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Número 247-248
Serie XXV
- Textos Pontificios
- Notas
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- Monográficos
- Estudios
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Autores
1986
La leyenda negra: un mito sin fundamento histórico
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
HISTORICO
POR
NEMBSIO RODRÍGUEZ Lois
Con el fin de introducirnos científicamente en el tema,. pr~
ciso
será
expresar el
concepto de
leyenda que no es otro más
que el de
un hecho hist6rico desfigurado por la fantasia.
En cambio, lá Historia. es toda una ciencia: Es la narración
verídica, razonada e interesante de una serie_ d_e acontecimientos
· que fueron decisivos en la marcha de la humanidad ..
Magistra
vitae,
es así como Cicerón define- la Historia y no
le faltó razón ya que ésta, con su acervo de .datos y experiencias
pasadas, viene siendo como
la sabia consejera que nos orienta
para
que no repitamos los errores que cometieron quienes
antaño
nos
precedieron
en· la
marcha.
Así pues, aunque pudiera parecer lo contt.itlo,
la Historia
es una ciencia netamente pragmática, con una gran
µtilidad no
sólo
para
el momento presente, sino también para el . futuro:
constituye
la luz de la experiencia que habrá. de. iluminar nuestro
caminó.
Y para poder cumplir con tan noble. yocación, la meta que
la Historia persigue no es
otrll más
que la -verdad.
La verdad os hará libres, dice San Pablo y, ciertamente, que
·sólo con la posesión de la verdad wdremos estar en condiciones
de
ejercitar mejor la libertad, esa facultad propia del ser humano
que consiste en
poder elegir
siempre .el bien mayor.
Nicolás Maquiavelo, el
impío pensador
renacentista que
pro
vocó
el divorcio entte la ética y la politica, nos dice algo digno
muy de tomarse en cuenta
al ttatar el presente tema: El pueblo
que no ama la verdad es el
esclavo natural
de todos los malvados.
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Fundaci\363n Speiro
NBMBSIO RODRJGUBZ WIS
Y, ciertamente, tuvo razón porque en d momento en que la
Historia es
prostituí¡µ, falsearla o manipulada ocurre
que, en
vez de ser maestra, se transfonna en una-mala consejera; en vez
de cumplir con una noble función orie(ltadora, aturdirá a sus
pupilos;
y -lo más grave de todo--se volveri!n a cometer los
mismos errores.
De entre todas . las ciencias es, precisamente, la Historia la
que más expuesta se halla a
padecer d nefasto
influjo de los
prejuicios religiosos o políticos. Y es así c6mo
d historládor que
debiera escribir de un modo
imparcial,
despoji!ndose de . toda
idea preconcebida de antemano
y buscando únicamente la verdad, se muestra casi siempre apasio
nado -obsesionado, mejor
dicho--en
sus juicios.
Estos
seudohistoriadores suelen
manifestarse parciales en la
exposición de los hechos y
hábiles en
omitir detalles que desttu·
yan su tesis y
acentuar los
que la favorecen.
El resultado viene a ser algo muy lamentable: El libro de
Historia
termina convirtiéndose
en una obra de
secta o
de par
tido o,
en casos extremos,
cae en el nivd de
·un vulgar
libelo
difamatorio.
Esto
trae por consecuencia que los pueblos se desorienten,
que
piérdan conciencia
de su identidad nacional
y que sean fácil
presa de elementos interesados en manipularlos para poder des
truirlos.
Un
caso
evidente no s6lo
de manipuleo, sino de auténtica
deformación del
hecho
histórico lo
constituye la obra de España
y de la Iglesia en América, obra grandiosa que fue desfigurada
de
tal modo crei!ndose, en
poco tiempo, lo que se conoce como
· la
Leyenda Negra, de la cual trataremos
elJ. esta ocasión.
En
primer lugar, antes
-de entrar
en materia, queremos se
ñalar que
la obra de España en América fue ante todo espiritual,
ya que lo que de modo primordial
perseguía era difundir· el Evan
gelio. Muy diferente lo que
ocurrió· con
otras naciones europeas
. a
las que
·úttlcamente las movía
el mezquino
interés de
hallar ri
quezas. La finalidad espiritual perseguida por España, contrapuesta
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Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
a los mezquinos afaoes pecuoiarios que movían a otras naciooes,
se
refleja clarameote
eo el caso de Doo Quijote, quien no salió de
su ·aldea para gaoar. dioero sino hoora: en
cambio, Saocho Pao
za de cootiouo. aodaba peosalldo en su íosula.
Idealismo y materialismo. Dos coocepciones muy distiotas de
la realidad. En este punto se distinguíao unos de .otros.
La Leyeoda Negra aotiespañola tiene varias ramificaciones:
una se enfila directameote contra el pueblo español, acusándolo
de retrógrado; otra
¡,taca con
odio singular al
rey Felipe II, cu1,
pándolo de los mayores crímenes; y otra se expresa haciendo én
fasis a la
actuación de Esp¡!ña en
el Nuevo Mundo, actuación
que es
. coosiderada
como nefasta.
En esta ocasión nos concretizaremos únicamente al análisis
de lo referente a la Leyeoda Negra en su vertiente colonial.
El iniciador de esta campaña de. embustes· fue el· clérigo do
minico fray Bartolotoé de las. Casas, quien eo su obra Brevlsima
relaci6n
de la destrucci6n de las Indias, puso las bases sobre las
cuales se habría
de construir un monumento a la calumnia.
Un libro que fue ilustrado por el
llameoco T eodoro de Bry
con una serie de
láminas que
hacen estremecer de
horror a
cual
quiera.
La semilla estaba sembrada, muy pronto se esparció por Euto
pa y los encargados de difundirla
y acrecentarla fueroo elementos
del mundo aoglosajón y
prote$tante para
quienes
-en aquel
tiempo- España se
había oonvertido
en un dique a sus ambi
ciones.
Los cargos más graves que la Leyenda Negra imputa a la
obra de España eo América son los siguientes:
codicia insaciable,
crueldad,
oscurantismo e
intraosigencia religiosa.
Analicemos cada uno de ellos por separado y hablemos
bre
vemeote
de lo que España eo realidad
hizo en
tierras
de His
paooamérica.
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NEMESIO RODRJGUEZ LOIS -
l. Codicia insaciable.
En lo que respecta a la «codicia insaciable», repetimos que
el afán que movió a España fue netamente espiritual, o sea, el de
convertirse en el brazo derecho de
la Iglesia dentro de la em,
presa misionera más importante
de
_ todos
los siglos.
Claro está que negar la existencia de anhelos de fama y for
tuna
sería infantil, incluso el mismo Bernal Díaz del Castillo
nos dice que los españoles partieron hacia
las Indias: «por ser
vir a Dios,
a Su Majestad y dar luz a -los que estaban en tinie
blas,
y también "por haber riquezas", que todos_ los hombres
comúnmente· buscamos».
Y este «haber riquezas, que .todos los hombres comúnmente
buscamos», e_s
algo propio de
la condición humana, pues .-siem
pre y cuando no se- transforme en una pasión desordenada-,
constituye
el
motor que
impulsa el progreso de los pueblos.
Al .tocar este punto, prudente es .recordar cómo son cuatro
los· impulsos más
-poderosos
que determinan las
formas de
con
-vivencia
del hombre dentro de la sociedad civil e incluso fue
ra de ella:
-La
búsqueda de lo absoluto, que
da origen alas religiones.
-La
sociabilidad,_ que
da origen. a la sociedad civil.
-El
instinto sexual, que es causa
de la reproducción de la
especie.
-El
afán de lucro, que origina las actividades económicas.
Pues bien, cuando ese afán
-de
-lucro se rige por normas
in ora
les entonces no sólo ·es lícito el poseerlo, sino incluso indispen
sable para
el armónico progreso tanto de la comunidad como del
individuo; malo cuando ese afán de lucro es desordenado, viola
' nomws morales
y se transforma en un apetito desordenado de
los bienes materiales. Volviendo al tema, el hecho de que la evangelización de
Amé-_
rica fuese una empresa netamente misionera no excluyó que
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LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
entre miles y miles de españoles que vinieron a estas tierras mu
chos lo hicieran con el afán· de obtener riquezas, lo
cual --como
arriba dijimos- tampoco era como para considerarse inmoral.
Gracias a ese lícito afán de progreso fue que miles de es,¡,a
ñoles, acompañados. muchos de ellos po,r sus esposas, se deci
dieron a la aventura de colonizar,
fundar poblaciones, estable
cer pequeñas
industrias y,
con ello,
implantar la civilización
oc
cidental.
Gracias a eso fue
p9sible que
llegaran agricultores trayendo
productos que aquí
eran desconocidos,
como - el trigo o la vid;
que llegasen ganaderos trayendo
_asnos, vacas,
ovejas, caballos y
una serie de animales que· tan útiles son a la comunidad; que
llegasen mineros, herreros, artesanos y una serie de elementos hu
manos que
~on básicos
dentro
de
0
la estructura social y económica.
La gran mayoría de esas gent
artes"l'os,
humildes
labradore&'.- no
venían impulsados
por
el
místico afán de propagar la fe de Cristo sino con el anhelo de
encontrar un futuro más
prometedor el
cual, gracias a su es
fuerzo, se volvió muy pronto realidad.
,
Y ni duda cabe que esos miles y miles de anónimos agricul
tores, mineros, artesanos,· ganadel'Os, etc., que durante tt:es SÍ.;
glos cruzaron el Atlántico contribuyeron al progreso de todo un
continente.
Ahora
bien, y
eón el
objeto de no dejai- puntos
pendientes,
señalemos
que el cargo de «codicia insaciable»
que se laQza con
tra España lo justifican los detractores basándcise eh los abusos
que algonos elementos mal nacidos
coinetieroti durante
los pri
meros años del descubrimiento de 'América.
No negamos que hubo encomenderos que abusaron y que in
cluso llegaron
a marcar con un hierro candente a los indios; como
también son
algo público
y notorio las tropelías cometidas por
Nuño de Guzmán y los miembros de la Primera Audiencia
aquí,
en
México. Es propio de la natutaleza humana
~herida por la concupis
cencia que tuvo su origen en
el pecado original- abusar de sus
semejantes,
y en especial de los inferiores.
933
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NEMESIO ROD.RIGUEZ LOIS
Pues bien, considerando eso fue que en cuanto los primeros
abusos se cometieron, los
reyes de España pusieron el remedio a
la mayor brevedad. · Y para muestra tenemos
el precioso testamento de Isabel la
Católica, las
Nuevas Leyes de Indias del año
1542 y el hecho de
que
el tan calumniado Felipe
II dictase disposiciones en materia
laboral estableciendo ·
la jornada
de
· ocho
horas dividida en dos
períodos, imponiendo la obligación para
el patrón de sostener
escuelas, hospitales, seminarios,
etc., y exigiendo que se conside
rase e1 domingo romo día de descanso obligatorio.
Algo
sumamente avanzado
para aquella época.
En
cuanto · el
emperador· Cariar V tuvo conocimiento de los
desmanes de la Primera Audiencia, de inmediato destituyó a los
oidores, quienes fueron
temitidos a
España dentro
de jaulas y,
en su lugar, pasó a gobernar
la Nueva España una Segunda
Audiencia,
que estaba integrada --entre otros- por dos
perso
najes cuyos nombres despiertan hoy admiración universal: don Vasco de
Quiroga y
don Sebastián
Ramírez de Fuenleal.
Si muchos abusos no se corrigieron ello se.
debió a · que
las
distancias
y la deficiencia de comunicaciones . en acjuella época
impedían a
. los
monarcas estar al
tanto de todo lo que por aquí ·
ocurría.
Pero
. una
cosa
_es cierta:
en cuanto una queja llegaba a la
Corte,
de inmediato el rey ponía el remedio.
Clásico el ejemplo de Felipe II, quien reprendió severamen
te, a un virrey suyo al decirle: «Os mandé al Peró no a matar
a mis súbditos, sino a servirlos».
Para mayor abundamiento citaremos el hecho de que ya en
el siglo.
XVI, el dominico Francisco de Vitoria se enfrentaba al
poderosísimo Carlos V al debatir -con fundados argumentos
toológicos-sobre
si el
empera,dor, al
igual que el
Papa, tenían
dereohos
sobre
los indios.
Qué contraste con la España del siglo
xvrrr, uno
de cuyos
productos, el marqués de Croix, al anunciar la
e,cpulsión de
los
jesuitas, decía secamente
q\le «los
súbditos del gran monarca na-
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Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
cieron para callar y obedecer y no para discutir ni opinar en los
graves asuntos de] gobierno».
Plena época del despotismo ilustrado
dentro de
una España
borbónica
y decadente. Muchos historiadores de mala fe toma
ron estas frases del marqués
de Croix como prototipo, aplicán,
dolas
a los tres siglos que España gobernó estas tierras, siendo
que -al menos durante dos siglos y medio-- la política que se
seguía en
Madrid era de considerar a las Indias como reinos
y
no como colonias.
Y, para concluir este punto: no negamos abusos, casos de
«codicia insaciable», pero éstos fueron pocos
y sólo al principio
de la colonización
ya que,
en cuan.to. los reyes tenían conoci
miento de ello, ponían remedio cuando antes, ya que el espíritu
que flotaba en
el ambiente no era el de la explotación, sino el
derivado de una gigantesca cruzada misionera ..
2, Crueldad.
El segundo cargo que se lanza contra España es el de «cruel
dad», ·acusación que en_ parte
queda rebatida con los anteriores_
-
argumentos.
Una
frase muy conocida nos
dice que «cr!menes
fueron del
tiempo, mas
no de
España» y,
ciertamente, para entender un he
cho histórico preciso será tratar de hacerlo con la mentalidad
propia de la
época.
Una época en la cual Martín Lutero predicaba que se mata
ran como perros a los campesinos alemanes; en la cual una Isa
bel de Inglaterra eliminaba a los irlandeses reduciéndolos a su
mínima expresión; una
época en la cual los colonos ingleses ma
taban pieles rojas como si fueran búfalos y, al hacerlo,
repetían
sistemáticamente
aquello de que
«el mejor indio es el indio
muerto».
Por otra parte, es algo de todos conocido que la conquista de
México no fue un juego de niños, sino una serie de duras ba
tallas en las cuales -como en toda
guerra-: era
preciso hacer
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NEMESIO RODRJGUEZ LOIS
acopio de todos los medios bélicos a su alcance, especialmente si se toma en cuenta que los
soldados de Hernán. Cortés se en
frentaban con un pueblo cruel, que. tenía aterrorizadas a las tri
bus vecinas
y que pracúcaban los sacrificios humanos, seguidos
por la antropofagia. Pero, repetimos los argumentos
del inciso anterior, en cuanto
los monarcas
tenían lioricia de algún abuso, de inmediato ponían
remedio y durante tres siglos estuvo en vigor una legislaci6u que
favorecía al indio y que fue causa de que durante trescientos
años no se alterase en
lo más mínimo
la paz social.
Muy diferente habría sido
la historia si un estado de per
petua injusticia
----cimpregnado de
odiosas instituciones legales. y
funcionarios desp6ticos- hubiese imperado .
.En ese
caso los mo
tines,· protestas y rebeliones serían cosa
harto frecuente.
Es evidente que no se puede tapar el sol con un dedo, y
por la Historia, poetas, literatos
y cronistas de la época, las no
ticias que recibimos hablan de un
país en el cual se respiraba un
clim.a de paz, progreso y armonía.
Por otra
parte, si la tan pregonada
«crueldad» hubiera
sido
el pan cotidiano en estas tierras del Nuevo Mundo, ni duda cabe que
· ¡os indios
hubieran huido
a la serranias y que los esfuer
zos de los misioneros por catequizarlos habrían resultado
inú
tiles.
En cambio es un
hecho histórico
que aquellos nómadas sal
vajes se acercaban a los frailes con la misma ternura de un niño
que busca las caricias de su padre, se incorporaban
a la vida. ci
vil, aprendían un· oficio y prosperaban tánto en lo espiritual como
en lo material.
Es harto evidente que en un clima de continua
«crueldad»
esos
milagros no ocurren, ya que vivir en un estado de tensión
continua origina que, al poco tiempo,
el rencor acumulado esta
lle y se
produzca un
verdadero cataclismó social.
Y las noticias que tenemos de los trescientos años de domi
nación
i,s¡,añola en
América son de una paz completa dentro de
la cual florecieron las
más altas
inspiraciones del talento
humano.·
Los
primeros motines de repulsa hacia el rey de España es-
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LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
tallaron en 1767 a raíz de la expulsión de los jesuitas. Señal ine
quívoca de cómo
el pueblo amaba de todo corazón a aquellos
bondadosos sacerdotes que tanto bien hubían hecho en
. estas
tierras.
Aquí -y para mayor abundamiento-- es preciso' citar la
bula Sublimis Deus dada ,por el Papa Paulo III el 2 de junio de
1537
y, mediante la cual, se reconocía la racionalidad de los in
dios, con lo cual quedaban sin fundamento quienes; en lo sucesi
vo, pudiesen argüir que los
ah:,rígenes eran
unos brutos dignos
sólo de servir como ·bestias.
Carlos V se apoyó en dicha bula para promulgar las Nuevas
Leyes de 1542, que en mucho .contribuyeron a.;emediarla situa
ción de
·· la població!l indígena,
Dentro
de este apartado
con.viene resaltar
que mucho· se
jn
síste
en
que
les conquistadores españoles exterminaron, en unos
cuantos años, a todos los indios que poblaban Cuba, Puerto Rico,
Santo
Domingo y
las Antillas
.Menores.
No
negamos que
hayan existido
abusos
por parte de
algu
nos encom.enderos, :abusos que· ya con anterioridad mencionamos
brevemente y que, en cuánto 11.,gaban a oídos del rey, eran rá,
pidamente
corregidos.
Pero tampoco negamos. que la viruela
fue causa decisiva de
la
mortandad que se produjo en
la zona del Caribe. Así, pues,
los primitivos habitantes de aquellas islas no
sólo murieron
a
golpes de espada, también las epidemias desempeñaron un papel
mortífero.
Asimismo,
y según recientes investigaciones del doctor Fran
cisco Guerra, catedrático de
la Facultad
de Medicina de
Ja. Uni
versidad de Alcalá de Henares
...::..declaraciones publicadas
en
El
P ais el 27 de septiembre de 1985-, antes que la viruela llegó
a aquellas
islas una
enfermedad conocida como «influenza
suina»
o
gripe del cerdo. ,
Una variedad
de gripe que resultó particularmente. maligna
para una población que
carecía de
defensas
· cóntra
esa enfer
medad,
Según parece,
durante su segundo viaje, en 1493, Colón com-
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NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
pr6 ocho cerdos en la isla de Gomera y los llev6 -con el pro
p6sito
de fomentar la ganadería- junto con caballos,. cabras y
vacas.
Una vez que el Almirante pisa de nuevo suelo americano co
mienza
la epidemia, la cual provoca entre los aborígenes una
mortandad tal que,
al cabo de pocos años, se estim6 en más de
un
mill6n
y medio de personas.
3. Oscurantismo.
Otro cargo que la Leyenda Negra lanza por igual contra Es
paña
y contra la Iglesia es el de «oscurantismo» y,. por el mismo,
· entendemos
que esa
éP9Ca fue algó as! como
una
noche intermi
nable
y tenebrosa durante
la cual el progreso se estanc6 y de la
cual más vale no
acordarse.
La
Historia se encarga
de rebatir esta calumnia.
Por principio de cuentas hay que decir como, gracias a fray
Juan de
Zumárraga, la imprenta llega a México en 1539, siendo
la ptimera obra impresa la
Escala espiritual para llegar al Cielo,
de San Juan Cl!maco. .
También
hay que señalar que -gracias también a Zumá
rraga- la primera. Universidad de América se
funda en Méxi
co
en 1551, mismo año en que también se
funda la de. Lima.
· El celebérrimo Harvard College
norteamericano no
se
fond6 hasta
1636,
casi un siglo después.
Muy pocos ignoran que México tenía Facultad de Medicina
en 1560, mientras que Nueva York
vino a
extender
los -primeros
dtulos médicos en
1769, doscientos años
más tarde.
A partir de
la llegada de los españoles el -continente se. sem
bró de
escuelas ya que los colegios
para indios
fuéron tantos
como los conventos.
Gracias a esto fue posible que, en unas cúantas décadas,
miles
y miles de kil6metros éuadrados -desde la Nueva España
hasta
el Río de la Plata-se unificaron en lo lingii!stico. ·
Esta unificaci6n en lo
lingii!stico constituy6
una auténtica
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LA LEYENDA NEGRA: UN M¡TO SIN .FUNDAMENTO
proeza, ya que en estas tierras era una babel de idiomas lo que
existía, y el hecho de que todos los pueblos adorasen al mismo
Dios rezando en castellano
aceleró. el progreso al incorporarlos
dentro de la cultura· occidental.
Dentro de las obras de progreso material podemos citar.
va
rios
ejemplos.
El caso del
agustín<> fray
Diego de Chávez, quien, no con
forme con su obra de evangelizaci6n, también se
consagro a la
ingeniería hidráulica, y al formar la artificial Laguna de Yuriria,
hizo de aquella regi6n del Bajíó una de las zonas más fértiles
de nuestra patria.
Tocando casi
el mismo tema, es evidente que el desarrollo de
la agricultura está necesariamente ligado al regadío de las tierras;
pues bien, el bellísimo y eterno verdor de
Uruapan· así
como sus
deliciosos rumbos --allá por
Michoacán~, se debi6 a los empe
ños
de los frailes que captaron y canalizaron las aguas de los ríos
vecinos.
Tenemos también al padre Francisco Tembleque, quien· pro
yectó y construyó el gtan acueducto de Zempoala, el cual result6
de gran beneficio para muchos poblados.
Al beato Sebastián de Aparicio
debe México la carreta de
bueyes, con la que se liberó al indígena de
la pesada y humillante
carga que, desde la época de los aztecas, los ·infelices tamemes
llevaban sobre sus espaldas.
En América del Sur fueron mundialmente admiradas las re
ducciones
jesuí;ticas del
Paraguay, a donde llegaron los padres
de
la Compañía de Jesús, en 1589.
Allí se implant6 un modelo de auténtica civilización cristia
na hermanada con pujante progreso material,
'ya que
se cultivó
el maíz, algodón;
la ganadetía alcanzó un auge admirable; sur
gieron oficiales plateros, herreros, pintores y fundidores; los ca
lígrafos imitaron con admirable perfección la letra de
imprenta
y los músicos no s6lo tocaban como en las catedrales· de Europa
sino que llegan a fabricar instrumentos, incluso 6rganos.
Dentro de ese auge cultural florecen el teatro, la pintura, la
escultura y la
arquitectura. Aquí
es
importante resaltar el hecho
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NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
de que todas las bellas artes eran medios de evangelización y es
pejo de
sanas costumbres.
Fue una
sociedad auténticamente
crisíiana la que imperó en
el
Nuevo Mundo durante los siglos
XVI, XVII y XVIII. Una socie
dad en .la cual no sólo se predicaba el Evangelió sino .que-éste
se
vivía con ,plena coherencia.
· España
había
hecho de
la toma de posesión de América un
imperaíivo casó de conciencia; había, por lo tanto, que evange
lizar,
pues, de
tan gran responsabilidad los reyes habrían
de ren
dir cuentas· a Dios. En la exhortación apostólica
Evangelii nuntiandi el Papa·
Pablo
VI nos dice que
e11angelizaci6n equivale a con11ersión y,
ciertainente, ·que en estas tierras de Hispanoaffiérica, por. medid
de la evangelización, Es pafia _ y la Iglesia transformaron a seres
nómadas, salvajes
y en muchas regiones antropófagos, en
hom
bres
civilizados que supieron tomar cabal conciencia de que eran
pcseedores de un alma inmortal.
· . _: ·
Ciertamente
que
e'stamos de
acuerdo con Ramiro de
Maeztu
cuándo
se
pregunta y
responde al mismo
tiempo: «¿Han elabora
do los siglos ideal alguno que
supere al
nuestro?
Y de la posi
bilidad de salvación se deduce
la de progreso y perfeccionamien
to.
Decir en lo teológico que- -rodos los hombres pueden salvarse
es afumar en
Jo ·ético que deben mejorar, y en lo- político que
pueden progresar. Es ya comprometerse a no
estorbar el
mejora:
miento de sus condiciones de vida y
aún favorecerlo · todo
lo
posible». Y fue así como -gracias a lo que se
califica de
obra oscuran
. tista de
España y. de la
Iglesia~ fue
posible que indios de raza
pura hicieran brillar plenamente sus talentos; tenemos los casos
de que, en el siglo
XVII, un indígena fuese consagrado arzóbispo
de Oaxaca: monseñor
Nicolás del
Puerto.
T
erremos también
al
gran pintor
Miguel Cabrera, a don An
tonio Valeriano -agregado del éolegio de
Tlaltelolco--, quien
con
su
Nican. Mopohua hace la crónica más verídica y hermosa
dé las apariciones de la
Virgen de Guadalupe,
.
E
incluso se dio
el caso
de que una descendiente del empe-
940
Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
radar Moctezuma Xocoyotzin llegara a convertirse en virreina de
México. Nos referimos
a doña María Andrea de Moctezuma.
Mienten, pues, quienes hablan de oscurantismo en uua época
que vio brillar a Sor Juana
Inés de la Cruz, a Juan Ruiz de Alar
eón y a
una pléyade
de pintores, escultores, poetas y arquitectos.
Todo uu
florecer cultural
-propio del Evangelio que
trans
forma al hombre regenerándolo--- se dio durante uua época que
los
enemigos de
España y de la Iglesia
califican injustamente
de
oscurantista.
4. Intransigencia religiosa.
El último cargo de esta Leyenda Negra nos habla de uoo «in
transigencia religiosa» durante la cual parece haberse asfixiado
el
libre
albedrío del
hombre.
Quienes
lanzan este cargo arremeten contra los frailes por
haber destruído templos indígenas, los cuales -la mayoría de
las ocasiones- no eran
más que auténticos mataderos de seres
humanos.
Lógico era que los frailes destruyeran esos templetes y pie
dras
'de sacrificios que nada tenían de artístico y que en reali-
dad eran adoratorios demoníacos. ·
El
día en que los inermes
pobladores del
Valle de Anahuac
vieron derrumbarse
para siempre al feroz Huitzilopochtli, en ese
feliz día supieron lo que era la sonrisa propia de quien siente
alegría de vivir.
Y por haber destruído esas obras indígenas no podemos acu
sar de enemigos del arte a frailes y soldados,
· ya
que a los espa
ñoles de la
época no podemos exigirles un criterio arqueológico
y
antropológico, debido a que
ni eran científicos, ni dichas cien
cias estaban tan desarrolladas como
lo están en la actn:,lidad.
Por
otra parte, si algo
-conocemos hoy
en
día de
las antiguas
culturas precolombinas precisamente a España y a la Iglesia se lo debemos, ya que
la cultura maya fue estudiada por dos frailes:
Diego de Landa y Francisco
Jimenez. Y
los antiguos pueblos de
941
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
la Meseta deben el recuerdo de su existencia, entre otros, a fray
Toribio de Benavente «Motolinia»,. a fray Bemardino de Sahagún,
a fr~y Juan de Torquemada, a fray J er6nimo de Mendieta, a fray
Diego Durán,
al padre
José de Acosta,
al padre
Francisco Javier
Clavijero y a muchos hombres de
la Iglesia que -por amor a
la verdad hist6rica- eran
científicos en
la
plena acepci6n
de la
palabra. Quienes hablan de «intransigencia religiosa», de inmediato
citan a
la Inquisición, presentando a este tribunal como algo té
trico
capaz de cometer
los peores crímenes.
Carlos Pereyra al hablar de este tribunal -que por
finalidad
tenía descubrir herejes o infiltrados que deseaban turbar la paz
del reino-- lo definió como «una
artillería, que
defendió
la for
-taleza, no un· fusil
para tiranizar
a los
que estaban dentro».
El Tribunal del Santo Oficio tendió siempre
a salvar a los
súbditos americanos del contagio herético que tanta sangre ha
bía derramado
en Europa.
Y una cosa muy importante -digna
de
resaltarse- es el hecho de que no
tenía jurisdicción
sobre el
indígena. ·
Al hablar de las victimas de la Inquisición, don Alfonso Jun
co nos dice que, en los tres siglos que en la Nueva España es
tuvo funcionando, apenas
cuarenta y
tres personas fueron conde
nadas a la pena capital. En cambio -valga la
comparación-en
Boston, en 1692,
· fueron
ejecutadas veint.e personas a las que se acusaba de estar
poseídas por el demonio. Este fue el ce1ebre caso de las Brujas
de Salem. Mucho
podríamc;,s hablar de la obra de Espafia y de la Igle
sia en tierras de América y al hacerlo se ve
cómo la
densa capa
de calumnias que cubren un monumento grandioso se deshace
del mismo modo que una capa de lodo al recibir cubetazos de agua.
· Pero decíamos que
el principal artífice de
la Leyenda Negra
fue el dominico Bartolomé de las
Casas, un
personaje a quien el
docto historiador Ramón Menéndez
Pida! califica de paranóico,
exagerado e incongtuente.
942
Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
Un elemento que al hablar de los indios supuestamente ex
terminados por los españoles dice que fueron muchos más
de
veinticuatro millones; que la isla de Santo Domingo tenía. treinta
mil ríos o arroyos, doce de los cuales eran tan grandes como el
Duero, Ehro y Guadalquivir, y veinticinco mil de ellos riquísi
mos en oro.
Falsedades evidentes que nos presentan
al. padre
Las Casas
como un .mentiroso redomado ...
¿Ruede ser
digna de crédito su
obra?
Pero además fue incongruente,
ya· que.
no vacilaba en cargar
con exceso a sus indios sin pagarles y, a la
vez, fue él
quien re
comend6 que se trajesen al Nuevo Mundo negros cazados al lazo
en las costas
. de
Africa.
:Mentiroso e
incongruente, ese fue
Bartolomé de
las Casas,
a quien se le
honra no
porque defendi6
a los indios, sino porque
difam6 a España sirviendo con .sus calumnias a
los enemigos
del
catolicismo.
En cambio, otros dominicos
que sí
se distinguieron por su
santo apostolado en favor de los indios
·son hoy
casi desconoci
dos, y entre ellos: fray Antonio de Valdivieso, primer obispo de
Nicaragua~ · quien
fue asesinado
·a puñaladas
por oponerse a los
abusos
de" quienes explotaban a
los aborígenes.
· Asimismo,
también denrro de la Orden de los Predicadores,
se recuerda con cariño y gratitud a fray Juan Ramos, fray
Do
mingo de Se:lazar, fray Alonso Guerra, fray Pedro de Galarza y
fray Francisco de
San Miguel. Auténticos padres de los primiti
vos habitantes del Nuevo Mundo.
Y ya que hablamos de un tiempo durante el
cual -según los
enemígos
de la verdad hist6rica-
España y
la Iglesia parecen
haber cometido las más temibles rropelias
-'lo cual · se
demostr6
ser falso--, prudente será mencionar lo que ocurria en otros
países en aquella misma
época.
En Francia, por ejemplo, se quemaban herejes en medio del
morbo
popular y, allí, gracias a las intrigas de Catalina de Médi
cis, fue posible
la «Matanza de San Bartolomé».
En
Alemania se
perseguían unos
a
otros en
nombre de
la li-
943
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
bertad de conciencia y fue Lutero quien apoyó a los nobles en
contra de los campesinos sublevados. ·
Por
su parte, Calvino denunció al
científico Miguel
Servet
ánte
la Inquisición católica de Viena y, posteriormente, lo quemó
por hereje.
En Inglaterra, Enrique VIII --11 quien el literato Charles
Dickens
califica de «mancha de sangre y grasa»-asesinó a sus
esposas, decapitó al humanista Santo Tomás Moro y cometió
mil
tropelías. Y todo porque quiso imponer, a sangre y fuego, una
religión que
toleraba ampliamente sus más bajos instintos.
En ese mismo
país fue
la
reina Isabel quien persiguió con
saña
·diabólica al catolicismo, quien mandó decapitar a la. reina
María Estuardo y quien empezó la persecución contra los católi
cos irlandeses,
persecución que
aún persiste en nuestros
dlas.
Y en Francia fue Enrique IV -e1· fundador de la dinastía
de
los
Borbones-quien adjur6 de
sus creencias para conquistar
la corona y, al hacerlo, dijo cínicamente aquello de «París bien
va:le
una Misa».
Un.
espectáculo de guerras, persecuciones, odios y
mil calami
dades se vivió durante más
de un siglo al norte de los Pirineos.
Ocurrían
esas tragedias
durante
los ntismos afios en
que
en el
Mundo
Hispánico se respiraba un clima de paz, progreso y ar
monía cristiana. Mucho se podría hablar acerca
de lá Leyenda Negra, un
auténtico mito
.qué no
resiste
la crítica histórica.
Mucho se podrá enlodar la obra de
Espafia y de la Iglesia
en
tiemts del
Nuevo Mundo, pero, al hacerlo,
ocurrirá lo
ntis
mo que
ocurrió con
aquel diamante del que nos habla el siguien
te soneto:
944
«Puede una gota de lodo ·
sobre un diamante cáer,
puede también; de este modo,
su fulgor
oscurecer; ·
pero
aunque el diamante todo
se encuentre de lodo lleno, el valor que le hace bueno,
Fundaci\363n Speiro
LA LF;yENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
no ha perder un instante
y. ha de ser siempre diamante,
por más
que lo manche el cieno».
Sin embargo -a pesar de su evidente falsedad- esta ma'.
raña
de calumnias cumplió a las mil maravillas con el propósito
que perseguían sus
difusores, o sea, no sólo el manchar
la obra
de España,
sine, propiciar
que
los pueblos hispánicos, legítimos
herederos
de
la España católica, perdieran la memoria histórica,
extraviasen el rumbo y quedasen -gracias
· a
este
extravío-en
condiciones
propicias para ser
manipulados. ·
Así,
pues, se convierten
en necesidad vita:! salir a:l encuentro
de
la verdad histórica, no sólo con
afán de aclarar los hechos
sino de saber con exactitud cual
es, basándose en nuestras autéfi
ticas
raíces
la vocación de Hispanoamérica.
Porque una cosa es muy cierta: no es lo mismo tener por
·
antepasados
a piratas o salteadores que el ostentar en nuestros
blasones los escudos nobiliarios de héroes que también fueron
santos.
Al llegar a este punto se · nos ocurre señalar la siguiente com
paración: la dramática situación
·de los
pueblos hispánicos es si
milar al caso de un noble príncipe, heredero de un vasto imperio,
que,
siendo apenas
un
infante, tuvo
la desgracia de que sus
pa
dres fuesen destronados y muertos por un usurpador. El nifio
pudo
salvar milagrosamente la existencia pero -ignorante de su
condición
real-vaga
por los arrabales
~níundido entre
mendi
gos y malvivientes.
Es de justicia que alguien encuentre a ese
príncipe que
pasa
hambre, que pide limosna y que viste harapos.
Es de justicia que alguien
·1e haga
conocer sus verdaderas
raíces
. y
-una vez que el jovenzuelo tome conciencia de su
autéfitica personalidad-
derroque al tirano, recobre el trono
y le devuelva a su pueblo la libertad que le arrebató el asesino
de sus padres. De igual manera ocurre con los pueblos hispánicos. Son
-como dijera
Rubéfi Dado-«veinte
cachorros del
león espa-
945
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
ñol» que hoy vagan sin rumbo fijo, sin identidad propia y sin
memoria histórica. Y al andar como pobres vagabundos, esos nobles pueblos de
Hispanoamérica y Filipinas sufren las embestidas del materialis
mo, del hedonismo, del protestantismo, del
capitalismo liberal,
de la masonería, del marxismo, del terrorismo, del cQntrol natal,
de. la pornografía, del aborto, del tráfico de drógas, etc.
· Urge
salvar a
e.sos pueblos
de los peligros que los amenazan.
Y para ello
la condición sine qua non es que conozcan la verdad
histórica. Esa verdad de la cual nos
habla San
Pablo
y que a todos nos
hará libres.
Y ya, para concluir, unos párrafos que Su Santidad Juan Pa
blo
·II pronunció
el 31 de octubre de 1982 con motivo de su
primera
visita a
España:
«Vengo atraído por una historia admirable de fidelidad a la
Iglesia
y de servicio a . la misma, escrita en empresas apostólicas
y en tantas grandes figuras que renovaron esa Iglesia, fortalecie ron su
fe, la defendieron en momentos difíciles y le dieron nue
vos hijos en enteros continentes. En efecto, gracias sobre todo
a esa simpar actividad
evangelizadora, la porción más
numerosa
de la Iglesia de Cristo habla hoy y reza a Dios en· español. Tras
mis viajes
apostóli,os, sobre todo. por
tierras de Hispanoaméri
ca y Filipinas, quiero decir en este momento
singuJar: ¡Gracias,
España;
gracias, Iglesia en España, por
tu fidelidad al Evange-
lio y
a la
Esposa de
Cristo!»,
·
946
Fundaci\363n Speiro
HISTORICO
POR
NEMBSIO RODRÍGUEZ Lois
Con el fin de introducirnos científicamente en el tema,. pr~
ciso
será
expresar el
concepto de
leyenda que no es otro más
que el de
un hecho hist6rico desfigurado por la fantasia.
En cambio, lá Historia. es toda una ciencia: Es la narración
verídica, razonada e interesante de una serie_ d_e acontecimientos
· que fueron decisivos en la marcha de la humanidad ..
Magistra
vitae,
es así como Cicerón define- la Historia y no
le faltó razón ya que ésta, con su acervo de .datos y experiencias
pasadas, viene siendo como
la sabia consejera que nos orienta
para
que no repitamos los errores que cometieron quienes
antaño
nos
precedieron
en· la
marcha.
Así pues, aunque pudiera parecer lo contt.itlo,
la Historia
es una ciencia netamente pragmática, con una gran
µtilidad no
sólo
para
el momento presente, sino también para el . futuro:
constituye
la luz de la experiencia que habrá. de. iluminar nuestro
caminó.
Y para poder cumplir con tan noble. yocación, la meta que
la Historia persigue no es
otrll más
que la -verdad.
La verdad os hará libres, dice San Pablo y, ciertamente, que
·sólo con la posesión de la verdad wdremos estar en condiciones
de
ejercitar mejor la libertad, esa facultad propia del ser humano
que consiste en
poder elegir
siempre .el bien mayor.
Nicolás Maquiavelo, el
impío pensador
renacentista que
pro
vocó
el divorcio entte la ética y la politica, nos dice algo digno
muy de tomarse en cuenta
al ttatar el presente tema: El pueblo
que no ama la verdad es el
esclavo natural
de todos los malvados.
929
Fundaci\363n Speiro
NBMBSIO RODRJGUBZ WIS
Y, ciertamente, tuvo razón porque en d momento en que la
Historia es
prostituí¡µ, falsearla o manipulada ocurre
que, en
vez de ser maestra, se transfonna en una-mala consejera; en vez
de cumplir con una noble función orie(ltadora, aturdirá a sus
pupilos;
y -lo más grave de todo--se volveri!n a cometer los
mismos errores.
De entre todas . las ciencias es, precisamente, la Historia la
que más expuesta se halla a
padecer d nefasto
influjo de los
prejuicios religiosos o políticos. Y es así c6mo
d historládor que
debiera escribir de un modo
imparcial,
despoji!ndose de . toda
idea preconcebida de antemano
y buscando únicamente la verdad, se muestra casi siempre apasio
nado -obsesionado, mejor
dicho--en
sus juicios.
Estos
seudohistoriadores suelen
manifestarse parciales en la
exposición de los hechos y
hábiles en
omitir detalles que desttu·
yan su tesis y
acentuar los
que la favorecen.
El resultado viene a ser algo muy lamentable: El libro de
Historia
termina convirtiéndose
en una obra de
secta o
de par
tido o,
en casos extremos,
cae en el nivd de
·un vulgar
libelo
difamatorio.
Esto
trae por consecuencia que los pueblos se desorienten,
que
piérdan conciencia
de su identidad nacional
y que sean fácil
presa de elementos interesados en manipularlos para poder des
truirlos.
Un
caso
evidente no s6lo
de manipuleo, sino de auténtica
deformación del
hecho
histórico lo
constituye la obra de España
y de la Iglesia en América, obra grandiosa que fue desfigurada
de
tal modo crei!ndose, en
poco tiempo, lo que se conoce como
· la
Leyenda Negra, de la cual trataremos
elJ. esta ocasión.
En
primer lugar, antes
-de entrar
en materia, queremos se
ñalar que
la obra de España en América fue ante todo espiritual,
ya que lo que de modo primordial
perseguía era difundir· el Evan
gelio. Muy diferente lo que
ocurrió· con
otras naciones europeas
. a
las que
·úttlcamente las movía
el mezquino
interés de
hallar ri
quezas. La finalidad espiritual perseguida por España, contrapuesta
930
Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
a los mezquinos afaoes pecuoiarios que movían a otras naciooes,
se
refleja clarameote
eo el caso de Doo Quijote, quien no salió de
su ·aldea para gaoar. dioero sino hoora: en
cambio, Saocho Pao
za de cootiouo. aodaba peosalldo en su íosula.
Idealismo y materialismo. Dos coocepciones muy distiotas de
la realidad. En este punto se distinguíao unos de .otros.
La Leyeoda Negra aotiespañola tiene varias ramificaciones:
una se enfila directameote contra el pueblo español, acusándolo
de retrógrado; otra
¡,taca con
odio singular al
rey Felipe II, cu1,
pándolo de los mayores crímenes; y otra se expresa haciendo én
fasis a la
actuación de Esp¡!ña en
el Nuevo Mundo, actuación
que es
. coosiderada
como nefasta.
En esta ocasión nos concretizaremos únicamente al análisis
de lo referente a la Leyeoda Negra en su vertiente colonial.
El iniciador de esta campaña de. embustes· fue el· clérigo do
minico fray Bartolotoé de las. Casas, quien eo su obra Brevlsima
relaci6n
de la destrucci6n de las Indias, puso las bases sobre las
cuales se habría
de construir un monumento a la calumnia.
Un libro que fue ilustrado por el
llameoco T eodoro de Bry
con una serie de
láminas que
hacen estremecer de
horror a
cual
quiera.
La semilla estaba sembrada, muy pronto se esparció por Euto
pa y los encargados de difundirla
y acrecentarla fueroo elementos
del mundo aoglosajón y
prote$tante para
quienes
-en aquel
tiempo- España se
había oonvertido
en un dique a sus ambi
ciones.
Los cargos más graves que la Leyenda Negra imputa a la
obra de España eo América son los siguientes:
codicia insaciable,
crueldad,
oscurantismo e
intraosigencia religiosa.
Analicemos cada uno de ellos por separado y hablemos
bre
vemeote
de lo que España eo realidad
hizo en
tierras
de His
paooamérica.
931
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO RODRJGUEZ LOIS -
l. Codicia insaciable.
En lo que respecta a la «codicia insaciable», repetimos que
el afán que movió a España fue netamente espiritual, o sea, el de
convertirse en el brazo derecho de
la Iglesia dentro de la em,
presa misionera más importante
de
_ todos
los siglos.
Claro está que negar la existencia de anhelos de fama y for
tuna
sería infantil, incluso el mismo Bernal Díaz del Castillo
nos dice que los españoles partieron hacia
las Indias: «por ser
vir a Dios,
a Su Majestad y dar luz a -los que estaban en tinie
blas,
y también "por haber riquezas", que todos_ los hombres
comúnmente· buscamos».
Y este «haber riquezas, que .todos los hombres comúnmente
buscamos», e_s
algo propio de
la condición humana, pues .-siem
pre y cuando no se- transforme en una pasión desordenada-,
constituye
el
motor que
impulsa el progreso de los pueblos.
Al .tocar este punto, prudente es .recordar cómo son cuatro
los· impulsos más
-poderosos
que determinan las
formas de
con
-vivencia
del hombre dentro de la sociedad civil e incluso fue
ra de ella:
-La
búsqueda de lo absoluto, que
da origen alas religiones.
-La
sociabilidad,_ que
da origen. a la sociedad civil.
-El
instinto sexual, que es causa
de la reproducción de la
especie.
-El
afán de lucro, que origina las actividades económicas.
Pues bien, cuando ese afán
-de
-lucro se rige por normas
in ora
les entonces no sólo ·es lícito el poseerlo, sino incluso indispen
sable para
el armónico progreso tanto de la comunidad como del
individuo; malo cuando ese afán de lucro es desordenado, viola
' nomws morales
y se transforma en un apetito desordenado de
los bienes materiales. Volviendo al tema, el hecho de que la evangelización de
Amé-_
rica fuese una empresa netamente misionera no excluyó que
932
Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
entre miles y miles de españoles que vinieron a estas tierras mu
chos lo hicieran con el afán· de obtener riquezas, lo
cual --como
arriba dijimos- tampoco era como para considerarse inmoral.
Gracias a ese lícito afán de progreso fue que miles de es,¡,a
ñoles, acompañados. muchos de ellos po,r sus esposas, se deci
dieron a la aventura de colonizar,
fundar poblaciones, estable
cer pequeñas
industrias y,
con ello,
implantar la civilización
oc
cidental.
Gracias a eso fue
p9sible que
llegaran agricultores trayendo
productos que aquí
eran desconocidos,
como - el trigo o la vid;
que llegasen ganaderos trayendo
_asnos, vacas,
ovejas, caballos y
una serie de animales que· tan útiles son a la comunidad; que
llegasen mineros, herreros, artesanos y una serie de elementos hu
manos que
~on básicos
dentro
de
0
la estructura social y económica.
La gran mayoría de esas gent
humildes
labradore&'.- no
venían impulsados
por
el
místico afán de propagar la fe de Cristo sino con el anhelo de
encontrar un futuro más
prometedor el
cual, gracias a su es
fuerzo, se volvió muy pronto realidad.
,
Y ni duda cabe que esos miles y miles de anónimos agricul
tores, mineros, artesanos,· ganadel'Os, etc., que durante tt:es SÍ.;
glos cruzaron el Atlántico contribuyeron al progreso de todo un
continente.
Ahora
bien, y
eón el
objeto de no dejai- puntos
pendientes,
señalemos
que el cargo de «codicia insaciable»
que se laQza con
tra España lo justifican los detractores basándcise eh los abusos
que algonos elementos mal nacidos
coinetieroti durante
los pri
meros años del descubrimiento de 'América.
No negamos que hubo encomenderos que abusaron y que in
cluso llegaron
a marcar con un hierro candente a los indios; como
también son
algo público
y notorio las tropelías cometidas por
Nuño de Guzmán y los miembros de la Primera Audiencia
aquí,
en
México. Es propio de la natutaleza humana
~herida por la concupis
cencia que tuvo su origen en
el pecado original- abusar de sus
semejantes,
y en especial de los inferiores.
933
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO ROD.RIGUEZ LOIS
Pues bien, considerando eso fue que en cuanto los primeros
abusos se cometieron, los
reyes de España pusieron el remedio a
la mayor brevedad. · Y para muestra tenemos
el precioso testamento de Isabel la
Católica, las
Nuevas Leyes de Indias del año
1542 y el hecho de
que
el tan calumniado Felipe
II dictase disposiciones en materia
laboral estableciendo ·
la jornada
de
· ocho
horas dividida en dos
períodos, imponiendo la obligación para
el patrón de sostener
escuelas, hospitales, seminarios,
etc., y exigiendo que se conside
rase e1 domingo romo día de descanso obligatorio.
Algo
sumamente avanzado
para aquella época.
En
cuanto · el
emperador· Cariar V tuvo conocimiento de los
desmanes de la Primera Audiencia, de inmediato destituyó a los
oidores, quienes fueron
temitidos a
España dentro
de jaulas y,
en su lugar, pasó a gobernar
la Nueva España una Segunda
Audiencia,
que estaba integrada --entre otros- por dos
perso
najes cuyos nombres despiertan hoy admiración universal: don Vasco de
Quiroga y
don Sebastián
Ramírez de Fuenleal.
Si muchos abusos no se corrigieron ello se.
debió a · que
las
distancias
y la deficiencia de comunicaciones . en acjuella época
impedían a
. los
monarcas estar al
tanto de todo lo que por aquí ·
ocurría.
Pero
. una
cosa
_es cierta:
en cuanto una queja llegaba a la
Corte,
de inmediato el rey ponía el remedio.
Clásico el ejemplo de Felipe II, quien reprendió severamen
te, a un virrey suyo al decirle: «Os mandé al Peró no a matar
a mis súbditos, sino a servirlos».
Para mayor abundamiento citaremos el hecho de que ya en
el siglo.
XVI, el dominico Francisco de Vitoria se enfrentaba al
poderosísimo Carlos V al debatir -con fundados argumentos
toológicos-sobre
si el
empera,dor, al
igual que el
Papa, tenían
dereohos
sobre
los indios.
Qué contraste con la España del siglo
xvrrr, uno
de cuyos
productos, el marqués de Croix, al anunciar la
e,cpulsión de
los
jesuitas, decía secamente
q\le «los
súbditos del gran monarca na-
934
Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
cieron para callar y obedecer y no para discutir ni opinar en los
graves asuntos de] gobierno».
Plena época del despotismo ilustrado
dentro de
una España
borbónica
y decadente. Muchos historiadores de mala fe toma
ron estas frases del marqués
de Croix como prototipo, aplicán,
dolas
a los tres siglos que España gobernó estas tierras, siendo
que -al menos durante dos siglos y medio-- la política que se
seguía en
Madrid era de considerar a las Indias como reinos
y
no como colonias.
Y, para concluir este punto: no negamos abusos, casos de
«codicia insaciable», pero éstos fueron pocos
y sólo al principio
de la colonización
ya que,
en cuan.to. los reyes tenían conoci
miento de ello, ponían remedio cuando antes, ya que el espíritu
que flotaba en
el ambiente no era el de la explotación, sino el
derivado de una gigantesca cruzada misionera ..
2, Crueldad.
El segundo cargo que se lanza contra España es el de «cruel
dad», ·acusación que en_ parte
queda rebatida con los anteriores_
-
argumentos.
Una
frase muy conocida nos
dice que «cr!menes
fueron del
tiempo, mas
no de
España» y,
ciertamente, para entender un he
cho histórico preciso será tratar de hacerlo con la mentalidad
propia de la
época.
Una época en la cual Martín Lutero predicaba que se mata
ran como perros a los campesinos alemanes; en la cual una Isa
bel de Inglaterra eliminaba a los irlandeses reduciéndolos a su
mínima expresión; una
época en la cual los colonos ingleses ma
taban pieles rojas como si fueran búfalos y, al hacerlo,
repetían
sistemáticamente
aquello de que
«el mejor indio es el indio
muerto».
Por otra parte, es algo de todos conocido que la conquista de
México no fue un juego de niños, sino una serie de duras ba
tallas en las cuales -como en toda
guerra-: era
preciso hacer
935
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO RODRJGUEZ LOIS
acopio de todos los medios bélicos a su alcance, especialmente si se toma en cuenta que los
soldados de Hernán. Cortés se en
frentaban con un pueblo cruel, que. tenía aterrorizadas a las tri
bus vecinas
y que pracúcaban los sacrificios humanos, seguidos
por la antropofagia. Pero, repetimos los argumentos
del inciso anterior, en cuanto
los monarcas
tenían lioricia de algún abuso, de inmediato ponían
remedio y durante tres siglos estuvo en vigor una legislaci6u que
favorecía al indio y que fue causa de que durante trescientos
años no se alterase en
lo más mínimo
la paz social.
Muy diferente habría sido
la historia si un estado de per
petua injusticia
----cimpregnado de
odiosas instituciones legales. y
funcionarios desp6ticos- hubiese imperado .
.En ese
caso los mo
tines,· protestas y rebeliones serían cosa
harto frecuente.
Es evidente que no se puede tapar el sol con un dedo, y
por la Historia, poetas, literatos
y cronistas de la época, las no
ticias que recibimos hablan de un
país en el cual se respiraba un
clim.a de paz, progreso y armonía.
Por otra
parte, si la tan pregonada
«crueldad» hubiera
sido
el pan cotidiano en estas tierras del Nuevo Mundo, ni duda cabe que
· ¡os indios
hubieran huido
a la serranias y que los esfuer
zos de los misioneros por catequizarlos habrían resultado
inú
tiles.
En cambio es un
hecho histórico
que aquellos nómadas sal
vajes se acercaban a los frailes con la misma ternura de un niño
que busca las caricias de su padre, se incorporaban
a la vida. ci
vil, aprendían un· oficio y prosperaban tánto en lo espiritual como
en lo material.
Es harto evidente que en un clima de continua
«crueldad»
esos
milagros no ocurren, ya que vivir en un estado de tensión
continua origina que, al poco tiempo,
el rencor acumulado esta
lle y se
produzca un
verdadero cataclismó social.
Y las noticias que tenemos de los trescientos años de domi
nación
i,s¡,añola en
América son de una paz completa dentro de
la cual florecieron las
más altas
inspiraciones del talento
humano.·
Los
primeros motines de repulsa hacia el rey de España es-
936
Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
tallaron en 1767 a raíz de la expulsión de los jesuitas. Señal ine
quívoca de cómo
el pueblo amaba de todo corazón a aquellos
bondadosos sacerdotes que tanto bien hubían hecho en
. estas
tierras.
Aquí -y para mayor abundamiento-- es preciso' citar la
bula Sublimis Deus dada ,por el Papa Paulo III el 2 de junio de
1537
y, mediante la cual, se reconocía la racionalidad de los in
dios, con lo cual quedaban sin fundamento quienes; en lo sucesi
vo, pudiesen argüir que los
ah:,rígenes eran
unos brutos dignos
sólo de servir como ·bestias.
Carlos V se apoyó en dicha bula para promulgar las Nuevas
Leyes de 1542, que en mucho .contribuyeron a.;emediarla situa
ción de
·· la població!l indígena,
Dentro
de este apartado
con.viene resaltar
que mucho· se
jn
síste
en
que
les conquistadores españoles exterminaron, en unos
cuantos años, a todos los indios que poblaban Cuba, Puerto Rico,
Santo
Domingo y
las Antillas
.Menores.
No
negamos que
hayan existido
abusos
por parte de
algu
nos encom.enderos, :abusos que· ya con anterioridad mencionamos
brevemente y que, en cuánto 11.,gaban a oídos del rey, eran rá,
pidamente
corregidos.
Pero tampoco negamos. que la viruela
fue causa decisiva de
la
mortandad que se produjo en
la zona del Caribe. Así, pues,
los primitivos habitantes de aquellas islas no
sólo murieron
a
golpes de espada, también las epidemias desempeñaron un papel
mortífero.
Asimismo,
y según recientes investigaciones del doctor Fran
cisco Guerra, catedrático de
la Facultad
de Medicina de
Ja. Uni
versidad de Alcalá de Henares
...::..declaraciones publicadas
en
El
P ais el 27 de septiembre de 1985-, antes que la viruela llegó
a aquellas
islas una
enfermedad conocida como «influenza
suina»
o
gripe del cerdo. ,
Una variedad
de gripe que resultó particularmente. maligna
para una población que
carecía de
defensas
· cóntra
esa enfer
medad,
Según parece,
durante su segundo viaje, en 1493, Colón com-
937
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
pr6 ocho cerdos en la isla de Gomera y los llev6 -con el pro
p6sito
de fomentar la ganadería- junto con caballos,. cabras y
vacas.
Una vez que el Almirante pisa de nuevo suelo americano co
mienza
la epidemia, la cual provoca entre los aborígenes una
mortandad tal que,
al cabo de pocos años, se estim6 en más de
un
mill6n
y medio de personas.
3. Oscurantismo.
Otro cargo que la Leyenda Negra lanza por igual contra Es
paña
y contra la Iglesia es el de «oscurantismo» y,. por el mismo,
· entendemos
que esa
éP9Ca fue algó as! como
una
noche intermi
nable
y tenebrosa durante
la cual el progreso se estanc6 y de la
cual más vale no
acordarse.
La
Historia se encarga
de rebatir esta calumnia.
Por principio de cuentas hay que decir como, gracias a fray
Juan de
Zumárraga, la imprenta llega a México en 1539, siendo
la ptimera obra impresa la
Escala espiritual para llegar al Cielo,
de San Juan Cl!maco. .
También
hay que señalar que -gracias también a Zumá
rraga- la primera. Universidad de América se
funda en Méxi
co
en 1551, mismo año en que también se
funda la de. Lima.
· El celebérrimo Harvard College
norteamericano no
se
fond6 hasta
1636,
casi un siglo después.
Muy pocos ignoran que México tenía Facultad de Medicina
en 1560, mientras que Nueva York
vino a
extender
los -primeros
dtulos médicos en
1769, doscientos años
más tarde.
A partir de
la llegada de los españoles el -continente se. sem
bró de
escuelas ya que los colegios
para indios
fuéron tantos
como los conventos.
Gracias a esto fue posible que, en unas cúantas décadas,
miles
y miles de kil6metros éuadrados -desde la Nueva España
hasta
el Río de la Plata-se unificaron en lo lingii!stico. ·
Esta unificaci6n en lo
lingii!stico constituy6
una auténtica
938
Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN M¡TO SIN .FUNDAMENTO
proeza, ya que en estas tierras era una babel de idiomas lo que
existía, y el hecho de que todos los pueblos adorasen al mismo
Dios rezando en castellano
aceleró. el progreso al incorporarlos
dentro de la cultura· occidental.
Dentro de las obras de progreso material podemos citar.
va
rios
ejemplos.
El caso del
agustín<> fray
Diego de Chávez, quien, no con
forme con su obra de evangelizaci6n, también se
consagro a la
ingeniería hidráulica, y al formar la artificial Laguna de Yuriria,
hizo de aquella regi6n del Bajíó una de las zonas más fértiles
de nuestra patria.
Tocando casi
el mismo tema, es evidente que el desarrollo de
la agricultura está necesariamente ligado al regadío de las tierras;
pues bien, el bellísimo y eterno verdor de
Uruapan· así
como sus
deliciosos rumbos --allá por
Michoacán~, se debi6 a los empe
ños
de los frailes que captaron y canalizaron las aguas de los ríos
vecinos.
Tenemos también al padre Francisco Tembleque, quien· pro
yectó y construyó el gtan acueducto de Zempoala, el cual result6
de gran beneficio para muchos poblados.
Al beato Sebastián de Aparicio
debe México la carreta de
bueyes, con la que se liberó al indígena de
la pesada y humillante
carga que, desde la época de los aztecas, los ·infelices tamemes
llevaban sobre sus espaldas.
En América del Sur fueron mundialmente admiradas las re
ducciones
jesuí;ticas del
Paraguay, a donde llegaron los padres
de
la Compañía de Jesús, en 1589.
Allí se implant6 un modelo de auténtica civilización cristia
na hermanada con pujante progreso material,
'ya que
se cultivó
el maíz, algodón;
la ganadetía alcanzó un auge admirable; sur
gieron oficiales plateros, herreros, pintores y fundidores; los ca
lígrafos imitaron con admirable perfección la letra de
imprenta
y los músicos no s6lo tocaban como en las catedrales· de Europa
sino que llegan a fabricar instrumentos, incluso 6rganos.
Dentro de ese auge cultural florecen el teatro, la pintura, la
escultura y la
arquitectura. Aquí
es
importante resaltar el hecho
939
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
de que todas las bellas artes eran medios de evangelización y es
pejo de
sanas costumbres.
Fue una
sociedad auténticamente
crisíiana la que imperó en
el
Nuevo Mundo durante los siglos
XVI, XVII y XVIII. Una socie
dad en .la cual no sólo se predicaba el Evangelió sino .que-éste
se
vivía con ,plena coherencia.
· España
había
hecho de
la toma de posesión de América un
imperaíivo casó de conciencia; había, por lo tanto, que evange
lizar,
pues, de
tan gran responsabilidad los reyes habrían
de ren
dir cuentas· a Dios. En la exhortación apostólica
Evangelii nuntiandi el Papa·
Pablo
VI nos dice que
e11angelizaci6n equivale a con11ersión y,
ciertainente, ·que en estas tierras de Hispanoaffiérica, por. medid
de la evangelización, Es pafia _ y la Iglesia transformaron a seres
nómadas, salvajes
y en muchas regiones antropófagos, en
hom
bres
civilizados que supieron tomar cabal conciencia de que eran
pcseedores de un alma inmortal.
· . _: ·
Ciertamente
que
e'stamos de
acuerdo con Ramiro de
Maeztu
cuándo
se
pregunta y
responde al mismo
tiempo: «¿Han elabora
do los siglos ideal alguno que
supere al
nuestro?
Y de la posi
bilidad de salvación se deduce
la de progreso y perfeccionamien
to.
Decir en lo teológico que- -rodos los hombres pueden salvarse
es afumar en
Jo ·ético que deben mejorar, y en lo- político que
pueden progresar. Es ya comprometerse a no
estorbar el
mejora:
miento de sus condiciones de vida y
aún favorecerlo · todo
lo
posible». Y fue así como -gracias a lo que se
califica de
obra oscuran
. tista de
España y. de la
Iglesia~ fue
posible que indios de raza
pura hicieran brillar plenamente sus talentos; tenemos los casos
de que, en el siglo
XVII, un indígena fuese consagrado arzóbispo
de Oaxaca: monseñor
Nicolás del
Puerto.
T
erremos también
al
gran pintor
Miguel Cabrera, a don An
tonio Valeriano -agregado del éolegio de
Tlaltelolco--, quien
con
su
Nican. Mopohua hace la crónica más verídica y hermosa
dé las apariciones de la
Virgen de Guadalupe,
.
E
incluso se dio
el caso
de que una descendiente del empe-
940
Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
radar Moctezuma Xocoyotzin llegara a convertirse en virreina de
México. Nos referimos
a doña María Andrea de Moctezuma.
Mienten, pues, quienes hablan de oscurantismo en uua época
que vio brillar a Sor Juana
Inés de la Cruz, a Juan Ruiz de Alar
eón y a
una pléyade
de pintores, escultores, poetas y arquitectos.
Todo uu
florecer cultural
-propio del Evangelio que
trans
forma al hombre regenerándolo--- se dio durante uua época que
los
enemigos de
España y de la Iglesia
califican injustamente
de
oscurantista.
4. Intransigencia religiosa.
El último cargo de esta Leyenda Negra nos habla de uoo «in
transigencia religiosa» durante la cual parece haberse asfixiado
el
libre
albedrío del
hombre.
Quienes
lanzan este cargo arremeten contra los frailes por
haber destruído templos indígenas, los cuales -la mayoría de
las ocasiones- no eran
más que auténticos mataderos de seres
humanos.
Lógico era que los frailes destruyeran esos templetes y pie
dras
'de sacrificios que nada tenían de artístico y que en reali-
dad eran adoratorios demoníacos. ·
El
día en que los inermes
pobladores del
Valle de Anahuac
vieron derrumbarse
para siempre al feroz Huitzilopochtli, en ese
feliz día supieron lo que era la sonrisa propia de quien siente
alegría de vivir.
Y por haber destruído esas obras indígenas no podemos acu
sar de enemigos del arte a frailes y soldados,
· ya
que a los espa
ñoles de la
época no podemos exigirles un criterio arqueológico
y
antropológico, debido a que
ni eran científicos, ni dichas cien
cias estaban tan desarrolladas como
lo están en la actn:,lidad.
Por
otra parte, si algo
-conocemos hoy
en
día de
las antiguas
culturas precolombinas precisamente a España y a la Iglesia se lo debemos, ya que
la cultura maya fue estudiada por dos frailes:
Diego de Landa y Francisco
Jimenez. Y
los antiguos pueblos de
941
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
la Meseta deben el recuerdo de su existencia, entre otros, a fray
Toribio de Benavente «Motolinia»,. a fray Bemardino de Sahagún,
a fr~y Juan de Torquemada, a fray J er6nimo de Mendieta, a fray
Diego Durán,
al padre
José de Acosta,
al padre
Francisco Javier
Clavijero y a muchos hombres de
la Iglesia que -por amor a
la verdad hist6rica- eran
científicos en
la
plena acepci6n
de la
palabra. Quienes hablan de «intransigencia religiosa», de inmediato
citan a
la Inquisición, presentando a este tribunal como algo té
trico
capaz de cometer
los peores crímenes.
Carlos Pereyra al hablar de este tribunal -que por
finalidad
tenía descubrir herejes o infiltrados que deseaban turbar la paz
del reino-- lo definió como «una
artillería, que
defendió
la for
-taleza, no un· fusil
para tiranizar
a los
que estaban dentro».
El Tribunal del Santo Oficio tendió siempre
a salvar a los
súbditos americanos del contagio herético que tanta sangre ha
bía derramado
en Europa.
Y una cosa muy importante -digna
de
resaltarse- es el hecho de que no
tenía jurisdicción
sobre el
indígena. ·
Al hablar de las victimas de la Inquisición, don Alfonso Jun
co nos dice que, en los tres siglos que en la Nueva España es
tuvo funcionando, apenas
cuarenta y
tres personas fueron conde
nadas a la pena capital. En cambio -valga la
comparación-en
Boston, en 1692,
· fueron
ejecutadas veint.e personas a las que se acusaba de estar
poseídas por el demonio. Este fue el ce1ebre caso de las Brujas
de Salem. Mucho
podríamc;,s hablar de la obra de Espafia y de la Igle
sia en tierras de América y al hacerlo se ve
cómo la
densa capa
de calumnias que cubren un monumento grandioso se deshace
del mismo modo que una capa de lodo al recibir cubetazos de agua.
· Pero decíamos que
el principal artífice de
la Leyenda Negra
fue el dominico Bartolomé de las
Casas, un
personaje a quien el
docto historiador Ramón Menéndez
Pida! califica de paranóico,
exagerado e incongtuente.
942
Fundaci\363n Speiro
LA LEYENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
Un elemento que al hablar de los indios supuestamente ex
terminados por los españoles dice que fueron muchos más
de
veinticuatro millones; que la isla de Santo Domingo tenía. treinta
mil ríos o arroyos, doce de los cuales eran tan grandes como el
Duero, Ehro y Guadalquivir, y veinticinco mil de ellos riquísi
mos en oro.
Falsedades evidentes que nos presentan
al. padre
Las Casas
como un .mentiroso redomado ...
¿Ruede ser
digna de crédito su
obra?
Pero además fue incongruente,
ya· que.
no vacilaba en cargar
con exceso a sus indios sin pagarles y, a la
vez, fue él
quien re
comend6 que se trajesen al Nuevo Mundo negros cazados al lazo
en las costas
. de
Africa.
:Mentiroso e
incongruente, ese fue
Bartolomé de
las Casas,
a quien se le
honra no
porque defendi6
a los indios, sino porque
difam6 a España sirviendo con .sus calumnias a
los enemigos
del
catolicismo.
En cambio, otros dominicos
que sí
se distinguieron por su
santo apostolado en favor de los indios
·son hoy
casi desconoci
dos, y entre ellos: fray Antonio de Valdivieso, primer obispo de
Nicaragua~ · quien
fue asesinado
·a puñaladas
por oponerse a los
abusos
de" quienes explotaban a
los aborígenes.
· Asimismo,
también denrro de la Orden de los Predicadores,
se recuerda con cariño y gratitud a fray Juan Ramos, fray
Do
mingo de Se:lazar, fray Alonso Guerra, fray Pedro de Galarza y
fray Francisco de
San Miguel. Auténticos padres de los primiti
vos habitantes del Nuevo Mundo.
Y ya que hablamos de un tiempo durante el
cual -según los
enemígos
de la verdad hist6rica-
España y
la Iglesia parecen
haber cometido las más temibles rropelias
-'lo cual · se
demostr6
ser falso--, prudente será mencionar lo que ocurria en otros
países en aquella misma
época.
En Francia, por ejemplo, se quemaban herejes en medio del
morbo
popular y, allí, gracias a las intrigas de Catalina de Médi
cis, fue posible
la «Matanza de San Bartolomé».
En
Alemania se
perseguían unos
a
otros en
nombre de
la li-
943
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
bertad de conciencia y fue Lutero quien apoyó a los nobles en
contra de los campesinos sublevados. ·
Por
su parte, Calvino denunció al
científico Miguel
Servet
ánte
la Inquisición católica de Viena y, posteriormente, lo quemó
por hereje.
En Inglaterra, Enrique VIII --11 quien el literato Charles
Dickens
califica de «mancha de sangre y grasa»-asesinó a sus
esposas, decapitó al humanista Santo Tomás Moro y cometió
mil
tropelías. Y todo porque quiso imponer, a sangre y fuego, una
religión que
toleraba ampliamente sus más bajos instintos.
En ese mismo
país fue
la
reina Isabel quien persiguió con
saña
·diabólica al catolicismo, quien mandó decapitar a la. reina
María Estuardo y quien empezó la persecución contra los católi
cos irlandeses,
persecución que
aún persiste en nuestros
dlas.
Y en Francia fue Enrique IV -e1· fundador de la dinastía
de
los
Borbones-quien adjur6 de
sus creencias para conquistar
la corona y, al hacerlo, dijo cínicamente aquello de «París bien
va:le
una Misa».
Un.
espectáculo de guerras, persecuciones, odios y
mil calami
dades se vivió durante más
de un siglo al norte de los Pirineos.
Ocurrían
esas tragedias
durante
los ntismos afios en
que
en el
Mundo
Hispánico se respiraba un clima de paz, progreso y ar
monía cristiana. Mucho se podría hablar acerca
de lá Leyenda Negra, un
auténtico mito
.qué no
resiste
la crítica histórica.
Mucho se podrá enlodar la obra de
Espafia y de la Iglesia
en
tiemts del
Nuevo Mundo, pero, al hacerlo,
ocurrirá lo
ntis
mo que
ocurrió con
aquel diamante del que nos habla el siguien
te soneto:
944
«Puede una gota de lodo ·
sobre un diamante cáer,
puede también; de este modo,
su fulgor
oscurecer; ·
pero
aunque el diamante todo
se encuentre de lodo lleno, el valor que le hace bueno,
Fundaci\363n Speiro
LA LF;yENDA NEGRA: UN MITO SIN FUNDAMENTO
no ha perder un instante
y. ha de ser siempre diamante,
por más
que lo manche el cieno».
Sin embargo -a pesar de su evidente falsedad- esta ma'.
raña
de calumnias cumplió a las mil maravillas con el propósito
que perseguían sus
difusores, o sea, no sólo el manchar
la obra
de España,
sine, propiciar
que
los pueblos hispánicos, legítimos
herederos
de
la España católica, perdieran la memoria histórica,
extraviasen el rumbo y quedasen -gracias
· a
este
extravío-en
condiciones
propicias para ser
manipulados. ·
Así,
pues, se convierten
en necesidad vita:! salir a:l encuentro
de
la verdad histórica, no sólo con
afán de aclarar los hechos
sino de saber con exactitud cual
es, basándose en nuestras autéfi
ticas
raíces
la vocación de Hispanoamérica.
Porque una cosa es muy cierta: no es lo mismo tener por
·
antepasados
a piratas o salteadores que el ostentar en nuestros
blasones los escudos nobiliarios de héroes que también fueron
santos.
Al llegar a este punto se · nos ocurre señalar la siguiente com
paración: la dramática situación
·de los
pueblos hispánicos es si
milar al caso de un noble príncipe, heredero de un vasto imperio,
que,
siendo apenas
un
infante, tuvo
la desgracia de que sus
pa
dres fuesen destronados y muertos por un usurpador. El nifio
pudo
salvar milagrosamente la existencia pero -ignorante de su
condición
real-vaga
por los arrabales
~níundido entre
mendi
gos y malvivientes.
Es de justicia que alguien encuentre a ese
príncipe que
pasa
hambre, que pide limosna y que viste harapos.
Es de justicia que alguien
·1e haga
conocer sus verdaderas
raíces
. y
-una vez que el jovenzuelo tome conciencia de su
autéfitica personalidad-
derroque al tirano, recobre el trono
y le devuelva a su pueblo la libertad que le arrebató el asesino
de sus padres. De igual manera ocurre con los pueblos hispánicos. Son
-como dijera
Rubéfi Dado-«veinte
cachorros del
león espa-
945
Fundaci\363n Speiro
NEMESIO RODRIGUEZ LOIS
ñol» que hoy vagan sin rumbo fijo, sin identidad propia y sin
memoria histórica. Y al andar como pobres vagabundos, esos nobles pueblos de
Hispanoamérica y Filipinas sufren las embestidas del materialis
mo, del hedonismo, del protestantismo, del
capitalismo liberal,
de la masonería, del marxismo, del terrorismo, del cQntrol natal,
de. la pornografía, del aborto, del tráfico de drógas, etc.
· Urge
salvar a
e.sos pueblos
de los peligros que los amenazan.
Y para ello
la condición sine qua non es que conozcan la verdad
histórica. Esa verdad de la cual nos
habla San
Pablo
y que a todos nos
hará libres.
Y ya, para concluir, unos párrafos que Su Santidad Juan Pa
blo
·II pronunció
el 31 de octubre de 1982 con motivo de su
primera
visita a
España:
«Vengo atraído por una historia admirable de fidelidad a la
Iglesia
y de servicio a . la misma, escrita en empresas apostólicas
y en tantas grandes figuras que renovaron esa Iglesia, fortalecie ron su
fe, la defendieron en momentos difíciles y le dieron nue
vos hijos en enteros continentes. En efecto, gracias sobre todo
a esa simpar actividad
evangelizadora, la porción más
numerosa
de la Iglesia de Cristo habla hoy y reza a Dios en· español. Tras
mis viajes
apostóli,os, sobre todo. por
tierras de Hispanoaméri
ca y Filipinas, quiero decir en este momento
singuJar: ¡Gracias,
España;
gracias, Iglesia en España, por
tu fidelidad al Evange-
lio y
a la
Esposa de
Cristo!»,
·
946
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