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Número 209-210

Serie XXI

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I. Liberalismo y Democracia. II. El socialismo, ¿mentira u opresión? III. La utopía naturalista de la ecología. IV. La «fatiga» y la «tristeza» de Europa

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
l. LIBERALISMO Y DEMOCRACIA.
El viernes 30 de abril de 1982, en tercera plana de ABC, apareció
el artículo de

nuestro
amigo Gonzalo

Fernández
de la Mor~ LA DEMO­
CRACIA ANTILfflERAL. Enfoca de nuevo, en él, la antítesi's que la democra­
cia

lleva dentro de sus entrañas, en sus mismos
postulados rousseauntanos
de libertad e igualdad, ante los que ya Tocqueville profetizó que la li­
bertad

seria la perdedora. Ese fue el tema del libro de
Erik R. von
Kuehnelt-Leddihn,
F'RBUHEIT ODER FLBIDKHEIT, del cual tenemos una
traducción al castellano de algunos capf,tulos selecciOnados por J. M.
Vélez Cantaren, LmERTAD o IGUALDAD. LA DISYUNTIVA DE NUESTRO TIEM­
PO, Madrid, Rialp, 1962. También recordamos el epígraf'e 44 del libro
de Valle! do Goytiso!o, SocIEDAD DE MASAS Y DEREOHO (págs. 177-180).
Femández de la Mora, recuerda:
1148
«El gran Radhru.ch explicó, en 1914, que "entre liberalismo
y democracia no sólo· existe una diferencia de grado, sino de
especl;e", y

al cabo
de un extenso y detenido contraste señaló
que

son
"dos concepciones ·distintas del
mundo".
Kelsen, el
má­
ximo jurista

de su
época, escribió,
en 1920:
"La democracia es
compatible con el total
aniqm1amiento de

la libertad individual
y con la negación del
ideal del

liberalismo". Ortega y
Gasset
se

hizo eco de esta precisión en 1927: "Liberalismo y demo•
cracia son dos cosas que empiezan no teniendo nada que ver
entre
sí, y acaban por ser,· en cuanto tendencia, de sentido
opuesto"; y

citó el ejemplo de las democracias
antiguas, que
"desconocían

la inspiración del
liherali:smo". Entre
otros mu­
chos altos

testimonios aduciré finalmente el del más eminente
teórico liberal de nuestro tiempo, Hayek, quien en 1959, des•
pués de revisar detenidamente la
cuesti0n, concluyó: "A la

de­
mocracia se le opone el autoritarismo, y al liberalismo, el to­
talitarismo. Ninguno de los dos sistemas excluye necesariamente al opuesto. Una democracia puede ejercer poderes totalitarios
y es concebible un Gobierno autoritario que aplique principios
liberales"».
Fundaci\363n Speiro

A su juicio,
«... se trata de dos categorías conceptuales: la democracia es un metodo para designar a los góhernantes y el liberalismo
es
una ideología con pretensiones de filosofía moral; aquélla
es
formal y adjetiv~ y éste es material y sustantivo. Por eso hay
democracias antiliherales, como las
sociafüitas, y
hay liberalis­
mos no
democrático~ como el salazarista. Y así se explica que
el nacionalsocialismo totalitario se implantara a través de la de,
mocracia, y que se pueda llegar a ésta a través de· un golpe
militar, como aoontenció en nuestro
siglo pasado,

o desde la le­
galidad de un autoritarismo liberal, como acaba de
sucedeb.
Lo cierto es, dice Fernández de la Mora, que
c... el método democrático no tiende a favorecer el triunfo
de
la ideología liberal, sino más bien su repliegue>.
Y enumera cuatro razones:
cEn
primer lugar, la democracia inorgánica consiste en el
imperio de la mayoría numérica:
la ley es la expresión de la
mitad más uno y todo
cuanto ésta decida se

convertirá en
De­
rech~ con

lo cual el poder de los más sobre los menos es ab­
soluto> ... cello es

la negación del liberalismo, que defiende
unos principios

generales y unos derechos de la persona
an­teriores

a cualquier ley del Estado, y
que éste
no debe trans­
gredir por grande

que sea la mayoría en que se apoye. La
dic­tadura de la superioridad numérica, aunque es formalmente de·
mocrática,
suele ser
materialmente
antiliherab.
cEn

segundo
lugar, las
democracias modernas han demos·
trado que son inseparables de la constante
.extensión de

compe­
tencias. Los Parlamentos y las burocracias no
dejan de

ocupar
nuevos
ámbitos antes

reservados a la libre iniciativa social, y
no se detienen en su inclinación a reglamentar, cercenar y ho­
mologar la actividad de los ciudadanos, cada vez más encorse·
tados por
un ordenancismo

estatal infatigable,. y cada vez más
inseguros ante

una legislación
inabarcable y
en perpetua reela­
horación. Esta constante
invasión funcional va expropiando

ese
campo de autorrealización de

la persona que el liberalismo pre­
tende
ensanchan,.
1149
Fundaci\363n Speiro

Emil Brunner había escrito, en 1943, que el totalitarismo
«Propiamente tiene su raiz histórica en la República de la
Revolución francesa en
el Contrat social, de Rousseau, en su
principio de la alienation totale>.
De ello se ocup6 también V allet de Goytisolo en su ponencia EL
HOMBRE ANTE EL TOTALITARISMO ESTATAL. LfNEAS POLÍTICO-JURÍDICAS DE
DEFENSA, expuesta en el 11 Convegno roman'o de la Fondazione Gioac­
chino Volpe (8-10 de abril de 1974), texto que nuestros lectores pue­
den encontrar en VERBO, 124-125, páginas 387 y siguientes.
Pero, volviendo a to.mar el hilo de las razones expuestas por Fer­
nández de la Mora, éste sigue enumerando:
cEn tercer lugar, las democracias modernas han puesto de
manifiesto que son promotoras del aumento del
gasto público.
Las
' Cortes tradicionales,

como otras
Asamblea, nacieron
para
frenar la

voracidad
fiscal de los Reyes absolutos, y lo consiguie­
ron

durante siglos. Pero los parlamentarios
democráticos, en
vez
de ser moderadores
del gasto, se han convertido en institnciones
que aspiran
a administrar porciones cada vez mayores de la
renta nacional para sostener a la clase
política, a
la burocracia
y
a las clientelas, y para disponer de más poder. Por ejemplo,
en nuestra patria los
gastos del

Estado
se han cuadruplicado en
sólo seis años. Cuanto mayor sea la participación del Presu­
puesto menores
serán las posibilidades de tomar iniciativas eco­
nómicas privadas y mayor será la coacción fiscal,
qne S11ele
tender

a primar a los fracasados y a penalizar a los triunfado­
res. El liberalismo eoonómico es
exactamente lo

oontrario:
re­
ducción del gasto público al mínimo, estímulo al espíritu em­
presarial y remuneración según el mérito. Hasta la aparición
del
marxismo, la

democracia se alió con el liberalismo; pero
a medida que se transformó en democracia "social" fue redu­
ciendo el
margen de autodeterminación del ciudadano y acen­
tuando, por tanto,
el antiliberalismo. Francia nos recuerda ahora
que por la vía intervencionista se puede llegar a
una economía
nacionalizada, que
es e:uctámente lo

contrario del modelo
li­
beral.>
El contenido de este punto ha sido ampliamente desarrollado por
el mismo
Femández de la Mora, también en ABC, con el título EL
smcmIO DE LA DEMOCRACIA, publicado el 19 de mayo de 1982. En
donde explica:
1150
Fundaci\363n Speiro

«La gran novedad, no retórica sino real, del "cambio" polí•
tioo español
ha sido

la multiplicación del gasto público y el
consiguiente incremento

de
la deuda y de la presión fiscal. Las
brillantes

décadas del desarrollo
se lograron
con mucha inver­
sión privada, pocos impuestos y
eqoilihrio presupuestario. El
actual

deterioro está presidido por una
inversión casi nula, ele,.
vada

fiscalidad y enorme
déficit. En

sólo seis
años se
han
cua•
druplicado

los presupuestos. Ha
sido el
salto más espectacular
de toda nuestra historia financiera.
>Estrujar al

contribuyente no requiere especial destreza, pues­
to que el Estado
ti,ene el

monopolio de
la coacción. La receta
es sencillísima:
"O pagas o te embargo". Por eso ningún go• bernante
mínimamente sensato puede jactarse de gravar a sus
conciudadanos; sería como enorgullecerse de abofetear a
un detenido.

Pero la posesión de la violencia ejecutiva no es
la única razón del constante incremento de la fiscalidad, puesto
que
ni los monarcas absolutos, ni siquiera los medievales se­
ñores de horca y cuchillo, llegaron a apropiarse, como algunas
administraciones contemporáneas, de la mayor
parte del

pro­
dt1.cto social. El gran incremento
económilco del

Estado es un
fenómeno moderno. A principios del
siglo XIX los ingresos fis­
cales medios en Europa representaban alrededor del 8
% de la
renta nacional y hoy,
·en algún caso,

rebasan el 50
%.
>La hipertrofia presupuestaria es la ruta del socialismo, cuyo
objeti¡vo es

imponer el capitalismo monopolista de Estado
me-­
diente

la expropiación de todo el ahorro, la asunción de toda
iniciativa empresarial y la conversión de
casi todos eit asalaria­
dos

indefensos. Cuanto mayor sea la
partici'.Ptlción de
los
pre­
supuestos en la renta nacional más estrecho será el ámbito de
la economía privada
y más eerca se estará del colectivismo so­cialista.

Se comprende, pues
que los
partidos
marxistas, por
dogmatiStilo o

por demagogia, preconicen esa escalada de
la ftscalidad que conduce a la hurocratización de la sociedad y
a la estatificación de la
economía>.
Retomando el primer articulo, todavia señala Fernández de la Mora
otra
raz6n:
«En cuarto lugar, las democracias modernas tienden a estar
monopolizadas por unos partidos cada vez más rigidos, con lo que se transforman en partitocracias. Una de las características de ese
sistema es

que, mediante el
escrntiniO de
listas cerradas,
es
el aparato de los partidos el que ·selecciona s: los candidatos.
1151
Fundaci\363n Speiro

De este modo el ciudadano queda privado de la iniciativa po-­
lítica y constreñido a optar por alternativas que pueden no
satisfacerle
y que le obligan a decidirse por el mal menor. La
democracia
partitocrática elimina al diputado independiente y,
exigiendo
la disciplina
de partido, prohi'be la independencia
mental al elegido.
La li)Jertad política queda así muy limitada
Es otra tendencia antiliberal de las democracias
modernas».
Y v·otvemos al artículo del 19 de mayo y al fenómeno, antes ex­
puesto,

al que
Femández de la Mora añade estos comentarios:
1152
d,o extraordinario es que este fenómeno se produzca tam­
bién en sociedades que
saben qne
el
colectivismo, al
suprimir
el · estímulo individual, reduce la productividad y empobrece
a todos;
y, que, además, al reunir los poderes políticos y
económicos en el partido~ desemhoea en el despotismo totali­
tario. Polonia es el ejemplo más
actual. Entonces, ¿ cómo se ·
explica
que los

Estados no marxistas se suiciden por la vía del
creciente gasto público? Esta

trascendental cuestión ha
sido
estudiada,

entre
otros, por

el
máximo teórico

del liberalismo,
Hayek, y por los economistas y sociólogos qne se agrupan en
la
llamada escuela del Public Choice.
>Esos Estados

que se dicen liberales y
que, no
obstante,
tienden hacia el colectivismo, son las democracias partitocrá­
ticas actuales.

En ellas el Parlamento tiene un poder sin fron­
teras, puede

hacetlo todo, y cuanto decide es ley. A lo largo
de la Historia no ha habido jamás un poder que se considerase
legítimo y que fuera tan
absoluto o

ilimitado. Y
¿ cuál es el
móvil real de los parlamentarios? Conservar o conquistar la
mayoría absoluta dentro de la Cámara o en las elecciones. Las coaliciones en el seno · de las asambleas se hacen mediante con­
cesiones a los partidos
''bisagra" o

a los del consenso; es de­
cir, otorgándoles·

favores políticos, los
cuales siempre
implican
gasto público: subvenciones y
transferencias a sn clientela.

Y
la captación de votos populares se hace de manera análoga: nacionalizaciones, subsidios de paro, alzas de salarios, precios
políticos, créditos privilegiados, ayudas de reestructuración, am­
pliaci'ón de

plantillas . .., todo lo cual se traduce en
més ga.sto
publico

y, necesariamente, en más impuestos. Y a cada ciuda­
dallo se

le hace creer que
él será el beneficiado y qne los pa­
gadores
"Serán los

demás. Esta
mecániea democrática
de las ma­
yorías,
unid.a· a

nn poder parlamentario ilimitado, lleva a los
diputados a
coincidi,r por

lo menos en
un punto,
disponer de
Fundaci\363n Speiro

más créditos presupuestarios para atender a sus clientelas y a
los
grupos que les presion8D..
»Hay
otra

razón. El Estado, en gran medida, se
identifica
con

la burocracia de
los partidos Y de la Administración. Toda
burocracia aspira
a incrementar su poder; es decir, a interve•
nir cada vez en
más ámbitos
y a disponer
de más instru.m.en•
tos. Así se crean las nuevas competencias, los nuevos. organis­
mos
y las nuevas empresas públicas que van reduciendo el
área de la autodeterminación individual y de la libre iniciativa
empresarial. Y
el Parlamento, que tiene facultades ilimitadas,
no sólo no
frena la burocracia, sino que tiende a ampliarla
para, a través
de elfo, satisfacer a más postulantes y tener más
jurisdicción
y operatividad. Todo ello supone gastos suplemen­
tarios y nuevos impuestos. La burocracia es una excelente cola­
boradora de los parlamentarios en la tarea de incrementar
el
gasto público y la presión fiscab.
Resume, como conclusi6n:
pios del parlamentarismo vigente, tiende hacia
el estatismo y
la limitación de la libertad. En el último de sus grandes li­
bros: (The political order of a free people, 1976), concluye
Hayek:
''La democracia actual es la causa fundamental de la
progresiva y acelerada hipertrofia del sector público">.
1J. EL SOCIALISMO, ¿MENTIRA Y OPRESIÓN?
Los recientes acontecimientos en Polonia, con sus rescoldos aún
calientes, y la actualidad en Francia, mantienen viva
la pregunta for­
mulada.
La igualdad de esencia entre todos los hombres y la desigualdad
en los accidentes produce una
tensi6n, que hoy se orienta a corregir
las que se denominan "desigualdades
irrituntes'' y
en una
aspiración
abstrac'ta a
la igualdad que mira má9 a los demás que a uno mismo.
Esta tensión
Constituye el

motor
y la atracci6n del ba'-nderín de
enganche
de los socialismos
y las socialdemocrt1{:ias. La aspiración se
eracerba progresivamente, como not6
Tocqueville:
«No hay

desigualdad, por grande
que sea, que hiera a la
vista cuando todas las condiciones son
desiguales; mientras
que la

más pequeña
disparidad resulta chocante

en el seno
1153
Fundaci\363n Speiro

do la uniformidad general; la vis1on resulta más insoportable
a medida
que la uniformidad es más completa>.
¿Hasta qué punto es sana esta aspiración y desde dónde es enfer­
miza e incide en la
envidia? El
tema no es nuevo,· podríamos decir
que
es eterno. Vegas Latapie, en $US CONSIDERACIONES SOBRE LA DE­
MOCRAOIA, páginas 161 y siga., y Vallet de Goytisolo, ·en Soc1EDAD DE
MASAS
Y
DERECHO, .parte I, capítulo V, páginas 171-189, lo han trata­
do
y nos suministran interesantísima bibliografía y citas. Ahora, Gus­
tave Thibon ha planteado, con el título de LB MENSONGB DE L'BGALITÉ,
e,1 IDNERAIRES, 263, mayo de 1982, la realización práctica del
igualitarismo ec'on6mico desde el po.der político. Su planteamiento ge­
iieral es

éste:
cBe leído y repetido que el ideal i@;ualitario es uno de los
peores
azotes de las sociedades actuales, ya que los hombres
nacen
desiguales en fo.erza, en

inteligencia y en
cnalidades de
toda

clase,
cualquier organización

social que tienda a parali­
zar el ejercicio de esas diferencias no puede sino conducir en
la erosión de las individualidades y a la decadencia de los
pueblos>.
Después de exponer las desigualdades naturales y las de las jerar­
quías sociales, recoge

la pregunta
y expone 109 razonamientos que le
dirige un corresponsal.
1154
«¿Es acaso necesario que esas desigualdades de naturaleza
y de función se traduzcan en desigualdades económicas? En
otras palabras, ¿ que los mejores dotados y los mejor situalos
gocen

de ventajas materiales mayores
que los
miembros infe­
riores de la jerarquía social? ¿Puede concebirse una sociedad
donde esta jerarquía sea
respetada, pero

en la
qile el
abanico
de salarios y de rentas
se redujera

al
máximo? Esta
nivelación
bastaría para desarmar el espíritu reivindicativo que provocan
las desigualdades económicas. mucho

más
que las diferencias
jerárquicas. Lo
que el

peón albañil envidia
de su jefe de em­
presa no es
su función ni sus responsabilidades ( que, por otra
parte, sería incapaz de
asumir), es
su
standin material Igua­
lad

las rentas y habréis conseguido la paz social.
>Mi corresponsal continúa citándome el ejemplo de los Mo­
nasterios en los
que el .Abad se sibÍa inoomparablernente por
encima

de los otros religiosos, por
su autoridad
y prestigio
Fundaci\363n Speiro

social, pero no goza de ningún privilegio econonnco: la mis·
ma
mesa. los mismos vestidos, celda idéntica a la de los más
humildes
hermanos,
ete->.
O. Thibon responde:
el. ~e una comunidad religiosa no es una empresa eco­
nómica
o, si
llega a serlo, es para asegurar su
subsisten_cia y
no

en vista
de un máximum de producción y de beneficios.
>2.
Que

el Abad, como los monjes, ha hecho voto de po­
breza y obediencia,
lo que clarilica muy singularmente lar
cosas.
>3. Que

si todo el mundo
siguiese el ideal evangélico de
pobreza,
la famosa cuestión social quedaría definitivamente re­
suelta:
cada uno buscaría los
más bajos empleos y no ocupa·
ría
r.ino a

regañadientes los puestos elevados. Los pobres se
sentirían felices con
su suerte

y los ricos no pensarían sino
so­
correrlos,

etc. Resta por saber
si esta orientación casi exclusi­
va

hacia la perfección
espiritual resultaría !avorahle al

dina­
mismo de la
economía, factor

esencial de la abundancia y del
bienestar
material. Pero

convenzámonos
si existe el peligro de
retroceso no será por este lado por donde
vendrá>.
Y añade:
CHoo Desde prinC1pl08 de este siglo las desigualdades econó­
micas no han cesado de
reducirse. En

la función
pública, por
ejemplo,

el tratamiento
de un consejero de estado era veinti·
cinco veces superior al de
un oficinista. En cuanto a

la fortuna
privada
la liberación es aún más vertiginosa>.
Ello le provoca otras preguntas, con sus coMiguientes comentarios:
c¿Es posible impulsar cada vez más lejos la igualación sin
frenar los mecanismos de la economía?
Sé que el apetito de
ganancia no es
el único móvil de la actividad económica: se
mezcla

también el espíritu de empresa y
de creación, el gusto
por

las responsabilidades,
·1a sed

de ascensión social,
incluso
el gozo de servir a la comunidad. Pero, no es menos cierto
que la mayoría de los individuos, cuyos salarios o rentas so­
brepasen
el mínimo legal, no aceptarían con alegría la reduc•
ción de

estos privilegios económicos devenidos muy relativos.
Las protestas entredientes que
se padecen de modo endémico
1155
Fundaci\363n Speiro

entre los cuadros de mando, los agricultores, los comerciantes,
los miembros de profesiones liberales, etc., lo prueban sobre­
abundantemente. Solamente la presión
fiscal y la redistribución
-una
y otra ejercidas por el Estado- podrían operar la nive­
lación>.
Pero, ¿a qué precio?; y, ¿quién- recibirla verdaderamente provecho?
Seguidamente,
Thibon va formulando las dificultades que advierte,
comenzando por la de control adecuado:
« .... Haría falta un ejército de controladores cuyo pago ab­
sorbería sin duda el rendimiento, conforme la vieja fórmula:
"El consumero

come el impuesto".
Sin hablar sobre los medios
de evasión fiscal
(huída · de capitales, marcha paralela del oro
o de las divisas, trabajo negro ... ) qne va multiplicándose
en
un clima tal de recíproca sospecha. Las astucias de los anima­
les de caza se
afina en funci-ón a la voracidad del cazador: Y,
¿ qué hay de más mal-sano para la económía que ese cazar-es­
caparse

perpetuo entre el Estado-cazador
· y
el
ciudadano-cazado».
A su ;uicio, existe otro maJ peor:
c... El igualitarismo deteriora, entre sus víctimas, el gusto
de emprender, la emulación, el sentido de sus responsabili­
dades. ¿De qué
sirve, en

efecto, trabajar
más y mejor si el
fruto de este exceso de trabajo resulta absorbido por la ven­
tosa redistrihuidora?
"Y o tampoco sobrepaso las 39 horas -me
decía ayer un mando superior
al sopesar su aplastante hoja de
impuestos-". De alú la

baja de producción, tanto de cantidad
como de calidad, que todo el mundo
padece; ya

que, por
equi­
tativO
que

sea
el reparto, nunca se parte más de lo que se
produce».
Y profundiza:
1156
c... el vicio central de la utopía igualitaria es el de hipote­
tizar sobre
el reparto de bienes materiales sin tener en cuen­
ta las condiciones de su producción. Sólo será posible si la
renta
nacional
de una nación se pareciera a un pastel prepa­
rado para
que no
fuera necesario sino dividirlo en raciones
iguales y no oscilara: constantemente en
función del

dinamis­
mo de
los artífices

de la economía.
Y, ¿qué
ventaja resultará
Fundaci\363n Speiro

para los más humildes si igualando los gastos se reduce el ta·
maño del pastel? ¿Acaso es por azar que en loa países donde
reina la propiedad privada, la economía
de mercado y la com­
patibilidad
-con todas las desigualdades resultantes-la con­
·dición de las
masas laboriosas ha mejorado en proporciones
inéditas
de la historia? Es así, pue~ el aumento de producción
no solamente permite sino que
exige un más amplio reparto
de los bienes producidos. Un ejemplo entre mil: el del auto­
móvil, ayer objeto
de lujo, reservado a algunos privilegiados,
y

hoy accesible a casi todo el mundo.
> Yo no hago la apología del capitalismo, pues no ignoro
ni
SUB lagunas ni sus abusos, digo simplemente que estas la­
gunas y estos
abusos representan un mal menor con la rela­
ción. a los
efectOij de

la ideología
igualitaria. Mi

gusto perso­
nal
ee inclinaría más bien hacia una sociedad en la que flo­
recieron
las virtudes de accesis y de desinterés; pero sin ha­
cer bajar el nivel de la vida o las
ventajas, de
la calidad de
la vida. Mas, puesto que los igualitaristas atacan la -desigual­
dad sobre el terreno económico, les respondo en este mismo
terreno. Y

mi respuesta
se resume en dos _puntos: una consta­
tación
y una pregunta. La constatación: el desarrollo econó­
mico implica la desigualdad,
y la pregunta: ¿ qué preferís, la
igualdad en

la penuria o la desigualdad en
una relativa abun­
dancia?:>.
Su conclusi6n es la imposibilidad de que los igualadores y los igua­
lados
sean iguales:
e:... Incluso en la pen~ la Í'gualdad económica es irreali­
zable. Ya que
su-realización

implicaría la puesta en acción de
un poder fabuloso de inquisición y de constricción, en el cual
sus detentadores no dejerían de abusar en su provecho como
se ve hoy en loe países del Este. Durante la revolución de
1949 se

llamaban "partalleurs" a los obreros y a los campesi­
nos que reclamaban la
igúaldad económica.

Muy
bien, pero
¿quién

hará el reparto? Un pequeño
grupo de "partalleurs"
que

se cortará la
parte del

león a expensas de
loe demás par­
tícipes? De ese modo no nos queda sino la· elección entre la
desigualdad en la competición' o la
desigualdad bajo la tiranía:>.
Louis Salleron, en el siguiente nWl'lero de ITINERAIRES, es de­
cir, en

el 263, del mes de mayo último. -con el titulo
LA PSYCOLOGm
SOCIALISTE, analiza el acrecentamiento del poder que, en todo caro,
1157
Fundaci\363n Speiro

significa el acceso del socialismo al gobierno de un Estado. Lo inicia
con
una cita

de
Schumpeter que seguidamente comenta.
cEn su libro Capitalismo, sociaUsmo y democracia, Joseph
Schumpeter
escribe: "Bien sea uno

de los
jefes del

partido o
un funcionario del Estado o un militante independiente, el in•
dividuo
socialista considera,
ingenua pero naturalmente. el ad­
venimiento socialista como sinónimo de accesión personal al poder.
A sus ojos, la socialización significa que va a tomar las
palancas de mando.
Reemplazar a

los gerentes actuales repre•
senta, para

él, una peripecia importante, si no la más impor­
tante, del drama. Confieso que, en mis conversaciones con
mi­
litantes socialistas, me he preguntado frecuentemente si algu­
nos (incluso la mayor parte) de
ellos se preocuparía por un
régimen socialista, por perfecto que fuera en los demás as­
pectos, en la
dirección del cu.al no participarían ellos.
:>A primera vista, la afirmación puede asombrar. Militar por
ideas políticas,
¿·no es desear la
toma del poder? Reflexionan­
do, sin embargo, uno se apercibe de que Schnmpeter, · lejos de
enunciar
una banalidad, diagnostica con profundidad un trazo
característico de

la mentalidad ,socialista.
Basta, por

otra parte,
reflexionar: el

partidario de la libertad no
quiere, por defini­
ción, · sino un poder político que realice su función y le deje
libertad para hacer
la suya. El socialista, al no Soñar sino la
igualdad,
se considera, en todos los peldaños de la sociedad,
como
si estuviera investido - de la misión de realizar un pro­
yecto
que violenta la naturaleza de las cosas -y de los hom­
bres--. Por eso le
hacen falta, para él y para sus camaradas,
todas las plazas
y todo lo deni.ás>.
Precisa Salleron:
1158
cToda ideología tiene su lógica, la del socialismo implica
no

dejar fisura alguna por la
que pueda
colarse la potencia
expresiva de la libertad.
La movilización de todo el ejército
de los socialistas es
necesária para impedir

esta catástrofe.
»... Lo hemos dicho cien veces: la lógica del socialismo es
el
'comunismo. Los socialistas tienen de ello una remota con•
ciencia.
Si hablan tanto de la libertad, si Fr~ois Mitterrand,
desde
el primer día de su acceso al poder,
ha declarado que
quería "reconciliar el socialismo con la libertad"
es, sin
duda,
poi'que ambos

términos, socialismo y libertad, son
contradiC­
torios»
Fundaci\363n Speiro

c... Si un régimen político construido sobre la elección le
confiere el poder,
se aprovechará
para realizarla [su ideología
política], implantando en el sistema de libertad, a la
cual he·
reda, las estructuras de la tiranía que le aseguren la peren­
nidad. Para ello pocos años le bastarán>.
En resumen, piensa:
cNo obstante, la ambición de un imperialismo ideológico
no queda nunca satisfecho. Es de subrayar que el poder socia­ lista, que en Francia es el más extendido
que jamás

se
ha OO•
nocido, se sienta frustrado. Tiene los medios le-gales del ejecu­
tivo y del parlamento, los medios económicos del crédito y
do la indus~ los medios sociales del sindicalismo, todos los
medios de presión que constituye el conjunto
de lo que teó­
ricamente

queda libre en
el país, y, sin embargo, se manifiesta
como si estuviera en la
oposición. En la de no se sabe qué
poder misterioso, que sería el poder real. Pasa su tiempo como
si, para recordárselo, se repitiera a sí mismo, que él es la ma•
yorí°' a

la vez jurídica y sociológicamente,
que él es Francia
-la Francia
socialista-, como él tiende a precisar, sin que
se

sepa
si es para magnificarla o bien para subrayar su fragi•
lidad>.
En Otro número anterior de ITINERAIRES, el 261, de marzo de
1982, Gustave Thibon, en su articulo LE SOCIALISME: TERREUR ET
MENSONGE, viene a resumir por anticipado las con~ideraciones que he­
mos
meditado
al
repasar los dos artfculos

que acabamos de recortar
y que los hechos siguen confirmando con evidencia.
«Ocurra lo que ocurra, Polonia no saldrá del campo de las
naciones
socialistas, se
proclama desde Berlín-Este hasta las
orillas del Pacífico. Esto significa:
,1) Que el socialismo -y la forma de socialismo surgida
de Moscú- representa, como
el Dios de las religiones positi­
vas, la verdad y el bien absolutos. Fuera de
él y de su Iglesia
no hay salvación.
»2) Que

todos los medios son buenos para defender esta
verdad y asegurar esta salvación. No hay piedad para los in•
fieles y los herejes
que osen

discutir lo indiscutible. Se les
enví~ ya sea al

infierno de los
Goulags, o

hien,
si ee espera
una
conversión,
al purgatorio de los hospitales psiquiátricos,
donde se les enseña a arrepentirse por el lava_do de cerebro.
1159
Fundaci\363n Speiro

»En materia de aplastamiento del hombre por el hombre y
de mistificación idealista -los dos grandes reproches que
ha­
cia Marx e le sociedad burguesa-, estamos más allá de lo que
los peores opresores
de las generaciones precedentes hubieran
podido llegar a
imaginarse:..
Thibon sintetizó la realidad observada:
c ... El ejemplo polaco, como ayer el de Hungría y de Che­
ooslovaqui~
nos

muestra
con la evidencia irrefutable de los
hechos, la verdadera naturaleza
y las verdaderas consecuencias
del socialismo, que después de más de cincuenta años y de un
extremo a

otro del mundo, no
cesa de

desmentir en la prácti­
ca lo que bahía proclamado en teoría. Y este espectáculo per­
manente es para nosotros
una cuestión interior -una lección
que se dirige a cada uno de nosotros y que debiera bastar para
orientar nuestro pensamiento
y nuestra conducta.;,_>.
Este fenómeno es una réplica a las pretensiones de
e,.. quien pretende conseguir. el bienestar de los hombres
por un simple cambio de estructuras sociales y económicas, decretado por un poder central todopoderoso>,
Repasando la historia, señala Thibon las radicales diferencias que
median entre las realizaciones comunitarias de la antigütdad y de la
Edad Media y las pretensiones del socialismo actual.
1160
c... La antigüedad y sobre todo la Edad Media han conocido
organizaciones comunitarias muy alejadas de la asociación mo­
derna
de capitel y trabajo y de nuestro régimen de asalariado.
Pero estas organizaciones -sería más
exacto denominarlas
or­
ganismos- correspondían, bien sea a necesidades vitales, como
la
tribu, el clan, la cédula feudal, etc., o bien a un ideal espi­
ritual, como las comunidades religiosas. En dos palabras,
ema­
naban de la base en lugar de ser impuestas desde la cima, eran
el reflejo de las costumbres y no la consecuencia de las leyes .
. Y es gracias a este acuerdo empírico entre las instituciones so­
ciales y las necesidades
cómo las

aspiraciones del ser humano,
en tal país o en tal
- époc~ a

pesar de sus lagunas y de sus
abusos, han
Podido resistir

tanto tiempo
la e!'osión de los si­
glos y la malicia de los hombres.
:.Nada de parejo ocurre en
el socialismo aetnal. Las refor-
Fundaci\363n Speiro

mas que emprende no tienen ninguna relación con las costum•
bres: se introducen en el tejido social como un cuerpo
ex­
traño

en
un organismo vivo>.
Y pone este ejemplo:
c ... las leyes que tienden a la supresión de la propiedad pri•
vada bajo la forma de nivelación de las rentas por hipertro­ fia de la presión
fiscal, las

nacionalizaciones·, etc., van en contra
del deseo más profundo de los franceses, pues casi todos sienten
visceralmente la propiedad privada y, en
to~o caso,

protestan
contra la de los demás,
¡ sobre todo si ésta es superior a la
suya! Esto conlleva, a corto plazo, fenómenos de rechazo con­
tra los

cuales los ideólogos en el
poder se
ven
o~ligados a
reaccionar

con
el empleo de medios más artificiales aún: en
primer lugar, el extrangulamienio de las libertades, eso que
Mitterrand nos dejaba entrever recientemente bajo el púdico
término de "radicalización" y, en su
límit~ el terror, como
en estos momentos
se ve

en Polonia».
La razón y la lógica interna de estos hechos resultan nítidos en su
explicación:
e,-este socialismo, forjado en todas sus piezas por el po­
der políticq con menosprecio de las leyes económicas y socia­
les,
y, por ~imsiguiente, ajeno a la naturaleza del hombre, no
puede tener rostro
humano».
« ... La lógica interna de un poder, obtenido por la violen­
cia y por
la mentira, no puede mantenerse ¡ si no por un aumen­
to de opresión y de impostura? Lo que aquí está en cuestión
no es
tal o cual modalidad de socialismo de estado, es su
principio mismo. El mal punto de partida hace malo todo el camino, Lo que pasa en Polonia no es un accidente en el de­
curso del marxismo, es el término fatal al cual conduce su
aplicación en los hechos. Trágica y
po~lemente es la

última
advertencia para el mundo todavía
libre:>.
fil. LA UTOPÍA NATURALISTA DE LA ECOLOGÍA.
lAs reacciones y contrarreacciones de las demasias provocadas por
la operatividad que dimana de las ideologias, muestran una de las
consecuenciru de la pérdida de la consideración del orden natural -di­
námico y en el que incide el hombre con su acción-trazado por la pro­
videncia creadora
y ordenadora.
1161
Fundaci\363n Speiro

A esa temática general dedicamos nuestra XIV Reunión, que tuvo
lugar en el Hotel
Rocas Blancas, de Santa Pota. el 6, 7 y 8 de di­
ciembre de 1975, organizada por nuestros inolvidables· Jerónimo y Ma­
ria Teresa Cerdá (e. p. d.), LA SOCIEDAD A LA DERIVA. RA.fcES DE sus
ERRORES: PERSPECTIVAS

INCOMPLETAS, CAMINOS EQUIVOCADOS, CONCEPTOS
ERRÓNEOS, INCO~RENCIAS (cfr. sus actas, Madrid, Speiro, 1977, 240
páginas), en cuya introducción, Vallet de Goytisolo enfocó PERSPEC­
'IlVAS
PARCIALES

y ACCIÓN
UNIFORMANTE TOTAL, es decir, la percepción
parcial que deforma la realidad plena en cuanto se la considera s6lo
en

parte, como
si fuera toda, y que es impuesta de un modo totalizante.
A la observación prudente de ese fenómeno responden los comen­
tarios que
ha fórmulado Gustave Thibon, en ITINERAIRES, núme­
ro
260, de febrero de 1982, con el título de
L'uroPIE NATURISTE DE
L
'EcoLOGIE. La falta de sentido de la proporción y el equilibrio es
destacada

en
el primer párrafo del artículo.
«Cosa extraña: hará pronto medio siglo, emitía yo ideas
muy
moderadas sobre los

atolladeros
y los daños de la civili­
zación técnica;
pasaba por un horrenao retrógrado, un nostál­
gico del pasado y un abortista del porvenir, mientras que hoy
las mismas ideas impulsadas hasta el extremo han pasado al
campo del futurismo revolucionario. En síntesis, la política,
mezclándose
oon el color del pabellón ecologista, ha girado en
pocos años del blanco al rojo>.
Ante la afirmación de un joven ecologista ...
«-"vivimos en un medio artificial que deshumaniza al hom•
bre,
y no

hay otra solución
qúe un retorno masivo a la natu­
raleza"-> •.• ;
se pregunta Thibon:
1162
c¿Qué ententlemos por natural y por artificial? La natura­
leza

es el conjunto de la creación -minerales en estado bruto,
plantas
y animales salvajes----, tal como se presenta fu.era de
toda
intervención humana. Todo
lo demás --desde el cultivo de
las plantas,

el cuidado de los animales, la confección
de los
vestidos, la construcción de las
casas, hasta

las demás realiza­
ciones de la
ciencia y del arte-

es obra del hombre,
y, en con•
secuencia, artüic:ial-.
El

naturalismo integral consistirá, pues, en
errar completamente desnudos en la buena naturaleza y
buscar
Fundaci\363n Speiro

al azar de las estaciones y de los encuentros, lo necesario para
nutrirse y
abrigai:se. ¿ Cuántos días sobreviviríamos en estos cli­mas, y, en invierno. cuántas horas?>,
«... La pureza del aire. la borrachera de esquiar por las
pendientes, la contemplación de
las cimas

nevadas,
¿ acaso es
comparable
co_n la atmósfera polucionada
de las ciudades, la
aglomeración en el metro
y la visión aflictiva de las H. L. M.?:;,.
Y continúa interrogando:
c¿Es acaso "natural" encontrar los telesquís en las laderas
de las
cimas, y hoteles bien equipados-para acogerse después de
las sanas fatigas del esquíf ¿Y, no es acaso esta .civilización
técnica que

maldecís la
que suministra el dinero y los asuetos
por los cuales
gozáis plenamente
de
las -ventajas del_ invierno
sin sufrir n~guno de sus inconvenientes? Pero, ¿ qué hay más
artificial que esta naturaleza
tan cuidadosamente preparada para
nuestro confort
y nuestro placer?>.
Thibon dictamina:
cLa ilusión -por no decir la hipocresía- del naturalismo
consiste en conceder
un crédito ilimitado a la naturaleza, per­
maneciendo sólidamente vinculado a los progresos
cientüicos y
técnicos que_ nos protegen
contra _su

cruel indiferencia.
:.Se denuncian justamente _los abusos de los remedios y los males que_ de ellos resultan; pero, ¿ qué hay de más naturalidad
que los miasmas, los microbios y todos los agentes patógenos
que existen con
profusión sobre

el planeta y que causaban ayer
tantos
dafios?
>En
materia

social, las sociedades de salvajes, ¿son acaso más
armoniosas, más
justas, más

respetuosas para la dignidad hu­
mana qne estas
civilizaciones demasiado elaboradas?>.
El quid no se halla en contraponer lo natural y lo artificial, sino
lo que resulta
conforme al

orden
de la naturaleza, que --como ya hemos dicho--es dinámico, y en cuya dinámica incide la acción del
hombre, y lo que es contrario a él, pues produce un desorden que
prov'oca la consiguiente reacción del orden general.
Vallet de
Goytisolo lo explic6 en su presidencia de la sesi6n de
clausura
del XIX Congreso del Office lnternational de Lausanne, el
19 de abril
de 1976

(cfr. VERBO, 145-146 mayo-junio-julio de 1976,
págs. 609-614, o en
MÁS SOBRE TEMAS DE HOY, Madrid, SPEIRO, 1979, págs. 14-18):
1163
Fundaci\363n Speiro

cSe trata de comprobar cómo, a veces, los hombres, las so­
ciedades,
siguen por
buenos
caminos y,
en
otras, toman
malos
derroteros que llevan
ciudades, pueblos y civilizaciones a la
catástrofe. Todo depende de que, como causas
segundas del

or­
den
de la creación, seamos fieles al ordeil de la creación; pu.es
de no serlo por otros caminos, pasando por el castigo del
des,­
orden,
la

providencia nos hace retornar a la verdadera vía,
aunque muchas veces debamos recomenzarla desde más ahajo,
e incluso por el principio>.
Y, añadía párrafo, después:
cVico observó la existencia de una histor"ia ideal eterna,
que muestra la existencia de una providencia, de un orden,
que actúa según actuemos los hombres al realizar, con nuestro
libre albedrío, el mundo civil histórico;
ya que, según lo ha­
gamos, serán las consecuencias, es decir, el orden o el desor­
den
particulares que, respectivamente,

producirán la paz y el
bienestar, o bien las reacciones febriles
comecuentes al males­
tar, la injusticia, la anarquía._ hasta que se alcance de nuevo
el
orden perdido».
Muy correctamente. concluye Thibon el articulo que comentamos:
cLos ecologistas afirman, con razón, que la naturaleza no
es una materia informe que el
genio humano
puede modelar
indefinidamente en

la medida de sus deseos y de
sus ambicio­
nes.
Ella tiene sus leyes y S1lS armonías, cuya violación, ya sea
inmediatament~
o

bien más
remotament~ producirían
nuestro
suicidio. Pero estas leyes

y estas armonías son_ relativamente
elásticas
y es

vocación del hombre, único ser consciente y
libre de la creación, el desviar sus determinismos ciegos para acomodarlos a las
exigencias, tanto

de
su sobrevivencia y

de
su
bienestar

físico como de su realización
espiritual. No
se trata,
pues, de una alternativa
entre una explotación sin

freno o un
respeto incondicional de la naturaleza, sino de dosificar ambas
actitudes. Toda civilización es una mezcla, en proporciones va­
riables, de

obediencia a la naturaleza y
de victoria sobre la na­
turaleza>.
IV. LA "FATIGA" Y LA ''TRISTEZA" DB EUROPA.
Europa se halla en una encrucijada en la que los halcones de la
recnologra y

las palomas de la ecología quieren llevarnos en direccio-
1164
Fundaci\363n Speiro

nes opuestas. Lo mismo ocurre entre la tecnocracia, sea socialista, na­
cional-socialista

o
socialdem6crata, y el nihiliamo anarquista o "go­
chiste".

Incluso ocurre en el
socialismo entre
el
sueño utópico y la
dinamización que

mueve a sectores numerosos de la juventud.
Thomas Molnar, en su artículo DE L'UTOP~B A LA SOCIALDÉMOCRA­
TIE. LBS MU'Í'ATIONS DU SOCIALISME, aparecido en MONDE ET VIE,
364, de 2 de julio de 1982, refiere la tesis de Safarevitch:
cEl matemático ruso Igor Safarevitch, compañero de armas
de
Soljenitsyn, explica en su obra sobre el socialismo que éste
constituye
un síntoma
universal de todas las épocas cuando una
fati·ga invade a ciertos pueblos en ciertos momentos de su his­
toria, Por razones
todavía desconocidas, _baja de

intensidad la
voluntad
de vivir,

los hombres ya no se lanzan a la realización de
grandes empresas
y se dejan conducir por los "dirig_entes", que
toman
la responsabilidad de dictarles su conducta, He
ahí la
tesis
que, después

de
EL GBAN INQUISIDOR y Los PosEsos, de Dos­
toievski. se ha convertido en una especie de idea aceptada, y que
es retomada en estos días por la escuela liberal-capitalista y
friedmanista: frente a los regímenes socialistas y comunistas, ho­ rrendos
y monolíticos, existe el vigor de los militantes del mer­
cado libre con vista clara
y bandera alzada, llevando al Occi­
dente, durante unos momentos aturdido, hacia una siempre
ere.
ciente actividad económica. Los partidarios americanos de esta
concepción conciben la economía como el
ella y
la
Omega de
la moral y de la cultura. El socialismo es el régimen de los
cementerios».
Sin embargo, sigue Molnar:
«Pienso que el socialismo es una ideología dinámica más
compatible
con
el nacionalismo de lo que lo es, en el polo
opuesto, el capitalismo. Esto no quiere decir que el socialismo
sea "virtuoso' ninguna ideología lo
es, sino que el

socialis­
mo es capaz de movilizar a las masas que, a fin de cuentas,
nunca se han hecho para la
"libertad" sino

para el conformis­
mo. Cosa distinta es que ese mismo socialismo sea incapaz· de
regir
la economía de una sociedad, de una nación. ¿ Quién dice,
no
obstante, que la· historia sólo se deja pesar por · la balanza
del éxito económico? El empobrecimiento general que amena•
za al planeta, no es el fin de
la humanidad>.
Observando el mapa de Europa, c'omprueba que:
1165
Fundaci\363n Speiro

« ... el "socialismo' bajo una forma u otra, se instala en casi
todos los
países, desde
Francia hasta Grecia,
de Dinamarca a
Portugal .. .>.
El comentario prosigUse:
cLeía la serie de artículos consagrada a la "juventud" de des­
pués del 10 de mayo, en
Le Monde. Quedé aturdido, o más bien
lo quedé apenas, ante el utopismo de
la juventud socialista,
pero también de los "ancianos", incluido Mitterrand. Como si
Francia hubiera retornado 150 años
atrás, se-

oyen pronunciar
frases (puestas al
gusto del

día después de 1830) como "resu­
citar reflejos de
generosidad", "ir

más lejos de 1968", situarse
fuera
de las normas pero en una "moralidad a toda prueba", etc.
Siendo
así que
las tropas de choque del socialismo de antaño,
los obreros, no
siguen ya,

el socialismo
actual pretende
reclu­
tar la juventud adoptando su lenguaje
"boom", ohse"a el

mun­
do como un gigantesco partido de fútbol con, de tiempo en
tiempo, una minitoma de
Bastilla. El

daño de semejante tác­
tica es que excita las pasiones que un
gobierno, soclalista u
otro,

no podría tolerar más allá de un cierto límite. Viene en­
tonces el

tiempo de
la represión, la prosa después de la poe-­
sía,

los decretos después de las canciones, el
gobierno mismo
corre

el riesgo, en
este caso,
de escindirse en dos: partidarios
del orden socialista y partidarios del "socialismo radical". Esto
es, poco más o menos, lo que ha pasado, con dos reposiciones,
desde hace menos de
diez años. En Portugal, el socialismo de
los militares se ha "social-democratizado" entre 1974-1976; en Gran Bretaña, los laboristas del ultraradical Tomy Benn (un aristócrata "Julio César" si posee su genio,
"Lafayette" si

es me­
diocre) ha visto cómo una importante minoría se marchaba de sus filas y se constituía en social-demócrata aliada de los libe­
rales.
>Es de

todo punto evidente que en Francia pasará un fenó­
meno parecido como, por otra parte, en Alemania Federal...».
En fin:·
1166
cDespués de la encuesta de Le Monde, el profesor Bertrand
Schwarts, autor del Rapport, recomienda partir de una basé
totalmente

nueva para loa jóvenes: "autonomía",
"la gestión
por

ellos mismos de
su trabajo,
de su
vida", lenguaje
típica·
mente socialista,
que conduce

a otra
eoaa completamente dis-
Fundaci\363n Speiro

tinta de lo que significan las palabras. En· lugar de una impo­
sible autonomía, los jóvenes corren el riesgo de
ser embriagados
en

nombre de los grandes principios. Pero,
jusbmente, ea
esto
el
socialiSmo. El

capitalismo liberal atomiza la sociedad; el so­
cialismo hace
de ella bloques. Es falso que se trate de una
"fatiga de la sociedad"; al contrario, es
una manera de

dina·
mizarla>.
Sin embargo, la '"fatiga" existe. Estas dinamizaciones no son sino
movimientos

epilépticos que se alternan con
la propia "fatiga", y que
coinciden con la fatiga de la mayor parte de la población adulta. No
sólo hay "fatiga" sino que avanza en

Europa
la "tristeza"...
De ella
ha
eScrito, en tercera plana

de
ABC, del 8 de mayo de 19.82, Juan
Rof C~ballo, en su artículo titulado, precisamente, LA TRISTEZA DE
EUROPA:
e Van concordando las informacioll.85 más diversas. Visitan·
t~s de

la Alemania occidental hablan de
un cambio profundo
en

el país. Los jóvenes acuden a la
Unive"rsidales con
extrava­
gantes cortes de pelo,
desilusionados. Los

hombres
de más
edad-
circulan

por las
calle~ ábatidos, con

tristeza
en &118 ros­
tros. Cuentan lo mismo amigos que allí viven y pasan unos
días en España. En algún gran cotidiano han aparecido artícu­
los sobre este fenómeno. Y
de él se ocupan, en sendos volú­
menes, un conocido psicoterapeuta
de la familia, al que suelo
citar, Berst
Eherhardt Richter,

y un sociólogo,
Jürgen Leine­
mann.
El

título del libro de este último es
signüicativo: Die
Ángest der Deutschen, La angustia de los alemanes.
>¿Sólo de

los alemanes de Occidente? París ya no muestra
en sus bulevares su habitual esplendor floral de la primavera.
En las pantallas de los aparatos de TV aparecen
con demasia­
da

frecuencia rostros anodinos y vacíos tratando de
explicar•
nos,

trabajosa o pedantemente, cómo está hecho el
inundo,
qué
cosa

es
el hombre, la religión. Dibujan, como si se mi·
rasen
en un espejo, el
perfil del ciudadano de. nuestra época,
sin garra y sin
espíritu.
»El
fenómeno

viene preparándose desde
hace tiempo.
Mu­
chos lo
allllnciahan ... >.
Estas observaciones son confirmadas por las estadlsticas:
c:La "tristeza de Europa", que ahora se expone en Alemania
en sesudos
ensayos, puede
documentarse estadísticamente.
Sa-
1167
Fundaci\363n Speiro

híamos el enorme incremento del número de suicidios, en los
últimos años,
en especial
en los países
escandinavos y, sobre
todo,

en Hungría, Ahora
se nos
dice que
·de cada cinco ale­
manes uno

está sometido a tratamiento peicoterapéutico, Uno
de cada cuatro tiene trastornos
del sueño.

La
cuarta parte de·
los

niños en edad preescolar y aun en la escolar son
etique­
tados

de "enfermos,
pérturhados o

minusválidos". La mitad de
los enfermos que acuden a la Seguridad Social son reconoci­ dos ahora como psicosomáticos, trátese de hipertensión, de
úl­
cera

de estómago, de jaquecas o
de asma. Pero, como antes
dije, lo que va

creciendo es el número de suicidos y el de
ese otro suicidio disimulado que es
el accidente de tráfico.
Todo ello ocurre, y esto es lo sorpredente, en
una sociedad
boyante,

en la que más de una tercera parte de
la población
goza de
un nivel

de vida y de una posición económica
con•
fortable

y
holgada>.
Comenta Rof Carballo:
c:Hay el punto de vista de los filósofos y el de los socio­
economistas ...
>.
E inquiere:
1168
e¿ Cuáles son las causas de esta tristeza de Europa? Es die•
tinta

la respuesta de
los socieconomistas
y
de los pensadores.
Según los primeros, las gentes
han llegado a la conclusión de
que su prosperidad, a la que tanto se
aférraban, está
en grave
peligro. Desde luego piensan que
sus hijos

ya no podrán dis­
frutar de tanto bienestar. Por esta
razó~ ¿qué

sentido tiene
esforzarse? Lo único
que importa

es gozar del instante. La
pregunta subsiste más
inquietante de

lo que parece:
¿ Qué ea,
en realídal, gozar?
~~-~-~-cl-~-~~b--~ debida; tanto estudiantes como mujeres, lo mismo pobres que
ricos,

hombres de negocios o militares, viejos y jóvenes, todo
el mundo. Y -así. se constituye lo que empieza ya a llamarse
"la depresión

alemana".
»Me comenta

una amiga:
"Es curioso

que los pueblos pue­
dan sufrir de depresión como las personas". Mas los médicos
sabemos
que este término de depresión es equívoco.
En el fon­
do nos dice mucho más que la palabra
"fiebre" en

otras épo­
cas menos adelantadas de la medicina. Hay muchas formas y
Fundaci\363n Speiro

causas de depresión; cada una tiene su tratamiento. Es un
nombre del
que abUBamos con

ligereza.
Y, por otro lado, la
depresión de un pueblo no se ex.plica por la suma de las de·
presiones de
sus ciudadanos; es cosa muy diferente>,
Ante la insufiencia de las. respuestas, Rof Carballo pregunta en
otra parte:
«Puesto que ni los socieconomistas ni los filósofos nos ayu­
dan mucho, ¿por qué no
recurrir a los científicos más repre­
sentativos
y sólidos de nuestro tiempo, a los que saben cómo
está
hecha la

realidad, a
los físicos atómicos? Precisamente
acaba de publicar
D'Espagnat, profesor
de
Física Teórica
de
la
Universidad de Paris-Orsay, autor bien conocido de mis buenos
amigos los teólogos salmantinos,
un libro delicioso titulado: Un
átomo de sabiduría . . . Sus estudios le llevan a la conclusión
de que nuestra ciencia
se ha vuelto todopoderosa, envía cohe­
tes al espacio, maneja los átomos, descubre los más íntimos
arcanos de la vida. Pero todo ello lo realiza dentro de una
"realidad acotada"; se trata de verdades
que lo

son en tanto·
todos los hombres nos ponemos de acuerdo sobre
~Uas. Es

la
realidad
que denomina

"dependiente del
hombre">.
«Todo

esto está de acuerdo sin düicultad -dice D'Espag­
nat- con la hipótesis de que el fracaso del siglo
xx (la caída
en

el horror, en el frenesí o en los dos
a la vez), no es debi­
do, como piensan los socialistas, a que hayamos escogido el
modelo capitalista, ni tampoco a no haber escogido el "mode­
lo socialista", sino a
-un enor más grave, común a los dos, a
un error que pudiéramos llamar "metafísico" .. .>.
Para Rof Carballo, se olvida D'Espagnat de una cosa:
<"' Para viivir la maravilla que es el mundo, el hombre ha
de estar creando constantemente su fe, su entusiasmo. Crear,
en fin de cuentas, es transvasar algo de la realidad velada,
qne linda con
lo infinito, a la realidad cotidiana, la del con­
senso colectivo, que sin este injerto es siempre empobrecedora.
»Hay signos de o~ismo frente

a esta "depresión de Occi­
dente". Quien tenga ojos para ver observará la constitución.,
cada día más
frecuent~ de

pequeños
grupos, que descnbrel'.l
la

fraternidad y la solidaridad
hu:nian~ que
se fatigan pronto
de las "técnicas" falaces o refinadas de la psicología. Y que
buscan esto, la armonía interior, en la ayuda al prójimo, en
1169
Fundaci\363n Speiro

el diálogo con otras generaciones, en la comprens1on del mi­
nusválido, del marginado. Millares de jóvenes trabajan hoy en
talleres
cooperativos, creados, por

los. movimientos de auto-asis­
tencia. Buscan así, a través del "otro",- la
intimidad~ perdida».
Y, concluye:
c... Tras muchos años de literatura "orientalista", de aven­
turas más o menos infructuosas en sabidurías esotéricas, se man·
tien~ pese

a los naturales fracasos, en el tortuoso y difícil ca­
mino
un anhelo

por encontrar la verdad. Me decía un amigo
entrañable que había visto en
algunas librerías

populares de
París
venderse como

si fuese un
"best-seller", junto a

las no­
velas policiacas, un

libro en el que con rigor y
escuetamente,
en

compendio, se expone por
el autor, Luis Lallement, la ardua
doctrina de San Juan de la
Craz.
»No
piense

el lector que yo crea que
·la ·-mística,

sufí o
cristiana, sea la solución para la melancolía de Occidente. Pero
como médico

pienso que deben valorarse siempre estos signos
positivos, semiescondidos, que asoman en la vida, en la del
ho.mhre y

en la
de las -culturas>.
Digamos que lo expuesto nos muestra una evidente decepción ante
todas las pretendidas

estructuras que
las ideología, contemporáneas

nos
han
mostrado como grandiosas, asegurando

que
constituirían la panacea
de la autoliberaci6n

del hombre, erigido en nuevo demiurgo.... Tam­
bién demuestra

un repliegue de los mejores, en busca de nuevo de
la verdad

y del Ser,
y en una acción humilde de recomenzar desde U1S
raíces,

con una
labOr paco ostentosa

pero
prof'unda de
religaci6n
so~
cial,
con

fe y esperanza en el Ser que nos trasciende ...
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Fundaci\363n Speiro