Índice de contenidos
Número 249-250
Serie XXV
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
Las XXV primeras reuniones de amigos de la Ciudad Católica
-
Veinticinco años de Verbo
-
La declaración Dignitatis Humanae sobre la libertad religiosa desde la óptica del Vaticano II
-
¿Qué pasa con la teología de la liberación?
-
La Hispanidad y su proyección político-cultural
-
Chesterton, caballero andante. (Un apunte sobre el «ethos» chestertoniano en el centenario de su muerte)
-
Ángel Ganivet: la tradición e Hispanidad en su obra literaria
-
La familia como transmisora de cultura
-
La voz de la conciencia europea
-
El llamado derecho de autodeterminación de los pueblos
-
El regionalismo de Torras i Bages
-
Una historia de soldados conocidos
-
- Actas
- Información bibliográfica
- Crónicas
- Verbo

Autores
1986
Miguel Poradowski: Karl Marx: su pensamiento y su revolución
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Miguel .Poradowski: KARL MARX: SU PENSAMIENTO
Y
SU REVOLUCION
(*)
Con motivo de conmemorarse el cincuentenraio de la encí
cicla
Divini Redemptoris, en la cual se condenó de forma rotun
da, y
sin paliativos de ningún tipo el marxismo-leninismo, el
padre Poradowski publicó esta obra sobre el pensamiento de
Marx y la revolución.
El padre Poradowski. presenta una
bibliografia tan
completa
para poder abordar el tema del comunismo, como muy pocos
eclesiásticos puedan hacerlo. Sus titulaciones académicas son im
presionantes. Nada menos que tres doctorados: en Teología, en
Sociología,·
y en Derecho, lo qe pone de relieve una vida de
dicada al estudio; pero además, como polaco, ha
podido ver
por
s! mismo la terrible realidad del universo soviético.
Su dominio del ruso
y del alemán le permite el acceso direc
to
a las fuentes
sin traducciones, laguna inevítable en otros es
pecialistas,
y que facilita enormemente la más rápida compren
sión de los problemas. Los estudios sobre el comunismo que de su pluma han salido, muchos hemos tenido la suerte de leerlos
en
Verbo, donde es colaborador asiduo.
Poradowski presenta una faceta peculiar
y, desde luego, an
titética con las necedades que leemos sobre Marx
y sobre el
marxismo
·entre tanto
comentario banal o superficial por un
'lado.
Por
otro, sus exégetas dominan casi por completo el horizonte
actual. E incluso entre sus críticos asoma, no pocas veces, el
descoilocimierito.
Pues bien, el autor demuestra un conocimiento tan profun
do de la vida
y de la obra de Marx que podría confundir a mu
chos de sus exégetas. Naturalmente,
y nos anticipamos a sus po
sibles reacciones, los sofistas del materialismo histórico actual
.dirán que
s!, que conocen la vida
y obra de Marx -esto resul
ta innegable- pero que no comprenden su filosofía.
Entonces entraríamos en
la típica· dialéctica del marxista-leni-
(*) 288 págs., Editorial Covadonga, Chile, 1986,
1380
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBUOGRAFICA
nista, pero nos sald:ríamos de la realidad y de la fuerza irrefuta
ble
de los hechos.
En
«Kad Marx, . su
pensamiento
y su revoluci6n» se. analiza
con una profundidad asombrosa la personalidad de Karl Marx,
llegando a descubrir detalles
ín.timos de la personalidad del mis
mo.
Y de
este
·análisis resulta, lo que con palabras al uso tanto
se repite, una dismitüicación del hombre y
del filósofo. «En la
vida
familiar Marx es no menos dictatorial que en
la vida polí
tica. Es un típico padre de familia y
marido «burgués»;
lo que
él mismo ataca, desprecia y denuncia, respecto a la vida familiar
y matrimonial, llamándolo "burgués" en
el Manifiesto comunis
ta, lo practica, pues es un tirano. _A su esposa la trata muy du
ramente;
a las hijas no les permite escoger libremente a sus fu
turos esposos, es él quien los escoge
y. según
sus propios crite
rios (exige que tengan fortunas). Tampoco asegura a sus hijas
una adecuada educación. En
la casa es la primera persona a la
cual todos tienen que servir, para lo cual todos tienen que
s.acri
ficarse. Tiene costumbres. típic8mente "burguesas": de su espo·
sa exige que en las invitaciones impresas (para los banquetes en
casa, a veces de 50 personas), ponga su título de baronesa; co
mía sólo
en platos de plata (salvo cuando los
empeñaba), here
dados
por su esposa de
la antigua aristocracia escocesa de la cual
descendía; consumía una enormidad de
bebidas alcohólicas,
ante
todo de Oporto, importado de Portugal, que Engels le regalaba
por cajas. Carecía de sentimientos familiares y humanitarios:
no asistió a los funerales ni de su padre, ni de su madre, ni de
su esposa, ni de sus_ hijos, ni de sus parientes o amigos; molesto
por esperar la herencia de su madre, se quejaba cínicamente de
que ella siguiera viviendo (como consta en sus
cartas)».
Al adentrarse en
el perfil humano del sujeto, indisolublemen
te unido a su
obra, resalta
hechos como el de que el marxismo
de
Marx -a
diferencia de los otros «marxismos», de los mar
xistas moderados (socialistas) y radicales (comunistas)-- no es
solamente
el pensamiento, la praxis y la revolución, sino, ante
todo,
la proyecci6n de su personalidad.
Así, la
descalüicación del
Marx
:616sofo es
tremenda; «algu
nos pretenden presentar a
Marx. como
filósofo (y todavía como
un gran filósofo). V anos esfuerzos, pues
Marx odiaba. la filosofía
y la despreciaba y no pudo soportarla, tal vez por dos razones.
En primer lugar, porque una verdadera
y auténtica filosofía exi
ge de la persona que quiere dedicarse a ella una excepcional
ho
nestidad
intelectual y, en segundo lugar, perseverancia y pa
ciencia para poder pensar met6dicamente, en forma ordenada,
1381
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
clara y «fría», es decir, sin influencias de las emociones. No en
vano
Aristóteles define
la filosofía como «ciencia de la verdad».
El concepto de «Ciencia» incluye el método riguroso y eficaz,
adecuado al objeto estudiado,
y también incluye orden y disci
plina. El concepto de verdad
supnne que
el investigador-pensador
está .convencido de la existencia de una realidad objetiva, exis
tente independientemente del sujeto cognoscente. Nada de eso
admite
Marx. Marx. no soporta ningún orden, ninguna discipli
na, ninguna verdad, ningún método. Marx piensa lo que se le
antoja, sin ninguna preocupación por
1a verdad-realidad ·objeti
va, pues la
rechaza de
antemano; Marx no es un filósofo y no se
dedica a la filosofía y no le preocupa la honestidad intelectuaL
·
Con
cinismo
llama a
la
filosofía «el
onanismo mental»
y al «filó
sofo «el hombte alienado». Sin embargo, como Marx nunca
fue
consecuente con sus propias afirmaciones, poco después también
habla de la filosofía y pretende ser filósofo, es decir, reconoce que
-según sus propias afirmaciones previas- es un alienado. Ade
más, ironizando, se puede decir que, por conseguir el grado académico de «doctor en filosofía», es un «doctor en aliena
ción».
No menos duro resulta el juicio de Poradowski sobre
la ac
tividad sociológica de Marx: «Menos todavía se puede
llamar a
Marx
"sociólogo", pues nunca se peocnpó (como por ejemplo
En
gels)
por conocer la realidad social, viviendo en el mundo de
su fantasía. Como un ejemplo ilustrativo puede servir el caso
de su fanático antisemitismo, pues sus afirmaciones respecto a los
judíos· son
completamente desvinculadas de la realidad de su
tiempo. Marx
afirma arbitrariamente
que ·todos los judíos son
usureros,
mientras . que
los estudios sociológicos demuestran que
esta
afirmación carece
de fundamento. Cuando Marx
lanza estas
afirmaciones
en su
artículo Zur Judenfrage, en 1844, más de la
mitad de los 10.000
judíos que
vivían en Baviera se dedicaban
· a
la agricultura, y de los restantes 5.000 judíos, 4.000 se dedi
caban a trabajos de artesanía (sastres, albañiles, carpinteros, za
pateros, etc.), y los restantes figuran en los registros como co merciantes o dedicados a las profesiones liberales (médicos, abo
gados, etc.). En
París, por el
año 1808
(las estadísticas
son de
este año),
había 2.500
judíos y,
entr.e ellos,
sólo cuatro figuran
como usureros».
Las contradicciones de Matx asoman de forma implacable y
con rigor y
método a
lo largo de la obra. Poradowski, sin pa
sión, sino con
razonamiento, habla
de la contradicción borguesa
de Marx, de sus pocos conocimientos de economía, refutando
1382
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
una de las grandes mentiras de nuestra época y, para ello, se
apoya en frases totalmente claras de Engels, quien en uno de
sus escritos
--en la carta de Engels a Fraz Mehring-dice ro
tundamente de su amigo ya fallecido, que
Marx no
entendía
nada de economía.
Engels sí
fue un auténtico economista, pero por esa extraña
lealtad
hacia_ Marx, al que ayudó
económica e
intelectualmente,
y con su amistad cede, incluso, a la posteridad, la
paternidad de
muchas
ideas hoy consideradas
como matxistas
y no, como de-
bían
ser, engelianas. -~
Poradowski
demuestra estar sumamente preparado sobre el
tema que escribe, a diferencia de otros autores,
~e buena _fe,
pero
no al tanto
de las realidades, ni del desarrollo de la inves
tigación como vemos en
la sustancial diferencia entre el Marx de
juventud y el
Matx clásico. La atención a los «Manuscritos de
1844», que el autor señala, refleja ese conocimiento.
Nada menos que cuatro
densos capítulos dedica
Poradowski
a la teología de la liberación de
MatX, analizando la
diferencia
entre ese Marx, de primera época, y el Marx de plenitud, en
tendido, como debe
ser, en
el binomio
Marx-Engels.
De
especial importancia, por la refutación brillante, resulta
la
segunda parte de la obra sobre el matxismo y el cristianismo,
así como
de
la respuesta, cuya lectura debe ser obligatoria para
poder fortalecer las atgumentaciones de todo verdadero católico
con inquietud intelectual, sobre
la respuesta a «¿Fue Cristo un
verdadero revolucionario?» y que tanto afecta
a numerosos
clé
rigos que
día a día repiten,
y actúan en base a que Cristo fue
un pre-comunista." Claro que . otra vez asoman en esto ~orno
en tantos tópicos de nuestra época- el desconocimiento más
atroz que llega, en 1986, incluso a obispos, que se conducen
como falsos pastores -como otras veces he manifestado, no sólo por soberbia, o por abrazar ideas antitéticas con
el catoli
cismo---..:.. sino · por B.agante ignorancia.
Poradowski demuestra con su base teológica y su cultura
que Cristo es Jo contrario de un revolucionario, y por eso no
pudo ser un rebelde, sino
un constructor.
por excelencia de la
única sociedad posible perfecta, la del Reino de Dios.
Su estudio de
La .«Weltrevolution» y el «Weltoktober», y
de su doctrina, no hacen sino abundat más en la profundidad y
el rigor de la obra, y es que, además, a Poradowski no se le
puede acusat de no conocer el lenguaje de los marxistas
occi
dentales, así como de la «langue du bois» de los nomenklaturis
tas soviéticos.
·
1383
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Por último, la reproducción de la encíclica del Papa Pío XI,
Divini Redemptoris, del 19 de marzo de 1937 -pronto se cum
plirá el cincuenta
aniversario---,-, recoge
la indiscutible condena
de la Iglesia Católica hacia el
,marxismo-leninismo, aunque
nu
merosos obispos, tan celosos cuando
Se produce
una visita de
Monseñor Lefebre, en advertir del grave riesgo para los fieles de
acudir
a sus
celebraciones, o en condenar a Sudáfrica o a
Chile,
per°':anez~~
mudos "':'ª.~do sacerdotes
de su diócesis hablan de
la alineae1on de. la relig1on. ·
lJna
esperanza,
única en realidad casi que podemos tener,
es la interverición divina, a través de María, que con sus men
sajes como el de Fátima, representa la luz frente al terrible y
desolador panorama de tinieblas que nos rodea. Es decir, como
algw,os eclesiásticos,
que la revolución mar
xista
está empeñada
en la hberación del hombre, es, como dice
el autor, o la opinión de un estúpido ignorante o la de un
vul
gar y abominable Judas.
ANGEL MAESTRO.
Miguel Ayuso (coordinador) : LA CRUZADA QUE REHIZO
UNA PATRIA
(*)
La efemérides del cincuenta aniversario del Alzamiento Na
cional no había de pasar inadvertida; aunque de hecho
el aluvi6n
propagandista haya sido menor de lo que presumiblemente ca
bía esperar.
Varias publicaciones, de signo diferente, han acome
tido la tarea
de presentar a sus lectores el balance del proceso
que culmina en la guerra de
1936-1939, así como la valoración
de sus causas y consecuencias y, en suma, el repertorio de valo
res elementales arraigados en nuestro pueblo que salió a
la su
perficie en ocasión tan decisiva. No podemos mencionarlas a
todas, pero
Cuenta y Raz6n, Sillar, Razón Española y, destaca
damente también Verbo, han aportado sus re:flexiones, dedican
do un número respetable de páginas al asunto.
Iglesia-Mundo se ha sumado también a la conmemoración,
con el importante número monográfico que comentamos, y que
ofrece la peculiariedad de no ser una simple reunión de ensayos
diversos -por más que resulten interesantes tales
misceláneas-,
sino
que obedece a un plan trazado
y coherente.
(*). Número extraordinario y monográfico _de la revista Iglesia-Mundo,
núm. 32}-324, julio de 1986, 80 págs.
1384
Fundaci\363n Speiro
Miguel .Poradowski: KARL MARX: SU PENSAMIENTO
Y
SU REVOLUCION
(*)
Con motivo de conmemorarse el cincuentenraio de la encí
cicla
Divini Redemptoris, en la cual se condenó de forma rotun
da, y
sin paliativos de ningún tipo el marxismo-leninismo, el
padre Poradowski publicó esta obra sobre el pensamiento de
Marx y la revolución.
El padre Poradowski. presenta una
bibliografia tan
completa
para poder abordar el tema del comunismo, como muy pocos
eclesiásticos puedan hacerlo. Sus titulaciones académicas son im
presionantes. Nada menos que tres doctorados: en Teología, en
Sociología,·
y en Derecho, lo qe pone de relieve una vida de
dicada al estudio; pero además, como polaco, ha
podido ver
por
s! mismo la terrible realidad del universo soviético.
Su dominio del ruso
y del alemán le permite el acceso direc
to
a las fuentes
sin traducciones, laguna inevítable en otros es
pecialistas,
y que facilita enormemente la más rápida compren
sión de los problemas. Los estudios sobre el comunismo que de su pluma han salido, muchos hemos tenido la suerte de leerlos
en
Verbo, donde es colaborador asiduo.
Poradowski presenta una faceta peculiar
y, desde luego, an
titética con las necedades que leemos sobre Marx
y sobre el
marxismo
·entre tanto
comentario banal o superficial por un
'lado.
Por
otro, sus exégetas dominan casi por completo el horizonte
actual. E incluso entre sus críticos asoma, no pocas veces, el
descoilocimierito.
Pues bien, el autor demuestra un conocimiento tan profun
do de la vida
y de la obra de Marx que podría confundir a mu
chos de sus exégetas. Naturalmente,
y nos anticipamos a sus po
sibles reacciones, los sofistas del materialismo histórico actual
.dirán que
s!, que conocen la vida
y obra de Marx -esto resul
ta innegable- pero que no comprenden su filosofía.
Entonces entraríamos en
la típica· dialéctica del marxista-leni-
(*) 288 págs., Editorial Covadonga, Chile, 1986,
1380
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBUOGRAFICA
nista, pero nos sald:ríamos de la realidad y de la fuerza irrefuta
ble
de los hechos.
En
«Kad Marx, . su
pensamiento
y su revoluci6n» se. analiza
con una profundidad asombrosa la personalidad de Karl Marx,
llegando a descubrir detalles
ín.timos de la personalidad del mis
mo.
Y de
este
·análisis resulta, lo que con palabras al uso tanto
se repite, una dismitüicación del hombre y
del filósofo. «En la
vida
familiar Marx es no menos dictatorial que en
la vida polí
tica. Es un típico padre de familia y
marido «burgués»;
lo que
él mismo ataca, desprecia y denuncia, respecto a la vida familiar
y matrimonial, llamándolo "burgués" en
el Manifiesto comunis
ta, lo practica, pues es un tirano. _A su esposa la trata muy du
ramente;
a las hijas no les permite escoger libremente a sus fu
turos esposos, es él quien los escoge
y. según
sus propios crite
rios (exige que tengan fortunas). Tampoco asegura a sus hijas
una adecuada educación. En
la casa es la primera persona a la
cual todos tienen que servir, para lo cual todos tienen que
s.acri
ficarse. Tiene costumbres. típic8mente "burguesas": de su espo·
sa exige que en las invitaciones impresas (para los banquetes en
casa, a veces de 50 personas), ponga su título de baronesa; co
mía sólo
en platos de plata (salvo cuando los
empeñaba), here
dados
por su esposa de
la antigua aristocracia escocesa de la cual
descendía; consumía una enormidad de
bebidas alcohólicas,
ante
todo de Oporto, importado de Portugal, que Engels le regalaba
por cajas. Carecía de sentimientos familiares y humanitarios:
no asistió a los funerales ni de su padre, ni de su madre, ni de
su esposa, ni de sus_ hijos, ni de sus parientes o amigos; molesto
por esperar la herencia de su madre, se quejaba cínicamente de
que ella siguiera viviendo (como consta en sus
cartas)».
Al adentrarse en
el perfil humano del sujeto, indisolublemen
te unido a su
obra, resalta
hechos como el de que el marxismo
de
Marx -a
diferencia de los otros «marxismos», de los mar
xistas moderados (socialistas) y radicales (comunistas)-- no es
solamente
el pensamiento, la praxis y la revolución, sino, ante
todo,
la proyecci6n de su personalidad.
Así, la
descalüicación del
Marx
:616sofo es
tremenda; «algu
nos pretenden presentar a
Marx. como
filósofo (y todavía como
un gran filósofo). V anos esfuerzos, pues
Marx odiaba. la filosofía
y la despreciaba y no pudo soportarla, tal vez por dos razones.
En primer lugar, porque una verdadera
y auténtica filosofía exi
ge de la persona que quiere dedicarse a ella una excepcional
ho
nestidad
intelectual y, en segundo lugar, perseverancia y pa
ciencia para poder pensar met6dicamente, en forma ordenada,
1381
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
clara y «fría», es decir, sin influencias de las emociones. No en
vano
Aristóteles define
la filosofía como «ciencia de la verdad».
El concepto de «Ciencia» incluye el método riguroso y eficaz,
adecuado al objeto estudiado,
y también incluye orden y disci
plina. El concepto de verdad
supnne que
el investigador-pensador
está .convencido de la existencia de una realidad objetiva, exis
tente independientemente del sujeto cognoscente. Nada de eso
admite
Marx. Marx. no soporta ningún orden, ninguna discipli
na, ninguna verdad, ningún método. Marx piensa lo que se le
antoja, sin ninguna preocupación por
1a verdad-realidad ·objeti
va, pues la
rechaza de
antemano; Marx no es un filósofo y no se
dedica a la filosofía y no le preocupa la honestidad intelectuaL
·
Con
cinismo
llama a
la
filosofía «el
onanismo mental»
y al «filó
sofo «el hombte alienado». Sin embargo, como Marx nunca
fue
consecuente con sus propias afirmaciones, poco después también
habla de la filosofía y pretende ser filósofo, es decir, reconoce que
-según sus propias afirmaciones previas- es un alienado. Ade
más, ironizando, se puede decir que, por conseguir el grado académico de «doctor en filosofía», es un «doctor en aliena
ción».
No menos duro resulta el juicio de Poradowski sobre
la ac
tividad sociológica de Marx: «Menos todavía se puede
llamar a
Marx
"sociólogo", pues nunca se peocnpó (como por ejemplo
En
gels)
por conocer la realidad social, viviendo en el mundo de
su fantasía. Como un ejemplo ilustrativo puede servir el caso
de su fanático antisemitismo, pues sus afirmaciones respecto a los
judíos· son
completamente desvinculadas de la realidad de su
tiempo. Marx
afirma arbitrariamente
que ·todos los judíos son
usureros,
mientras . que
los estudios sociológicos demuestran que
esta
afirmación carece
de fundamento. Cuando Marx
lanza estas
afirmaciones
en su
artículo Zur Judenfrage, en 1844, más de la
mitad de los 10.000
judíos que
vivían en Baviera se dedicaban
· a
la agricultura, y de los restantes 5.000 judíos, 4.000 se dedi
caban a trabajos de artesanía (sastres, albañiles, carpinteros, za
pateros, etc.), y los restantes figuran en los registros como co merciantes o dedicados a las profesiones liberales (médicos, abo
gados, etc.). En
París, por el
año 1808
(las estadísticas
son de
este año),
había 2.500
judíos y,
entr.e ellos,
sólo cuatro figuran
como usureros».
Las contradicciones de Matx asoman de forma implacable y
con rigor y
método a
lo largo de la obra. Poradowski, sin pa
sión, sino con
razonamiento, habla
de la contradicción borguesa
de Marx, de sus pocos conocimientos de economía, refutando
1382
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
una de las grandes mentiras de nuestra época y, para ello, se
apoya en frases totalmente claras de Engels, quien en uno de
sus escritos
--en la carta de Engels a Fraz Mehring-dice ro
tundamente de su amigo ya fallecido, que
Marx no
entendía
nada de economía.
Engels sí
fue un auténtico economista, pero por esa extraña
lealtad
hacia_ Marx, al que ayudó
económica e
intelectualmente,
y con su amistad cede, incluso, a la posteridad, la
paternidad de
muchas
ideas hoy consideradas
como matxistas
y no, como de-
bían
ser, engelianas. -~
Poradowski
demuestra estar sumamente preparado sobre el
tema que escribe, a diferencia de otros autores,
~e buena _fe,
pero
no al tanto
de las realidades, ni del desarrollo de la inves
tigación como vemos en
la sustancial diferencia entre el Marx de
juventud y el
Matx clásico. La atención a los «Manuscritos de
1844», que el autor señala, refleja ese conocimiento.
Nada menos que cuatro
densos capítulos dedica
Poradowski
a la teología de la liberación de
MatX, analizando la
diferencia
entre ese Marx, de primera época, y el Marx de plenitud, en
tendido, como debe
ser, en
el binomio
Marx-Engels.
De
especial importancia, por la refutación brillante, resulta
la
segunda parte de la obra sobre el matxismo y el cristianismo,
así como
de
la respuesta, cuya lectura debe ser obligatoria para
poder fortalecer las atgumentaciones de todo verdadero católico
con inquietud intelectual, sobre
la respuesta a «¿Fue Cristo un
verdadero revolucionario?» y que tanto afecta
a numerosos
clé
rigos que
día a día repiten,
y actúan en base a que Cristo fue
un pre-comunista." Claro que . otra vez asoman en esto ~orno
en tantos tópicos de nuestra época- el desconocimiento más
atroz que llega, en 1986, incluso a obispos, que se conducen
como falsos pastores -como otras veces he manifestado, no sólo por soberbia, o por abrazar ideas antitéticas con
el catoli
cismo---..:.. sino · por B.agante ignorancia.
Poradowski demuestra con su base teológica y su cultura
que Cristo es Jo contrario de un revolucionario, y por eso no
pudo ser un rebelde, sino
un constructor.
por excelencia de la
única sociedad posible perfecta, la del Reino de Dios.
Su estudio de
La .«Weltrevolution» y el «Weltoktober», y
de su doctrina, no hacen sino abundat más en la profundidad y
el rigor de la obra, y es que, además, a Poradowski no se le
puede acusat de no conocer el lenguaje de los marxistas
occi
dentales, así como de la «langue du bois» de los nomenklaturis
tas soviéticos.
·
1383
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Por último, la reproducción de la encíclica del Papa Pío XI,
Divini Redemptoris, del 19 de marzo de 1937 -pronto se cum
plirá el cincuenta
aniversario---,-, recoge
la indiscutible condena
de la Iglesia Católica hacia el
,marxismo-leninismo, aunque
nu
merosos obispos, tan celosos cuando
Se produce
una visita de
Monseñor Lefebre, en advertir del grave riesgo para los fieles de
acudir
a sus
celebraciones, o en condenar a Sudáfrica o a
Chile,
per°':anez~~
mudos "':'ª.~do sacerdotes
de su diócesis hablan de
la alineae1on de. la relig1on. ·
lJna
esperanza,
única en realidad casi que podemos tener,
es la interverición divina, a través de María, que con sus men
sajes como el de Fátima, representa la luz frente al terrible y
desolador panorama de tinieblas que nos rodea. Es decir, como
algw,os eclesiásticos,
que la revolución mar
xista
está empeñada
en la hberación del hombre, es, como dice
el autor, o la opinión de un estúpido ignorante o la de un
vul
gar y abominable Judas.
ANGEL MAESTRO.
Miguel Ayuso (coordinador) : LA CRUZADA QUE REHIZO
UNA PATRIA
(*)
La efemérides del cincuenta aniversario del Alzamiento Na
cional no había de pasar inadvertida; aunque de hecho
el aluvi6n
propagandista haya sido menor de lo que presumiblemente ca
bía esperar.
Varias publicaciones, de signo diferente, han acome
tido la tarea
de presentar a sus lectores el balance del proceso
que culmina en la guerra de
1936-1939, así como la valoración
de sus causas y consecuencias y, en suma, el repertorio de valo
res elementales arraigados en nuestro pueblo que salió a
la su
perficie en ocasión tan decisiva. No podemos mencionarlas a
todas, pero
Cuenta y Raz6n, Sillar, Razón Española y, destaca
damente también Verbo, han aportado sus re:flexiones, dedican
do un número respetable de páginas al asunto.
Iglesia-Mundo se ha sumado también a la conmemoración,
con el importante número monográfico que comentamos, y que
ofrece la peculiariedad de no ser una simple reunión de ensayos
diversos -por más que resulten interesantes tales
misceláneas-,
sino
que obedece a un plan trazado
y coherente.
(*). Número extraordinario y monográfico _de la revista Iglesia-Mundo,
núm. 32}-324, julio de 1986, 80 págs.
1384
Fundaci\363n Speiro