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Número 271-272

Serie XXVIII

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Antecedentes no marxistas en Lenin: los orígenes del comunismo ruso

ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LENIN:
LOS ORIGENES DEL COMUNISMO RUSO
POR
ANGEL Mils'l'RO MARTÍNEZ
· Sude creerse vitlgarmente, aun entre pretendklos conocedo­
res de la obra y dd pensamiento leninista, en la existencia de un
origen y exclusividad marxista en Vladinúr Ilich Ulianov, Lenin.
Desde los orígenes de su formación política, ésta habría siclo in­
fluida casi unidireccionalmente por la doctrina de Carlos
Marx.
Se ha insistido hasta la saturación por sus apologistas sobre
la
fidelidad absoluta hacia Marx, en. la identificación total entre
ambos,
y en considerar a Lenin el intérprete más fid y. lúcido
dd marxismo.
Los historiadores soviéticos repiten incansablemente, llegan­
do a !la saciedad, las excelencias de Lenin como supremo intér­
prete
y pontífice del marxismo. Versión posterior de los impro­
perios contra los marxistas contemporáneos dirigidos
por d pro­
pio Lenin, a los que éste denostó e insultó ferozmente en nume­
rosas ocasiones a lo
largo de su vida.
Los
epítetos más feroces de Lenin no están dedicados a la
autocracia zarista o posteriormente a los gobiernos
conservado­
res de otras naciones, o a !os regímenes considerados reacciona­
rios; los insultos más duros,
los calificativos peQreS_ están dedi­
cados a los marxistas contemporáneos, no bolcheviques, a los que
zahiere sin tasa.
Lenin presenta a lo largo de toda su vida, y sobre ello he
insistido en numerosas ocasiones,
y pienso seguir haciéndolo, una
particularidad excepcional: la de
no seguir al marxismo cual un
texto normático
y rígido. Por d contrario, lo adapta a la partí-
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
cularidad de las situaciones históricas y de los hechos concretos.
Es una guía para la acción, no
e!! pensar en cada momento: ¿Qué
diría
Marx?
Es el marxismo-leninismo, con esa mezcla de dureza y fle­
xibilidad -unido también · a cierta estulticia liberal, histórica-,
lo que permite que Lenin no sea hoy una reliquia histórica,
como lo son Bakunin, Proudhon, Foutier, etc.
Lenin fue un gran conocedor de la obra de Marx, aunque
había contemporáneos suyos aún más
especializados y expertos
en
el marxismo. Como eran enemigos de Lenin, la historiografía
soviética los
ha deshecho. Los hagiógrafos de Lenin oscurecen a
Plejanov, maestro de los marxistas rusos exiliados, e incluso
admirado por un
Lenin joven. Plejanov será atacado por Lenin
llegando a la ruptura posteriormente, por ser considerado el
hombre que en
cada momento recurre a. lo que Marx tiene es­
crito en esa situación, o en la más similar posible.
Conocedor extraordinario de la vida y obra de Marx, cae en
el fetichismo frente al pragmatismo leninista. Plenajov deja de
hacer cualquier cosa en una situación determinada; diría que no
coinciden
la realidad y lo expuesto por Marx en tal· o cual pers­
pectiva. También
el heredero intelectual de Federico Engels, Karl
Kautsky,
es atacado ferozmente por Lenin · y sus apologistas.
Kautsky, en
mi opinión, fue posiblemente el personaje de su
época más conocedor de Marx. Igualmente Bersteio, enemigo
primero
de Kautsky y posteriormente tachado por Lenin de re­
negado y traidor, era una figura de su
época que dominaba 'pro­
fundamente
el marxismo.
Mas
Lenin no se limitaba a seguir cualquier situación en
hase a lo que Marx tendría
previsto pata cada caso. Kautsky,
Berstein y Plejanov, por citar tan solo a estos tres
destacadísi­
mos personajes, sabían más de marxismo y de Marx que Léhin,
pero de un matxismo erudito y libresco; de un marxismo inútil.
El casi inéólllnensurable número de páginas escritas sobre
el leninismo y la fidelidad al marxismo ha llevado a muchos a
desconocet los componentes revolucionarios, muchos de ellos
es-
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ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LENIN
pecfficamente rusos en la formación de Lenin. Entre los grandes
investigadores no, desde luego, e incluso entre
las instituciones
de investigación científica y académica rusas
tampoco.
Existen· numerosas obras explicativas sobre los antecedentes
no
marxistas de Lenin, llegándose a veces a conclusiones pere­
grinas sobre el particular y de muy dudoso rigor intellectual e
histórico. Pero lo cierto es que entre la literatura, copiosísima,
que hemos tenido que analizar, y que constiuye solo una frac­
ción, una pequeña parte de
la verdadera montaña de obras y
publicaciones sobre los orígenes no marxistas de Lenin,
hemos
procurado expurgar entre ella, para con rigor intelectual y un
análisis que hemos querido sea cuidadoso,
extraer las verdaderas
soluciones sobre
el fenómeno Lenin.
Sin duda la personalidad más importante del siglo xx, y so­
bre la cual se puede ser detractor o partidario, crítico o en­
tusiasta; pero frente a la cual solo el ignorante o el necio puede
ser indiferente,
ya que sus terribles consecuencias han arrastra­
do a
la bum\!fiÍdad o al menos a una parte enorme de la misma
a una revolución
de proporciones desconocidas.
En España, lamentablemente, como hay tantas cosas que no
son la cultura superficial del
periódico o noticiario televisivo o
radiofónico, muy
poco se ha escrito sobre los orígenes y la in­
fluencia no marxista en
la formación de Lenin. Los tópicos y
los lugares comunes alcanzan las mismas proporciones de nece­
dad que cuando se habla vulgarmente de «perestroika» y «glas­
nots» ( 1 ). Este desconocimiento suele darse incluso entre mu­
chos de sus seguidores, propicios a atribuir a Lenin una forma­
ción exclusivamente marxista, desconociendo los antecedentes no
marxistas en su pensamiento y en
su obra.
(1) Como es sabido, estas dos palabras rusas: reestructuración y ttans-­
parencia -aunque también admite la primera otra acepción como publi~
cidad--han superado su difusión rusa, para convertirse en conceptos de
uso popular fuera de la Unión Soviética., especialmente en Occidente. Ge~
neralmeD.te por personas que desconocen casi por completo el marxismo­
Ieninismo (n. del a.).
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Los precursores.
Resuil.ta relativamente fácil el encontrar, y cuando no se
encuentran se hacen apatecer, antecedentes de cualquier
movi­
miento ideológico. Más aún cuando se dispone para ello de un
colosal
aparato de propaganda e investigación; tal es el caso del
Estado soviético.
Al poco
tiempo de la toma del poder· por los bolcheviques
y
ya afianzada · su dictadura, los organismos correspondientes to­
maron sobre sí la tarea de buscar los antepasados del comunis­
mo. El antecedente más remoto que hemos podido encontrar
utilizado por dichos investigadores se remonta a 1534, año en
que
la secta Anabaptista se apodera de la ciudad de Münster (2)
para constituir
un estado comunista denominado «La Nueva Je­
rusalén».
Es
el primer paralelismo encontrado por los estudiosos so­
viéticos. Entre Lenin instaurando el terror, ya después de octu­
bre de 1917 y Johann Bocklson, jefe de la secta. BockJson jus­
tifica
el terror para defehderse de sus enemigos e instaura algu­
nos principios «comunistas»: abolición de la propiedad privada,
trabajo obligatorio, control de las personas.
Michel Heller, sin duda uno
de los más ptofundos conocedo­
res del universo comunista, al tratar de los precursores de Lenin
y de su influencia en éste, dice:
«Se han consagrado centenares de obras a la idea rusa del
bolchevismo y

a los
antepasados rusos de la revolución de octu­
bre y del
poder soviético. No es menos cierto que si una revo­
lución semejante se produjera en Frahcia, Inglaterra, o en cual­
quier parte también se le encontraría con facilidad antecedentes
en
la historia del país, como se viene haciendo en fas naciones
donde
se instauró 40 años atrás un sistema de tipo soviético:
se buscan
-y se encuentran---precursores del socialismo en la
(2) Se trata de la misma Münster, de Westfalia, donde el 24 de .oc­
tubre de 1648. se fumó la paz de su nombre y se selló el ocaso de España
como gran potencia, así como también de su concepción del mundo (nota
de] autor).
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historia de China o Polonia, de Albania o de Cuba, de Cam­
boya o Checoslovaquia» (3 ).
Como es obvio, los antecesores rusos. del bolchevismo han
sido objeto de mejores estudios que los otros. Apasionantes
para
el historiador, esos precursores son también de interés induda­
ble para el hombre del
siglo xx.
La idea moderna del hombre nuevo, como antecedente . del
hombre soviético, aparece en lo esencial a partir de 1860. Las
cualidades
de este ser llamado a convertirse a la vez en instr.¡-
mento y en objetivo, son evidentes por universales. '
Pestel.
Dejando aparte casos traídos de forma tan excesivamente
elaborada, como
el de los anapbatistas de Münster, los primeros
hechos que creemos pudieron
influir de forma cierta en Lenin
se realizaron el 14 de diciembre de 1825. Se produce en San
Petersburgo la sublevación de
un regimiento de la Guardia, apo­
yado por varias compañías de. Marina, contra el zar Nicolás I.
Los rebeldes se negaban a jurar acatamiento a Nicolás acusándo­
le
de ilegítimo y considerando emperador legítimo a su herma­
no Constantino, quien habla renunciado al trono, para procla­
marle monarca constitucional.
Este era
el mero pretexto de ~ revolución conocida por el
nombre de su mes,
la de «Los decembristas» que servirla de
inspiración incluso a numerosas obras bolcheviques entre ellas
una. ópera, «Los dekabrisras» ( 4
).
La sublevación de 1825 no fue llevada a cabo -casi nunca
suele ocurrir
habitualmente-por el pueblo, sino por una mi-
(3) M. HELLER: El hombre nuevo soviético.
( 4) Bajo el pretexto de restaurar en el tronco a Constantino, y de­
clarar usurpador a Nicolás, asomaba la· transformación de-Rusia. Existían
dos grupos de conspiradores: los oficiales, _integrados ·en la sociedad del
norte, partidarios de una monarquía constitucional, tipo británica, y los
de la sociedad del sur. Estos se inclinaban abiertamente hacia un régimen
jacobino (n. del a.).
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noría ilustrada en nombre de éste, lo que también es habitual.
Un grupo de oficiales de la Guardia de familias nobles
engañan
a la tropa ignorante al que se le hace creer que el zar era un
usutpador.
Pero desde

diciembre de 1825 existe una quiebra, una
dis-_
tancia jamás
salvada entre gobierno y sociedad, quiebra que ha
servido de fundamento para las luchas revolucionarias
y que,
posiblemente, está en
la raíz del levantamiento que en octubre
de 1917 permitió a Vladimir Ilich, Lenin, colocarse a la cabeza
del régimen soviético, dice acertademente el historiador
y estu­
dioso Adam
B. Ulam (5 ).
Sigamos con Ulam: «Los conspiradores de 1825 se formaron
sin excepción en las sociedades secretas de empleados, ofici,rles
y funcionarios qué se desarrollaron en Rusia hacia finales de las
guerras napoleónicas. Terminó
la exaltación de la resistencia na­
cional contra los franceses y terminaron también las victoriosas
campañas en Europa. Era natural que, en medio
de la rutina y
el tedio consiguiente de la vida castrense, los oficiales jóvenes tra­
taron de agruparse
y cambiar ideas sobre las nuevas concepcio­
nes de esa
época. Las guerra~-victoriosas, paradójicamente, pu­
sieron en peligro al régimen zarista, pues mostraron a allgunos
hombres jóvenes y sensibles una manera de vivir y una cultura
incomparablemente
más refinada y libre: la del occidente».
Ciento veinte años después, en 1945, el gobierno soviético
tomaría medidas extraordinarias para cortar
la influencia de las
ideas occidentales
y para aislar del resto de la sociedad soviéti­
ca a los rusos que estuvieran particularmente expuestos a ella.
Así, numerosos miembros
ddl ejército rojo, tanto oficiales como
tropa, que habían estado en contacto con ideas
y forma de vivir
occidentales, durante su expansión por Alemania, Austria
y otras
naciones europeas serían
particularmente vigilados, controlados e
incluso
encarcelados.
En la revolución de 1825, cuarenta y cinco años antes de
que naciese Lenin, encontramos en uno de sus dirigentes,
el co-
(5) ADAM B. ULAM: Los bolcheviques,
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ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LENlN
ron!i Paul Peste! ( 6 ), el. ant~ente más aejano de los poste,
riores revolucionarios rusos dd( siglo XIX, que. tanto influirían
en
fa mentalidad leninista posteriqrmente. :
l'estel
po~ ese mesianismo del revruucio¡,ario ilustrado que
le
lleva a la destrucción total .de la sociedad. existente para poder
así construir una sociedad nueva y utópica. Su odio al sistema
parlamentario
presenta características . tf,picas de la futura. fobia
bolcbeyique a esos sistemas liber.,:Ies. Considera los regímenes
parlamentarios
de Inglaterra y Francia .de vulgar verborrea .de­
mocrática, expresión de la hlpocresía de unas clases dominantes
que se recubren con un disfraz para ocultar a aquellos
que son
los que
de verdad controlan y poseen l<¡s resortes del poder.
Peste! tiene características que agradan al futuro historiador
comunista. Estudia la reforma de la sociedad más allá del mo­
delo jaoobino, pues. llega al control no solo de la sociedad sino
de .'[a, persona. Quiere nacionalizar la tierra. Pero, superando a
los jacobinos clásicos, proyecta
la. constitución de un eficaz ser,
vicio,
de. wlicfa y· espionaje, concretando detalles que parecerían
propios de la Gheka o del KGB (Comité ·para [a Seguridad del
Estado). También considera que el espía y policía debe estar
mejor pagado que
el oficial del ejército.
Estudioso del control total de
la sociedad, propugna' la desa'
parición de las sociedades sectetas, masónicas. Solo debe per­
manecer· su grupo de
conspiradores. La· semejanza· con los revo­
luciontrlo!i profesionales del futuro ;partido bolchevique es iri'
negable. ,
Antes
de llegar a la sociedad ideal y libre, será necesario uri
tiempo· de feroz dictadura ejercida ·por los conspiradores. ¿Más
similitud con la realidad futura?
Peste! llega
a pormenorizar el terror cual si del! anticipo :de
una nueva Cheka se tratase. Considera que no solo debe ejeru-
(6), Con la excepción cási única del erudito y documentado estudio­
so--Fatcionelli,, todos los ·investigadores del sistema soviético de cualquier
tenden ginal de la . futura revolución (n. del a.).
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tarse ai emperador; se incluye en el crimen a todos los ,miembros
de la familia imperial, tanto mujeres como niños.
La falta de apoyo popular fue total. El coronel Muraviev,
también ejecutado y representante de la tendencia más moderada,
quiso tomar
Kiev, aunque el gobierno, conocedor de la trama,
había detenido a Peste! días antes. La represión fue dura: cinco
de los conspiradores fueron condenados a ser descuartizados, 31
guillotinados
y 84 desterrados a Siberia, dentro de un total de
más de 1.000 detenciones. El zar conmutó el descuartizamiento
por
la horca.
Uno de los deterrados a Siberia, dirigiéndose al poeta Pusch­
kin, le habló de la «chispa de la libertad» de los revolucionarios.
La frase textual era:
« ... y la chispa encenderá la conflagración».
El primer periódico publicado a comienzos del siglo xx pot los
órganos
revo!.ucionarios comunistas exiliados, pot sus dirigentes
Lenin, Plejanov, Martov, Potresov, Axelrod, Vera Zasulidi, y
luego Trotski, se llamará
Iskra, «chispa». La chispa que encen­
derá
la llama. ;\sombrosa continuidad revolucionaria; similitud
cierta entre los uobles y el partido del proletariado.
Belinski.
Vissaron Grigorevich Belinski es uno de los más caracteri­
zados representantes
de. esta cortiente acertadamente calificada
como de occidental en su discurso.forma, pero oriental en su
esencia despótica. Como occidentalistas en contraposición a los
más eslavizantes figuran, íntimamente unidos, Belinski
y H~.
(7) Vissaron Grigorevich Belinski (1810-1848). Presentado siempre, de
forma inseparable junto a Herzen, es más rudo e inculto que este último.
Su personalidad refleja de modo nítido la caracterlstica fanática de la nue­
va «intelligentsia» rusa. Seguidor en un principio de Schelling, descubre
posteriormente a Hegel,
y luego cae bajo la influencia de Feuerbach Y los
jóvenes hegelianos. Su cerebro agitado busca febrilmente. una nueva , reli­
gión militante, que le hace caer en un cambio continuo, agitado y tormen­
t'Oso. La última publicací6n caída en sus in.anos-procedente-de cualquiera
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Autócrata al límite en su vida y en las relaciones con los de­
más. «Perseguido con una intratable neurosis de búsqueda ideo­
l6gica, pasaba
continuamente de un ·extremo a otro, desde el fer­
vor
romántico hacia e Fichte y Hegel, · al apasionamiento por el
materialismo de Feuerbach; desde·
el reconocimiento del papel
histórico
desempeñado por el zar a la predicación de un nuevo
dogma socialista». «Belinski no ejercía
la crítica en un verdade­
ro sentido de
la palabra: daba órdenes, editaba boletines mor­
daces,
lanzaba anatemas, pronunciaba veredictos condenatorios,
dispersaba
sdluciones»: «la literatura rusa es mi vida y mi san­
gre». Herzen le define con gran nitidez: «fuera de la polémica,
cuando no estaba irritado no
sabía expresarlo bien; pero si se
sentía atacado en sns más Últimas. convicciones, los músculos fa.
ciales se le crispaban y se 1e quebraba · la voz. Había que verle
entonces.
Se avalanzaba sobre su víctima como una pantera, la
despedazaba,
la tomaba ridícula, grotesca y, finalmente, digna
de
compasión, expresando su pensamiento con extraordinario li­
rismo y vigor. La discusión terminaba a menudo en sangre: la
que le brotaba
de su boca de enfermo; P,llido, jadeante, con lá
mirada fija en su adversario alzaba su mano temblorosa,· se lle­
vaba el pañuelo a ,]os labios y se interrumpía de golpe trastorna­
do
y de,hecho por el desfallecimiento». Belinski moriría al ¡poco
de cumplir los 38 años.
Defensor en un principio de
la autocracia zarista y del papel
por ella desempeñado, Belinski acabaría cayendo en el socialismo.
V arios
de sus proyectos serían después admitidos por el Es­
,tado comunista, como el del que el arte en sí no era valido, sino
que poseía un sentido social que debía
ejemplárizat y edificar.
Clarísimo anticipo de lo dado en llamar más de cien años después
«realismo socialista». V áJido para cualquier expresión del arte
que debe estar acomodada a
la realidad socialista, so pena de
caer en degenerativo y
decadente, El realismo llevado a cabo
de los círculos intdectuales europeos le hace revisar totalmente sus· ideas
de ayer, condenarlas y abrazar apasionadamente la última (n. del a.).·
(8) ENzo BETTIZA: El misterio áe Lenin.
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ANGBJ:. MAESTRO MARTINBZ
por Zhadanov, bajo Stalin, representa ,una asombrosa confirma­
ción de las
tesis de Belinski.
· Por otra parte, su odio ,i lo liberal y a la civhlizáción dem~
crática, la francesa "'1• particufar, le lleva a una admiración Íet'o
vorosa por la Alemania romántica. La germanofilia de parte de la
intelectualidad rusa, frente al afrancesamiento de la sociedad de
San Peteroburgo.
«¡Qué se vayan. al diablo los ftancesés!», llega a decir. Su
influencia no ha hecho más que perjudicamos, sigue. Hemos imi­
tado su
literatura acabando con la nuestra .. Alemania, esa es la
Jerusalén
de la humanidad moderna», afirma.
Vemos en su obra, algo, un indicio si se quiere, que suena
inequívocamente a leninista,
Aptt>vechando fas fuerzas primiti,
vas de Rusia, mesiánica y revolucionaria para llegar a un comu­
nismo, sin pasar
por fases democráticas intermedias. Odio al li­
beralismo y al parlamentarismo.
Deseo do recuperar fo específicamente ruso que choca de
frente con e!l liberalismo francés, Identificación con las esencias
g"!).uinaniente
rusas de principios del siglo xci de la obra del
almirante
Sishlov, «Observaciones sobre e1 amor a la patria», 'Y
que puede ser el equivalente ruso al discurso a la nación · alema0
na de Fichte.
Herzen.
Alejandro Herzen (9) es el aristócrata revolucionario que.«so­
licitaba revoluciones desde la seguridad y el fojo de su residen,
(9) Alejandro Herzen (1812-1870). Más culto y preparado que Belinsk
es uno de los puntales básicos que en lós años 40 del siglo. XIX con.stituitán
las'. 'fuentes de inspiración del movimiento· revolucionario. Alejalldro · Het~
zen, al igual que Belinski, .bebió en las fuentes de Schelling. Hijo ilegíti'
mo. de un noble piogr~ista que le con~edería la J1lisma educáci6n y for-,
ma de vida que a los miembros de la clase alta.
Tras el seudónimo «Iskander», su ¡x>pularidad se extendi6 entre los
niedios liberales. A principios de 1840 rompe con Belinski, adoptando po•
siciones más. avanzadas que éste, aunque después se reconciliarían (notll
del autor).
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ANTECEDENTES NO.MARXISTAS EN·LENÍN
cia en el extranjero,' denunciaba 'el materialismo y. vivía con la
cómoda renta que representa vários .milloµes de rublos y, en fin,
molestaba a los menos 'cultos
• demostrándoles su falta de edu­
cación. Sus contemporáneos
extremistas, por tanto, le conside­
raban un poco vanidoso. Pero el pensamiento revolucionario pos­
terior reconció sus servicios». «Herzen ha sido siempre uno de
los favoritos de los extranjeros; que conocen la tradición revo­
lucionaria rusa ... , no
podía evitar, aunque quisiera, fa manifesta,
pón de su aristocratismo de cuna y de intelecto» (10).
Conocedor de Europa por sus viajes, el
agotamiento de la
revolución de 1848 que sacudió
al continente, golpeó fuerte­
mente sus
ronvkciones .sobre las posibilidades revolucionarias
europeas.
Desengañado de las perspectivas sobre la revolución
que podían esperarse, Herzen considera a Europa
«vieja y decré­
pita» y
se vuelve hacia el nacionalismo rusb. De forma contem­
poránea a Marx,
creía que el cápitalismo' -cuando en realidad
se encaminaba bada su mayor. ,mg.;:..._, estaba en la agonía y pot
tanto Rusia no se salvaría con las virtudes del liberalismo britá·
nico y de la burguesía francesa. ·
Herzen
ha sido considerado por el mismo Lenin como uno
de fos grand~ precursores del leninismo. Cierta similitud, a pe­
sar de la diferencia de fortuna, muy superior en Herzen ron sus
millones de rublos, Similitud
por proceder ambos .de ambientes
selectos, educados, cultos, refinados.· Bien lejos del populismo
y
no digamos del ambiente del verdadero proletario.
Es
el autor del• .llamado socialismo . popular ruso, .donde se
elogian las particularidades de la organización ClMDIPesioa rusa,
la
«obschina!>, organización comunitaria típica de las aldeas ru­
rales .desde hacía bastante tiempo. Gran
influencia sobre Her­
zen ejercía su profe59r, el alemán. varón von Haxtausen, quien
admiraba esa. peculiar organización rusa de la «obschina»; Al
igual que posteriormente se ideal.izarían las virtudes del prole­
tariado, abora
se. idealizaba¡¡ las. virtudes del campesino.
La idealización de esa pretendida sociedad ideal nos recuer-
(10) UuM: op. cit.
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da la admiración desatada por las églogas de las bellezas de pas­
tores y campesinos tan alejadas de la realidad. Esa Arcadia pas­
toril, de arroyos cristalinos, y abundantes frutos, y pastores que
tafien la zampoña y tocan el caramillo. En la realidad tan lejos
están las bellezas de
los unos como las virtudes innatas de los
ottos.
Haxthausen admiraba la «obschina• así como la asamblea
donde los miembros de la comuna, el «mir», asignaban perió­
dicamente
aas distintas parcelas entre sus miembros, juzgando,
además,
las disputas entre los campesinos.
Esta
. pecu:liar democracia agrícola fortaleció a los enemigos
del sistema occidental en Rusia, tanto a los conservadores como
a los revolucionarios. ¿ Para qué un parlamento si ya existía llna
institución muoho más .democrática y social?
Hetzen odiaba al industrial europeo, y a su· mcxlelo ruso,
mucho
más aún que al latifundista clásico, aunque él recibió de
forma decisiva el
apoyo de los Rotschild, en su disputa econ6-·
mica con el zar.
Una de sus obras más destacadas fue el periódico Kolokol,
«La Campana», en fa que incluso se produjeron elogios al zar
Alejandro
II · por sus innegables -a pesar de los criticos­
medidas liberalizadoras, y es que Afejandro II realizó una ver­
dadera revolución en Rusia. Pero lleno de idealismos y de pre­
juicios románticos en la defensa, siempre preeminente, en arias
de la libertad, verdadera utopía para Hezen; la influencia de
«La Campana» decayó rápidamente después de éxitos ciertos pero
de corta duración.
Desbordado por
los más extremistas y a su vez desconfiado
y receloso frente a las nuevas corrientes del socialismo europeo,
fue enemigo, tanto de Balrunin como de Marx.
Propugna un
· pecu:liar estado popular, antimonárquico y ene,
migo del centralismo, y propone la abolición del Estado para una
etapa futura.
Algo similár, y que nos recuerda da a~~el
Estado cuando la sociedad socialista ha trascendido ya a la eta­
pa comunista.
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ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LENIN
Chernichevski (el gran precl11'80r).
Nos encontramos ante la personalidad más destacada de to­
dos
.los precursores que contribuirían a formar la personalidad
política e
intelectual de Lenin ( 11).
De gran impacto en la Rusia de su época, sus obras, «Rela­
ciones estéticas del arte con la realidad», donde existe cierta
si­
militud con Belinski, y aun con el .futuro realismo socialista de
Zohanov
respecto al arte y

a la
sociedad, o «Crítica de los pre­
juicios filosóficos contra el régimen de la Obschina», colabora
como periodista
en El Contemporáneo, dirigido por otro revo-
lucionario, Nekrasov.
· .
Miembro de la .sociedad secreta «Zem1ya i Volia», «Tierra y
Libertad»,
es detenido sin embargo por una proclama revolucio­
naria aparecida
en una revista política minoritaria.
Llevado a la cárcel, en San .Petersburgo, en la fortaleza Pe­
dro y Pablo; de allí surgiría su obra decisiva y que tanto influi·
ría
el). Lenin y, por consiguiente, en .el futuro bolchevismo.
,Se trata de la novela ¿Qué hacer?, fundamental para la con­
cepción de lo que deberá ser en el futuro el hombre nuevo so­
viético.
¿Qué hacer?, nombre también de la obra probablemen­
te más importante de Lenin, aparecida en 1902 .
. Asombrosamente la censura permite la aparición de 'la obra
en 1863.
Segón comenta Michel Hel.ler: «La actitud del censor
carecía de lógica: la novela le pareció demasiado mala para en­
contrar lectores.
En efecto, es rematadamente mala. Pero qué
importaba.
En .definitiva, no se trataba tanto de literatura como
de ideología». La actitud de la censura rusa recuerda fa de la
(11) Nikolai Gavrilovich Chemichevski (1828-1889), hijo de pope,
y él mismo seminarista durante solo un afio. Economista, periodista, no­
velista y crítico, representa una personalidad. abrumadora· con unas ideas
radicales para el cambio total de la sociedad; Marx, parco y avaro . en los.
elogios, le califiC8 como «el gran escritor y crítico_-ruso que ha expuesto
~te la bancanota de la eoononúa burguesa». Pero Chemichew­
.Jd. no cm .. marxista; su visión de la sociedad futura se basabá en cieito
socialismo utópico como el do Foutier: y, -Louis• Blanc (n. del a.).
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ANGEL MAESTRO MARTINBZ .
Conferencia Episcopal de i]os Estados Unidos frente a fa blasfe­
ma película del cineasta Scorme sobre Jw vida 'de Jésús. La roh­
dena, no por su contenido, sino porque dicen que es una pelí-
ciJ!a de mala cdidad; ' · . ·
¿Qué hacerr influyó de forma extraordinaria s;bte lcis re:.
volucionarios de su tiempo y .pbsteriores: Su subtítulo, «Retiátó
de hombres nuevos» es clarificador. Es el nuevo hombre bolohe­
víque, diferendador,
por ·tanto, de otros revolucionarlos romái:t­
&os; es fa identificación tota!l con la revolución. Esta se con­
vierte no solo en · el motor sino en la causa · fundamental ·He la
existencia. El revolucfo:nario que vive por y para· la revolución
se cdnvíerte en el profesional; e:n el que ,todo está supeditado a
la causa. revolucionaria. ·
. ¿Es que no será así el futuro líder revolucionario comunis­
ta?
· ¿En el grupo de revolucionarios' profesionales dirigentes en
el exilio primero, y luego en el poder del Estado soviético?
Su personaje clave, librescó ·todavía cuando Cherniohevski le
da a foz> es el revoh.tcionarió Rajmetóv.
Rajmetov representa ese· personaje, libresco aún, pero que
sería despÚés la encarnación del revolucionario ideall. El hombre
nuevo, sm sentin¡ientos, disp{iesto a hacer tabla rasa de todo el
pasado, de toda la sociedad, de sus afectos humanos y familia­
res., Rajmetov será el inspirador del «homo sovietlcus» ideal.
Lenin.
perlecdonará el revolucionario de Ohernidtevski, y con
su. socialización marxista ~aril el nuevo espedmen.
Lenih se entregará a . la foctura de Chernicl,evski. con ese ar­
dor y
cledicaci.Sn típicíunéh~e suyas. Y escribirá, con esá repe­
!ici~.ri canicterística, eón esa -ÍnsÍstenda fuc;ra de lo nor~al, con
ésa pesadez pedagógica, que según Fa!lcionelli eta necesaria para
embotar a sus auditores, y de ese modo reducivlos sin esca,pa­
toria. a su voluntad.
· Durante el período en que Lenin estuvo por primera vez
éonfi:nado pór la policía, entre los 17 y 18 años, en d peiiodó
que v:a desde diciembre de 1887 a, octubre de 1888 en su casa
de
Kokusdtkino, devoraba las ~evistas en que colaboraba dier­
nichevski, como el Contemporáneo, Otechestveanyezap$ki y Vest-
Fundaci\363n Speiro

ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN 1.ENlN
nikevropy. Pero dejemos que se exprese el propio Lenin; su adl
miraciórt por Chernichevski resalta · por sf sola sin necesidad de
comentariOS.: ·
«Mi autor favorito era Chernichevski, · todo lo que de él
apateció en El Contemporáneo lo leí hasta la última línea. Y no
solo
una vez. Gracias a Chernichevski empecé . a conocer el ina:0
terialismo filosófico. El fue el primero ert mostrarme el papel
desempeñado
por Hegel en el pensamiento filosófico, y por él
tuve acceso a conocer todo el método dialéctico, después de fo
c\la!l me resultó mucho más fácil asimilat la dialéctica de Marx.
Leí de principio a fin los espléndidos ensayos de Chernichev.ki
sobre estética, atte y literatura y descubrí la figuta revoluciona,
ria de Belinski. Leí todos los artículos de Cherniohevski acerca
del problema campesino, sus glosas sobre la traducción de la
economía política de
Mili, y puesto que Ghernichevski se mofa­
ba de la ciencia .ecortómka butguesa, eso constituyó una buena
preparación para pasar más adelante a Marx. Leí con patticulat
interés
y provecho las asombrosas reseñas, por la profundidad
de su pensamiento,
.redactadas ,por Chernichevski sobri, la vida
en el extranjero. Leí :a Chemichevski,. lápiz· en mano, tomando
lilOtas,. haciendo comparacio11es ... , no ha habido basta la fecha
ningún otro revolucionatio ruso que condenase . con igual fun.
damento, agudeza y energía el catácter vil, vulgat y traicionero
de todo el liberalismo ... , antes de gue estudiase a Marx, a En·
gels, a. Plejanov, Chernichevski ejerció sobre mí, por sí solo, una
inj)uencia abrumadora ... , cuando hablo de la,,decisiva influencia
que sobre mí. ejerció Chernichevski no puedo si'lenciar la influen·
cia complemenwia que recibía al. propio tiempo de Dobroliubov;
amigo
y compañero de viaje de Chernichevski».
Pero abundando
más en el tema, .el escritor Vladimir Nabo,
l a,. Cher.niohevski el último escritor, verdaderamente grande, ca­
paz, de mantenerse desde, los años. 50 hasta 1888 al nivel del
1nateria1ismo, filosófico integral» .. En . rierta ocasión, volviéndose
· 12) BETTIZA:· op. éii.
2
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
hacia Lunacharski fugazmente, le dijo en un. tono un punto tris­
te: «no creo que Vladimir. Ilich hayá querido de igual forma a
ninguna otra persona
... , creo que él y Chemichevski tienen mu­
cho en común». «Mucho, sin duda alguna contestó Lunacha,:ski».
Otro reconocido sovi'etólogo, Alain ~am;on, en su obra
«Lenin hombre nuevo o .. heredero de la vieja Rusia», destaca de­
talles de Chernichevski que serian seguidos después por Lenin,
como el pensar que las obras fundamentales sobre cualquier ma­
tetia no son muchas y el que las demás no hacen sino repetit, di­
luir . y remachar lo que anteriormente haya sido formulado de
manera más completa.
Hay que leet, pues, únicamente aquéllas,
previendo de esa forma dominar
la cultura y acelerar la adqui­
sición
de conocimientos.
El revolucionario lituano Nikolai V alentinov, autor de la
obra «Encuentros con Lenin», publicada en
1953 en los Estados
Unidos, . y que durante los primetos años del. siglo fue miembro
del clrculo íntimo
de Lenin durante su primer exilio en Suiza,
concretamente en Ginebra, insiste de forma sumamente · desta'
cada en no considerar a Lenin como el seguidor ciego de las doce
trinas marxistas y de 'la experiencia socialista alemana, sino que
considera
la importancia de la formación sobre Lenin de Ja. obra
de Chetnichevski · y de otros revolucionarios rusos.
Cuando V alentinov se
ei de forma desfavorable sobre la obra ¿Qué hacer?, y éonside'
rando que el· ruso en que está escrito era aún más detestable que
el de Belinski, Lenin -que según los ei tampoco era un modelo
gramatical-salta de forma indignada
al juzgar
la crítica de V alentinov sobre ¿Qué hacer?
Lenin se manifiesta, una vez más, de forma tan rotunda y
clara; claridad que resulta difícil, en su opinión, sobre otros per­
sonajes:
«excavó y labró -Qué hacer-en lo más profundó de
mis entrañas». Sigue diciendo Lenin: «no
sirve de nada Jeerlo
aiancló
se está todavía en pañales». «La novela de ki
es demasiado complicada, está demasiacló llena de ideas pará
que pueda comprenderla y apreciarla un muohacho. La primera
vez que cayó en
mis manos tenía, creo, 14 años. Fue una lec-
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ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LENIN
tura inútil y superficial. Pero después de la ejecución de mi
hermano, sabiendo que la novela de Chernichevski había sido
uno de sus libros predilectos me puse a leerlo en serio y le de­
diqué no ya días sino' semanas. Solo entonces ·comprendí su.
profundidad. Es uno de esos libros que le marcan a uno para
toda
la vida. Los libros elementales no producen ese efecto». ·
Otro de los presentes -'-sigue recogiendo Bettiza~, Gusev,
también exiliado, intervino en ese, punto para preguntat a Le­
nin: «¿Entonces no es casualidad que en 1902 le pusiera usted
a su libro el útulo de ¿Qué hacer? «¿Es posible -le respon­
dió Lenin-que hasta ahora no haya caído en eso?».
En su subconsciente Lenin sería influido hasta tal punto pot
la obra de Chernichevski, que una de sus obras más . decisivas,
¿Qué hacer?, posiblemente la obra más importante del leninismo,
tuviese el
mismo útulo de la de su admirado Chernichevski.
Chernichevski presentaba
características especifican¡ente ru·
sas, difíciles de reproducir en un revolucionario europeo e
inclu­
so en un liberal .clásico al estilo de los demócratas europeos. Asf.,
Ulam, citando a. su · biógrafo Stek:lov, una particular anécdota en
la que los historiadores soviéticos no pueden por menos de re­
ferirse a ello con disgusto. Y es que Cherniohevski, a pesat de.
no ser creyente y de tener una actitud extremista, gustaba de
asistir a
los servicios religiosos y · se per.signabl siempre al pasar
frente a una iglesia.
Su odio contra la burguesía liberal y contra los funcionarios
es
catacterística y normal en 'los revolucionarios rusos, superior
a su odio
contra la autocracia zarista o contra los terratenientes.
Los historiadores soviéticos, sigue diciendo Ulam, le han
llevado
al rango de gran precursor. Resulta difícil calificatlo en
la escolástica soviética: ¿populista? ¿Revolucionario democrático
.con toque de socialismo utópico? Afirman que a pesar de la falta
de
la gracia fina[ del marxismo, de ese toque de6nitivo, no hay
figura anterior a Lenin que pueda compararse con Ghernichevs­
ki. Cherniohevski reperesenta una concepción 1:0'tal de un mun­
do nuevo.
203
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ANGEL MAESTRO MAR.TINBZ
La.vrov.
Las «Cartas hist6ricas» de Lavrov (13), editadas en 1870, son
eónsideradas
por Berdiaev. comó d manual donde se condensa
la «intelligent,¡ia» popuslita. Quiere dar a la revoluci6n. uri con,
tenido ético y moral, por lo que su actitud revolucionaria es dis­
tinta. a _fa de los «extremistas» como Nechaiev. Considera que el
aspecto moral de la revolución no se podrá conseguir sin la edu-,
cación gradual de las masas.
Lavrov, según Falcionelli,
es inexplicable sin Blanqui, Marx,
I;legel, Feuerbach, pero a condición de agregarles a Chernichevs­
ki y a Bakunii1. «Lavrov adopta ei ,positivismo de Comte, pero
negador de las formas jurídicas y socirues modernas ... ». Su re·
tomo
a1 pasado ruso es aún más ·radical que el de fos ~av6filos,
puesto que se opone a toda modernización, como la pregona
Marx y los marxistas en la directriz capitalismo-industrialización­
siicialismo, pues
el suyo quiere ser un-socialismo' fundamental­
mente agrario y artesanat Ellos no van a buscar apoyos ideoló­
gicos en Marx, . sino en Proudhon y, en aquello que los entronca
con el pasado ruso, en el viejo arte/, que es ila forma primitiva
de la organización agraria comunitma. De ello salclrán, a finales
d~ siglo,· los socialistas revolucionarios que, tras im prolongado
período terrorista,
se transformarán en partido •legal de la «du-
(13) Piotr Lavrovich Lavrov (1823-19l)O) es acertadamente eali6cado
~ B.· UuM· comó ~o de los líderes má:s moderados' de los ·extremistas.
De padre militar y rico latifundista, estudió en la academia de artiirerla
de la que posteriormente sería profesor de matemáticas.· Lector, primero
de Kant, Feuerbach, Hegei, Blanc, ·Proudhon y Íos utópicos Fourier y Sant
Simoti, idmtificac10 postérlormente con la ideología de Herzen, puede es­
tablecerse con él cierto paralelismo doctrinal. No ideritificable desde lue'
go a· pesar de su moderantismo coil los ut6picos clásicós, pues critica fuer-.
~emente a aquellos · ilusos. que piensan_ que hay que ir a trabajar con el
pueblo -como médicos, maestros y similares, preconizando que es una fucr1
?Ji perdida P.ara ia revoiµclótl y absolutamente -inútil. _
Lá «Iótélligen(Sla» debía· tener éoino inisi6n llevar ·¡a revolución a 1~
clases populares (n. del a.).
204
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ANTECEDENTES. NO .MARXISTAS EN LENJM
ma» , o parlamento antes de hacer retomo, una vez triunfante el
bolohevismo, a
sus .viejas prácticas pir Tanto Bakunin como Lavrov
piden a la juventud . que «·va.ya
a,! puelio, pero mientras éste apela a la educaci6n moral, al
i~ moral del socialismo, Bakunin llama al «instinto». Para
los. bakunistas los únicos verdaderos revolucionarios. son Steñka
Razin y Emilian Pugachev ( 15 ).
Lavrov chocaría con otros revolucionarios destacadlsimos,
como Tkachev. Es cierto que puede consiclerársele como conti­
nuador de Herzen, como
mtes comentábamos enemigo de la vio­
lencia y del terror como medios para justificar el {in. Populismo
educativo destinado a ser rebasado inmediatamente por ide6lo­
gos lUlÍS extremistas y también menos ut6picos.
Nechaiev.
Serguei Nechaiev ( 16) es muy probablemente el Pl"50rutje del
revolucionario descrito
por Dostoievski en. «Los endemoniados».
(14) FALCIONELLI: op. cit. ,· , ,
(15) Setñka Razin, desde 1667 a 1671, encabezó. una terrible. rebe'.
li6n, dominando extensas zonas de la cuenca del Volga y conquistando
ciudades muy· importantes. Fue ejecutado en 1671 en Moscú, 'de8pués· de
haber ocasion.,io varios miles de victimas. La rebelión de Jlmelian Puga•
chov, quien ae preaentaba como el zar J'edrQ. III, esposo asesinado d~
Catalina Il, tuvo efectos aún mayores, ocupando terd11>rios. más I'''~°'''?~
que Razin. Sus bandas constaban de cosacos. disidentes _,y de tribqs. asiá­
ticiul; · como kalmukos, kirguises, etc. Derrotadd por lás~ tropas rusas aj
1IU111 1775 (FALGIONELLI: op .. cit.).
(16) Serguei Nechaiev (1847-1882), colaborador en µn principio de
ll<,kµnin, era al igual que otros revo!Qcionados hijo de pope. Ayudado po~
BakÜnin funda la publicación La justicia ,del pueblo, conocida por .«él
hacha». Después de haber fracasado como profesor se dedica plenamente
a la revolución entre Ius circulo, estudiantiles de San Petersburgo.
Personálidad
apasio~a al limite, aut0t de su propia leyenda como
~ucionario, prescrita características ·quo seríaQ propias. ,t:}el .. bolcheviqµ<;
consj,irador que vendría posteriormente. Denuncia a otros revolucionarios
opuestos a sus ideas a la policía secreta, lo cual es reconocido inclnso ·con
benevolencia por historiadores comunistas como Petrovski (n. del · a.).,
205
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
El .revolucionario profesional dispuesto a todo y llevado al ex­
tremismo más absoluto para el .triunfo de la revolución, e im­
plantar la sociedad por él imaginada.
En su primera salida al exttanjero, en 1869, consigue en Gi­
nebra
el apoyo de Bakunin, quien ve en él a su «alter ego». Am­
bos colaboran en el «Catecismo revolucionario», y durante mu­
cho tiempo ha sido discutida cuál serla la identidad verdadera de
esta obra revolucionaria llevada al paroxismo. Según Heller, la
publicación en 1966 de una carta de Bakunin, a Nechaiev, en­
contrada en los archivos de
la hija de Herzen parece librar a
Bakunin
de la acusación.
Bakunin se siente deslumbrado por su discípulo, quien· no
duda en
inventar 1eyendas y mentiras para acrecentar su fama de
revolucionario perseguido y que sufre por la causa. Al regresar
a Moscú, Nechaiev es objeto de un nombramiento
por Bakunin
de jefe del
ala rusa de la «Unión Revolucionaria Mundial», y
empieza a ganar adeptos con sus fantasías sobre la « Unión
Re­
volucionaria Mundía'l» y la sociedad de la «Justicia del Pue­
blo», quienes, según Shub, eran tan inexistentes la una como la
otta (17).
Una
vez regresado a Moscú y para probar su afán de des­
ttucción, «consttuir no es cosa nuestra sino de los que vendrán
después», así como la· fidelidad sin limites que exige a sus afi­
liados, ordena el asesinato de uno de sus miembros, Ivanov, acu­
sándole de confidente de la policía. Fue asesinado. La razón era
sencilla,
peto Nechaiev lo ocultó: Ivanov había desconfiado de
la existencia. de esa gran red conspiratoria -existente solo en
un grado muy reducido--- que Nechaiev afirmaba. Podía haberle
descubierto como embaucador y que gracias a
fa mentira conse­
guía sus apoyos -Herzen le había d~, una suma importante
para sus acciones deslumbrado ante tal revolucionario de n11evo
cuño-.
Nechaiev fu~ acusado de asesinato y huyó a,l extranjero, pero
detenido en Zurich fue entregado por el gobierno suizo a ias
(17) DAVID Saun: Lenin.
206
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ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LENIN
autoridades zarist1111, ya que. en Jiusia no estaba en vig0t la pena
de mu ene, que sí · lo estaba en las democráticas. Inglaterra ·. y
Francia.
Bakunin procura
entonces desligarse de· su discípulo, pues du­
rante su segunda estancia en Suiza había
despenado ya sus re­
celos por su e,ctretnismo; muy bien descritos todos estos méto­
dos y actividades revolucionarias por Dostoievsky en la citada
obra de «Los endemoniados».
Bakunin, en
cai:ta a un amigo, dice que Nechaiev «no .co­
noce la duda ni · se detiene ante nada, y que es tan implacable
consigo mismo como con los demás, es un fanático, un fanático
leal pero muy peligroso
... , ha llegado al convencimiento de que
para
crear una organización activa y fuerte hay que apoyarse. en
fa filosofía de Maquiavelo y adoptat el lema .de los jesuitas: «vio­
lencia para el cuerpo, mentir1111 para el alma» .. A excepción de
un reducido grupo de .dirigentes escogidos, todos los miembros
deben de servit de instrumentos
ciegos en manos precisamente
de aquellos dirigentes obligados a permanecer unidos entrega­
dos a la causa. «A tailes miembros se les puede erigañat, con!"
prometer del modo que sea, robar y hasta asesinar si es necesa­
rio ... , cuando todos juntos se le echaron en cara tuvo la osadía
de replicar: ¿y qué» Así es nuestro método, consideramos ene­
migos a todos los que la deslij>rueban o se resisten a aplicarlo y
queremos que es deber
nuestro engañar y desacreditar a cuantos
rehúsan nuestro camino hasta el final».
¿ Es que no resulta de una claridad nítida ver en las pal~­
bras de Nechaiev la semejanza con la actuación del futuro miem­
bro de!! partido bolchevique?
y. esta afirmación es totalmente exacta en lo que el estudian­
te Y enisherlov, muy vinculado a los desórdenes de San Peters­
burgo en los sucesos de 1868-1869,
denominá. nuevos principios
de la acción revolucionaria,
y, en particular, la teoría de la hon­
radez del miembro del partido. «La honradez absoluta no exis­
te, tan solo existe la honradez del partido». ¿Más semejanz1111?
Cuando fue entregado Nechaiev p0t el gobierno suizo a las
autoridades zaristas -otra vez las simili.tudes con situaciones ac-
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
tuales--hubo gran , escándalo en todos los medios «progresis­
tiis»;
pot considerar que se había violado el derecho de asilo,
Nechaiev
explota su propaganda hasta el último momento, ahora
dispuesto a
cµmplir el papel de mártir; el hombre que se reía
descaradamente- del
liberalismo, de la partitocracia y del consti­
tucionalismo, se aptovechaba de esto para crear ambiente inter­
nacional contra
el régimen de Alejandro II.
Su prisión, considerada también por -todos los «progresis-.
tas» como verdaderamente terrible, mazmorra infernal con toda
suerte de torturas
es, talllbién la 1eyenda ·de un martirio falso,
Neohaiev murió
en la enfermería de la fortaleza de la prisión de
Pe\lro y Pablo en. 1882; loco y tras nueve afios de prisión, un
afio después de que sus· seguidores hubiesen asesinado al. zar
Alejandro
II. Su proselitismo y capacidad de captación era tat ·
grande que se le tuvo que cambiar varias veces a sus guardia­
nes para evitar que los
captase a sus ideas.
Z!!ichneyski.
Se ha dicho que en toda revolución siempre l:Íay uno más
revolucionario que expulsa al primer protagonista, y que está
destinadq
a consid~rar ;,,oderado lo que ayer tan solo era ex­
tteÍnista. Pues bien, eón Zaichnevski (18) nos encontramos, pro·
bablemente, con
el extremismo revolucionario llegado al_ límite;
por lo menos hasta el punto que n~sotros conozcamos.
«La «joven Rusia» representa la apología de la revolución
llevada a sus últimos exttemos y consecuencias .. Zaichnevski, a
sus 19
afios, cuando escribe esta prÓC!ama, en 1862 -curiosa:
mente escrita en la cárcel, lo que demuestra Ja extraordinaria to-
( IS) Piotr Zaichnevski (1842'.1896) es otro personaje que responde a
las características descritás pót Dostoievski. en Los endemoniados .. Zaichnevs:­
ki),a pasado a la historia como el autor de .la proclama clandestina «La
joven _R1,1sip, aunque según . algunos autores_ nunca pudo identificársele COJ?.
pruebas documentales sobre ello. · Pero parece existir una certeza: evidente
sobre est~ tema y así se· asocia de forma· ya indefectiWe «la J<>ven Rllsia»
con Zaichnevski (n. del a.).
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ANTECEDENTES NO MARXIST 4S EN LENIN
leraqc)a del sistema existente frente a lo que seria ,el «gulag»
soviéti,;o--,
lleva hasta el delirio el extremo revolucionario.
Zaiohnevski .llega a decir textualmente: «Pronto llegará el
día en que desplegaremos la gran ba¡¡dera del futuro, Ja bande­
ra roja,. y al grito de batalla de ¡viva la república social y de­
moqática
rusa! .marcharemo.s sobre el palacio de invierno. para
aniquilar a
todos sus ocupa¡¡tes. Es posible que baste extermi­
nar a la familia imperial, es decir, a un centenar de personas en
total.
Pero también . es . posible que el partido imperial. se dis­
ponga en bloque a defender a su emperador; en tal caso, segu­
ros como estamos de nosotros mismos, de nuestra fuerza, de la
adhesión del pueblo a nuestra causa y del glorioso ·futuro de
Rusia, destinado
a· ser la primera en ha= realidad el gran ideal,
lanzaremos el grito: ¡J]sad el hacha!, y aniquilaremos el partido
imperial
... , el clamor general será: «¡Matadlos,.matadlos en las
plazas públicas,
.en sus casas, en )as calles de: las ciudades, en los
pueblos
y .en los· caseríos! Recordad que Cuando suena la hora,
quien
no está con nosotros estará .contra nosotros»,
Lenin, a Jo largo de su vida, tiene. escrito en varias ocasio(les
aquello de que quien no esté con nosotros estará contra nosotros
y preconi?:ará el exterminio claro de todos los opositores.·
Sigue
diceJ?,do Zaichnevski que el nuevo orden. será· ejercido
por medio de la dictadura y no · se detendrá ante nada, que el
gobierno resultante dirigirá las elecciones para la asamblea na•
cional y .c....esto es sorprendente por su claridad,-se cerciorará
inmediatamente de que
ninguno. de sus. miembros sea partidario
del orden·
actual, suponiendo que para entonces quede. alguno
vivo.
De nuevo las palabras excusan cualquier comentario.
Zaichnevski llegó a desatar el miedo
y la preocupación en
algunos círculos revolucionarios, particularmente entre los
«re­
volucionarios moderados». Así, el mismo Chernichevski·, paraée
que trató de calmar el extremismo de los miembros de «la joven
Rusia». ¡Chernichevski considerado como
moderadbt
Zaichnevski después de ser· detenido pasó gran: :parte de su
vida desterrado en Siberia y en zonas alejadas de su lugar de
origen.
De gran facilidad para atraer a los oyentes, y a los lec-
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
tores a sus ideas, disfrutó de numerosos éxitos en una agitada
vida sentimental. A pesar de estar hasta su muerte bajo vigilan­
cia policial, en 1896, Zaichnevski pudo desarrollar claramente
su
actividad revolucionaria.
Zaichnevski representa
el ·extremo del jacobinismo: «toda re­
volución que teme
ir demasiado lejos no es · verdadeta revolu­
ción». Sus frases son de claridad nítida, la «joven Rusia» hace
la apología más exaltada que imaginarse pueda: « ... seremos
más consecuentes que los lastimosos revolucionarios franceses
de 1848; pero solemos también
ir más lejos que los grandes
campeones del terror en 1792. No retrocederemos incluso si para
derribar el orden establecido nos hace falta verter
tres veces
más sangre que los jacobinos
franceses .•. ». Palabras desgracia­
damente proféticas, pues no serían tres veces, sino 300 veces
mayor
la sangre derramada por los revolucionarios en el siglo XIX.
Como hemos visto es el jacobinismo llevado a su· extremo;
lo caal es aprovechado después por los bolcheviques, pero con
una particularidad
esencialmente diferenciadora. Zaichnevski no
era marxista y concebía
la construcción de una sociedad nueva
en base a la peculiar estructura de la «Obschina». Zaichnevski
era demasiado
precoz aún para el papel revolucionario del pro­
letariado, y aún basaba su revolución en las masas campesinas.
Sin embargo, es innegable la
inJluencia de «La joven Rusia»
sobre los bolcheviques, y los
discípulos jacobinos de Zaichnevski
acabaron en el partido bolchevique. Incluso un historiador mar­
xista ruso ya citado
otras veces, M. Pokrovski, ve en la procla­
ma de Zaichnevski
un esbozo primitivo, pero cierto, de los desig­
nios bolcheviques.
Tkaohev.
Tkachev (19), en el período de su juventud, durante su es­
tancia en prisión llega a concebir la más grande aberración ex-
(19) Plotr Nikitich Tkachev (1844-1885) es muy probablemente, deo-
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ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LENIN
trenústa que hayamos podido conocer, incluso superior a Zaich­
nevski, aunque posteriormente evolucionaría no en el camino de
ese extremismo infantil. Llegó a proponer que fa solución de
Rusia estaría en liquidar físicamente a todos los mayores de
veinticinco años, considerando que los
vicios y los prejuicios de
la s\'ICiedad eran tales que sin purga de esas medidas no tendría
solución
nunca el problema ruso.
Como irónicamente se ha dicho, al cumplir el límite fatal de
los 25 años olvidó el proyecto de esa idea luminosa. Tkachev
conocía también a Nechaiev y había colaborado con él, resultan­
do acusado en el juicio contra
Nechaiev y sus seguidores a fina­
les de 1871. A pesar de la gravedad de los cargos, la sentencia
fue suave y pudo salir al extranjero, concretamente a
Suiza, en
1873.
Sigamos a Ulam, en una descripción sucinta de Tkachev:
«el paso del tiempo no colaboraba con la revolución en Rusia.
Por
el contrario, el crecimiento del capitalismo y de la industria
traía consigo el conformismo y la moderación. Tkachev admi­
raba como todos sus contemporáneos a Chernichevski, pero no
creía que
el futuro perteneciera al hombre nuevo. Si se dejaba
pasar
la oportunidad, el futuro pertenecería a la clase media,
ávida de dinero y la minoría fervorosamente revolucionaria iría
derecha
al cdlapso». Así, pues, ese tema instintivo de los faná­
ticos ... ese temor de que su revolución pudiera escaparse, de
que en su
generación no hubiera el levantamiento sangriento
final tiene su
más fuerte exPresión y su formulación más razo­
nada en la obra de Tkachev.
En efecto,
el mismo Lenin en 1916 en Zurich llegaría a con­
fesar que ellos ya no verían la revolución, · que pasaría a otra
pués de Chernichevski, el revolucionario roso del siglo XIX que más influi­
rá sobre el pensamieoto y la obra de Lenin.
Al igual que tantos_ otros revolucionarios, como . hemos visto, era de
origen noble, y se distingue de Zaichnevski, con el que · se habla relacio·
nado, por ser un pensador original. Su vida es trágica, romo la de casi
todos los revolucionarios, pues a los 17 años ya fue encarcelado y muri6
en uo manicomio a los 41 afios (n. del a.).
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
generación; es esa preocupación fundamental del revolucionario
que no ve
el triunfo de su obra.
Tkachev desempeña un papel muy importante en la futura
formación
de Lenin y del partido bolchevique, en el aspecto
fundamental
de una minoría dirigente en la formación de . la re­
volución. Huye del anan:¡uismo. y de las ideas de Bakunin de
pensar que
el pueblo por sí solo se levantaría. Considera el anar­
quismo como una meta deseable,
en un tiempo muy lejano,
alejada totalmente de
la realidad. Cree que hay una minoría que
es la que debe fomentar, preparar, dirigir 'la revolución.
Tkachev, como bien señala Foyaca de
la Concha, muestra
también su interés por la
revolución socialista marxista, reco·
nociendo el método de
Marx, como el único válido en economía
política;
pero discrepaba al afirmar que el proceso previsto en
la transformación del capitalismo no era aplicable en Rusia por
falta
de un gran praletariado urbano y por diversos motivos que
abundaban en ello. No
podía, pues, esperarse el desarrollo del
capitalismo y al triunfo de una revolución constitucional bur­
guesa. Solo una minoría disciplinada que usara hábilmente al
pueblo inconsciente en apoyo de una insurrección
armada podría
aniquilar
al gobierno zarista, si previamente se le desorganizaba
con el terrorismo (20).
Especifica base de antecedente del bolchevismo; no . brotes
aislados estériles, sino una revolución general, bien organizada
con una dirección central indiscutida como hemos visto antes
y
que conquistara el poder político.
El antecedente del partido bolchevique, de la minoría
pro,
fesional de revolucionarios, alumbra en la páginas de Tkachev.
Su hermana escribiría en 1913, que cuando Tkachev salió de la
cárcel de Kronstadt, además de pedir rejuvenecer a Rusia, ma-·
tando a todos los mayores de veinticinco años, consideraba que
por el bien común, por el advenimiento de esa sociedad, no
solo
se podía, sino que se debía sacrificar a David
Shub, en su completa biografía de Lenin, recoge esas
(20) MANuEL FoCAYA DE LA CONCHA: El pensamiento de Lenin.
212
Fundaci\363n Speiro

ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LENIN
palabras de su hermana: «para él la mayoría era una masa in­
dolente, incapaz de entender y defender sus intereses.
La cons,
ciente minoría revolucionaria tendría que crear un sistema nuevo
y mejor para la mayoría y obligarla a aceptarlo».
Esta
fe en esa minoría, dotada mesiánicamente para la sa:lva­
ción contra la opinión de la mayoría, y a la que se le impondrá
la salvación
por fa fuemi, estará recogida, salvo en el papel
marxista· correspondiente al proletariado, en
Lenin, y en el fu­
turo partido, primero bolchevique, luego comunista. La masa
no puede salvarse
por sí misma, no· solo es incapaz de compren­
der sus objetivos, sino que por si sola nunca
podrá conseguir la
revolución. Hay que crear esa minoría
revolucionaria, sin la cual nunca
se hará efectiva la toma del poder. «Para tomar el poder se pre­
cisa una conjura. Para preparar
esa conjura se necesitan disci­
plina y
organización», decia Tkachev.
Tkachev, para ello, necesita crear el hombre
del futuro
-identificación con Chernichevski, y desde luego con
el futu­
ro «horno sovieticus»--. Ese hombre ha de «someter entera­
mente sus actividades, su vida, a una aspiración, a una idea apa­
sionallte: aportar la felicidad a la mayoría de los hombres,' in­
vitar
a:! mayor número al festín de la vida. La realización de esta
idea
se convierte en el único imperativo de su acción, puesto que
concuerda perfectamente con su concepción de la felicidad
per­
soruJI». Son palabras del artículo de Tkachev escrito en 1868.
«El hombre del futuro y el héroe pequeño-burgués». Es, en
frase de Heller,
el hombre del futuro, el hombre nuevo, el ser
superior, opuesto al pequefio burgués, criatura inferior.
Tkachev, al igual que Harzen, Belinski, Nechaiev,
Cherni­
chevski, Zaichnevsld, puede caer también en ese utopismo me­
siánico, característico de los herederos de un jacobinismo y de las
visiones
de un Robespierre en lo sangriento. También, si nós ré­
trotlJaemos más, hasta fa nefasta utopía rusoniana, y que llevará
desde las reformas por la educación, a las reformas mediante el
exterminio; no importa
.la cantidad de seres humanos que fuese
necesaria.
213
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO MARTINEZ
Tkachev aún no señala, como Marx y después Letún, al pro­
letariado sino al campesinado cual protagonista de la revolución
social. Provocará el enfado de Lavrov, quien se negaría a publi­
car en su revista
la visión del ,paraíso, ofrecida por Tkachev,
cuando la revolución hubiese sido
ya cumplida:
«El labrador
. llevará una vida fácil y alegre. Su bolsa se lle­
nará de onzas de oro, no .de calderilla --otros traductores di­
cen monedas de cobre--. Sus reses y aves de corral serán in­
contables. Toda clase de manjares, confituras y exquisitos vinos
cubrirán su
mesa desde el alba al ocaso. Comerá hasta hartarse,
y trabajará cuando él quiera, no cuando se lo mande otro: si te
apetece, come; si te apetece, túmbate en
'la cama. ¡Qué vida .tan
maravillosamente feliz!».
No es la fácil utopía la que aparece tan solo aparentemente
en las palabras de Tkachev, sino también el halago a los deseos
del campesino, que como cualquier hombre piensa por qué no
sería posible ese mundo
de holganza, donde. todo le estaría per­
mitido. Una
vez más, en los precursores de Lenin -y Tkachev fue
de los más importantes--el anuncio del estadio fina,! de una so­
ciedad idílica. Pero para conseguirla no se podrá reparar en sen­
timentalismos .. Todo será válido para alcanzar esa meta.
Lavrov,
más en el estilo de los socialistas utópicos, reaccio­
nará negándose a publicar dicha visión, indicando que «ningún
afán revolucionario podía justificar semejante designio de fo­
mentar en el pueblo bajas pasiones de gula y pereza».
Lavrov muestra en sus
palabras que ha quedado retrasado.
Está todavía entre esos
socialistas utópicos. No ha dado el paso
siguiente. El de fos pre-bolcheviques. El halagar fo que sea ne­
oesario, el prometer un futuro que será aplazado sine die. No
importa, ese halago, esa esperanza, son también necesarios para
el triunfo de la revolución.
Tkachev considera
-y así lo escribiría en 1875-que un
revolucionario
deberá utilizar todo y cuanto crea necesario para
ayudar a la revolución. Incitando al
pueMo con los motivos
que
sea.
214
Fundaci\363n Speiro

ANTECEDENTES NO .MARXISTAS EN LENIN
_Fero Tkachev -una vez más los precursores \le Lenin y su
influencia sobre su obra-no cree que la revolución se agote
con
el derrocamiento del antiguo estado y su susti.tución por uno
nuevo. No, la revolución es solo el prólogo a la.obra definitiva.
Para ello es vital destruir todo lo que quede del antiguo ré­
gimen, hasta sus últimas consecuencias, y aprovechar el instinto
revolucionario popular para destruir. a
sus enemigos. Entonces
la minoría revolucionaria --¿qué otra cosa, si no, sería el par­
tido bolchevique cuarenta y dos años después?~ no necesita
contar con el pueblo, inconsciente y no preparado para cumplir
su propia misión, que
fo es fijada por ese núcleo de revolucio­
narios profesionales.
Solo cuando se hayan cumplido esas con­
diciones -que por otra parte pueden retardarse indefinidamen­
te--, esa minoría de profesionales de la revolución habrá cum­
plido con su misión.
Para dicha élite resultará posteriormente fácil
toda · justifi­
cación. Extraerán una condición subjetiva de su manga, y · alli
donde truena lucirá el sol enseguida para ellos.
i'kachev rompe con esa ética característica de tantos progre­
sistas utópicos. Su ética será relativa en el hombre del futuro.
La 'revolución es una «ley hist6rica». «Tenemos que reconocer
a cada uno el derecho de adoptar en
la práctica una actividad
crítica, no dogmática, respecto a las leyes morales».
Lenin superaría, naturalmente, a. Tkachev, ·no solo con la
toma del poder, sino con
su afianzamiento. Se ha dicho, y con
toda razón, que 1917 no demuestra el
genio de Lenin, sino los
años que siguieron.
Conclusiones.
Hemos visto lo más escuetamente posible la influencia inne­
gable y cierta de los autores no marxistas en .el pensamiento y
en
fa obra de Lenin. Y, por consiguiente, en el origen del .co­
munismo ruso.
215
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
Las influencias de Nechaiev, Zaichnevski, Belinski, Herzen ...
y sobre todo de Chernichevski, en primer lugar, y después de
Tkachev, contribuyeron de forma
deásiva a la constitución del
leninismo. No solo marxismo, «el
más fácil y lúcido intérprete
del
marxismo», como repiten incansable y monótonamente sus
e:xégetas, sino combinación de Marx con revolucionarios genui­
na y específicamente rusos.
Adaptabilidad de Marx, sobre todo
del Marx jacobino, · del
Marx de «La guerra civil en Francia».
De un Marx del que, co­
menta con erudición Falcionelli, aprendería Lenin menos sobre
la comuna de
París que de Lavrov y Blanqui. «Marx... le ha­
bría enseñado --a Lenin-la necesidad de destruir todas las
estructuras
eristentes una vez conquistado el poder, pero ·aqué­
llos le hicieron ver que esto no
podía conseguirse por medios le­
gales, reformistas. ¿Para qué reformar si hay que destruir todo?
Primero conquistar
el poder. Para ello no se puede contar con
el mundo del trabajo
-máxime en una nación predominante­
mente agraria como era
Rusia-, que por sí sola nunca. tendría
conciencia de clase y menos aún revolucionaria. El poder se
conquista con
un golpe de mano sorpresivo, llevado a .cabo en
pocas horas por grupos reducidos pero altamente adiestrados de
revolucionarios. profesionales».
Esto no
es de Marx, desde luego, ni siquiera original de Le­
nin, es de Blanqui a través de Tkachev; occidentalismo y popu­
lismo.
Interpretando
solo. a Marx, y aun perfeccionándolo, nunca ha­
bría surgido el movimiento bolchevique como posibilid,¡d real
de poder. Y, desde luego, que ni habría existido el estado co­
munista, ni el «horno .sovieticus».
Pero su formación fue posible por el Lenin basado en. Cher­
nichevski
y Tkachev, y no por una pretendida tradición autocrá­
tica rusa que se quiere presentar
como heredera del zarismo. Cuan­
do ese
zárismo cruel, tiránico y desalmado solo existe en una
deformadora visión de la historia de Rusia. Una Rusia
existente
en la pluma de un gran conocedor, pero deformador sistemático
de la realidad
y de la historia rusa y culpable de la deformación
216
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ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LÉNIN
de tantos sovietólogos: Pablo Nikolaievich Miliókov, quien en
1988, en
vez de 1917, seria un clásico «liberal» (21) norteame­
ricano
dé los descritos tan acertadamente por Thomas Molnar y
VJaclimir Bukovski; por consiguiente, su interpretación de la
historia es sectaria bajo visos de imparcialidad.
La influencia de Miliókov en su exilio francés, como maestro
indiscutible en
La Sorbona, en la Facultad de Letras Rusas, ha
sido
. la principal inspiradora «científica» de la leyenda negra an'.
tizarista. Casi toda la historiografía rusa de Occidente, incluso
entre autores
nada sospechosos de bolchevismo, está influida por
el punto de partida sofista de Miliókov.
Para Miliókov todo
fo anterior a Pedro el Grande· debla ser
rechazado;
nada habla que salvar del rico pasado ruso. Polltica-
(21) El concepto de liberal estadounidense tiene muy poco de. similar
cori el liberal europeo y con el liberalismo del viejo continente. Muchos
coméntaristas políticos y numerosos periodistas tratan en .sus . ci6nicas y
escritos
del «liberal» estadounidense,. sin diferenciarle; del europeo, ·y. sin
introducir un factor corrector. Es algo distinto al sentido habitual en.Eqro­
pa del liberalismo. Es algo parecido al error cometido con frecuencia en ,el
periodismo económiro al hablar de billones cuando se traducen artículos o
noticias norteamericanas. El bill6n en los Estados Unidos son mil millo­
nes, por .ejemplo, de dólares, y no un millón de millones. Por tanto, y da­
das las magnitudes actuales, cualquier gran empresa és «billonarht». ell los
Estados Unidos. A pesar de la in1laci6n, todav{a en Europa y aun en Es­
pafia, es difícil ser billonario.
El «liberál» en los Estados Unidos sude estar sisten;úitiqunente incli­
nado a la izquierda, es enemigo de la libre empresa entendida eJ1 el .sen­
tido de· los liberales europeos, es intervencionista y proclive á la· tutela.
Propenso en política .exterior a condenar
los sistemas autoritarios de de­
recha, pero tolerante no ya con los autoritarismos, sino con los totalita-
rismos de izquierda. .
Utópicos al máximo, ven las cosas con óptica generalmenté alejada de
lá realidad cotidian'a; · como ellos quisieran que fuese. HipercrftiCOs con
cualquier planteamiento conservador en su nación, son ·a menudo toletan­
tes y comprensivos con cualquier dictadura. y tiranía, en cuanto se disfra­
ce de «progresista».
Irónicamente, un ruso citado pót Bukovski, los define: «son ci>mo un
perro que grufie y enseña los dientes a su amo y_ mueve la cola ~te un
extraño» (n. del a.j. ·
217
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
mente intetvino en la fundaci6n del partido «Kadete» -ronsti­
tucional democrático-, y su actuación responde a la de ese «li­
beral» típico entendido según los Estados Unidos. Luchador en
el advenimiento de la revolución radical-liberal, se agota politi­
camente en la misma.
Una
vez llegado Lenin al poder, su papel politico desapare­
ce, pero entonces el Miliúkov profesor dicta a los estudiosos de
la época su peculiar
visión liberal de la historia rusa. Genera­
ciones. de estudiosos asentarán después su conocimiento de Ru­
sia en bases
falsas.
El gran reformador Alejandro II carace de protagonismo;
solo los déspotas
y sanguinarios I ván y Pedro tienen importan­
cia.
El resto del zarismo es barbarie, crueldad, ignorancia, según
Miliúkov. Ese zarismo pretendidamente cruel, inhumano,
despótico, que
se quiere como precursor de la dureza soviética, como si esa
tiranía fuese consustancial a Rusia y a sus gentes, solo existió
con los que precisamente son considerados como grandes refor­
madores
por los bolcheviques: Iván el Terrible y el déspota cri­
minal y loco Pedro I, Pedro el Grande.
Incluso en el estado psiquiátrico de los personajes, en sus
venganzas personales, en la humillación a sus enemigos, existen
analogías innegables entre Pedro I

y Stalin. Pero extender al
conjunto de
los gobernantes rusos de los tres últimos siglos esá -­
característica de crueldad y despotismo es algo, al menos, inexac­
to y no identificado con la realidad histórica.
Identificaci6n
bolchevique con la tradición revolucionaria,
adaptada y mejorada, e incluso aún superada por la lógica evo­
lución de los tiempos y del progreso en los aspectos materiales;
petó no con una tradición absolutista.
La tradición revolucionaria de esos grandes trastornadores
del orden social,
ya en los siglos XVII y XVIII, como los Steñka
Razin y Emeliam Pugachev, antes citados. Revolucionarios, a
diferencia
de los posteriores del siglo XIX, incultos, rudos y za­
fios. Pero que, a diferencia también de sus continuadores refina­
dos
y cultos, los Nechaiev, Zaichnevski, Chernichevski ... , llegan
218
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ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN .LENIN
a implantar esa revolución físicamente, no sobre páginas más o
menos
b,;illantes .. Es muy poco conocida, como en tantos otros
aspectos en esta
época de supetficialidad y decultura radiofóni­
cas, de «best sellers» y de televisión Ia premonición de José de
Maistre, cuando era embajador en
San Petersburgo: «Es impo­
sible
imaginar lo que podrá suceder cuando surja aquí un Pu­
gachev de universidad». Premonición verdaderame:Q.te profética,
pues se anticipa casi en 100 años al triunfo de
Lenin.
Se considera generalmente como aserto indiscutible la perso­
nalidad
marxista de Lenin, pero -al menos en España-se
olvida al Lenin inspirado en la tradición revolucionaria rusa. Se
llega a extremos ridículos por los exégetas al presentar esa iden­
tificación entre Lenin y el marxismo cuando era un jovencito,
preocupado
por la cultura y la subversión. Resulta, cuando. me­
nos, difícil creer que en el verano de 1886 un Lenin de diecisie­
te
años, ya estudiaba la ardua y difícil obra de. Marx. Concre­
tamente devoraba
el primer tomo de «El Capital»; que, además,
hacía
muy poco que acababa de ser traducido al ruso, en 1882.
Lenin, a quien
sí leía entusiasmado en aquella época era a
Chernichevski.
Segón Weber, Vladimir Ilich estuvo hasta la eje­
cución de su .hermano Alejandro al margen de sus actividades
revolucionarias, y
la anécdota recogida generalmente en las. bio­
grafías apologéticas, en la que Alejandro había entregado al jo­
ven Volodía «El Capital», de Marx, poco antes de su. detención,
es· una leyenda destinada a glorificar al Lenin joven.
En vez del «divino Niño ante los doctores», es el joven V o­
lodia recibiendo el mensaje en el que la revolución le Humina
ya para su brillante destino.
Trotski -algo más que añadir a su condena .por el aparato
oficial--sostiene que Alejandro no llegó a tener influencia so­
bre Lenin en ese aspecto. Pero incluso el propio Lenin; en una
conversación con Lalaianz, un compañero
de revolución;" al refe­
rirse al atentado terrorista de su
hertnano Alejandro ,contra el
Zar,
dice; «A todos nosotros nos sorprendió la participación de
Alejandro en el acto terrorista.
Quizá nuestra hermana Ana su­
piera algo. Yo, desde luego, no tenía ni idea»,
219
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
El pretender que el joven Vo1odia, con diecisiete años, 'yá era
un estudioso del marxismo no resiste ningún análisis serio. Cae
en el campo de
la hagiografía comunista. Algo propio pata for­
mación de
los pioneros o de miembros del kosnsomol.
No hay duda, sin embargo, que después de
la ejecución de
su
hermano, Lenin sí se precipita en el campo revolucionario.
Pero hasta 1888 ó 1889
no parece especialmente interesado por
el marxismo, que empieza a ser conocido entre los revoluciona­
rios rusos más
allá de círculos de estudio reducidos.
Aunque Lenin entraría a
formar parte de un círculo marxis­
ta dirigido por N. E. Fedosseiev, quien le obsesiona es Cherni­
chevski, a quien lee y relee repetidas
veces, El «¿Qué harer?»
chernichevskiano le marca, según confesarla el propio Lenin, «para
toda la vida».
El marxismo, esto es innegable, constituiría el sustrato ideo­
lógico de
Lenin, pero el marxismo sería adaptado a la situación
rusa.
Lenin llegarla a Marx, pero desde Chernichevski, y éste
daba
la mayor importancia a la actividad. Su admiración ante la
socialdemocracia alemana fue
cierta, pero también reprocharía
a ésta su falta de actividad.
A los pontífices del marxismo
Lenin los criticaría por haber­
se desviado de esa actividad, por caer en lo que --aún no exis­
tía el término-podría calificarse de «desviacionismo».
El marxismo para Lenin no era una teoría
determinista de la
evolución de la sociedad; era algo que necesitaba actividad como
esencia básica del mismo. El «factor subjetivo» adquiere primor­
dial importancia en su visión de Marx. En lo que sería el «mar­
xismo-leninismo».
Y esa actividad no surgiría en Lenin por generación eSpon­
tánea. Es la influencia de los revoluciolll!rios rusos, sobre· todo
de Chernichevski.
La propia mujer de Lenin, la Krupskaia, afir­
maría que la primera de las obras fundamentales de Lenin, . «El
desa:rrollo del capitalismo en Rusia» había sido escrita «gracias
a la influencia que Chernichevski había ejercido sobre él».
Tenemos
una prueba ya concreta en su primer trabajo conser­
vado
-publicado en fecha tan tardía como 1923-que fue escri-
220
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ANTECEDENTES NO MARXISTAS .. EN LENIN
to en la primavera de 1893. No se ha encontrado. btro trabajo
anterior, aunque se sospecha que existieron, pero se han perdi­
do .. Es el tituJado «Nuevos procesos económicos en la vida cam­
pesina», polémica sobre la obra de V. J. Postni.kov, «La econo­
mía agraria en la Rusia meridional». En dicho trabajo, Lenin
critica a
los nacionalistas que decían que en Rusia no existía
evolución hacia el capitalismo. Ya empieza a apuntar
el Lenin
marxista, sin recurrir a especulaciones a veces indemostrables.
Pero
Lenin, como hemos visto,

no solo se inspiraría en
Gher­
nichevski, sino que la influencia de Tkachev y de Nechaiev de­
sempeñarían un papel muy importante en lo que sé ha dadó en
llamar «interpretación voluntarista del marxismo». A pesar de
sus críticas a los revolucionarios tradicionales, los
«narodniki»,
puestas de relieve ya en su obra escrita en 1894: « ¿Quiénes son
los amigos
del pueblo y cómo luchan contra los socialdemócra­
tas?», resulta innegable en
Lenin la presencia del voluntarismo.
La formación de un núcleo de revolucionarios profesionales que
desembocarían en esa adaptación peculiar

del marxismo.
El Lenin que desde la ejecución de su hermano, en 1887,
evoluciona hacia el marxismo abiertamente
en 189 3, posee de
forma indeleble
en la estructura básica de su pensamiento la in­
fluencia peculiar de ese contenido revolucionario ruso.
Y es que en
el marxismo-leninismo aparecen elementos que
arrinconan definitivamente toda interpretación de un marxismo
determinista y evolutivo de
la sociedad. Elementos de un Tka­
chev, quien para conseguir el triunfo de la revol\lciÓn considera­
ba imprescindible contar con la minoría, que era el
núdeQ de
profesionales. De un Nechaiev,
del que Lenin reconoeería sus do­
tes para poner de relieve, donde fuese y como .fuese, las reglas
y las técnicas conspiratorias.
Mas Lenin no sería solo
otro Tkachev, u otro Nechaiev, o
cualquier revolucionario dominado exclusivamente con la fijación
revolucionaria.
Superaría a Chernichevski y antecesores combi­
nando
el frenesí revolucionario con la frialdad y la disciplina.
Núcleo de revolucionarios profesionales
que sería minoría direc-
221
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
tora, pero íntimamente enlazado con los métodos de organiza­
ción
y producción del estado y sociedad por él concebidos.
Usaría todo lo que a su entender fuese útil del mundo capi­
talista, como los nuevos métodos de producción. Esa frase suya
-archiconocida-al responder a la pregunta: «¿Qué es el co­
munismo?»: «Son los soviets más la electrificación», ilustra esa
particularidad que le hace trascender a Chernic:hevski, Tkachev,
etcétera.
Simbiosis de revolución sin idealismos, con el control, la
disciplina
y los nuevos métodos de producción. Es lo que se ha
llamado culto a la producción, que llegaría al paroxismo con
Stalin y
sus planes quinquenales.
Otra característica
básica y diferenciadora de la obra de Le­
nin y no solo de su teoría, sino de su práctica, sería la adapta­
bilidad a las circunstancias.
Flexibilidad en vez del seguimiento
ciego a
unos, esquemas rígidos.
Sus discrepancias con el que fuera pontífice del marxismo
ruso, Plejanov, son un ejemplo elocuente.
El marxismo de Ple­
janov no era un marxismo «activo», sino un marxismo que con­
templa la transformación de la sociedad capitalista como un he­
cho histórico e inevitable.
Lenin será el artlfice del marxismo no «pasivo». Será el ace­
lerador (22) de las condiciones subjetivas, el adaptador a las cir­
cunstancias de un marxismo jacobino. No del marxismo del pri­
mer tomo de «El Capital». Es
el marxismo jacobino de «La
guerra civil en Francia».
Lenin utilizará ese marxismo revolucionario adaptado a la
sociedad rusa y
a sus peculiares circunstancias.
Será el contar
con
lo que dispone, y no con, lo que le gustaría disponer; como
aún no existen en
Rusia las masas «ideales» con conciencia de
clase, habrá que contar con la acción de los propagandistas y
agitadores.
( 22) Aclaración: «uskorenie» es la tercera de las voces o los términos
que,
iunto con «glasnots» o «perestroika», son las palabras-clave utilimdas
por la dirección -soviética. Incomprensiblemente, todo el mundo en Occi­
dente habla de «glasnots» y «perestroika», pero nadie cita «uskorenie».
222
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ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LENIN
Serán los hombres dedicados a la revolución, los revoluciona·
rios profesionales.
El personaje Rajmetov, de Ohemichevski, ado­
bado con el marxismo-leninismo. Rajmetov en su furor y pure'
za revolucionaria, mas con idéntico fervor por la aplicación de
la industrialización y el desarrollo de la más moderna tecnología.
Sin los
Chemichevski, Tkachev, Nechaiev, Zaichnevski, Be­
linki, Herzen ... , no puede entenderse a Lenin, ni por tanto
al marxismo-leninismo. Sin ellos puede entenderse e
interpre­
tar a Marx. Pero no el marxismo-leninismo. Ése culto a la vio­
lencia de casi todos ellos, con contadas excepciones como Her­
zen,
es.a viµlencia desgraciada pero cierta, nos trae a colación
una frase
de una importantísima figura política del siglo XIX si­
tuada en los antípodas de los revolucionarios rusos.
Bismarck, en frase recogida y glosada por el genio literario
de Eugenio Montes, decía que
resultaba evidente el que los
grandes problemas históricos no se han resuelto nunca por cons­
tituciones, reglamentos; ni discursos, ni votos de-mayoría, sino
por el hierro, la fo y la sangre. Los políticos parlamentarios y
partitocráticos, preocupados tan solo de
organizar. una falsa y ti­
bia oposición de ruegos y preguntas, polémica convenida
y men,
tirosa, llena de pactos, acomodos y entrevistas, nunca podrán
comprender algo cuyo contenido es para ellos inalcanzable e in­
comprensible.
Por eso han estado, están y estarán, radical, total y absoluta·
mente incapacitados
pata comprender el gran fenómeno del si~
glo xx: . lo que es y significa el marxismo-leninismo.
Bibliografía.
Es tan enorme la bibliografía existente sobre los revolucio­
narios rusos no
marxistas del siglo XIX, que solo la enumeración
de las obras relativas al tema, incluso de parte de las misinas,
habría llenado excesivas páginas para este trabajo.
En un criterio personal se ha destacado solo los personajes
más importantes, y los que presentan una característica básica
en la intención y el fin del presente trabajo: señalar los antece­
dentes revolucionarios no marxistas en el origen ideológico y [a
formación de Lenin.
223
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,W<;;EL MAESTRO MARTINEZ
Por tanto, y atendiendo solo a la influencia no marxista en
Lenin, he excluido a algunos personajes de primera magnitud
como
GEORGI VALENTINOVICH PLEJANOV, por considerle desde
muy temprano en su obra como marxista. U otros marxistas de
menor entidad, cual
DrMITRI NIKOLAIEVICH BLAGOIEV, NIKO­
LAI IVANOVICH ZrnER, P. A. LATYSHEV, TocmssKI, etc.
También
he excluido a revolucionarios no marxistas destaca­
dos, alguno importantísimo, como
MrJAIL ALEXANDROVICH BA­
KONIN, aunque sí incluyo a alguno de sus adeptos. Al menos lo
fue en un principio, cual
NEcHAIEV, por ser un elemento impor­
tante para el futuro bolchevismo.
Sin embargo, a pesar de su importancia revolucionaria,
BA­
KUNIN no parece especialmente importante en la formación de
Lenin. Se ha contrapuesto, a veces de fonna exagerada, a MARX
y a BAKUNIN. Pero sí es cierta la existencia de contrastes evi­
dentes entre ambos. Obra más pensada y consciente la marxis­
ta;
más ingenua y revolucionaria la de BAKUNIN.
Otros excluidos han sido PrnTR CHAADÁIEV, el autor de 'la
«Carta filosófica» y de «Apología de un loco». Importante, pero
haría remontarnos tan atrás, que más sería una historia del pen­
samiento ruso que no las
influencias revolucionarias sobre Lenin.
También fue excluido NIKOLAI ALEXANDROVICH DoBROLIU~
BOV, destacado revolucionario, e igualmente de origen clerical
como los que luego veremos. Muy influido por
CHERNICHEVSKI,
pero alargaría excesivamente los límites de este trabajo.
Entre las obras consultadas, alguna de ellas ya releída va­
rias veces por el autor, figuran varias de las que creo más fun­
damentales para
el conocimiento del tema, y desde luego escri­
tas
. por los mayores especialistas. Entre ellas destaco «Manual
histórico de sovietología», del profesor
ALBERTO FALCIONELLI,
editada por la Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cul­
tura, Buenos Aires, 1983. Con
ella demuestra FALCONELLI, poco
conocido en España, que es uno de los grandes conocedores, tan­
to de Rusia como del comunismo, al nivel que pueden estar los
grandes eruditos, tipo
B~N~ON. Además con tesis sumamente
originales
y. sólidamente fundamentadas, totalmente en contra de
la deformación que afecta a tantos «sovietólogos» occidentales,
seguidores ciegos de los sofismas
de MrLIIÍKOV, personaje sobre
el que insistiremos.
Otras obras utilizadas: «Los bolcheviques»,
AoAM B. ULAM,
Grijalbo, Barcelona-México, 1969. La obra de ULAM es ya uno
de los clásicos para el estudio de los orígenes del comunismo,
con documentación abrumadora. «El hombre nuevo
soviético»,
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Fundaci\363n Speiro

ANTECEDENTES NO MARXISTAS EN LENIN
de MICHEL HELLER, Planeta, Barcelona, 1985. HELLER, cola­
borador habitual
de la prestigiosa «Est-Ouest» es, en la actuali­
dad, uno de los mejores sovietólogos mundiales.
«El misterio
de Lenin», Argos-Vergara, Barcelona, 1894.
Obra del italiano
ENzo BETTIZA, que profundiza e investiga con­
cienzudamente y de modo poco habitual sobre Lenin, aportando
inestimables datos.
También
la monumental obra inacabada del que, probable­
mente, sea el mayor especialista sobre
LENIN en España, MANuEL
FocAYA DE LA CONCHA. Particularmente para este estudio ha
sido
útil y frecuente objeto de consulta el primer tomo de esa
obra inacabada
«Bl pensamiento de Lenin». «Los años juveni­
les de Vladimir Ilich Ulianov», Editorial
Guadarrama, Madrid,
1971. Entre las numerosas
biografía de LENIN consultadas, figu­
ran la muy pormenorizada y extraordinariamente detalla de
Loms
FISHER, también ya uno de los clásicos sobre el particular. La
de GERALD WALTER, Grijalbo, Barcelona, 1967, gran conoce­
dor y estudioso del personaje.
La de DAVID SHUB, muy completa y rigurosa, publicada en
dos tomos
por Alianza Editorial, Madrid, 1977. La mucho más
reducida, y sin embargo buena divulgadora, de IiERMAN WEBER,
Barcelona, 1986.
La amplia parte dedicada a Lenin, por EDMUND WILSON, en
su obra «Hacia · la estaci6n de Finalandia», Alianza Editorial,
1972, historia compendiada del socialismo.
La biografía, naturalmente apologética, de su mujer,
la KRusP­
SKAIA, Editorial Madrágora, Barcelona, 1976, pero útil para co­
nocer detalles y particularidades. Qtras muy breves, y ya clara­
mente hagiográficas y mitificadoras,
wmo' ei1 esbozo biográficó de
la Editorial Progreso, Moscú, 1962, en español.
La biografía de LENIN de R. PAYNE, « Vida y muerte de Le­
!Ún» y «Crítica de Lenin», de GERDA Y HERMANN WEBER, Ana­
grama, Barcelona, 1975, escrita en forma de síntesis sobre la ob"'1
leninista.
Por último, entre otros trabajos propios del autor, los publi­
cados
en Verbo: «1903. Un año decisivo en· la historia del co­
~unismo», «1905. El ensayo general revolucionario», «La in­
comprensi6n del fen6meno soviético» y «Perestroika y Glasnots» ..
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