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Número 235-236

Serie XXIV

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El bien común

EL BIEN COMUN
,
El bien común y la salvaguardia de los valores morales.
«Se suele hablar de actuar :y proceder mirando constante­
"mente a la
utilidad- pública, tanto en línea objetiva como tam­
nbién en línea subjetiva, es decir, desde· el punto de vista de
"aquel o aquellos que actúan.
»Consiguientemente, es fácil notar que tal "adhesión" a la· uti­
"lidad pública es una exigencia moral que entra en la noci6n am­
"plia de bien .común, que
es inseparable
de toda
form,; asocia­
"da

e inmanente a la misma. Por ello, el bien común -en el
"que los valores éticos y religiosos, tan arraigados en la región
"del Lacio, ocupan un puesto que no es secundario-- ha de cons­
"tituir el punto de referencia y el criterio orientador en las op­
"ciones que se hayan. de hacer, en las decisiones a tomar, en las
"obras a realizar, en las obligadas reformas a emprender.
" . . . . . . . . . . . .
»En la diversidad de problemas y circunstancias, y en medio
"de las dificultades que todo cargo civico comporta, · sea regla
"suprema de vuestra actuación la perspectiva o, mejor, el in-
1'terés del bien común, para sacar de éste linearidad; trans~ren­
"cia y ejemplaridad. Sea este cuidado constante el elemento que
"transforme vuestra tarea de autoridades en servicio eficaz a los
"conciudadanos
y las personas de la misma regi6n.
"
»Ecos de esta misma preocupaci6n
"mún.
"
e interés por el bien co-
. . . . . . . . . . . . . . .
»Alusiones a problemas de actualidad urgente, tales como el
"terrorismo, la droga, el paro, especialmente el problema de los
"j6venes en busca del primer empleo; y .también el de la i:asa y
"de los

puntos espinosos de muchos sectores urbanos y perifé-
.
"ricos. ¿C6mo no compartir con vosotros la preocupaci6n. que
"me habéis expresado por esta situaci6n dificil y compleia que
"incide amenazadora en los valores fundamentales de toda con­
"vivencia civil y ordenada?
"
»Urge subrayar que la premisa insustituible de cualquier ac­
" ci6n,
enderezada al saneamiento de los males que padece
la so­
"ciedad

de hoy es la salvaguarda de los valores morales que de-
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Fundaci\363n Speiro

"ben sustentar la labor personal y comunitaria de que acabo de
"hablar». JUAN PABLO -11: Alocución a los miembros
de la junta regional del Lacio, Italia, 28 de
ehero de 1982. L'Oss.ervatore Romano~ edición
semanal en lengua española, año XIV, núm. 11
(689), domingo 14 de marzo de 1982.
La justicia, nuevo nombre del bien común.
«La ¡usticia, nuevo nombre del bien común, como ya he te­
"nido
la
ocasi6n de decir, s6lo se consolidará sobre la base de la
"conversi6n de las mentes y de las voluntades: hace_r que cada
"hombre tenga un
corazón pobre:
"Bienaventurados los pobres
"de espíritu" (Mt 5, 3)».
JUAN PABLO 11: Alocución en la visita a la
«Favela dos Alagados», lunes, 7 de julio de
1980. L'Osservatore Romano~ edición semanal en
lengua española, año XII, núm. 29 (603), do­
mingo 20 de julio de 1980.
Sentido y justificación del poder político por el bien común.
«Ningún poder pol!tico tiene sentido ni ¡ustificaci6n si no
"busca el

bien común de todos».
JUAN PABLO II: Alocución al Cuerpo Diplo­
mático en · el castillo real de Queluz, jueves 13
de mayo de 1982. L'Oss~atore Romano, edi­
ción, seJilaJ)al en lengua espafi_óla, año XIV, nú­
mero 21 (699), domingo 23 de mayo de 1982.
La justicia social y el bien ·Común.
«La justicia social, en la visión cristiana, _constituye la base,
"la virtud clave y el valor fundamental de la convivencia socio­
'!pol!tica.
Ella

dirige
y regula las relaciones y las referencias de
"los ciudadanos. al" bien común) _en· una óptica no pur_amente con­
"tractu_al e

individrtal, sino comunitaria. Como· tal, _representa
"un derecho básico de todos los hombres, que les ha sido con­
"ferido por el Creador
y confirmado por el Mensa¡, evangélico.
. »Superando

las r!gidas delimitaciones de la
¡usticia conmu­
"tativa, la ;usticia social trata, por consiguiente, de subordinar
"las
cosas al hombre, los bienes individuales al bien común, el
"derecho de propiedad al derecho a la vida, eliminando todo
. 524
Fundaci\363n Speiro

"tipo de existencia ¡y de trabajo que sea indigno de la persona
"humana».
JiJAN PABLO II: Alocución a los ob.reros d•
la Solvay de Rosignado (Livomo), el 19 de mor­
zo de 1982. L'Osservatore Romano, edición sew
manal en lengua española, año XIV~ núm. 13
(691), domingo 28 de marzo de 1982.
El bien común y SIJ. promoción.
«El bien común de una sociedad, de una nacton, debe ser
"promovido de
múl#ples formas,
como el conjunto de condicio­
"nes sociales, permi,tiendo la expansión interna de los grupos y
"de .las personas, y 1~ste bien común. adquiere una extensión cada
"vez. más universal. Pero "crece, al mismo tiempo,. la conciencia
"de la .excelsa dignidad de la persona humana, de su superiori­
" dad

sobre las
cosa;, y
de sus derechos y deberes universales e
"inviolables"» (Gau,¡lium et spes, 26).
JuAN PABLO II: Alocución al Cuerpo Diplo­
mático acreditado aote la Saota Sede, el 14 de
enero ·de '1980. L'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua española, año XII, núm. 3
(577), domingo 20 de enero de 1980.
El bien ·común req¡uiere la contribución libre, ·responsable y
desinteresada d,~ todos los ciudadanos.
«U na nación podrá asegurar el bien común de todos y los
"sueños y
aspiracio¡,es de
sus diferentes miembros
sólo en
la
"medida en que
todps sus

ciudadanos, con plena libertad y com­
"pleta responsabilid'ad, contribuyan

voluntaria y desinteresada­
"menJe al

bien de
todos».
JuAN PABLO II: Homilía durante la Misa
celebrada en el «Uhuru Park» de Nairobi, miér-_
coles 7. de mayo de 1980. L'Osservatore Roma­
no, edici6n semanal en lengua española, año
XII, núm. 20 (594), domingo 18 de mayo de
1980 .
. Solidaridad y bien común.
«A lo que es hambre justa y sed de justicia en la vida de la
"nación hay que responder de tal modo que toda la nación ad­
" quiera de nuevo la confianza recíproca. No se .Puede destruir
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"esto ni suprimirlo. No se puede descuidarlo, porque, como dice
"nuestro poeta, nza patria es un gran deber reciproco11 que obli­
,, ga "la patria

para
el hombre" :y "el hombre para la patria"
"(C. K. Norwid, Memorial o mlodej Emigracji)».
JuAN PABLO II: Homills durante la Misa ce­
lebrada en el hipódromo de Wroclaw, martes
21 de junio. L'Osservatotle &mano, edición se­
manal en lengua española, año XV, núm. 28
(758), domingo 10 de
julio de 1983.
Los derechos humanos y el bien común social.
«El defensor de los derechos del hombre debe ser, por su
"misma
naturaleza, el Estado, todo Estado, al cual el derecho
"natural asigna, precisam~nte, como obietivo, el "bien común tem­
"poral". Pero, como afirmaba mi predecesor Juan XXIII en su
"enciclica Pacem in terris, el bien común no puede ser conce­
"bido más que teniendo en cuenta al hombre y a todo hombre.
"El bien común no es una ideolo'gía o una teoría, sino una d"e­
,, cisi6n de crear las condiciones de pleno desarrollo para cuantos
"participan en un sistema

social determinado (cfr.
Gaudium et
"spes,
74). El reconocimiento de los derechos naturales del hom­
" bre

es una condición para la existencia
. del
estado de dere­
" cho: "El bien

del hombre -he dicho en la
enclclica Redemptor
"hominis---, como factor fundamental del bien común, debe cons­
utituir el criterio esencial ·de todos los programas, sistemas, re-
"gímenes" ».
JuAN PABLO II: Alocución el 10 de noviem­
bre de 1980 a los Jueces de la Corte de Euro­
pa para los derechos del hombre y a los juris­
tas participantes en el Coloquio Internacional
celebrado en Roma con motivo dd XXX ani­
versario

de
la :firma de la Convención Europea
de los Derechos del Hombre. VOsservatore Ro­
mano, edici6n semanal eii lengua espaiiola, año
XIII, núm. 15 (641), domingo 12 de abril de
1981.
· El criterio del bien común ante la industria, la tecnología y
la ciencia.
«No será siempre fácil hacer esta reflexi6n, pero es necesaria.
"Nadie negará

que la
_comple¡idad de
la industria, tecnologia
y 17Ciencia nuclear, y las muchas organizaciones de la ·sociedad mo-
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"derna deben abordarse con pleno respeto a todos los elemen­
nitos que, a su vez, reclaman nuestra atención cuidadosa. A la
"luz de estas realidades y consciente del potencial que contienen,
"puedo y debo insistir
.en que
el tesón y esfuerzo que con
ra­
"z6n ponen ustedes" en los aspectOs intelectual.es, tecnológicos,
"cientificos y educativos, deben ir parejos siempre con la sen­
"sibüidad y dedicación a la causa del hombre, hecho
-procla­
"mamos-

a imagen y
semejanza de
Dios y
digno, por consi­
,, guiente, de total dignidad. y respeto.
»El segundo criterio que mencionaré brevemente nos sitúa
"en el contexto del mundo en que vivimos. Es la obligada pre­
" ocupación

por el bien de la sociedad, lo que llamamos
tradi­
n cionalmente bien común. Para ustedes significaría ver en su
"trabajo una aportación en favor de todas las personas de la
"tierra.
As!, medirán el valor de un proyecto por el impacto que
"tengan en los valores
humanos culturales
o de otro tipo y en
"el bien

económico y social de un pueblo o nación. De esta ma­
"nera
ustedes enmarcarán

su trabajo en el amplio y desafiador
"contexto del bien actual y futuro del mundo. Se interesan us­ "tedes por
todas las naciones de esta tierra. La promoción del
"bien común por medio de su trabajo pide a las culturas de las
"naciones y pueblos respeto, unido a un sentido de solidaridad "con todos los pueblos y naciones bajo la guía de un
Padre co­
"mún. Los 'avances de una nación nunca pueden hacerse a expen­
"sas de otro país. El progreso de todos con el uso equitativo de
"la experiencia

que ustedes tienen es la garantla me;or del bien
"común que asegure a cada pueblo la disponibilidad de lo que
"necesita y merece»
JUAN PABLO II: Discúrso a los trabajadores
austriacos_ y
a los emigrantes en la plaza «Am
Hof» de Viena, lunes .12 de septiembre. L'Os­
servatore Romano, edición semanal en lengua
española, año XV, núm. 39 (769), domingo 25
de septiembre de

1983.
Responsabilidad social de servir al bien común, que no se
circunscribe sólo a

las necesidades econom1cas amo
tam­
bi~n
a

las necesidades
espirituales, al hombre ent~ro.
«Esta visión . de vida incluye para vosotros, de manéra ¡iar­
'' ticula~,
vuestras responsabilidades sociales, ya que el cargo en
"el que

os
· ha

colocado la confianza de vuestros conciudadanos
"se os

torna obligación de buscar el bien común
de todos,
de
"superar en este· aspecto las estériles divisiones entre vosotros,
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"de evitar la demagogia y la parcialidad con relación a tal o cual
"grupo de

electores.
"
»Se trata, en primer lugar, de servir al bien común de todos
~'loS que se sienten ligados a · vuestra institución europea, en los
"diferentes ambientes -sociales de cada uno de vuestros ·países,
"en, los

diversos
sectores de la vida económica, de modo que
"se asegure

el
máximo de

justicia
y de armonía en el crecimiento
necOnómico, teniendo

siempre en
CU'fnta la subsidiariedad. Sé
"que este equilibrio entre intereses aparentemente opuestos
Y
"esta imparcialidad, cualquiera que sea .la insistencia de los que
"os han elegido o podrian reelegiros, son cosas
difict1es. Más di­
"fict1
se

revela aún el cuidado de responder a las legitimas
as­
"piraciones de los diferentes paises, en el marco del Parlamento
"Europeo, ya que ·vosotros os sentáis. en él para establecer una
"política. común y ·no solamente la de vuestro país. " . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
»Pero, además, existe también el bien común de la Comuni­
"dad internacional,
que deben buscar también los países de Euro­
"pa con

valen.tia
y sentido de la equidad, ya se trate de la paz
"en

Oriente Medio o en América Central, del .apaciguamiento· de
"las tensiones
y de .la "desescalada" realista entre Este y Oeste,.
"de la solidaridad entre
Norte y Sur en el dram(J del hambre y
"de las desigualdades de cambios, de la violación flagrante de
"las reglas de la humanidad, de la libertad
y de los derechos
"del hombre.
"
»El bien comtin de los pueblos no se refiere solamente a las
"condiciones económicas y a los- equüibrios de paz, stno "al con­
"iunto de las condiciones de vida en sociedad que permiten al
"h0mbre conseguir su perfección de manera más completa
y más
"fácil"; nse refiere al. hombre entero, tanto a sus necesidades·
"espirituales como materiales" ( cfr. Mater et Magistra y Pacem
"in terris). Por lo demás, el Parlamento Europeo está continua­
"mente preparando disposiciones que afectan a las libertades de
"la persona; al respeto de la vida; a las costumbres familiares;
na la institución del matrimonio_; a la educación conveniente de
"los i6venes en el respeto de los derechos de los padres; a las
"situaciones sociales de pobreza, etc.».
,
Ju~ PABLO II: Discurso a un grupo de par­
lamentarios católicos
eµropeos el 10 de no-.
viembre de 1983. L'Osservatore Romano. edi­
ción semanal en lengua. espaiíola, año XVI, nú­
mero 3 (785), domingo 15 de enero de 1984.
Fundaci\363n Speiro