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Número 267-268

Serie XXVII

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José María Sanjuan Gil: Los requetés riojanos en la guerra de España

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tema de la animación, pues es un tema especialmente complejo
que al incluirse en un
Hbro de divulgación puede dar lugar a sim0
plificaciones inadecuadas. Finalmente, un comentario de tipo me­
nor: Femando Monge no resiste la tentación de incluir un largo
texto de la novela
Un mundo feliz, de Aldous Huxley, espe­
cialmente premonitoria de lo que puede suceder en estos cam­
pos, pero creo que lo mismo que el autor critica el uso por parte
de los abortistas de algún texto de Santo Tomás,
es peligroso
buscar apoyos en un autor cuyo furibundo anticristianismo queda
sobradamente demostrada, entre otras, en su novela utopista·
La
isla, en la que incluye numerosos discursos llenos de tópicos
contra San Pablo, tan caros a los autores de la contracultura.
JOSÉ MIGUEL SERRANO
José María Sanjuán Gil: LOS REQUETES RIOJANOS EN
LA GUERRA DE ESPAl,A (1)
Voy a tratar de siíuar este libro que acaba de editar el co­
ronel-auditor del Ejército don José Maria Sanjuán GH en el mapa
de la literatura sobre la Guerra de Liberación, de 1936. Despe­
jemos esta tarea informando que es una miscelánea con noticias
inéditas y otras transcritas de libros agotados
-valiosas teedi­
ciones parciales, únicas posibles--acerca del carlismo en gene­
ral y en La Rioja desde su comienzo, durante la Segunda Repó­
blica y luego,
ya en el centro del libro, en el Alzamiento del 18
de julio y en
la Cruzada. En· ésta, los requetés riojanos formaron
principalmente el Tercio
de Nnestra Señora de Valvanera y tam­
bién unidades pequeñas y dispares menos conocidas; la historia
militar de todas estas fuerzas, que
ha tenido pocos cultivadores,
es uno de los componentes originales del libro, con relatos inédi­
tos extensos.
Otra aportación original son las narraciones humanas y anec­
dóticas tomadas del natural por un testigo inmediato, un com­
batiente de primera línea, incansable, el autor.
Aun hay que señalar otro rasgo más,
útil parOdiferenciar este
libro en
el océano de los de nuestra guerra: es el don' emocional
con que ha sabido impregnar nuestro amigo sus escritos; esto es
(1) Prólogo de Javier Nagore Yarnoz, Madrid, 1988, edición del autor;
rústica, 4.º, 291 págs., dos croquis, fotografías, 1.000 pesetas. Pedidos a
Fuodación Stella, calle
Ayala, 21, l.º derecha, Madrid.
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valioso siempre, y más en la situación de apatía de nuestros.
días.
Con lo dicho
ya podemos comparar la obra de Sanjuán con
otras
sobre la Cruzada:
Es una historia militar, sí; pero su calor humano y su fuer­
za emocionadora le sitúan en los antípodas de los estudios téc­
nicos, eruditos y fríos
de los también coroneles Martínez Bande,
Casas de la Vega, Gárate Córdoba y los hermanos Salas Larrazá­
bal. Satisfará menos que las de éstos a los eruditos pero mucho
más' a los lectores no profesionales de las
armas.
El tono estimulante, y digamos que también la intención es­
timulante, le separan y diferencian del gran montón de libros de
otros
ex combatientes que han aprovechado su participación en
aquellos sucesos excepcionales
para probar fortuna en el campo
de las letras, sin éxito digno de mención.
El calor humano, vivencia!, del relato del coronel Sanjuán
tiene precedentes en
los días de la guerra y de la postguerra en
dos periodistas navarros, el carlista don Francisco López Sanz y
el falangista Rafael García Serrano, que escribieron varios libros
e incontables artículos en caliente, con pasión, sin grandes pre­
tensiones doctriales pero sirviendo admirablemente para caldear
aquella retaguardia nacional eficacísima. En el sur, Pemán
tam­
bién copiaba del natural, y magistralmente, pero, en general, más
entretenía que estimulaba; dejando aparte su gran Poema de la
bestia y el ángel, en alguna ocasión hacía llorar más de risa que
de emoción, como estos otros.
Se produjo después un largo silencio, largo y malo, mortal.
Con
algunas excepciones, como el libro Así eran nuestros muer­
tos,
del capellán del Tercio de Montserrat, Mosén Salvador
Nonell.
Y, ahora, cuando muchos españoles no aciertan aún a enten­
der por qué oscuros senderos hemos bajado de la cumbre al abis­
mo, sale a galope a la palestra Nagore Yárnoz con
el estandarte
de entonces, plasmado en su libro,
En la 1: de Navarra (Dyrsa,
1986). Como roda intuición genial
ha tenido enseguida un con­
tinuador, Sanjuán. Nadie mejor que Nagore para prologar el li­
bro de Sanjuán; éste ha enaltecido el libro En la 1." de Navarra
al rango de cabeza de serie por la semejanza de estilo que el
suyo tiene con él. De una serie oportunísima, cuyo principal pro­
pósito es no solo informar, ni únicamente entretener, sino, sobre
todo, mover. Con ellos se relanza el estilo vivificador de López
Sanz y de García Serrano, aquí y ahora. «Nagore-Sanjuán» for-
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man ya una pieza en nuestra literatura. ¿Aparecerán nuevos es•
labones en esta incipiente cadena? ¡Dios nos lo conceda!
Sosegadas las emociones de una
primera lectura, dos situa­
ciones de las reflejadas en este libro quiero
seiíalar: el desbara-.
· juste de las fuerzas nacionales en las primeras semanas y· aun
meses; 'leído ahora con ojos técnicos, es-de risa; pero, con todo
y con eso, así se ganó la guerra. Y la situación de profunda re­
ligiosidad que lo impreganaba todo, testimonio para .las nuevas
g,;neraciones de que aquello -fue una · C=ada. Parece mentira
que aquellas evidencias, entonces
vulgares, resulten hoy testimo­
nios
codiciables; ,pero así estamos.
M.S. e
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