto conviene recordar que
el padre Libera­
tore escribió un serio manual de la
economía bajo el útulo Prin­
cipii
di

economia po/itica,
en el año 1889. No es pues nada' de
extraño que en toda la encíclica Rerum novarum haya enfoques
profundamente tomistas, más todavía si se toma en cuenta que
también y otros integrantes de la mencionada Comisión Confi­
dencial,
que preparaba 'la' encíclica, fueton

renombrados tomistas
( el cardenal
Mermillod y

los integrantes de su Unión de Friburgo ).
El padre
Liberatore, en muchísimos arúculos

publicados en
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EL TOMISMO EN LAS ENCICLICAS SOCIALES
la Civil;a cattolica, elabora la. moderna· doctrina social de la Igle­
sia, durante casi cuarenta años, pues, desde el primer número
de
la mencionada revista .hasta la publicación de la encíclica Re­
rum novarum, la cual, hasta . algún punto, recoge y hace suya,
la doctrina

expuesta por el padre Liberatore.
Además, el padre Llberatore también escribe sobre otros te­
mas de la doctrina de
la Iglesia, a saber, sobre los temas politi­
cos y, fuera de los artículos, publica varios estudios sobre
la
moral politica, entre ellos La Chiesa e lo Stato, en 1871, y Del
diritto pubb/ico
eccl;siastÍ~O, en 1887 y .SU colaboración en la
preparación de la encíclica
I nmortale dei es bien conocida.
El profesor Giovani Ambrosetti llama la atención sobre la
continua profundización y perfeccionamiento del conocimento
del tomismo por el padre Liberatore. Como ejemplo ilustrativo
menciona el caso de su obra
Ethicae et iuris naturae elementa,
pues, cada nueva edición de este libro la cantidad de · textos de
Santo Tomás citados por el padre Liberatore crece enormente;
eso se nota especialmente cuando se compara
la edición del año
1855

(es
decir, la cuarta) con la de 1876 y más todavía eso se
nota en sü Füosofia del diritto de 1878 (Giovanni Ambrósetti,
L'idea del diritto natura/e cristiana, en Atti dell'VIII Congresso
Internazionale, vol. I, pág. 398).
Conviene recordar que el padre Liberatore es no solamente
uno de los más destacados tomistas de
la segunda mitad del
siglo
XIX en I talla, sino también uno de los elaboradores del neo­
tomismo. Sobre este tema escribe ampliamente el ex-rector de
la Universidad Gregoriana de Roma (gozando ahora de
título
de

Rettore Magnifico Emerito della Pontificia
Univérsitii Gre'
goriana)

el padre Paolo
Dezza, S. J., en su exposición La pre­
parazione del!' encíclica «Aeterni

patris»
al octavo congteso to­
mista internacional, en Roma, en 1980. El neotismo de la mitad del siglo xrx tenía que
enfrentarse
en

gnoseología con las dos posiciones extremas, a saber: por una
parte
con ·el apriorismo

kantiano y por otra parte con el sensis­
mo lackiano,

elaborando la doctrina de la abstracción.
El padre
Dezza insite que «la dottrina dell'astrazione
é la prima afferma-
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MIGUEL PORADOWSKI
zione caratteristica. del neotomismo ed é rimasta il fulcro della
gnosdogia tomista». Sin embargo, siempre según el padre
Dezza,
esta

doctrina «é connessa con la dottrina dell'anima forma sos­
tanziale del

corpo, che
é la seronda affermazione caratteristica
del neotismo». Pues bien, esta doctrina «é stata ampiamente
sviluppata e approfondita dal Liberatore, especialmente nella sua
opera
Del composto umano» (1862).
No podemos aquí ahondar en estos problemas y a los inte­
resados por mayores detalles nos permitimos recomendar el es­
tudio mencionado del
padre Dezza; a nosotros aquí nos interesa
solamente destacar que el padre Liberatore fue un serio y profun­
do conocedor del tomismo
y uno de los más destacados neotomis­
tas, en la mitad del siglo
XIX, es decir, el pensador que con las
categorías del tomismo enfrentaba las corrientes intelectuales de su tiempo; además, no se limitaba a las polémicas estrictamen­
te en el plano de la metafísica, sino que le interesaban los pro­
blemas concretos de la filosofía social, como base de las doctri­
nas sociales, económicas y políticas del siglo
XIX y en su carácter
de pensador tomista
y neotomista es el principal colaborador del
Papa León XIII, en la preparación de varias encíclicas y espe­
cialmente de la encíclica
Rerum novarum, lo que nos explica
el carácter tomista de la doctrina de la Rerum novarum (8).
(8) Hay que insistir sobre este punto, pues se han divulgado opinio­
nes

completamente
falsas al respecto; se dioe que el padre Liberatore no
conocía el
pensamiento de Santo Tomás y ni siguiera conocía el idioma
latín; mientras que hemos visto que el padre Liberatore es profesor de
lo~ institutos superiores de estudios de la Compañía, impartiendo sus
clases exclusivamente en
latín, es, además, el autor de varias obras es­
critas
en
latín, y uno de los más destacados tomistas del siglo XIX.
Agreguemos que el padre Comblin echa parecidas calumnias sobre la per­
sona del eminente latinista que fue el Papa
Le6n XIIII,
el cual estudiaba
en los 4i,stltutos_ de los padres jesuitas exclusivamente en latín. Su domi·
ni.o de este idioma fue tan extraordinario que incluso como joven mucha·
cho de doce años improvisó un largo discurso en latín en forma de un
poema de doscientas estrofas, como lo relata la biografía de los papas d~
Hans Kühner: «Leo, der grosste Papst des 19. Jahrhunderts, bat bereits
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EL TOMISMO EN LAS ENCICLICAS SOCIALES
FRANCIA
Respecto a Francia, vamos a mencionar a
Lacordaire y
Ozanam.
Henri-Dominic Lacordaire (1802-1816), se acercó a los es­
critos
de Santo Tomás probablemente sólo cuando buscaba los
argumentos contra el pensamiento de La Mennais, pues, hay que suponer que ni en el Liceo, ni en
la Escuela de Derecho de Di­
jon, ni siquiera en el Seminario de Saint-Sulpice, al cual entra en 1824, después
de su corta carrera de abogado, tenía la opor­
tunidad de conocer seriamente al tomismo.
Durante
la nueva ola de la persecución de la Iglesia en Fran­
cia en el año 1830, cuando varios obispos buscaban refugio en
el extranjero y el
arzobispo de
París vivía escondido, errando de
casa a casa de sus feligreses, Lacordaire, recién ordenado sacerdo­ te, recibe una honrosa invitación de ocupar el puesto de Vicario
general en la diócesis de Nueva York. Sin embargo, en vísperas
als junger Mann Staunen erweckt dutch eine rhetorisch-dichterische Be­
gabung, als er über den Brand der Basilika San Paolo kurz vor dem Tode
Pius'VII zweihundert lateinische Hexameter improvisiette» Neues Papstle­
xikon, 1956, Fischer Bücberei, s. 161). Negando el conocimiento del idio­
ma latín tanto por el Papa Le6n XIII, como y por el padre Liberatore
y, también negaiido el éonocimiento por ambos de las obras de Santo To­
más de Aquino, se explica el por qué la encíclica Rerum novarum invoca
la autoridad de Santo Tomás para justificar la institución de la propiedad
privada. Hasta .tal ridículos argumentos se recurre para combatir la doc­
trina de la Rerum novarum sobre la_ institución de la propiedad privada.
Sobre el padre Matteo Liberatore v~:
Andrea Mario Caspani,-«La formazione-di Mattco LtDeratore e il to­
mismo», en Studi tomistici, vol. 11, págs. 332-339.
Eudal Giralt, «Los
fundadores de
la-CivilitlJ cattolica y la
restauración de la .filosofía. tomista», en Studi tomistici, vol. 11, páginas
441-445.
Niccolo del Re,
«II tomista Cardina!e Giuseppe Pecci», Ibld., p,lgi•
nas 468-475.
P.- Paolo Dezza, S. J., «La preparazione dell'enciclica Aeterni ,patris»,
en Studi tomistici, · vol. 10, pi!gs. 51-65.
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MIGUEL PORADOWSKI
de su decisión de abandonar Francia y emigrar a Estados Unidos,
le llega la proposición
de colaborar con el períodico L' Avenir,
recién
fundado por el sacerdote Gerbet, para defender la liber­
tad de

la Iglesia.
A pesar
de. todos los peligros, Lacordaire se queda en París
y. acepta la colaboración con L'Avenir, lo que significa la cola­
boración con Monralembert
y La Mennais. El lema de L' Avenir
es

«Dios
y la Libertad», la frase que lleva como subtítulo. Sin
embargo, desde el principio, Lacordaire, instintivamente, descon­ fiaba del pensamiento de La Mennais, pero sin sentirse capaz de
polemizar con
él hasta que se dedicó a estudiar seriamente el
tomismo. Es gracias al tomismo que Lacordaire descubre en que
consiste el
ertor de

la posición de La Mennais
y se atreve a re­
futarlo en

un estudio titulado Considérations sur le
systeme
pbilosopbique

de M. de La Mennais
. .
Entre

muchos reproches que hace
al pensamiento de La­
mennais encontramos también los dos siguientes: primero, que Lamennais ubica
la autoridad suprema e infalible no en la Igle­
sia, sino en el «pueblo» y, segundo, que, en consecuencia, abre
la puerta a un nuevo protestantismo (9).
Sin embargo, la obra de Lacordaire, sobre el pensamiento
de La Mennais, escrita probablemente en el año 1830, fue pu­
blicada sólo en 1834, pues
el entonces arzobispo de París, Mon­
señor Quélen consideró inoportuna su imediata publicación (10).
J9) El texto correspondiente en el original francés es el siguiente:
«Le·, sys~e philosophique de M. de La Mennais, en établissant une auto­
rité infaillíbe autre que l'Eglise, détruit la nécessité. absolu de l'Eglise,
délivte de la solitude les esprits rebelles _ a l'Egli~ et ouvre la porte a un
protestantisme nouveau». Citado por Marc Escholier, Lacordaire ou Dieu
el la liberté, Parls, Flenrus, 1959, págs. 122-123.
(10) Su biógrafo Marc Escholier anota: A .sa grande surprise, Mgr
dt. · Quélen, quoiqu'il fut hostile aux idés et a l'activité de La M_ennais,
avait dissuadé l'ancien disciple de publier un tel ouvrage. Lacor~ _ayait
d~
S'incliner. Mais, lorsque
en
1834 les Paroles d'un croyant vintellt
apporter la preuve que La Mennais se séparait de l'Eglise en · aimontllllt
lt" triomphe des peupÍes sur les souverains et sur «les-princes des p~tres)I,,
Lacordaire fut autorisé a publier 5eS ConsidératiOns: IbÍd., pdg. 123.
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EL TOMISMO EN LAS ENCICLICAS SOCIALES
En esta obra, Lacordaire demuestra no solamente un pro­
fundo conocimiento de los escriros de Santo Tomás,
sino. su
propio

«tomismo», pues toda
la argumentación está tomada de
Santo Tomás, especialmente el capítulo VIII, dedicado a la «doc­
trina de Santo Tomás sobre el papel
de la filosofía en la Iglesia»
(Doctrine de Saint Thomas sur la philosophie dans l'Eglise).
En realidad se trata del papel de la filosofía en la vivencia de
la fe del cristiano. Basándose en Santo Tomás, al cual cita copio­
samente, Lacordaire sostiene que
la filosofía tenía siempre en
la Iglesia

el
papd de

preparación a
la fe, por la demostración
de las veradades religiosas accesibles a
la razón y del papel de
ccnfirmación de la fe por la explicitación de las verdades inaccesi­
bles a la razón (11). En el año 1835 Lacordaire es nombrado el predicador de
cuaresma en la catedral Notre Dame, en París
y en este cargo
permanece hasta el año 1851, con la excepción de los años de su noviciado, cuando entra, en 1837 en el Orden de Santo Do­
mingo, en Italia. Los años de noviciado son para él los años
de la profundización de la filosofía
y de la teología de Santo
Tomás. Volviendo a predicar en la catedral de Notre Dame en
París, en 1843, Lacordaire trata casi todos los temas sociales
de
acrualidad a

la luz del pensamiento tomista. As!, durante los
(11) El texto en francés es el siguiente: «Nous ne voyons les choses
qui sont au dessus de
la raison humaine que'S. l'aide de la révélation.
Cependant il est possible de les éclairer de quelque lumietes vrassemble­
bles

qui sont utiles
a l'exercice et A la consolation des fideles, mais qu'il
ne faut pas employer contre ceux qui ne le sont pas, de peur que l'insu­
ffisa.nce en ces lumietes ne les confirme dans l'erreur et ne Ieur persuade
que nous n'avons pas d'autres motifs de consentir 8 la verité de la foi».
Y más adelante dice: «Jamais la philosophie n'avait été plus liéé a l'Eglise
jamais elle n'avait été dans l'Eglise qu'une préparation
a la foi par la de­
monsttation des
vérités religieuses

accesibles
a la raison, et qu'une con­
firmation de la foi par l'explication vraissem.bleble des vérités · inaccessibles
a la raison». Considératians sur le Systeme pbilosophique de M. de la
Mennais,
Tome VII des oeuvres du R. P. Henri-Dominique Lacordaire,
París, 1880, pág.
105, citado _por Jean Yves Chevalier, Le thomisme et la
pbilosophie chrétienne, en Studi Tomistici,
vol. 11, págs. 308-309.
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once años, en la primera mitad del siglo x1x, casi cincuenta años
antes de la publicación de la encíclica
Rerum novarum, en las
73 conferencias,
predicadas en el principal templo de Francia,
en la catedral de Notre Dame, se formulaba, a la luz del tomis­
mo, la moderna doctrina social de la Iglesia. Las últimas 29 conferencias son
«tomistas» hasta

en su estructura
y ordenación,
anota el profesor Jean Yves Chevalier (12). Sin embargo,
hay que recordar que Lacordaire no se limita­
ba

a predicar solamente en la catedral Notre Dame en París,
pues, con
sus predicaciones

y conferencias recorre
también las
principales

ciudades de Francia, basándose siempre en sus ex­
posiciones en el pensamiento de Santo Tomás. Cuando por
fin
aparece

la traducción francesa de la
Suma teológica de Santo
Tomás, en el año 1850, Lacordaire escribe al traductor l'abbé
Durieux:
La Somme de Saint Thomas est l'étude de tous les
;ours de ma vie et ;e n'ai qu'un regret, c'est de ne l'avoir pas
connue des l'dge ou je commenfais de m'initier aux lettres di­
vines ( 13 ). Lacordaire expresa su adhesión al pensamiento to­
mista
y su admiración por Santo Tomás, llamándolo «a lo me­
jor el más
grande de
los doctores de la Iglesia»
Peut ette le plus
grand de

ses
docteurs (14).
Contra las corrientes fideístas, Lacordaire defiende frecuen­
temente la presencia de la filosofía en
la vida de la Iglesia. Lo
hace especialmente en la conferencia 49, titulada
De l'homme
en tant
qu'etre intelligent (15) y vuelve a este tema, una vez
más al final de su vida, en
el discurso sobre el estudio de la
filosofía en
los colegios, pronunciado a ocasión de la distribu­
ción de premios en el
colegio· de

Soreze (Taru), del cual fue
rector; en este discurso formula su concepto, profundamente to­
mista, de la filosofía cristiana ( 16 ).
(12) Ibíd., pág. 310. ·
(13) Ib/d;, pág. 310. ·
(14) Ibíd., pág: 311. ·
(15) Oevres, op. cit.
(16) En este ·Discours -sur les études-philosophiques, ·Lacordaire-po­
lemiza con los que objetan el valor de la filosofía en la vida de la fe:
242
Fundaci\363n Speiro

EL TOMISMO EN LAS ENCICLICAS SOCIALES
Federico Ozanam (1813-1853), nacido en Milán, pertenece al
grupo
de los iniciadores forjadores de la moderna doctrina
social
de

la Iglesia en Francia, destacándose especialmente en
d campo
ck la caridad. Muy precoz, en su temprana juventud es asiduo
lector
de San Agustín y de Santo Tomás. A la edad de veinte
años, todavía estudiante
universitario, junto oon sus
compañeros
funda la famosa institución de caridad las conferencias de San Vi­
cente de Paúl (1833). Cuando veinte años después moría Oza­
nam, esta

institución ya se extendía a toda Francia, contando
con miles
de socios e, incluso, ya se extendía a muchos países
europeos
y fuera de Europa. Conviene recordar que esta mag­
nífica obra
social tenía
por finalidad no solamente organizar la
inmediata ayuda caritativa a los más necesitados, sino, ante todo,
la educación de la juventud en la caridad
y convivencia entre
todas las clases sociales, combatiendo diariamente la más grave
tara moral
dd hombre: d egoísmo.
Ozanam

fue durante toda su vida admirador
y amigo de
Lacordaire. Es por la iniciativa de Ozanam que
d arzobispo
de
París nombra a Lacordaire predicador de cuaresma en la cate­ dral Notre Dame de París. La amistad de Ozanam con Lacordaire toma forma de una
estrecha
colaboraci6n en

la elaboración de un pensamiento
so­
cial, inspirado en d tomismo, a la luz dd cual se analizan acon­
tecimientos, problemas, doctrinas
y corrientes sociales de la
época.
Ambos lo hacen principalmente en las páginas de /'Ere
Nouvelle,
d periódico dirigido por Lacordaire, con la ayuda de
Ozanam. Especialmente merece
ser destacada
la lucha de Ozanam
contra
d socialismo

de la época. Ozanam ve en
d socialismo
la
secularización
dd cristianismo.

En una
serie de
artículos, pu-
«N'en doutez pas, Messieurs, tuer la philosophie c'est tuer la raison dans
son plus
profond exercice et dans sa plus haute manifestation . . . Rejetez
la philosophie, déclarez la suspecte ou inutile, sous le prétexte que la foi
du
pátre et de l'enfant suffit au salut de la vérité et vous verrez bientot
ce que deviendra
la foi elle méme aux prises avec la terrible puissance du
sophisme». Ibid. Citado por Jean Yves Chevalier, op. cit.
243
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
blicados en.l'Ere Nouvel/e, bajo el título Les origines du socialis­
me, reprocha

al socialismo la limitación de la vida humana ex­
clusivamente a lo temporal
( Le socialisme borne a cett, vie, a
cette terre la destinée humaine) (17). En otra serie de artícu­
los, Ozanam hace un esfuerzo de presentar positivamente las
indicaciones de la moral social cristiana, no tanto pata solucio­
nat como más bien pata aliviar los graves problemas del prole­
tatiado. Son las series:
Aux gens
de bien. Les causes de
la misere.
Des

dangers de la
cbarité ( 18 ).

Sin embargo, tanto a Lacordaire
como. a Ozanam les faltan conocimientos más serios y científi­
cos de la economía. Al mismo tiempo, el grupo de Ozanam, en otro plano, el
parlamentario, sale con las iniciativas legislativas. Para estos fi.
nes
fundan la Sociedad de la Economía Caritativa (La Société
d'Economie Charitable) compuesta por economistas, patlamen­
tarios y moralistas. Su finalidad es. el estudio de los problemas
sociales y la elaboración de los proyectos de leyes sociales. Fun­
dada en 1846
te!Úa el

mérito de pasat en el Patlamento varias
legislaciones sociales (19). El nombre de esta institución se jus­
tificaba por la finalidad perseguida, a saber: poner
la economía
al servicio del hombre. En el año 1848, Ozanam publica su famoso Manifiesto del
Amor, que es una entusiasta llamada a
la fraternidad, solidaridad,
cooperación y al amor cristiano entre todos los hombres y todos
los grupos sociales. Este Manifiesto aparece un mes antes del no menos famoso Manifiesto Comunista de Katl
Marx, un

ma­
nifiesto del odio, del llamado a la lucha de clases y a la revolu­
ción destructora. Fue una
tragedia de

la humanidad, con funes­
tas consecuencias que sufrimos hasta hoy día, que el Manifiesto
(17) Citado por J. B. Duroselle, Les débuts du catholicisme social en
France (1822-1870), Presses Universitaires de France, 1951, pág. 306.
(18)
Ibld., pág. 312.
(19) Los mayores datos sobre esta Sociedad de la Economía Caritati~
va

se puede encontrar en
d libro de-J acques Marteaux, Les catholiques
dans l'inquiétude, op cit. págs 55; 65: también en el libro de Duroselle,
op. cit., 217 y siguientes.
244
Fundaci\363n Speiro

EL TOMISMO EN LAS ENCICLICAS SOCIALES
Comunista tuviera mayor resonancia que el Manifiesto del Amor.
Como en el año 1848 también y hoy
día la humanidad tiene
que escoger entre el cristiano Manifiesto del Amor y el marxis­
ta Manifiesto del Odio.
En la Curia Romana se estudia actualmente la causa de la
posible beatificación de Federico Ozanam.
ALEMANIA
La más seria
y la más efectiva contribución para la ~bora­
ción
de

la moderna doctrina social
de la Iglesia, a base del to­
mismo, en la primera mitad del siglo
XIX, viene de parte del
obispo alemán Ketteler. Además su doctrina recibe una comple­ ta aprobación oficial de parte de
la Santa

Sede, pues, casi en
su totalidad está incorporada en la encíclica Rerum novarum
y,
por esta razón a ella conviene dedicar más espacio que a las
demás.
Wilhelm Emmanuel Graf von Ketteler ( 1811-1877), nace
en una familia aristocrática protestante; entra en la vida pública
primero como oficial del ejército y este tiempo de vida militar
deja en su personalidad una huella imborrable (la disciplina, la
laboriosidad, la austeridad, el respeto de la autoridad, el aprecio del orden, la vida
sacrificada al

servicio de la sociedad). Cuando
deja las filas del ejército, estudia leyes
y economía y se recibe
de abogado. Sin embargo, no le satisface
ni la vida militar, ni
lo de abogado; viene la conversión al catolicismo y la vocación
sacerdotal. Ketteler entra en el seminario, estudia filosofía
y
teología y especialmente el pensamiento de Santo Tomás. A la
edad de 3 3 años es ordenado sacerdote (la cifra 3 3
caracteri2a
su

vida; se ordena teniendo 3 3 años y trabaja como sacerdote
33 años, pues, muere cumpliendo los 33 años de la vida sacerdo­
tal, después de una
enfermedad que

duró 3 3 días); después
de
seis

años de trabajo sacerdotal es consagrado obispo de Maguncia
(Meioz),
en el

año
1850. Toma
parte en la vida política, pri­
mero coino

diputado al parlamento local, en Frankfurt
y después
245
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
como diputado al Reichstag. Es muy activo en el Concilio Va­
ticano
I. Durante veinte años es el principal orador sobre los
temas de
la moral social con ocasión de los KatboliKentage
(Las

Jornadas Católicas). Entre sus obras escritas, tres tienen es­
pecial importancia: Die grossen sozialen Fragen der Gegenwart
(1848); Die
Arbeiterfrage und das Christentum (1864 y Die
Arbeiterbewegung und ihr Streben im Verhiiltnis
zu Religion
und

Sittichkeit (1869). El Papa León XIII le llamó su precursor.
El pensamiento de Ketteler podemos reducirlo a los puntos
siguientes:
l. La causa principal de todos los males sociales de nuestros
tiempos

es el liberalismo; el socialismo y el comunismo son los
«frutos amargos» del liberalismo. 2. El problema más grave, que exige una radical e inmedia­
ta solución, es el carácter proletario de los obreros. 3. La solución de la «cuestión obrera» puede venir sólo
por la justa remuneración del trabajo, que consiste en un salario
vital, familiar y que permita el ahorro; por el salario vital hay
que entender un salario que permita al trabajador una vida sana
y digna del ser
humano; por

«familiar» hay que entender una
remuneración que permita
al trabajador mantener su familia ( de
esra manera se soluciona el problema del trabajo de las muje­
res-espasas-madres fuera del hogar y
de· los

niños); además, la
justa remuneración es la que permite al trabajador honesto y
económico el ahorro, como único camino a la propiedad, sin la
cual el obrero sería obligado de· permanecer en su estado de
ptoletario. 4.
La propiedad privada es la base de la libertad, de la
vida familiar y del orden social; todos deberían ser propietarios. 5. Hay que volver al concepto cristiano de la propiedad
privada; es decir, una propiedad limitada, a la cual es intrínseca
la función social. 6.
· Es

necesaria la promulgación de una vasta legislación
social;
sobre la

remuneración; sobre las condiciones del trabajo;
sobre las horas del
trabajo;,· sobre

el descansó; sobre el trabajo
246
Fundaci\363n Speiro

EL TOMISMO EN LAS ENCICLICAS SOCIALES
de la mujer; sobre el trabajo de los niños; sobre los sindicatos
y asociaciones.
7. Hay que reconocer la autoridad y la vigencia de la ley
natural como base de toda la vida social y política. 8. Hay que respetar el principio de la participación, en
todos sus aspectos: social, económico, político y cultural. 9. El Estado debería respetar el principio de subsidiariedad
(no usa

este
término, pero

sí habla de
la función supletiva del
Estado), rechazando tanto el concepto del Estado policial
(Po­
lizeistaat), como el concepto liberal del' Estado-guardián (Na­
chtwiichterstaat).
A estos puntos se puede reducir la · doctrina de Ketteler,
expuesta en
sus predicaciones
y homilías, en sus discursos en
los Parlamentos, en sus discursos con ocasión de los
Katholi­
kentage y en sus escritos. El mismo presentó su doctrina en esta
forma resumida en su famoso discurso pronunciado en Offenbach
(1869), que pasó a
!a historia bajo el nombre de la Carta Magna
del movimiento obrero cristiano (
Magna Charla der christlichen
Arbeiterbewegung).
Este programa, básicamente presentado por
Ketteler en el año 1848 ( es decir,
el año del nefasto Manifiesto
Comunista de Marx), pasó casi íntegramente a !a encíclica Rerum
novarum,
a la cual el Papa Pío XI, en la encíclica Quadragesimo
anno,
llamó la Carta Magna de los obreros, repitiendo el nom­
bre que espontáneamente fue puesto a la doctrina de Ketteler.
Estos nueve

puntos de la doctrina de Ketteler exigen un
comentario.
Respecto al punto primero: el liberalismo es la fuente de
todos los males

de nuestros tiempos.
Aquí !a posición de Ketteler
es

idéntica
á la de Laéordaire y a la de Donoso Cortés> Y a he­
mos visto

que Lacordaire dedicó· toda su vida para defender
la
libertad y combatir el liberalisnici, negador de Dios,' fuente de
toda
mora!. Ambos también

son testigos
oculates del
hecho
que
todas las· corrientes · anticris'tianas y, en consecuencia, antihuma~
nas, tienen sus rafees en el liberalismo; la peor peste del siglo x,x
y de nuestros tiempos, él ·comunismo' marxista, salió también
247
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
del liberalismo, pues no hay que olvidar que Karl Marx toda
su vida fue un liberal, en el peor sentido de
la palabra, es decir,
un anarquista-satanista. El liberalismo, negando o al menos haciendo caso omiso de Dios, prácticamente suprime
la ley na­
tural, pues, ésta sólo tiene sentido cuando se basa en la ley
eterna, en Dios. Lacordaire, Ketteler y Donoso Cortés coinciden
plenamente entre sí cuando, defendiendo
la ley natural y el
orden natural, a base del pensamiento tomista, atacan primera­
mente y principalmente el liberalismo. Además, los tres conside­
ran imposible combatir el marxismo, sea en su variante socialis­
ta, sea en su variante comunista, sin el previo rechazo radical
del liberalismo. Es muy significativo que los tres, en el mis­
mo tiempo y al principio de sus batallas, primeramente se
lanzan contra el liberalismo. Es muy poco probable que -al
menos por los años 1840-1850,
es decir,

cuando empiezan su
lucha por el triunfo de la moral cristiana en la vida social­
tuvieran contacto entre sí o se conocieran. Lo que conocían bien fue el pensamiento de Santo Tomás y de él sacaban las mismas
conclusiones, casi cincuenta años antes de la encíclica
Libertas
(1888).
Respecto al punto segundo: la solución del problema del
carácter proletario de la clase obrera. Ketteler es el
ónico que,
en
la primera

mitad del siglo
XIX, se da cuenta que este proble­
ma es el principal y más importante, es decir, él es el único
que da en el clavo. Los otros, católicos y no católicos,
veían las
consecuencias

pero no la causa, pues veían la miseria de los
obreros, la espantosa mortalidad infantil, el trabajo de la mu­
jer-esposa fuera del hogar,
fas ttágicas

condiciones del trabajo
de los niños, el agotador horario (normalmente más de 12-14
horas diarias), etc., pero
llO se fijaron en lo principal, en la causa
de estos males: la
proletanzación · del

obrero, ya que este obre­
ro-proletario, apenas algunas décadas antes, fue un pequeño
pro­
pietario, ya sea como campesino, artesano, o que trabajase en las
«manufacturas» sólo en sus horas libres. Hasta cuando
el tra­
bajador tenía la categoría del propietario no caía en la categoría
de asalariado ( es decir, de un trabajador que vive exclusivamen-
248
Fundaci\363n Speiro

EL TOMISMO EN LAS ENCICUCAS SOCIALES
te de su salario), fue arraigado geográfica y culturamente, pues
la propiedad socialmente se identifica cou las raíces. La mayoría
de estos trabajadores perdió sus propiedades y cortó los vínculos
con el ambiente de su origen por las migraciones en búsqueda del trabajo o de aventuras.
La falta de viviendas y las precarias
condiciones de vida vinieron como consecuencias de
la proleta­
rización, es
decir, de

la pérdida de
la propiedad. Para devolver
al obrero su dignidad y su libertad fue necesario devolverle
la
propiedad y la posibilidad de tener de nuevo su propio hogar,
de ahí el lema de Ketteler: la desproletarización de la clase
obrera; que los proletarios se transformen en propietarios. Es el lema completamente opuesto al lema del socialismo y del co­
munismo. Es muy significativo que en el mismo año 1848 se
formulen estas dos soluciones opuestas:
la de la doctrina social
de
la Iglesia, formulada por Ketteler y la del socialismo y del
comunismo, formulada por Karl Marx.
La primera ve la solu­
ción de
la «cuestión obrera» en la desproletarización de la clase
obrera, mientras que
la segunda, la de Marx, ve la solución en
la completa proletarización de toda la sociedad, quitando la pro­
piedad privada a todos, por la supresión de la misma institución
de
la propiedad privada. Una vez más hay un enfrentamiento
entre la posición cristiana y la marxista. En
el año 1848 no
solamente hay este enfrentamiento entre el
Manifiesto .del Amor
de Ozanam con el Manifiesto de Odio de Karl Marx, sino tam­
bién un enfrentamiento entre las dos soluciones propuestas: la
cristiana por la desproletarización y la socialista-comunista por
la completa proletarización de toda la sociedad. Prácticamente todo
el problema se reduce a la defensa o a la obolición de la
institución de la propiedad privada. Respecro al tercer punto de la doctrina de Ketteler: que la
solución de la «cuestión obrera», por la desproletarización, puede
realizarse por la justa remuneración del trabajo, aplicando la
fórmula del triple salario: vital,
familíar y

que permita el ahorro,
hay que recordar que fue y sigue siendo combatido principal­ mente por el socialismo
y el comunismo, como opuesto al pro­
grama del ellos, es decir, a la completa proletarización de todas
249
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
las clases sociales, por la supresión de la propiedad privada y la
completa estatización de toda la economía.
El punto cuarto de la Carta Magna de Ketteler, a saber, que
la propiedad privada es la base de la libertad del hombre, es la
base de

la vida familiar
y de todo el orden social, está basada
en la tradición bíblica, en las instituciones antiguas greco-ro­
manas, en la ley natural y en la naturaleza humana. Haciendo
referencias a la ley natural y a la naturaleza humana, Ketteler
recurre a los textos de Santo Tomás y al razonamiento tomis­
ta
'(20). Hasta

hoy día es la parte más discutida y comentada;
a pesar que lo esencial de la exposición de Ketteler pasó a la
encíclica
Rerum novarum y de hecho fue afirmado por las encí­
clicas

siguientes.
El punto quinto
-a saber, que hay que volver al concepto
cristiano de la propiedad privada- constituye, tal vez, la parte
más esencial del todo programa de Ketteler. Hay que tener
presente, que Ketteler comienza su
apasionada defensa

de la
institución de
la propiedad privada aclarando que la institución
que
él defiende no tiene nada de común con la propiedad pri­
vada de las legislaciones vigentes (de su época), es decir, con
la propiedad ilimitada (21 ), sino que defiende el concepto cris­
tiano de la propiedad privada,
según el cual sólo Dios es el pro-
(20) Véase: Helga Grebing, Geschichte des deutschen Arbeiterbewe­
gung, München, 1966, 7, Auflage, s. 59, 60.
(21) « ... die katholische Kirche hat in inbet Lebre vom Eigentume
nichts gemein mit jener Auffassnng des Eigentumsrechtes, die man ge­
wünlich in der W elt antrifft, und detgemiiss der Mensch sich als den
unbeschriinkren Herrn seines Eigentums ansieht. Nimmermehr kann die
Kirche dem Menschen das Recht zuerkennen, mit den Gütern der Welt
nach Belieben zu schalten und
zu walten,

und wenn sie vom Eigentume
der Menschen spricht und es beschützt, so wird sie immer die drei, ihren
Eigentumsbegriff wesentlich konstltoietenden M.omente vor Augen, haben,
dass das wahre und valle Eigentumsrecht nur Go:tt zusteht, dass dem
Menchen nur ein !%rzungsrecht eingeriiumt worden, und dass der Mensch
verpflichtet ist, bei det
Benurzung die von Gott gesetzte Ordnung an­
zuetkennen•.
Aus einer Predigt des Bischofs Ke#~ler (1848). Girado en
libro Bigentum und Freiheit (Hetausgegeben von Friedbelm Forwick),
D'i'V, München, 1972, s. 118.
250
Fundaci\363n Speiro

EL TOMISMO EN LAS ENCICLICAS SOCIALES
pietario absoluto de todo, como el Creador de todo el universo, mientras
que el hombre sólo tiene el derecho del uso de lo que
es propiedad de Dios
y que este derecho del uso es limitado; por
una parte, por la responsabilidad frente a Dios ( es decir, que el hombre es sólo administrador de los bienes de Dios
y de esta
administración tiene que presentar cuentas delante del Señor)
y, por otra parte, este uso individual es limitado por la socie­
dad, por el bien común, por la función social de la propiedad
privada, una función intrínseca a la misma propiedad
y de la
cual nunca ninguna propiedad privada puede ser libre. Ketteler
reconoce que este concepto cristiano de propiedad es aceptable
solamente a base de la fe, pues supone la
fe en la existencia de
Dios;

está fundado en Dios, tiene sus raíces en Dios (22). De
ahí que considera la posición comunista como un pecado contra
la natúraleza (23 ).
El punto sexto del programa de Ketteler se refiere a la ne­
cesidad de la legislación social. Aquí Ketteler se pronuncia con­ tra el liberalismo que no admitía la intervención del Estado en
vida socio-económica. Ketteler considera que es una obligación
del Estado promulgar las leyes sociales, en defensa del trabaja­
dor, como cumplimento de parte del Estado con la justicia.
Según Kettelet la indispensable
reforma social

debería expresarse
en la leyes
y en las nuevas instituciones. No bastan las reformas
del

carácter exclusivamente moral; se necesitan las
reformas del
carácter

jurídico
y, como parlamentario, Ketteler sale con la ini­
ciativa en este campo, presentando los proyectos de distintas leyes sociales. En séptimo lugar, Ketteler insiste en la necesidad del respeto
de la ley natural como base de toda
. fa vida social y política, de
toda convivencia social.
Caro está que . se

trata de defender el
(22) .... dass diese Lehre vom Rechte des Eigentums nur da moglich
ist; wo ein lebendiger Gottesglaube sich _ findent, da sie in Gott, in seinem
Willen, seiner Ordnung wurzelt und begründer ist•. Ibld., s. 118.
(23)
•Aus dem

entstellten Eigentumsrechte ist die
f~e Lehre des
Kommunismus hetvotgegangen. Auch sie ist eine Sünde gegen die Nanir».
Ibld., s. 118. . . " . . .
251
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
concepto cristiano de la ley natural, es decir, de la ley fundada
sobre la ley eterna, sobre Dios personal. En este punto, de nuevo
recuerda el tradicional concepto cristiano de la ley natural, elabo­
rado por la patrística, desarrollado por Santo Tomás y aclarado
por el neotomismo
de la mitad del siglo XIX frente a las corrien­
tes desviacionistas, penetradas por las ideas panteístas e inmanen­
tistas de algunas posiciones del iusnaturalismo y de la filosofía
kantiana.
En octavo lugar se refiere al principio de la participación.
El mismo concepto de la participación Ketteler lo toma de la
filosofía de Santo Tomás y lo aplica a los problemas concretos
de su época, a los problemas sociales, económicos, políticos y
culturales y, a pesar que se ocupa de las formas concretas de la
participación del obrero-ciudadano en la empresa, en la comuna, en la cultura y en la política, siempre tiene presente el fondo
metafísico y teológico del concepto tomista de la participación,
tanto en el nivel natural, como en el nivel sobrenatural; se podría
hablar del concepto vertical de la participación, pues dentro del orden social cristiano todo queda subordinado y dirigido al
fin último,
a Dios.
El

último punto, el noveno, se refiere al principio de subsidia­
riedad, como lo llamó el Papa
Pío XI,

en la encíclica
Quadrage­
simo anno. Ketteler no usa este término, pero sin embargo habla
de la función supletiva del Estado, cuando destaca la diferencia
entre la

posición de la doctrina social de la Iglesia y las posicio­
nes liberales y las posiciones socialistas-comunistas. El liberalismo reducía el papel del Estado en la vida económica a las funciones
mínimas
de1 guardián del ordén (Nachtwiichterstaat); el socialis­
mo quería convetir
al Estado en único patrón y empresario,
dirigénte
y planificador de toda la economía, suprimiendo· la
propiedad privada, y, por ende, la iniciativa privada en el campo
económico; todo lo
confiaba a
la burocracia estatal. Ketteler, guar­
dando los conceptos
·básicos del

tomismo respecto a
la. sociedad
como

cuerpo vivo, a. base de analogía con el cuerpo
biológico,
compuesto

de
fos cuerpos

intermedios ( órganos y miembros) y
el concepto del bien común
y, ante todo, el concepto del hom-
252
Fundaci\363n Speiro

EL TOMISMO EN LAS ENCICLICAS SOCIALES
bre como persona, un ser sociable, dinámico, que busca su per­
feccionamiento y superación por la iniciativa propia y el trabajo, quiere garantizar al hombre-persqna las óptimas condiciones para
su libre actividad en todos los
campos, .también en

el campo
económico, a base de la institución de la propiedad privada
y
del derecho natural a formar las asociaciones de todo tipo, para
poder actuar sea solo, sea en grupos; también prevé un espacio para la presencia del Estado en la vida social y económica, pero
de carácter supletivo, de ayuda, de preocupación por el bien
común.
Las encíclicas

sociales son tomistas no
solamente porque
con
frecuencia recurren al
tomismo y se basan sobre el pensamiento
tomista, sino también porque acogen y hacen suya la moderna
doctrina social de la Iglesia, elaborada por los tomistas de la
mitad del

siglo
XIX, especialmente por Liberatore, Lacordaire y
Ketteler.
En los siglos
XIX y xx, frente a los errores metafísicos y teo­
lógicos y sus consecuencias en las doctrinas sociales, económicas
y politicas, las encíclicas sociales defienden, por una parte, las
tradicionales posiciones del pensamiento
cristiano, es decir, del
pensamiento

tomista y, por otra, a base de esta
pbilosophia
perennis,
formulan las nuevas exigencias éticas.
El tomismo,
en. su
tiempo, reconcilió la
razón con
la
fe, lo
natural con lo sobrenatural, al hombre con la sociedad, lo
econó­
mico

con lo moral, la ley ·natural con la revelación, al empresario
con el trabajador y,
prácticamente, a

base de estas reconciliacio­
nes, elaboró los principios morales del orden social, económico
y politico, fundado en el concepto de la dignidad de la persona
humana y del bien común; en
el concepto de la sociedad como
un cuerpo
moral, a

base de la
analogía con
el cuerpo-organismo
biológico; compuesta por las personas con destino eterno y por
eso la sociedad humana debería también glorificar a Dios, por
su misma existencia, por su estructura armoniosa, jerárquica,
orientada hasta Dios, dando en todo y siempre la prioridad a los
valores espirituales, revelados y enseñados por Cristo, pues Cris­to, por derecho propio, es
el Rey de la sociedad humana, siendo
253
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
su Redentor e Intermediario .entre toda la creación y el Creador,
el Dios Padre.
De esta manera, también en las encíclicas sociales la Iglesia
hace

suya la doctrina de Santo Tomás
-Thomae doctrinam
Ecclesia suam fecit
en las encíclicas sociales-y si es así, la
presencia del tomismo en la oficial
· doctrina
social de
la Iglesia
exige un

método definido respecto a las interpretaciones de las
distintas expresiones
y frases de los textos de las encíclicas so­
ciales, a saber, el «método del contexto», según el cual, en el
caso de algunas dudas, todas las expresiones discutibles deberían
ser interpretadas dentro del contexto no solamente inmediato, de la misma encíclica, sino también dentro del contexto general;
pues bien, este contexto· general es el tomismo.
De
ahí se deduce que para una correcta interpretación de
las encíclicas sociales
y de toda la moderna doctrina social de la
Iglesia, se necesita el conocimiento del pensamiento tomista
y
la buena voluntad de interpretar todo, de acuerdo con el tomis­
mo. Sólo, pues, los tomistas están capacitados para interpretar co­
rrectamente las encíclicas sociales.
254
Fundaci\363n Speiro