Índice de contenidos
Número 271-272
Serie XXVIII
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
589 -1789
-
Ante el XIV Centenario del Concilio III de Toledo
-
La Declaración Universal de los Derechos del Hombre ante la moral católica
-
Interpretación sciacchiana de Sócrates
-
Sciacca, de Aristóteles a Santo Tomás
-
Meditación de la Revolución francesa (II). La conjura de los sofistas
-
La pérdida del ideal clásico en la educación
-
Monasticismo: conocimiento y tiempo
-
Antecedentes no marxistas en Lenin: los orígenes del comunismo ruso
-
¿El Fuero es un mito? Navarra por la defensa del Fuero contra el despotismo ilustrado y su heredero político, el liberalismo
-
-
Actas
-
Palabras de bienvenida y de recuerdo
-
Homilía en la Misa del 4 de diciembre de 1988 en la XXVII Reunión de amigos de la Ciudad Católica
-
El poder divino–humano. Extracto de la Homilía del Rvdo. P. Manuel Martínez Cano en la Misa del lunes 5 de diciembre de 1988. [XXVII Reunión de amigos de la Ciudad Católica]
-
Teología del poder. (Palabras en el acto litúrgico final). [XXVII Reunión de amigos de la Ciudad Católica]
-
Ciencia y Fe
-
- Información bibliográfica
Autores
1989
Guillermo María Havers y otros: Testigos de Cristo en Jalisco
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
fundamento del núsmo. El capítulo dedicado a la creación ter
núna, incluso, con este bello. himno: «En Dios está toda la ri
queza de
la identidad, de la realidad, del goce y del bien. Sea
por siempre bendito. Bendita su inteligencia, su voluntad, su
eternidad, pero bendita
por enci'!na de todo su identidad inefa
ble, gloriosa e inconcebible que será, sin embargo, experimen
tada por nosotros según la voluntad de Dios. Amén» (pág.
164 ).
Quizás se podría replicar a la novedad que representa este
libro,
igual que a los dos volúmenes anteriores de Emmanuel,
que en este canúno inédito del pensanúento cristiano, abierto e
iniciado por el profesor Segura, no queda distinguido con pre
cisión el orden riarural del sobrenarural,
la razón de la fe, y, en
último
término, la filosofía de la teología. Sin embargo, no pa
rece que de momento
se pueda juzgar con perspectiva adecuada
esta aparente dificultad de la
filpsofía de Segura; pero, para. ello,
deberá
tenerse muy presente su finalidad última: «.animar a. los
que luchan, a los dispersos, a los perseguidos, a los que están
a punto de doblarse ( ... ) abrir las puertas a la conversión, a los
que están hartos de conceptos vacuos, de idealismos,
de, ma_ie,
rialismos, d.e utilitarismos y de vitalismos que acaben · en la
muerte.
En definitiva, mostrar la apasionante aventura de lo
que .es ser cristiano en el mundo de hoy, de Jo que es ser ,filó-
sofo cristiano en el mundo de hoy» (pág. 27). . ...
Ante una confesión de pensanúento propio y de fe viv,ida
y sen~, tan ~incera y valiente, en que consiste esencialmente
Peqtfeño Emmanuel, Memoria de Dios, creo que cualquier lec
tor de . la obra, después de haberse . beneficiado con su let:tura,
pues gracias a ello como mínimo habrá palpado el fondo de las
cosas,. también confidencialmente podría pedirle a su autor, que
continue.
Debería hacerlo, muchos se lo agradeceremos y Dips,
seguro, qué se lo pagará. . · . . .
l.
EunALDO FoRMENT: .
Havers, Guüleniw M(lTía y otros: TESTIGOS DE CRlSTO
EN JALISCO (*)
Acaba de . aparecer en Méjico un hermoso libro que recuer
da
el heroísmo de los católicos de Jalisco cuando la persecución
mejicana. Mártires sacerdotes y seglares muertos por
la' furia sa
tánica que se desató durante la Revolución de Méjico. Y algµnos
(*) · Ediciones Promesa, S. A., México, 1988, 166 págs.
'298
Fundaci\363n Speiro
INFORJ,!ACION BIBIJQGRAFICA
de ellos en medio de una crueldad inenarrable. Pero su gesta
martirial es hoy su gloria y la vergüenza de sus enemigos, que
eran los
de Dios. .
Siempre será poco lo que se diga respecto
a la sublevación
cristera. que escribió bellísimas páginas eclesiales. El libro que
ahora comentamos, en diecisiete semblanzas de sacerdotes
asesi
nados y en las de diez seglares que también dieron su vida por .
la causa de Dios, cumple pétfectamente una doble misión. Evo
car piadosamente la memoria de los mártires y presentárnos
los como modelos
eclesiales. para ·nuestro provecho espiritual y
nuestro ejemplo ante la vida. Si nuestros mayores fueron capa
ces de llegar a esos extremos de heroísmo, ¡ cuál será la culpa por
nuestra debilidad de hoy!
Mil hermosos momentos podría traer a estas páginas toma
dos del libro que comento. Me
limitare. solo. a uno. Iban a sér
fusilados cuatro ejemplares católicos. Uno de ellos era una per
sonalidad del catolicismo mejicano: Anacleto González Flores.
Un seglar
de treinta y nueve años de edad. Los otros, también
seglares, eran mucho
más jóvenes. Dos tenían veintiocho años y
el cuarto, veintidós. Ante el supremo momento
'uno de ellos
quiso confesarse. Y
González Flores le respondió: «No, herma
no, ya no
es hora de confesarse, sino de pedir perdón y perdo~
nar. Es un Padre y no un Juez el que te espera. Tu niisma san
gre te purificará». Y aquel joven se artodill.ó y comenzó a orar.
La descarga que le quitó la vida le halló ,absorto, ajeno a todo
lo que en este mundo pasaba, hablando• con ese Dios a quien
tan pronto iba a encontrar.
Una
vez más hay que felicitar a los católicos mejicanos por
el espíritu que están
demositando ante una situación política
hostil como
la que hoy viven. Ya quisiéramos en España ~Y
nuestros amigos de Hispania inartir son evidentemente una ex
cepción-que se honrara la memoria de los mártires como en
Méjico.
Allí se hace verdad lo de que su sangre ha sido semi
lla de nuevos y excelentes cristianos. Dénios!es · la enhorabuena
y aprendamos nosotros de ellos, pues nuestros padres y los
su
yos dieron al mundo católico la misma hermosísima lección de
fe, de entrega y de sangre.
Francisco José
F'ERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA
299
Fundaci\363n Speiro
fundamento del núsmo. El capítulo dedicado a la creación ter
núna, incluso, con este bello. himno: «En Dios está toda la ri
queza de
la identidad, de la realidad, del goce y del bien. Sea
por siempre bendito. Bendita su inteligencia, su voluntad, su
eternidad, pero bendita
por enci'!na de todo su identidad inefa
ble, gloriosa e inconcebible que será, sin embargo, experimen
tada por nosotros según la voluntad de Dios. Amén» (pág.
164 ).
Quizás se podría replicar a la novedad que representa este
libro,
igual que a los dos volúmenes anteriores de Emmanuel,
que en este canúno inédito del pensanúento cristiano, abierto e
iniciado por el profesor Segura, no queda distinguido con pre
cisión el orden riarural del sobrenarural,
la razón de la fe, y, en
último
término, la filosofía de la teología. Sin embargo, no pa
rece que de momento
se pueda juzgar con perspectiva adecuada
esta aparente dificultad de la
filpsofía de Segura; pero, para. ello,
deberá
tenerse muy presente su finalidad última: «.animar a. los
que luchan, a los dispersos, a los perseguidos, a los que están
a punto de doblarse ( ... ) abrir las puertas a la conversión, a los
que están hartos de conceptos vacuos, de idealismos,
de, ma_ie,
rialismos, d.e utilitarismos y de vitalismos que acaben · en la
muerte.
En definitiva, mostrar la apasionante aventura de lo
que .es ser cristiano en el mundo de hoy, de Jo que es ser ,filó-
sofo cristiano en el mundo de hoy» (pág. 27). . ...
Ante una confesión de pensanúento propio y de fe viv,ida
y sen~, tan ~incera y valiente, en que consiste esencialmente
Peqtfeño Emmanuel, Memoria de Dios, creo que cualquier lec
tor de . la obra, después de haberse . beneficiado con su let:tura,
pues gracias a ello como mínimo habrá palpado el fondo de las
cosas,. también confidencialmente podría pedirle a su autor, que
continue.
Debería hacerlo, muchos se lo agradeceremos y Dips,
seguro, qué se lo pagará. . · . . .
l.
EunALDO FoRMENT: .
Havers, Guüleniw M(lTía y otros: TESTIGOS DE CRlSTO
EN JALISCO (*)
Acaba de . aparecer en Méjico un hermoso libro que recuer
da
el heroísmo de los católicos de Jalisco cuando la persecución
mejicana. Mártires sacerdotes y seglares muertos por
la' furia sa
tánica que se desató durante la Revolución de Méjico. Y algµnos
(*) · Ediciones Promesa, S. A., México, 1988, 166 págs.
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INFORJ,!ACION BIBIJQGRAFICA
de ellos en medio de una crueldad inenarrable. Pero su gesta
martirial es hoy su gloria y la vergüenza de sus enemigos, que
eran los
de Dios. .
Siempre será poco lo que se diga respecto
a la sublevación
cristera. que escribió bellísimas páginas eclesiales. El libro que
ahora comentamos, en diecisiete semblanzas de sacerdotes
asesi
nados y en las de diez seglares que también dieron su vida por .
la causa de Dios, cumple pétfectamente una doble misión. Evo
car piadosamente la memoria de los mártires y presentárnos
los como modelos
eclesiales. para ·nuestro provecho espiritual y
nuestro ejemplo ante la vida. Si nuestros mayores fueron capa
ces de llegar a esos extremos de heroísmo, ¡ cuál será la culpa por
nuestra debilidad de hoy!
Mil hermosos momentos podría traer a estas páginas toma
dos del libro que comento. Me
limitare. solo. a uno. Iban a sér
fusilados cuatro ejemplares católicos. Uno de ellos era una per
sonalidad del catolicismo mejicano: Anacleto González Flores.
Un seglar
de treinta y nueve años de edad. Los otros, también
seglares, eran mucho
más jóvenes. Dos tenían veintiocho años y
el cuarto, veintidós. Ante el supremo momento
'uno de ellos
quiso confesarse. Y
González Flores le respondió: «No, herma
no, ya no
es hora de confesarse, sino de pedir perdón y perdo~
nar. Es un Padre y no un Juez el que te espera. Tu niisma san
gre te purificará». Y aquel joven se artodill.ó y comenzó a orar.
La descarga que le quitó la vida le halló ,absorto, ajeno a todo
lo que en este mundo pasaba, hablando• con ese Dios a quien
tan pronto iba a encontrar.
Una
vez más hay que felicitar a los católicos mejicanos por
el espíritu que están
demositando ante una situación política
hostil como
la que hoy viven. Ya quisiéramos en España ~Y
nuestros amigos de Hispania inartir son evidentemente una ex
cepción-que se honrara la memoria de los mártires como en
Méjico.
Allí se hace verdad lo de que su sangre ha sido semi
lla de nuevos y excelentes cristianos. Dénios!es · la enhorabuena
y aprendamos nosotros de ellos, pues nuestros padres y los
su
yos dieron al mundo católico la misma hermosísima lección de
fe, de entrega y de sangre.
Francisco José
F'ERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA
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