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Número 245-246

Serie XXV

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La lección de San Fernando, rey de España. Homilía pronunciada por el P. Monsegú, C. P. [San Fernando 1986]

30 DE MAYO DE 1986, FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO
El
día 30

de mayo, los
amigos de la Ciudad Católica celebra­
mos la festividad de nuestro patrón San Fernando, como es ha­
bitual, con una Misa
y subsiguiente cena.
La Santa Misa se celebró en
la Parroquia de San Juan de la
Cruz, y la cena de hermandad en el restaurante «Jai Alai». .
Publicamos
a continuación
la plática en.la Misa del R. P. Ber­
nardo. Monsegú, C. P.
y los discursos de Pilar Cárdenas Del­
gado, Luis María Sandoval
Pinillos y Antonio Segura Ferns.
LA LECCION DE SAN FERNANDO, REY DE
ESPAl" Homilía pronunciada por el P. Monsegú, C. P. : . '
El 30 de mayo, · fiesta anual del Santo "Miles Christi", Soldado de
Jesucristo. Esta es con toda ·verdad la calificaci6n que_ me;or 1conviene
a nuestro glorioso rey San Fernando. Al st:rvicio de Jesucristo como
cristiano, como rey
y también
como «alférez mayor del Señor San­
tiago», según gustaba llamarse.
Su vida fúe un continuo batallar, a fin ·de cdnseguir que el reino
de Dios

se asentara, en primer lugar, en su interior, ya que como dice
el .Evangelio «regnum Dei
intra vos

est», procurando modelar
su co­
razón -en

conformidad con la ley de Cristo.
Y, luego, también en
/ru exterior, en las gentes y tl'erras que Dios
había confiado
a su

cuidado, las que procuró poner al servicio de
Cris­
to, cámenzando
por

liberar el suelo patrio ·de
los· enemigos que

se
ha­
bían

injustamente enseñoreado de él.
Y todos sabemos bien _con cuánto éxito lo consiguió, Y a los
pue­
blo

o
gent~. ya

pacíficamente
.en su posesión. los gobernó

siempre
según la
política dé Cristo.
Hizo, puea, San Fernanc!,o, auténtica liibor y empresa de cristiandad.
· Pues cristiandad no es, en el fondo, otra cosa · que afirmación y
reconocimiento del
señ,orío de
Cristo por pueblos
y naciones, aceptan­
_do
su

doctrina y haciendo que
leyes e instituciones se
dejen inspirar
por
los principios

cristianos.
El
cristianismo profesado

por muchos se traduce espontáneamente
por
cristlandad, como

natural
y lógicaménte se sigue que ha de profe­
sarse cristiano o

católico un Estado que sea expresión del sentir gene­
ral de la nación.
Porque del señorío de Cristo, tan profundamente
ajirmtldo por
San

Pablo, nadie con
-verdad puede excluir-a
la
.sociedad y, dentro de
ella, u Lo

que es su
expresión social última, el

Estado.
·Instaurare omnia
in Christo. .
Como la vida y la gesta de San Fernando al servicio de Cristo y de
la cristiandad la conocemns todos, no me voy a detener en ello.
Pre­
fiero
invitaros

a todos, a
vosotros en·

particular, hombres
amigos de la
Ciudad Católica, que tenéis por lema: PARA QUE EL REINE, que lo
dice todo, que lo convirtáis, como
San Fernando,

en vida
y empresa
vuestra. No
sólo de

un
modo indiv'idual, sino

también, como acaba
de
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recordar recientemente Juan Pablo 11 a los cat6licos todos, de un modo
unitario, solidario
y organizado.
Es decir; qUe ·hay. que,_ trabajar, no

sólo
para que Cristo reine en
nuestro

interior,
sino ta_mbién fuero de · nosotros, m · nuestr<>s · Cuad~
90Cial_ea y en nuestros cuadros po!Sticos. . · ·.
Nuest1'09 leyes e instituciones deben, como mfnimo, no ser hostiles
al _mensaje y la moral de .·Cristo, no s6lo porque, como-dice expresa­
mente el V
aticdno II, queda Integra la doctrina católica tradicional .
acerca

del deber moral de
los hombres ·y de las sociedades paia con
la verdadera religión y la 'Única Iglesia de Cristo, sino también porque
un Estado, representativo de
Una sociedad -en su mayoría cat6lica, · es
una
·anoinalta que se · declare aconfesiánal, incluso si ·se hace juiciO-de
él
de&de el

punto
de virta democrático

o según
. ley de miryorlas y mi-norías. ·
Lo que p,ocklm&· el Vaticano· ll, ' y está-· clarO -en el 'tftUlo~ ·en la
letra y el esplritu de la DECLARACION SOBRE' LA LIBER:r AD RE­
UGIOSA, no fue que los Estados.no deben prqjesarse·confti8ionalf!8·y,
llegado

el
cmo, cat6llcos; sino sencillamente' .que todos · tos Estado,
han de salvaguardar siempre la libertad religi09a-civil .de todas kM
ciudadanos, que es cosa bien distinta,. Hay un paralogismo,. pues, en
trasladar
al tema de la confesionalidad k, que el Concilio pens6 y de­
c/.al'có referido aZ-tema de la· libertad religiosa.·
Pese a cuanto se diga por algunos, ni las enseñanzas del ·supremo
Magisterio
han sido contradit;has o

cambiadas
par· el.

Vaticano
.II, ni
el

ideal de
cristiandad está 8Uperado,, aunque las circunstancias -histó­
ricas o sociológicas, hoy, le sean adversas. 'La instancia .perinanece,··y
nue..rtra
obligaci6n

como
cn'stianos y· cat6licos· no es la de arrumb'ar-el
Ideal,, sino

el de trabaiar con
todas nuestras fuerzas. '[Jorque · esas "ciT,..
cunstancias
se

modifiquen.
· .
Y hay qUe hacerlo con. todos los medios legitimas a nuestrq alcan­
ce,
a

corta y a larga
distancia,· · nos

sonría. o·
no. nos- sonría · el éxito.
Dios
no

.nos pedirá
cuenta .de

.éste,
sino del empeño ·qúe hubiéramos
puesto

en
cpnseguirlo. Empeño vuelto . en

primer lugar
hacía dentro
de

nosotros mismos, para
perfeccionarnos-según
Cristo,
dBiándole que
reine

en nuestro
interior~ Y

·vuelto
tam_bién.·hacia -juera. hacia todo-.el
abanico.

de
"nuestras _actividades; no e:rc'luida 'ª ·vida ·soc1at y. po,ítica.
hasta

conseguir que Cristo
s.e enseñoree espiritualme,:,.te de nlle'stra · -s'o­
ciedad, de nuestra nación y 'de nuestro . Estado.
Para ello hay que
~r cruzados y crucificados, como

lo fue
San
Fernando,

pese a que nuestras circunstancias de
_hoy sean-tan distintas
de

las de su tiempo. Pero,
en el /óndo, la crucifixi6n a nosotros ,riismos
se

impone, ·como quería San Pablo,
para que
·toda
nuestra vida
sea ·de
Cristo, hasta poder

decir: estoy crucificado con
<;risto7 Christo coit­
fixus sum cruci (Gal 2,19).
Y. se impone también ·la cruzada. Porque
si por crucifirión nos ha­
. hacemos señores de nosotros mismos, por la . cruzada Jo _que,· buscamos
e3 que el señorfo de Cristo se extienda tambiln a nuestros hermanos:, a
nuestro pueblo y al mundo entero-,
hasta ·consegU.ir que en

nuestro
en­
. tomo. familiar,. profesional, sociaLy
político

nada sea contrario .al orden
establecido por. Dios en
su· Cristo, porque el señorío de

Cristo, según
doctrina del mismo Pablo,

es
·universal,, de él nadá ni

nadie _
queda excluido; ,y para_· que su·_ reinado se extienda sobre todo hemos no ·sólo
de
rezar sino también

de trabajar. Y,
¡ay de mi si. no

lo
hiciefel, ex­
clama

el
Ap6s,ol. Hacerlo así_· es hacer Cruzada del meior estilo.
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Oruzados y crucificados, 1 asf nos quiere_ Dios y asf nos necesita' la
lgl-esio. De arnbm cf»fJS nos da ejemplo y testimonio heroico San Fer­
nan.do 111 el Santo .. Con la oración y el cilido fue un crucificado;
con el- cetro y la espada (como
requeria su tiem~) fue

un
cruzado. Y es mucho lo que ·necesitamos. los cristianos de hoy de este
ejemplo
y esta doble leci:ión,. cuando nada [!(ltece escasear más que
cristianos. decididos y heroicos
que sepan dar te,stimonio de

lo que
son en casa y fuera de casa, en sus comportamientos individuales y
/amillares y en sus comportamientos sa.c_iales y públicos.
Nos
lo acaban de recordar bien recientemente--nuestros obispas con
su extenso documinto sdbre «~ católic~ en la vida -pública»; y, to­
davía con _ más autoridad, precisión y más fuerza el mismo Juan Pa­
blo 11, dirigiéndose· a los católicos italianos y muy concretamente a los
que se organizan con vistas a una acción católica auténtica.
Con techa 26 de feb;ero de este mismo año, a Ja .. entrada de la
cuaresma, decla en una exhortación, que hay que armarBe de coraje y
de valentla cristiana, porque ni sabemos crucificarnos, dominándonos a
nosotro, mismos; ni sabemos, ser cruzados luchando noble y heroica­
mente

por
la causa. de Cristo. Nuestro catolicismo dista mucho de ser viril, porque es contempori­
zador y es enclenque y busca diálogos imposib~.
El s,i'gno bajo el que discurre la vida de nuestro tiempo no es Cris­
tiano, y el espectáculo que damos muchos cristianos es, scin pal,abras
suyas, «desconsolador». Porque nosotrOs, hijos. de. nuestro
tiempo, no marchamos por el
buen
cmñino,· b~amos habittialmente lo que !nos es cómodo ·y agra­
dab~e.
Hacemos excesivas cor,cesiones, incluso en el

campo de lo re­
ligioso y eclesial. «Queremos apartar de nuestro programa de vida "la
renuncia y el esfuerzo, la .. cruz., en una palabra». Y a titulo de '¡ejemplo --aiíadl~, ahf están, por un lado, la con-.
testación
y la desobediencia. o el rechazó de toda. autoridad, testimonio
vivo
del olvido
del gfan .misterio de la obediencia que es la vida de
Cristo hecho
JH1i' !nosotros obediente hasta la muerte y muerte de
cruz: y, por otro,· el erostimo, · ·es .decir, la ·aceptación. máa aún, la bús­
queda de las miltiples fo.rmas de la serualulad exhibicionista y califi­
cada como natural.eza,
.como juventud, como arte, como belleza, como
liberaci6n.
Examinadlos y veréia cómo. -restos signos, estos cdminos conducen
lej~
de la concepción critiana de la vida, y no consideran a la cruz
como
pálo orientador. Ya es penoso constatar t¡ue haya cristianos

que
pretend¡m incluso
ampararse e textos Conciliare1. lefd,;,a. superficial y miopemente, para
justificar su petezá y su flaqueza, concediendo una indulgente amnistla
a la cdncepción hedónica y naturalista de la oonducta moderna.. No,
lo
que necesitam08 hoy no ;SOn cristianos· cpnd.e,rcendientes, sino cris~
tianos. valientes;
que no -se_ av"ergüencen de lo que son, rino que vivan
en coherencia y fidelida4 con lo que son.
. Como
la gloria de_ Cristo -no sólo se pre-para1 si"no que comienza
ya poi'
la misma cruz de Cristo, así ·debe ser también pará el Cristiano.
La reaurecci6n se convierte 'en problema ri no no rws abrazamos ante8
ca~
la Cruz. «El futuro de Dios comienza por la resurr.ecci6n de Cris­
to

Crucificado,
peu> gracias a Un presente

que
;en la Cruz de Cristo se
manifest6
como un abandono

de
Dios».
Pdra .superar nuestra crisis de mundanismo, secularismo, naturalis-
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mo, liberalismo o eirte dejar hacer qzie todo lo permite y todo lo lega­
liza, escudándose en la libertad con ofetisa de la verdad o apelándose
al dicho estúpido

de
que: hay que dar legalidad a , lo que ya está en la
realidad,
cOn lo

que
se hace 1n~fragar toda -lucha por la virtud, o se
dejan caer los brazos cuando las circunstancias nos so'n adversas; para
supe.rar, digo, todo esto, se rtecesiton cristianos y cat6licos de· cuerpo
entero, que sepan ser cruzad~ y crticlficados; -y que, como el mismo
Juan· Pablo 11 ha reco,rdodo, sepan serlo :en su conciencia y .en su vida
p,tvada, pero 'también en su vida profesional, social. y pública.
Y 1no $Ólo dando de ello testimonio ........es en esto en lo _q~. el Papa
insistía con más fr¡.er~ de un modo aislado, algO asf como franco~
tiradores,

sino
támbién unitaria y .rolidariamente, de ·un modo organi·
zado, llevando a la acci6n social y política un programa en coherencia
y fidelidad
.a la profesl6n de cristianos, ,porque la uni6n hace la fuerza.
S61o
asi el hermoso ideál ·de una cristiandad redivivo podrá '8er un
día
un

venturoso 'evento, como
lo fue en otro tiempo, y a ello .con,­
tribuyó

no paco nuestro San
Fernando en cruzada de

reconquista
para
lti liberación del suelo patrio de la opresi6n agarena, y QU11,que· para
ello tubiera q1,1e hacer suya d-e lleno· la cruz ·de Criato. Se c:rucific6 a
si mismo como pi.de el seguimiento de Cristo, porqu~ nada grande
puede -hactJrse en crlstiario ni

como cristianos
sino es enarbolando
la cruz, camenzando por plantarla en el

propio
coraz6n; Crucificados
para convertirnos
en cruzados. 1
El cristianismo es, naturalmen"te, algo dinámico y con vocación de
universalidad. Y cuando el cristianz'Smo prende en la sociedad, alli, ine­
vitablemente, surge _la cristiandad. Como catl}licoa, y como españoles
no podremos nunca descansar tranquilos

:
hasta que
no
veam0$ triunfan­
te de nuevo el ideal 4e cris~dad, 'tlCahando con 'el contrasentido de
un
pueblo
cristiano, una · nación criatiana que, ~in embárgo; en su er­
presión

o
representaci6n social, juridica y política mds _alta, es decir,
oficialmente,
por_ la vertiente • su Estado, no a cristiilno sino laico
cuando· no laicista. Que San Fernando-nos ayude-a ser lo que debemos ser.
DISCURSO DE PILAR CARDENAS DELGADO.
Quer.idot1 maestros, compañeros. y amigN de la Ciudad Cat6lica:
me siento muy honrtida de poder dirigiros estas palabr0$ en ocasión tan
-apiolada como es la

festividad con que
honramos a San Fetinando, rey
· de Castilla, y más aún por ser yo uno de los miembros más j6venes
y ,ná,g recientes _ de esta Ciudad Católica.
Espero, por esto, que disculpéis la inexperiencia de mis. palabras.
Aunque

la sociedad
cristiana en que San Fern,ando-naci6· no cono­
cía aún la
Revolución, la cristiandad de ~e siglo tomaba fuerzas para
la violenta batalla que· habría de librar en el futuro· contra las fuerzas
anticristianar. La R·econquista, de la cual .San Fernando fue principal protago­
nista, debemos verla como un ejemplo de esta nu_eva. Reconquista_ que
se encuentra hoy en su momento más: álgido, y en lo que la cristiandad
ha

ido
entregando gota a gota su vida en

defensa de·
uno,r valores e,er­
. nos;- valores que se han conservado gra<;im al entusiamno y a la ener­
gia que muchos generaciones-de hombres esforzados pusieron y ponen
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