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Número 277-278

Serie XXVIII

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La obra del hispanista francés Alain Guy

LA OBRA DEL HISPANISTA FRANCES ALAIN GUY
POR
EUDALDO FoRMENT
El problema de la "filosofía española".
La revista Pbilosopbie, de la «Université de Toulouse-Le
Mirail», ha dedicado un número especial triple (núms. XII-XIII·
XIV, de 1986-87-88) al profesor Alain Guy. Las «mélanges of.
ferts a Alain Guy», se titulan La pensée iberique dans son bis­
toíre et dans son actualité. Han colaborado unos cuarenta desta·
cadas investigadores; entre ellos,
Jean-Marc Gabaude, Luis Ji·
ménez Moreno, Enrique Rivera de Ventosa y Juan Pegueroles,
Esta interesante publicación,
al ofrecer una visión de con­
junto de toda la obra y el pensamiento del ilustre hispanista
francés, conduce al replanteamiento de
la cuestión de la exis·
tencia de la filosofía española ( 1
). Se ha podido suscitar este
problema porque desde la Ilustración, por lo menos, se ha ido
difundiendo en Europa la idea de que España ha carecido de
filósofos.
Fran~ois Guizot, por ejemplo, en su Historia .de la ci·
vilizaci6n
europea, publicada en 1828, declaraba que: "En la
historia de la civilización puede suprimirse, sin que nada se su·
prima, el nombre de España» (2). En nuestro siglo, Víctor
Del­
bos, el célebre profesor de La Sorbona, enseñaba a sus alumnos
que: «Para conocer
la totalidad de la filosofía es necesario po­
seer todos los idiomas, con excepción del español»
(3 ).
Incluso hasta en apologistas católicos, que reconocían valo-
(1) VV.AA.: «Mélanges offerts il Alain Guy. La pensée ibérique dans
son histoire
et dans son actualité»1 en Philosopbie (Tou!ouse), XII-XIII·
XIV (1986-87-88), 354 págs., 3 volS. (2) F. GmzoT: Historia de la civilización europea, trad. de F. Vela,
Madrid, Alianza Editorial, 1966. Sobre el denolninado «problema de la
filosofía
española», véase la reciente obra: ¿Existe una filosofía cspañold?,
obra colectiva de J. L. Abellán, R. Fl6rez, A. Heredia, D. Nú!íez, J. A.
Reula y F. Rielo (Sevilla; Fundación Fernando Rielo, 1988).
(3) Cf. A. GUY: Los fil6sofos españoles de ayer y de hoy, trad. de
L. Echávarri, Buenos Aires, Losada, 1966, pág. 19.
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EUDALDO FORMENT
rativamente la literatura, el arte y la teología española, indepen­
dientemente de un espíritu de autocrítica o de un complejo de
inferioridad, se
aceptó la carencia de filosofía en España. En su
Historia de la-filosofía ( 4 ), nuestro Balmes no se ocupa de un
solo autor español. Unicamente aparece una fugaz
alusión a Llull
y a Vives. Parece que esperaba en una futura manifestación de
la filosofía española, al decir en el prólogo de la Filosofía funda­
mental:
«La España, que se ha lanzado también en el movimien·
to material
y político de los demás pueblos de Europa, siente
como ellos las necesidades de la vida intelectual,
y sólo aguar­
da un momento de tregua en sus agitaciones para tomar parte
en las gloriosas y pacíficas luchas que se traban en el campo de
la ciencia» ( 5).
También Donoso Cortés escribía: «Nuestro suelo ha sido
siempre rebelde a las investigaciones abstractas, que sirven para
descubrirnos la naturaleza íntima de las cosas; ( ... ) entre noso­
tros ( ... ) en el mundo intelectual
se echa de menos el elemento
filosófico (
... ), en la península española jamás levantó sus ramas
frondosas a las nubes,
el árbol de la filosofía. Luis Vives quiso
plantarlo en su suelo, pero sus esfuerzos fueron vanos y sus tra­
bajos estériles» ( 6 ).
En el discurso inaugural del curso 1854-55 en la Universi­
dad de Barcelona, titulado
Sobre el desa"ollo del pensamiento
filos6fico,
su profesor de metafísica, Francisco Javier Llorens
Barba,
se preguntaba: «¿Cómo no admitir la existencia de un
espíritu nacional, debido a las condiciones históricas de cada
pueblo que, viviendo a través de los tiempos
y recogiendo la flor
de la actividad de cada una de las generaciones, apartados los
efí.
meros productos de pasiones pasajeras, concentra las ideas, co­
bija los grandes sentimientos nacionales y detertnina y mantie­
ne los rasgos de su filosofía moral?». Esta idea herderiana de
un «espíritu nacional» se descubre en sus manifestaciones: el
arte, la literatura y la filosofía. Añadía, por ello: «Porque el pen­
samiento filosófico no es un elemento nuevo de la conciencia
humana, sino una forma especial que el contenido de la concien­
cia
va tomando; por maneta que la masa de ideas elaborada por
cada pueblo debe ser la materia sobre la cual
se ejercite la acti-
(4) Cf. J. BAl,MES: Historia de la filoso/la, Barcelona, Edic. Ibéricas,
1942,
4.• ed.
(5) Idem: Filosofía fundamental, Madrid, BAC, 1963, 2.' ed., próL
pág. 7.
(6) J. DoNoso CORTÉS: «Filosofía de la historia. Juan Bautista Vico»,
en
Obras Completas, Madrid, BAC, 1946, págs. 537-572, pág. 539.
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LA OBRA DEL HISPANISTA FRANCES ALAIN GUY
viciad filosófica» (7). Sin embargo, el «espíritu nacional» en Es,
paña, aunque ha producido escritores, no, en cambio, filósofos.
A los españoles «parece que sólo les sea dado fijar una mirada
atónita en la brillante carrera filosófica que han recorrido otras
naciones» (

8
).
El discurso del profesor catalán provocó la reacción de G.
Laverde y Ruiz, con quien
se inicia la conciencia histórico-filo­
sófica española, publicando
un artículo titulado De la filoso/la
en España, para probar la existencia de filósofos e incluso escue­
las españolas.
Se inició así una larga polémica, en la que inter­
vinieron casi todos los intelecruales de la segunda mitad del
si­
glo XIX. El profesor krausista Gumersindo de Azcárate llegó a
sostener, en su negación de la filosofía española, que d motivo
obedecía a la falta de libertad que había existido en España a
causa de
la Inquisición.
La tesis
de Azcárate fue replicada por Menéndez y Pelayo.
Su afirmación de la existencia de
la filosofía española, y de que
posee una esencia específica, que pareoe explicarse precisamente
por
el espíritu de la nación, que defendió Llorens Barba, la apo­
yó en
la realidad de los hechos, situando toda la cuestión en la
historia. También frente a otro krausista, Manuel
de Revilla, de­
mostró que la Iglesia no fue la causa de la decadencia de la cien­
cia y
la filosofía españolas. El espíritu nacional, unido a la fe ca­
tólica, ha producido en España un enorme e importantísimo edi­
ficio científico y filosófico. Incluso creyó que el pensamiento de
Vives era el centro nuclear de esta filosofía española ( 9).
A pesar de los esfuerzos
de Menéndez y Pelayo, en Europa
se continuó desconociendo la filosofía española. Los pocos que
la reconocieron, sobre todo franceses, la identificaron con
la teo­
logía
y la mística. En Los mlsticos españoles, de Pablo Rousse­
lot, se lee, por ejemplo, que: «En otras partes, aun en los peo­
res tiempos,
la teología pudo dominar perfectamente la filosofía
para anularla.
En la península hispánica sólo hay lugar para ella;
el sentimiento religioso
es omnipotente y reina sin rival. Si le
quita a España filosofía,
es apta, en cambio, para darle místicos;
pero ninguno de estos ha pasado por la fuerte disciplina
esco­
lástica ( ... ). No son filósofos que se convierten en místicos, son
místicos que no desdeñan estudiar a filósofos; la filosofía no
al-
(7) F. J. LLORENS BARBA: Lecciones de filoso/la, Barcelona, Imprenta
Elzeviriana, 1920, 3.' ed., 3 vols., III, págs. 441-455, p¡ígs. 443-444.
(8) !bid., pág. 453. (9) Cf. J. IRIARTE: Menéndez Pelayo y la filosofía española, Madrid,
Edic. Razón y Fe, 1947.
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EUDALDO FORMENT
tera en nada la originalidad, ni, sobre todo, la espontaneidad
de su inspiración primera,
ni crea su misticismo» (10).
En 1917 Bergson declara también a García Morente, que
se lamentaba de la situación de la
filosofía
española: «Pero uste­
des tienen maestros mucho
más grandes que todos nuestros fi­
lósofos: sus místicos, San Juan de la Cruz, Santa Teresa, que se
han elevado de
un salto a mucha más altura que la repisa a la
que nosotros llegamos mediante el esfuerzo de nuestra especula­
ción» (
11 ).
Jacques Chevalier, el gran pensador católico, maestro de
Mounier y de Alain Guy, en
su importante estudio ¿ Existe una
filoso/la
española?, después de caracterizar la :filosofía española
como realista y humanista, precisa que: «Esta :filosofía está ins­
crita en el pueblo, que es, como dice Ganivet,
'el archivo y el
depósito de los sentimientos inexplicables, profundos, de un
país'; se desarrolla a través de su historia heroica, impulsada
toda entera
por una vida, por una fe, por una aspiración a lo
infinito, a lo eterno,
,al advenimiento del reino de Dios; se res­
pira
en su atmósfera limpia y ardiente, en la luz que baña su
'paisaje monoteísta'; esa filosofía se expresa, en fin, no por con­
ceptos ni por sistemas, sino por gritos del alma, por explosiones
espontáneas
de imágenes, de sentimientos y de ideas, por obser­
vaciones del más sutil
y del más profundo realismo interior; en
su. literatura, en el Quiiote, en La vida es sueño, en las obras de
sus místicos, así como en las de sus teólogos y sus juristas» (12).
Una conclusión parecida se encuentra en Unamuno, pues afir­
maba que: «Nuestra :filosofía está líquida
y difusa en nuestra
literatura, en nuestra vida, en nuestra acci6n, en nuestra místi­
ca sobre todo, y no en sistemas filosóficos». Existe una filosofía
española, pero sólo
es «la :filosofía de Sancho, de Dulcinea, la de
no morir,
la de creer, la de crear la verdad. Y esta filosofía ni
se aprende en cátedras,
ni se expone por lógica inductiva ni de-.
ductiva, ni surge de silogismos ni de laboratorios, sino que sur­
ge del corazón»
(13).
(10) P. RoussEI.OT: Los misticos españoles, Barcelona, Imp. de Hen­
rich y Cía., 1907, 2 vols., I, pág. 60.
(11) Cf. J. CHEVALmR: Cadences II, París, Pion, 1951, pág. 180.
(12) · J. CHEVALIER: «¿Existe una filosofía espafiola'?», en Revista de
Filosofla
(Madrid), 4 (1945), págs. 589-594, págs. 592-593.
(13) M. DE UNAMUNO: «Del sentimiento trágico de la vida en los
hombres y en los pueblos», en Obras Completas, Madrid, Afrodisio Agua­
do, 1950-1958, 16 vols., t. XVI, pág. 937. Sostiene tambiéri que: «Me­
néndez y Pelayo ( ... ) vino a disipar las últimas dudas que nos queditban
sobre la no existencia de nuestra filosofía» (!bid.).
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LA OBRA DEL HISPANISTA FRANGES ALAIN GUY
La solución de Alain Guy.
Frente a esta corriente, que reconoce la
filosofía española,
pero que
considera que sólo se encuentra en la mística, Alain
Guy ha demostrado la existencia de una filosofía en sentido es­
tricto en España y, por tanto, también la de filósofos. Admite
que: «el catolicismo
se ha incorporado a la médula misma de
los seres
y a la sustancia profunda del terruño», pero, añade:
«nos parece posible, no ciertamente prescindir de su fe
-lo que
sería absurdo e, incluso, nos
impediría comprenderlos a fondo-­
sino, al menos, considerar a esas ricas personalidades en el plano
de la investigación propiamente filosófica» ( 14
).
También el profesor Guy ha resuelto definitivamente el an­
tiguo debate sobre la existencia de una filosofía española, que se
inició en la Ilustración, y que probablemente empezó a prepa­
rarse desde el Renacimiento.
Ha cerrado la discusión al declarar:
«Nos parece que existe una solución intermedia que tiene en
cuenta las condiciones nacionales hic et nunc de la filosofía, sin
llegar a oponerse entre_ sí, como entidades, los movin:iientos filo~
sálicos de los diversos países, siempre más o menos en interde­
pendencia» ( 15).
El planteamiento de Guy es completamente nuevo, y el más
filosófico. Podría decirse, utilizando nociones de la metafísica
agustiniana, que por considerar la filosofía como
un bien, tanto
para la persona como para
la sociedad, tiene en cuenta sus di­
mensiones de modo, especie y orden .. La especie de la filosofía
española seria su pertenencia a la filosofía europea u occiden·
tal. En otros tiempos, señala Guy: «Sabuco, Vives, Huarte
y Gra­
cián, entre otros, eran raducidos y
leídos con entusiasmo por
toda
la Europa culta, en la época en que el idioma español dis­
putaba la preeminencia
al francés».
Añade el hispanista francés, con una admirable objetividad
intelectual, que: «Luego, la decadencia española engendró el
de­
safecto del extranjero a una cultura sobre todo afrancesada y como
desnaturalizada; pronto vino el olvido
y la auglomanía del siglo
XVIII no tardó en reemplazar a la 'preponderancia española' has­
ta el extremo de que durante dos siglos, por falta de informa­
ción seria,
se ha podido creer a España incapaz de todo esfuerzo
de abstracción
y de análisis».
(14) A: GUY: Los fil6sofos españoles de ayer y de hoy, op. cit., pá­
gina 23. (15) Ibid., pág. 19.
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Las obras de los numerosos filósofos españoles siempre han
tenido una vocación universal. Sin embargo, explica Guy:
«La
difusión de estos sabios fuera de las fronteras de España ha sido
entorpecida, por desgracia, en todas
las épocas y todavía al pre­
sente por una multitud de causas extrínsecas, tales como los odios
nacionales, las guerras,
el aislamiento geográfico de la Penínsu­
la en el exremo de
la Europa Occidental ( ... ) y, sobre todo, la
odiosa 'leyenda negra', difundida desde los enciclopedistas» (16).
El modo, o
los rasgos propios de la filosofía española, a
pesar del pluralismo en todas sus direcciones, muy resaltado por
Guy, por dirigirse a lectores franceses, son -caracteres constantes,
que expresan la idiosincrasia del pensamiento español, igual que
existen otros
en la filosofía alemana, inglesa o francesa. Para Guy,
estos matices o diferencias individuales de
la filosofía universal
realizada en España son los siete siguientes: influencia de la
fi­
losofía musulmana y judaica; un interés constante por los pro­
blemas éticos; una tradición muy numerosa de médicos-filósofos;
preocupación por
la estética; la orientación moderna hacia la fi­
losofía alemana; oscilaciones entre la fidelidad y el desapego a la
propia tradición; y, por último, el interés, declarado o latente,
incluso entre los
más escépticos, por el problema de Dios, y, en
definitiva, por
la metafísica, que puede interpretarse como el
«legado de la impronta indeleble recibida del catolicismo» ( 17).
Probablemente algunos dirían que faltan algunos rasgos esen­
ciales del modo de ser
de la filosofía española. Entre ellos, el
senequismo, considerado
por muchos estudiosos españoles como
una invariante histórica permanente, quizás por influencia
de Me­
néndez y Pelayo, que pensaba que la doctrina estoica de Séneca
«tiene alguna esencial y oculta conformidad con el sentido prác­
tico de nuestra raza y con
la tendencia aforística y sentenciosa
de nuestra lengua» (18).
Relacionado con esta caracterización, se insiste a veces en un
constante carácter práctico de todo el pensamiento español. Tam­
bién Chevalier insistía en la índole humanística de la filosofía
española, en el sentido que ofrecía un humanismo completo, una
doctrina sobre
el hombre que reconocía su dependencia a Dios y,
por tanto, un humanismo teocéntrico. Incluso algunos señalarían
un cuarto y quinto distintivos, no remarcados por Guy: el
eclec-
(16) Ibid., pág. 24.
(17) Cf., ibid., págs. 29-30.
(18) M. MENlíNDEZ Y PELAYO: La ciencia española, Santander, CSIC,
1953, II, pág. 355.
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LA OBRA DEL HISPANISTA FRANCES ALAIN GUY
ticismo de la . filosofía española y' la profuoda inll~cia recibida
del aristotelismo
en-general. ·
Lo que parece -indiscutible es su determinación del orden, u
orientación de nuestra filosofía.
Según Guy, su
finalidad' última
ha sido siempre la defensa de la · primacía del espíritu sobre la
materia, de la ética sobre lo meramente útil y, en definitiva, de
la persona sobre·Jas, cosas. Tal como ""Presa en tina de las edi0
clones de su primera historia de la. filosofía española: «el rasgo
común de los filósofos españoles (
... ) a pesar de sus divergencias
de doctrina o de vocabulario, ,en que están de acuerdo ton· res'
pecto a este tema fuodamental, a la vez, de la unión indisoluble,
dialéctica y polémica
del espíritu y de la materia, por uoa parte,
y
de la primacía de la cultura sobre la naturaleza por _otra par-
te» (19). ·
Guy, filósofo del hispanismo,''
No es extraño que uo profesor e investigador francés haya
presentado esta
·
convincente respuesta al ll~mado problema de
la filosofía española. Alain Guy · ha dedicado casi toda su vida
al estudio de los filósofos españoles. Nacido en La Rochelle, la
bella ciudad francesa a orillas del Atlántico, el 11 de agosto de
1918. Los estudios los realizó en París, Alumno de la Sorbona
y de la Universidad de· Grenoble. A los veinte años obtuvo la li­
cenciatura en Filosofía, recibiendo el Premio Cbarraux de 19 38,
otorgado al mejor estudiante
dé. la Universidad de Grenoble.
En esta época ya se advierte su afición al estudio de la filoso­
fía española, porque su tesis de licenciatura fue sobre «La tra­
dition philosopbique de Salamanque
et Fray Luis de León».' Des­
pués de estudiar Biología se doctoró en Filosoffa en 194 3, en la
misma Universidad de Grenoble, con uoa nueva investigación
so­
bre fray Luis de León; publicada al año siguiente por la famosa
editorial Vrin, de París.
· · ·
No solamente obtuvo el doctorado muy joven, a los vein­
ticuatro años, que en Francia
comQ en todas partes es algo infre­
cuente, sino que también inició
su labor docente muy pronto, a
los veintiún
aiíos. Después de un.os años de docencia en la ensi;­
ñanza media en Limoges, París y Toulouse, en 1954 empezó .s_µ
magisterio en la Facultad de Letras de la Universidad de Tou­
louse.
En este mismo año impartió ya eursos sobre filosofía es--
(19) A. GUY: Los filósofos españoles de ayer y de hoy, op. cit., «Pró­
logo para la traducción argentina», pág. 10.
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EUDAWO FORMENT
pañola. Lo que representaba una novedad en la enseñanza uni­
versitaria, porque
eta la primera vez que en la Universidad
frl!IlC\!sa se daban .lecciones acerca de la filosofía y los filósofos
espafioles (20).
Desde
hace treinta y cinco años,· gracias al doctor Guy, en. esta
antigua e importante universidad francesa se imparte
la ense­
ñanza sistem.ática
de la filosofía española. También se le debe al
ilustre profesor la fundación, en 196 7, del «Centre de Recherche
de Philosophie Ibérique et Ibéro-américaine», equipo de investi­
gación interdisciplinar, único en su género, dependiente· del «Cen­
tre National de
la Recherche Scientifique». Bajo la dirección de
Alain Guy, más de treinta investigadores han expuesto el resul­
tado
de sus trabajos en ocho volúmenes colectivos (21),
Su dedicación al estudio del hispanismo filosófico ha sido
siempre abnegado y constante. Para comprobarlo, basta recordar
que
en 1972 rechazó la petición de profesores y estudiantes para
que ocupara el rectorado de la Universidad
de Toulouse. Sacrifi­
có su carrera universitaria en beneficio de sus investigaciones so­
bre filosofía española. Por este hecho, y otros parecidos, y sus
importantísimos trabajos, podría sintetizarse toda su vida consa­
grada
al hispanismo, y a ser su embajador en Francia, con estas
palabras de Menéndez y Pelayo: «Soy creyente eo la filosofía
es­
pañola y procuro comunicar ese entusiasmo mío a cuantos son
capaces de sentirle» (22).
Además de su magisterio universitario y su labor
de direc­
ción del «Centre de Recherche de Philosophie Ibérique et Ibéro­
américaine», que ha sido .fecuriclísima, no sólo por las publicacio­
nes indicadas, sino también
por las numerosos p~rticipaciones del
centro en coloquios y congresos en Francia y en España, así como
por la organización en su sede, en Toulouse, de muchísimos cur­
sillos y conferencias
a cargo de casi todos los más importantes
filósofos actuales
de España e Iheroamérica, Alain Guy ha asu­
mido otras responsabilidades.
Ha sido el presideote de la «Socié­
té Toulousaine de Philosophie»; también ha presidido la «Com-
(20) Cf. J.-M. GABAUDE: •Alain Guy: Le Philosophie de l'Hispanité»,
en Philosophie (Toulouse), XII (1986), págs. 5-32.
(21) Le temps et la ~ort dans la phüosophie espagnole contemporaine;
Le temps et la mort dans la philosophie contemporaine d'Amérique Lati­
ne; Pensée ibérique et_ finittide,· Penseurs héterodoxes du monde hispani­
que; Philosophes ibériques et ibéro-américains en exil; Els anarquistes,
educadors· del poble: Pensée hispanique et phüosophie jranraise des Lumie­
res y La femme, dans la pensée espagnole.
(22) M. MENÉNDEZ y -RELAYO: La ciencia española, op. cit., 11, pági­
na 371.
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LA OBRA DEL HISPANISTA FRANCES ALAIN GUY
m1sston des Spécialistes de Philosophie» de la Universidad de
Toulouse;
director de la « UER d'Etudes philosophiques et po­
litiques» de la ·misma universidad; miembro de su «Conseil de
l'Université» y de su «Conseil Scientifique»; responsable de los
estudios de doctorado en filosofía; adjunto
del Decano Georges
Bastide en el «Institut d'Etudes Politiques de l'Université de
Toulouse».
En la actualidad es profesor emérito de esta univer­
sidad desde 1985 y habilitado para
dirigir tesis doctorales.
Asimismo,
el profesor Guy ha sido director de las revistas
Homo y Philosophie de Toulouse; y, en la actualidad, es miem­
bro del Consejo de Redacción de la revista
Les Études philoso­
phiques, de París, y miembro de los comités de dirección y re­
dacción de
Philosophie. Es miembro de la «Académie littéraire
de
la Rochelle» y miembro titular de la famosa «Académie des
Sciences, Inscriptions
et Belles-Lettres de Toulouse», fundada en
1640. También
es miembro de la «Sociedad Española de Filoso­
fía»,
ha participado activamente en el «Seminario de Historia de
la Filosofía Española y Iberoamericana», dirigido por el profe­
sor Antonio Heredia Soriano, y es «socio fundador» de la recién
constituida «Asociación
de Hispanismo Filosófico», presidida por
José Luis Abellán.
.
Entre sus condecoraciones y nombramientos pueden desta­
carse la
de «Officier de l'lnstruction Publique» (1967) y la de
«Chevalier de la Légioti d'Honneur», que acaba de serle conce­
dida por el gobierno de la República francesa. Igualmente, por
parte de España, le ha sido concedida
la Cruz de «Comendador
de la Orden de .Isabel la Cat6lica», la
más alta distinción espa­
ñola,
én 1978; y en 1986 fue nombrado Doctor honoris causa
por la Universidad de Salamanca.
Estos hechos resaltados,
de los muchos que constituyen su
importante biografía, quedarían incompletos si no
s.e indicara la
gran cantidad de amigos, especialmente entre los fi!psofos espa­
ñoles e hispanoamericanos que tiene el profesor.
En buena parte,
gracias a ellos,
ha podido crear a lo largo de toda su vida una
rica biblioteca personal dedicada a
la Filosofía española, que en
estos momentos está constituida por cerca de veinte mil volúme­
nes, lo que la convierte en una de las
más importantes del mun-
do sobre hispanismo filosófico. ·
Quizás quien ha expresado mejor lo esencial y nuclear de la
personalidad de Alain Guy, que
se ha manifestado en todas las
obras de su vida, haya sido el señor
. Cónsul General de España
en Toulouse, don Félix
San Sebastián, Ministro Plenipotenciario,
durante la ceremonia de entrega de la Cruz de «Comendador de
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Fundaci\363n Speiro

BUDALDO FORMENT
la . Orden de Isabel la Católica», en nombre del· Gobierno espa,
ñol. En su alocución de agradecimiento, .el distinguido represen­
tante
de España dijo que: «En. la persona de Alain . Guy veía
muchas cualidades humanas que ninguna condecoración podría
recompensar», y entre todas. ellas destacó su. bondad. ·· ·
Efectivamente, la bondad, junto con su . saber indiscutible,
tantas
veces probado, constituyen los dos rasgos definitorios , di,
Alain Guy. Tal como también se precisó en este discurso, tiene,
además, «una bondad, que es una forma de humildad, una ausen­
cia
.de vanidad, de las que sólo son capaces los hombres decora•
zón y pensamiento» (23). . .
También es , evidente que k finalidad principal de toda su
extensa e importante • óbra ha sido la de luchar contra la falta
de comprensión hacia la fi)osoffa .española. En Europa, se la,
menta 'Guy, «un lugar común q¡¡e todavía subsiste, quiere que
(España) sea solamente el país por excelencia de las artes y del
turismo, o el de la religión.
más austera y . del elevado misticis­
mo» (24 ). El mismo ha declarado que toda su obra .de historia­
dor ha estado dirigida «a combatir un estado de ánimo tan pa­
radoja!, fruto de una conjunción. muy compleja de factores
psi­
cológicos, históricos y sociales». Y el procedimiento ha sido el
más idó¡¡eo, la presentación de las realidades, pues, como con­
tinúa diciendo, «con ese fin bastará, creemos, utilizando la úni­
ca prueba de los. hechos, désarrollar un panorama del pensamien­
to español, desde sus
orígenes hasta nuestros días» (25).
Además de
está finalidad objetiva, la obra de Guy ha estado
movida por otras
dos subjetivas. La. primera, que es muy impor­
tante para comprenderla, y que algunas veces
los críticos y co­
mentaristas no han tenido en cuenta, es que sus trabajos han es:
tado dirigidos principalmente a la cultura francesa. Explícitamen·
te ha confesado que: «Nuestra única ambición consiste en contri­
buir a la
reapertura espiritual del camino francés de Compos,
tela,
es decir, a la comprensión cada vez mayor entre los filóser
fos franceses y los españoles». Insiste en que: «desearíamos tam­
bién hacer sentir ( ... ) que esta terra incognita de la filosofía es­
pañola merece ser frecuentada y puede descubrirles los horiie!ntes
más vastóS».
La segunda finalidad subjetiva es su gran estima y entusias­
mo por la Filosofía española. También explícitamente ha confe-
(23) a. VV.AA.: Mélanges oflerts a Alain Guy, op. cit., pág. 10.
(24) A. GUY: Los fil6sofos españoles de ayer y de hoy, op. cit., pá-gina 24. ,
(25) Ibid., pág. 19.
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LA OBRA DEL HISPANISTA FllANCES ALAIN GUY
sacio que: «No se puede ( ... ) dejar de sentir una admiración sÍ.11-.
cera por la filosofía· española, que desempeña noblemente su pa­
pel en el concierto universal de la sophia». Admiración que jus­
tifica por considerar esta filosofía como extraordinaria. Siempre
ha manifestado que: «la Filosofía española .es una gran cosa, ca­
paz de hacer reflexionar a los letrados más reticentes, como lo
hemos experimentado ya personalmente con nuestros auditorios
y nuestros lectores en Francia y en España» (26),
Resultados de sus investigaciones.
El fruto de las investigaciones del profesor Guy es conside­
rable. Podrían clasificarse su quincena de libros publicados en
dos categorías: obras monográficas sobre filósofos y corrientes
filosóficas en España; y obras de historia
de la filosofía espa-
ñola.
·
En el primer grupo se pueden ordenar los libros en dos ie,
.máticas generales. La primera sería la dedicada al Humanismo o
Renacimiento
español. Del Siglo de Oro español ha estudiado
especialmente a Fray Luis de León y la Escuela de
Salamanca,
dedi<;ándoles
cuatro libros: La pensée de Fray Luis de Le6n:
contribution a l' étude de Ea philosopbie espagnole au XVI sie­
de (París, Vrin, 1943, 788 págs.}; El pensamiento filos6fico de
Fray Luis de Le6n (Madrid, Rial.p, 1964, 324 págs.); .Fray Luis
de Le6n
(Buenos Aires, Cofomba, 1963, 92 págs.), y Esquisse
des
p1'ogrés de la speculation philosophique et théologique a
Sa/,amanque, au cours du XVI siecle (París, Vrin, 1943, 68 pá­
ginas). De todas las aportaciones de estos libros puede destacarse
la
exposición de la patente fidelidad de Fray Luis c\e León al to­
mlsino, defendido entonces por Domingo Soto, Bartolomé de Me,
diná y Domingo Báñez, a pesar .de los muchos elementos platóni­
cos y de otros autores que ha encontrado Guy en sus obras.
En esta primera temática ha estudiado también a Juan Luis
Vives. Sobre este gran humanista cristiano,
admirado por el to­
mista
Melchor Cano, ha escrito Guy: Vivés ou l'humanisme en­
gilgé (París, Seghers, 1972, 224. págs.). Libro en el que queda
claramente patentizado por Guy su actitud. crítica a la escolásti­
ca nominalista y su actitud pedagógica moralizante.
A la segunda temática de que tratan sus obras monográficas
pertenecen los libros
dedicados a la Filosofía contemporánea es-
(26) !bid., pág. 30.
1165
Fundaci\363n Speiro

EUDAWO FORMENT
pañola en una de sus corrientes, que en un .sentido muy amplio
podtÍa denominarse existencialista. En primer lugar, sobre Una­
muno
ha publicado Unamuno et la soif d'eternité (París, Seghers,
1964, 222 págs.), obra imprescindible para la comprensión de
la «fe
agónica» del pensador bilbaíno. Ha escrito, en segundo
lugar, sobre Ortega y Gasset los
sigwentes libros: Ortega y Gas­
set, critique d' Aristote: l' ambigüité Ju mode de pensée peripa­
tecien, ¡ugé
par le ratiovitalisme (París, PUF, 1963, 206 págs.);
Ortega
y Gasset, crítico de Aristóteles (Madrid, Espasa-Calpe,
1968, 228 págs.), y Ortega
y Gasset ou la raison vitale et his­
torique (París, Seghers, 1969, 186
págs.). Obras en las que. se
ha revelado como un gran especialista en Ortega, tal como han
reconocido los especiales españoles (27).
Al segundo grupo de los libros de Alain Guy deben incluir­
se sus obras de historia general de la Filosofía española, y que
pueden· considerarse como su contribución
más importante a la
Historia de la Filosofía.
El primero de esos libros, escrito cuan­
do contaba sólo 37 años,
es Les philosophes espagnols d'hier et
d' au¡ourd' hui (Toulouse, Privat, 1956, 2 vols., I. Epoques et
auteurs, 410 págs.;
IL Textes choisis, 300 págs.). Pocos años
después apareció la traducción Los filósofos
españoles de ayer y
de hoy (Buenos Aires, Losada, 1966, trad. por Luis Echavarri).
Este ingente trabajo de investigación histórica respondía a
una necesidad, puesta de relieve, hace treinta y tres añps, por
Georges Bastide. El Decano de la Facultad de Letras de la Uni­
versidad de Toulouse decía: «Es necesario que el pensamieoto
francés
dé una vez más con respecto al peosamiento español, el
ejemplo de
esa actitud acogedora que constituye su tradición, al
mismo tiempo que su vocación. Siempre hemos sabido recibir
en
ulia meditación hospitalaria todas ]as formas de pensamiento,
inclusive las
más extrañas y a veces las más extremas». Añadía
el profesor Bastide que: «Allí, muy cerca de nosotros, un peosa­
miellto muy inmediato geográficamente, muy empareotado es­
piritualmente, ofrece al mundo el diálogo beoéfico. A nosotros
nos toca ser
el compañero primero y más directo» (28).
Esta actitud de aceptación y acogimieoto la represeotaba
en­
tonces i hoy ha continuado incrementándola el profesor Guy.
Por ello también declaraba Georges Bastide: « Y es aquí donde
tenemos que expresar nuestro agradecimiento a nuestro joven
(27) Cf. J.-M. GABAUDE: «Alain Guy: Le Philosophie de 11Iispanité•,
op. cit., págs. 14-15.
(28) G. BASTmE: «Prólogo», en Los· fil6sofos españoles de ayer y de
hoy, op. cit., págs. 11-15, pág. 12.
1166
Fundaci\363n Speiro

LA OBRA DEL HISPANISTA FRANCES ALAIN GUY
amigo Alain Guy, que es sin duda .al presente d intérprete más
indicado de esta comunicación». Con
gran clarividencia había ad­
vertido d filósofo fransés que: «En contacto permanente con la
tradición de .España, impregnado con su atmósfera, en
rdación
constante con los pensadores actuales ( Guy) ha ganado esa apues­
ta
de dominar la materia de una riqueza infinita para ofrecer­
nos un cuadro que
es completo sin ser indigesto» (29).
Sobre
d contenido y el método de investigación de esta obra,
el mismo Guy ha hecho dos observaciones.
La primera, que ha
procurado «desarrollar ante los ojos del lector un panorama
del pensamiento español, desde sus orígenes hasta nuestros días,
limitándonos también a sus
figuras principales» ( 30 ).
La segunda indicación se refiere a la metodología. Esencial­
mente ha consistido «en rechazar a la
vez el prejuicio literario
( calcando las etapas de la filosofía española sobre las dd desarro­
llo de las bellas letras y las bellas artes) y el
prejuicio nacionalista
( aislando del conjunto dd mundo d desarrollo filosófico español
para considerarlo como un desarrollo diferencial, solamente
ex­
plicable como una manifestación del carácter español)» (31).
También ha confesado que ha intentado mantener «un cuidado
estricto de
establecei-la distinci6n entre géneros; conforme con
el ideal tradicional de la Universidad francesa no podríamos
ca­
lificar como filósofos ~n la acepción moderna de la palabra-a
los. moralistas, autores de sermones o escritores ascéticos siro~
plemente teólogos» (32).
La obra es completamente original, porque «no se había he­
cho en España, ni fuera de España, ninguna tentativa de con­
junto para reunir en una
sola obra a los principales filósofos de
todos los períodos» (33). Aunque parezca extraño, antes de la
publicación de la obra de Guy, no se había escrito
ninguna que
abarcase toda la panorámica
dd .pensamiento filosófico español.
En
1908, Adolfo Bonilla San Martín, el gran discípulo de
Menéndez y Pelayo, que como su otro gran discípulo Ramón
Menéndez Pida!,. recogió su espíritu y continuó su obra, publi­
có un primer volumen de la Historia de la filosofia española, ti­
tulado
Tiempos primitivos basta el siglo VII. Tres años desf!UéS,
(29) !bid., págs. 12-13. (30) A. GUY: Los filósofo.s españoles de ayer y de hoy, op. cit., pá-
gina 19.
(31) Ibúl., pág. 21.
(32) !bid., pág. 22, (33) !bid,, pág. 25. Estudia. cincuenta y un filósofos, treinta y seis de
ellos del siglo
xx.
1167
Fundaci\363n Speiro

EUDAWO FORMENT
apareció el segundo con el útulo Siglos VIII-XII. Judíos.(34).
Tomás y Joaquín Carreras Artáu. continuaron estos estudios sis­
temáticos y documentados, con otros dos volúmenes de Historia
de
.la filosofía española,. intitulados Filosofía. cristiana de los si­
glos XIII-XV, y que aparecieron en 1939 y 1943, respectiva­
mente
(35) .. También Marcial Solana completó su obra, publi­
cando en
1941, én tres volúmenes, otra parte: Epoca del Rena­
cimiento, siglo
XVI (36). Por último, en 1957, Miguel Cruz
Hetnández publicó. la Filosofía bispanomusulmana (37). Quedan­
do, con ello,
la historia de la Filosofía española detenida en el
siglo
XVI.
Para los cuatro últimos siglos podían. consultarse las siguien­
tes. obras, situadas ya en un segundo plano, por falta de sufi­
ciente amplitud o de ri,gor: Historia de la filosofla en España
basta el siglo
XX, de Mario Méndez Bejarano (38), que apare­
ció en 1925; La evolución de. la filosofla española, de Federico
Urales, publicada en 1934 (39);
Antologla del pensamiento de
lengua española en
la Edad Contemporánea, preparada en 1945
por José Gaos ( 40); La filosofla española actual, obra de 1948
de
Julián Marías, que sólo ofrece el pensamiento de Unamunó,
Ortega, García Morente y Zubiri (41); y el libro
muy desigual,
Filosofía y narcisismo: en torno a. los pensadores de la España
actual,
de Sabino Alonso Fueyo (42), publicado en 1953.
Además del carácter inédito de esta obra histórico-temática
de Guy, destacan también otros méritos, como: su imparcialidad,
. (34) • A .. Bo~LI.A SAN MARTÍN:. Historia de _la filosofla española, I.
Tiempos
primitivos hasta el siglo VII, II. Siglos VIII-XII. Judlos, Ma­
drid, Victoriano Suárez, 1908-1911.
' (35) T. y J. CARRERAS· ARTJ\U: Historia .de la filosofla española. Fi­
losqfla cristiana de los siglos, XIII-XV, Madrid, Real Academia de Cien­
cias Exactas, Físicas y Naturales,_ 1939,1943, 2 vols.
(36) M. SoLANÁ: Historia de la filosofla española. Epoca del Rena­
éimientó, siglo XVI, Madrid, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1941, 3 vols. · ·
·
(37) M.' Cauz HERNÁNDEZ: Historia de la filosofla española. Filosofla
hispanermu.sulmana, Madrid,. Asociación. ·Espafíola para el Progreso de las
Ciencias, 1957, 2 vols. . ·
· (38) · M. MÉNDBZ BEJARANO: Historia de la filosofla en. España hasta
el siglo XX, Madrid, Renacimiento, 1925.
(39) F. URALES: La evolución de la filosofla española, Bárcelona, Edi-torial Revist« Blanca, 1934. · ·
(40) J, GAOS: Antologla de li, lengua española en la Edad Contem­porJn.ea, México, Editorial Séneca, 1945.
(41) J. MAR!As: La filosofla española actual, Buenos Aires, Espasá-
Ca!pe, ú,1. Austral, 1948. ·
· (42) s~. ALONSO FmiYo: .Filosofia·.y narcist'smo. -En -torno a los pensa·
dores de la España actual, Vaiencia, Edit. Guerri, 1953. . ·
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Fundaci\363n Speiro

LA OBRA DEL HISPANISTA FRANCES ALAIN GUY
el estudio· completo de todas las. tendencias y escuelas de Filoso.
fía
española; y el que se haya re,;hazado, tal como .confiesa el,
autor, «el esquema demasiado rígido de Menéndez y Pelayo,
quien no quería
discernir, en toda la evolución del pensamiento
español más que tres escuelas:
el lulismo, el vivismo y el sua­
rezismo» (43). Por último, respecto a los filósofos de la époc
ca actual, como también indica el hispanista francés: «Durante
muchos viajes por España nos hemos puesto muchas veces
en
contacto directo con la· mayoría. de los. pensadores contemporá­
neos que citamos y hemos intercambiado muchas
cartas» ( 44).
Lo que incrementa el valor informativo y riguroso de la obra.
Otra obra sobre la historia de la Filosofía española, que su­
pera a la. anterior, apareció en 1983 con el título de Histoire
de la phüosophie espagnole (Toulouse, Publications de l'Uni­
versité de Toulouse-Le Mirail, 1983,
490 págs.). Al año escaso
se publicó la traducción española con el mismo título de Historia
de
.la filosofia española (Barcelona, Anthropos, 1985, 564 págs.,
trad.
de Ana Sánchez). También, poco tiempo después, se publi­
caba una segunda edición corregida y
revisada (Histoire de la
philosophie espagnole,. deuxieme édition, Toulouse, Publications·
de l'Université de Toulouse-Le Mirail, 1985, 494 págs.); y
pron,
to. se va a imprir una nueva edición de ambas versiones, dado el
éxito que están teniendo en Francia y en España ( 45}.
Desde la aparición de la primera historia de Guy, se publi­
caron varias en España, como:
Síntesis de historia de la filoso­
fia española, de Luis Martínez Gómez, en apéndice a la traduc­
ción castellana de
Geschichte der Philosophie, de J. Hirschber­
ger ( 46); Filosofia española contempordnea, de Alfonso López
Quintás ( 47); Historia de la filosofia española, de Guillermo
Fraile ( 48);
Historia critica del pensamiento español, de José
Luis Abellán, en seis tomos, de los que
ya han aparecido cuac
· (43) A. GUY: Los fil6sofos españoles de ayer. y de hoy, op. cit., pá-
gina 28. .
(44) [bid., pág. 29. (45) Cf. E. FoRMENT: «Lo que se publica», en Espíritu (Barcelona),
90 (1984), págs. 163-165; Ibid., 93 (1986), págs. 79-81; Ibiá., 96 (1987),
págs. 185-186. · (46) L. MARTfNEz . GóMEZ: Slntesis de historia de · 1a filosofla espa­
ñola. en J. HIRSCHBERGER: Historia de la filosofia, Barcelo,;ia, He~er,
1%7; págs. 527-621 (l) y 449-525 (II). · (47) A. LóPE.Z QUINTAS: Filosojúi española contemporánea; Madrid~
BAC, 197.0. · '(48) G. Flun.E: Histotia de la filoso/la española, Madrid, BAC, 1971,
2 vols.
1169
Fundaci\363n Speiro

EUDALDO FORMENT
tro {49); y la monumental obra Hombres y documentos de la
filosofía española, del investigador español Gonzalo Díaz Díaz;
el primer volumen de esta enciclopedia filosófica, dedicado a las
letras A y B, apareció en 1980, el segundo, a la C y a la D, en
1983, y el tercero, que abarca de la
E a la G, acaba de apare­
cer 50). Sin embargo, la historia de Guy tiene uoa importancia
extraordinaria, no sólo porque ofrece un panorama íntegro, hasta
la actualidad, de la Filosofía española, sino también porque
es
la primera obra de histotia de la filosofía española completa que
se publica en Francia.
·
Este último libro del profesor Guy está dividido en cinco
partes. En la primera se estudia la filosofía española medieval;
en la segunda, la del reoacimiento y barroco; y en
la tercera, la
filosofía de la ilustración.
El siglo xrx se trata en una extensa
cuarta parte.
La quinta, que es la más amplia, ocupa casi la mi­
tad de la obra, está dedicada a. la filosofía española del siglo xx.
Está dividida, a su vez, en dos secciones. Una abarca del año
1900 al 1975;
y· la otra del 1975 hasta nuestros días. Se podría
considerar
como la parte .más valiosa, por las dificultades que
entraña su estudio, por su sistematización en unas ordenaciones
y relaciones totalmente originales, y porque recoge autores que
hasta ahora no se habían estudiado con tanta amplitud
en una
historia de este tipo (51).
Toda
la información· que proporciona Guy y las justificadas
vinculaciones y sistematizaciones, que también ofrece, deberán,
sin duda, tenerse muy en cuenta en los estudios posteriores
de
la Filosofía española, principalmente los de contemporánea. En
definitiva, tal
como ha indicado el profesor Luis Jiménez Moreno
en su estudio
Alain Guy: sa vision de l'Espagne a travers la phi­
losophfe: «Su Historia de la filosofia española constituye una
suma
de informaciones plenamente innovadoras» (52).
La obra, por estar dirigida principalmente a lectores y estu­
diosos franceses y, en general, a un público no español, en unos
momentos de atención a esta filosofía
o, como indica Guy, de
«curiosidad e interés que el mundo contemporáneo parece
ex-
(49) J. L. ·ABELLÁN: Historia critica del pensamiento español, Ma'·
drid, Espasa-Calpe, 1979 y sigs.
(50) G. DfAz DfAz: Hombres y documentos de la filoso/la española,
Madrid, CSIC, 1980 y sigs. ·
(51) Cf. J. A. M!GuEz: «Alain Guy et sa vision de la philosophie»,
en Philosopbie (Toulouse),
XII (1986), págs. 43-54.
(52) L. JIMÉNEZ MORENO: «Alain Guy: sa vision de l'Espagne a tm~
vers la Philosophie», en Philosophie (Toulonse), XII (1986), págs. 33-42,
pág. 33.
1170
Fundaci\363n Speiro

LA OBRA DEL HISPANISTA FRANGES ALAIN GUY
perimentar ahora hacia el pensamiento español» (53 ), insiste en
la pluralidad de tendencias y escuelas y en
sus matices diferencia­
les.
También destaca que: «Con el Siglo de Oro y el período con­
temporáneo asistimos en España a plenos logros, que represen­
tan aportaciones
definitivas a la humanidad». Igualmente seña­
la que: «Un gran número de intuiciones originales y de innova­
ciones mentales surgidas en España .no
se. han podido desarrollar
normalmente
y con continnidad; así, éstas han pasado al extran­
jero, de donde con frecuencia han vuelto posteriormente a
sus
orígenes hispánicos primeros, pero bajo una forma más acaba­
da» (54) •
. A estos tres valores de la obra habría que añadir por lo me­
nos dos más. El primero, que la exposición completa y ordena­
da de toda la historia de la filosofía española, que incluye, se ciñe
exclusivament~ a la filosofía. Voluntariamente se han excluido a
«teólogos, místicos, doctrinarios del Derecho,
psicólogos cientí­
ficos, sociólogos, pedagogos, ensayistas literarios o analistas del
alma hispánica o del devenir de la historia de la Hispanidad» (
5 5).
El segundo, que
su autor no se ha dejado influenciar ni por mo­
das actuales ni por. propagandas políticas.
Otros. frutos de las investigaciones de Alain Guy.
Además de estas obras dedicadas a la Filosofía española, ha
destinado un libro al pensamiento de J acques Chevalier,
su maes­
tro, titulado Métaphysiques et intuition: le message de Jacques
Chevalier (París, Charles-Lavauzelle,
1940, 198 P,ágs.}. Su acti­
vidad investigadora también se ha expuesto en casi trescientos
artículos de revistas especializadas, en un número parecido de
ponencias y comunicaciones a Congresos nacionales e internacio­
nales, en muchísimos seminarios y cursillos, y en conferencias im­
partidas por todo el mundo.
Entre los estudios aparecidos en revistas hay algunos refe­
ridos a las doctrinas de:
Pascal, René, Le Senne, Michele Fede­
rico
Sciacca, Emmanuel Mounier, Henri Bergson, Maurice Blon­
del, Jacques Chevalier, Georges Bastide y Jean-Marc Gabaude,
entre otros. No obstante, la
mayoría de sus investigaciones publi­
cadas en artículos se han consagrado
al pensamiento de filósofos
(53) A. GUY: Histoire de la Philosophie Espagno/e, Toulouse, Publi­
cations de l'Université de Toulouse-Le Mirail, 1985, DeuxielD.e edit., pá­
gina 427. Cf. T. Pous: «Alain Guy•, en La Vanguardi,:, 12 de mayo de
1989,
pág. 53.
(54) !bid., pág. 2.
(55) !bid., pág. 3.
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EUDAWO FORMENT
españoles. Pueden destacarse los dedicados' a: Fray Luis de León,
Vives, Suárez, Gracián, José Muñoz,
Capilla, Unamuno, García
Morente, Serra Hunter, Ortega
y Gasset, Eugenio d'Ofs, Zubiri;
María
Zambráno, Tierno Galván, Ferrater Mora, Aranguren, Luis
Díez del Corral, Gustavo Bueno, Javier Muguerza y José Luis
Abellán.
Entre los publicados
en actas de congresos sobresalen las mo­
nografías sobre: Anselmo Turmeda, Fray Luis de León, Unamu­
no, José
Muñoz Capilla, José de Letamendi, Ramón Turró, Or­
tega
y Gasset, Joaquín Xirau, Adolfo Muñoz Alonso, Gregorio
Marañón, María Zambrano, Luis Díaz del Corral, Aranguren,
José Luis Abellán
y Carlos Díaz. Asimismo ha colaborado con
diversos trabajos
en gran cantidad de obras colectivas. De to­
dos ellos pueden destacarse los referidos
a: Andrés Piquer, Tur­
meda, Vives, Suárez, Vitoria, Ramón Campos, Ortega
y Gasset,
Dom!nguez Berrueta, Xirau, Ramón Turró, Zaragüeta, Muñoz
Alonso, Gregorio Marañón, María Zambrano, Gonzalo Puente
Ojea, Gustavo Bueno, Aranguren, Ferrater Mora
y Julián Ma­
rías. Deben señalarse, igualmente, por su calidad y significado
las traducciones
al francés de varias obras de filósofos españoles
(Juan
Dom!nguez Berruera, Unamuno, Xavier Zubiri y Julián
Marías, entre otros muchos); y varios prefacios a ediciones de
libros españoles y franceses (56).
También son muy importantes sus estudios y las traduccio­
nes francesas de una cantidad considerable de obras de filósofos
hispanoamericanos. Alain Guy ha confesado que: «Se considera
un fiel intermediario entre la Península y el mundo iberoameri­
cano, que ama a la una tanto como al otro, y con el cuál ·man­
tiene estrechas relaciones,. (57). Lo ha probado suficientemente
con la traducción de textos de: Eduardo Nícol, Francisco Rome­
ro, José Gaos,
Juan Llambias de Azevedo, Luis Abad Carretero
y Basa ve Fernández del Valle; y con varios estudios monográfi­
cos sobre Samuel Ramos, José Gaos, Vez Ferreira, Luis Parré,
Francisco Romero, Vasconcelos y Enrique José Varona, publica­
dos en artículos,
en actas de ponencias de Congresos y en libros
colectivos.
En toda esta gran labor investigadora, complementaria de la
expresada en sus libros, el hispanista francés ha conservado el
espíritu de pura investigación y
ha conseguido igualmente lo que
(56) . Cf. J.-M. GABAUDE: «Alain Guy: Le Philosophie de l'Hispani­té», op. cit.
(57) A. GUY: Los fil6sofos españoles de ayer y de hoy, op. cit., «Pro­
logo para la edición argentina», pág. 8.
1172
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LA OBRA DEL HISPANISTA FRANGES ALAIN GUY
podría llamarse una «obra de buena fe,. (58 ). El mismo ha es­
crito: «Debo confesar, con toda sencillez, que, en mi explora­
ción de esras tierras todavía poco conocidas, no he tenido
el
ánimo de un analista frío o el de un conquistador ávido, sino
más bien el de un admirador entusista y un amigo devoto, inca­
paz de reticencias ante todo
lo que es bello y valioso» (59).
En la obra entera de Alain Guy se advierten dos constantes.
Una, que siempre ha acruado con unos rigurosos criterios cien­
tíficos, propios de la filosofía francesa, aunque
sin renunciar a
juicios personales, muy dignos de tener en cuenta. Otra segun­
da, que,
tal como él mismo ha indicado: «Sin querer reemplazar
la leyenda negra por no se qué leyenda dorada», se advierte su
simpatía y afecto por la filosofía española, confesada
en. múlti­
ples ocasiones (
60). Gracias a este cariño, ha podido superar su
condición de extranjero para captar, sutil y profundamente,
el
pensamiento hispánico.
En la bibliografía francesa y española sobre Alain Guy se
reconocen y
se destacan sus muchos méritos, algunos de los cua­
les se han expuesto en estas páginas. También los gobiernos de
Francia
y de España han honrado con varias distinciones, ya
referidas, e igualmente varias universidades españolas con dis­
tintos actos (
61) han expresado su conocimiento a este «fer­
viente amigo de España», tal como
él mismo se presenta (62).
No obstante, por lo que respecta a nosotros, los españoles, por lo
menos, continúa teniendo vigencia la pregunta siguiente, que le
hizo Marafíón hace algunos años1 en el curso de una entrevista:
« ¿Cómo podrá expresarle suficientemente' el pueblo español todo
su agradecimiento?» ( 63 ).
(58) [bid., pág. 7.
(59)
Ibid., págs. 8-9.
(60) Ibid., pág. 30.
(61) Uno de estos h:omena'jes acaba de tener lugar en la Universidad
de Barcelona. Bajo la coordinación de José María Romero se ha impartido
un cursillo titulado «La filosofía española e hispanoamericana en la obra
de Alain Guy», organizadu por d ICE de esta Universidad y con la cola­
boración del «Instituto Catalán de Cooperaci6n Iberoamericana», a: cargo
de los profesores: Jean Marc Gabaude, Enrique Rivera' de Ventosa, Igna­
cio Guiu, Juana Sánchez-Grey, José-María Romero Bttt6, Francisco López
Frías, Luis Jiniénez Moreno,,, Ant'9llio Heredia, Eudaldo Forment y el mis­
mo Alain Guy. Véase T. Pous I MAs: «Alain Guy, embajador de la filoso­
fía hispánica», en La Vanguardia, 14 de mayo de 1989, pág. 63. Idem:
«Alain Guy>, en Avui, 21 de mayo de 1989, pág. 40.
(62) Idem: Histoire de la Philosophie Espagnole, op. cit., pág. 5.
Cf. L. JIMÉNEZ Morurno: «Los hispanistas filósofos de Toulouse», en Fra­
gua (Madrid), 15-16 (1981), págs. 11-21.
(63) Cf. A. GUY: Los filósofos españoles de ayer y de hoy, op. cit.,
«Prólogo para la edición argentina)lo,~ pág. 9.
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