Índice de contenidos
Número 207-208
Serie XXI
- Textos Pontificios
- Noticias
- In memoriam
-
Estudios
-
Ética personal y cultura en el pensamiento de Juan Pablo II
-
La cárcel del estructuralismo
-
En torno a un cristianismo llamado «pleromático»
-
Tecnocracia, totalitarismo y masificación
-
En torno al concepto de Renacimiento
-
El liberalismo o el reto de la razón contra Dios
-
Dos textos para meditar
-
Lo público y lo privado
-
La familia y el derecho natural
-
La crisis en la Compañía de Jesús
-
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Información bibliográfica
Autores
1982
José Morales Mancera: Filosofía social de la propiedad
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
José Morales M~era: FILOSOFIA SOCIAL
DE LA PROPIEDAD(*)
Nos encontramos ante un ensayo en el que su autor, teniendo
como hilo conductor la propiedad privada, pasa revista a una
serie de cuestiones más amplias y relacionadas con aquélla, que
le permite titular su ensayo como filosofía social de la propiedad. En efecto, es el aspecto plenamente social
de la propiedad
y las cuestiones de organización y funcionamiento de
la sociedad
ligadas a ella, lo que el autor destaca en su estudio y no
tan sólo
el aspecto privativo, personal y excluyente
de la propiedad.
José Morales Mancera parte en su análisis de una concep
ción cristiana del hombre y del mundo y, por tanto, de la pro
piedad; concepción cristiana que
le sirve tanto de fundamento
en la exposición, como de fiel contraste en la crítica a determi
nadas concepciones.
En primer lugar, el autor señala algunos de los errores de la
pl'opiedad por
parte del pensamiento liberal y del de
Marx. Así,
al liberalismo le reprocha el haberse desentendido el hombre de
Dios;
la ruptura con la teología y la metafísica; la separación de
la moral; el pensar que el equilibrio social se logra de modo
automático dejando actuar a las solas fuerzas naturales, en las que el liberalismo sólo veía las económicas; la separación de es
feras sociales estancadas entre sí: económica, política, religiosa, la
moral, el arte etc. Así, el concepto de propiedad elaborado por
el liberalismo resulta «natural, laico, materialista, individual y
atomizable, sin sentido social y
deshUlll'allÍZado» (pág.
12 ).
Por su parte, Marx no hace nada nuevo; sencillamente, trans
fiere los conceptos inhumanos de la propiedad liberal a la propiedad colectiva, le da a la colectividad, o sea, al Estado lo que
el liberalismo le concede al individuo:
«el derecho de gozar y
de disponer
de las cosas de la manera más absoluta, con tal que
no haga uso prohibido por las leyes y los reglamentos» (pág. 27). Seguidamente, José Morales se refiere a las relaciones entre
propiedad y justicia. Tras referirse a las diversas especies de jus
ticia; índica
que
el liberalismo sólo se ocupa de la justicia con
mutativa, olvidando
la distributiva, mientras que
el socialismo
tan sólo se acuerda de la justicia distributiva. Así, según el autor,
«el ertor del liberalismo y del comunismo, por tanto, es que ha
tomado cada uno la mitad de la verdad. La justicia conmutativa
es verdadera como también la justicia distributiva lo es; pero lo
(*) Trillás, México, 1980, 107 págs.
901
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBUOGRAFICA
que también es verdadero es que ambas· son inseparables» (pá
gina 33). Para el autor, la fórmula de la justicia social tendtía dos par
tes, que enuncia del siguiente modo. «Realizar tanta justicia dis
tributiva como permita a todos entrar en la justicia conmutativa;
no más. Dicho de otra manera, lograr mediante la justicia dis tributiva que todos los que quieran y participen, ayudándose a sí mismos, pueden alcanzar en el plazo más breve posible la jus
ticia conmutativa» (pág. 34 ).
La segunda parte, inseparable de la primera es que no se
puede separar la justicia social de dos eslabones que son la ética
y el bien común (dr. págs. 36 y sigs).
A continuación, el autor se refiere al sentido no materialista
de la
propiedad, capítulo en
el que desarrolla la concepción to
mista de la propiedad, señalando que hoy en día la
potestas pro
curandi et dispensandi
se podría traducir como «la obligación
anexa a la propiedad, de cuidar los bienes y de hacerlos producir
eficazmente» (pág. 43 ), señalando la legitimidad de la propiedad
tanto de los bienes de consumo como de los de inversión ( dr.
paginas 44 a 51).
En el capítulo siguiente desarrolla las relaciones existentes
entre la economía, el Estado y la propiedad en el proceso pro
ductivo. Para José Morales, entre otras funciones en la economía,
el Estado tiene la de construir las bases y crear las circunstan
cias que permitan la
potes tas procurandi et dispensandi (pág. 53 ),
Alejado tanto del liberalismo como del socialismo, el autor se
muestra partidario de un sistema en el que ni el Estado se haga
cargo de todo, ni se le sustraigan sus funciones propias: «tanta
sociedad como sea posible, tanto Estado como sea necesario»
(página 65), donde el principio de subsidiariedad sea una realidad
efectiva.
Concluye el libro con un capítulo dedicado a la empresa y
a su finalidad, en el que como a lo largo de toda la obra, critica
tanto la concepción liberal como la marxista, y del que cabe des
tacar la empresa como obra humana donde han de existir unas
relaciones de concordia entre sus miembros.
Como ya se ha indicado, es el aspecto social de la propiedad
privada y la importancia de la misma para el bien común lo
que continuamente aflora a lo largo de las páginas, poniendo de
relieve
que la propiedad privada es necesatia, imprescindible en
una sociedad de hombres libres, y que esa propiedad privada se
enruentra sujeta a las prescripciones que el bien común exige.
EsTANISLAo CANTERO
902
Fundaci\363n Speiro
José Morales M~era: FILOSOFIA SOCIAL
DE LA PROPIEDAD(*)
Nos encontramos ante un ensayo en el que su autor, teniendo
como hilo conductor la propiedad privada, pasa revista a una
serie de cuestiones más amplias y relacionadas con aquélla, que
le permite titular su ensayo como filosofía social de la propiedad. En efecto, es el aspecto plenamente social
de la propiedad
y las cuestiones de organización y funcionamiento de
la sociedad
ligadas a ella, lo que el autor destaca en su estudio y no
tan sólo
el aspecto privativo, personal y excluyente
de la propiedad.
José Morales Mancera parte en su análisis de una concep
ción cristiana del hombre y del mundo y, por tanto, de la pro
piedad; concepción cristiana que
le sirve tanto de fundamento
en la exposición, como de fiel contraste en la crítica a determi
nadas concepciones.
En primer lugar, el autor señala algunos de los errores de la
pl'opiedad por
parte del pensamiento liberal y del de
Marx. Así,
al liberalismo le reprocha el haberse desentendido el hombre de
Dios;
la ruptura con la teología y la metafísica; la separación de
la moral; el pensar que el equilibrio social se logra de modo
automático dejando actuar a las solas fuerzas naturales, en las que el liberalismo sólo veía las económicas; la separación de es
feras sociales estancadas entre sí: económica, política, religiosa, la
moral, el arte etc. Así, el concepto de propiedad elaborado por
el liberalismo resulta «natural, laico, materialista, individual y
atomizable, sin sentido social y
deshUlll'allÍZado» (pág.
12 ).
Por su parte, Marx no hace nada nuevo; sencillamente, trans
fiere los conceptos inhumanos de la propiedad liberal a la propiedad colectiva, le da a la colectividad, o sea, al Estado lo que
el liberalismo le concede al individuo:
«el derecho de gozar y
de disponer
de las cosas de la manera más absoluta, con tal que
no haga uso prohibido por las leyes y los reglamentos» (pág. 27). Seguidamente, José Morales se refiere a las relaciones entre
propiedad y justicia. Tras referirse a las diversas especies de jus
ticia; índica
que
el liberalismo sólo se ocupa de la justicia con
mutativa, olvidando
la distributiva, mientras que
el socialismo
tan sólo se acuerda de la justicia distributiva. Así, según el autor,
«el ertor del liberalismo y del comunismo, por tanto, es que ha
tomado cada uno la mitad de la verdad. La justicia conmutativa
es verdadera como también la justicia distributiva lo es; pero lo
(*) Trillás, México, 1980, 107 págs.
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Fundaci\363n Speiro
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que también es verdadero es que ambas· son inseparables» (pá
gina 33). Para el autor, la fórmula de la justicia social tendtía dos par
tes, que enuncia del siguiente modo. «Realizar tanta justicia dis
tributiva como permita a todos entrar en la justicia conmutativa;
no más. Dicho de otra manera, lograr mediante la justicia dis tributiva que todos los que quieran y participen, ayudándose a sí mismos, pueden alcanzar en el plazo más breve posible la jus
ticia conmutativa» (pág. 34 ).
La segunda parte, inseparable de la primera es que no se
puede separar la justicia social de dos eslabones que son la ética
y el bien común (dr. págs. 36 y sigs).
A continuación, el autor se refiere al sentido no materialista
de la
propiedad, capítulo en
el que desarrolla la concepción to
mista de la propiedad, señalando que hoy en día la
potestas pro
curandi et dispensandi
se podría traducir como «la obligación
anexa a la propiedad, de cuidar los bienes y de hacerlos producir
eficazmente» (pág. 43 ), señalando la legitimidad de la propiedad
tanto de los bienes de consumo como de los de inversión ( dr.
paginas 44 a 51).
En el capítulo siguiente desarrolla las relaciones existentes
entre la economía, el Estado y la propiedad en el proceso pro
ductivo. Para José Morales, entre otras funciones en la economía,
el Estado tiene la de construir las bases y crear las circunstan
cias que permitan la
potes tas procurandi et dispensandi (pág. 53 ),
Alejado tanto del liberalismo como del socialismo, el autor se
muestra partidario de un sistema en el que ni el Estado se haga
cargo de todo, ni se le sustraigan sus funciones propias: «tanta
sociedad como sea posible, tanto Estado como sea necesario»
(página 65), donde el principio de subsidiariedad sea una realidad
efectiva.
Concluye el libro con un capítulo dedicado a la empresa y
a su finalidad, en el que como a lo largo de toda la obra, critica
tanto la concepción liberal como la marxista, y del que cabe des
tacar la empresa como obra humana donde han de existir unas
relaciones de concordia entre sus miembros.
Como ya se ha indicado, es el aspecto social de la propiedad
privada y la importancia de la misma para el bien común lo
que continuamente aflora a lo largo de las páginas, poniendo de
relieve
que la propiedad privada es necesatia, imprescindible en
una sociedad de hombres libres, y que esa propiedad privada se
enruentra sujeta a las prescripciones que el bien común exige.
EsTANISLAo CANTERO
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Fundaci\363n Speiro