Índice de contenidos

Número 271-272

Serie XXVIII

Volver
  • Índice

Sciacca, de Aristóteles a Santo Tomás

SCIACCA, DE ARISTOTELES A SANTO TOMAS
POR
JuAN VALLET DE GOYTISOLO
l. Entre las personas que más me han enriquecido intelec­
tualmente se halla, sin duda alguna, el profesor Michele Federico
Siacca.
Es para mí un hecho indudable, que debo reconocerlo
públicamente. Como maestro,
él ha sido quien mejor me ha en­
señado a ver más aguzadamente y a comprender de manera más
clara
y distintivamente; y, todo esto, gozando del placer de es·
cucharle y de leerle. Cuando digo escucharle no me refiero solo
a sus conferencias, sino a la delicia de su conversaci6n, en las
charlas de sobremesa
-<¡ue nunca deseé tuvieran el término que
lo cotidiano
exige-o en nuestros viajes a Segovia para reunir·
nos con el can6nigo --- tario -mi entreñable amigo, que Dios so Martfnez Almeida-.
Especialmente no puedo olvidar el último curso, que im­
partió en Stresa, en el que fui uno de sus alumnos y donde ex­
plic6 el pensamiento de Santo Tomás de Aquino.
En el número 8 de los Quademi della «catedra Rosmini»
-que el Centro internazionali di Studi Rosminiani de Stresa de­
dic6 íntegramente a su memoria-aparece entre las testimonian·
ze una mía, brevísima. En ella agradecí ai maestro esa claridad,
que nos había difundido
en el curso anterior, para ayudarnos a
penetrar
en el conocimiento de las enseñanzas de Santo Tomás
de Aquino.
Allí nos hizo ver c6mo el Aquinatense reelaboró, no
solo a Aristóteles sino también a Plat6n;
y que, además del ca·
mino de la inducción, por el que se asciende desde los efectos
hasta las
cau!as, Santo Tomás mostraba que, las ideas, los pri·
70
Fundaci\363n Speiro

SCIACCA, DE ARISTOTELES A SANTO TOMAS
meros principios, se alcanzan por una facultad de la que está
dotado nuestro
intelecto, que, si bien no tiene innatas esas ideas
-contrariamene a lo que creía Platón-sí tiene una aptitud,
propia del
hombre, para obtenerlas directamente de la misma
realidad que nuestros sentidos externos perciben. Es una facul­
tad que, sin duda, la e:x.periencia desarrolla y educa, y que nues­
tro llorado, querido e inolvidable Sciacca, poseía en el sumo
grado humano, tanto en extensión como en
profundidad y de­
talle, pues, sus alas y ojos de águila le tenían superdotado para
ello.
La predilección que en sus últimos años sintió por nosotros,
los
amigos de la Ciudad Católica, agropados en nuestra labor
en tomo de la
divisa de Speiro -es decir, sembrar-, en la que
tan
generosamente cooperaba, no solo nos trajo el regalo de su
magisterio, sino el de sus iniciativas. En casi todas nuestros
Reuniones en las que participó, nos proponía un tema gene­
ral pars desarrollar en la del año siguiente; incluso nos ayudaba
en la confección del programa y en la selección de
los nombres
más adecuados para actuar de ponentes según el tema de cada
conferencia. Así comenzó a hacerlo el mismo día en que con­
cluimos la X Reunión, Cristiandad y sociedad pluralista laica
-primera en la que él participó, explicándonos el tránsito Des­
de el sansimonismo de ayer a la tecnocracia de hoy--; nos pro­
puso el tema de la XI,
Contemplaci6n y acci6n -al cual nos in­
trodujo con una maravillosa exposición de La contemplaci6n como
fundamento del saber; Marta
y Maria, en cuya segunda parte
glosó con
gran finura de matices ese pasaje del evangelio de Lu­
cas-. En las sucesivas reoniones, nos propondría: para la XII,
Revoluci6n, historicismo y tradici6n --encargándose de la expo­
sición general del tema-y en la XIII, dedicada a Santo Tomás
de Aquino, hoy, que abordó magistralmente exponiendo un tema,
entonces muy acuciante, Santo Tomás y los problemas filos6fi­
cos de hoy.·
2. Era el año 1974 y, en esas fechi¡s, el mismo profesor
Sciacca estaba escribiendo su Prospettiva sulla metafísica de San
71
Fundaci\363n Speiro

JUAN V AUET DE GOYTISOLO
Tommasso, con ocasión del VII centenario de la muerte del
Aquinatense, en «un pequeño pero sincero
homenaje de un pen­
sador
de la línea, digámoslo también, aunque con muchas re­
servas, "platónica''. --son palabras del mismo autor-, a la men­
te más excelsa de la cultura católica, en un momento, el nues­
ro, cuando una cierta fácil "contestación", que se dice desen­
vueltamente
desacralizadora y desmitificadora, no la respeta o
pretende
adaptarla, desnaturalizándola, para sus fines, que son,
en nuestra opinión, antitéticos a los que son propios del pensa­
miento teológico y filosófico de Santo Tomás».
Al concluir el preliminar de ese libro, decía Sciacca: «En el
Prologus, dice Santo Tomás, que la Summa Theologiae efa di­
rigida ad· eruáitionem incipientium. El que esto escribe, sobre
todo en estos últimos años y después de cuarenta y
cinco de mi­
licia filosófica, se ha matriculado en esa escuela de ''principian­
tes".
Y hace votos porque, en la actual situación histórica, baya
quienes deseen hacer otro tanto».
Después de fallecido
el autor, uno de los mejores tomistas
actuales,
el dominico padre Victorino Rodriguez, en Verbo, 147,
comentaría:
«Declaración tan sorprendente de un maestro tan
famoso merece señalarse. Sin duda que el "Buey mudo de Si­
cilia" (apodo de fray Tomás entre los estudiantes de Colonia)
habría sonreído amablemente al recién fallecido profesor
sici­
liano».
Por mi parte, tuve
la suerte de ser almuna suyo -del maes­
tro, nacido en Giarre y profesor de la Universidad de Génova­
en la relectura que, junto al lago Maggiore, e,opuso en el Centro
Intelectua[ de Estudios Rosminianos de Stresa.
Sciacca, a medida que escribía esa Prospettiva y tenía en
limpio cada capítulo, nos lo enviaba,
yo se lo pasaba al padre
Bernardo Monsegú,
C. P., quien lo traducía al castellano. EI
primer capítulo constituyó su referida ponencia de nuestra XIII
Reunión, y aparecería en Verbo, 133-134, en el mismo número
en
el cual, muy apenados, dimos la dolorosa noticia del falleci­
miento de
su autor. Después, en el ejemplar correspondiente a
los meses de agosto-septiembre.octubre de 1975 aparecerían los
72
Fundaci\363n Speiro

SCIACCA, DE ARISTOTELES A SANTO TOMAS
capítulos II y III, y sucesivamente los demás, hasta completar
la versión española de la Perspectiva de la metafísica en Santo
Tomás editada también separadamente (Madrid, Speiro, 1976).
En este estudio, efectuó una relectura de Santo
Tomás de
Aquino, que
-dice Sciacca-no quiere ser sino «un simple pun­
to
de vista, el de la "filosofía de la integralidad" sobre algunos
temas metafísicos del pensamiento del Aquinatense en relación
con
Ios problemas del mundo contemporáneo»; pues, el Dactor
communis -sigue el autor-«debe ser visto en su tiempo; pero
como cualquier otro pensador con el que es necesario contar en
nuestro tiempo y en todo tiempo». En una relectura
-explica­
no se trata de efectuar «fatigosas repeticiones de tercera o cuar­
ta mano,
ni de un volver sin más a Santo Tomás, lo que equi­
valdría a reproponerlo fuera de su tiempo», sino, en lugar de
una
vuelta atrás, por el contrario, «hacer que el pasado vuelva a
nosotros, penetre en nuestra situación histórica de manera que
se baga 11presente" en nosotros, "actual'1 .y ircontemporáneo"; y
así esté proyectado siempre hacia el futuro. Por tanto, ni vuel­
ta al pasado, ni olvido del pasado, sino presencia viva, estimu­
lante y fecunda en el presente».
3. Uno de sus
Studi sulla filosofia antica recogió un comen­
tario bibliográfico suyo, escrito en 1946,
acerca del libro de
Femand Van Steenberghen,
Aristote in occidente, donde se exa­
minan las primeras fusiones operadas entre el pensamiento griego
de Platón y Aristóteles con el árabe de Avicena, Averroes, Avice­
brón
y Maimónides; y su penetración, durante el siglo xn, en
el mundo cristiano, donde
el movimiento dialéctico, con Abelar­
do, consagraría el triunfo de Aristóteles en la lógica y
la intro­
ducción de su teoría del conocimiento en las escuelas. Fue un
preludio
de su pleno triunfo en el siglo signiente, donde tomaría
pie fume en las orillas del Sena, a la sombra de Notre-Dame de
París, hacia 1240 y se desarrollaría, con etapas
en San Buena·
ventura, San Alberto Magno
y Santo Tomás. Entre 1250 y 1265,
se recibió lo esencial de la formación filosófica del Estagirita, y
fue reconocido
como el más grande de los filósofos paganos.
73
Fundaci\363n Speiro

JUAN V AUET DE GOYTISOW
. Ya en el Preliminar de su Perspectiva anticipa Sciacca que
«el Aquinate, a fuerza
de querer permanecer fiel a la tradición
y hacerse discípulo de todos -de Platón, de Aristóteles, de los
neoplatónicos
y de los padres, de los pensadores árabes y he­
breos-ha sido un grande y a veces audaz innovador, y, por
eso mismo, ha ido incluso más
allá de aquel mismo Aristóteles
del que,
más que de ningún otro, se juzgaba discípulo».
Santo Tomás renueva la tradición platónica, y neoplatónica,
iniciada por San Agustín;
y efectúa su síntesis con esa nueva
cultura aristótelica llegada a la Universidad
de París. Toma po­
sición frente al Aristóteles expuesto por los árabes. «Lo piensa
de nuevo, le
saca todo su veneno para hacerlo innocuo y lo in­
terpreta en el sentido siempre más favorable a sus fines, ayudán­
dose de todas las aportaciones; se construye
su Aristóteles, con·
trario al de A verreos y Sigerio».
Santo Tomás
--dice Sciacca-se sirve de Platón, «cuando
éste es aprovechable para salvar o deshacer los "escollos" de
Aristoteles; y de este último, para afrontar los "escollos" no
me­
nos peligrosos que hay en el ateniense. No haberse hecho cargo,
basta
hace poco decenios, del componente fundamental "plató­
nico", y haber querido hacer del Aquinate filósofo un aristoté­
lico, siquiera muy personal, es lo que ha dañado mucho la
origi­
nalidad de la síntesis del Aquinate, a la comprensión de su pen­
samiento integral, y a su perenne actualidad» . . . «Síntesis original
-decimos-, Santo Tomás no es platónico ni aristotélico, es
sencillamente Tomás, como Agustín es Agustín y no Platón o
Plotino, pues son cada uno
lo que son, como cada auténtico pen·
sador es el mismo».
4. El punto donde me parece más interesante
la relectura
que hace
Sciacca del Aquinatense, en relación a su superación
del aristotelismo,
es el relativo a la teoría del conocimiento.
Recuerdo
de su ensefümza oral en el curso. de Stresa, su ex­
plicación de que el verdadero conocimiento radica, segón Pla­
tón, en
las ideas, segón a Aristóteles lo hallamos en las cosas y,
segón Santo Tomás, resulta de nuestra intelección de ellas, es
decir, de la adaequatio o conformitas rei et intellectus.
74
Fundaci\363n Speiro

SCIACCA, DB ARJSTOTBLES A SANTO TOMAS
En sus conversaciones nos explicaba, muchas veces, la con­
traposición del Aristóteles de Averroes -recogido especialmen­
te en el campo cristiano por Sigerio de
Bravante--con el Aris­
tóteles de Santo
Tomás.
Vamos a ttatat, aquí, de hacer una brevísima síntesis de
cómo lo explica nuestro maestro en el capítulo II de su Perspec­
tiva.
«Santo Tomás --- Aristóteles hace comenzar el conocimiento sensitivo a partir de
los sentidos, nota con
Platón la insuficiencia del conocimiento
sensible y la necesidad del entendimiento, único capaz
de un
conocimiento verdadero
(de saber); y, con Platón, opone al sen­
sismo y al materialismo la actividad intelectual (S. Th.
1, 84, 6)».
Y, precisando esta cuestión, explica: « Un punto central de
la doctrina tomista sobre el conocimiento es el de la abstracción.
Es también uno de los puntos que suponen mayor esfuerzo de
mediación entte Aristóteles y Platón, Platón y Aristóteles, con
el fin de superar tanto el racionalismo
como el sensismo, a los
que subyace siempre una forma
de materialismo. A su vez, la
abstracción va estrechamente unida a la doctrina sobre el enten­
dimiento agente, que
es el principio iluminador de los datos de
la experiencia, de modo que surja lo universal».
El entendimiento humano --explica Sciacca, resumiendo a
Santo
Tomás--, solo se actúa «cuando se ve determinado por
un objeto que le
es proporcionado, y que no puede ser más que
del mundo de lo corporal, pero. considerado abstractamente; esto
es conocido por conceptos universales, lo que equivale a decir
abstraídos de las condiciones que individualizan el ser y le hacen
ser 1'tal" ser».
Ahí se remite a las conclusiones del Aquinatense, en S. Th. 1,
85, 1, que estracta. «"Es propio del entendimiento humano
co­
nocer la forma que existe individualmente en la materia corpó­
rea; pero considerándola no tal como es"; lo que quiere decir
"abstraer la forma de la materia individual que está
representada
por el fantasma (imagen)". Por eso, ''nuestro entendimiento co­
noce las cosas materiales por abstracción de las imágenes sensi-
75
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLBT DB GOYTISOLO
bles, y mediante las cosas así vistas llega a un cierto conocimien­
to de la realidad inmaterial"».
«La
· abstracci6n -sigue ya Sciacca---es precisamente el pro­
ceso de ''desmaterializaci6n" de los seres, la que los pone en
estado de cognoscibilidad intelectiva, esto
es de inteligibilidad
de la esencia universal».
5. Advierte nuestro maestro que, al haber abandonado ese
modo de abstracci6n realista, el mundo moderno
se ha deslizado,
unas veces, por el empirismo; y, en otras, se ha perdido en
idealismos racionalistas.
En el primer caso, no alcanza a captat la esencia universal
de las
cosas y se queda tan solo con la pura intuici6n sensible e
inmediata que
-dice--«es mera abstrusidad, pues abolida la
abstracci6n,
al perderse la esencia se pierde lo real y, con ello,
la caída en el nominalismo
es inevitable».
En el segundo, equivoca el punto de partida, «arrancando de
la .intuición racional -diversa de la intuición intelectiva en sen­
tido platónico y agustiniano-- pierde los accidentes y se hace la
ilusi6n de asir la esencia»; pero, no haoe sino
«sustancializar los
datos mentales o artificiales».
En ambos casos, advierte Sciacca: «La estructura de la res­
lidad de sustancia y accidentes, rota en dos, se pierde, y con ella
se pierde la estructura ontol6gica de los entes. De ahí el mate­
rialismo abstracto y
el espiritualismo abstracto» ... «esos idea­
lismos o abstrusidades, en los que desde hace cuatro siglos se
debate el pensamiento moderno: la absttusidad del materialismo
empirista
y la abstrusidad hist6rico-espiritualista; dos formas ra­
dicales del ''naturalismo", a las que corresponde, según prevalez­
ca una -sobre la otra, ora el "cuantismo" cientifista, ora el "cua­
lismo' espiritualista. La "cantidad" sin la calidad, o la "calidad"
sin la cantidad, dos "grandes" sin grandeza».
Además de esta ruptura, también en el mundo moderno
se
padece otra de la que asimismo alerta Sciacca. El universal, como
explic6 Santo Tomás interpretando a Arist6teles,
es un objeto
inteligible
al hombre, pero que no exise en las cosas o en la na-
76
Fundaci\363n Speiro

SCIACCA, DE ARISTOTELES A SANTO TOMAS
turaleza, sino que se obtiene por el acto de entender, de /acere
intelligibilia actu,
que significa «universalizar», partiendo de las
notas individuales, el conocimiento o pensamiento de la esencia,
que
es la función propia del entendimiento «agente» -mientras
que el «pasivo» recibe el impacto de las sensaci gan del exterior. Pero, ese pensar, el universal o la esencia inte­
ligible, «no rompe la unión de esencia
y existencia». Esta rup­
tura sí la producen, de una parte, el
existencialismo contempo­
ráneo
.,--- esencias y las sustancias, que considera «no son más que nom­
bres objeto de fantastiquerías metafísicas-, y, de otra, el más
radical «esencialismo» --según el cual-«no existen más que
las esencias pensadas que se resuelven en lógica, o en las rela­
ciones conceptuales inmanentes al pensamiento o "1 espíritu», con
lo cual «el ser
y lo real se disuelven».
El ·profesor
Sciacca, al concluir ese tercer. capítulo, muestra
que
el hombre dispone, según el Aquinatense, de tres medios de
conocer:
-El conocimiento primero, obtenido por abstracción del as­
pecto inteligible de las cosas, que es el más común y general en
el hombre.
~ Otro, por «intelección» de los primeros principios, que
«statim naturaliter apprehenduntur», por lo que al entendimien­
to se le llama
«habitus primorum prindpiorum», denominado i.n­
telligi a ese acto intelectivo inmediáto intuitivo de los primeros
principios, e
intelectus a su hábito (S. Th., 1, 58, 3, resp.). Si
bien ese conocimiento -sigue Santo Tomás-, propio de los
ángeles, tiene en el hombre la poca
intensidad de su luz intelec­
tual; por lo cual no puede alcanzar
de una sola mirada . toda su
virtualidad ni todas las consecuencias en ellos contenidas. Sciacca
pone los principios de no contradicción y de identidad como
ejemplo de intuición inmediata del hombre.
- Y, el otro,
es el raciocinio o discursus; es decir, el cono­
cimiento discursivo, por ;,l cual, del conocimiento de una cosa, se
accede al de otra.
77
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
6. A finales de 1987 -es decir, hace poco más de un
año--ha apa,;ecido, en España, un grueso y sustancioso volu­
men, con más de 700 páginas, Sobre la esencia del conocimiento,
del que es autor el reciente y prematuramente jubilado Catedrá­
tico de Metafísica de
la Universidad de Barcelona, Francisco Ca­
nals Vidal ( * ). Es -dice el profesor Milián Fuelles-uno de
los diez o doce mejores libros de
filosofía que aquí se han pu­
blicado
en todo este siglo.
En esa obra vemos confirmado, y, después, profundamente
razonado,
cuanto hemos visto enunciado por Sciacca. «Santo To­
más no vacila en reconocer --escribe Canals Vidal-que, en el
sentido
por él afirmado, es verdadera la tesis platónica qi¡e sos­
tuvo que todo lo que el hombre llega a conocer lo poseía ya an­
tes como conocido. De ese modo hallamos reconocido en Santo
Tomás cierto carácter de
pre-cognici6n fundamental a todo aque­
llo que pertenece a
la estructura necesaria, esencial y uni'liersal
ontol6gica, sin la que no podría realizarse ningún conocimiento
intelectual de la realidad sensible». ·
Nuestro maestro Sciacca había explicado que, en De spiritua­
libus ·creaturis,
10, dice Santo Tomás, que «no supone mucha di­
ferencia»
--<. y San Agustín, «que nos son dados por Dios los objetos 1nteligi­
bles», o, con Arist6teles, «que nos es dada la luz para poder ha­
cer inteligibles los objetos». Y, explica Sciacca: «Santo Tomás sa·
bía
muy bien' que la diferencia se daba», pero quiso significar,
por un lado, «que un cat61ico puede seguir una u otra senten­
cia en cuanto no está en juego ninguna a verdad de
fe; y, por
otro,
añadimos nosotros [sigue diciendo Sciacca}, que hay dos
perspectivas gnoseol6gicas
-siempre que se tome el lumen agus­
tiniano en el sentido de "luz natural" dentro de los confines de
la metafísica del ser; y, como tales, aceptables, dado que en una
(*) Cuando corrijo estas pruebas, ha tenido el profesor Ca.naJs las
eno~es alegrías, ,,que con él comparto, de que esa que fue· su cátedra y,
antes, la de su maestro Jaime Bofill, la ha ganado, votada por unanimidad,
su discípulo Eudaldo Forment, y de ser elegido ru:adémico de la )'onti­
ficia «Santo Tommaso de Aquino» de Roma.
78
Fundaci\363n Speiro

SCIACCA, DE ARISTOTELES A SANTO TOMAS
y otra se salvaguardan la objetividad del conocimiento y la inte­
ligibilidad de lo
real».
Canals Vida! explica muy bien el paso que, desde la percep­
ci6n sensible lleva a la intelecci6n humana, según la concepci6n
tomista: «aunque
se reconozca la originaci6n extrínseca del co­
nocimiento intelectual humano a partir de las cosas materiales,
habrá que
afirmar a la vez que el conocimiento solo "entiende en
acto lo que existe
en él como inteligible en acto" y habrá que
atribuir a la
propia alma intelectiva "la formaci6n de las seme,
janzas inteligibles de las cosas" {lo que Canals ha puesto entre
comillas, es de Santo Tomás, en
De V eritatae, 10, 6, in e]. En
ese sentido
--dice Canals-, el entendimiento no es una capa­
cidad para mirar fuera de sí mismo, sino que está destinado a
traer las
cosas a sí mismo y considerarlas dentro de sí mismo».
Para verlo claro, debemos diferenciar
las imágenes. sensibles
que nuestros sentidos captan de la realidad y las imágenes inte­
ligibles que formamos en nuestra conciencia. Canals
explica que,
en las primeras, «la naturaleza
de las cosas es reperesentada como
término objetivo inmanente, en nivel todavía no' desmaterializá0
do e inteligible, pero ya interno, intrínseco a la conciencia inte·
lectual sensible humana»; y, en las segundas, la imagen· sensi­
ble
se hace inteligible, de tal modo que «lejos de presentar' la
imagen sensible como un calco 4>asivo o como una idea confusa
y debilitada de la
impresión intuitiva, se muestra regida y como
organizada, según aquella capacidad proyectiva posibilitadora de
la objetivización que constituye la función propia de. la cogitati­
va, como facultad de juicio singular, y de la memoria como apre­
hensiva de
las cosas en su proceso temporal». Es decir, la ima0
gen sensible tiene una funci6n mediadora entre las cosas mate­
riales, y la imagen inteligible, es una «mediaci6n necesaria
para
que el entendimiento ejerza, a través de su "conciencia sensible"
aquel "traer de las cosas a sí mismo" que define el modo propio
del conocimiento intelectual».
«... intellectualis co gnitio non consistit in ipsis phantasmati­
bus [imágenes]
sed in eis contemplatur paritatem inteltigibilis
veritatis»
-instste el Aquinatense en S. Th., 2."-2.º, '5, a11'2.,_,
79
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
Como explica Canals, ese conocimiento sensible «es la causa ma­
terial no la causa total del conocimiento de las esencias de· las
cosas, cuya causa formal ha de ser buscada
ya en la vertiente
por
la que el conocimiento intelectual humano ha de ser consi­
derado también como
parcialmente originario intrínsecamente; es
decir, desde la propia alma intelectiva y en virtud de una acti­
vidad anterior e independiente con respecto a la receptividad a
partir de
lo sensible».
«Esta anterioridad
--sigue diciendo Canals-no implica en
modo alguno el carácter innato del concepto de ente, pero sí
la
alirmaci6n de que los primeros conceptos son conocidos de modo
"ditecto" e "inmediato" en virtud de la propia luz connatural a
la mente, que
es "el entendimiento agente".
»Los principios cognoscibles inmediatamente en virtud de
estos primeros conceptos, son el instrumento
de la propia luz in­
telectual para que puedan descubrirse en las imágenes sensibles
las esencias determinadas de las cosas».
Si esa luz no pertenecie­
se al entendimiento mismo,
«nci se descubriría, en el contexto
de las sigularidades accidentales, el objeto propiamente inteligi­
ble de la esencia de
la cosa».
Tal como repite, con palabras de Cayetano, «con la luz del
entendimiento agente la imagen misma es ilustrada al modo como
el color
es hecho visible, porque por aquella iluminaci6n se pa­
tentiza y brilla en la imagen aquello que en ella hay de esencial
o natural, y no
la singularidad que en lo sensible está unida a
ella, por lo que la misma ilúminaci6n
es abstractiva».
«La inteligencia o capacidad de conocimiento objetiva de
esencias
-dice Canals en la conclusi6n de su libro--emana de
la memoria sustancial de la mente, íntima y radicalmente presen­
te para
sí misma por poseer el ser, con independencia de la ma­
teria».
Termino. Nuestro maestro, el profesor Miéliele Federico
Sciacca sigue proyectando su luz en nuestra intelecci6n a quienes
fuimos y seguimos siendo sus discípulos;
y, en la memoria suya,
continuamos entrañablemente fieles a
· la amistad con la que él
tan generosamente nos enriqueci6.
80
Fundaci\363n Speiro