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Número 263-264

Serie XXVII

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Sobre la esencia del conocimiento. Un libro importante de Francisco Canals

SOBRE LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO
UN LIBRO IMPORTANTE DE FRÁÑCl'SCO CANAl.S
POR
RAFAEL GAMBRA
La letras filosóficas españolas se han visto enriquecidas con
una aportación de primer orden en el libro de Francisco Canals
«Sobre
la esencia del conocinriento», recientemente aparecido (1).
En
la culminación de su docencia como catedrático de Metafísica
en
la Universidad de Barcelona, Canals nos ofrece este libro, sin
duda uno de los
más rigurosos y esdarecedores de nuestra ge­
neración.
La vocación filosófica y la formación de -Canals se alumbra­
ron bajo
el magisterio del P. Ramón Orlandis, S. J. y de Jaime
Bofill allá por los años cuarenta.
Hoy puede contársele entre
las mentes más lúcidas y profundas, tanto en el campo de la
metafísica como en el de la teología.
El libro que
ahora nos presenta (más de 700 págs., en cuarto)
constituye, sin duda, el fruto de cuarenta años de meditación
-filosófica. Objeto de su investigación es el conocimiento, aquello
cuyo análisis
se convirtió para casi toda la filosofía «moderna»
en problema radical, previo a cualquier otro planteamiento. Al
menos desde Descartes
la «pregunta gnoseológica» ha venido a
constituirse en filosofía primera, anterior a
toda ontología. Des­
de entonces -tras la exigencia de una inmediatez del .conoci­
miento--la epistemología se ha debatido en una constante -y es­
téril búsqueda del «criterio de certeza». Idealistas y realistas
-,-tan ingenuos a menudo los unos· como los otros-giran eterna
y vanamente en tomo a una gnoseología radical, _ exenta de_ pre­
supuestos metafísicos.
Y, como
nihil novum sub sole, las soluciones de Canals a
este impasse filosófico de la modernidad consisten en una medi­
tación profundizadora del aristotelismo tomista y del antiguo to­
mismo, principalmente en el de Juan de Santo Tomás. Diríase
una_ relectura del Aquinatense -desde la problemática y. la men-
talidad de nuestra época: - -
Para Canals, la misma radicalidad de la pregunta gnoseoló­
gica, lejos de excluir, exige como presupuesto la originaria. ex-
(1) Francisco CANAr.s VIDAL: Sobre la esencia del conocimiento. Pro­
mociones Publicaciones Universitarias, Barcelona, -1987, 720 págs.
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periencia humana del conocimiento; y no solo del con0e1m1ento
humano, sino del conocimiento en cuanto tal.. Unicamente una
previa concepción del ente puede otorgar sentido a la cuestión
de la esencia del conocer: «Metafísica
del ser» que concebirá
al ente como ·aquello· éUyo acio es el ser, y que reconocerá su
núcleo en la concepción del ser como acto y perfección, actuali­
dad incluso de las mismas esencias. Ello lleva
al autor a la de­
terminación de los praecognita que supone la posibilidad misma
de la pregunta gnoseológica. Ante todo,
.la existencia misma del
conocimiento, la múltiple
y analógica significación del nombre
y del significado de «entender» como referido al conocimiento
de las esencias.
Los distintos intuicionismos que nacieron del planteamiento
cartesiano ~n _ su prioritaria coilsideración de la pregunta
gnoseológica- tuvieron origen en la negación u olvido de dos
puntos capitales del aristotelismo tomista: la definición del
verbo
mental
y la existencia en el hombre de un doble conocimiento:
el conocomiento existencial, singular e íntimo, y el conocimiento
esencial, conceptualmente expresado, acerca de la propia naturale­
za de la mente. (Pervive el eterno · misterio · de la correlación
entre pensamiento y lenguaje, pues, si bien es cierto, como dice
Canals, que «no se habla si no se piensa»,. no lo es menos que
no
se piensa si no se habla. Deda Gustave Thibon que él tenía
un pato en su establo que jamás había visto a otro pato; no
obstante lo cual,
se habla desarrollado como cualquier otro pato,
al paso que un hombre criado fuera del co,rnercio y lenguaje hu­
manos no llega a desarrollar las facultades propiamente humanas.
Pero, evidentemente, uno es el problema de la génesis del pen­
samiento
y otro el de la esencia ·del conocer, de que aquí se
trata).
La escisión entre perisar y ser, común a los diversos intuido­
nismos modernos, se ha extendido también a üna escolástica
posterior que olvidó tesis. esenciales del tomismo. Los esfuer­
zos de la neoescolástica por refutar el cartesianismo, el empiris­
mo
y el pre-idealismo kantiano admitieron por lo general que
· el conocimiento, para no verse deformado en su naturaleza, debe
interpretarse como aprehensi6n de lo conocido a modo de ob­
ieto, con una primacía sobre· el sujeto por estar constituido en
su verdad con independencia y prioridad respecto al hecho· de
ser conocido. Tales afirmaciones
se ven afectadas a menudo, desde
la crisis de la
escolástica, por la pérdida del sentido de la inten­
cionalidad de la conciencia cognoscente, común a los mismos in­
tuicionismos que critican. Y a el propio Suárez, al rechazar la te-
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sis tomista de la naturaleza de la representación in qua del verbo ·
mental, sostuvo una noción .del entender semejante a la de la
visión sensible. La
afirmación aristotélica de la identidad de lo
cognoscente y lo conocido «no hace sino interpretar la realidad
del conocimiento
tal como se muestra: como una captación de
lo conocido que el cognoscente posee y
es en sí mismo, y por
ello, no como una cosa entre cosas incapaz de superar sus pro­
pias determinaciones naturales». «En entendimiento en acto es,
en fin, lo entendido en acto».
Realiza, así, Canals una sagaz crítica de los modernos postu­
lados intuiciruústas o de univocación naturalista obstinados en
ignorar la heterogeneidad ontológica del conocimiento con res­
pecto a las determinaciones del «ente natural», y también de
los esquemas dualistas que suponen una polaridad sujeto-objeto,
enfrascándose después en
la insoluble «cuestión ·del puente» . .En
fin, concluye nuestro autor_ que la cuestión última sobre la esen­
cia del conocimiento no puede resolverse
como· una pregunta
sin presupuestos. Son éstos, entre otros, la existencia del cono­
cimiento y su pertenencia a la actividad vital del hombre, el
significado múltiple de la palabra conocimiento que apunta a los
diversos niveles
que llamamos sensibilidad y entendimiento, la
apertura a la posesión por el hombre de toda realidad sensible
o inteligible a la que
se abre en la vertiente intencional de su
conciencia en que el conocimiento se realiza como aprehensión
objetiva, el hecho de que quien así viene a «serlo todo» en el
orden sensible e inteligible y a «descubrir en
sí mismo el orden
del universo
y de sus causas» es, sin embargo, el mismo hombre
individual que, al conocer., experimenta su existir como pette-
neciente a su vida individual. · ·
La verdad, en cuant_o manifestadora del ser, tiene su elemento
propio en el lenguaje mental inmanente, formado por el enten­
der en acto. El entender
es así emanación de la palabra mental,
de
lo entendido como tal: como no se añade el vivir al ser, sino
que el vivir es un ser más perfecto, así tampoco sobreviene la
cualidad inteligible al viviente, sino que se constituye intrínSeca­
mente como perfección exigida por su ser.
Libro este del profesor Canals agudo
y profundamente me­
ditado, indispensob_le para adentrarse en la «grandiosa y ardua»
concepción que supone el pensar dentro del ser, y supérar, ásí,
tanto las elaboraciones del idealismo como las artificiosidades
de
la moderna epistemología. Fruto maduro de un pensamiento
capaz de apurar las últimas consecuencias en una cuestión que
encierra en sí los grandes problemas de la filosofía universal.
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