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Número 245-246

Serie XXV

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Manuel de Santa Cruz: Apuntes y documentos para la historia del tradicionalismo español 1939-1966. Tomo XIV (1952)

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Manuel de Santa Crw;: APUN~S Y DOCUMENTOS PARA
LA

HISTORIA
DEL. TRADICIONALISMO ESP~OL,
. 1939-1966. TOMO XIV (1952) (*)
Se distribuye estos días el tomo dedicado al año 1952, de
esta extensa recopilación de documentos contemporáneos que
Luis María Sandoval, en
Verbo, número 231:232, ha calificado
de
«importante arsenal del Derecho público cristiano», «acervo
documental extraordinario», «obra

de consulta
importante~. Ca­
racteres

todos que se vuelven a acreditar en este tomo. Espiga­
mos, a continuación,

de él algunas ideas tendentes a mostrar que,
si bien

se trata de la historia de un movimientos
politico, nues­
tro admirado

Manuel de Santa
Cruz ofrece

mucho.
más, al ir
instalados en ella valiosos y extensos elementos para la historia
general

de
Espafiil, de

la Iglesia y de las ideas políticas.
* * *
Los cuatros primeros capítulos estudian el acto, celebrado en
Barcelona
durante el Congreso Eucarístico Internacional de aquel
año, en el que
·don Javier de

Borbón
Parma asnmió la

sucesión
de
la Dinastía Carlista. Suceso poco conocido pero de notables
repercusiones, próximas y remotas, en los bastidores de
la po­
lítica· de España. No fue una improvisación sino la culminación
de
estudios; que

se
reproducen, sobre

la Monarquía y
la situa­
ción de España.
. Entre

esos estudios destaca un del canónigo
don Emilio Ruiz Muñoz, el
«Fabio» del El siglo futuro y el
«Javier Reina» de Acción F.lspañola, publicado en aquél en 1936
y que ha glosado maravillosamente Eugenio Vegas en un artículo
póstumo,
que señala junto a las legitimidades clásicas
de origen
y de ejercicio, una tercera, rara vez mencionada, que es la legi­
timidad de adquisición. La legitimidad de adquisición consiste en
el cumplimiento
(*) Tomo XIV, año 1952, Madrid, 1986, 240 págsc Pedidos a ACESA,
Apartado
385, 28080 Madrid.
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de los modos establecidos para acceder al poder, es decir, la for­
ma de sucesión en el ·mismo o transmisión de
la autoridad de
un titular al siguiente. Un golpe
de Estado, unit revolución, que­
brantan el procedimiento establecido legalmente para
la trans­
misión
y carecen de legitimidad de adquisición. Buscan entonces
ésta invocando el peligro en que se hallaba, para ellos, el bien
común. Por eso,
unii situación de hecho sin legitimidad de ad­
quisición puede legitimarse posteriormente, con el transcurso
del tiempo, sirviendo al bien común.
Es decir,. que la legitimi­
dad de adquisición puede redimirse con la legitimidad de ejer­
cicio.
* *-*
En el año que se narra circularon también escritos políticos,
de mano en mano, un
poco «underground», que el recopilador
salva para
la posteridad. Bien lo merecen algunos de excelente
doctrina, como los titulados
«La verdadera
doctrina
social» e
«Indiferentismo

político,
no,.,
El

primero confronta, para mostrar
unii feliz concordancia,
los principales párrafos del
discurso del

Papa
Pío XII
a la
U ni6n
Cristiana

de Directores de Empresa
-el 31 de enero de 1952-,
· con

otros párrafos de un folleto de
la Comunión Tradicionalist~
de dos años antes. A esta segunda serie o columna pertenecen
los siguientes:
«No está la solución
.inmediata del

problema de
orde­
nación

laboral en la llamada "reforma de la empresa", que
con caracteres de ilusoria panacea ha prendido, de un
tiem~
po

a esta parte, en algunas mentes. No se trata de
unii de
tantas ocasiones en que se fija con claridad la meta apete­
cible
y lo único que · se · discute son los medios para llegar
a ella. Aquí ocurre lo contrario; se pretende dar como
indiscutible lo que es
medio: reformar

la empresa. Pero
sin que se vea claramente
Ja finalidad

que se
busca».
«Debe

mirarse con cautela todo lo que se está hablan­
do de refortna de
la empresa como solución del problema
laboral, sobre todo cuando la solución propuesta lleva en­
vuelta la creación de "Consejos de Empresa", sea el que
sea el nombre que se les dé. No obedece esta cautela a una
prevención injustificada,
sino a

la
prudencia con
que se
debe recibir un proyecto de tal nsturaleza, que ha hecho
decir a un comunista italiano
en el Congreso de Turín de
diciembre de 1948:
"Los Consejos de gestión son palancas
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
al servicio del Sindicato para su lucha contra la clase pa­
tronal". Se ve, pues, que los socialistas y comunistas quie­
ren hacer de los Consejos de Empresas unos instrumentos
que sirvan para allanar los caminos para una economía
totalmente estatificada».
* * *
Los dirigentes del Carlismo; en aquellos años, sufrían una
penuria de vocaciones políticas. Manifestación
cOncreta .e indi­
vidualizada

de un tema de fondo de mayor amplitud: la falta en
España de una auténtica clase política. Asunto permanente,
grave
y general que inspiró a los carlistas un par de hojas volanderas,
bien impresas, con el
título de
«Indiferentismo político, no».
Es un llamamiento para el fomento o reclutamiento de tales
vocaciones. Decían entre otras cosas, las siguientes:
. «.

. . Es lo cierto
que la
mayor parte de los españoles
se limitan al papel de espectadores y contemplan el rodar
de los
· sucesos

del mundo y de
España sin el menor ánimo ·
de

actuar en sentido alguno. A ello han
contribuido prin­
cipalmente

dos factores: uno,
la ausencia

de opinión pú­
blica ( ... )
y otro, un falso prejuicio extendido entre gran­
des sectores de los mejores españoles, excelentes católicos
en los
qemás, que

llegan a considerar la política, toda
la
política, como cosa vitanda, y rehúyen no sólo la actua­
ción
sino aun

el formar
y tener opinión en ,materia po­
lítica. Como

si las actividades en el campo social o del
apostolado requiriesen una antivocación política. Los dos
factores han merecido
la . repulsa · nada menos que de la
alta autoridad de Su Santidad Pío XII que ha calificado
de pueblos enfermos a aquellos en que la opinión pública
no se manifiesta ( ... ). Y en cuanto. al abstencionismo po­
lítico ya

repudiado por anteriores Pontífices
y por el ac­
tual en repetidas ocasiones, lo ha sido nuevamente
el 14
de enero último en el discurso al Patriciado romano, al
afirmar rotudamente que una sola actitud está vedada: la
del abstencionismo, al que tacha de deserción, contraria
a la necesaria unión de .todas
las fuerzas

católicas».
" * *
El capítulo VIII se dedica a un episodio curioso pero nada
baladí: las reacciones que en el Carlismo suscitó una invectiva
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INFOJWACION BIBLIOGRAFICA
del presidente de los Estados Unidos, Mr. Trumao, contra Es­
paña, por la la cuestión religiosa. Una nota. de la
Oficina de In-·
formación Diplomática -de 11 _de febrero de 1952-, que se
· reproduce

íntegramente, define la situación así:
«A juzgar por las manifestacio11es del ex embajador en
España
Mr. Stauton Griffis, después de entrevistarse con
el presidente Trumao, la declaración hecha por éste de que no siente simpatía por el régimen español, pretende
ex,
plicarse

porque disgusta al presidente
la supuesta intole­
rancia española con las confesiones disidentes».
El documento es extenso y nosotros no podemos reproducirlo
íntegramente. Tampoco podemos referir, por la misma razón, las
reacciones de un enjambre de publicaciones carlistas modestas.
Divertidas en la forma
y enjundiosas en el fondo doctrinal, vie­
nen a acreditar al carlismo como campeón en
la defensa
de
la
Unidad Católica.
* * *
El tomo termina, como es habitual en los anteriores, con
una bibliografía de las publicaciones tradicionalistas del año,
.
cuyas

ideas extracta el recopilador. De entre los libros que
vieron
la

luz ese año, destaca
El poder entrañable, de Vicente Marrero,
que

dio a conocer a su autor entre los tradicionalistas
y que fue
acogido por éstos con gran satisfacción. Es un bello ensayo de
filosofía política, de inspiración arraigada, pero adverso a la con­
cepción romántica de lo popular
y lo político. Del mismo tráns­
cribe

Santa Cruz
el siguiente -y· significativo-pru:rafo
Los

poderes entrañables, que
suponen una
actitud afec­
tiva encargada de realizar la fusión de los hijos de la na­
ción, no se. apoyan exclusivamente ni_ sobre el principio
de autoridad, ni sobre el principio de libertad .. Su funda-·
mento está en
el afecto. El afecto es la conciliación entre
los principios de autoridad
y libertad; se. encuentra en
medio de ellos, comprendiendo a ambos en lo que tienen
de mejor
y evitando su conflicto».
Terminada
. la
lectura, amena
y provechosa, de este nuevo
volumen, pedimos a Dios que esta obra enciclopédica pueda
terminarse totalmente cuanto antes. Pues es una pieza déciSiva
para el salvamento de la actitud tradicional y su memoria his-
tórica. ·
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INFORMACION B1BL10GRAFICA
Y agradecemos · al autor un. esfuerzo .que sólo él podía haber
hecho. fructificar: por su competencia en la materia, su abnega­ ción
en. el servicio

de la causa
y su simpatía imprescindible
cuando hay que bregar con tantos y tan diferentes
«archiveros».
Competencia,

abnegación y simpatía que se conjugan admirable­
mente en

una ejecutoria inasequible al desaliento
para servicio
de
Dios, bien

de la patria y estímulo y ejemplo de sus amigos.
MIGUEL AY\JSO.
Vicente. Marrero: PICASSO Y EL MONSTRUO (*)
Vicente Marrero ha consagrado una parte importante de sµ
variada actividad intelectual al .estudio de ese extarordinario ge­
nio de la pintura contemporánea que es Pablo Picasso. Hace ya
muchos
años, en

1951, publicó un interesante libro Picasso
y el
toro, que ha sido traducido a varios idiomas y tuvo el raro mé­
rito de recibir las alabanzas del propio Picasso, siempre parco
en esa clase de manifestaciones. Su interés por' el universal ma­
lagueño no ha cesado desde entonces, y fruto de él, del deseo
de ahondar en
su. enigmática
producción pictórica,
han sido
va­
rios libros, todos ellos sin embargo inéditos. El que ahora
co­
mentamos, destinado a elucidar una .de las facetas más desco­
llantes de su obra, quiere ser el primero de una serie destinada
a subsanar tan prolongado silencio editorial. Ningún curioso del arte contemporáneo ha podido sustraerse
a la fascinación de los personajes teratológicos, hombres o mu­
jeres desconyuntados, de factura horrenda y distorsionada hasta
el límite de lo imaginable, que pueblan la obra de Picasso.
Desde las «Señoritas de Avignon» (1907) hasta sus postreras
creaciones.Y ninguno habrá· dejado de preguntarse qué razones
ocultas han movido a su autor a perseverar_,
-con asiduidad
inso­
bornable, . en tan ingrata temática. Marrero indaga en su libro
las claves

del enigma, y lo hace con la erudición y hondura que
le proporcionan su dominio de las coordenadas del arte contem­ poráneo, de la obra picassiana y de la personalidad humana del
pintor, a quien conoció directamente y tuvo la oportunidad de
entrevistar en varias ocasiones. El balance final es convincente,
libre de las fórmulas convencionales que pueblan las interpreta­
ciones oficiales, e incluye entre sus
méritos. más

notables la ubi-
( .. ) VICENTE ·MARRERO. Picasso y el monstruo, ed. de la Universidad
Complutense, Madrid, 1986, 224 págs.
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