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Número 243-244

Serie XXV

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Agonía y esperanza de la Iglesia en México

AGONIA Y ESPERANZA DE LA IGLESIA EN MEXICO
POR
NEMESIO RODRÍGUEZ LOIS
·«No sería cosa de maravillarse el ver a un león jugar con un
ratoncillo
y matarlo sólo por el placer de su retozo salvaje; pero
sí sería fuente de asombro ver esa situación invertida
y que el
ratón jugase con el león hasta dejado muerto. Algo tan extraor­
dinario como eso muestra
la historia de México a quienquiera
que esté dispuesto a cerrar sus oídos a sandeces y falsedades y
quiera asomarse
al fondo de los hechos ocurridos. Una insigni­
ficante minoría
ha venido dando muerte lenta a una nación en­
tera» (*).
Las frases anteriores, salidas de la pluma de un insigne bis,
toriador

norteamericano que conoce como nadie
la historia de
México, pintan 'de cuerpo entero la situación no sólo del pueblo
sino de
la Iglesia católica en este país.
Porque,

en efecto, a pesar de que la Iglesia
ha sido· la gran
benefactora

del pueblo
y . a pesar de que los mexicanos se de­
claran católicos en más de un noventa por ciento, la realidad es
que la Iglesia vive en
México una

situación precaria.
Por lo pronto es el Estado quien impone sus leyes en ma­
, teria

de culto religioso, dándose el caso de que
el Congreso
pue­
da
emitir decretos estableciendo o prohibiendo cualquier reli­
gión. Así de simple.
La Iglesia no tiene ninguna personalidad jurídica, los sa­
cerdotes son considerados simples profesionales, y
la legislatura
( •) F'RANcrs CLEMENT KELLEY: MéxiCo, el pais de los altares ensanR
grentados (Traducción de Guxu,ERM'.o PRmToRYEME). Editorial «Polis~,
l.' edición, México, 1939, p 389
Fundaci\363n Speiro

NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
de cada estado, en un momento dado, puede detetminar el nú­
mero máximo
de sacerdotes, quienes para poder ejereet su mi­
nisterio en México deberán ser ·mexicanos· de nacimiento.
Los .sacerdotes y religiosos están completameute discrimina­
dos, pues no
pueden. votar eu las
elecciones,
ui tampoco as­
pirar

a cargos de eleccióu popular. Asimismo les está prohibi­
do, de modo tajante, criticar -hien sea en público, bien sea en
privado- leyes o actos de gobierno. Según el artículo 130 cons­
titucional
-que dispone

todas estas aberraciones- los sacerdo­
tes o religiosos no podrán heredar ni
por si

ni por interpósita
persona.
Dicho de. un modo simple y crudo a Ja vez: Aquí en México
. tiene más derechos.

un contrabandista, un
criminal, una
prostituta
o un traficante de drogas que
un humilde cura párraco.
Una serie de preceptos constitucionales han sido redactados
con radical
odium fidei; la. mayoría se encuentran en suspenso,
lo cual constituye una auténtica espada de Damocles que, en
un momento trágico, pudiera caer sobre la Iglesia causando, de
paso, una

vetdadeta tragedia nacional.
A lo largo
de la historia ha habido momentos en · que la
Iglesia aquí en México ha entrado casi en fase de extinción,
pero, con el paso del tiempo; se le ha visto -1 igual que ál
Ave Fénix-resurgir

de su propias cenizas.
Es por eso que podemos, con toda .exactitud, hablar de la
agonía y espetanza de la Iglesia en
México.
Entendemos

la
palabra agonia en su significado etimológico
de lucha, puesto
que esa ha sido su vocaeióu en esta bendita
tierra desde fines del siglo
XVIIL Y decimos que existe una es­
peranza porque una serie de hechos acaecidos en los .últimos
años nos hacen vislumbrar_ -un lutIµnoso·_ resurgir.
Para entender la cuestión será preciso dar unos cuantos an­
tecedentes.
La persecución contra la Iglesia católica se inicia en México
al mismo tiempo que
en. el resto del Mundo Hispánico, o sea
a raíz del bárbaro decreto de Carlos III por medio del cual todos
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AGONIA Y ESPERANZA. DE LA IGLESIA EN MEXICO
los religiosos de la Compañía de Jesús fueron expulsados de sus
dominios. Era el año de 1767.
Las consecuencias de dicha decisión fueron fatales ya que las
misiones del norte
del país quedaron abandonadas y, al . mismo
tiempo,
se produjo
la total deshispanización de vastas regiones
que hoy son los estados
de Nuevo
México, Texas,
Arizona, Ne­
vada
y la Alta California desde donde tuvieron que venir los
francisi;:anos para cubrir

los huecos que en Durango, Coahuila
y la Baja California dejaban los jesuitas.
En lo sucesivo fue muy sencilla la penetración angloprotes­
tante
y fue así madurando un proceso separatista que culminó
ochenta años después cuando, en 1847,
México perdió
la mitad
de su territorio.
Otra consecuencia nefasta del decreto real fue que los ctiollos
novohispanos se quedaron sin educadores
y a merced de las per­
versas doctrinas que brotaban de una ·Francia convulsionada por
.1:, Revolución.
Esos jóvenes criollos -adinerados
y llenos de . soberbia­
quedaron
sin la orientación de maestros santos y sabios; fueron
influidos por los tesis democr~ticas de un RouSseau, un Voltaire,
o un Montesquieu,
y muy pronto se cqnvirtieron en los núcleos
intelectuales de. donde habrían de surgir los movimentos sepa­
ratistas.
Eso explica la causa de que los principales caudillos de 1a
revolución de independencia en Hispanoamérica -Hidalgo, Bo­
Hvar, San
Martín, etc.- fuesen todos criollos, muchos afiliados
a la mesonería
y con la idea fija de implantar regímenes al es­
tilo del que se impuso en Francia después de la calda
y muerte
de
Luis

XVI.
·
Pasan

los años, México consuma su independencia el 27 de
septiembre de 1821
y, a raíz del fusilamiento del libertador;
Agustín de Iturbide, se
suc_eden una
serie de peripecias en las
cuales liberales
y conservadores se disputan el poder.
Es entonces cu,ando ~concretamente en_ 1833- entra en
escena el liberalismo, el cual, representado por . V aletín Gómez
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NEMESIO RODRIGUEZ WIS
. Parias, de la, primeras leyes persecutorias· en contra de la Iglesia católica.
·
Es Gómez Parias

quien inicia una reforma
educativa de
corte
netamente masónico, es
·él quien

clausura la Real y Pontificia
Universidad
y es él quien empieza a despojar a la Iglesia de una
serie de recursos materiales que tan necesarios
le .eran
para man­
tener con decoro su obra apostólica.
Difíciles tiempos son aquellos de asonadas militares, golpes
de estado, invasiones extranjeras, rebeliones, dictadµras persona­
listas y -<:amo lo peor de las desgracias-la pérdida de más
de
la mitad del territorio nacional a raíz de la guerra sostenida
en 1847 contra los invasores norteamericanos.
En 1854 el plan de Ayuda lleva a los liberales al poder,
quienes, acaudillados

por Benito
Juárez, se
proponen no sólo
exterminar a la Iglesia sino cambiar el modo de pensar de todo
un pueblo. Es la época de las expulsiones de obispos, de la demolición
de conventos, del saqueo de tesoros eclesiásticos, de
la exclaus­
tración de

religiosos.
Es la época del gran despojo en contra de
los bienes de la Iglesia.
Años antes, España
había sufrido,

con
la desamortización de
Juan Alvarez Mendizábal, algo similar a lo que después sufriría
México.
Júárez fue

para México lo que Mendizábal para España.
No Qbstante todo lo anterior, si hubiera necesidad de cla­
sificar la magnitud del daño causado por
Juár~ y

sus incondi­
cionales a la Iglesia, pondríamos en primer lugar el laicismo
e:
inmediatamente

después, la pérdida de los bienes eclesiásticos.
Al mismo tiempo que
Juárez despojaba

a la Iglesia, implan­
taba también el laicismo oficial por medio
. del

cual se dio
tul
gran paso tendente a cambiar el alma de todo un pueblo: Acta
de nacimiento, en lugar de la
fe de bautismo, el contrato civil
·del matrimonio,

en
sustitución del
sacramento,
la secularización
de los cementerios, que pasaron a ser simples panteones al estilo
pagano, etc.
Fue su Santidad Pío IX quien, al definir al liberalismo, dijo
de éste que era la más perversa de las doctrinas; y ciertamente
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AGONIA Y ESPERANZA DE LA IGLESIA EN MEXICO
que lo es, puesto que, halagando la concupiscencia y bajos ins­tintos del hombre, todo lo petmite. Pues bien, Juárez fue quien
implantó, por medio del laicismo, el credo liberal en el alma de
México.
-
Con el laicismo libetal, Juárez se conviritió en un auténtico
revolucionario anticristiano, al estilo
dél Calvino,
de Luteto o
de Enrique VIII. Incluso no
-deja-de

set curioso
-que la
guetra
que los libetales mexicanos sostuvieron contra la Iglesia se lla­
mase Guerra de Reforma.
Sí, una refotrna
,e11 las

costumbres, transfotrnando por com­
pleto el
alma de todo un· pueblo, fue lo que -Juárez hizo en Mé­
xico

en el siglo
XIX. Una reforma como la de los protestantes
en la_ Europa del siglo xvr.
Volviendo al punto del despojo de los bienes de la Iglesia,
diremos que, desde el momento en
qu~ la

Iglesia
-es
despojada,
ha quedado a merced de la caridad pública que los fieles
te11gan
a

bien darle y, por tanto, toda obra de
beneficio social
se ve
notablemente restringida.
Esa era la finalidad
de los_

perseguidores: Que la Iglesia no
:contase con

los medios
'suficientes no
s6lo para poder educar,
catequizar al pueblo o
fundar misiones en las abandonadas co­
munidades indígenas. La finalidad -netamente diobólica- era que también desaparecieran los asilos, orfelinatos, hospitales y
demás obras pías donde los religiosos daban consuelo a quienes sufrían.
Vienen después, con el dictador Porfirio
Díaz (1876-1911)
tres

décadas de calma relativa, en las cuales, si bien no existió
un clima de abietta hostilidad
contra la

Iglesia, se ve
cómo el
positivismo

de Gabino Barreda envenenó toda una
generación
de

mexicanos. Entretanto la Iglesia, despojada de sus bienes y
·de sus

de­
rechos civiles, poco
podía hacet,

excepto mantener unas cuantas
escuelas o
fundar algunos hospitales. Y todo ello con -suma
cautela,
procurando no irritar al dictador ya que al menor pro­
blema se

volvería a los amargos tiempos de antaño.
Porfirio
Díaz es

derrocado
· a
principios
de siglo y los diféren-
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NEMESIO RODRIGUEZ LOIS ·
tes caudillos revolucionarios se distinguen por un feroz anticle­
ricalismo que los. lleva a profanar templos y a promulgar una
Constituci6n de. cotte netamente anticatólico.
En la. Constitución de 1917 son famosos los artículos 3, 5,
24; 27 y 130 por medio de los cuales se quitan a la Iglesia todos los derechos,
se la coloca bajo el capricho del más insig­
nificante cacique local y, por ende, a
un nivel inferior al de
asesinoS, homosexuales, prostitutas o ladrónes, quienes sí son
protegidos por la leyes.
En 1926
el presidente Plutarco Eiias Calles pretende pisar
a fondo

el acelerador en lo que se refiere a
la cuestión religiosa
y eso provoca la Guerra Cristera, en que todo el pueblo se le­
vantó en armas para defender su religión, y en
el curso de la
cual se escribieron hazañas dignas de ser
narradas en
los can­
tares de gesta.
Es de tal. magnitud
la rebelión contra la tiranía masónica
que los cristeros estuvieron a punto de tomar Guadalajara,
la
segunda _ciudad. del país.
Fue entonces cuando el gobierno prefirió ceder un poco ante
·el temor de perderlo todo. Esta es la explicación de que, en 1929,
se celebrasen entre el presidente
Emilio Portes
Gil, de una par­
te, y los obispos Leopoldo Ruiz y
Flpres y

Pascual Díaz Barreta,
por. la
otra, los

famosos
· «arreglos» que

pusieron
fin al conflicto
armado. Según

los «Arreglos del 29», los católicos dejarían las armas,
los templos volverían a abrirse al culto y -a cambio-- la Igle­
sia recibió
la promesa verbal de. que las leyes anticatólicas no
serían
aplicadas.
Se

mantendría vigente la legislación persecutoria de la Igle­
sia, como. una espada de Damocles dispuesta a caer en el mo­
mento en que el gobierno lo considerase más oportuno. Fue así como se llegó a una curiosa situación de
paz pre­
caria

sin reconciliación, mediante la cual se toleró a la Iglesia
de un modo limitado y vergonzante. Un
débil status

que bien
-podría romperse

en cualquier momento, razón por
la cµal -para
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AGONIA Y ESPERANZA DE LA IGLESIA EN MEXICO
no perder lo poco que habían recuperado--- los obispos adop­
taron una
actitud cautelosa en grado extremo.
Todo lo anterior -fruto de una
encarnizada persecuci6n

de
más de siglo y medio- nos explica
a la

perfección el hecho de
que
la· Iglesia haya desempeñado en México un triste papel en
-los
últimos
años, y decimos triste papel porque, más
. que
acti­
tud prudente, da la impresión
de tratarse de una acriutd tibia
y cobarde. Llegamos así al inicio de
la década de los años 60, durante
la · cual una serie de acontecimientos· van a dar una fisonomía
muy peculiar a la Iglesia en México.
A principios de 1960 todo hacía pensar que un florecer
vo­
cacional adornaría muy pronto el

campo eclesiástioo. A
fin de
cuentas, los años de calma relativa habían permitido a la jerar­
quía reconstruir

parte
de lo que había sido destruido en las per­
secuciones anteriores-.
Aún recordamos cómo, en 1962, se celebró, con indescripti­
ble júbilo popular, el centenario de la
canonización del protomár­
tir mexicano San

Felipe de Jesús.
Eran también los años en que entre los católicos y sus obis­
pos
existía una

clara conciencia de lo que
representabá el co­
muni.smo que

pocos años atrás había convertido a Cuba en el
primer satélite soviérico de América
Es entonces cuando el Papa
J¡,_an XXIII

convoca el Con­
cilio Vaticano II, el cual se lleva a cabo entre 1962 y 1965.
A
raíz del

Concilio
. se
produce el
mismo impacto
que un
cañonazo que espanta y hace volar en mil distintas direcciones
a los patos que se encontraban tranquilamente asentados sobre
las quietas aguas de una laguna.
Vienen las

malas interpretaciones del
Concili¡, y
es aquí don­
de se hace preciso distinguir lo que en la Magna Asamblea
Episcopál dijeron tipos
exhibicionistas; lo

que del
Concilio dije­
ron

periodistas tendenciosos que no
er~n más que simples
in­
filtrados;
y, por último, lo ·que en .vetdad aprobó el Concilio
y que se encuentra en los Docomentos Conciliares.
Sin
· embargo, y como siempre ha ocurrido a lo largo de la
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NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
historia, los primeros tiempos son de una confusi6n que causa
desconcierto. Y para
colino de

males
el progresismo religioso, alimentado
por el Movimiento PAZ que surgi6 en Polonia, contribuye en
gran medida para que, a
río revuelto,

los pescadores obtengan
pingües ganancias. Es entonces cuando en México brota el progresismo con una
virulencia espectacular. Es
la época dorada de Monseñor Sergio
Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca; del Abate Gregario Le­ mercier; de lván Illich y del Movimiento Familiar Cristiano
que preside José Alvarez lcaza.
Y va a ser precisamente en Cuernavaca
-a ochenta y cinco
kil6metros al sur de la ciudad de México- en donde se funda
un centro de preparaci6n para los misioneros, al frente del cual
estaba Iván Illich. Allí, en el CIDOC (Centro Intercultural de
Documentaci6n) se daban esquemas hegelianos y marxistas.
En siete años pasaron por allí siete mil sacerdotes y reli­
giosos que fueron sensibilizados.
De allí, de Cuernavaca, sale J osef Comblin para ser nom­
brado secretario del episcapdo chileno. Poster.iormeute, este tal
Josef Comblin funda en Recife un Centro de reflexi6n teológi­
ca; había sido llevado a
Btasil por

el arzobispo don Helder
. Cámara.
Aproximadamente de los .370 obispos brasileños que existen
en la actualidad, se considera que 120 de ellos son ex-alumnos
del CIDOC, razón por
la cual el progresismo tiene un gran peso
en el Brasil.
Cuernavaca, bajo la batuta de Méndez Arceo, lván Illich
y
Gregario Lemercier, se convirtió en un -centro religioso y cul­
tural del
cual
habrían de salir

las personalidades clave del
pro­
gresismo

en Hispanoamérica.
Dentro
de la

diócesis de Cuernavaca fue famoso
el Monas­
terio benedictino que, bajo
la dirección del prior Gregario Le­
mercier,
.realizó una

experiencia de psicoanálisis para los reli­
giosos.
Lemercier y Méndez Arceo presentan esta esperiencia
_a
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AGONIA Y ESPERANZA DE LA IGLESIA EN MEXICO
Roma para que sea aprobada. Se trata de la posible utilización
del psicoanálisis para el normal desenvolvimiento vocacional re­
gioso. Los resultados no pudieron
ser más

lamentables:
La ma­
yoría de los ·clérigos que se sometieron al experimento acabaron
perdiendo la vocación y decidieron, al poco tiempo, abandónar
los seminarios. El Vaticano prohibió la continuación de
la experiencia.
Dentro de los movimientos progresistas· que se dieron aquí
en México
en· 1os difíciles

años postconciliares,
_hay que -añadir
también el Secretariado Social Mexicano -primer antecedente de
la Teología de la Liberación~; Ja Universidada Iberoamericana
..:..dirigida por

los
jesuitas-que,
principalmente entre 1964
y 1966, frustró
el proyecto de una Universidad Católica en Mé­
xico;

y el CENCOS ( Centro de Comunicaciones Sociales) que
-se dedic6 a manipular, en favor del progresismo, los comunica­
dos de prensa emitidos por el venerable episcapado mexicano.
A lo largo de su pontificado, Méndez Arcea se ha declarado
abiertamente marxista, tanto así que, segón él, Cuba es
el'· mo­
delo

de sociedad cristiana.
Tendenciosa afirmación que rebatimós por medio de las si­
guientes estadísticas que nos dicen c6mo ha ido disminuyendo
el catolicismo en Cuba a
raíz de

que Fidel
Castro llegó
al poder:
En 1955
había 6

millones de habitantes y el 90
% eran
católicos.
En 1959 había .6 millones de habitantes y el 91 % eran
católicos.
En 1960 había 6 millones de habitantes y el 89
% eran
católicos.
En 1967
había 6

millones de habitantes y el 87
% eran
católicos.
E;n 1974 el 52 % eran católicos.
En 1978
había 9

millones de habitantes y el 44
% eran
católicos.
397

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NEMESJO·RODR[GUEZ WIS
Según un . artículo publicado en la revista soviética Ciencia
y Religi6n, en el número correspondiente a enero de 1984, el
número de sacerdote_s en Cuba, en 1959, era de 700, mientras que los religiosos llegaban a 300
y las religiosas a 2.400. En la
actualidad, los
sa.cerdotes son

116, las religiosas 105
y los reli­
gio_sos
218.
El

autor del articulo es el profesor Juan Montero_ Jiménez,
catedrático de Filosofía en
la Universidad de la_ provincia oc­
cidental
de. Cuba,

quien también nos dice cómo en 1970 el nú­
mero de bautizados fue de 83. 7 31 mientras que en 197 6 hubo
solamente 29.397 según consta por
los registros. -
Por

todo lo anterior a este paso se calcula que para 1992
-año del medio Milenio del catolicismo en América-la re­
ligión católica habrá desaparecido en la antaño Perla de las
Antillas.
¿Es éste el modelo de sociedad cristiana. que propone Mon­
señor Sergio
Méndez Arceo?
En

cambio en Polonia, país_ también comunista, el número
de católicos aumenta
día por día, y se dice que todo joven que
tiene vocación de héroe pide ser admitido en
un seminario.
En

1972
Méndez Arceo
viajó al Chile _de Salvador Allende
·
para

participar en
el· «Movimiento Cristianos por el· Socialismo»
que

se estaba celebrando en la misma
fecha en
que se realizaba
la III UNCTAD. Fue el único obispo asistente. A su regreso
a México, en el aeropuerto, fue bañado con tinta roja por unos
jóvenes.
Este es
Méndez Arceo,

un obispo para quien el calificativo
de marxista no es una
afrenta sino

ocasión de orgullo.
Entretanto, los demás obispos mexicanos,
por elemental pru­
dencia,
-prefiéren éallar ante

los excesos de su hermano en el
episcopado
y a quien muchos cónsideraban uu simple innovador
pero _sin mayor trascendencia.
En el momento en que alguien censura la actitud de este
elemento se ve cómo la mayoría de los obispos se solidarizan
con
él, quedando en el peor de los, ridículos quien se atreva a
acusarlo de enemigo de la Iglesia.
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AGONIA Y ESPERANZA DE LA IGLESIA EN MEXICO
Llegamos así al año 1968 en que se producen violentos dis,
turbios
estudiantiles, ocasionados por
agitaclores comunistas.
En

aquella ocasi6n Monseñor Méndez Arcea apoya a los
lí­
deres estudiantiles rojos y censura al gobierno liberal y antimar­
xista del presidente Gustavo
Díaz Ordaz .. ·
Y

ocurre que la mayoría de los obispos
. mexicanos
se soli­
darizan con don
Setgio.
Por

todo ello, en aquel año trágico de 1968, el episcapado
mexicano dio más que nunca la imagen de ser un grupo com­
pacto de elementos progresistas que deseaban -rápidamente y
por cualquier
medi
cambio de estructuras de corte neta­
mente marxista.
Tristes momentos aquellos en que los cat61icos mexicanos
suírieton en carne propia los rigores tanto, de la amenaza mar­
xista como de la apatía de sus pastores. Es cosa bien sabida c6mo para los curas progresistas el único
pecado que existe es el llamado «pecado social», o sea
la omi­
si6n al no luchar
por el

cambio de estructuras;
para los

progre­
sistas el robo, el adulterio, el
abort~, el

homicidio o incluso el
comulgar sacrílegamente no tiene mayor relevancia.
Es· tal

su
apasionamiento que, en ocasiones, ·este tipo d~-curas consideran
que esas graves faltas llegan a ser fuente de méritos si ayudan
al triunfo del socialismo.
· · ·
Debido

a todos estos factores se
logra que, poco a poco, se
pietda

la conciencia de pecado en
vastos sectores

del campo
católico. Un panorama gris
y bastante desolador es el que presentaba
la Iglesia en México en 1970. Y si
hemos señalado
esa fecha es
porque precisamente a finales de ese año toma el
poder Luis
Echeverría

bajo cuyo sexenio
--como más
adelante veremos­
empeora aún más la situación. -
Una vez Echeverría se consolida en el poder · empieza il ha-
. cer
gala

de sus tendencias tetcermundistas de corté netamente
socialista. Esa es la explicaci6n por la cual viaja sin cesat a
través del

mundo, pues pretende
formar un

bloque de naciones
que
se. contrapongan

a los Estados Unidos y que, al mismo
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NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
tiempo, sirvan de penetración al marxismo en tierras de Améri­
ca, de Asia y de Africa. Dentro de los planes de Echeverria está
el aprovechar el
progresismo religioso que ha infiltrado vastos sectores eclesiás­
ticos. Los prop6sitos de este gobernante no son otros que los
de manipular
" la

Iglesia y transformarla en un agente de
pe­
netración del marxismo. Y, para ello, le vienen muy bien obispos como
Méndez
Arceo,

los cuales van a gozar de todo el apoyo y simpatía del
sector oficial. Por principio de cuentas Echeverría pretendió arrancarle a
la Iglesia una declaración por medio de la cual se apoyase la im­
plantación del socialismo.
Esto ocurría
a fines de 197 3, justo
a
las. pocas

semanas del derrocamiento· y
· muerte
del presidente
chileno Salvador Allende. Pues bien, elementos progresistas dentro del Episcopado me­
xicano vieron con simpatía esta postura
y, por ello, elaboraron
un documento en tal sentido.
· Sin embargo,

una reacci6n dentro del mismo episcopado
frustró la maniobra y fue así cómo
el documento oficial, titulado
El compromiso cristiano entre las opciones sociáles y políticas,
reprobó la violencia a la v.,,; que conden6 tanto. al marxismo
como a cualquier ideología materialista. La
· fecha
del documen­
to es del 18
de octubre'

de 1973.
Y, para reafirmar aún más esta postura, al
día siguiente

el
episcopado emitió otra declaración en la cual analizó la .situa­
ción de violencia
-que padecía el pa(s .~la guerrilla urbana había
asesinác;IQ a

los
. empresarios

Eugenio Garza Sada y
Fernando
Aranguren-,

condenó dichos crímenes
. y
terminó con
uná ex­
hortación

para que todos los sectores se viesen
unidos con
un
amor de hermanos.
Con
.esto se
itnpidió que
tant.o el
gobierno de Echeverr!a
como los grupos guerrilleros inst.rumentalizaron a
la Iglesia en
el terreno de las opciones sociales y políticas.
Pocos meses después
Echeverria vuelve

a la carga y sus miras
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AGONIA Y ESPERANZA DE LA IGLESIA EN MEXICO
ahora son las de presionar a la Iglesia · para que respalde al go­
bierno en su campaña de controL natal. Y a algo había ayudado el ingeniero José Alvarez !caza, con
su Movimiento
Familiar Cristiano,

el cual había hecho una pro­
clamación
. pública

en favor del programa de planeación familiar
puesto en marcha por Echeverría.
Esto despertó la desconfianza entre varios obispos, quienes
de inmediato se
dieron cuenta

de
la maniobra y ligaron al Mo­
vimiento Familiar Cristiano con las ideas progresistas. Como resultado se vio cómo
el Cardenal Miguel Darío Mi­
randa, arzobispo primado de México, le retiró su apoyo al grupo
de Alvarez !caza.
Sin embargo,

las presiones de Echeverría
eran cada
vez ma­
yores y, como respuesta a las mismas, el 2 de abril de 1974,
un comunicado de prensa del episcopado recordó la posición de la Iglesia ante la limitación
· de

la natalidad y deploró la cam­
paña de control natal hecha en México.
·
Un par de meses ~espués, Echeverría emitió una serie de
declaraciones tendenciosas tergiversando el sentido de la Hu­
manae vitae y afirmando hipócritamente que la Iglesia católica
apoyaba el control natal.
Como popularmente se dice, «no tuvo que
ir a Roma a por
la respuesta» ya que pocos
días después,

el 29 de junio de 1974,
el episcopado emitió una enérgica declaración desmintiendo a
Echeverría.
Pero el mandatario mexicano volvió a insistir · en sus pro­
yectos de poner a la Iglesia a su servicio y ahora sus planes
iban en el sentido de que la jerarquía respaldara
los nuevos
libros

de texto que eran materialistas, promarxistas e inmorales.
Aquí Echeverría contaba con poderosos aliados ya que den­
tro de la Comisión Episcopal de Educación y Cultura existían
elementos que veían con abierta simpatía el contenido de dichos
textos.
Y, por otra parte, el temor del episcopado ante la posible
indignación del gobierno y que se fuese a
aplic;ar al
pie de la
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Fundaci\363n Speiro

NEMESIO RODRJGUEZ LOIS
letra el artículo 130 constitucional, hizo que varios obispos pre­
firiesen hacerse los desentendidos. Fue
entonces cuando

la Providencia divina permitió que
-ante
el furor de un gobierno socialista y la explicable timi­
dez de un episcopado-- el pueblo saliese a las calles . en de­
fensa de la recta educación de sus hijos.
Se produjo un tremendo descontento popular con manifes­
taciones multitudinarias de padres
de familia -Ejemplo: Más
de cincuenta mil
.. en la. ciudad de :León-y esto alarma al epis­
copado
el cual el 7 .de febrero de 1975 emite una declaración
haciendo que los textos contienen afirmaciones y manifiestan ideologías inaceptables para
la conciencia cristiana.
Una vez más le falla a Echeverría su intentona por mani­
pular a
la Iglesia.
Sin embargo,
el presidente mexicano persistía y ahora sus
tiros iban dirigidos hacia otro
bl'anco: En
vista de que
el arzo­
bispo primado de México, Cardenal Miguel
Darío Miranda,

había
sobrepasado con mucho los 75 años de edad,
límite que

se es­
tablece a un prelado para presentar su dimisión, se pretendía
ahora que la sede metropolitana fuese ocupada por un obispo
afín al régimen.
Pablo VI
captó el
fondo de la jugada y esa fue la
razón
por

la cual le
pidió al
anciano Cardenal Miranda que continuara
al frente de
la archidiócesis por algún tiempo más.
Por otra parte, la abierta simpatía de Echeverría hacia
el
Obispo Méndez Arceo influyó también para que la Santa Sede
-deseando evitar mayores problemas, entre ellos un cisma­ no destituyera al Obispo
de Cuernavaca.
Una vez que el sexenio de Echeverría hubo concluido y al
ver
cómo el régimen del nuevo presidente José L6pez Portillo
seguía una política rectificadora en algunos aspectos, la Santa
Sede ya
no se sintió tan

presionada.
Y fue así
cómo el 29 de de septiembre de 1977 se dio a co­
nocer públicamente
el nombre del nuevo arzobispo de México:
El elegido fue monseñor Ernesto Corripio Ahumada, hombre equilibrado, alejado de cualquier extremismo y que tenía en su
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Fundaci\363n Speiro

AGONIA Y ESPERANZA DE LA IGLESIA EN MEXICO
haber un brillante «éutriculum», puesto que había fungid~· como
presidente de la
Conf•ncia Episcopal
Mexicana en dos ocasio­
nes, a la vez que había estado al frente de las archidiócesis de
Oaxaca y de Puebla.
.
Esta

feliz designación del Papa Pablo
VI se notó muy pron­
to en la nueva
políúca a

seguir ya que la orientación que ·adoptó
el nuevo jefe de la Iglesia mexicana fue conciliadora y, poco a
poco -de un modo discreto pero eficaz--, se fue retirando de
los puestos clave a los progresistas más recalcitrantes. Terminaba un largo período de «vacaúo sedis» ya que, du­
rante los
úlúnios años

del Cardenal Miranda, debido a su avan­
zada edad,

de
hecho ya

no gobernaba la archidiócesis, razón por
la
cual los progresistas que lo rodeaban hacían y deshácían a su
antojo. Pero al no estar ya Echeverrla en el poder, Roma tuvo las
manos libres para corregir dicha anomanía, designando a un pre­
lado de sanas tendencias, relaúvamente joven y todo sin pro­
vocar un enfrentamiento suicida con el sistema político.
Al mismo tiempo se ve muy pronto cómo la estrella de
Méndez Arceo empieza a declinar.
·y decimos esto· porque, poco a poco, lo~ obispos ffiexicanos
se van dando cuenta de la verdadera personalidad del obispo
de Cuernavaca, razón por la cual empiezan a censurarlo de un
modo público y oficial. El primero en hacerlo fue Monseñor Emilio Abascal
y Sal­
merón, por aquel entonces arzobispo de Jalapa, quien dijo pú­
blicamente que el hermano Sergio
había equivocado

el camino.
· En

febrero de 1978,
Méndez Arceo

viaja a Cuba y
allí se
entrevista con Fidel Castro. A su regreso a
México, tanto·

en
una entrevista de prensa (Periódico
UNOMASúNO, el 1.3 de
febrero)
como en una homilía (19 de febrero) plantea
la ne­
cesidad de apoyar y defender a Cuba del imperialismo circundan­
te, así como de incrementar el diálogo para el encuentro entre
cristianos y marxistas.
Esto provoca que
el episcopado mexicano -por primera vez
en su historia- censurase públicamente a uno de sus miembros,
403
Fundaci\363n Speiro

NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
en este caso al obispo de Cuernavaca. Era el 9 de marzo de 1978, día histórico en la vida de la
Igji,6ia en México.
En su declaración, el episcopado mexicano sostiene que el
Evangelio del Señor no está ligado a ninguna ideología o sis­
tema socioeconómico. Y, fuialmente, postula cómo. el marxismo
es incompatible con la fe cristiana.
La declaración se distribuyó como volante el Domingo de
Ramos en los templos del Distrito Federal, de Cuernavaca y de
Chihuahua con un encabezado
que decía: Méndez Arceo des­
autorizado por

el episcopado mexicano.
Marxi~mo y fe cristiana
incompatibles.
Al mes siguiente el Papa Pablo VI, por vía del Cardenal
Sebastiano Baggio, felicitó a los obispos mexicanos por haber
adoptado tan valiente postura. Y en ese mismo mes de abril de 1978, en la ciudad de Mé­
rida, el Cardenal José Salazar López, arzobispo de Guadalajara
y presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, hace unas
declaraciones tronanteS contra el marxismo, contra el Progresis­
mo y con ello se ratifica en todos sus puntos la declaración
episcopal del mes anterior.
Pocos meses después, en
.vísperas de

la inauguración de la
III CELAM, el
mundo católico

ve morir a dos papas en menos
de un par de meses -Pablo VI
y Juan Pablo I- y subir al
trono de San Pedro a un varón venido desde un país lejano:
El Cardenal Karol Wojtyla, quien toma el
noq,bre de
Juan Pa­
blo
n.
Ante la tremenda confusión surgida a raíz del postconcilio
y fomentada por el progresismo, una vez más se vio
cómo Cristo
le daba a su Iglesia al hombre necesario para sacarla de la crisis
en que se hallaba.
Juan Pablo

II viaja a México, el pueblo entero se pone en
pie para recibirle
y de rodillas para venerarle, el mismo sistema
político se ve obligado a ceder ante la opinión popular y es el
propio presidente López Portillo quien, el 26 de enero de 1979,
recibe al Papa en
el aeropuerto,
En aquellos días se produce algo sin precedentes en la his-
404
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AGONIA Y ESPERANZA DE LA IGLESIA EN MEXICO
toria de Méxko ya que los católicos salen a la calle y la ganan.
Se
calcula que

el Papa fue vitoreado por _más de dieciocho millo­
nes de personas.
Se pierden los falsos respetos humanos y se opera el milagro
de que

el católico mexicano profese abiertamente su fe. Todo
hace pensar cómo el catolicismo vergonzante es algo
ya propio
del

pasado.
El mismo López Portillo comentó con amargura cómo a él
le gustaría tener ese apoyo.
También se
da la circunstancia de que, después de muchos
años, los católicos logran salir a los medios de difusión y desde
ellos influir decisivamente en la op:inión pública.
En Puebla, Juan Pablo II rechaza las tesis de la teología de
la
liberación y

le señala a los obispos la linea que deberán adop­
tar.
Con; esto logra evitarse un cisma a nivel continental.
Por otra parte, dentro
· del
episcopado mexicano se ve cómo
las divisiones desaparacen, y cómo obispos del estilo de Méndez
Arcea, Samuel Ruiz o Arturo Lona quedan aislados.
Antes de seguir adelante conviene hablar brevemente de
estos dQs nuevos elementos~
Monseñor Samuél Ruiz es el Obispo de San Cristóbal las
Casas (Chiapas) y se ha distinguido no sólo por sus francas ten­
dencias progresistas, sino por su apoyo a los elementos subver­ sivos que, desde Centroamérica, cruzan la frontera con·
el° fin

de
crear en
el sureste mexicano un núcleo guerrillero. La diócesis
de este prelado está justo en el límite con Guatemala, o sea que,
en un momento dado, puede ser
la puerta -a todos los guerri­
lleros marxistas que vengan desde
el sur.
Y en lo que respecta a Monseñor Arturo Lona Reyes dire­
mos que es obispo de T ehuantepec ( Oaxaca) y al
igual que

el
anterior se caracteriza por sus tesis en favor de la teología de la
liberación y del régimen sandinista.
Estas dos diócesis, Tehuantepec y San Cristóbal las Casas,
se encuentran en zonas paupérrimas, en donde los indígenas son
explotados por caciques
.sin escrúpulos

y en donde el clero tiene
un gran ascendiente. En un momento dado, todo el resentimien-
405
Fundaci\363n Speiro

.NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
to que pudiera haber contra· el sistema político podría ser en­
cauzado por los progresistas, quienes bien podrían manipular a comunidades indígenas para
· inducirlas

a
unirse a
grupos marxis-
. tas

o guerrilleros. Y, por otra parte -repetimos--, ambas dióce­
sis se encuentran a un paso
de Centroamérica, lo cual

bien puede
complicar
la situación.
El 28 de octubre de 1982
Méndez Arceo
presenta la dimi­
si6n a

la diócesis de Cuernavaca debido
a. su avanzada edad.
En su lugar, el Papa Juan Pablo II designa a Monseñor Juan
Jesús Posadas Ocampo, un hombre recto, de sano criterio
y
ferviente guadalupano. A quienes deseen· conocer más a fondo la personalidad de
· este
personaje les sugerimos leer la entrevista
que
él mismo nos concedió y que fue publicada en la revista
Iglesia-Mundo (Segunda quincena de mayo de 1985, núm. 299).
Con esta

designación
el progresismo sufre en Hispanoamé­
rica una de las derrotas más significativas ya que Cuemavaca
ha dejado de ser un núcleo generador de te6logos de la libera­
ción,
. así como

una auténtica madriguera donde los guerrilleros
marxistas hallaban refugio e impunidad.
Dura es la tarea que le espera a Monseñor Posadas Ocampo;
sin embargo, en los casi
tres años

que lleva al frente de dicha
diócesis se han visto ya resultados positivos.
Por
lo pronto

es un hecho que varios sacerdotes afines
ideológicamente al obispo anterior han abandonado Cuernavaca
buscando obispos que sean más tolerantes para con
ellos, No se
descarta la posibilidad de que muchos de
estos clérigos

pasen
a incardinarse en las diócesis de T ehuantepec o de San Cristó­
bal las Casas.
Otro acontecitoien
to digno de mención por ser de trascen­
dencia histórica es la declaración que
el Cardenal Ernesto Co­
rripio Ahumada hizo el 16 de noviembre de 1982 en
el sentido
ele que

la Iglesia en
México sufría una

situación vergonzante y
que era necesario salir del estrecho rincón
jurídico en

que la
habían colacaclo
fos gobernantes mexicanos.
Por considerarlo de especialísimo interés, citamos a conti­
nuación unos párrafos medulares de aquel discurso que el Car-
406
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AGONIA Y ESPERANZA DE LA IGLESIA EN MEXICO
denal Primado de México pronunció con motivo de la apertura
de la XXX Asamblea de la Conferencia Episcopal Mexicana:
«Sabemos que el profeta no debe guardar silencio ante el
Pueblo de Dios cuando es perseguido en alguna
forma, cuando·
el hombre es privado del goce de sus derechos fundamentales y
cuando se dan pasos que puedan poner en peligro las institucio­
nes democráticas que puedan existir».
«¿Qué hemos

hecho de nuestro pasado? Si somos también
nosotros una comunidad de amplias dimensiones, tan grande
casi como la propia nación, no podemos quedar fuera del dere­
cho, fuera de las categorías jurídicas. Y pensaba: No hemos
sabido salir del estrecho rincón jurídico en que nos encerraron
porque hemos dicho: No vayamos a perder
lo que tenemos, hay
que ir poco a poco, el Estado ha sido tolerante,
l.a Iglesia
y
el
Estado tienen buenas relaciones, etc. Yo no querría ofender a
nadie, ni a nú mismo, perci la Iglesia lleva en México una vida
· vergonzante, que no he~os podido salir de ella y, para no salir,
hemos inventado fórmulas de pretexto para no tener actuaciones
más vitales y exigentes, más osadas y evangélicas». La valentía de que hizo gala
el Cardenal Corripio al descri­
bir la actual situación de México
y al pedir que se le reconozca
personalidad jurídica a
la Iglesia católica es de una gran · tras­
cendencia, puesto que significa, lisa y llanamente, que el llamado
«sta.tus del

29» queda abolido
y, por lo tanto, en lo sucesivo
la jerarquía eclesiástica ya no obrará
mn temor
reverencial en
el momento de reclamar sus derechos o de pedir a los gober­
nantes que actúen con honradez y respeto a la dignidad de un
pueblo que es abrumadoramente católico.
Por todo lo anterior, en los últimos dos años se
ha obser­
vado un florecimiento dentro
de los

movimientos
seglares,
Es

así cómo
ha resurgido la ACJM (Acción Católica de la
Juventud Mexicana), cómo los encuentros conyugales des ar.rollan
una gran labor orientando matrimonios; cómo «Familia educa­ dora en
la fe» ayuda a los cónyuges en la difícil misión de educar
a sus hijos; cómo el Comité Nacional pro-vida ha logrado
im-
407
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NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
pedir la legalización. del aborto y lucha ahora para que los pro­
gramas
de control natal sean arrojados al cesto de la basura.
Asimismo y, dirigido por Monseñor Ricardo Watty Urquidi,
· obispo auxiliar de México, la pastoral
'juvenil se

encarga de
en,
cauzar

rectamente a quienes se encuentran en
la dificil tarea de
la adolescencia. Dentro de la comisión episcopal de educación y cultura te­
nemos a Monseñor Luis Reynoso Cervantes, obispo de ciudad
Obregón (Sonora), quien ha realizado una gran
Iabor.
Y,

ya que hablamos del campo educativo, no podemos dejar
de mencionar a
la Confederación Nacional de escuelas particu­
lares que, precisamente, es el padre Andrés Delgado a quien
mucho se debe que el Estado no haya ac.abado por decreto con
los colegios católicos.
Asimismo, asesorados
por el

episcopado mexicano, destacan
también
la Unión Nacional de padres de familia y la .Asociación
de directores
y propietarios de escuelas.
Los obispos mexicanos han comprendido
cómo uno
de
los
objetivos

de todo gobierno totalitario de tendencias socialistas
es, precisamente, el de controlar
la educación de la niñez. Esa es
la razón por la cual la Iglesia en México ha tomado como ban­
dera que los padres tienen que
educar' a
sus hijos
Dentro del campo
fa.titllíar destaca

Monséñor Antonio López
Aviña, arzobispo de Durango, quien es presidente del departa­
mento de la familia del episcopado,
y quien, con vigor y valentía,
hace oír su voz en contra del aborto, de
la pornografía, del con­
trol natal, del marxismo
y de todo aquello que mine a los ho­
gares católicos.
Otro fenómeno esperanzador de la Iglesia en México es la
serie de designaciones episcopales hechas en los últimos años y
en las cuales vemos a u.tia serie -de, obispos jóvenes, pero a "la
vez ortodoxos eri materia doctrinal, y valientes en el momento
de difundir las enseñanzas de la Iglesia.
. /
Entre e.stos jóvenes prelados -auténtica esperanza de la
Iglesia en México- destacan Monseñor Rafael Bello, arzobispo
de Acapulco; Monseñor Rafael Muñoz, obispo de
Aguascalien,
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AGONIA Y ESPERANZA DE LA IGLESIA EN MEXICO
tes; Monseñor José de Jesús Castillo Rentería, obispo de Tux­
tepec; Monseñor Hilario Chávez Joya, obispo de Nuevo Casas
Grandes; Monseñor
Miguel Patiño

Vázquez, obispo de Apatzin­
gán; Monseñor

Luis Miguel Cantón
Marín, Obispo de

Tapachula;
Monseñor Emilio Berlié Belaunzarán, obispo de Tijuana; Mon­
señor José Esaúl Robles, obispo de Zamora; Monseñor Carlos Quintero, arzobispo de Hermosillo y Monseñor José
Trinidad
Sepúlveda

y Monseñor Felipe Aguirre Franco,. obispos residen­
cial y auxiliar de Tuxtla Gutiérrez, respectivamente.
Unos con su entrega abnegada a los indígenas de la serra­
nía, otros con sus valientes declaráciones, otros con sus sabias
orientaciones pastorales y algunos por su labor en periódicos o
radiodifusoras, todos ellos contribuyen con su granito de arena
para que el catolicismo mexicano experimente una renovación
que habrá de ser vital en los
añps venideros.
Afortunadamente

va quedando atrás una
<ÍPOCH • gris en la
cual la característica dominante era una timidez general de la
cual supieron aprovecharse elementos progresistas.
Por todo ello, y como conclusión a lo anterior, deseamos ex­
presar el optimismo que nos produce el contemplar la situación actual de
la Iglesia en México.
La época
. mala
va quedando atrás, gracias a
la valentía de
unos obispos que se decidieron a seguir fielmente las directri­
ces que, desde· Roma, les traza Juan Pablo II; por todo ello
es necesario
que en

todos los pueblos del mundo católico fieles
y obispos se pongan en la línea del Papa ya que ese es el único
remedio contra todos
los enemigos

que desde siempre han acecha­
do a
la Iglesia.
Asimismo son de gran importancia los movimientos de se­
glares, los cuales -inspirados en el Magisterio de la Iglesia y
apoyados
por sus

obispos- habrán de ser
la levadura que ser­
virá de

fermento a la masa del pueblo de Dios.
Como conclusión a todo lo anterior podemos decir que la
Iglesia en México contiene hoy en día la necesaria reserva es­
piritual que habrá de manifestarse en un no lejano porvenir
dentro de todos los pueblos de la Hispanidad.
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