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Número 243-244

Serie XXV

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La tenaz leyenda de un Tito «nacionalista»

LA TENAZ LEYENDA DE. UN TITO "NACIONALISTA"
POR
R.ÉGINE SoRIN
En la prensa internacional no comunista se habla de vez en
cuando de Yugoslavia, repitiendo siempre piadosamente las men­
tiras elaboradas por
la Internacional social-comunista a propósito
de un Tito nacionalista luchando heroicamente contra los
Ale,
manes.
Se trata de un hecho digno de observación: los '1:étlninos
glorificando
al verdugo del antiguo reino yugoslavo son siempre
los mismos en cualquier idioma. Es revelador, y lleva la firma
de la oficina
(1) que los propagó con insistencia hace tantos aiíos.
Es
· así

cómo la verdad
histórica es
escarnecida una
. vez
más
y la fábula de Tito luchando contra los alemanes cuando éstos
invaden Croacia en 1941, es pura invención. Pero
inv ·
salas

de redacción del mundo entero, y hoy está arraigada en
los espíritus.
Es preciso, pues, recordar insistentemente que Josip Broz,
llamado Tito, fue un agente activo del Komintern desde su
fundación, y que no cesó de actuar por cuenta de la URSS y
contra su patria. Además, todo el mundo sabe que el patriotis­
mo es un sentimiento_ ignorado por un verdpáero marxista, y
Tito lo fue siempre.
Por
el contrario, lo que no es una le)cenda pero de lo que
•e habla

lo
menos posible,
es el
papel inmenso jugado por el
coronel Draja Mihai1ovitch, que con la élite del Ejército Real fueron los primeros que lucharon contra los alemanes con pleno
éxito, ya que éstos, cogidos por sorpresa, abandonaron las vas-
(1) (l. l. S. S.). International -Institute for Strategic Studies.
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REGINE SORIN
tas regiones que ~abían conquistado inicialmente. Unos meses
más tarde

los alemanes, enviando tropas de refresco, habían
recuperado los territorios liberados, rechazando
á los Chetniks
de Mihailovitch. Durante estos
trágicos_ acontecimientos,
Tito
y
su banda de «fuera de la ley» ( muchos comunistas parrisanos
fueron

reclutados entre presidiarios que se habían fugado apro­
vechando los

tiempos revueltos), aplicaban escrupulosamente las
órdenes de Moscú, saqueando, incendiando, aterrorizando a
la
población y colaborando activamente con el ejército alemán, aun
después
de
la entrada en. guerr~ del IU Reich con la URSS.
Porque
110 debe qlvidarse que el enemigo a batir por el agen­
te
.. del Komintern

no era el invasor
alemán sino
Draja
Mihailo­
vjtcb,
representante

legal del gobierno real en el exilio en Lon­
, dres, que había sido nombrado comandante general en jefe del
ejército nacional
y ,que conseguía los éxitos militares.
A
pesar de sus prevenciones justamente fundadas, el gene­
ral Mihailovitch intentó también llegar a un acuerdo con el jefe
comunista Josip Broz, c:on objeto de llevar a cabo una
acción
común

éontra
el enemigo, y poner fin a la guerra abierta hecha
por los partisanos

de Tito contra los
Chetniks del
ejército real.
Con este fin tuvieron Jugar dos reuniones entre ambas partes,
en septiembre y octubre de 1941.
No fue respetado ninguno de los compromisos suscritos por
los comunistas,
y el propio Mihailovitch fue atacado a fines de
octubre de 1941
por una
acción concertada de los alemanes, de
los partisanos de Tito
y de los Oustachis. ·
Hubo por otra . parte frecuentes armisticios _entre las tropas
alemanas y las bandas de Tito, para dejar manos libres a los
comunistas con vistas a que éstos lucharan más eficazmente con~
tra los Chetniks que componían el ejército nacional de Draja
Mihailovitch. Estos hechos, elegidos entre centenares de ellos, demuestran
claramente
cuál era

el
fin elegido por J osip Broz, según las ór­
denes recibidas de Moscú: Implantar el comunismo en el Reino
a no importa qué precio,
y derribar la Monarqula.
Todo lo relatado anteriormente está corroborado por las
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LA TENAZ LEYENDA.DE UN TITO «NACIONALISTA»
consignas dadas en enero de 1942 por el partido comunista yu­
goslavo a sus militantes, reunidos en el monasterio de Vranoc,
en Montenegro. Son éstas: «Antes del. momento decisivo, de­
bemos someter a toda la población a
nuestra autoridad

por no
importa qué medio y sin miramientos por las
·. víctimas, pues
nos es absolutamente necesario, imponer al país la dictadura del
proletariado». Además, se creó un «Comité popular de Libera­
ción» que señaló a
los Chetniks

del general
Miharlovitch como
el

enemigo número uno. Pero es evidente que Tito
y su banda de asesinos no ,hubie­
ran podido
alcanzar nunca sus

fines,
si Sit Winston Churcbill no
hubiera puesto todo su peso en la balanza, para desgracia de
los pueblos de Yugoslavia. En efecto, en la Conferencia de
Te­
herán

en noviembre de 194 3, Churchill decide, para complacer
a Stalin, abandonar
completamente al

ejército nacional de
Mi;
hailovitch · en

. provecho de los maquis comunistas bajo las ór­
denes de Tito. Desde entonces,
el Primer Ministro no cesó de
ejercer una presión cada vez más fuerte sobre
el joven rey Pedro,
a fin de obligarle a cambiar su gobierno con vistas a
sustituit
al

general
Mihailovitch por

Tito. Con este fin, la BBC no vacila
el 1 de junio de 19.44
en alterar

en favor de Tito un llamamien­
to del rey a sus súbditos. Ahora bien, en esta fecha, todas las
villas yugoslavas habían sido liberadas por los Chetniks de la
ocupación alemana.
Mientras tanto, Tito se concedía .a sí mismo
el título de ma­
riscal ...
Des_i:,ués se precipitaron los acontecimientos ·desastrosos; el
2 de septiembre de 1944, Tito autorizaba al ejército rojo a cru­
zar la

frontera yugoslava. El 6 de septiembre, el ejército sovié­
tico procedente de Rumanía se apoderó de Turnu-Severin, a 170
kilómetros de Belgrado. Y gracias ·al ejército rojo pudo Tito
imponer por
la fuerza el comunismo a poblaciones que no lo
querían a ningún precio.
Recordemos lo que pasó unos cinco meses después de la
invasión soviética, el
13 de
febrero de 1945, en la Conferencia
de
Crimea que

siguió a la de Yalta. Se «recomendó» a Tito y
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REGINE SORIN
al doctor Subatschitch, delegado del gobierno real de Londres
que nombrasen un nuevo gobierno que garantizara las «liberta­
des
fundamentales democráticas», es decir:

libertad de las per­
sonas, libertad de religión, libertad de palabra, de la prensa, de
asociación
y de reunión, así como la erradicación del miedo que
reinaba en todo el país. Los resultados de esta puesta en guardia. no se hicieron es­
perar. En cuanto se conocieron
las recomendaciones de la Con­
ferencia, la policía secreta de Tito detuvo a todos los miembros
del antiguo Parlamento.
En algunas

semanas fueron encarcela­
dos, condenados a trabajos forzados o a muerte ..
De 370 dipu­
tados, solamente 38 fueron indultados por los comunistas. Se
aplicó la
ley marcial

en todo el territorio
y se implantó una
férrea dictadura.

Los tribunales militares de las brigadas comu­
nistas condenaron a muerte sin juicio a decenas de millares de
adversarios, sin contar. los asesinatos nocturnos organizados por
los «tríos blancos», singulares troicas de jóvenes matarifes mar,
xistas.

La Administración,
el Ejército, la Justicia fueron entera­
mente sovietizados.

La expoliación
de los bienes y de las tierras,
la
creación de

kolkhozes, los campos
de trabajo forzado, las -
persecuciones religiosas, transformaron totalmente la estructura de los· estados de la. Federación yugoslava.
Pero volvamos

a ese gran héroe ignorado que fue Draja
Miharlovitch y .a la ferma ignominiosa como fue asesinado. Du­
rante el invierno de 1944-1945, el ejército nacional de los Chet­
niks, agotado por tres años de guerra y de privaciones, es diez­
mado por
el tifus. Traicionados por los ingleses, abandonados por
los americanos, perseguidos por los soviéticos y los comunistas de
·Tito, de los 350.000 hombres de
Mihallovitch no

quedaban más
que unos millares. En Eslovenia, unos 11.500 oficiales y solda­
dos se refugiaron en la zona
· ocupada

por los ingleses para es­
capar a los hombres de Tito. Los ingleses se apresuraron a en­
cerrarlos en vagones
y los reexpidieron a su procedencia. Los
esbirros de Tito masacraron a todos.
Gracias al Servicio de Inteligencia, que tenía interés en hacer
desaparecer a un testigo molesto, Tito logró caprurar
el 12 de
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LA TENAZ LEYENDA DE UN TITO «NACIONALISTA»
marzo de 1946, en los bosques de la Alta-Bosnia, al general
Miha'ilovitch, enfermo,

agotado, prematuramente envejecido.
Le
detuvo, le torturó, como un gato juega con un rátón, le juzgó
y le ejecutó en junio de 1946, en un proceso qúe el senador
americano Vanderberg calificó de asesinato legal. Después de esta memorable fecha, el verdugo Tito es ve­
nerado, glorificado, admirado por todas las plumas serviles de la prensa internacicinal,
y el gran soldado de valor indomable
ha sido relegado al olvido en la historia contemporánea.
Un millón setecientos mil yugoslavos pagaron con su vida,
y pueblos enteros con su libertad,
el error estratégico monu­
mental del Primer Ministro británico. Error criminal e imper­
donable. En cuanto a la pretendida independencia de Tito frente a la
URSS, no es sino una burla más. Lo que quería Tito
. era

el
poder, todo el poder,
y no compartirlo con nadie sino con sus
queridos amigos soviéticos. Además, eso le permitió durante
años
y años, recibir millones de dólares de Occidente, siempre
diligente en subvencionar a los «buenos» regímenes comunistas que se decían «no alineados»,
y al mismo tiempo rublos del
Kremlin. Así Tito ganaba en los dos tableros.
BmLIOGRAFÍA
La Y ougoslavie sous le Knout, por S. Niokovats (Ed. NEL.). Ffom
Teheran
to

Rome,
por Sir Winston Churchill. Is there a case /or Miba'ilo~
vitch?, por W. R. Monsfield. American Mercury (Junio, 1946). Diplomate
et
Franc-Tireur, por Fitzroy Mac Lean (Ed. Gollimard, 1952).
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