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Número 243-244

Serie XXV

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Democracia orgánica, viabilidad del modelo político y utopía en Eugenio Vegas Latapié. II. Respuesta a Gonzalo Fernández de la Mora

GONZALO FERNANDEZ DE LA MORA
dinastía? Lo que suceda en. ese futuro lejáno es algo que está
más allá del horizonte de
inÍ ru:tículo y, seguramente, de mi vida.
Me refiero a mi tiempo: dentro de
él, la inviabilidad española
de la
monarquía ttadicional

encarnada por la legitimidad suce­
soria de
Alforuso XIII .,-que es

la que propugnó Vegas-
es
total; 3.

También he escrito: «En su noble idealismo había una
fuerte dosis de utopía que prácticamente le incapacitaba para
la acción de gobierno». Incluso esta idea, que me
pru:ece apolo­
gética,

desagrada a mi crítico, quien, a modo de presunta contta­
posición, afirma que Vegas «no era utópico en 1930
ni ·en 1939».
Mi crítico cae otra vez en la refutación del maniqueo inventado.
Yo no sólo no creo que el modelo político de Vegas era inviable
en 1930 y en 1939, sino que he escrito con reiteración que ese
modelo
fue en gran parte realizado por el Estado del 18. de julio.
Lo que afirmo es que el maximalismo práctico de Vegas le im­
pidió gobernar, cosa que está confirmada
apodlcticamente por
su

larga vida
de político
en pe,petua oposición. Y el maximalis­
mo es siempre utópico, porque no hay realidad terrestre alguna
que coincida absolutamente con un modelo ideal. Pero es al
final de
· la vida de Vegas cuando la dosis de utopismo alcanza
una

mayor densidad. Entiendo que murió
fiel a los sucesores de
Alíonso XIII y, sin embargo, partidario de una monarquía tta­
dicional, antiparlamentaria y antipartitocrática. Tal proyecto era
históricamente .contradictorio, lo cual es u:na de las manifestacio­
nes más claras del utopismo.
En
fin, algunos de los que nos honramos con la amistad de
Vegas, le

admiramos, y reconocemos nuesttas deudas con su la­
bor educadora y no
pocas coincidencias

conceptuales, creemos
que no es bueno caer en la béatería o en la monopolización
porque ambas empequeñecen al que las padece.
RESPUESTA A GONZALO FERN°ANilEz DE LA MORA
FOi.
EsTANISLAO CANTERO
Nuestro querido amigo y colaborador, el ilustte académico
y brillante escritor, don Gonzalo Fermíndez de la Mora nos ha
remitido las anteriores
puntuaUzaciones sobre Eugenio Vegiár.
Con toda cordialidad las publicamos y replicamos, manifestando
nuestras discrepancias.
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Fundaci\363n Speiro

PUNTUALIZACIONES SOBRE EUGENIO VEGAS
I. La democracia orgánica.-'-En las «Ilustraciones con re­
cortes de periódicos» del número 239-240 se señaló que Eugenio
Vegas -«siempre
rechazó la

expresión .democraci_a orgánica»
(-pá­
gina

1.230) como objeción a la segunda afirmación del siguiente
párrafo de Gonzalo Fernández de la
Mora que

reproducíamos:
«Lo -más vivo de la aportación de Vegas y de Acción Española
es una reactualización de
la interpretación histórica de Menéndez
Pelayo,
y la teoría de la democracia orgánica cuya fuente estaba
en el idealismo alemán y muy especialmente en Krause y sus
discípulos hispanos».
a) 1.-Es cierto que Eugenio Vegas dio el título de «de,
mocracia

orgánica» al último epígrafe de aquellos en que dividió
el apartado titulado «la democracia moderna» de su libro Con­
sideraciones sobre
la democracia. «Empleó, pues, la expresión»
tal
como dice Fernández de la Mora. En este sentido tiene, pues,
razón,
Fernández de

la Mora,
Pero el hecho de que empleara,
utilizara o.

esctibiera la ex­
presión «democracia orgánica», ¿dice algo respecto a su acepta­
ción o rechazo? Por supuesto que no. Y esta es la cuestión. No si
la empleó o no, ya que para poder rechazarla -'-o en su caso
aceptarla, que es lo que verdaderamente se
debate--tenía
for­
zosamente que

emplearla. Para nosotros está claro que
la rechaza
y tal es lo que indica la frase que se había escrito: «siempre re­
chazó la expresión democracia orgánica». De otro modo se hu­
biera escrito: «nunca empleó o nunca escribió la expresión de­
mocracia orgánica». Para rechazar lo que se quíere significar con
dicha expresión, por fuerza tenía que emplearla. No creemos,
sin embargo, que nuestro ilustre contradictor se refiere a una
interpretación en
la que. rechazar la expresión es contradictorio
con emplearla o escribirla.
2.-Respecto
al fundo de la cuestión, y dejando para más
adelante las alusiones de Fernández de la Mora respecto a Mau­
rras, veamos lo que dice de Eugenio Vegas con las citas de éste
que aporta.
SegÚn Fernández de la Mora, «Vegas reconoce que es mucho
már fácil 'J menos comprometido adherirse a la "democracia
orgánica"
a pesar
de la antinomia profunda que encierra la
ex­
presión. Es

decir, que Vegas da por útil la fórmula».
Es cierto que Eugenio Vegas ha _escrito esas palabras
que es­
cribimos

en cursiva y que cita Fernández de
la Mora. Pero esto
no significa que Vegas «da por útil lo fórmula».
Vdmoslo.
Cuando

Eugenio Vegas escribe esa frase
está hablando·.zlel
sufragio

orgánico contraponiéndolo al
sufragio inorgánico,
y
479
Fundaci\363n Speiro

EST ANISLAO CANTERO
dice: «Son muchos quieoes · consideran el sufragio orgánico el
medio más adecuado para obteoer una auténtica representación
nacional, indemne de
los males

inherentes al sufragio inorgáni­
co, aun cuando se halle en oposición absoluta con el principio
de igualdad eo que pretende basarse la democracia moderna. Se
rrata, en efecto, de un sufragio cualitativo que se contrapone
al sufragio cuantitativo; pretende que la calidad sustituya a la
cantidad. En último resultado, que gobiernen los mejores -aris­
tocracia, aristarquía-, eo
lugar. de que· impere

lo voluntad del
número, de la multitud -democracia-. Pero como el mundo
acutal vive inmerso en un clima ideológico determinado por la
terminología democrática, freote al cual resulta heroico pronun­
ciarse, y es el heroísmo virtÜd rara, casi nadie se ai:riesga, aun
sustentando el valor de los conceptos, a proclamarse partidario
de la aristocracia, o de -su término equivalente -la aristarqufa.-,
que se encueotra libre del séquito de prejuicios biológicos .e his­
tóricos que acompañan al primero. Es mucho más
fácil y menos
comprometido adherirse a la «democracia orgánica», a pesar de
la antinomia ideológica profunda que eocierra la expresión» ( 1 ). He ahí, en todo su contexto, la frase de Eugenio Vegás ci­
tada por Fernández de la Mora. Eugenio Vegas se
refiere a

quie­
nes ( «son muchos ...
») consideran que el sufragio orgánico es
más útil que el inorgánico para obtener una auténtica represeo­
tación nacional y que no se átreven a emplear la expresión aris­
tocracia o aristarqufa, pues por vivir
inmersos en
un clima ideo­
lógico determinado por la terminología democrática, consideran
más fácil y menos comprometido
adherirse a
la democracia or­
gánica. Pero de ninguna manera «da por útil la fórmula». El no
se incluye entre quienes se adhieren a
ella. Es

más,
la rechaza
y no la considera en absoluto útil. No sólo por «la antinomiá
ideológica profunda que encierra», sino porque a
continuación
del larg9 párrafo

transcrito, escribe: «No supone, desde luego,
novedad alguna la doctrina que indebidamente se titula «demo­
cracia orgánica». Aquí Eugenio Vegas no Se refiere a otras per­
sonas, sino q11e es_ él ·gu_ien-toma _posición y de esa doétrina dice
que «indebidamente» se. titula. democracia orgánica. Pero, no sólo
sería incongruente considerar útil una fórmula de la que dos
líneas después dice que indebidamente se titula de esa manera,
sino que, además,
la rechaza expresamente siguiendo a Maurras ·
y

a Charles Benoist. Así,
escrtbe: «Entre
los numerosos autores
que han abordado a fondo este problema, nadie lo ha planteado
(1) Consideraciones sobre la d'emocracitl, Real Academia de Ciencias
Morales y Políticas, Madrid, 1965, págs. 165-166.
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PUNTUAUZACIONES SOBRE EUGENIO VEGAS
y estudiado, a mi juicio, con tanta precisión como Maurras» (2).
«Para Maurras, el intento de yuxtaponer los términos «demo­
cracia» y «organización» equivale a pretender hermanar propo­ siciones contradictorias, a plantearse
la cuadratura del círculo» (3).
Y más adelante añade: «Nada nos parece más elocuente que las
palabras con que Charles Benoist
expone su

desengaño al com­
probar
la esterilidad de sus trabajos para realizar el imposible
sueño de organizar la democracia» ( 4 ).
· Las
tesis
y explicaciones
de Maurras y Benoist las hace plenamente suyas Eugenio Vegas. 3.-Escribe Fernández de la Mora: «La esencia procesal de
la
democraci~ orgánica

es el voto orgánico o corporativo. Y res­
pecto de
éste escribe

Vegas:
la representación profesional u or­
gánica, además de reflejar de manera más
adecuada la
realidad
del
pais, elevarla

el nivel cultural de los elegidos.
El modelo de
representación política preconizado por Vegas era, pura y sim­
plemente, lo que la doctrina suele denominar democracia
-or­
gánica».
En primer lugar, Eugenio Vegas emplea acertadamente _el
calificativo de orgánica referido a
la representación, pero no lo
refiere a la palabra democracia, ya que a ésta la considera sus­
tancialmente contrapuesta a lo realmertte orgánico. Por ello,
Ve-_
gas

rechaza la_ equivalencia entre las expresiones «represen­
tación profesional u orgánica»
y «democracia

orgánica».
En segundo lugar, en
la frase aportada por Gonzalo Fernán­
dez de la Mora de Eugenio Vegas, éste se refiere a determina­
das ventajas de la representación profesional u orgánica (y líneas
antes al sufragio orgánico frente al inorgánico) frente al sufragio
inorgánico. Pero a pesar de ello, tras la frase transcrita por Fer­
nández de la Mora, Eugenio Vegas añade:
Pero no cabe hacerse
demasiadas
-ilusiones. Esa

indudable meiora
en modo
alguno re­
solvería el gravísimo mal que producen las intromisiones Y ~ur~
paciones ilimitadas del Parlamento (5). Es decir, de la frase de
Vegas
citada por.
Fernández de

la Mora no se infiere de ningún
modo que «el modelo de representación política preconizado
por Vegas era, pura
y simplemente, lo que la doctrina suele de­
nominar democracia orgánica». Vegas no preconiza eso en abso­
luto. En primer lugar, porque la democracia orgánica es suscep­
tible de

muchas interpretaciones. Entre ellas la de Maurras y
la
Acci6n Francesa, que la consider11 un absurdo y un imposible.
(2) Op. cit., pág. 168.
(3) Op. cit., pág. 169.
(4) Op. cit., ~-172. (5) Op. cit., pág._ 168.
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ESTANISLAO CANTERO
Esa interpretación forma parte de la docttina que se refiere a la
democracia orgánica, aunque sea para rechazarla y combatirla.
En segundo lugar, y esto constituye el meollo de la cuestión,
porque para Eugenio Vegas la democracia es «el gobierno del pueblo por el pueblo, el gobierno del número» ( 6 ). Por esta
razón rechazaba
¡x;,r conttadictoria

la expresión democracia
or­
giíPica.

Por este motivo indicaba, como hemos visto, que la re­
presentación profesional u orgánica EN una democracia no per­
mite hacerse demasiadas ilusiones, debido a las intromisiones y usurpaciones ilimitadas del
Parlamento. Y

es que, para Eugenio
Vegas, el mal está en el gobierno democrático aunque a. la cá­
mara de representantes se acceda a través de un sufragio orgá­
nico, que aunque menos nocivo qlle el inorgánico~ conserva los
-males del Parlamento de: la democracia. Por eso señalará que
el Parlamento, aunque esté formado a través de una represen-_ tación profesional u orgánica, no debe gobernar sino precisa­
mente representar (7). La democracia en Vegas Latapie, si sigoe
siendo democracia -es decir, «gobierno
por el pueblo»-, es
mala aunque exista un Parlamento o cámara de representarites
en la que éstos resultan elegidos por sufragio orgánico, pues, en
realidad, tales representantes se convierten en go_bernantes.
4.-Veamos ahora las alusiones a Maurras que afectan al
pensamiento de Eugenio Vegas, puesto que en la forma de plan­
tearse esta cuestión le siguió muy de cerca. ,
Dice _Fernández de la Mora: «Empleó, pues, la expresión,
aunque no le acababa de gustar porque Maurras, en uno de
sus malabarismos dialécticos, afirmó que democracia y organi­
zación eran incompatibles». Y más adelante:
«Y digamos

entre
paréntesis que la antinomia denunciada por Maurras no existe,
porque si democracia es la participación de los gobernados en
el gobierno, es evidente que pueden participar organizada o des­
organizadamente. Y el modo de participar más organizadamente
es la representación política a través de-los cuerpos intermedios».
A esto es a lo que Fernández de la Mora, líneas después, deno­
mina democracia orgánica.
Creemos que en estos párrafos . se contiene la esencia de la
(6) Escritos políticos, Cultura Española, Madrid, 1940, pág. 20. Y en
Consideraciones sobr.e la democracia escribió: «cabe afirmar que los tér­
minos "gobierno del pueblo" y "gobierno para el pueblo" son comunes
a-todos los regímenes políticos, _mientras no se corrompen, y que tan sólo
es característica ex:clu:siva y teórica de la democracia
la de· ser un "go-
bierno por el pueblo"» (pág. 64 ). ·
(7)_ Cfr .. Consideracione1 .. . , ·pág. 168; Romanticismo y democracia,
Cultora Española, Santander, 1938, pág. 146.
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PUNTUAUZACIONES SOBRE EUGENIO VEGAS
discusión. Maurras y Vegas, al hablar de democracia, tenga ésta
calificativos o no; se refieren a
la democracia como forma de
gobierno en su origen etimológico. -así lo señala reiteradamente
Eugenio Vegas, desde su
Romanticismo y democracia hasta sus
Consideraciones, y es notorio en la obra de Maurras-, es·decir,
al gobierno popular, al gobierno del pueblo por el pueblo, y más
aún en la democracia moderna, al gobierno de la multitud. En
esta acepción no hay malabarismo
alguno al

considerar que
Ja
democracia, y en especial la democracia moderna, es incompati­
ble con la organización.
Fernández de la Mora, por el contrario, se refiere a la de­
mocracia como participación y así lo señala expresamente: «si
la democracia es la participación de los gobernados en el go­
bierno». Pero a esto, tanto Maurras como Eugenio Vegas le objetarían, con razón, que
eso no

es la democracia. Desde luego
no es la democracia de
la que hablan y a la que combaten. Para
ceñimos- a Eugenio
Vegas baste con leer,
por ejemplo, que en
sus Escritos politicos, bajo
el epígrafe «Democracia: Interven­
ción del pueblo en el gobierno»,. dice: Asociar al pueblo
a la
función

de gobierno es cosa enteramente distinta ... eso ... no
Por ello, creemos que sólo confundiendo las acepciones de
democracia como ejercicio del gobierno por
el· pueblo
y como
participación del
·pueblo en

el gobierno, reduciéndola a una
.sola
acepción, es posible considerar que no es exacto escribir ·que
Eugenio Vegas «rechazó siempre la expresión democracia orgáR
cica» o afirmar que «lo más vivo de la aportación de Vegas ...
es-...
la teoría de
la democracia orgánica». Eugenio Vegas
era partidario de la participación política del púeblo representado
·
a

través de los cuerpos intermedios, pero esto nunca lo aceptó
como democracia orgánica. Sólo empleando de forma restrictiva el concepto de democracia orgánica, limitándolo a la participa­
ción política en vistas a la representación -no al gobierno--, cabe decir que lo más vivo de su aportación fue la teoría de la
democracia orgánica. Pero Vegas nunca habría aceptado -pues
se
esforzó en

rechazarlo- que lo
.que él
propugnaba se calificara
de esa manera.
Estamos perfectamente de acuerdo con Gonzalo Fernández
de la Mora cuando afirma: «Pero lo que importa no es el nom­
bre sino el contenido, y queda cada cual en libertad de rebauti­
zarlo para hacer las cosas menos inteHgibles». Porque lo que
(8) Escritos políticos, edición citada, pág. 24.
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EST ANISLAO CANTERO
importa es el contenido, Maurras y Vegas señalaron el vicio
radical

que a juicio de ambos entrañaba
el concepto de demo­
cracia
y se esforzaron en que se utilizara tal palabra en un solo
sentido: forma de gobierno en la que el poder es ejercido por
el pueblo, que es diferente de la participación del pueblo en
el
gobierno. Por ello Maurras polemizó con Mate Sangnier y años
antes, en 1899, advertía,
eón palabras que reproduciría Eugenio
Vegas, que «la definición de las palabras es libre.
Se puede de­
cir al pollo: te bautizo carpa,
y llamar mesa a ·un sombrero o
gorra a un zapato, pero no es menos cierto que el público debe ser advertido de esos cambios,
y sf no se le advierte se le enga­
na: pero, si se
le advierte, se pierde el tiempo, pues, ¿para qué
sirve cambiar las convenciones del lenguaje antiguo?» (9).
b) 1.-Al escribir que Eugenio Vegas «no necesitaba in­
flujo alguno, directo ni indirecto de Krause,
ni le interesó nada
de éste» no se pretendió en absoluto con tal
· objeción
señalar
que Fernández de
la Mora hubiera dicho que Vegas se hubiera
interesado por Krause o hubiera recibido su influjo. Tiene, pues,
razón Fernández de
la Mora al escribir: «nunca he escrito que
Vegas conociese o se interesase por Krause»
.. Como
también la
.tendría al

escribir: «Se refuta, pues, no una afirmación mía,
sino un maniqueo inventado», si le hubiéramos imputado tal
afirmación. Pero no ha sido así. Por ello, para quienes por el
contexto pudiera haberles parecido que le hemos imputado im­
plícitamente tal afirmación, valgan
estas líneas
como aclaración
en tal sentido.
Lo que nos propusimos al señalar que Eugenio Vegas no
recibió influjo de Krause
ni se interesó por él, fue indicar que
lo que Fernández de la Mora denomina «teoría de la democracia
orgán,ica» de Eugenio Vegas,· n.o· tiene ni necesitaba tener su
fuente en Krause. Negábamos que la .parte del pensamiento de
Eugenio Vegas que Fernández de la Mora llama teoría de la
democracia drgánica tuviese su fuente en el idealismo alemán
y en Krause. Al contrario, indicábamos que la concepción de
Eugenio Vegas «de los coerpos intermedios... se basaba en su
realidad histórica sempiterna,
que vive y revive toda coltura
cuando alcanza un determinado nivel
y mientras el Estado no
los axfisia»
y se añadía: «La concepción política de. Vegas re­
cuerda el régimen que Montesquieu denominó gótico. . . Este
góbierno floreció en España en el Bajo Medievo -con
las cor­
tes, los municipios con sus fueros y los gremios-y se man-
(9) MAuRRAS, De Démos a César, Du, C~pitole, París, 1930, pág. 34;
VEGAS, Consid'eraciones ... 1 págs. 2425.
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PUNWALIZACIONES SOBRE EUGENIO VEGAS
tenía con los Reyes Católicos y los Austrias». Es decir, nos re­
montábamos a tiempos anteriores
al idealismo alemán y a Krause.
2.-Frente a
la opinión manifestada en estas páginas, Fer­
nández
de. Mora

señala en sus
Puntualizaciones, que Vegas re­
cibió el influjo de Krause por dos vías indirectas: Madariaga
y V ázquez de Mella. Verdaderamente, respecto a los influjos indirectos es muy
dificil pronunciarse. Así, por ejemplo, en el supuesto --en cuyo
fondo
no entramos en este
momentC>--'-de
que la teoría de la
democracia orgánica que Fernández de
la Mora atribuye a Euge­
nio Vegas, tuviera su fuente en Krause,
podría resultar
que la
de Krause, a su vez, la tuviera en Montesquieu y más remota~
mente, en España, en el régimen de los Austrias, de los Reyes
Católicos y del Bajo Medievo, toda. vez .que, a nuestro juicio,
la concepción de Vegas recuerda a estas otras. Sin embargo, tal forma de argumentar no parece válida. Porque, además, de for­
ma análoga podría decirse _que la teoría de la democracia orgá­
nica cuya fuente sitúa Fernández de
la Mora en el idealismo
alemán y en Krause, respecto a Ahrens, podríamos decir que
su concepción es deudora de San¡o Tomás, cuya
Suma Teológica
y Régimen de Príncipes debió de leer, como se desprende de la
mención expresa que hace de ellas ( 10 ); o que por haber leído
a Grocio ( 11) es deudor de Vitoria
a .través de

aquél. Así, la
fuente de
la teoría de Ahrens no estaría en el idealismo alemán
ni en Krause, sino en Santo Tomás. Las ideas no son monopolio
de nadie ( de hecho el progreso no es sino tradición, deuda con­
trída e influencia recibida de muchos de quienes nos
precedie­
ron),

y muchas concepciones orgánicas son deudoras de otras,
especialmente de Aristóteles y
·de Santo

Tomás, al tiempo que
hay concepciones orgánicas muy diversas entre sí. El hecho de
citar a un autor, o de haberle leído, no significa que se haya
recibido su influjo.
Sin entrar en la cuestión de si Madariaga o V ázquez de Mella
fueron influidos por Krause, que no es objeto de esta contro­
versia, hay que ver si Vegas ha sido influido por Madariaga
y, en ese caso, en qué le influyó. Esta influencia sólo cabe aceptarla
en su sentido más lato, en cuanto cualquier autor al que se lee
-salvo que no diga o aporte absolutamente nada- influye
en
quien

le lee.
Así, en
este sentido lato, podemos decir que Rous­
seau influyó en Vegas; pero en sentido más restrictivo, que es
(10) AHRENS, Cours de droit naturel, Bruselas, 1860, 5: ed., ¡,Ag. 547. (11) Op. cit., págs. 551-552. .
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ESTANISLA.0 CANTERO
el empleado en esta controversia, de ser deudor de unas ideas que se profesan y exponen, Vegas no debe nada a Rousseau.
Y creemos
que en

este sentido restringido y propio, Madariaga
tampoco influyó en Eugenio Vegas. Veámoslo: Fernández de la
Mora aduce como prueba que Vegas le cita en
Consideraciones
sobre la democracia.
Pero citarle no prueba ese influjo. Vegas
cita a Madariaga en tres ocasiones: al hablar de
la distinción
entre pueblo y nación, junto a otros autores (12); al hablar de
la aristocracia conio contrapuesta a la democracia orgánica (13);
y al señalar que la URSS es la única nación que intenta o profesa gobernarse por medio de una aristocracia (14). También Vegas
utiliza textos de Rousseau para combatir la democracia. No por
ello es deudor de Rousseau. Tampoco
lo es de Madariaga, sobre
todo si tenemos en cuenta que de la segunda de las citas de
éste, tras citar a Maurras: «~ .. -organizar una democracia equi­
vale a destruirla», dice: «Entre los autores españoles, Salvador
de
Madariaga coincide sustancialmente con el
inspirador de L' Ac­
tion Fran¡;aise» (15). El hbro de Madariaga Anarquía o jerar­
quia
está fechado en su primera edición en 19 34 y Eugenio Ve­
gas ya desde 1932
rechaza la utilización de la palabra demo­
cracia para designar algo diferente del gobierno por
el pueblo,
del .gobierno de la multitud. Pero no era preciso esperar a lo
que escribiera Vegas para darnos cuenta de que la influencia de
Madariaga respecto · a la teoría de la democracia orgánica no
existe. La

formación y las lecturas
-de Eugenio

Vegas son muy
anteriores a esa obra
de Madariaga, y cuando la lee, encuentra
parecido, en una cita determinada, nada menos que con Maurras.
No creo que pueda sostenerse que Vegas, en la formulación de su . pensamiento, fuera influido por Madariaga.
Respecto a Mella no cabe. negar su influjo en Eugenio Ve­
gas. Pero a
la hora de determinar en qué aspectos, puede surgir
la dificultad. ¿Reconocer
el magisterio de Mella significa ad0
herirse a todo el pensamiento del maestro? Vegas era partidario
de_ una Cámara o Cortes representativás orgánicas, pero no
desarrolló prácticamente dicha idea, limitándose casi al enun­
ciado del principio y a menciones al modelo de referencia que
situaba en

la Edad Media,
los Reyes Católicos y los Aus­
trias,
adaptado a las necesidades
actuales. ¿Tomó esa

idea de
(12) Consideraciones ... , pág. 163.
(13) Op. últ. cit., págs. 171-172.
(14)
Op. últ. cit., pág. 263.
(15)
Op. últ. cit., pág. 171.
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PUNTUALIZACIONES SOBRE EUGENIO VEGAS
Mella? (16). ¿La tomó de Donoso? ¿De Gil Robles? ¿De Mau­rras quizá? ¿Fue fruto del estudio de
la historia y de la filosofía
-la filosofía aristotélico-tomista?- Esto nos parece lo más
correcto, reforzado por los diversos. argumentos de esos autores
-y de otros sin duda- especialmente de Maurras. En todo
caso, no hay duda alguna que en cuanto al origen, el organicismo
( 16) En cualquier caso, y aunque el titar o no a un autor no es
prueba incontrovertible respecto a
la influencia que dicho autdr haya po­
dido ejercer,
·veamos las

citas
.qlle de V ÁZQUEZ DE MELLA hace VEGAS:
En ocho ocasiones en Escritos políti,cos: en una para' señalar qµe." pro­
pugnaba

como único remedio_ frente a las doctrinas de
la democracia, el
abandono de los falsos dogmas de la Revolución fra'ncesa (pág. 44); en
dos para señalar
el lamento de MELLA por los ataques que la Iglesia sufría
en
1913 (págs. 59 y 203 204); en otra para indicar que MELLA había va­
ticinado
la situación de 1933 y anunciado la hecatombe (pág. 67, lo re­
petirá

en otra ocasión,
pág 204) y lo que era preciso hacer_ a los católicos
frente a la revolución (págs. 68-69); en otra para advertir que había de­
nunciado la falsa filosofía y las instituciones que de
ella nacieron (pági~
na

174);
y, finalmente, pata sefíalar que las doctrinas de Acci6n Española
respecto a. las esencias fundamentales de' la civilización cristiana y de la
contrárrevolución y 105 principios del Derecho público cristiano tenían por
maestro,
entre otros,

a V
ÁZQUEZ DE MELLA (pág. 183 ).
En
Romanticismo y demOcrada, una vez para indicar que para los
verdareros contrarrevolucionarios,
MELLA entre
otros, la verdad siempre
tuvo derecho a imponerse por la fuerza (pág. 183 ).
En los Escritos politicos editados por Círculo (Zaragoza, 1959), en la
parte no publicada en el anterior volumen del mismo título, una vez,
para indicar que
MELLA previó y anunció la catástrofe a que se había con~ ducido a España. (pág. 165).
En El pensamiento polltíco de Calvo Sotelo (Cultura Española, Madrid,
1941), en cinco ocasiones; una señalando que en tiempos de la Dictadura,
MELLA se encontraba enfermo (pág. 37); en otra para afirmar que excepto
GIL ROBL_BS y Mm.LA; desde la de:techa, nadie criticó ni estudió con · me­
todolgía

.sistemática
y científica desde la Restauración hásta el año 1930
las bases del Estado existente en España· .(pág. 47); otra para indicar que
MELA rechazaba que la voluntad del pueblo expresada en las urnas debiera
ser norma pbligotaria para los gobernantes (pág. 55); y dos para indicar
en que aspectos CAI.vo -SoTBLO conocía· a.MELLA (pág. 121) o le siguió
(pág. 209).
En sus
Memorias (Planeta, Barcelona, 1983 ), sólo interesa una en que
el regionalismo de M!sTRAL conincidía con el ideario de MELLA (pág. 36).
Y en sus Consideráciones sobre la .demOcracia, cuatro veces .para sefia­
lar que MELLA se esforzó en da:r Una COncepción cristiana y aceptable de
la palabra

democracia (págs. 33-34) y
Y.ª sabemos
que
VEGAS rechazaba
ese intento;_ dos veces para indicar con
ME_LLA que

en
la: España anterior
al siglo XIX no se conoció la lacra del pauperismo generalizado. Y, sola­
mente
le cita en dos ocasiones para
colocarle entre
los. que
integran la
doctrina que indebidamente se titula democracia orgánica. · citando unas
&ases de
MELLA _en
que éste se muestra
partidatio del
· sufragio orgánico
por clases

y con voto
acumulado frente al sufragio individualista y at6mi-co (págs. 166 y 167). .
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EST ANISLAO CANTERO •
del idealismo alemán y de Krause no es el mismo que el de
Vegas. Aquéllos se
bas.an en
un idealismo racionalista y éste en
la observación realista de la naturaleza.
3.-No se ha considerado en
ningún momento negativo el
aprender algo de un krausista. La
verdad. hay
que descubrirla
donde quiera que se encuentre y reconocérselo a quien la halla.
y nada más lejos de la Intención y de la dicción de lo escrito
en Verbo que rechazarlo a fuer de tomistas. Pero no estamos
de
acuerdo en
que la teoria orgánica de la sociedad y de la re­
presentación de Ahrens sea la «que luego defendió, entre otros,
Vegas». Esto lo
afirma Gonzalo

Femández de la Mora, pero
ni
lo demostró entonces ni lo hace ahora. El ve esa identidad.
Nosotros, por el contrariO no lo vemos así, y creemos que su
fuente está en otro sitio y así lo dijimos.
II. Viabilidad del modelo constitucional.-En Verbo se se­
ñaló nuestra disconfotrnidad con
la afirmación de Fernández de
la Mora de que
.«el modelo

constitucional de Vegas apenas tiene
ya viabilidad patria». Digamos como inciso que la viabilidad o
inviabilidad de un modelo constitucional depende de muchos
factores. Entre otros de los hombres, especialmente de las élites.
Lo que en un momento dado puede parecer a unos inviable,
puede parecer a otros viable
. y

ser realidad en un
futuro próxi­
mo

o remoto.
En el año 1931 se dio por fenecida a la Monar­
quia .. ¿Cuántos

desde 1931 a febrero de 1936, e incluso, du­
rante la guerra
creían viable 'el regreso

de un monarca de
la
dinastía que habla abandonado la patria? Hoy puede decir Fer­
nández de
la Mora que el modelo de Vegas era viable en 1930
y en 1939 y que, a su juicio, se
realizó en
gran parte con el ré­
gimen nacido del 18 de julio. Pero, si en la guerra hubiera fra­
casado el bando nacional; ¿hubiera sido viable? No se habría rea­
lizado, pero no
significa que

no pudiera haberlo sido. ¿Sólo
la
posterior realidad política es la prueba que ese modelo era via­
ble porque se realizó a partir de una voluntad que lo hizo rea­
lidad?
Pero aunque

no se hubiera realizado, tan sólo por ese
hecho, no cabe negarle viabilidad.
Podrla haber

sido viable aun­
que no se hubiera hecho realidad, de forma análoga a como
pierde toda viabilidad el
· feto :cuando se

provoca
.su aborto
o
el recién nacido cuando se le asesina.
a) Respecto a la confesionalidad del Estado, Fernández de
la
Mora omite
dos textos autorizados que en apoyo de la con­
fesionalidad del Estado se adujeron en
Verbo. Uno del Concilio
Vaticano II en su Declaración
Dignitatis humanae, otro de
Juan
XXIII en Mater et Magistra. A ellos nos remitimos por
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PUNTUALIZACIONES SOBRE EUGENIO VEGAS
no polemizar sobre una cuestión en que la doctrina de la Iglesia
se ha manifestado con toda clatidad, ya que sigue propugnando
'la constitución

cristiana del Estado, una de cuyas condiciones es
la. confesionalidad

del Estado aunque
dé normas para

cuando
esto no se da. La bondad de esta doctrina y su propugnación
por parte de la Iglesia no depende
de las mayorías aunque sean
de Obispos. Y su viabilidad depende
en gran
parte del esfuerzo
de los católicos, del trabajo que . a ello se dedique y de
la vo­
luntad para establecerlo.
b) 1.-Está muy claro. Para Eugenio Vegas la Monarquía
como
voluntad de un hombre que· por el mero hecho de ser el
monarca hay que acatar, no es la fuente de la organización so­ cial. Eso no es para él la
Monarquía. Puede

un monarca esta­
blecer o contribuir a establecer una monarquía determinada. Puede,
· también,

cambiar
en su reinado; de mejor. o de· peor grado, in­
cluso varias veces, como Fernando VII. ¿Resta esto viabilidad
politica a un modelo constitucional? Que lo dificulta es
eviden,
te,

pero no
lo hace imposible. Si no, · no hubiera habido deter­
minados· cambios. Por ello,
el que realeza se pronuncie «a favor
de unos esquemas institucionales incompatibles con los preconi­
•ados por

Vegas», no hace su modelo inviable. De lo contrario
caeríamos en el despotismo o en
la esclavitud.
2.-Estamos totalmente de acuerdo con que «la inviabilidad
española de
. la monarquía

tradicional encarnada por
la legitimi­
dad sucesoria de Alfonso XIII -que es la que propugnó V

gas- es total». Pero ni esto fue lo que dijo entonces Fernán­
dez de la Mora, ni en lo que nosotros discrepamos en las «Ilus­
traciones con recortes de perió.dicos». Pero Eugenio Vegas, que
sí defendió la abdicación del Alfonso XIII en su hijo don Juan
de Borbón en quien veía -en aquel entonces- al príncipe en
quien podía encarnar la Monarquía tradicional católica, no fue,
en cambio, en absoluto, de esos monárquicos de Corte que son
exclusivamente partidarios . de una persona con independencia de
sus ideas. El fue partidario de una Institución,· de
una forma
de gobierno concreta, que en aqu.el entc;mces, a su juicio, don Juan
representaba. Después, al ver que ese deseo suyo no era posi­
ble, Vegas se apartó de la pol!tica. Si pretendió el retorno de
una persona fue en la .medida en que con ella
volvería. un
modelo
constitucional determinado: la Monarquía tradicional católica.
111.
Utopía.-1. No dijimos tan sólo que Eugenio Vegas
«no era utópico en 1930 ni
en 1939». También dijimos: «muy
pronto ... se percató de que el régimen de Franco tendría un
inevitable final
y padeceríamos lo que ahora suírimos y aun fo
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ESTANISLAO CANTERO
peor que, él pensaba, está. por venir. En fin, cuando le fallaron
tados las
esperanzas de
reinstauración de la monarquía tradicio­
nal se retiró de la política
y, cuando, incluso, escapó de sus po­
sibilidades la educación y formación doctrinal del Príncipe, se
dedicó a sembrar sus ideas donde pudo hacerlo». No nos limita­ mos, pues, a negar
el utopismo de Vegas en 1930 y en 1939.
Lo negamos en toda su vida. Por consiguiente, no hemos caído
«en la refutación de un maniqueo inventado». 2.-El hecho de que Eugenio Vegas
nó participara

en el go­
bierno no es prueba
er¡ absoluto de utopismo. La realidad es
que no participó por no ceder en sus ideas y de ahí también,
su perpetua oposición. Podría haber participado en
la acción
de gobierno si ésta hubiera coincidido con sus ideas. No era así
y, por tantO, no · cabía participación a no ser renunciando en
parte a las ideas profesadas y por las que combatió, No creemos
que esto sea una característica de
la utopía. Más bien tiene un
nombre bien distinto que
la historia, en especial de la transi­
ción polí.tica; ha mostrado con profusión. Cuando Vegas pudo
tener ocasión de participar en la acción de gobierno, se estaba
construyendo un· nuevo régimen. Esta elaboración pudo ser di­
ferente en consonancia con las ideas y los ideales de Vegas. No
se trataba, pues, de que «no hay realidad terrestre alguna que
coincida absolutamente con un modelo ideal».
3.-Creemos totalmente inexacta
la afirmación de que «es
al

final de la vida de Vegas cuando la dosis de utopismo alcanza
una mayor densidad». La actitud de Eugenio Vegas retirándose de la vida política nos parece que es suficiente respuesta a ese
proyecto «históricamente
contradictorio» que,

según Femández
de la Mora, Eugenio Vegas pretendía, y que Fernández de la Mora considera que «es una de las manifestaciones más claras
del utopismo». El realismo de Vegas le dictó la conducta a
seguir. ·
En fin,. no creemos haber caído entonces, ni tampoco ahora,
en la beatería ni en -Ia monopolización. Tan sólo procuramos
exponer, entonces y ahora, lo· que a nuestro juicio constituye el
pensamiento y la actitud política de uno de nuestros· maestros
más
queridos,
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