Índice de contenidos
Número 203-204
Serie XXI
- Textos Pontificios
- Estudios
- Actas
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Información bibliográfica
Autores
1982
El giro político actual en Francia
ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
EL GIRO POLÍTICO ACTUAL EN FRANCIA.
El cambio producido en la República francesa ha dado lugar a
muchas reflexiones
y comentarios. En estas ilustraciones vamos a reco
ger las publicadas en ITINERAIRES, número 256, de septiembre-octu
bre de 1981., en el que han aparecido los puntos de vista de nuestros
amigo.s Jean
Madiran, enfocando la estrategia de la
"democrQCia mo
dernti'; Gusta ve Thibon acerca de sus objetivos tácticos y promesas,
y de su espejismo; de Huges Kéraly, que analiza los medios propagan
dísticos en los que se apoya esa política, y de Luis Salieron, reflexio
n~do sobre los resultados a que todo ellq conduce.
l. Madiran pone en descubierto la estrategia, en su articulo NOTRE
POLITIQUE.
«La política es el mundo cerrado de la mentira no_ por na
tnraleza sino
por
aventura(. Ha venido
a ser, en manos de
la, de
mocracia moderna, instrumento de la
tene.brosa aJ,ianza entre el
socialismo
apátrida y
la fortuna
anónima y
vagabunda. Tenebro
sa alianza que reduce los pueblos cristianos a la servidumbre y
les roba su alma, comenzando por el alma de los niños. Pero,
por
naturaleza, la política es la ciencia
y el arte del bien común
temporal, tiene
vocación de verdad, de justicia, de honestidad,
de santidad ...
»La política se ha convertido en el mundo cerrado de la men
tira desde el momento en que todo su sistema, toda su legeti
midad ha
reposado
sobre el juego izquierda contra derecha. En
su origen, una izquierda masónica se coloca en oposición a una
"derecha" que ella delimita y designa a su gusto ...
»La mentira masónica fue, ante todo, esencialmente anticató
lica. Y continúa siéndolo, pero hoy -le gusta disimularse con
otra mentira: la de una izquierda socialista que moviliza los
militantes, la opinión, los electores contra los abusos de una de
recha
Capitalista. Mentira~ pues la té
liga el SOcialismo intei-nacional-con el gran· capitalismo anó-
399
Fundaci\363n Speiro
400
nimo y vagabundo. El socialista hace buena pareja con el vagabundaje cosmopolita·, con el anonimato apátrida. No moviliza
la envidia y el odio sino contra la fortuna arraigada en la tie
rra
... , contra la riqueza fecunda, y
responsable, contra
los patri
monios que expresan su nombre y sirven al país, he ahí la "de
recha" Que quiere
abatir. La abate tanto mejor en
c111tnto ella
...
se ha hecho liberal, después liberal-socialista, habiendo aceptado
como objetivos y criterio de su política los que le habían fabri cado sus enemigos para llevarla a la muerte:
"la reducción
de
las desigualdades" y
la "democratización de la vida social"».
Y
advierte:
«Sin embargo, nosotros no somos la derecha. No somos la
derecha liberal de la .República masónica. No somos la, derecha
capit1tlista que
es puesta
·en -escena
como contrapunto· de
la-iz
quierda socialista. No -somos nunca "la derecha'' tal como '1a
izquierda", a partir de 1789, la designa para cebo -en sus ope
raciones
electoráles o
revolucionarias».
« .. ~ rechaza-moa el sistema izquierda contra derecha, mentira
Íru5talada en
el
centro y . en el .fundamento de,. la _ vida ;política
francesa.
Rechazamos ser los actores
de derecha, indispen$Wles
para
esta
puesta en escena de
izquierda. Rechazamos
el juego
y la
regla, del
juego. No
hay nada extraiio en que, siempre en
la geografía
parla~entaria, ~ningún gr811. partido -acepte que
se
le clasifique. ·.a la derecha~~: El sisten,a. · p_olítico franc(/s, desde
1789,
es e-1
de: la designación arhitrariá de _una "derecha" y de
su
destmeción progresiva.
Designación y destrucción operadas
por una izquierda que
se constituye pa,a e.ato, y que halla
en
ello su único medio
de conquis~r, el
poder.
»El Sistema izquierda
contra
derecha es ·una impostura per~
manente
concebida
y agenciada para asegurar, ca&i automática
mente~ la victoria electoral o revolucioniaria de la izquierd~ La
solución
no es
la de·_ entrar· ·en · el juego de la impostlll'."a del sis
tema; tratando de fortalécer _· a , la derecha. asegurándole que al
final la izquierda será - batida, la solución está en salir. Com
prender el sistema y denunciarlo. No
esfar máEJ engañado. Tra
bajar
fuera de
él; para
prepararse,
·a fin; de
utilizar las cir
cnnetaticias que permitan
interrunipirlo~
»Si
se tiende a flsituai:se políticamente", a colocarse
en el
espacio
existente entre .],a. -. derechá y 1a -iizqui~rda, como, entre lo
alto y 1o-bajo; en .sitnittse· en-el abanic'o, entonces hahrá,qne estar
y proclamarlo, ton-Frarltois: Brigneau, "a la derecha ,de la de-
Fundaci\363n Speiro
rec'hd'. Esto . sorprende, esto da que pensar, esto. hace reflexio·
nar,
esto sale del marco prefabricado
que se recusa, el sistema
izquierda-derecha; aunque, bien entendido, no haya que esperar
rendimiento electoral alguno, de
lo cual tampoco hay que ap&
narse inmoderadamente, ya que
nunc~ desde
que en Francia
existe, jamás
un régimen político. ha
sido establecido
o
conti~
nuado
por elección de
sufragio universal
»A la derecha de la derecha. Por ello, no entramos ni un ins
tante en el piadoso alegato de las derechas liberales, nuevas, cla
rividentes
o vergonzantes, que tratan de calificarse ante
lo opi
nión pública _proclamando criterios de izquierda: "orden
re
publicano",
"reducción de desigualdades' "legitimación
democrá
tica'",
"democratización",
...
»La derecha en que estamos es la que rechaza la mentira de
la izquierda,
el sistema de la izquierda; que lo rechaza comple
tamente
hasta el punto de no
atenerse a esta denomin1l"ción de
"derecha" que
la izquierda ha inventado para descalificar a sus
adversarios».
Seguidamente el autor enfoca otr@ calificativo. El de la "extrema
derecha":
«Sin duda no importa q-ue el interlocutor pueda situarnos
"a
su gusto", donde él
quiera. A la derecha. A la extrema dere
cha. Son
términos peyorativos, son, incluso, injurias en el len·
guaje· méntiroso de la izquierda,
·que hoy lo& medios
de comuni
cación han Convertido
en: lenguaje de todo el mundo ... ».
«Pero si
se nos pide que
"'nos situemos", es decir, declare
mos
nosotros mismos lo que somos y dónde ·-estamos, entonces
debe
escucharse nuestra
resp:ues-ta.
»Es
una
respuesta
que modifica la-fórmula Fram_;ois Brigneau,
o
más bien que
1-a completa y ,la desarrolla en su ·plena verdad:
Estamos
a -la
derecha de la m:uema derecha».
« ... No hay, en realidad, ningún extremismo de derecha o
de
otra clase,
en querer
basar la vida
soclal sobre
"trabajo-fami
lia-patria", y
'10 primero, el servicio de Dios". No hay ningún
extremimw en las doctrinas del tradicionalismo político fran
cés de Bossuet a de Maistre, de Louis Veuillot a
Manrras, de
Le Play á los Charlier. No ·&ay-ningún extremismo, sino, al con•
trari.o una
sabiduría serena, aunque temporalmente desconocida,
qtie se
niega. a
poner en
la voluntad general el
fundamento de
la
ley moral y de la legitimidad política y que los fundamenta en
el decálogo y en el bien ·común».-
401
Fundaci\363n Speiro
«La propaganda oficial asegura que en la extrema derecha
hay verdaderos "extremistaa", redes terroristas. Sl.D embargo, la
verdad es que
corrien·temente los manipula la provocación po,
licia ca de izquierda; o bien la KGB los arma y los utiliza. Pern,
en fin, nosotros no estamos allí; el terrorismo es una enferme
dad
y· un crimen de izquierdas. Somos ajenos a este crimen y
a esta enfermedad. Estamos completamente ajenos. No podemos
situarnos
a la izquierda de esta monstruosidad de izquierda. Es
tamos a la derecha de este extremismo, a la derecha· de todo
terrorismo ...
)!.
«Repudiamos todos los extremismos políticos. Pero no por
un compromiso, una atenuación, un reblandecimiento que nos
colocaría en el "centro". En el
centro de la ¡República masóni
ca! Estamos colocados a la
derecha, de
todos los extremismos.
»A la derecha de la extrema derecha si se quiere ir al fondo
de las cosas; sí, estamos a la derecha de
la extrema
derecha,
porque toda
la política
moderna, comprendida la extrema de
recha,
está herida de una inclinación izquierdiza:nte, que es la
causa próxima de su decadencia
y de su descomposición. En
otras palabras, nos colocamos a la derecha de
toda política
mo
dermt, porque ·está enteramente a la izquierda».
.. . «Sin duda, las nociones .de izquierda y de derecha son,
en
un primer nivel, relativas una y o~ y en este sentido se
está casi siempre a la izquierda de algunos y a la derecha de
otros, ni
más ni
menos. Pero, no todo es
roer-amente relativo.
Existe
lo que
Pío XII denominaba val.ores absolutos-. Toda la
política moderna·,
incluso la
llamada
derecha, está a la izquier
da de este absoluto que constituye el derecho n&tural, a la iz•
quierda
de la ley moral
natural, que fundamenta el derecho a
la izquierda del decálogo en su tradición y su interpretación
católicas.
A la i,zquierda y no a la derecha. Lo que es recto es
derecho. Nada puede ser más
derecho qlie lo que es recto (•).
No hay nada a !a derecha del derecho natural: no tendría
sentid'o alguno. Todo
lo que
se aparta del derecho natural se
aparta hacia
la izquierda: no puede apartarse de Otro modo,
porque
rio puede apartarse haciéndolo
nuh recto, haciéndolo de
masiado derecho. El fascismo está a la izquierda en la medida en
que se separa (bastante menos
que el comunismo) del derecho
natural. Nosotros
estamos a la derecha del fascismo porque el de-
(*) En este sentido, cfr. el libro de Jorge Martlnez Albaiceta, Iz
quierdas y derechm, su sentido y misterio, Madrid, 1974, y el comen~
tario de Juan Vallet de Goytisolo, "La derecha y la izquierda", en
Más sobre temas de hoy, Madrid, Speiro, 1981, págs. 34 y sigs.
402
Fundaci\363n Speiro
recho natural está a la derecha del fascismo. Lo derecho está a
la
derecha de todo
lo que zurde&i,
»Cu-ando·
se está plenamente
en regla con el derecho natural
no hay nada ni nadie que
eaté más derecho, no hay nada ni
nadie a su
derecha, Nosotros
nos esforzamos en
acerearnos a
él.
»La
aparición moderna
del sistema político de izquierda-de
recha no ha
consistido. en
la aparición de
una izquierda
y una
derecha,
-&ino en
la aparición de
una ~quierda, y pun,to, es todo,.
Hay
sólo
una derecha imaginaria, prisión mental,
antecámara del
tablado
donde la
izquierda encierra,
ante todo por
la persua
sión y el espejismo,
lo que ella rechaza. Nosotros no nos deja
mos encerrar>.
Madiran prosigue, con el mismo enfoque, desde ortd perspectiva.
«... es imposible ser demasiado católico en política,. o en lo
que sea: lo
que nos
ocurre siempre,
a nosotros y a los demás,
es
no
serlo
basto!nte •• • », «ser católico, salvo en · política, al modo
reclamado por
el laicism~ masónico y consentido por el écume
nismo modernistar, es
el principio de la
apostasía.
»Esto
no quiere decir que
nuestras actitudes.
y juicios políti
cos deban
ser deducidos
de
dogmas católicos, como la
conclu
sión
de un silogismo es deducida de dos premisas. Esto no quiere
tampoco decir que nuestro
gobierno político
debiera ser asegu
rado o políticamente supervisado
,por el
Papa y
ios obispos.
Quiere
decir que
la inspiración, los
principios, los
criterios de
nuestro pensamiento y de nuestra, acción
política son
únicamente
los del
cristianismo, vivido y formulado según la tradición ca
tólica. No hay
ningún otro
motivo primero y
último, sino
que
en nuestra tierra sea
cumplida. la volnntad -de Dio&, en
vista a la
vida etema
-y la culminación del número
de
los elegidos. El
bien
común político
es un fin temporal, con
consistencia pro
pia; y, no obstante, es mediato con vista a los
fines últimos:
la
vida
na-tural es
para la vida sobrenatural.
»En política,
como en
fo demás, primero el seroicio de Dios;
en política, como en lo demás, busquemos primero el reino de
Dios y su justicia y lo demás nos
.eerá dado
por
afia di
dura; no
con la inacción sino con nuestro esfuerzo la añadidura será
dada, -pues está escrito que se nos da con el sudor de nuestra
frente. En política, como en lo demás, somos católicos
que, sin
disimulo
y sin complejos, nos esforzamos en
ser abiertamente,
auténticamente,
íntegramente
católicos:$.
403
Fundaci\363n Speiro
Su diagnóstico es:
«El sistema político izquierda~derecha, inventado y mante
nido
por
1111 izquierda, tiene
por
finalidad esencial la destruc·
ción
social
del
cristianismo. Pero
no
es necesario
ser
cristiano
para
estar políticamente rechazado a la
derecha por
la
izquier
d~
La secreta y verd·adera LÍNEA. DE DEMARCACIÓN trazada por la
izquierda no
concierne .a la fe cristiana en 8Í misma, sino a la
principal obra temporal de la fe a la cual algunos incrédulos han
podido contribuir y que, otros creyentes han podido desconocer:
es la
CRIS'l'IANDAD. El designio constituyente
de la izquierda masó
nica es el de aniquilar la Cristiandad. La Cristiandad o civili
zación
cristiana, es decir, la moral social, del cristianismo ense
ñada por la .tradición católica e iM(rit.a en. las instituciones poU
ticas. De ella son obra la Catedral y la Cruzada, la caballería
y
la misión, la
piedad nacional y la familiar, el
espíritu de
sa
crificio
y el
honor de servir.
»De la Cristiandad no queda ya gran cosa; la izquierda tra
baja con éxito para hacerla
desaparecer desde
hace
siglos, aun
que
queda
todavía demasiado
para su
gusto. Y,
sobre todo, pre
siente por
instinto, que un renacimiento de la Cristiandad con
tinúa siendo posible en todo momento. Por ello, no se detiene
en su
obra de machacar las primicias, comenzando por
el co•
razón y el espíritu de los niños de
qu.ienea quiere
controlar
la
educación, desencadenar
la sexualidad, drogar
la inteligencia,
cuadricular
las actividades».
Madiran propone desplazar "la linea de demarcación":
404
cSi no podemos desplazarla en seguida al nivel de la opinión
pública, por lo menos debemos desplazarla en
lo que depende
inmediatamente de nosotros,
al nivel de nuestro pensamiento,
de
nuestro
lenguaje, de
nues_tro comportamiento. Ya que la úni
ca condición necesaria y
suficiente para la
victoria de
la iz.
quierda, es que la LÍN&A. DE DEMAJlCA.CIÓN pase entre la derecha
y
la izquierda, y que el combate político sea
el de la izqµierda
contra
la
dCl"eehá.. Inversamente,
la única condición
necesaria y
suficiente, a
la larga, de la derrota de la izquierda, es que la
línea de demarcación no esté entre l-ai derecha y la izquierda.
Comencemos, pues,
por situarnos fuera; a
la derecha de la de
recha.
»Por otra parte, la única. condición necesaria y suficiente, a
lái larg~ de la victoria· del comunismo es que la linea de demar·
Fundaci\363n Speiro
cac1on política no pasei entre los comunistas. y los no comunis
tas» .
. .
«Inversamente, la
única condición necesaria y
sufi.cien
~ a la larga, de la derrota. del comunismo es el ,aislamiento
político
del partido comunista
y de
sus correas de
transmisión.
Es
decir, que
la línea de demarcación política pase entre el co
munismo,
que es
el peor y el intrin,secamente perverso, Y el
resto
de
la nación. Esta es la tarea del anticomunismo: hacerlo
comprender y sentir a
la, opinión pública, a los responsables y
a los poderes de todos los niveles ...
».
Y comenta:
«El no hay enemigo a la izquierda, que conduzca inevitable
mente a
la, victoria
del comunismo» ... , «provoca una continua
evolución a T.a izquierda que los historiadores y sociólogos to
man por una ley de los tiempos modernos y de
su concientiza
ción,
siendo así que no es sino
una consecuencia
del sistema iz
quierda contra
derecha»,.
«Para
cambiar
este sistema,
es probable
que
haga falta. ante
todo,
invertirlo ... >-, «Ja, crítica de las mpervivencias izquierdis
tas
entre quienes
se hallan
menos a la derecha,
dectnada por
quienes
lo están más, debe ser legítima y permanente hasta que
la izquierda
y Su distinción izquierda-de['eehá haya desaparecido
.enteramente. Así, · el
anticomunismo,
coll8eCUentemente, condu
cirá
a la Cristiandad, del mismo modo que
la democracia liberal
socialista conduce al
comunismo»:.
En cambio. le parece evidente la inanidad de quienes pretenden de
tener la
expansión comunista:
« ... por las utopías del diálogo y del compromiso, por la
expansión y
el
entendimiento~ _por el reparto del mundo y el
gobierno mundial, por la atenuación del comunismo en socia
lismo con rostro
_);a.u.mano ...
: todas estas quimeras
fav,orecen des
de
hace cuarenta
años la
.expansión del comunismo bastante
más_ que el freno que hayan
logrado ponerle .. El
mundo entero
caerá bajo la
dominaei_ón comunista
si no. se
reemprende el
camino
de la Cristiandad».
Entiende el autor que en ese combate espiritual y político por la
Cristiandad, ...
«N~,e _hán~n',.os_, éolo ·éo.1i ,cod_o, en p~rfectai amistad con .todos
aquellos que
sin
la fe cristiana milita°" de hecho, por la moral
405
Fundaci\363n Speiro
y las instituciones políticas del cristianismo vivido y formulado
según la
tradición
católica» ... «Seria lastimoso
y
suicida que
los
católicos, por
un escrúpulo diabólico, vieran un impedimen
to imaginario para esta acción política
eomúm,,.
Al efecto, recuerda la exortaci6n de Pío XII el 2 de junio de 1948.
«No temais en unir vuestros esfuerzos con los de todos
aquellos que,
aun no siendo parte de la: lgJresia, admiten por lo
menos la doctrir&a Social de la Iglesia Católica y están ' dispues
tos a seguir el camino trazado por ella».
Madiran añade:
«El camino trazado por la doctrinll · social católica es el ca·
mino de la Cristiandad. Marchemos por él
dándonO& la mano>.
Y, añade:
«Este trabajo en común es algo distinto y bastante más que
una
simple alianza.
Pero más allá del trabajo en común
hary,
precisamente, lugar legítimo para· las alianzas políticas».
Rec'oge la objeci6n de que, con ello, parece haber una contradiéci6n
entre
situarse a la derecha de la derecha e incluso
a la
-derecha de
la
extreina derecha (*) y, por otra parte, aproximarse a personalidades y
agrupadones de izquierda eventualmente dispuestas a unti alianza ge.
neral
contra
el comunismo.
Pero
explica· ·que esto será:
« ... la ocasión de reflexionar y de reemprender la revisión,
sin duda desgarradora para ellos, pero que no podrán esquivar
sino 'quieren evitar
el comunismo.. El falso principio que domi
ria la conciencia polítfoa de las democracias occidentáles des
pués de 1941, y que decreta que comrra el fa&cismo, enemigo
número uno y peor enemigo, es preciso, incluso, tdiarse con
el comunismo, es absolutamente ineluctable sustituirlo, te6rica, y
prácticamente, por el principio' inverso»· ... «Será necesario ptlr.
gar
sobre
todo la
imaginación. Será
preciso purgarla de
fos mi
tos engafíosos por
los cuales
la izquierda tiene cautivas_ a las
almas)!.
(*) Cfr.,. al respecto, el articulo de Valle! de Goytisolo, "Extrema
Q.erecha y extrema izqu]erda", en Mds sobre,temas de hoy,_ P.ágs. 46 y
siguientes.
406
Fundaci\363n Speiro
II. Si esta es la estrategia . de la pogresi6n hacia la izquierda, su
táctica cánsiste en la denominada política del bienestar, que examina
Gusta ve Thibon en su artículo de _ esté mismo titulo, LA POLITIQUE-ou
BONHBUR. Enfoca este gran pensador, llamado el filósofo campesino, la
cuesti6n
situándose la perspectiva· _ de una casa campesina de unos
doscientos cincuenta
metros cuadrados de superficie, con .precioso ho
rizonte
prealpino, por
un
lado, y de los Montes Cévennes, por el otro,
con un aire puro y
silencio absoluto.
-Relata el
almuerzo con materias
primas
de la mejor
calidad, servidas por
la campesina. Y
las compara
con
la langosta y la carne
pasadas por
el
frigidaire, los ruidos, la polu
ción,
las aglomeraciones
y
las prisas de una gran ciudad, para hacer
este comentario:
« ... Tal .vez no es 'por casualidad que los países más mate
rialistas
son aquellos en que
el arte
culinario prácticamente no
existe: el pecado contra el
espíritu se
extiende al mal trato in
fringido a la materia».
Esto le sirve para hacer notar que esa "politica del bienestar" con
lleva un proceso de concentración urbana, de desarraigo, de centraliza
ción, en virtud del cual:
c ... si el proceso de concentración no da un giro radical,
las peores consecuencias seguirán . al
desarraigo humano.
Las
ca•
pitales
son, como su nombre indica,
Jo cabeza de las naciones:
hace
falta-velar
para
que no se cOnviertan, progresivamente,
en
su cáncer».
Entrando en el tema, recuerda una conocida frase, afirmativa de
que, ºa partir
de hoy conjugaremos el verbo vivir en el presente''. y la
enlaza con la
trasposición que
la soberbia humana. pretende entre la
frase evangélica
ºlo que
es
imposible· a
los hombres
·es posible
a
Dios"
y
la
aftrmaci6n por
las
ideologías politicas de
que "aquello que es im
posible a los· hombres es posible al Estado".
Comenzando su comentario, contesta esta pregunta, ¿qué relaci6n ten
dría el éxito de la
experiencia socialista
con la esperanza desmesurada
puesta en ella?
«Sobre el plano econonuco9 ante todo, concedemos genero
samente que se realicen
.estos logros: que las ventajas
financie
ras otorgadas
a los
más. humildes
no queden anulada\i por la
in
flación;
que
el poder de - adquisición del
francés medio
aumen
te
de ·un 20 a un 30%;,. "que se rebaje la edad de la jubilación
407
Fundaci\363n Speiro
y la duración del tiempo dél trabajo; que se refuerce la asisten
cia a las familias
numerosas., a. los ancianos,
a los minusválidos;
que se nivelen un poco
más las fortunas y las rentas; pero, ¿ dónde
hallaremos el vinculo entre· esos progresos
del bienestar mat~.
rial
y
esa cosa
imponderable y
-misteri9sa que
se llama la feli
cidad? -Hacía observar
·yo, _recientemente,.
siguiendo a Jean Fou
rastié, que
el nivel de vida de
· Francia
se bahía
elevado. en
el
régimen liberal,
en la proporción de
Uno a
tres,
desde la
última
gnerra.
Esto son
los elementos exteriores del bienestar.
PeroJ
¿ qué uso. se ha hecho y quién osaría decir que loa franceses
so~ t:ln sll conjunto, má& profundamente
dichosos? La facilidad
con
la cual han mordido el anzuelo del cambio parece demostrar
lo contrario ...
». En cuanto a la nivelación de las rentas, e'l so
cialismo
su-eco nos
ha suministrado el modelo soñado. Resultado,
el
estancamiento y el aburrimiento que derivan de la
falta de
·emulación
en una sociedad uniformizada.
Pero Thibon recoge la réplica:
«¿ Olvidáis el factor espiritual que también formu. parte del
programa socialista? -me dice un viejo milit-ante macerado en
la
enternecedora utopía de la "'gran noche"-. Este clima de liber
tad, de fraternidad, de calor humano que reinará en una socie dad por
fin liberada de la opresión y d'e la corrupción capita·
lista; es ahí más que en las ventajas materiales de donde nacerá
'la felicidad futura. ¿ Qué responder a esto. sino que, en efecto,
los hombres serán
felices cuando
ellos
se amarán
plenamente
unos a otros? ¿Pero
es suficiente
el veredicto de las
urnas y
de
un traspaso
de poderes para crear este grado de gracia? ·¿El
amor
se programa como el rendimiento de
una fábrica
o la
cons"'
tmcclón
de un
inmueble? ¿ Dónde y cómo se impon:e por una
serié de
decretos-leyes? ¿Hay un pafs en el mundo donde
se
alcanzá:n
por la magia de la administración, por el egoísmo, por
la envidia, por las
disensiOnes, y
por todos los males inheren
tes a la condición humana?
Thibon prosigue:
408
«Se hablará de descentralización, de autogestión y del clima
expansión y de fervor
que nacerá
de estas reformas
Se olvida
qu~ para sér eficaces taiJ.es reformas, debería presuponerse la
existencia de
ese· clima --es deCir de un medio social consti
tuido
por· comunidades
auténticas y por vínculos humanos
es-
Fundaci\363n Speiro
pontáneos de competencia a. to_dos lo_s ni!'ele~ y de responsabi
lidades compartidas-, cosas
todas ellas que
el liberalismo sal
v¡rje y su réplica negati~ la lucha de clases y de partidos, han
ido eliminado progresivamente, y que ningún camhio del p·er
sonal político puede reconstituir. No _,uede, por que los in
tercambios vitales
nacen de la vida y no se organizan
a golpes
de
ordenanzas
legales. Conozco -t~ mediana empresa_
en
la que
la autogestión
existe de
hecho en el sentido en que reina de
arriba a ahajo
un espíritu de confianza y de equipo, donde las
sugerencias de
los más humildes son tomadas en consideración
y
en la que
cada cual
asume su parte de iniciativa y responsa
bilidad. Estamos muy lejos de alcanzarlo en una sociedad
libe,.
ral y no será jamás posible en una sociedad colectivista. La
experiencia ha probade que el famoso poder obrero, eaa palan
gana de agua perfumada por la ~emagQgia, se traduce final
mente por
el poder del Esu,Jo. sobTe el obrero. Se sabe algo de
esto
en los países del Este, donde los trabajadores, modelados
por el sistema, no tienen
Slllo el
irónico consuelo de
contero·
piar en el frontispicio de los monumentos oficiale& los dos em
blemas de la dicta,dura del proletariado: la hoz y el martillo,
la
primera, sirviendo para
segar las
libertades a ras del terreno
humano; y,
el segundo,
instrumento ideal para la trepanación
de los cráneos ... »Mitterrand establece una distinción
·sutil entre
nacionalizar
y estabilizar. Pero la extensión
desmesurada del
poder
central
que
implican
las uacionalizaciones no
puede sino llevar direc
tamente al totalitarismo estatal.
Acepto de
buen grado
que la
mayor parte de los electores
socialistas no
·
desean este
tipo de
cambio. Pero
la lógica de las e.osas es siempre más fuerte que
loe deseos de los hombres. Colocad una piedra en una pendien
te: las mejores intenciones del mundo no le impedirán rodar
·por ella,
hasta abajo ...
»Esperando -:este despertar,
el sueño ·maravilloso continúa.
En
uno de sus últimos discursos, M. Mauroy nos dice, en sus
tancia, que la experiencia iba
a entrar desde- ahora .en las leyes.
¡Bravo! Es a los escribas del Elíseo y· de Matiñon -sin hablar
de los del inefable Ministerio de tiempo libre-a quienes co
rresponderá insufiarnos esta
virtud;-llamada . antes teologal; de
aflorar el
hombre nuevo en el viejo hombre. Uno cree
oír a
San Pablo, revisado y corregido, 'a imagen y ·uso del 1ector me
. dio. Pero, ¿ y que será de qnien·es re~een esa gracia?; ¿ será:
preciso
prever -
· saneiohés para· · ese nuevo pecado eont.ta la es·
'. peranza?
409
Fundaci\363n Speiro
»No pedimos tanto. Sabemos desde siempre que César se
asenieja
al diablo en la medida en que 'juega a ser Dios, El me
jor
gobierno es
aquel
en que el poder se limite a asegurar el
orden
y la justicia dentro, y la paz fuera; y en que, por lo de
mág, dej-a a los individuos y los cuel'pos intermedios e-1 cuidado de
organizar - su
propio destino.
Es el que
controla y
arbitra
las
libertades, sin absorberlas.
»Por -el contrario", et poder colectivista ·es el -peor de todos,
ya que extiende sus tentáculos en todas las direcciones y aeaba
por reahsober la
nación - en· el Estado.
» Y es aquí donde. tropieza la idolatría de la! política. Los
ciudadanos se habitúan cada vez más
a esperarlo todo del Es
tado. Pero éste no tiene siquiera el recurso de la más bella
hija
del mundo, que puede, por lo menos, dar lo. que
ella
tiene, mientras el Estado na·da tiene por si mismo y no puede
dar sino lo que él
quita. Si
se quiere recibir de él, es preciso
consentir
en abandonarse-· totalmente a su providencia alienante,
hasta el día en
que uno se da cuenta~ ¡ demasiado iarde ! , que
si él
nada puede
hacer por nuestra felicidad, puede hacerlo casi
todo contra
la primera
condición de esa felicidad: nuestra
li
bertad»,
m. Los medios sobre los cuales la acción política desarrolla la es
trategia
y la tdctica a que hemos hecho referencia, en lós dos epígrafes
anteiiores, ·es. expuesta en el tercero de los artículos que vamos a utilizar
en
estas ilustraciones. LB GÉNOCIDB AUDIO-VISUEL, e~rito por nuestro
amigo Huges Kéraly.
Enfoca los mass-media apenas comenzado el artículo:
. «... Los hallazgos de la sociología contemporánea están tan
lleno.a de sentido que implican en sí mismos una condena del
objeto
descrito. La noción de ·"masa", en efecto, de cualquier
lado que
se la -mire-física,
militar, cultural, política- impone
el eco
de una pesadez mecánica y sin discernimiento de una
fuerza bruta
indiferenciada.:.>.
Y hace notar que es asf,
410
...
sificación se hallatt· estrechamente ligados: Esta generalización
de la información, -escribe André Charlier-surge en. una so
ciedad que, por el efecto de la con,c""'7tleión industrial y de
Fundaci\363n Speiro
la creacwn de los grandes conjuntos urbanos, se hal."lan en vía
de 1M6ificación~ Lo, dos fenómenos se refuerzan, reciprocamen
te para crear esa realidad de masa, que da un carácter absolu
tamente nuevo al mundo contem¡>0ráneo.
»Podríamos también conceder a la palabra masa un signiñca
.
do.
instrumental en el
·arsenal de los útil.es de guerra» . . . «Se
llegará
así a·
esta definición
abreviada, pero muy
explicita,, de
los
mass-media:
Medios pa1111 lograr la sumisi6n -de la masa
asumiéndo"la. Asumiéndola espiritualmente y morahn~nte bajo
la
anestesia audio-visual,
es decir a golpes ccmtinuos de imáge
nes y de sonidos ... No se trata con ellos de abogar claramente
en favor de una . doctrina -cualquiera o de
un sistema de go
bierno;
se trata de imponer reflejos, un vocabulario, un com
portamiento, una especie de
sensibilidad progresista vaciadai de
todo ra¡zonamiento, pero de fa cual la izquierda totalitaria y te
rrorista
recoge
enseguida
los frutos para imponerse. La fascina
ción ejercida sobre
1-aa "masas"' sociales por el gran tam-tam
tribal de la radio-tele es tanto más _ eficaz y· perversa cuanto
más pasan desapercibidas sus consecuencias políticas_ y morales,
y no son denunciados como tales por quienes deberían hacerlo».
«... Las técnicas particulares puestas en acción para la co
municación de
masas constituyen una "fuerza'',
capa.z de
"acele
rar el movimiento" de cualquier
cosa, en la conciencia colectiva;
en otras
palabras, en
el comportamiento psicológico
y moral de
grupo. »El hecho de que los grandes sacerdotes de
lo--audio-visual
no tengan apenas conciencia de manejar o de
servir de
ese modo
wi arma del gobierno espiritual de una empresa política y so
cial de
gran emhergadura, al ·punto de atribuir a la "opinión
pública" los cambios que ellos provocan,
n_o quita,
ninguna
im
portancia al problema planteado»i.
Ahi surge una pregunta, qué formula el ·autor:
«¿De dónde viene esta fuerza ·capaz de actuar en profundi
dad sobre las mentalidades, este poder anónimo y multiforme
de intervención sobre las conciencias que suelden los media en
el nuevo
ceritro de
gravedad de la vida social y
qué decide,
finalmente,
respecto de todo, desde el
contenido de
las
discusio•
nes
familiares
hasta el resultado
de· las elecciones?: ¿De los
mensajes en
sí mismos o de la apatía, cada vez mayor, de
las
mentes
que a ellos
se someten en -
alta · dosis,
hastá el
punto de
alimentarse .enteramente de ellos?·;
¿Del contenido' hahitUal
411
Fundaci\363n Speiro
412
de las "informaciones':' o de Iu formas de organización mental
que
ellas
suponen
yá adquiridos por el informado?; ¿Del me
diatizante o
del mediatizado?
»Varios esta.dios
de psicología
social han
mostrado que
el
.problema no
puede resolverse dentro
de
esta alternativa. La re
petición,
efectivamente, concluye por
:engendrar el hábito, el re
flejo
psico-afectivo,
la ·automatizacióB ,mental. Toda publicidad,
como
toda propaganda, actúa sobre esta
Ulclinación permanente
de
la naturaleza humana,, Pero su influencia no se desarrolla
sobre no importa cuál "terreno".
Si fuese así resultaría inexpli
cable, por ejemplo, que la mayoría de nuestros hábitos comenza
ran
la primera vez; que pudieran condicionar la orientación de
una
Vida entera
en
el momento mismo en que se introducen,
aunqué sea
a título de ensayo provisional y
de primera expe
riencia·.
Es necesaria, ante todo, una-
ciertai tendencia
del sujeto,
las disposiciones
implícitas en su subconsciente. Y
l.o que es
verdad en el individuo, tanto más lo será aún a nivel
del gru
po, donde los estereotipos y tos comportamientos adquiridos
tienden a invadirlo todo.
»Es por esta razón,
tal vez, que
las nociones de "conciencia
de grupo" y de "inconsciente colectivo" son empleados indistin
tamente en los discursos de los psicólogos contemporáneos, pese
a la paradoja evidente que ello significa... Paradoja instructiva,
paradoja esencial para
el funcionamiento del sistema, paradoja
incluso de
la
demo.eracia, Henos
ahí, en efecto, gobernados por
una "opinión
genera,!" que se
refleja o impone de todas las ma
neras
posibles en
la vida social, pero que, por
definición, no
reflexiona. El
voto
mismo no
es sino un espejo sociológico, una
constante de evolución glandular, no una deliberación ni una
elección; y, en
este triste
sentido, no
se discute.
»El
problema inmediatamente
importante, para
lo que aquí
·
nos
ocupa,
permanece
siendo el
del e_ontenido en extensión del
punto de vista enfocado por
los media
que presupone una de
finición precisa del fenómeno de
masa bajo el punto de vista
de
la, estrati6.cación social.
Sin embargo,
en este
terreno, los es
pecialistas no
se comprometen.
Nos la describen como un
con~
glomerado
amorfo de individuos repartido en un espacio geo
gráfico dado,
pero
sin relación los unos con los otros, a la mane
ra
de los
elementos intercambiables de
un_ gran
conjunto mate
mático ...
».
«"Masa" no es una pa1abra cristiana; implica una• fusión con
tra-natura de la personalidad individual en esa
real~dad sin
Fundaci\363n Speiro
alma: un universo donde el todo condicionaría la existencia de
las partes
hasta
absorh~rlas ... ,.
viene de la noción de
· ~masa". El
senti
do peyorativo en que se empleaba a principios
de siglo
ha
perdido lo esencial de su consistencia; no, evidentemente, a
causa
de
los progresos de la cultura ·en
todas las clases de
la soeie•
dad, sino
por razón del fenómeno de la
proletarización socio
cultural
de la propia burguesía, reforzado, desde hace más de
medio siglo por el
ahllrguesamiento ecoóómico social
de los
proletarios del tiempo del "gran
papá"» ...
«El proceso iguali•
zador de la Educación
Nacional y
la escuela continuada de los
"media" han hecho del reparto de
las riqueza" económicas el
criterio determinante de las nuevas pertenencias sociales. Los
problemas del
dinero, lo
sabemos, han pasado a ocupar el centro
de -toda acción, de toda propaganda política.. Detentan hoy el
quasi-monopolio de las declaraciones presidenciales; y, después,
una bella conquista, el monopolio absoluto de las reivindicacio
nes
Bindic-ales... ¿No seria
ya
tiempa de
concluir que la
élite,
en
tanto
tal. es
una especie en vías
de desaparición?
La incultura
audio-visual de las masas hace estallar, unas tras otras, las
fron•
leras
históricas de las "clases" en la sociedad francesa; ya no
quedará pronto sino uniformizar por decreto el poder de com
pra de todos
para: que
quede realizado entre nosotros el "per
fecto y de:6nitivo hormiguero" que profetizaba Valéry, prepa·
raba Giscard y programa Mitterrand».
Ante la obieción de que, partiendo de un nivel culturai. distinto,
un consumo incluso generalizado
y constante de mensa;es audiovisua
les
idénticos no puede dar lugar a una nivelación
.de lqs _ inteligencias
receptoras,
pues cada uno los recibe a su manera
y asimila o rechaza
el contenido de los mensa;es emitidos por
. los media, Kéraly replica:
«Esta crítica queda un poco fuera del tema porque, a des
pecho de
su rigor
aparente, coloca, en términos
de física de los
cuerpos, un problema que es de
psicología social. No
quiere
tener
en cuenta
que el factor verdaderamente decisivo en la in
fluencia de
lo audio-visual
es la preferencia, otorgada siempre
al
modo
de imposici6n de fo-rma sobre el de proposición de
ideas;
así como
la sugestión implícita,
estética y
emocional frente
a la fragilidad de las formulaciones directas. Por
consiguiente,
ante ese modo
de intervención propio de los media, fundado
en técnicas muy
fuertes de imagen Y sonido,
las culturas clási•
cas, a hase· de
lectura y de
retórica, quedan casi sin defensa:
413
Fundaci\363n Speiro
aquellos sitúan, en efecto, su eficacia y su influencia en un
plano de organización mental completamente distinto. Este es el
testimonio también de todos los psicólogos que han estudiado
ia cuestión
sin los prejuicios corrientes acerca de verdades de
la sociedad contemporánea»-.
Y, proyectándolo en lo social, explica:
«La "masa", por lo tanto, en su realidad contemporánea, ha
desorganizado profundamente
las relaciones de lo social y de lo
mental. Ga:da día más, escapa a las tentativas de delimitación
racional en función de los niveles de
cultura, de clases, de eda
des o de categorías profesionales, observadas en sociología. Bajo
el
efe<:to de.
los nuevos modos de distracción y de información
impuestas a
ht mayoría
por su propia dependencia respecto de
los
media, las diversidades mantenidas vivas por la herencia o
los vestigios de
la educación pasan a segundo plano, y es la so
ciedad entera la
que tiende
a metamorfosearse eri "masa" ...
En
agregados de individuos, dramáticamente aislados unos de otros,
incluso por su parecido, en un snpeiconsumo generalizado de
mensajes audiovisuales. .. »De esa manera, de arriba
ahajo de
la
"escala" social, si se
e~ceptúan algunas supervivencias
jerárquicas necesarias para el
funcionamiento de los oficios, ninguna
caitegoria, ninguna clase
de
individuos escapa a
esa forma
de
masificación. de disoci.edad,
que va al unísono con el dominio creciente de la información,
de la "cultura" y de los ocios, -a· todo lo largo y ancho del
país».
Y pone -un ejemplo:
«Pedí un día los prismáticos a mi vecino de tribuna de pren
sa, en
el
Pafais-BOurbon, para
ver lo que leían durante la
se
sión los diputados
...
>, «fue una sa·brosa -sorpresa, adecuada para
hacer
tambalear todo lo que podría -sobrevivir en mi subscons
ciente
d,e fe
democrática
y parlamentaria.
Estos señores consul
taban con fervor la última edición
de Le Monde, que todos ellos
tenÍ1lD abierta en la misma página, ¡ la que reseñaba '.los debates
de la Asamblea Nacionall».
La influencia de los mass media en Francia la expone a conti
nuación:
414
«El desarrollo de los media es un hecho. Ha canalizado ma
sivamente los
gestos y las có1;tumhres del francés de hoy haciR
Fundaci\363n Speiro
los estímulos super.ficialee, la. "bulimia de choque". La edu
ca,ción,
la
instrucción
y el nivel de responsai)ilidad de los mis
mos dirigentes
no. lo
resisten, Según una plabara muy ajustada
de René _
Hughe,, "un prurito auditivo y ópti,co obsesiona, sumer
ge a nuestTos contemporáneos": Ha conducido al triunfo de la
imagen bajo todas sus formas: sonora o visual,
fija o animada,
comercial,
política, erótica,_ científica,
encic'lopédica o
sentimen
tal. El consumo de imágene~ como vehículo privilegiado de in
formación, ha invadido el siglo como un verdadero cáncer so
cial Jamás religión aiJ.guna había tenido tanta audiencia en la
vida de los fieles como ésta».
«¿Existirá,
por
t-anto, una fonna correspondiente de "cultura
audio-visual"~ una
nueva
cultura de masa? Uno vacila incluso en
plantear la
cuestión, tan
antinómicos parecen, sobre todos los
planos, los
apetitos de la masa y las exigencias de la
cultura.
El
público, en efecto, ese público
aiJ. cual los media no pueden
dirigirse, no es apenas en su mayoría
sensible a
los goces del
espíritu ni a los valores. del art_e.
Es el "gran público:': mate
rialista, indiferente,
confortable, ignorante y
más bien satisfeeho
de
serlo».
. . . «Por lo ta·nto, si ese gran público contemporáneo aparece
especialmente ajeno a los verdaderos valores
artísticos-y
cultu
rales. que
exigen
un movimiento
y como una dilatación parti
cular del alma fuera de los caminos cotidianos, es porque las
cosas que hoy se proponen, demasiado frecuentemente, no son
ya auténticas -en esto
at menos
el
más humilde
pueblo no ha
sido tocado ... -. ¿Podemos, por otra parte,
imaginar mensaje
que
diga menos, que sea menos universal,
más informe,
en ver
dad, en la vida de las gentes-. que una caeofonia de
música "con
creta",
un
cna-dro "abstracto", una
novela "suhrealista" o una
(no) pieza de "living-theater"? La
'1'invecilent¡Jia" de· lo absur
do ha
proba-do desde
hace tiempo su incapacidad para servir a
las aspiraciones superiores del espíritu
humano,
»Todo
lo más, a los candidatos a la "cultura" conteniporánea;
no les queda, pues, sino las producciones comerciales
de la radio
tele, la
emisión de "varietés", el film de
adores o
el foletín,
que monopolizan, con plena conciencia, las horas de mayor es
cucha.
Es preciso comprender, también, con qué tipo de consu
midor y de situación se encuentran ligados los productores de
lo audio-visual. A un
público en
zapatillas,
que no
ha salido
d'e
su
casa, ni concretamente nada ha pedido y que no tiene más
trabajo sino el de apretar un botón, no se
1-e trata, como se haría
con el -auditorio de un teatro o de una conferencia Es preciso ·en-
415
Fundaci\363n Speiro
416
trar -con sordina en la intimidad· familiar del trabajador, en su
momento de "expansión" y
distraerlo de
las fatigas
de la jomada:
U.enar en
suma su horror
al vacio · audio-visual, pero procuran
do no provocar en él -la menor excitación cerebral que sea sus
ceptible
de llevarle demasiado
lejos,.,» .
. .
«esta circnnstancia ex
plica
el éxito creciente
del film y del folletín de actores en las
tres
cadenas de
televisión [francesa],
paralelamente a una evo
lución modernas del cine, que
ha dejado su contenido y escala
de valores.
Por el
film de
actores entiendo aquel en el que
sobre el tema del drama prima el estilo de las '"vedettes" pre,.
sentadas,
hasta
el punto de periclitar la misma noción de inter
pretación ... ».
«Sería un error creer que las producciones así cerradas en
algunas semanas, para corresponder a
la demanda, quedan en una
diversión anodina.
En tal circunstanc~ lai falta de fondo y de
interés dramático no está exento de intención explícita, porque desvía la mirada que, en lugar de interesarse
realmente en
las
situaciones, por muy
novelística& que
sean, la hace girar hacia
las virtudes subjetivas de un
modelo. La influencia psicológica
de un cine tal, parece mucho más decisiva que la del film de
tesis, donde el esoterismo limita
1a audiencia a un público de
iniciados» .
. .
«por el
contrario, .en el
film o serial de actores
Concebidos por las "buenas
gentes", es
decir, por quienes si
guen los programas con el inocente objeto· de
distraerse, y que
están totalmente persuadidos de que siguiéndolos no
hacen otra
cosa.
Aquí, en efecto,
el mensaje es directo, accesible a todos.
Se cuenta una historia, por pobre que sea en su inicio, su desarrollo
y su fin ... , pero lo que -sobre todo importa son sus
intérpretes, o más bien
sus personajes, tipificados con fuerza
bastante para
que se los
siga co · nojoS tranquilos, sin perder
puntos
del tricot,
"en el bien-entendido, de que
no hacen sino
pasear
las virtudes
en su "aparecer" por la pantalla ... Lo que,
en cada instante, nos es presentado como el verdadero centro
de producción es el actor; la intriga no importa.
»En el punto límite, 1a obra
ser átanto más fuerte y lograda
para
el gran público, Cuantb más ia "Stlper-vedette" haya sabido
peníumecet plenamente
parecida a sí misma a
través de
todas
sus apariciones ...
>.
«Se excluye, naturalmente, que eSte género "artístico" puesto
a
P11Dto para: los
media bajo
la sttpuesia pl'esión de su
público,
sea nunca
moral:
la inora'.l de una · historia no resulta de_ su
materia sino
de la forDla que
su
autor 18 habrá- sa:liidO dar
y del
juicio que no& lleve· a pronunciar acet-Ca ·-de 10s prOhlemas pues-
Fundaci\363n Speiro
tos en cuestión. Se puede· pensar, siempre, que un tal cine, eri
gido en
sistema por la
televisió~ permanece sociail y moral
mente "moralizador", puesto que sugiere al público -sin el re
curso-
habitual en
las cosas de arte-modelos unitarios de com
poruuniento. Modelos
que
pesan tanto más sobre la -imaginación
de la mayoría cuanto más próximos resulten a las ·actitudes y
cosas de la vida corriente ... »-,
Y concluye:
«Me parece que en esto sí existe. una cierta dimensión o
parodia de cultura en el fenómeno de las comunicaciones de
masa, ya que constatamos claramente, en torno de nosotros, que
las aspiraciones, los comportamientos y hasta
las maneras
comu
nes de
expresarse,. muestran
una
influencia preponderante
de los
"mensajes"
transmitidos por medio audio-visual No obstante,
por
su anonimato, su impersonalidad, su uniformidad
y, sobre
todo, porque se impone a lo
maquinal-, a las actitudes sensiti
vas más que a las mental~ esta Mutación nos traslada a los an
típodas de las exigencias de la cultura y· de la sociabilidad. Se
escribe
en realidad en un proy.ecto político que viene a enmas
carar las verdades
más simple.s de la vida y a. extióguir, uno
tras
otro, en el espíritu francés,
los focos de resistencia al tota
litarismo~
Kéraly deduce aquf sus consecuencias:
«No vainos a cargar Sólo en los media, en sí mismos, todos
los pecados del siglo. El efecto de "masa" éS' la exacta consecuen
cia
de las nuevas costumbres adoptadas ante la informaeión y sus
fuerzas centrífugas, que
constituyen
la piedra de toque del poder
económico
y social. Pero la informaciO~ en sí ·mis~ en la
forma invasora que le ·eonoceinos,
no ha surgido expontáneamen
te de necesidades individuales. Lo que se nos presenta hoy como
derecho fundamental e incluso como un deber para
el buen
ciudadano, muestra en realidad,
todos lós caracteres de
una
nece
sidad
condicionada:
inicialmente-vital
para·.la's·polencias ·que. se
reparten la opinirin.
»No es porque nos hallemo:1;1 en ·el' siglo dél-triunfo tecnoló
gico por lo que ninguno de nosotros escapa 1t las influencias ato
mizadas de-la prensa, de la: radio Y-de:la televisión, sino porque
vivimos o
creemos .. vivir
éri-Ja-'dem9cl'ácilt.: Sistema .. de .gobierno
que vive, él mismo, de la·:información,' hasta· el p'nnto .de obligar
417
Fundaci\363n Speiro
a la masa de buenas gentes a que, informándose para vivir, pier
dan toda medida y vivan para informarse:.
»En las democracia. modernas,, en efecto, el poder político
queda estrechamente ligado a una
publicidad. Se
ve claramente
con
ocasión de las campañas electorales. Pero sería vano separar
aquí las perspectivas de la campaña de aquellas otras de
la ae·
eión.
El representante "del
pueblo" queda
siempre sometido a
declaraciones propagandísticas, publicitarias, porque no trata sino
de conquistar o de asegurarse votantes. »Sin embargo, fuera de las pequeñas cuestiones, el pueblo
de por
sí sabe muy poco en materia política, lo cual es beneficio
so para sus representantes. La clase política y la clase informante,
sin la cual aquélla no existiría, se colocan por tanto
en. dependen,.
cia de U'na opinión a la cual elJas, por oira parte, están sin cesar
obligadas a mantenerla o a fabricarla. Encaminan~ con su peso,
al cuerpo
social entero a que viva en creciente
sumisión a
los
mensajes "informativos"
reveladores o aceleradores de la opinión.
»La propoganda comunista sale ganando
111 corto término
con una situación tal, porque es sociológicamente la propoganda
más voluminosa y la mejor organizada. Pero, en esto es
pre
ciso
entenderse.
La prensa del partido es una cosa; su propa·
ganda
es otra,
que se acomoda a todos los temas y se presenta
con
muchas etiquetas;
y una tercera, el eco de esta propaganda,
que hoy ya no conoce límites. Los comunistas han llegado a
de
sencadenar
el eco de su lucha y de su odio en todos los lugares
donde deben renunciar a introducirse directamente. Esto sólo
les
basta
para
asegurar, con
total sumisión; la plena movilización
periódica de la clase informadora. El partido, en efecto,
tiene
menos
necesidad de nuestros votos que de esas voces autoriza
das con su mágica
repercusión
»Una
vez más, el
vocabulario comunista basta. Ya que es
el
fiel
.espejo de su violencia,
la corriente
movilizadora, el sis-
tema
nervioso central de la revolución».
IV. Los resultados de todo esto -estrategia, táctica, medios, espe
cialmente
audiovisuales-- san examinados por
nuestro admirado amigo
Louis Salieron en su artículo ENTROPIE ET NEGBNI'ROPIE DANS LA PO
LfflQUE. Lo comienza con este prefacio:
418
«La· noción de poder evoca la política. Pero la sociedad po
lítica no es un bloque.
Engloba-todas
las actividades humanas.
No incluye las relaciones entre los hombres que no
se inscriben
Fundaci\363n Speiro
en el orden político o e-n que no aparece, aunque sea a título
secundario,
el fenómeno. del poder. Esto es, en efecto, natural
puesto
que no .es sino
el ejercicio de la fuerza; pues esta fuer
za está humanizada en el
poder en tanto. es regida por la ley
política.
»Siendo
la empresa una ·actividad económica, es normal que
la
idea de poder no
se presente
en .primer lugar en. la mente
de su sujeto, pero
está subyacente
en todas las discusiones_ que
la concierne». . .. «Cuando
el poder político no está legalmente limitado
por un
contra-poder, puede
decirse que es
absoluto. En la prác
tica
es
diferent~ pues
las fuerzas
:vivas de la .sociedad - se opo
nen expontáneamente al poder absoluto y terminan por utili zarlo o por derrocarlo».
Para centrar el tema en relaci6n al título por él elegido, explica Sa
lle-ron lo que son entropía y neguentropfa:
«Las nociones de entropía y de neguentro~ tienen imagen.
No son cómodas para esclarecer los hechos- sociales y las ideo
logías. No obstante se
desea, o
por los menos yo aspiro a ello,
emplear estas palabra·s
a pesar
de
la imposibilidad de que su
sentido preciso
no resulte alterado en su uso no científico·.
»Si abro los pequeños diccionarios leo: 1) en el Rohert:
"Se. Función matemática que expresa el principio de la de
gradación de la energía. Esta degradación que se
traduce-por
un
estado de desorden siempre creciente de la materia.
La en
tropía del, mundo tiende hacia zm ~mun"; 2) en el Larousse:
"'Magnitud
que,
en termodinámica, permite evaluar la degrada
ción de la energía de un sistema:
la entropía de un si.stema
caracteriza su gra,ro d,, dewrderi".
»-La palabra neguentropía no figura ni en el petit-Robert ni
en el petit-Larousse. Yo no lo
he buscado en los grandes. Sig
nifica evidentemente lo contrario de
entropia a
condición de
que la -e:okopía tenga
un contrario,
lo que no me resulta evi
dente
de la leetnra de las definiciones citaidasi.
»Sea lo que sea en termodinámica, compruebo qne las pa
labras entropi,a y neguentropía se hallan bastante :frecuentemen
te
en los libros o en los
artí-culos que, sin duda, tratan de
cosas
distintas de
la física pura. Son, por lo tanto, tomados en
un sentido analógico,
¿Es esto
legítimo?
Lai Academia francesa
nos lo dirá. Yo, por mi parte, también me he servido a veces
419
Fundaci\363n Speiro
420
de estas palabras, no &in temor, porque sabía bien que les
variaba 8U exacto sentido, pero ~:aa he usado porquo en la in
flexión de sentido que les daba, me parecían tan compreosi~
bles
a
mis lectores
como a
mi mismo.
»La entropía me parece designar comúnmeD!te el estado, el
movimiento
o el estado potencial de toda realidad que va hacia
su destrucción.. La neguentropía designa el estado o el movi
miento
contrario,
ea decir, la resistencia
a
eaa marcha hacia
la destrucción.
»So define, a veces, la vida como el conjunto de fuerzllli
que resiste a la muerte. La vida _ es, pues, esencialmente neguen
tropía,
mientras
que . la muerte representa entropía absoluta.
Los epíteto.a
"entropía" y "neguentropía" expresan cómodamente
el
aspecto dinámico
de fenómenos en los cuales los sustantivos
experimentarían
el
"grado de
desorden" consider-ado.
»Ordinariamente, cuando a
partir de la misma palabra se
quiere expresar el carácter ¡jo.sitivo de una idea o realidad
eualquiera
1 la pal.abra positiva es la primera, sirviendo para
convertirla
en negativa. ,tal o cual prefijo. Por ejemplo, se dice:
mañoso y desmañado, sensible e insensible, orden -y desorden.
En cuanto dos diferentes palabras expresan realidades conltra
rias-,
el pensamiento, invenciblemente,
está llevando
a pensar
uno de los dos como
el negativo del otro'~ Por ejemplo: ver
dadero y falso, bien y maL, bello y feo, · ser y nada, vida y
niuerre.
Se
siente
lo verdadero como ontológicaménte primero
frente
a
lo falso, el bien frente al mal, lo bello frente a lo feo,
etcétera..
Sin emba·rgo, cuario1amente, se dice entropía y neguentropía
como
si la entropía estuviera en primer lugar.
Esa anomalía
aparente es, de hecho, puramente lógica. La
energía
-referida a una
cuestión física se identifica a la materia.
Todo
lo
que es materi-a, · o está ligado a la maieria evoluciona
degradándose, La entropía, en ese ámbito, ciertamente es la
realidad primera. La negúentropía no tiene significación sino
eon
relación a ella'. Si reservamos la palabra "energía:" para
caracterizar las·
contrarias, podríamos decir
que la · energía ft
sica es entrópica y la energía eSpiritual es negueritr6píca.
La diaiéctica universal es la de espíritu y materia, de liber
tad Y de necesidad, de lo verdadero y de lo · falso, del bien y
· -del mal, de· lo bello "y de lo 'feo, de la -vida y de-la muerte,
del' ser y de la ·nadá· -,de la ·entropía y de la .. lleguentropía-.
Sifuanao en "el segtind'o término de . tOdos los contrarios, la
dialéctica está .entre' entropía·
y
neguentrop"ía:
Fundaci\363n Speiro
Un párrafo después1 prosigue:
«Frente a la eternidad, el t~empo es-, en la evolución univer
sal, el vector de la entropía. En esa carrera a la muerte, la
vida es neguentropía, pero su naturaleza es -ambivalente. En tan
to que energía física, lig-ada a la materia, es a la VQZ entró
pica y neguentrópíca.
En tanto energía espiritual tiene vocación
a
la eternidad
y es neguentropía pura. Es
la gnosis paulina que
nos
permite darnos cuenta mejor de esas contradicciones. En
la perspectiva de ia resurreción, el denominado cuerpo espiri
tual, que San Pablo
distingue del
euerpo psíquico o alma, es
solamen!te la forma del cuetpo. El bautismo nos introduce a
la muerte en Cristo porque nos abre
las puertas de la vida
eterna,
Más misteriosamente
aún, todo
el conjunto del mundo
creado que
está llamado
a
hacerse tierra
nueva y cielos nuevos
y que gime en los dolores
del alumbra.miento, esperando esta
liberación
de
la esclavitud de la corrupción (Ramanos, 8, 19·
22-). De lo infinitamente pequeño o lo infinitamente grande a
la
jera,rquía y
la diversidad de los elementos y de sus conjun
tos
que componen el orden de lo creado, el pecado original
ha petturhado el paraíso terrenal».
Salieron, después de esas luminosas explicaciones, desciende a la
proyeccción de
ambas palabras a la cuestión social:
«¿ Cómo las nociones de entropía y neguentropía se acomodan
para esclarecer los hechos sociales?
En esto: en que permiten
significar
las
tendencias concurrentes
-a fa muerte de los gru
pos sociales y, a la inversa, las tendencias concur-rentes para
mantenerlas vivas
o para curarlas de un
mal_ mortal.
»Las famlias,
las ciudades, las naciones,
las civilizaciones,
las
religiones, son mortales.
¿ Qué
es lo. que
las impu}sa: a la
muerte, y
qué es
lo que las hace
crecer1 fiorecer o las reani
ma en
los momentos
en que parecen
avocada~ a su pérdida?
¿A qué ley~ si es que existen, obedece su nacimiento, su vida
y su muerte?
El pasado
esclarece el lema de estas interrogaciones. Pero,
¿-suministra respuestas?».
Después de algún ejemplo, prosigue el autor con una impresionante
cita
de
Valéry:
«El individuo busca una época totalmente -a,gradable,
donde é'l sea lo más libre posible y esté protegido al má-
421
Fundaci\363n Speiro
ximo. Y la encuentra hacia el comienzo del fin de todo siste·
ma social
Entonces,, reina
un momento delicioso entre el orden
y
el desorden. Todo -el bien posible que procura el equilibrio
de los poderes y de los deberes,
se ha logrado.
Es entonces
cuando se
puede gozar de los. primeros relajamientos del
sis
tema.
Las instituciones todavía
se mantienen, son grandes e
im
ponentes, Pero, sin que nada visible sea alterado en
ellas, no
tienen
apenas más que bella presencia
( ... )r El
cuerpo social
pierde dulcemente su mañana,
Es la hora del goce y del con·
sumo general. »Ahí estamos. Ese momento delicioso tiene un nombre,
socialismo. El socialismo no es sino la fina punta de la demo
cracia, es la íntima combinación de la razón y de la utopía,
del progreso indefinido y de la igualdad absoluta, del
malteria
lismo
concreto y del espirituaUsmo etéreo. En síntesis: la en
tropía:f,
Y termina el artículo:
422
«Si la palabra "enb'Opí a
la meo~ al
escribir este
artículo es
porque hay en
ella un
algo misterioso
para mí que responde a mi imagen de la de
gradación social que me obsesiona. Esta degradación ofrece la
caraeterístcia asombrosa de ser no solamente consentida sino
acogida favorablemente. A las
torme~s deseadas
de las que
hablaba
Chateauhrian~ les
sustituye
fa aceptación serena o go
zosa de
la descomposición universal. Es ya "la hora del gozo
y del consumo general", de la que hablaba
Valéry, fa hora del
socialismo del que esperamos "el
milagro de
una sociedad ani
mal de un
perfecto y
del definitivo
hormiguero".
»Hemos
entrado en la
"República de
los profesores" vislum
brada ayer, pero hoy plenamente
realizada» .
. .
«el "no
hay
enemigos a la
izquierda" tiene
un
sentido~ Es el •no hay ene
migos al
Este"'. Los
mañanas se ven aún risueño&,
Pero ¡traen
los
pasadomañanas!»i.
Fundaci\363n Speiro
EL GIRO POLÍTICO ACTUAL EN FRANCIA.
El cambio producido en la República francesa ha dado lugar a
muchas reflexiones
y comentarios. En estas ilustraciones vamos a reco
ger las publicadas en ITINERAIRES, número 256, de septiembre-octu
bre de 1981., en el que han aparecido los puntos de vista de nuestros
amigo.s Jean
Madiran, enfocando la estrategia de la
"democrQCia mo
dernti'; Gusta ve Thibon acerca de sus objetivos tácticos y promesas,
y de su espejismo; de Huges Kéraly, que analiza los medios propagan
dísticos en los que se apoya esa política, y de Luis Salieron, reflexio
n~do sobre los resultados a que todo ellq conduce.
l. Madiran pone en descubierto la estrategia, en su articulo NOTRE
POLITIQUE.
«La política es el mundo cerrado de la mentira no_ por na
tnraleza sino
por
aventura(. Ha venido
a ser, en manos de
la, de
mocracia moderna, instrumento de la
tene.brosa aJ,ianza entre el
socialismo
apátrida y
la fortuna
anónima y
vagabunda. Tenebro
sa alianza que reduce los pueblos cristianos a la servidumbre y
les roba su alma, comenzando por el alma de los niños. Pero,
por
naturaleza, la política es la ciencia
y el arte del bien común
temporal, tiene
vocación de verdad, de justicia, de honestidad,
de santidad ...
»La política se ha convertido en el mundo cerrado de la men
tira desde el momento en que todo su sistema, toda su legeti
midad ha
reposado
sobre el juego izquierda contra derecha. En
su origen, una izquierda masónica se coloca en oposición a una
"derecha" que ella delimita y designa a su gusto ...
»La mentira masónica fue, ante todo, esencialmente anticató
lica. Y continúa siéndolo, pero hoy -le gusta disimularse con
otra mentira: la de una izquierda socialista que moviliza los
militantes, la opinión, los electores contra los abusos de una de
recha
Capitalista. Mentira~ pues la té
399
Fundaci\363n Speiro
400
nimo y vagabundo. El socialista hace buena pareja con el vagabundaje cosmopolita·, con el anonimato apátrida. No moviliza
la envidia y el odio sino contra la fortuna arraigada en la tie
rra
... , contra la riqueza fecunda, y
responsable, contra
los patri
monios que expresan su nombre y sirven al país, he ahí la "de
recha" Que quiere
abatir. La abate tanto mejor en
c111tnto ella
...
se ha hecho liberal, después liberal-socialista, habiendo aceptado
como objetivos y criterio de su política los que le habían fabri cado sus enemigos para llevarla a la muerte:
"la reducción
de
las desigualdades" y
la "democratización de la vida social"».
Y
advierte:
«Sin embargo, nosotros no somos la derecha. No somos la
derecha liberal de la .República masónica. No somos la, derecha
capit1tlista que
es puesta
·en -escena
como contrapunto· de
la-iz
quierda socialista. No -somos nunca "la derecha'' tal como '1a
izquierda", a partir de 1789, la designa para cebo -en sus ope
raciones
electoráles o
revolucionarias».
« .. ~ rechaza-moa el sistema izquierda contra derecha, mentira
Íru5talada en
el
centro y . en el .fundamento de,. la _ vida ;política
francesa.
Rechazamos ser los actores
de derecha, indispen$Wles
para
esta
puesta en escena de
izquierda. Rechazamos
el juego
y la
regla, del
juego. No
hay nada extraiio en que, siempre en
la geografía
parla~entaria, ~ningún gr811. partido -acepte que
se
le clasifique. ·.a la derecha~~: El sisten,a. · p_olítico franc(/s, desde
1789,
es e-1
de: la designación arhitrariá de _una "derecha" y de
su
destmeción progresiva.
Designación y destrucción operadas
por una izquierda que
se constituye pa,a e.ato, y que halla
en
ello su único medio
de conquis~r, el
poder.
»El Sistema izquierda
contra
derecha es ·una impostura per~
manente
concebida
y agenciada para asegurar, ca&i automática
mente~ la victoria electoral o revolucioniaria de la izquierd~ La
solución
no es
la de·_ entrar· ·en · el juego de la impostlll'."a del sis
tema; tratando de fortalécer _· a , la derecha. asegurándole que al
final la izquierda será - batida, la solución está en salir. Com
prender el sistema y denunciarlo. No
esfar máEJ engañado. Tra
bajar
fuera de
él; para
prepararse,
·a fin; de
utilizar las cir
cnnetaticias que permitan
interrunipirlo~
»Si
se tiende a flsituai:se políticamente", a colocarse
en el
espacio
existente entre .],a. -. derechá y 1a -iizqui~rda, como, entre lo
alto y 1o-bajo; en .sitnittse· en-el abanic'o, entonces hahrá,qne estar
y proclamarlo, ton-Frarltois: Brigneau, "a la derecha ,de la de-
Fundaci\363n Speiro
rec'hd'. Esto . sorprende, esto da que pensar, esto. hace reflexio·
nar,
esto sale del marco prefabricado
que se recusa, el sistema
izquierda-derecha; aunque, bien entendido, no haya que esperar
rendimiento electoral alguno, de
lo cual tampoco hay que ap&
narse inmoderadamente, ya que
nunc~ desde
que en Francia
existe, jamás
un régimen político. ha
sido establecido
o
conti~
nuado
por elección de
sufragio universal
»A la derecha de la derecha. Por ello, no entramos ni un ins
tante en el piadoso alegato de las derechas liberales, nuevas, cla
rividentes
o vergonzantes, que tratan de calificarse ante
lo opi
nión pública _proclamando criterios de izquierda: "orden
re
publicano",
"reducción de desigualdades' "legitimación
democrá
tica'",
"democratización",
...
»La derecha en que estamos es la que rechaza la mentira de
la izquierda,
el sistema de la izquierda; que lo rechaza comple
tamente
hasta el punto de no
atenerse a esta denomin1l"ción de
"derecha" que
la izquierda ha inventado para descalificar a sus
adversarios».
Seguidamente el autor enfoca otr@ calificativo. El de la "extrema
derecha":
«Sin duda no importa q-ue el interlocutor pueda situarnos
"a
su gusto", donde él
quiera. A la derecha. A la extrema dere
cha. Son
términos peyorativos, son, incluso, injurias en el len·
guaje· méntiroso de la izquierda,
·que hoy lo& medios
de comuni
cación han Convertido
en: lenguaje de todo el mundo ... ».
«Pero si
se nos pide que
"'nos situemos", es decir, declare
mos
nosotros mismos lo que somos y dónde ·-estamos, entonces
debe
escucharse nuestra
resp:ues-ta.
»Es
una
respuesta
que modifica la-fórmula Fram_;ois Brigneau,
o
más bien que
1-a completa y ,la desarrolla en su ·plena verdad:
Estamos
a -la
derecha de la m:uema derecha».
« ... No hay, en realidad, ningún extremismo de derecha o
de
otra clase,
en querer
basar la vida
soclal sobre
"trabajo-fami
lia-patria", y
'10 primero, el servicio de Dios". No hay ningún
extremimw en las doctrinas del tradicionalismo político fran
cés de Bossuet a de Maistre, de Louis Veuillot a
Manrras, de
Le Play á los Charlier. No ·&ay-ningún extremismo, sino, al con•
trari.o una
sabiduría serena, aunque temporalmente desconocida,
qtie se
niega. a
poner en
la voluntad general el
fundamento de
la
ley moral y de la legitimidad política y que los fundamenta en
el decálogo y en el bien ·común».-
401
Fundaci\363n Speiro
«La propaganda oficial asegura que en la extrema derecha
hay verdaderos "extremistaa", redes terroristas. Sl.D embargo, la
verdad es que
corrien·temente los manipula la provocación po,
licia ca de izquierda; o bien la KGB los arma y los utiliza. Pern,
en fin, nosotros no estamos allí; el terrorismo es una enferme
dad
y· un crimen de izquierdas. Somos ajenos a este crimen y
a esta enfermedad. Estamos completamente ajenos. No podemos
situarnos
a la izquierda de esta monstruosidad de izquierda. Es
tamos a la derecha de este extremismo, a la derecha· de todo
terrorismo ...
)!.
«Repudiamos todos los extremismos políticos. Pero no por
un compromiso, una atenuación, un reblandecimiento que nos
colocaría en el "centro". En el
centro de la ¡República masóni
ca! Estamos colocados a la
derecha, de
todos los extremismos.
»A la derecha de la extrema derecha si se quiere ir al fondo
de las cosas; sí, estamos a la derecha de
la extrema
derecha,
porque toda
la política
moderna, comprendida la extrema de
recha,
está herida de una inclinación izquierdiza:nte, que es la
causa próxima de su decadencia
y de su descomposición. En
otras palabras, nos colocamos a la derecha de
toda política
mo
dermt, porque ·está enteramente a la izquierda».
.. . «Sin duda, las nociones .de izquierda y de derecha son,
en
un primer nivel, relativas una y o~ y en este sentido se
está casi siempre a la izquierda de algunos y a la derecha de
otros, ni
más ni
menos. Pero, no todo es
roer-amente relativo.
Existe
lo que
Pío XII denominaba val.ores absolutos-. Toda la
política moderna·,
incluso la
llamada
derecha, está a la izquier
da de este absoluto que constituye el derecho n&tural, a la iz•
quierda
de la ley moral
natural, que fundamenta el derecho a
la izquierda del decálogo en su tradición y su interpretación
católicas.
A la i,zquierda y no a la derecha. Lo que es recto es
derecho. Nada puede ser más
derecho qlie lo que es recto (•).
No hay nada a !a derecha del derecho natural: no tendría
sentid'o alguno. Todo
lo que
se aparta del derecho natural se
aparta hacia
la izquierda: no puede apartarse de Otro modo,
porque
rio puede apartarse haciéndolo
nuh recto, haciéndolo de
masiado derecho. El fascismo está a la izquierda en la medida en
que se separa (bastante menos
que el comunismo) del derecho
natural. Nosotros
estamos a la derecha del fascismo porque el de-
(*) En este sentido, cfr. el libro de Jorge Martlnez Albaiceta, Iz
quierdas y derechm, su sentido y misterio, Madrid, 1974, y el comen~
tario de Juan Vallet de Goytisolo, "La derecha y la izquierda", en
Más sobre temas de hoy, Madrid, Speiro, 1981, págs. 34 y sigs.
402
Fundaci\363n Speiro
recho natural está a la derecha del fascismo. Lo derecho está a
la
derecha de todo
lo que zurde&i,
»Cu-ando·
se está plenamente
en regla con el derecho natural
no hay nada ni nadie que
eaté más derecho, no hay nada ni
nadie a su
derecha, Nosotros
nos esforzamos en
acerearnos a
él.
»La
aparición moderna
del sistema político de izquierda-de
recha no ha
consistido. en
la aparición de
una izquierda
y una
derecha,
-&ino en
la aparición de
una ~quierda, y pun,to, es todo,.
Hay
sólo
una derecha imaginaria, prisión mental,
antecámara del
tablado
donde la
izquierda encierra,
ante todo por
la persua
sión y el espejismo,
lo que ella rechaza. Nosotros no nos deja
mos encerrar>.
Madiran prosigue, con el mismo enfoque, desde ortd perspectiva.
«... es imposible ser demasiado católico en política,. o en lo
que sea: lo
que nos
ocurre siempre,
a nosotros y a los demás,
es
no
serlo
basto!nte •• • », «ser católico, salvo en · política, al modo
reclamado por
el laicism~ masónico y consentido por el écume
nismo modernistar, es
el principio de la
apostasía.
»Esto
no quiere decir que
nuestras actitudes.
y juicios políti
cos deban
ser deducidos
de
dogmas católicos, como la
conclu
sión
de un silogismo es deducida de dos premisas. Esto no quiere
tampoco decir que nuestro
gobierno político
debiera ser asegu
rado o políticamente supervisado
,por el
Papa y
ios obispos.
Quiere
decir que
la inspiración, los
principios, los
criterios de
nuestro pensamiento y de nuestra, acción
política son
únicamente
los del
cristianismo, vivido y formulado según la tradición ca
tólica. No hay
ningún otro
motivo primero y
último, sino
que
en nuestra tierra sea
cumplida. la volnntad -de Dio&, en
vista a la
vida etema
-y la culminación del número
de
los elegidos. El
bien
común político
es un fin temporal, con
consistencia pro
pia; y, no obstante, es mediato con vista a los
fines últimos:
la
vida
na-tural es
para la vida sobrenatural.
»En política,
como en
fo demás, primero el seroicio de Dios;
en política, como en lo demás, busquemos primero el reino de
Dios y su justicia y lo demás nos
.eerá dado
por
afia di
dura; no
con la inacción sino con nuestro esfuerzo la añadidura será
dada, -pues está escrito que se nos da con el sudor de nuestra
frente. En política, como en lo demás, somos católicos
que, sin
disimulo
y sin complejos, nos esforzamos en
ser abiertamente,
auténticamente,
íntegramente
católicos:$.
403
Fundaci\363n Speiro
Su diagnóstico es:
«El sistema político izquierda~derecha, inventado y mante
nido
por
1111 izquierda, tiene
por
finalidad esencial la destruc·
ción
social
del
cristianismo. Pero
no
es necesario
ser
cristiano
para
estar políticamente rechazado a la
derecha por
la
izquier
d~
La secreta y verd·adera LÍNEA. DE DEMARCACIÓN trazada por la
izquierda no
concierne .a la fe cristiana en 8Í misma, sino a la
principal obra temporal de la fe a la cual algunos incrédulos han
podido contribuir y que, otros creyentes han podido desconocer:
es la
CRIS'l'IANDAD. El designio constituyente
de la izquierda masó
nica es el de aniquilar la Cristiandad. La Cristiandad o civili
zación
cristiana, es decir, la moral social, del cristianismo ense
ñada por la .tradición católica e iM(rit.a en. las instituciones poU
ticas. De ella son obra la Catedral y la Cruzada, la caballería
y
la misión, la
piedad nacional y la familiar, el
espíritu de
sa
crificio
y el
honor de servir.
»De la Cristiandad no queda ya gran cosa; la izquierda tra
baja con éxito para hacerla
desaparecer desde
hace
siglos, aun
que
queda
todavía demasiado
para su
gusto. Y,
sobre todo, pre
siente por
instinto, que un renacimiento de la Cristiandad con
tinúa siendo posible en todo momento. Por ello, no se detiene
en su
obra de machacar las primicias, comenzando por
el co•
razón y el espíritu de los niños de
qu.ienea quiere
controlar
la
educación, desencadenar
la sexualidad, drogar
la inteligencia,
cuadricular
las actividades».
Madiran propone desplazar "la linea de demarcación":
404
cSi no podemos desplazarla en seguida al nivel de la opinión
pública, por lo menos debemos desplazarla en
lo que depende
inmediatamente de nosotros,
al nivel de nuestro pensamiento,
de
nuestro
lenguaje, de
nues_tro comportamiento. Ya que la úni
ca condición necesaria y
suficiente para la
victoria de
la iz.
quierda, es que la LÍN&A. DE DEMAJlCA.CIÓN pase entre la derecha
y
la izquierda, y que el combate político sea
el de la izqµierda
contra
la
dCl"eehá.. Inversamente,
la única condición
necesaria y
suficiente, a
la larga, de la derrota de la izquierda, es que la
línea de demarcación no esté entre l-ai derecha y la izquierda.
Comencemos, pues,
por situarnos fuera; a
la derecha de la de
recha.
»Por otra parte, la única. condición necesaria y suficiente, a
lái larg~ de la victoria· del comunismo es que la linea de demar·
Fundaci\363n Speiro
cac1on política no pasei entre los comunistas. y los no comunis
tas» .
. .
«Inversamente, la
única condición necesaria y
sufi.cien
~ a la larga, de la derrota. del comunismo es el ,aislamiento
político
del partido comunista
y de
sus correas de
transmisión.
Es
decir, que
la línea de demarcación política pase entre el co
munismo,
que es
el peor y el intrin,secamente perverso, Y el
resto
de
la nación. Esta es la tarea del anticomunismo: hacerlo
comprender y sentir a
la, opinión pública, a los responsables y
a los poderes de todos los niveles ...
».
Y comenta:
«El no hay enemigo a la izquierda, que conduzca inevitable
mente a
la, victoria
del comunismo» ... , «provoca una continua
evolución a T.a izquierda que los historiadores y sociólogos to
man por una ley de los tiempos modernos y de
su concientiza
ción,
siendo así que no es sino
una consecuencia
del sistema iz
quierda contra
derecha»,.
«Para
cambiar
este sistema,
es probable
que
haga falta. ante
todo,
invertirlo ... >-, «Ja, crítica de las mpervivencias izquierdis
tas
entre quienes
se hallan
menos a la derecha,
dectnada por
quienes
lo están más, debe ser legítima y permanente hasta que
la izquierda
y Su distinción izquierda-de['eehá haya desaparecido
.enteramente. Así, · el
anticomunismo,
coll8eCUentemente, condu
cirá
a la Cristiandad, del mismo modo que
la democracia liberal
socialista conduce al
comunismo»:.
En cambio. le parece evidente la inanidad de quienes pretenden de
tener la
expansión comunista:
« ... por las utopías del diálogo y del compromiso, por la
expansión y
el
entendimiento~ _por el reparto del mundo y el
gobierno mundial, por la atenuación del comunismo en socia
lismo con rostro
_);a.u.mano ...
: todas estas quimeras
fav,orecen des
de
hace cuarenta
años la
.expansión del comunismo bastante
más_ que el freno que hayan
logrado ponerle .. El
mundo entero
caerá bajo la
dominaei_ón comunista
si no. se
reemprende el
camino
de la Cristiandad».
Entiende el autor que en ese combate espiritual y político por la
Cristiandad, ...
«N~,e _hán~n',.os_, éolo ·éo.1i ,cod_o, en p~rfectai amistad con .todos
aquellos que
sin
la fe cristiana milita°" de hecho, por la moral
405
Fundaci\363n Speiro
y las instituciones políticas del cristianismo vivido y formulado
según la
tradición
católica» ... «Seria lastimoso
y
suicida que
los
católicos, por
un escrúpulo diabólico, vieran un impedimen
to imaginario para esta acción política
eomúm,,.
Al efecto, recuerda la exortaci6n de Pío XII el 2 de junio de 1948.
«No temais en unir vuestros esfuerzos con los de todos
aquellos que,
aun no siendo parte de la: lgJresia, admiten por lo
menos la doctrir&a Social de la Iglesia Católica y están ' dispues
tos a seguir el camino trazado por ella».
Madiran añade:
«El camino trazado por la doctrinll · social católica es el ca·
mino de la Cristiandad. Marchemos por él
dándonO& la mano>.
Y, añade:
«Este trabajo en común es algo distinto y bastante más que
una
simple alianza.
Pero más allá del trabajo en común
hary,
precisamente, lugar legítimo para· las alianzas políticas».
Rec'oge la objeci6n de que, con ello, parece haber una contradiéci6n
entre
situarse a la derecha de la derecha e incluso
a la
-derecha de
la
extreina derecha (*) y, por otra parte, aproximarse a personalidades y
agrupadones de izquierda eventualmente dispuestas a unti alianza ge.
neral
contra
el comunismo.
Pero
explica· ·que esto será:
« ... la ocasión de reflexionar y de reemprender la revisión,
sin duda desgarradora para ellos, pero que no podrán esquivar
sino 'quieren evitar
el comunismo.. El falso principio que domi
ria la conciencia polítfoa de las democracias occidentáles des
pués de 1941, y que decreta que comrra el fa&cismo, enemigo
número uno y peor enemigo, es preciso, incluso, tdiarse con
el comunismo, es absolutamente ineluctable sustituirlo, te6rica, y
prácticamente, por el principio' inverso»· ... «Será necesario ptlr.
gar
sobre
todo la
imaginación. Será
preciso purgarla de
fos mi
tos engafíosos por
los cuales
la izquierda tiene cautivas_ a las
almas)!.
(*) Cfr.,. al respecto, el articulo de Valle! de Goytisolo, "Extrema
Q.erecha y extrema izqu]erda", en Mds sobre,temas de hoy,_ P.ágs. 46 y
siguientes.
406
Fundaci\363n Speiro
II. Si esta es la estrategia . de la pogresi6n hacia la izquierda, su
táctica cánsiste en la denominada política del bienestar, que examina
Gusta ve Thibon en su artículo de _ esté mismo titulo, LA POLITIQUE-ou
BONHBUR. Enfoca este gran pensador, llamado el filósofo campesino, la
cuesti6n
situándose la perspectiva· _ de una casa campesina de unos
doscientos cincuenta
metros cuadrados de superficie, con .precioso ho
rizonte
prealpino, por
un
lado, y de los Montes Cévennes, por el otro,
con un aire puro y
silencio absoluto.
-Relata el
almuerzo con materias
primas
de la mejor
calidad, servidas por
la campesina. Y
las compara
con
la langosta y la carne
pasadas por
el
frigidaire, los ruidos, la polu
ción,
las aglomeraciones
y
las prisas de una gran ciudad, para hacer
este comentario:
« ... Tal .vez no es 'por casualidad que los países más mate
rialistas
son aquellos en que
el arte
culinario prácticamente no
existe: el pecado contra el
espíritu se
extiende al mal trato in
fringido a la materia».
Esto le sirve para hacer notar que esa "politica del bienestar" con
lleva un proceso de concentración urbana, de desarraigo, de centraliza
ción, en virtud del cual:
c ... si el proceso de concentración no da un giro radical,
las peores consecuencias seguirán . al
desarraigo humano.
Las
ca•
pitales
son, como su nombre indica,
Jo cabeza de las naciones:
hace
falta-velar
para
que no se cOnviertan, progresivamente,
en
su cáncer».
Entrando en el tema, recuerda una conocida frase, afirmativa de
que, ºa partir
de hoy conjugaremos el verbo vivir en el presente''. y la
enlaza con la
trasposición que
la soberbia humana. pretende entre la
frase evangélica
ºlo que
es
imposible· a
los hombres
·es posible
a
Dios"
y
la
aftrmaci6n por
las
ideologías politicas de
que "aquello que es im
posible a los· hombres es posible al Estado".
Comenzando su comentario, contesta esta pregunta, ¿qué relaci6n ten
dría el éxito de la
experiencia socialista
con la esperanza desmesurada
puesta en ella?
«Sobre el plano econonuco9 ante todo, concedemos genero
samente que se realicen
.estos logros: que las ventajas
financie
ras otorgadas
a los
más. humildes
no queden anulada\i por la
in
flación;
que
el poder de - adquisición del
francés medio
aumen
te
de ·un 20 a un 30%;,. "que se rebaje la edad de la jubilación
407
Fundaci\363n Speiro
y la duración del tiempo dél trabajo; que se refuerce la asisten
cia a las familias
numerosas., a. los ancianos,
a los minusválidos;
que se nivelen un poco
más las fortunas y las rentas; pero, ¿ dónde
hallaremos el vinculo entre· esos progresos
del bienestar mat~.
rial
y
esa cosa
imponderable y
-misteri9sa que
se llama la feli
cidad? -Hacía observar
·yo, _recientemente,.
siguiendo a Jean Fou
rastié, que
el nivel de vida de
· Francia
se bahía
elevado. en
el
régimen liberal,
en la proporción de
Uno a
tres,
desde la
última
gnerra.
Esto son
los elementos exteriores del bienestar.
PeroJ
¿ qué uso. se ha hecho y quién osaría decir que loa franceses
so~ t:ln sll conjunto, má& profundamente
dichosos? La facilidad
con
la cual han mordido el anzuelo del cambio parece demostrar
lo contrario ...
». En cuanto a la nivelación de las rentas, e'l so
cialismo
su-eco nos
ha suministrado el modelo soñado. Resultado,
el
estancamiento y el aburrimiento que derivan de la
falta de
·emulación
en una sociedad uniformizada.
Pero Thibon recoge la réplica:
«¿ Olvidáis el factor espiritual que también formu. parte del
programa socialista? -me dice un viejo milit-ante macerado en
la
enternecedora utopía de la "'gran noche"-. Este clima de liber
tad, de fraternidad, de calor humano que reinará en una socie dad por
fin liberada de la opresión y d'e la corrupción capita·
lista; es ahí más que en las ventajas materiales de donde nacerá
'la felicidad futura. ¿ Qué responder a esto. sino que, en efecto,
los hombres serán
felices cuando
ellos
se amarán
plenamente
unos a otros? ¿Pero
es suficiente
el veredicto de las
urnas y
de
un traspaso
de poderes para crear este grado de gracia? ·¿El
amor
se programa como el rendimiento de
una fábrica
o la
cons"'
tmcclón
de un
inmueble? ¿ Dónde y cómo se impon:e por una
serié de
decretos-leyes? ¿Hay un pafs en el mundo donde
se
alcanzá:n
por la magia de la administración, por el egoísmo, por
la envidia, por las
disensiOnes, y
por todos los males inheren
tes a la condición humana?
Thibon prosigue:
408
«Se hablará de descentralización, de autogestión y del clima
expansión y de fervor
que nacerá
de estas reformas
Se olvida
qu~ para sér eficaces taiJ.es reformas, debería presuponerse la
existencia de
ese· clima --es deCir de un medio social consti
tuido
por· comunidades
auténticas y por vínculos humanos
es-
Fundaci\363n Speiro
pontáneos de competencia a. to_dos lo_s ni!'ele~ y de responsabi
lidades compartidas-, cosas
todas ellas que
el liberalismo sal
v¡rje y su réplica negati~ la lucha de clases y de partidos, han
ido eliminado progresivamente, y que ningún camhio del p·er
sonal político puede reconstituir. No _,uede, por que los in
tercambios vitales
nacen de la vida y no se organizan
a golpes
de
ordenanzas
legales. Conozco -t~ mediana empresa_
en
la que
la autogestión
existe de
hecho en el sentido en que reina de
arriba a ahajo
un espíritu de confianza y de equipo, donde las
sugerencias de
los más humildes son tomadas en consideración
y
en la que
cada cual
asume su parte de iniciativa y responsa
bilidad. Estamos muy lejos de alcanzarlo en una sociedad
libe,.
ral y no será jamás posible en una sociedad colectivista. La
experiencia ha probade que el famoso poder obrero, eaa palan
gana de agua perfumada por la ~emagQgia, se traduce final
mente por
el poder del Esu,Jo. sobTe el obrero. Se sabe algo de
esto
en los países del Este, donde los trabajadores, modelados
por el sistema, no tienen
Slllo el
irónico consuelo de
contero·
piar en el frontispicio de los monumentos oficiale& los dos em
blemas de la dicta,dura del proletariado: la hoz y el martillo,
la
primera, sirviendo para
segar las
libertades a ras del terreno
humano; y,
el segundo,
instrumento ideal para la trepanación
de los cráneos ... »Mitterrand establece una distinción
·sutil entre
nacionalizar
y estabilizar. Pero la extensión
desmesurada del
poder
central
que
implican
las uacionalizaciones no
puede sino llevar direc
tamente al totalitarismo estatal.
Acepto de
buen grado
que la
mayor parte de los electores
socialistas no
·
desean este
tipo de
cambio. Pero
la lógica de las e.osas es siempre más fuerte que
loe deseos de los hombres. Colocad una piedra en una pendien
te: las mejores intenciones del mundo no le impedirán rodar
·por ella,
hasta abajo ...
»Esperando -:este despertar,
el sueño ·maravilloso continúa.
En
uno de sus últimos discursos, M. Mauroy nos dice, en sus
tancia, que la experiencia iba
a entrar desde- ahora .en las leyes.
¡Bravo! Es a los escribas del Elíseo y· de Matiñon -sin hablar
de los del inefable Ministerio de tiempo libre-a quienes co
rresponderá insufiarnos esta
virtud;-llamada . antes teologal; de
aflorar el
hombre nuevo en el viejo hombre. Uno cree
oír a
San Pablo, revisado y corregido, 'a imagen y ·uso del 1ector me
. dio. Pero, ¿ y que será de qnien·es re~een esa gracia?; ¿ será:
preciso
prever -
· saneiohés para· · ese nuevo pecado eont.ta la es·
'. peranza?
409
Fundaci\363n Speiro
»No pedimos tanto. Sabemos desde siempre que César se
asenieja
al diablo en la medida en que 'juega a ser Dios, El me
jor
gobierno es
aquel
en que el poder se limite a asegurar el
orden
y la justicia dentro, y la paz fuera; y en que, por lo de
mág, dej-a a los individuos y los cuel'pos intermedios e-1 cuidado de
organizar - su
propio destino.
Es el que
controla y
arbitra
las
libertades, sin absorberlas.
»Por -el contrario", et poder colectivista ·es el -peor de todos,
ya que extiende sus tentáculos en todas las direcciones y aeaba
por reahsober la
nación - en· el Estado.
» Y es aquí donde. tropieza la idolatría de la! política. Los
ciudadanos se habitúan cada vez más
a esperarlo todo del Es
tado. Pero éste no tiene siquiera el recurso de la más bella
hija
del mundo, que puede, por lo menos, dar lo. que
ella
tiene, mientras el Estado na·da tiene por si mismo y no puede
dar sino lo que él
quita. Si
se quiere recibir de él, es preciso
consentir
en abandonarse-· totalmente a su providencia alienante,
hasta el día en
que uno se da cuenta~ ¡ demasiado iarde ! , que
si él
nada puede
hacer por nuestra felicidad, puede hacerlo casi
todo contra
la primera
condición de esa felicidad: nuestra
li
bertad»,
m. Los medios sobre los cuales la acción política desarrolla la es
trategia
y la tdctica a que hemos hecho referencia, en lós dos epígrafes
anteiiores, ·es. expuesta en el tercero de los artículos que vamos a utilizar
en
estas ilustraciones. LB GÉNOCIDB AUDIO-VISUEL, e~rito por nuestro
amigo Huges Kéraly.
Enfoca los mass-media apenas comenzado el artículo:
. «... Los hallazgos de la sociología contemporánea están tan
lleno.a de sentido que implican en sí mismos una condena del
objeto
descrito. La noción de ·"masa", en efecto, de cualquier
lado que
se la -mire-física,
militar, cultural, política- impone
el eco
de una pesadez mecánica y sin discernimiento de una
fuerza bruta
indiferenciada.:.>.
Y hace notar que es asf,
410
...
de la información, -escribe André Charlier-surge en. una so
ciedad que, por el efecto de la con,c""'7tleión industrial y de
Fundaci\363n Speiro
la creacwn de los grandes conjuntos urbanos, se hal."lan en vía
de 1M6ificación~ Lo, dos fenómenos se refuerzan, reciprocamen
te para crear esa realidad de masa, que da un carácter absolu
tamente nuevo al mundo contem¡>0ráneo.
»Podríamos también conceder a la palabra masa un signiñca
.
do.
instrumental en el
·arsenal de los útil.es de guerra» . . . «Se
llegará
así a·
esta definición
abreviada, pero muy
explicita,, de
los
mass-media:
Medios pa1111 lograr la sumisi6n -de la masa
asumiéndo"la. Asumiéndola espiritualmente y morahn~nte bajo
la
anestesia audio-visual,
es decir a golpes ccmtinuos de imáge
nes y de sonidos ... No se trata con ellos de abogar claramente
en favor de una . doctrina -cualquiera o de
un sistema de go
bierno;
se trata de imponer reflejos, un vocabulario, un com
portamiento, una especie de
sensibilidad progresista vaciadai de
todo ra¡zonamiento, pero de fa cual la izquierda totalitaria y te
rrorista
recoge
enseguida
los frutos para imponerse. La fascina
ción ejercida sobre
1-aa "masas"' sociales por el gran tam-tam
tribal de la radio-tele es tanto más _ eficaz y· perversa cuanto
más pasan desapercibidas sus consecuencias políticas_ y morales,
y no son denunciados como tales por quienes deberían hacerlo».
«... Las técnicas particulares puestas en acción para la co
municación de
masas constituyen una "fuerza'',
capa.z de
"acele
rar el movimiento" de cualquier
cosa, en la conciencia colectiva;
en otras
palabras, en
el comportamiento psicológico
y moral de
grupo. »El hecho de que los grandes sacerdotes de
lo--audio-visual
no tengan apenas conciencia de manejar o de
servir de
ese modo
wi arma del gobierno espiritual de una empresa política y so
cial de
gran emhergadura, al ·punto de atribuir a la "opinión
pública" los cambios que ellos provocan,
n_o quita,
ninguna
im
portancia al problema planteado»i.
Ahi surge una pregunta, qué formula el ·autor:
«¿De dónde viene esta fuerza ·capaz de actuar en profundi
dad sobre las mentalidades, este poder anónimo y multiforme
de intervención sobre las conciencias que suelden los media en
el nuevo
ceritro de
gravedad de la vida social y
qué decide,
finalmente,
respecto de todo, desde el
contenido de
las
discusio•
nes
familiares
hasta el resultado
de· las elecciones?: ¿De los
mensajes en
sí mismos o de la apatía, cada vez mayor, de
las
mentes
que a ellos
se someten en -
alta · dosis,
hastá el
punto de
alimentarse .enteramente de ellos?·;
¿Del contenido' hahitUal
411
Fundaci\363n Speiro
412
de las "informaciones':' o de Iu formas de organización mental
que
ellas
suponen
yá adquiridos por el informado?; ¿Del me
diatizante o
del mediatizado?
»Varios esta.dios
de psicología
social han
mostrado que
el
.problema no
puede resolverse dentro
de
esta alternativa. La re
petición,
efectivamente, concluye por
:engendrar el hábito, el re
flejo
psico-afectivo,
la ·automatizacióB ,mental. Toda publicidad,
como
toda propaganda, actúa sobre esta
Ulclinación permanente
de
la naturaleza humana,, Pero su influencia no se desarrolla
sobre no importa cuál "terreno".
Si fuese así resultaría inexpli
cable, por ejemplo, que la mayoría de nuestros hábitos comenza
ran
la primera vez; que pudieran condicionar la orientación de
una
Vida entera
en
el momento mismo en que se introducen,
aunqué sea
a título de ensayo provisional y
de primera expe
riencia·.
Es necesaria, ante todo, una-
ciertai tendencia
del sujeto,
las disposiciones
implícitas en su subconsciente. Y
l.o que es
verdad en el individuo, tanto más lo será aún a nivel
del gru
po, donde los estereotipos y tos comportamientos adquiridos
tienden a invadirlo todo.
»Es por esta razón,
tal vez, que
las nociones de "conciencia
de grupo" y de "inconsciente colectivo" son empleados indistin
tamente en los discursos de los psicólogos contemporáneos, pese
a la paradoja evidente que ello significa... Paradoja instructiva,
paradoja esencial para
el funcionamiento del sistema, paradoja
incluso de
la
demo.eracia, Henos
ahí, en efecto, gobernados por
una "opinión
genera,!" que se
refleja o impone de todas las ma
neras
posibles en
la vida social, pero que, por
definición, no
reflexiona. El
voto
mismo no
es sino un espejo sociológico, una
constante de evolución glandular, no una deliberación ni una
elección; y, en
este triste
sentido, no
se discute.
»El
problema inmediatamente
importante, para
lo que aquí
·
nos
ocupa,
permanece
siendo el
del e_ontenido en extensión del
punto de vista enfocado por
los media
que presupone una de
finición precisa del fenómeno de
masa bajo el punto de vista
de
la, estrati6.cación social.
Sin embargo,
en este
terreno, los es
pecialistas no
se comprometen.
Nos la describen como un
con~
glomerado
amorfo de individuos repartido en un espacio geo
gráfico dado,
pero
sin relación los unos con los otros, a la mane
ra
de los
elementos intercambiables de
un_ gran
conjunto mate
mático ...
».
«"Masa" no es una pa1abra cristiana; implica una• fusión con
tra-natura de la personalidad individual en esa
real~dad sin
Fundaci\363n Speiro
alma: un universo donde el todo condicionaría la existencia de
las partes
hasta
absorh~rlas ... ,.
viene de la noción de
· ~masa". El
senti
do peyorativo en que se empleaba a principios
de siglo
ha
perdido lo esencial de su consistencia; no, evidentemente, a
causa
de
los progresos de la cultura ·en
todas las clases de
la soeie•
dad, sino
por razón del fenómeno de la
proletarización socio
cultural
de la propia burguesía, reforzado, desde hace más de
medio siglo por el
ahllrguesamiento ecoóómico social
de los
proletarios del tiempo del "gran
papá"» ...
«El proceso iguali•
zador de la Educación
Nacional y
la escuela continuada de los
"media" han hecho del reparto de
las riqueza" económicas el
criterio determinante de las nuevas pertenencias sociales. Los
problemas del
dinero, lo
sabemos, han pasado a ocupar el centro
de -toda acción, de toda propaganda política.. Detentan hoy el
quasi-monopolio de las declaraciones presidenciales; y, después,
una bella conquista, el monopolio absoluto de las reivindicacio
nes
Bindic-ales... ¿No seria
ya
tiempa de
concluir que la
élite,
en
tanto
tal. es
una especie en vías
de desaparición?
La incultura
audio-visual de las masas hace estallar, unas tras otras, las
fron•
leras
históricas de las "clases" en la sociedad francesa; ya no
quedará pronto sino uniformizar por decreto el poder de com
pra de todos
para: que
quede realizado entre nosotros el "per
fecto y de:6nitivo hormiguero" que profetizaba Valéry, prepa·
raba Giscard y programa Mitterrand».
Ante la obieción de que, partiendo de un nivel culturai. distinto,
un consumo incluso generalizado
y constante de mensa;es audiovisua
les
idénticos no puede dar lugar a una nivelación
.de lqs _ inteligencias
receptoras,
pues cada uno los recibe a su manera
y asimila o rechaza
el contenido de los mensa;es emitidos por
. los media, Kéraly replica:
«Esta crítica queda un poco fuera del tema porque, a des
pecho de
su rigor
aparente, coloca, en términos
de física de los
cuerpos, un problema que es de
psicología social. No
quiere
tener
en cuenta
que el factor verdaderamente decisivo en la in
fluencia de
lo audio-visual
es la preferencia, otorgada siempre
al
modo
de imposici6n de fo-rma sobre el de proposición de
ideas;
así como
la sugestión implícita,
estética y
emocional frente
a la fragilidad de las formulaciones directas. Por
consiguiente,
ante ese modo
de intervención propio de los media, fundado
en técnicas muy
fuertes de imagen Y sonido,
las culturas clási•
cas, a hase· de
lectura y de
retórica, quedan casi sin defensa:
413
Fundaci\363n Speiro
aquellos sitúan, en efecto, su eficacia y su influencia en un
plano de organización mental completamente distinto. Este es el
testimonio también de todos los psicólogos que han estudiado
ia cuestión
sin los prejuicios corrientes acerca de verdades de
la sociedad contemporánea»-.
Y, proyectándolo en lo social, explica:
«La "masa", por lo tanto, en su realidad contemporánea, ha
desorganizado profundamente
las relaciones de lo social y de lo
mental. Ga:da día más, escapa a las tentativas de delimitación
racional en función de los niveles de
cultura, de clases, de eda
des o de categorías profesionales, observadas en sociología. Bajo
el
efe<:to de.
los nuevos modos de distracción y de información
impuestas a
ht mayoría
por su propia dependencia respecto de
los
media, las diversidades mantenidas vivas por la herencia o
los vestigios de
la educación pasan a segundo plano, y es la so
ciedad entera la
que tiende
a metamorfosearse eri "masa" ...
En
agregados de individuos, dramáticamente aislados unos de otros,
incluso por su parecido, en un snpeiconsumo generalizado de
mensajes audiovisuales. .. »De esa manera, de arriba
ahajo de
la
"escala" social, si se
e~ceptúan algunas supervivencias
jerárquicas necesarias para el
funcionamiento de los oficios, ninguna
caitegoria, ninguna clase
de
individuos escapa a
esa forma
de
masificación. de disoci.edad,
que va al unísono con el dominio creciente de la información,
de la "cultura" y de los ocios, -a· todo lo largo y ancho del
país».
Y pone -un ejemplo:
«Pedí un día los prismáticos a mi vecino de tribuna de pren
sa, en
el
Pafais-BOurbon, para
ver lo que leían durante la
se
sión los diputados
...
>, «fue una sa·brosa -sorpresa, adecuada para
hacer
tambalear todo lo que podría -sobrevivir en mi subscons
ciente
d,e fe
democrática
y parlamentaria.
Estos señores consul
taban con fervor la última edición
de Le Monde, que todos ellos
tenÍ1lD abierta en la misma página, ¡ la que reseñaba '.los debates
de la Asamblea Nacionall».
La influencia de los mass media en Francia la expone a conti
nuación:
414
«El desarrollo de los media es un hecho. Ha canalizado ma
sivamente los
gestos y las có1;tumhres del francés de hoy haciR
Fundaci\363n Speiro
los estímulos super.ficialee, la. "bulimia de choque". La edu
ca,ción,
la
instrucción
y el nivel de responsai)ilidad de los mis
mos dirigentes
no. lo
resisten, Según una plabara muy ajustada
de René _
Hughe,, "un prurito auditivo y ópti,co obsesiona, sumer
ge a nuestTos contemporáneos": Ha conducido al triunfo de la
imagen bajo todas sus formas: sonora o visual,
fija o animada,
comercial,
política, erótica,_ científica,
encic'lopédica o
sentimen
tal. El consumo de imágene~ como vehículo privilegiado de in
formación, ha invadido el siglo como un verdadero cáncer so
cial Jamás religión aiJ.guna había tenido tanta audiencia en la
vida de los fieles como ésta».
«¿Existirá,
por
t-anto, una fonna correspondiente de "cultura
audio-visual"~ una
nueva
cultura de masa? Uno vacila incluso en
plantear la
cuestión, tan
antinómicos parecen, sobre todos los
planos, los
apetitos de la masa y las exigencias de la
cultura.
El
público, en efecto, ese público
aiJ. cual los media no pueden
dirigirse, no es apenas en su mayoría
sensible a
los goces del
espíritu ni a los valores. del art_e.
Es el "gran público:': mate
rialista, indiferente,
confortable, ignorante y
más bien satisfeeho
de
serlo».
. . . «Por lo ta·nto, si ese gran público contemporáneo aparece
especialmente ajeno a los verdaderos valores
artísticos-y
cultu
rales. que
exigen
un movimiento
y como una dilatación parti
cular del alma fuera de los caminos cotidianos, es porque las
cosas que hoy se proponen, demasiado frecuentemente, no son
ya auténticas -en esto
at menos
el
más humilde
pueblo no ha
sido tocado ... -. ¿Podemos, por otra parte,
imaginar mensaje
que
diga menos, que sea menos universal,
más informe,
en ver
dad, en la vida de las gentes-. que una caeofonia de
música "con
creta",
un
cna-dro "abstracto", una
novela "suhrealista" o una
(no) pieza de "living-theater"? La
'1'invecilent¡Jia" de· lo absur
do ha
proba-do desde
hace tiempo su incapacidad para servir a
las aspiraciones superiores del espíritu
humano,
»Todo
lo más, a los candidatos a la "cultura" conteniporánea;
no les queda, pues, sino las producciones comerciales
de la radio
tele, la
emisión de "varietés", el film de
adores o
el foletín,
que monopolizan, con plena conciencia, las horas de mayor es
cucha.
Es preciso comprender, también, con qué tipo de consu
midor y de situación se encuentran ligados los productores de
lo audio-visual. A un
público en
zapatillas,
que no
ha salido
d'e
su
casa, ni concretamente nada ha pedido y que no tiene más
trabajo sino el de apretar un botón, no se
1-e trata, como se haría
con el -auditorio de un teatro o de una conferencia Es preciso ·en-
415
Fundaci\363n Speiro
416
trar -con sordina en la intimidad· familiar del trabajador, en su
momento de "expansión" y
distraerlo de
las fatigas
de la jomada:
U.enar en
suma su horror
al vacio · audio-visual, pero procuran
do no provocar en él -la menor excitación cerebral que sea sus
ceptible
de llevarle demasiado
lejos,.,» .
. .
«esta circnnstancia ex
plica
el éxito creciente
del film y del folletín de actores en las
tres
cadenas de
televisión [francesa],
paralelamente a una evo
lución modernas del cine, que
ha dejado su contenido y escala
de valores.
Por el
film de
actores entiendo aquel en el que
sobre el tema del drama prima el estilo de las '"vedettes" pre,.
sentadas,
hasta
el punto de periclitar la misma noción de inter
pretación ... ».
«Sería un error creer que las producciones así cerradas en
algunas semanas, para corresponder a
la demanda, quedan en una
diversión anodina.
En tal circunstanc~ lai falta de fondo y de
interés dramático no está exento de intención explícita, porque desvía la mirada que, en lugar de interesarse
realmente en
las
situaciones, por muy
novelística& que
sean, la hace girar hacia
las virtudes subjetivas de un
modelo. La influencia psicológica
de un cine tal, parece mucho más decisiva que la del film de
tesis, donde el esoterismo limita
1a audiencia a un público de
iniciados» .
. .
«por el
contrario, .en el
film o serial de actores
Concebidos por las "buenas
gentes", es
decir, por quienes si
guen los programas con el inocente objeto· de
distraerse, y que
están totalmente persuadidos de que siguiéndolos no
hacen otra
cosa.
Aquí, en efecto,
el mensaje es directo, accesible a todos.
Se cuenta una historia, por pobre que sea en su inicio, su desarrollo
y su fin ... , pero lo que -sobre todo importa son sus
intérpretes, o más bien
sus personajes, tipificados con fuerza
bastante para
que se los
siga co · nojoS tranquilos, sin perder
puntos
del tricot,
"en el bien-entendido, de que
no hacen sino
pasear
las virtudes
en su "aparecer" por la pantalla ... Lo que,
en cada instante, nos es presentado como el verdadero centro
de producción es el actor; la intriga no importa.
»En el punto límite, 1a obra
ser átanto más fuerte y lograda
para
el gran público, Cuantb más ia "Stlper-vedette" haya sabido
peníumecet plenamente
parecida a sí misma a
través de
todas
sus apariciones ...
>.
«Se excluye, naturalmente, que eSte género "artístico" puesto
a
P11Dto para: los
media bajo
la sttpuesia pl'esión de su
público,
sea nunca
moral:
la inora'.l de una · historia no resulta de_ su
materia sino
de la forDla que
su
autor 18 habrá- sa:liidO dar
y del
juicio que no& lleve· a pronunciar acet-Ca ·-de 10s prOhlemas pues-
Fundaci\363n Speiro
tos en cuestión. Se puede· pensar, siempre, que un tal cine, eri
gido en
sistema por la
televisió~ permanece sociail y moral
mente "moralizador", puesto que sugiere al público -sin el re
curso-
habitual en
las cosas de arte-modelos unitarios de com
poruuniento. Modelos
que
pesan tanto más sobre la -imaginación
de la mayoría cuanto más próximos resulten a las ·actitudes y
cosas de la vida corriente ... »-,
Y concluye:
«Me parece que en esto sí existe. una cierta dimensión o
parodia de cultura en el fenómeno de las comunicaciones de
masa, ya que constatamos claramente, en torno de nosotros, que
las aspiraciones, los comportamientos y hasta
las maneras
comu
nes de
expresarse,. muestran
una
influencia preponderante
de los
"mensajes"
transmitidos por medio audio-visual No obstante,
por
su anonimato, su impersonalidad, su uniformidad
y, sobre
todo, porque se impone a lo
maquinal-, a las actitudes sensiti
vas más que a las mental~ esta Mutación nos traslada a los an
típodas de las exigencias de la cultura y· de la sociabilidad. Se
escribe
en realidad en un proy.ecto político que viene a enmas
carar las verdades
más simple.s de la vida y a. extióguir, uno
tras
otro, en el espíritu francés,
los focos de resistencia al tota
litarismo~
Kéraly deduce aquf sus consecuencias:
«No vainos a cargar Sólo en los media, en sí mismos, todos
los pecados del siglo. El efecto de "masa" éS' la exacta consecuen
cia
de las nuevas costumbres adoptadas ante la informaeión y sus
fuerzas centrífugas, que
constituyen
la piedra de toque del poder
económico
y social. Pero la informaciO~ en sí ·mis~ en la
forma invasora que le ·eonoceinos,
no ha surgido expontáneamen
te de necesidades individuales. Lo que se nos presenta hoy como
derecho fundamental e incluso como un deber para
el buen
ciudadano, muestra en realidad,
todos lós caracteres de
una
nece
sidad
condicionada:
inicialmente-vital
para·.la's·polencias ·que. se
reparten la opinirin.
»No es porque nos hallemo:1;1 en ·el' siglo dél-triunfo tecnoló
gico por lo que ninguno de nosotros escapa 1t las influencias ato
mizadas de-la prensa, de la: radio Y-de:la televisión, sino porque
vivimos o
creemos .. vivir
éri-Ja-'dem9cl'ácilt.: Sistema .. de .gobierno
que vive, él mismo, de la·:información,' hasta· el p'nnto .de obligar
417
Fundaci\363n Speiro
a la masa de buenas gentes a que, informándose para vivir, pier
dan toda medida y vivan para informarse:.
»En las democracia. modernas,, en efecto, el poder político
queda estrechamente ligado a una
publicidad. Se
ve claramente
con
ocasión de las campañas electorales. Pero sería vano separar
aquí las perspectivas de la campaña de aquellas otras de
la ae·
eión.
El representante "del
pueblo" queda
siempre sometido a
declaraciones propagandísticas, publicitarias, porque no trata sino
de conquistar o de asegurarse votantes. »Sin embargo, fuera de las pequeñas cuestiones, el pueblo
de por
sí sabe muy poco en materia política, lo cual es beneficio
so para sus representantes. La clase política y la clase informante,
sin la cual aquélla no existiría, se colocan por tanto
en. dependen,.
cia de U'na opinión a la cual elJas, por oira parte, están sin cesar
obligadas a mantenerla o a fabricarla. Encaminan~ con su peso,
al cuerpo
social entero a que viva en creciente
sumisión a
los
mensajes "informativos"
reveladores o aceleradores de la opinión.
»La propoganda comunista sale ganando
111 corto término
con una situación tal, porque es sociológicamente la propoganda
más voluminosa y la mejor organizada. Pero, en esto es
pre
ciso
entenderse.
La prensa del partido es una cosa; su propa·
ganda
es otra,
que se acomoda a todos los temas y se presenta
con
muchas etiquetas;
y una tercera, el eco de esta propaganda,
que hoy ya no conoce límites. Los comunistas han llegado a
de
sencadenar
el eco de su lucha y de su odio en todos los lugares
donde deben renunciar a introducirse directamente. Esto sólo
les
basta
para
asegurar, con
total sumisión; la plena movilización
periódica de la clase informadora. El partido, en efecto,
tiene
menos
necesidad de nuestros votos que de esas voces autoriza
das con su mágica
repercusión
»Una
vez más, el
vocabulario comunista basta. Ya que es
el
fiel
.espejo de su violencia,
la corriente
movilizadora, el sis-
tema
nervioso central de la revolución».
IV. Los resultados de todo esto -estrategia, táctica, medios, espe
cialmente
audiovisuales-- san examinados por
nuestro admirado amigo
Louis Salieron en su artículo ENTROPIE ET NEGBNI'ROPIE DANS LA PO
LfflQUE. Lo comienza con este prefacio:
418
«La· noción de poder evoca la política. Pero la sociedad po
lítica no es un bloque.
Engloba-todas
las actividades humanas.
No incluye las relaciones entre los hombres que no
se inscriben
Fundaci\363n Speiro
en el orden político o e-n que no aparece, aunque sea a título
secundario,
el fenómeno. del poder. Esto es, en efecto, natural
puesto
que no .es sino
el ejercicio de la fuerza; pues esta fuer
za está humanizada en el
poder en tanto. es regida por la ley
política.
»Siendo
la empresa una ·actividad económica, es normal que
la
idea de poder no
se presente
en .primer lugar en. la mente
de su sujeto, pero
está subyacente
en todas las discusiones_ que
la concierne». . .. «Cuando
el poder político no está legalmente limitado
por un
contra-poder, puede
decirse que es
absoluto. En la prác
tica
es
diferent~ pues
las fuerzas
:vivas de la .sociedad - se opo
nen expontáneamente al poder absoluto y terminan por utili zarlo o por derrocarlo».
Para centrar el tema en relaci6n al título por él elegido, explica Sa
lle-ron lo que son entropía y neguentropfa:
«Las nociones de entropía y de neguentro~ tienen imagen.
No son cómodas para esclarecer los hechos- sociales y las ideo
logías. No obstante se
desea, o
por los menos yo aspiro a ello,
emplear estas palabra·s
a pesar
de
la imposibilidad de que su
sentido preciso
no resulte alterado en su uso no científico·.
»Si abro los pequeños diccionarios leo: 1) en el Rohert:
"Se. Función matemática que expresa el principio de la de
gradación de la energía. Esta degradación que se
traduce-por
un
estado de desorden siempre creciente de la materia.
La en
tropía del, mundo tiende hacia zm ~mun"; 2) en el Larousse:
"'Magnitud
que,
en termodinámica, permite evaluar la degrada
ción de la energía de un sistema:
la entropía de un si.stema
caracteriza su gra,ro d,, dewrderi".
»-La palabra neguentropía no figura ni en el petit-Robert ni
en el petit-Larousse. Yo no lo
he buscado en los grandes. Sig
nifica evidentemente lo contrario de
entropia a
condición de
que la -e:okopía tenga
un contrario,
lo que no me resulta evi
dente
de la leetnra de las definiciones citaidasi.
»Sea lo que sea en termodinámica, compruebo qne las pa
labras entropi,a y neguentropía se hallan bastante :frecuentemen
te
en los libros o en los
artí-culos que, sin duda, tratan de
cosas
distintas de
la física pura. Son, por lo tanto, tomados en
un sentido analógico,
¿Es esto
legítimo?
Lai Academia francesa
nos lo dirá. Yo, por mi parte, también me he servido a veces
419
Fundaci\363n Speiro
420
de estas palabras, no &in temor, porque sabía bien que les
variaba 8U exacto sentido, pero ~:aa he usado porquo en la in
flexión de sentido que les daba, me parecían tan compreosi~
bles
a
mis lectores
como a
mi mismo.
»La entropía me parece designar comúnmeD!te el estado, el
movimiento
o el estado potencial de toda realidad que va hacia
su destrucción.. La neguentropía designa el estado o el movi
miento
contrario,
ea decir, la resistencia
a
eaa marcha hacia
la destrucción.
»So define, a veces, la vida como el conjunto de fuerzllli
que resiste a la muerte. La vida _ es, pues, esencialmente neguen
tropía,
mientras
que . la muerte representa entropía absoluta.
Los epíteto.a
"entropía" y "neguentropía" expresan cómodamente
el
aspecto dinámico
de fenómenos en los cuales los sustantivos
experimentarían
el
"grado de
desorden" consider-ado.
»Ordinariamente, cuando a
partir de la misma palabra se
quiere expresar el carácter ¡jo.sitivo de una idea o realidad
eualquiera
1 la pal.abra positiva es la primera, sirviendo para
convertirla
en negativa. ,tal o cual prefijo. Por ejemplo, se dice:
mañoso y desmañado, sensible e insensible, orden -y desorden.
En cuanto dos diferentes palabras expresan realidades conltra
rias-,
el pensamiento, invenciblemente,
está llevando
a pensar
uno de los dos como
el negativo del otro'~ Por ejemplo: ver
dadero y falso, bien y maL, bello y feo, · ser y nada, vida y
niuerre.
Se
siente
lo verdadero como ontológicaménte primero
frente
a
lo falso, el bien frente al mal, lo bello frente a lo feo,
etcétera..
Sin emba·rgo, cuario1amente, se dice entropía y neguentropía
como
si la entropía estuviera en primer lugar.
Esa anomalía
aparente es, de hecho, puramente lógica. La
energía
-referida a una
cuestión física se identifica a la materia.
Todo
lo
que es materi-a, · o está ligado a la maieria evoluciona
degradándose, La entropía, en ese ámbito, ciertamente es la
realidad primera. La negúentropía no tiene significación sino
eon
relación a ella'. Si reservamos la palabra "energía:" para
caracterizar las·
contrarias, podríamos decir
que la · energía ft
sica es entrópica y la energía eSpiritual es negueritr6píca.
La diaiéctica universal es la de espíritu y materia, de liber
tad Y de necesidad, de lo verdadero y de lo · falso, del bien y
· -del mal, de· lo bello "y de lo 'feo, de la -vida y de-la muerte,
del' ser y de la ·nadá· -,de la ·entropía y de la .. lleguentropía-.
Sifuanao en "el segtind'o término de . tOdos los contrarios, la
dialéctica está .entre' entropía·
y
neguentrop"ía:
Fundaci\363n Speiro
Un párrafo después1 prosigue:
«Frente a la eternidad, el t~empo es-, en la evolución univer
sal, el vector de la entropía. En esa carrera a la muerte, la
vida es neguentropía, pero su naturaleza es -ambivalente. En tan
to que energía física, lig-ada a la materia, es a la VQZ entró
pica y neguentrópíca.
En tanto energía espiritual tiene vocación
a
la eternidad
y es neguentropía pura. Es
la gnosis paulina que
nos
permite darnos cuenta mejor de esas contradicciones. En
la perspectiva de ia resurreción, el denominado cuerpo espiri
tual, que San Pablo
distingue del
euerpo psíquico o alma, es
solamen!te la forma del cuetpo. El bautismo nos introduce a
la muerte en Cristo porque nos abre
las puertas de la vida
eterna,
Más misteriosamente
aún, todo
el conjunto del mundo
creado que
está llamado
a
hacerse tierra
nueva y cielos nuevos
y que gime en los dolores
del alumbra.miento, esperando esta
liberación
de
la esclavitud de la corrupción (Ramanos, 8, 19·
22-). De lo infinitamente pequeño o lo infinitamente grande a
la
jera,rquía y
la diversidad de los elementos y de sus conjun
tos
que componen el orden de lo creado, el pecado original
ha petturhado el paraíso terrenal».
Salieron, después de esas luminosas explicaciones, desciende a la
proyeccción de
ambas palabras a la cuestión social:
«¿ Cómo las nociones de entropía y neguentropía se acomodan
para esclarecer los hechos sociales?
En esto: en que permiten
significar
las
tendencias concurrentes
-a fa muerte de los gru
pos sociales y, a la inversa, las tendencias concur-rentes para
mantenerlas vivas
o para curarlas de un
mal_ mortal.
»Las famlias,
las ciudades, las naciones,
las civilizaciones,
las
religiones, son mortales.
¿ Qué
es lo. que
las impu}sa: a la
muerte, y
qué es
lo que las hace
crecer1 fiorecer o las reani
ma en
los momentos
en que parecen
avocada~ a su pérdida?
¿A qué ley~ si es que existen, obedece su nacimiento, su vida
y su muerte?
El pasado
esclarece el lema de estas interrogaciones. Pero,
¿-suministra respuestas?».
Después de algún ejemplo, prosigue el autor con una impresionante
cita
de
Valéry:
«El individuo busca una época totalmente -a,gradable,
donde é'l sea lo más libre posible y esté protegido al má-
421
Fundaci\363n Speiro
ximo. Y la encuentra hacia el comienzo del fin de todo siste·
ma social
Entonces,, reina
un momento delicioso entre el orden
y
el desorden. Todo -el bien posible que procura el equilibrio
de los poderes y de los deberes,
se ha logrado.
Es entonces
cuando se
puede gozar de los. primeros relajamientos del
sis
tema.
Las instituciones todavía
se mantienen, son grandes e
im
ponentes, Pero, sin que nada visible sea alterado en
ellas, no
tienen
apenas más que bella presencia
( ... )r El
cuerpo social
pierde dulcemente su mañana,
Es la hora del goce y del con·
sumo general. »Ahí estamos. Ese momento delicioso tiene un nombre,
socialismo. El socialismo no es sino la fina punta de la demo
cracia, es la íntima combinación de la razón y de la utopía,
del progreso indefinido y de la igualdad absoluta, del
malteria
lismo
concreto y del espirituaUsmo etéreo. En síntesis: la en
tropía:f,
Y termina el artículo:
422
«Si la palabra "enb'Opí a
la meo~ al
escribir este
artículo es
porque hay en
ella un
algo misterioso
para mí que responde a mi imagen de la de
gradación social que me obsesiona. Esta degradación ofrece la
caraeterístcia asombrosa de ser no solamente consentida sino
acogida favorablemente. A las
torme~s deseadas
de las que
hablaba
Chateauhrian~ les
sustituye
fa aceptación serena o go
zosa de
la descomposición universal. Es ya "la hora del gozo
y del consumo general", de la que hablaba
Valéry, fa hora del
socialismo del que esperamos "el
milagro de
una sociedad ani
mal de un
perfecto y
del definitivo
hormiguero".
»Hemos
entrado en la
"República de
los profesores" vislum
brada ayer, pero hoy plenamente
realizada» .
. .
«el "no
hay
enemigos a la
izquierda" tiene
un
sentido~ Es el •no hay ene
migos al
Este"'. Los
mañanas se ven aún risueño&,
Pero ¡traen
los
pasadomañanas!»i.
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