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Número 227-228

Serie XXIII

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La purga de unos economistas: Preobrajensky y la oposición

LA PURGA DE UNOS ECONOMISTAS: PREOBRAJENSKY Y LA OPOSICION
POR
ANGEL MAEsTRO MARTÍNEZ
Antes de comentar el porqué de la «purga» de Preobra­
jeosky y de los hombres de su escuela, y aunque nada más le­
jos de nuestra inteoción que el hacer un estudio
económico sobre
su

obra, sí resulta
forzoso exponer
-siquiera
somerameote'-­
los

eounciados y principios geoerales
de la misma. Obra muy
poco conocida
pero eotre la que destaca, sobre todo, «La nueva
economía»
---editada eo
1924 y de la que se conoce un único
tomo-, antes

de que la misma fuese considerada maldita y
ré­
proba

por el estalinismo, y de
la que el autor, eo proceso que
luego veremos, reoegaría posteriórmente en una actitud obli­
gada y habitual en los procesos de Moscú. Otra obra suya -sobre
la que caería la maldición posterior
también- y sumamente famosa, es la escrita en colaboración
con Bujarín: «El ABC del comunismo». Dejando aparte estas dos, existen suyas un número considerable de obras de menos
transcendencia,
cual: «Anarquismo y comunismo», «La moneda
fiduciaria durante la dictadura del proletariado», «La causa de
la caída del rublo», «De la NEP al socialismo», una casi biogra­
fia de Lenin (1 ), «La moral y las normas de clase», «La crisis
( 1) A la muerte de Lenin, y con el inicio de su mitificación, empiezan
a surgir de forma casi obligatoria, biografías del dirigente desaparecido, al
que se le empieza a considerar semi.dios y profeta revelador del destino
de
la humanidad. Los autores, generalmente hombres de la vieja guardia·
-incluso también Trostky, a pesar de su pasado no ortodoxamente bol­
chevique hasta 1917-quieten sefíalar su_ conocimiento, más o menos pro­
fundo, y su Última ligación cdn la obra del genio desaparecido. (N. del a.).
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económica durante la NEP», así como vatios folletos y artícu­
los en
Pravda.
«La nueva economía» presenta una tesis básica: el que «la
victoria de la revolución en un país tan atrasado como aislado,
o incluso en un grupo de países
que no

hayan alcanzado el des­
arrollo económico básico ... crea una situación extremadamente
critica por el hecho de que tal país después de la revolución pierde las ventajas que ofrece el sistema capitalista a la hora del
desarrollo, sin contat, como
contrapartida, con la inmediata po­
sibilidad por falta de base, de beneficiatse de las ventajas del
sistema socialista.
De esta forma el campesino medio y, sobre
todo, el kulak, liberado de las catgas fiscales del anterior régi­
men, pueden permitirse el lujo de disminuir sus suministros y
aumentar St!:S préstamos al campesino pobre o su propio consu­
mo, ya que la industria no le ofrece ... aquellas mercancías que
podían incitatle ~ vender». «Para Preobrajensky éste es, pues,
el periodo más crítico del desarrollo socialista» (2). «Constituye, para nosotros, una cuestión de vida o muerte
atravesat este período de
rransición, tan rápidamente como sea
posible, pata alcanzar el punto en que
el sistema socislista ofre­
ce
todas sus ventajas» (3). La necesidad de
la industrialización total exige la concentra­
ción de todas las grandes empresas del
país en
manos de un
sólo trust, es decir, del Estado obrero, basándose en el mono­
polio que permita convertirlo en otra forma de gravamen sobre
la producción privada. Pero Preobrajensky ve también
el problema de que la cen-
(2) El Partido bolchevique, Pierre Broué, Ed. Ayuso, Madrid.
(3) El profrta desarmado, Isaac Deu1"cher, Ed. Era, México. El pro­
feta desarmado constituye el segundo· libro de la monumental biografía de
Trotsky, realizada por su apasionado biógrafo Deutscher. Los otros dos
libros, son, el primero, El profeta tirmado, y el tercero: El profeta desterra.
do. Obra fundamental, a pesar de su parcialidad, para conocer la trayecto­
ria de Trotsk:y, y gran parte· de los entresiios de las revoluciones de 1905
y 1917, el afianzamiento de Stalin, etc. La obra, en total, consta de unas
1.500 páginas. (N. del a.).
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tralización de la economía puede crear un enorme aparato mono­
polista que, a su vez, origine una nueva clase de privilegiados
-parece que estuviese contemplando la actual nomenklatura-, que
,serían los

administradores y los
técnicos, por lo que exi­
ge la necesidad de una verdadera democracia · dentro del par­
tido.
Hasta aquí, de forma muy somera, como hemos dicho, una
brevísima exposición

de
la teoría de nuestro personaje. Pero la
figura de Evgueni Alexevich Preobrajensky no representa, apa­
rentemente tan sólo -y luego veremos por
qué--, la caída de
una

escuela económica dentro del comunismo soviético. Preobra­
jensky es

la
figura más
caracterizada de
la misma, ya que, sin
duda, fue también uno de los bolcheviques más caracterizados; no
una figura de
primerísima línea,

cual Orjonikidze,
Radek, Buja"
rín (3), Zinoviev, Kamenev -resulta imposible clasificar a Lenin
y, en menor medida, a Stalin, por su magnitud y repercusiones tan
fuera de toda clasificación-, pero sí es cierto que Preobrajensky fue una muy destacada personalidad bolchevique; tanta al me­
nos como otros nombres ya clásicos en la historia soviética des­de antes de la revolución hasta los
· grandes

procesos de Moscú.
Preobrajensky puede parangonarse, en influencia de su obra
y
'teoría en

el partido, tanto como un Frunze, un Enukidze, un
Smilga y otros pocos bolcheviques, activistas ya desde antes de
la primera guerra mundial. Bolchevique desde el principio de su actividad política y no incorporado después procedente del
menchevismo o de otros
campos, bolchevique

antes de 1917, por
tanto vieja guardia del partido
y anterior, por consigniente, a
otras figuras de primera magnitud pero de incorporación poste­
rior, cual un Trotsky, un Radek, un Rakovsky.,. Unido, sin em­
bargo, en su destino al de todos ellos: la
ejecución, la elimina­
ción

física y, además, con una vejación, con una aureola infa­
mante. Característica común que
uniría a viejos .Y veteranos .bol­
cheviques, con antiguos desidentes de
preguerra o
con incorpo­
rados al partido en la revolución.
Eliminado en el curso del segundo proceso. de Moscú, cele-
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brado en 1937, en el que caerían Radek y Piatakov (4), no hay
constancia de la fecha exacta de su ejecución y
el lugar de la
misma. A diferencia
de otros condenados de los que puede esta­
blecerse con cierta aproximación a su muerte, de Preobrajensky
sólo existen especulaciones que permiten suponer fuese elimi­
nado en un proceso secreto. «Las noticias biográficas soviéticas
oficiales indican que murió en 19
3 7,
después de haber sido con­
denado ... , también eliminaron a su familia» (5). Representa
Preobrajensky, junto con Piatakov
y Smilga en primera línea, y
el estadístico Kondratief y, de algún modo, Pevnerz también,
salvando las particularidades de cada uno, un grupo
al que se
puede considerar de economistas, de hombres que tuvieron una especial incidencia en
el campo económico, personas de induda­
ble formación en ese campo
especializado. Otra
característica bá­
sica que marcaría sus vidas
y con ello su destino de víctimas de
la obsesión estaliniana por lo que fueron, en un tiempo, no im­ porta cuán lejano, sus oponentes. Preobrajensky forma con otro
economista, veterano bolchevique, Píatakov ( 6 ),
el apoyo prin-
(4) De forma esquemática podemos dividir los procesos de Moscú ea
tres: el primero, celebrado eotre el 19 y el 24 de
agosto de
1936, en el
que como primeras figuras son ejecutados Zinoviev, Kamenev y Tomstd,
El segundo, realizado eotre el 23 y el 30 de enero de 1937, y las figuras
de primera fila liquidadas son Radek, Muralov, Preobrajensky, Piatakov.
El
tercero, entre

el 2 y el 13 de
marzo de
1938, en el que
. son
ejecutados
Bujarlo, Rikov,
. Krestinski. En eate fue tarobién condenado Rakovski. Es­
tos, por citar tan s6lo a las primerísimas figuras; otras destacadísimas, cual
Yagoda, Smirnov, Sokolnikov, Serebriakov, simplemente las enumeramos,
y eso que no citamos ·a Iejov, Khun, Tujachevsky, en fin, tantísimas, por re­
ferirnos tan sólo a los lideres de primera magnitud.
La mayoría de los miembros del Comité Central entre 1917-1923 fue­
ron liquidados,. al igual que los tres secretarios del partido entre 1919 y
1922, casi el 70 % del Comité Ejecutivo entre 1919 y 1924, 108 miem­
bros de los
139 que

formaban el Comité
Central elegido en 1934 ... El
partido· comuilista sufri6 una trituración casi absoluta... Entre 1a pobla­
ción normal las víctimas fueron millones. (N. del a.).
(5) Jean-Jacques,
Los bolcheviqu,s, Ed. Era, México, obra realizada
en colaboración con George Haupt.
(6) Gueorgui Leonidovicb Piatakov constituye uoa de las más desta-
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cipal a Trotsky en el núcleo directivo de «la oposición obrera»
1923, septiembre, aún no ha muerto. Lenin, pero
sí ya gravemente
minado

por su enfermedad mortal, año y mes de la formación en
Moscú de su oposición frente a la política de
la NEP impuesta
por Lenin y que, para nuestra opinión, resultó uno de los he­
chos decisivos del pragmatismo leninista, acoplado siempre a
las circunstancias del conflicto, para la salvación primero y
la
consolidación después del Estado de los soviets.
No representa
la crítica a la· NEP la primera muestra del sen­
timiento rebelde de Preobrajensky, pues en otra de las
grandes
realizaciones

de
Lenin (7), la paz de Brest-Litovsk, asoma su
carácter rebelde de revolucionario a ultranza,· ciertamente utópi­
co, partidario de prosegulr la lucha contra los alemanes como
fuese.
En consecuencia, en septiembre de 1923 encuentra su
eJe.
mento en la lucha contra la NEP, identificado con Piatakov y,
por consiguiente, unido a Trotsky en esa oposición obrera que
forman los individuos más avanzados del partido comunista y
que reprochan al Politburó el sacrificar el proletatiado al kulak,
que se queja del control de partido por el aparato dirigente y
que exige la democratización del partido. «La oposición obrera
la dirige» Trotsky, Piatakov y Preobrajensky, que se apoyan en
las células del partido, en las fábricas y en el ejército, y en las
juventudes comunistas. El período de
la primera discusión se
inicia con una carta de Trotsky sobre la necesidad de democra­
tizar el partido (8 de octubre). El 15 del mismo mes aparece la
declaración llamada de los 46 acerca de la crisis interior del par­
tido. El
5 de

noviembre los oponentes hacen llegar al comité
central una

primera moción denunciando
la burocratización de
cadas figuras de la economía bolchevique. Miembro de la oposición de iz­
quierdas, firmante de «los 46» y uno de los más firmes opositores de la
polltica de «derecha» de Bujarin. Ejecutado eu el segundo proceso de
Moscú por «actividad contrarrevolucionaria, espía y sabotéador». (N. del a.).
(7) Vid. Angel Maestro Martlnez, «La táctica eu la teoría y en la
praxis marxista-leninista», en Verbo, núm. 175-176.
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los órganos directores del partido (5 de noviembre) y otra que
pide
la democratización del mismo (5 de diciembre).
Las ideas de
Trotsky ganan

terreno, pero
Stalin vigila. Desde
hacía años se había asegurado numerosos apoyos en el personal administrativo del partido, sobre todo en provincias. En esos
me­
dios,

próximos al campo, la tendencia
era sensiblemente más mo­
derada que en los centros obreros; la consigna era: ¡Abajo Trots­
ky!' ¡Abajo

el comunismo de
izquierdas! ¡Viva
Stalin! ¡Viva
la
NEONEP! El apoyo de estos moderados de todos modos po­día estorbar a
quien se
beneficiara de ellos haciéndose pasar, a los
ojos de los obreros, por un hombre de «derecha». Soslayó
la
amenaza concluyendo una alianza con dos coherederos de Lenin
cuya popularidad podía competir con la de Trotsky, Zinoviev y
Kamanev. Así quedó
constituida la troika antitrotskista ( verano
de 1923) (8). Stalin, que ya antes, con ocasión del VI Congreso del partido
se había enfrentado con Preobrajensky y en
-lo

que podía ser
un anticipo de
la tesis estaliniana del socialismo de un solo pafs
frente

a la revolución permanente -dentro del relativo subjeti­
vismo que pueda encerrar estas declaraciones-, hace frente a
nuestro personaje respondiendo: «Preohrajensky repreconiza un retorno al
pasado», y

es que Stalin da bandazos entre
la iz­
quierda y

la derecha antes de afianzar su poder; tomará parti­
do por
Radek y Bujarín para

atacar a Trotsky y a Preobrajensky.
Estos quieren sacrificar
la agricultura a la industria considerando
que sin una industralización a ultranza no podrán cumplirse los
fines del leninismo. Preobrajensky es
derrotado, y,

al igual que tantos
otros, S<¡
refugia en_ la creatividad, datando de entonces sq, obra más fa­
mosa, «La nueva economía», donde defiende teóricamente aque­
llas bases por las que
había sido

derrotado ante los comunistas de
«derechas» (9). En «La nueva economía» defiende la necesidad
(8) Gustave Welter, Historia de la Rmia comunista, Ed. Joaquín Gil,
Barcelona.
(9) , Una

vez
más hay que insistir, al tratar el tema del partido bol­
chevique -e incluso en conceptos aplicables al universo soviético, hoy-,
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LA PURGA DE UNOS ECONOMISTAS
vital de la industrialización forzada, la colectivización agraria lle­
vada a sus últimas consecuencias, el desarrollo de los planes quin­ quenales, etc.
En fin, todo aquello que Stalin impulsará hasta el
paroxismo
en su posterior
vuelta acelerada
, al comunismo de
iz­
quierdas. Pero Stalin, en 1924, aún no había afianzado su poder
-recordemos que
Lenin muere en enero de ese año-.
Todavía estaba muy reciente, más bien en carne viva, su ar­
tículo en Pravda, del 28 de noviembre de 1923, pidiendo la res­
tauración de
la democracia en el partido (10). Invocando los re­
cuerdos del partido en la época en que Lenin lo dirigía, Preobra­
jensky dice: «resulta característico que en la época en que está­
bamos rodeados, de frentes,
la vida del partido revelase mucha
más vitalidad y la independencia de las organizaciones fuera mu­
cho mayor. En
el momento en que han aparecido, no s6lo en
las condiciones objetivas para
la reanimación de la vida del par­
tido y su adaptación a las nuevas tareas sino que, por añadidura,
existe una verdadera necesidad para obrar de esta
forma, resulta
de aclarar bien el concepto de · derechas e izquierdas que nada tiene que.
ver

con
el habitualmente expresado desde los sistemas políticos occiden­
tales. Aparte de que dichos sentidos son cambiantes según las oportuni­
dades hist6ricas se presentaban, pues Bujarin,
el máximo representante de
la «derecha» había sostenido posturas tan de izquierdas como las de Preo­
brajensky, y evolucion6 al ver el gran pragmatismo de Lenin en la puesta
en marcha de la NEP. Cuando se analizan los objetivos -similares en todo,
aún con procedimientos distintos en
sri ejecud6n-de la «izquierda» y la
•derecha», resulta cada vez más fuera de la realidad interpretar la histo­
ria soviética en base a esos conceptos. (N. del a.).
(10) Dentro de ciertos lfmites existió, en· el partido bolchevique, un
grado
de democracia interna, como puede verse en el transcurso· de los
diferentes enfrentamientos entre el mismo Lenin-aún no deificado-y
sus oponentes. Existen numerosas pruebas de esta cierta democ:racia du~
rante el prolongado período del exilio, y también en el período prerevo­
lucionario. Podemos .recordar la oposición de Zioniev y Kamenev a Le­
nin, en vísperas de la revolución de octubre, o la discusi6n entre Lenin y
Trotsky con motivo de la paz de Brestcl.it()VSk con los .alemanes. E in­
cluso contestación al lfder una vez afianzado el sistema soviético. Todo
esto
quedó completamente anulado

con Stalin. Pero
la .democracia se pro­
duda dentro del partido, en absoluto fuera del mismo. (N. del a.).
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que no sólo no hemos avanzado ni un paso respecto al período
de comunismo de guerra, sino que, por el contrario, hemos in­
tensificado el burocratismo,
la petrificación y el número de cues­
tiones que se deciden a priori desde artiba; hemos acentuado la
divísi6n del partido que se había iniciado durante el período de
guerra, entre aquellos que toman las decisiones y cargan con la
responsabilidad y las masas que aplican estas decisiones del par­tido en cuya elaboración no
han tomado parte» ( 11 ).
Meses fundamentales los de diciembre de 1923 y enero de
1924, meses en los que se decidirá ya formalmente con la XIII
Conferencia, la futura orientación del partido y del régimen. Lucha entre Trotsky
y los firmantes del manifiesto de «los 46»
contra Stalin.
La oposición de izquierda es contestada por los
aliados circunstanciales de Stalin: Zinoviev y Kamenev, tal como
hemos visto anteriormente, y este último no ataca a Trotsky, to­
davía demasiado poderoso, a pesar de sus disminuciones en su
influencia, pero sí lo hace contra Preobrajensky, quien había no
sólo visto con claridad la existencia de la troyka -destino re­
petido de tantas troykas anteriores y futuras en la historia no sólo soviética sino universal-, compuesta por los citados Sta­
lin, Zinoviev y Kamenev.
A través de
Pravda, Stalin ataca a sus oponentes, y empieza
algo que sería habitual posteriormente: el argumento descalifi­
cador contra cualquier adversario -resulta significativo que aún no haya muerto
Lenin-, pero ya supone una tímida toma de
postura
el acusarle de que en cualquier momento de su vida
anterior haya sostenido una posición antileninista. Zinoviev -¡quién diría que sería acusado no sólo de antile­
ninista sino de agente del imperialismo capitalista!- se apoya
e argumentaciones de Bujarín (12) de que
la mayoría de los fir.
(11) Artfculo escrito por Preobrajensky, en Pravda, 28 de noviembre
de 1923. (12) Resulta curioso que
Bujarín, uno

de los
mayores teóricos
del
co­
munismo y hombre de indiscutible preparación intelectual, hubiese escri·
·oo -antes de su enfrentamiento- una de las obras clásicas, el ABC del
comunismo, en colaboraci6n con Preobrajensky. Bujarfn, al que Lenin tenía
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mantes de «los 46» fueron, en 1918, comunistas de izquierda y
adversarios de las tesis de
Lerun. El
XII Congreso representa
el triunfo frente a la oposición de izquierda; ya estaba conju­
rado, por razones que nunca han quedado
claras del
todo,
.el peli­
gro

que se cernía y que podía haber acabado con Stalin, si Trots­
ky hubiera jugado su carta a fondo ( 13 ), la oposición de izquier­
das se desgrana en los años sucesivos en una serie
de luchas
estériles; mientras se produce una inversión en los papeles y los antiguos componentes de la troy ka: Zinoviev y Kamenev, que
tanto y tan rotundamente habían
de denostar a Trotsky y a la iz­
quierda, se
alían frente a Stalin y a Bujarín y su comunismo de
derechas, que consideraba que de llevar a cabo la política econó­
mica propuesta por Preobrajensky de colectivización implacable
de la agricultura en beneficio de la industrialización forzosa, de­ sataría una guerra civil
al enfrentar al campesinado contra el
régimen soviético.
Los acontecimientos se suceden y escapan por su extensí6n ~1
este somero estudio, por lo que nos referiremos a ellos muy de
pasada. La política de Bujar(n y Rikov empieza a ser conside­rada demasiado de derechas, y frente a esa derecha
y contra la
izquierda trotskista surge
el «centro», modelo de ecuarumidad,
representada

por
el cada vez más fuerte poder del aparato y de ia
burocracia del partido, dirigido ostensiblemente por Stalin y
en consideración intelectual, aún acusándole de «tener un espíritu libres­
co~,
defendía el que pata la consecución del comunismo era necesario
mantener buenas relaciones con el campesinado, y que una lucha abierta
con
el mismo supondría un golpe fuerte contra el afianzamiento del Es­
tado de los soviets.
Frente a Bujarín, Preobrajensky sostenía que el esfuerzo primordial en
un Estado socialista debía ser dedicado a
la aplicación de· «la ley objetiva
de acumulación socialista». «Extraer la máxima cantidad de plusvalía de
los campesinos
en aras de la inversión industrial». (N. del A.).
(13) El
porqué Trotsky no jug6 a fondo las cartas de que disponía
contra
Stalin es un problema que arroja respuestas diferentes según los his­
toriadores e investigadores de
la época, y sería merecedor de un amplio
trabajo sobre el que volveremos alguna vez. Como brevísimo resumen, véase
nuestra obra, Verbo~ núm. 201-202, comentario a pie de página.
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por Kirov. La apología oficial de la prensa controlada presenta
las soluciones de Stalin como el arquetipo
perfecto de equilibrio;
a «partir de 1926 Trotsky distinguía tres grupos en el interior
de la
dirección: el
de los burócratas sindicales representado por
Tomsky; el de la derecha pura que reflejaba la presión de la
masa campesina,

cuya encarnación era Bujarín y Rikov; y, por
último, el que representaba el aparato del "centro", encabeza­ do por Stalin y
Kirov» (14).
El XV Congreso del partido representa el cambio, aún túni­
do, en la política del sistema y cuyas razones al empezar el mis­
mo, el
2 de diciembre de 1927, hay que verlas no en
las
situaciones económicas, ni en los afanes de construir el socia­
lismo, sino en que
al haber ya sido derrotada la oposición de
izquierdas, el

«centro», o sea, Stalin y sus acólitos no podían pa­
gar este triunfo
-romo si

de una democracia parlamentaria oc­
cidental se tratase-, quedando a merced de los intereses de
la
derecha. Se impone uno de los rasgos típicos de la mentalidad
y
la trayectoria estaliniana, la destrucción sucesiva y por etapas
de aquellos que le habían ayudado o le habían sido útiles en
períodos anteriores, y la derecha le había sido útil. Había apar­
tado ya a Trotsky, en primer lugar desde luego, pero también
a
Preobrajensky,

Piatatov, Smilgá, etc., después a Zinoviev y
Ka­
menev ... , etc., y así podríamos seguir hasta la muerte del dicta­
dor, en 1953, citando ejemplos
cual Kirov, Zhdanov y tantos
otros.
Al quedar vencida la oposición de izquierdas (15), y un poco
antes del XV Congreso, en octubre de 1927, Preobrajensky es
excluido del partido y
deportado después.

Pero
las tesis de este
importante congreso representan
la política económica antibuja­
rinista,
la puesta en marcha, tímidamente, de la colectivización,
la aceleración de la industrialización, la lucha contra los kulaks ...
Algo que empieza a aproximarse a
1a teoría
sostenida por la
opo­
sición

de izquierdas.
(14) Pierre Broué, op. di.
(15) Pierre Broué, op. cit. '
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LA PURG/1 DE UNOS ECONOMISTAS
Esta se divide, fuera ya completamente del poder, e incluso
en el destierro, en dos grupos: los irreductibles con Trotsky, y
los moderados que, aun reconociendo que el
giro a la izquierda
resulta muy
insuficiente, y

que en un principio pensaton que el
«centro» empezaba a rectificat sus errores al datles la
razón, pero
que,

a pesar de esta insuficiencia, ven algo positivo y proponen la
actitud, cauta si se quiere, pero en
el fondo de acercamiento.
Entre éstos se encuentra Preobrajeosky. Bujarín, una de las más claras cabezas del comunismo -y
así considerado incluso por
Leoin, tal como hemos visto-,
preocupado y alatmado cuando se inicia ese giro, aún no dema­
siado fuerte hacia la izquierda, comenta a Kamenev asombrado:
«es lo mismo que Preobrajensky». Según los documentos de la época, el 12 de julio de 1929,
junto con otras
figuras tan

destacadas como Radek y Smilgá,
nuestro protagonista acepta su reencuadramiento en el pattido. Son «los conciliadores de izquierdas» los que han considerado
la «actitud positiva» que supone, aun con sus limitaciones
toda­
vía, la nueva postura de Stalin y el giro hacia el comunismo de
izquierdas. A Preobrajensky, Radez, Smilgá, Piatakov, seguirán otras figuras, cual Serebtiakov e Ivan
Stnirnov. Trotsky,

deses­
perado, les acusa de traidores y dice: «la capitulación de Radek, Preobrajensky y Smilgá constituye, en cierto modo, un hecho
po­
lítico relevante. Demuestra hasta qué grado se ha desgastado la
gran generación heroica de revolucionarios a la que correspondió
pasat por la guerra y por la Revolución de Octubre. Tres viejos revolucionarios pertenecientes a
la élite se tachan así, por propia
voluntad, del mundo de los vivos» ( 16 ). Mientras Stalin ve con satisfacción
el que, de esta forma, las
dos oposiciones, la de derecha, con Bujarín, y la de la izquierda,
con los antes citados, le crean una situación que le permitirá des­
trozat a ambas,
golpeándola~ sin

piedad en cuanto
la situación
le sea favorable para hacerlo, bien con una u otra. La colectivización forzada, la destrucción de los kulaks,
el
(16) Trotsky, Los c,lmenes de Stalin, Editions Populaires, París.
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apoyo a la industria pesada en detrimento de la agricultura, la
industrialización frenética, los planes quinquenales, suponen una toma de posición por Stalin de las tesis de Preobrajensky, de­
fensor como hemos visto de todas estas medidas desde tiempos
de la NEP frente a la derecha bujarinista. Pero en la concepción de partido y del funcionamiento inter­
no de su organización existen conceptos que separan ciertamente
a Preobrajensky de Stalin. Al igual que tantos bolcheviques que
conocieron la situación anterior a la revolución, es innegable que
existía cierro grado de democracia interna dentro del partido en
tiempos de Lenin, y que no podían comprender la feroz autocra­
cia estaliniana ( 17 ). Preobrajensky y sus adláteres pedían no sólo
el reconocimiento de esa democracia interna dentro del partido sino el funcionamiento sin injerencias de
ningún tipo de los
sindicatos. Los economistas estalinianos no consideran el papel
del hombre en
la economía. Uno de estos economistas estalinia­
nos, Stumilin, pronuncia una frase que resnlta tan significativa
que evita cualquier comentario : «nuestra tarea no es estudiar
la economía sino transformarla. No estamos atados por ninguna
ley. No hay fortaleza que los bolcheviques no puedan tomar. La cuestión de· las tasas de crecimiento depende de los seres hu­
manos» (18).
(17) Cuando muere Lenin, es sobradamente conocido el hecho de que
su viuda oficial,
la Krupskaia, pidió que la mejor forma de honrar su me­
moria

no era la de magnificarle, sino construir
escuelas, centros hospitala~
rios,

etc. Pero empezó de forma inexorable su deificación
y, así, Stalin, al
presentatse como su heredero genuino, adquiría también su infabilidad. Los oponentes lo atacaban también citando
párrafos de las obras de Lenin,
y en nombre de la ortodoxia leninista se condenaba lo que fuese más opor­
tuno según
el caso. En la obra de cualquier gran· personaje resulta facilí­
simo extraer soluciones contradictorias para cuando la ocasión lo requiera.
Basta
extraerlas del

contexto,
y la situación la vemos no sólo en el marxis­
mo-leninismo,

sino
en grupos cual puedan ser los testigos de Jehová traba­
jando con
fragmentos de

textos
bíblicos. Pero
volviendo a Lenin, parece
cierto que
el personaje no era nada en absoluto dado al culto a su perso­
nalidad. Todo ello vino después de su muerte.
(N. del a.).
(18) Pierre Broué, op.
cit.
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LA PURGA DE UNOS ECONOMISTAS
Preobrajensky, a comienzos de los años 30, está ya fuera de
juego, pues en 19
31 se
le expulsa de nuevo del partido, donde
vuelve a ingresar en 1932; se
refugia en

sus estudios económi­
micos, en nna ocupación de muy escasa categoría, dando a luz a estudios sobre la inevitable desaparición del capitalismo; en 1934, en el transcurso del XVII Congreso del partido ha de ha­
cer una fuerte autocrítica de sus obras, entre ellas la capital de
las mismas, «La nueva economía», reconociendo que sus obras
¡han servido para luchar contra el partido!, ¡que sus teorías eran
por completo erróneas
y .han sido anuladas por la praxis! Un
cruel anticipo de las increíbles degradaciones que veremos des­
pués en los procesos de Moscú. En 1935 se le expulsa de nuevo a pesar de tanta autohumi­
llación
y destrucción de sf mismo. El año 1934, y con el pretexto
de la misteriosa muerte de
Kirov, el
considerado delfín
de Stalin,
por orden de
este mismo

se desencadenaría la más terrible repre­
sión que imaginarse pudiera. Preobrajensky, en 1935, fue expul­
sado de nuevo del partido a pesar de esa ·autohumillación a la
que antes nos hemos referido. Zinoviev y Kamenev, entre otros,
son las figuras principales acusadas del asesinato de Kirov; se
desencadenaría así el primero de los tres grandes procesos de
Moscú (19). En enero de 1935 son condenados a pena de
cárcel como
moralmente

responsables, pero en agosto de 1936, acusados de
«perros rabiosos», «víboras lúbricas», confiesan ¡estar al servi­
cio de la GESTAPO! Preobrajensky, Piatakov, tantas figuras des­
tacadas intervienen como testigos en d proceso y acusan sin lí­
mite alguno a Zinoviev y a Kamenev de todos los cargos que
se les imputan; desde luego de antileninistas, y a partir de esta
consideración de todo lo que hiciese falta; se arrastran en ho­ menajes serviles a Stalin
y elogian las ejecuciones como acto de
justicia pedida por el pueblo soviético. ¡Cuántos Rubachov ve­ remos en éste y en los siguientes procesos! (20).
(19) Vid. nota 4.
(20) Rubachov es el personaje de la obra de ese autor de inteligencia
excepcional que

fue Arthur Koestler, El
ceeo y el infinito, y en el que,
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Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO MARTINEZ
Preobrajensky reconoce, una vez más, sus errores en la po­
lítica económica.
Y, a finales de 1936, es detenido por la NKVD
junto a orros destacados bolcheviques cual Piatakov, como acto­
res destacados que intervendrían en
el segundo proceso de Mos­
cú. «Espero lo peor», confiesa poco antes a un veterano bol­
chevique. Pero no existen datos fehacientes de
la liquidación físi­
ca

de Preobrajensky
y también de su familia. Condenado oficial­
mente se señala que fue ejecutado en 1937, «es probable que
Stalin levantara
un proceso a puerta cerrada para él. Sin duda
lo mataron por su testarudez. También eliminaron a su fami­
lia» (21).
Como

conclusión hemos visto que, en líneas generales
y ante
una primera observación, no deja de ser coincidente la identidad
entre el comunismo
de Preobrajensky -con su indignación ante
la
NEP
y, sobre todo, con las medidas bujarinistas-y el rum­
bo tomado por Stalin a partir de 1926-1928. Identidad en los
fines de industrialización a ultranza, de colectivización forzosa
de
la agricultura, de vuelco de la totalidad de los esfuerzos en
el cambio de una nación y, a primera vista, puede aparecer la similitud con
la respuesta de Lenin a aquello de: ¿«qué es el
comurúsmo?». Y la respuesta: «el comunismo son los soviets más
la electrificación», directriz y concepto impulsado en esa frené­
tica industrialización, en ese sometimiento del que no existen an­
tecedentes de las energías vitales de todo pueblo, al precio que
de forma magistral, se recoge una síntesis de personajes bolcheviques con­
deD.ados a muerte, bajo el aspecto novelado, Rubachov puede ser un con­
junto de Zinoviev, Preobrajensky, Bujarín, el mismo Trotsky, y en Ruba­
chov se refleja
magníficamente el drama de los condenados por «espías,
traidores,.
saboteadores

...
» cuando sabían que eran fieles al partido y eli­
minados por la voluntad de Stalin. Obra sumamente conocida para que
hablemos de ella, pero sf importante para adentrarnos en el proceso psi­
col6gico de unos personajes que, a sabiendas de la mentira de sus confe­
siones,
el fanatismo por el partido y su obra, les lleva a aceptar fuera ya
de las torturas, las acusaciones falaces, en beneficio, piensan, de una causa,
creyendo así muchos
de ellos en que de esta forma prestaban su servicio
póstumo al partido. (N. del a.).
(21) Jean-Jacques Marie, Georges Haupt, obra citada.
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LA PURGA DE UNOS .ECONOMISTAS
sea, para conseguir una obra de magnitud sin precedentes .. Pero
a
costa de una movilización total
de ese pueblo, al estilo faraó­
nico,

en la construcción de las pirámides pero con
dominio no
sólo

de los cuerpos, sino
algo todavía

más terrible en su totalidad;
pues si los egipcios constructores de pirámides fueron esclavos en
el. concepto

físico de dedicar todas sus energías en la
culminación
de

su
fin, el comunismo estaliniano impone también el dominio
total sobre las conciencias, y ¡guay! del que osase discrepar
tal)
sólo

del nuevo «gran hermano». Identidad aparente entre. ]os
fines propuestos por
Stalin y

los concebidos por Preobrajensky,
pero con métodos distintos. El totalitarismo
estaliniano aplica

el terror dentro del par­
tido para la consecución de sus fines, mientras que Preobrajensky
y los economistas adlátere, quieren una solución similar
---,pero
respetando

una democratización de las decisiones del
partido-,-,
junto

con un idealismo de permisividad y de legalidad de la opo­
sición interior, de reconocimiento, en
fin, de aquellos postulados
teóricos suscritos por el partido en la lucha contra el antiguo
régimen.
Ahí

radica la diferencia: el utopismo de Preobrajensky y tan­
tos otros y
la cruda realidad; la asunción de la sucesión de la
obra de
Lenin por
una dictadura absoluta. Aun cuando
caigamos
en

una actirud de ucronía, no podemos resistirlo: ¿habría sido po­
sible la transformación radical
de la Unión Soviética sin esa du­
reza sin parangón en
la historia? Creemos que no, en un partido
dotado de actitud de democracia intema, aún
al estilo bolchevi­
que de
la época leninista, sobre todo de la época de exilio, no
habría sido posible llevar hasta sus últimos extremos lo que eran
tan sólo planteamientos teóricos de algunos economistas.
Esa realización de los objetivos sólo fue posible al terrible
precio de un mar de sangre, de
crímenes sin

similitud siquiera
en
la historia -no por su brutalidad que de esos sí hay ejemplos
suficientes en la historia, en civilizaciones como la de los
anti,
guos

aztecas, por poner un ejemplo-- sino por su extensión,
aplastando no ya la
más mínima oposición,

sino
al mismo tiempo
a los correligionarios, de los que podían separar tan sólo mati-
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
ces, pero que en el frenesí estaliniano representan un grado de enemistad tal, o aún mayor, que si de los enemigos más feroces
se hubiese tratado (22). Tendríamos que adelantar el reloj de
la
historia treinta años -1966- para encontrar en la revoluci6n cultural
chirui y en Mao-Tse-tung algo similar.
Por eso, superando marices diferenciales entre
la concepci6n
comunista de Preobrajensky y la concepci6n estalinista, se golpea a los primitivos forjadores del comunismo de izquierda, no por
los, errores en su teoría expuestos en «La nueva economía». Preo­
brajensky, el estadístico Kondratieff (23 ), los. economistas ante,
citados, todos son golpeados por. suponer oposición en un momeh­
to dado a la voluntad todopoderosa del «gran hermano». Conviene dejar señalado al menos, que esas ansias democráticas del comu­
nista de izquierda, generalmente eran válidas tan s6lo en cuan­to se referían a la
democratizaci6n del

partido, pero no fuera
del mismo. En todo caso, el poder debería pasar al proletariado
como clase, pero no al resto de
la sociedad. Resulta significativo
el concepto que de la democracia trotskysta contra la tiranía es­
taliniana -tantas veces expuesta por Trotsky, tiene un destacado
marxist6logo, el profesor Leszek Kolakowsky-: «Aún es menos
posible
creer la afirmaci6ri de muchos trotskistas de que la de­
mocracia interna al partido era la esencia de su sistema. Los ata­
ques de Trotsky al gobierno burocrático dentro del partido em­
pezaron, como hemos visto, cuando él núsmo se veía desprovisto
de poder sobre su aparato; mientras estuvo en el poder fue uno
(22) Comenta el antes citado Koestler en su autobiografía de cinco
tomos (tomo
11), Alianza Editorial, Buenos Aires, que « ... el odio, como
el amor, sólo florece donde hay algo en común. El odio aumenta en pro­
porción a la cantidad de convicciones e intereses compartidos con el odiado».
(N. del a.).
(23) Aunque muy breve, resulta forzoso hacer una referencia a Kon­
dratieff, cual es su estudio de la conducta a
largo plazo de las economías
capitalistas,
con el deseo de comprobar científicamente el-colapso del ca­
pitalismo, llegando a la conclusi6n de que el capitalismo poseía un proceso
autocorrector que le aseguraba un
cierto equilibrio. Las crisis capitalistas,
SCgún Kondratieff, estaban

sujetas
a unas
ondas de duraci6n variable.
Kondratieff debió ser eliminado en 1935 o 1936. (N. del a.).
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LA PURGA DE UNOS ECONOMISTAS
de los más autocráticos defensores de la burocracia y del control
militar y policíaco sobre todo el sistema político y económico.
La burocratización contra la que posteriormente clamó era
el re­
sultado natural e inevitable de
la destrucción de todas las insti­
tuciones democráticas del Estado, un proceso al que el propio
Trotsky se aplicó con celo y al que nunca repudió después» (24 }. Todos, trotskistas, conciliadores de izquierda, oposicionistas
de derecha, fueron golpeados con el mismo rigor a la luz de
la
única y valedera interpretación del marxismo-leninismo, la de
levantar o no, la suspicacia de Stalin. Más tarde, incluso los que
ya no tenían etiqueta de trotskistas o derechistas, serán también
eliminados, aunque hubiesen estado al lado del líder contra sus
enemigos de cualquier signo. Siempre, eso sí, en nombre de la
ortodoxia del marxismo-leninismo, ya que ser marxista no sig­ nificaba nada más de lo que en cada momento decidiera Stalin;
y volviendo a Kolakowsky, resulta ciertamente significativa su
afirmación: «se era marxista no por aceptar como válidas deter­
minadas ideas de Marx, Lenin e incluso Stalin, sino porque se estaba dispuesto a aceptar todo lo que pudiera proclamar la su­
prema autoridad hoy, mañana o dentro de un año».
Todo parecido con el «gran hermano» de Orwell y su 1984
no es mera coincidencia.
(24) Leszek Kolakowski, Las principales co"ientes del marxismo, tomo
111, «La crisis», Ali.anz.a Universidad, Madrid.
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