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Número 285-286

Serie XXIX

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Una filosofía política renovadora. (En la muerte del profesor Augusto del Noce)

UNA FILOSOFIA POLITICA RENOVADORA
(EN LA MUERTE DEL PROFESOR AUGUSTO DEL NOCE)
POR
MIGUEL AYTJSO
I
El 30 de diciembre de 1989, casi con el año y con el de­
cenio, moría en Roma el profesor Augusto del Noce, a quien
Su
Santidad el Papa Juan Pablo 11 -en telegrama dirigido a
su
viuda-despedía recordando su «límpido testimonio de fe»
y su «empeño en el estudio· del pensamiento cristiano a través
de un diálogo constructivo y profundo con los temas modernos
de
ila tfilosofía» (1 ).
Su desaparición, precisamente en el momento en que, a con­
secuencia
de los acontecimientos ocurridos al otro lado del te­
lón
de acero, su figura se acrecentaba y se hacía más patente
el acierto de su discurso intelectual, me mueve a recordar al­
gunos aspectos
de su obra, que procuraré presentar en sus tra­
zos más salientes y más como evocación que como estricta sín­
tesis o menos aún
análisis detallado. Vaya esto como disculpa
para quienes echen en falta aportaciones no despreciables o no
encuentren suficientemente desarrolladas ciertas cuestiones. Más
bien he pretendido aventurar una
«relectura» · limitada en cuan­
to a la temática y la extensión.
En cualquier caso, la referencia a Del Noce, en esta hora,
s.e nos presenta como inexcusable, toda vez que con él . se ha
. ido uno de · los pensadores católicos más lúcidos . y auténticos
de esta segunda mitad de siglo. Su interpretación «traspolítica»
-en la expresión del profesor Ernst Nolte ( 2 }-de la historia
contemporánea,
la atención rigurosa prestada al fenómeno del
comunismo,
la centralidad de las categorías de «secularización»
(1) Cft. en L'Osservatore Romano (Roma), 2-3 de-enero de 1990,
~.3. (2) Cfr. ERNsT NouE, «Augusto del Noce, un solitario come me»,
en JO Gioni (Roma), núm. 2, febrero de 1990, págs. 7+75.
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MIGUEL AYUSO
y «ateísmo» como criterios explicativos de la época moderna,
o mejor, del filón históricamente
dominante de la «modernidad»,
son
-según el resumen de una conocida revista italiana ( 3 )­
las contribuciones principales de la reflexión de Del Noce.
II
Nacido en 1910, se gradúa en filosofía el año 1932 con una
tesis sobre Malebranche y, a lo largo
de su carrera docente,
iniciada en 1948, enseña primero Historia de
la filosofía e His­
toria
de la filosofía modetna y contemporánea, para centrarse
después en la Historia de las doctrinas políticas e impartir fi­
naln¡ente Filosofía política ( 4 ).
Y a desde sus primeros libros ---ruhninación a la vez de un
conjunto notable
de ensayos en fos que su pensamiento va de­
sarrollándose y madurando lentamente-- acredita una dedica­
ción prioritaria a los problemas más característicos de nuestro
tiempo. Así, en
sus dos importantes obras, Il. problema dell' ateís­
mo. Il concetto di ateismo e la stm-ia della filosofia come pro­
blema (5) y Riforma . cattolica e filosofía moderna. Cartesio ( 6 ),
respectivamente de 1964 y 1965, traza. las contradicciones de
la filosofía inmanentista moderna.
· Siguen en el tiempo Il problema politico dei cattolici
-1967-(7) y L'epoca della secolarizzazione (8). Esta última
es un conjunto de ensayos publicados en diversas sedes entre
1964 y 1969, en los que
expresa un juicio filosófico e histórico
que pueda servir de base para la rectificación de
la teoría y aun
de la
praxis de los . eatólicos empeñados en la vida pública y
que. entra en colisión frontal con el conformismo consolidado
de
la cultura dominante.
En Il vicolo deco della sinistra (9) delinea claramente, en
el momento de su máxima expansión mundial, el fin de la tra,
yectoria

de la idea comunista,
al haber realizado -por vez pri­
mera en
la historia-una sociedad completamente totalitaria y
(3) Cfr. el suelto del número citado de 30 Giorni, pág. 68.
(4) Cfr. la necrol6gica publicada en
Cristianita (Piacenza), mlm. 178,
febrero de 1990, pág. 14.
(5) Bolonia, 1964.
(6) Bolonia. 1965.
(7) Roma, 1967.
(8) Milán, 1970.
Hay edición castellana, aunque· parcial, bajo el tí­
tulo Agonla de la sociedad opulenta, Pamplona, 1979.
(9) Milán, 1970.
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UNA FILOSOFIA POLITICA RENOVADORA.
opuesta al utópico «reino de la libertad» profetizado por Karl
Marx. Eu esta obra colaboran también nuestro
amigo el profe.
sor Thomas Molnar y el a la sazón director de la revista Esprit,
Jean°Marie Domenach, en un debate intelectual sumamente in­
teresante sobre el «impasse» de la izquierda (10).
Sigue un
Iibro-diálogo con el filósofo Ugo Spirito -Tra­
monto o eclissi dei valori tradizionali ( 11 )-y que es una joya
en sus dos
partes. Es difícil encontrar una e,,posición más bri­
llante y sintética que la de Spirito en defensa de un cientismo
soi dissant progresista; y es difícil también encontrar un análi­
sis más matizado -aunque, haiy que reconocerlo, profuso, abiga­
rrado y hasta abundante-que el de Del Noce de cómo, al
contrario de lo tantas veces repetido, no es el espíritu de la
ciencia,
ni sus consecuencias prácticas, el que ha provocado o
está
provocando el «ocaso irrevocable» de los valores tradicio­
nales, sino que ha sido
el «eclipse» de estos valores el que ha
llevado a la
hybris de la ciencia como nuevo ideal que surge y
que se afirma
-poniéndose como valor absoluto-- en forma
revolucionaria con respecto al pasado (12). Del Noce no puede
aqu! sino subrayar que tal situaci6n
es producto de una errada
interpretaci6n
de la historia contemporánea en su aspecto ético­
político, error de ralees muy profundas, hasta el punto de im­
plicar la interpretación general de la historia de todo el pensa­
miento moderno. El propio Del Noce ha contribuido de modo
decisivo a elucidar esta cuesti6n en ensayos como «Tradizione
e Innovazione» (
13 ), entre otros.
De 1972 es I caratteri generali del pensiero politico contem­
poraneo.
Lezioni sul marxismo ( 14 ), profundizaci6n en la di­
mensi6n puramente política del marxismo, y, continuando con
tal temática, en 1976
da a la estampa L'Eurocomunismo e
l'.Ttalia (15), colecci6n de art!culos y cr6nicas políticas que, en
(10) El origen del libro está en la polémica entre el profesor hún­
garo, nacionalizado norteamericano, ·THOMAS MoLNAR, que publicó un
artículo sobre «El callejón sin salida de -la-izquierda» en el número de
julio-agosto de la revista Esprit, y JBAN-MARIE DoMENACH, director de
la revista. Hay edición castellaoa bajo el título La izquierda en la encru­
ci¡ada, Madrid, 1970. El mismo profesor MoLNAR desarrolló más aún su
punto de vista en su libro La gauche vue d'en face, París, 1970, y del
que hay edici6o castellana de 1973.
(11) Milán, 1971. Hay edición castellana, ¿Ocaso o eclipse de los
Mores tradicionales?, Madrid, 1971.
(12) Ob. últ. cit., pág. 45 de la edición castellaoa.
(13) Recogido en L'Epoca della secolariz.zazione, cit.
(14) Milán, 1972. (15) Roma, 1976. Hay edición castellana, Italia y el eurocomunismo.
Una estrategia para Occidente, Madrid, 1977.
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cambio, superan la ocasión que los ha inspirado al remontarse
a las causas de los fenómenos
de que se ocupan. Son muchas
las tesis interesantes que desfilan
por sus páginas: la valoración
del fascismo como un intento
de revolución postmarxista, la
necesidad de una «refundación» de la Democracia Cristiana, et­
cétera (16 ). Pero el protagonismo central del libro lo tienen
Gramsci y su estrategia para fundar la cultura en la «terrena­
lidad absoluta del pensamiento»,
así como el error del catoli­
cismo político italiano a
la hora de discernir el enemigo (17).
Il suicidio della rivolu:done (18), aparecido en 1978, e Il
cattolico comunista ( 19), de 1981, y que viene a ser prolonga­
ción de
aquél, cierran la lista de sus libros. Mientras la mayor
parte de los intelectuales italianos
vivía en el «compromiso his­
tórico» la luna de miel de católicos y comunistas, Del Noce
debela poderosamente no sólo
la línea política del tal compro­
miso, sino también los fundamentos intelectuales
de ese catoli­
cismo comunista que
pretendía, a través de una nueva idea de
revolución y su acción demiúrgica, conciliar comunismo, cato­
licismo
y democracia. El corazón de la crisis italiana queda al
descubierto en
el análisis del fallecido profesor.
Augusto del Noce, principalmente en
la última parte de su
vida, desarrolló también, además de los trabajos propios del ofi­
cio universitario, una intensa actividad de publicista e incluso
de política activa. Cientos de artículos de periódico y
su pre­
sencia en el Senado en 1984 asf lo demuestran. Sus interven-
(16) La tesis no se forja en ·este libro, sino que la recoge de otros
anteriores; en conettto, en sus ensayos · «Totalitarismo e filosofía della
storia» (1957), «!idee pei; l'interpretazione del fascismo» (1960), ambQs
publicados en la antología elaborada por CoNSTANZO CAsuccr, Il fas,
cismo. Antologia di scritti critici, Bolonia, 1961; «Appunti per un inter~
pretazione -del fascismo», publicado en el volumen antes citado, L}Epoca
della secolarizzazione, cit. La tesis, en s.{ntesis, consiste en afirmar que
el fascismo no fue una continuación del pensamiento reaccionario, sino
el intento -fracasado en todas sus líneas-de hacer una revolución
post.marxista. En cuanto al segundo punto que menciono en el texto, la
«refundación» de la Democracia Cristiana, por vía positiva -a través
del renacimiento ·religioso-· y por Vía negativa .......crítica racional, desde
el interior, de las posturas contrarias-, el libro mencionado en la nota
anterior
contiene. un buen número de sugerencias.
(17) Para nuestro autor, el principal error de la Democracia Cris­
tiana ha consistido en no beber reronocido al verdadero enemigo y ha­
ber pensado que tenía en contra un Partido Comunista de tipo leninista,
cuando, en realidad, era un partido de signo gramsciano. Cfr. el estudio
preliminar de RAFAEL GóMEZ PÉREZ a la edición castellana de L'Euroco­
munismo e l'ItaliaJ cit., págs. 13 y sigs.
(18) Milán, 1978.
(19) Milán, 1981.
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UNA FILOSOFIA POLITICA RENOVADORA
clones concretas desde otro ángulo, también nos iluminan di­
versos aspectos 'de su rica personalidad. Aunque institucional­
mente
se hayan enmarcado a veces en la Democracia Cristiana
italiana, lo cierto es que su defensa de la libertad
de la_ cultura,
inspirando la resistencia en defensa de la
escuela católica y de
la
enseñanza religiosa en la escuela póblica, así como su apoyo
a las iniciativas
encaminadas a asegurar la presencia operante
en la sociedad de la ensefianza de Juan Piblo II (20), dan un
acento especial a su labor
por encima de fáciles etiquetaciones.
Por ello también adquiere explicación la simpatía a
veces ex­
presada a diagnósticos contrarrevolucionarios formaliter loquen­
do, como los de nuestros amigos de Cristianita y Alleanza Ca­
ttolica (21), incomprensible de otro modo.
No debe olvidarse, finalmente, su dedicación al mundo
edi­
torial, como promotor de ediciones de autores tan significativos
en el panorama contemporáneo como Marce! de Corte
-el pro­
fesor de filosofía de Lieja y amigo y colaborador de estas pági­
nas de Verbo-, Hans Sedlmayr -filósofo del arte y autor del
famoso La pérdida del centro, en que pone el arte figurativo
de los siglos xrx y XX como síntoma y símbolo de .su época-,
Manuel García Pelayo -el te6rico de la política y profesor de
Derecho constitucional, primer presidente que fue de nuestro
Tribunal Constitucional y autor de importantes ensayos sobe los
mitos y la
pol!tica-y Eric Voegelin -el relevante y también
desconcertante filósofo de la pol!tica, autor de
New Science of
Politics y de Order and History, y de quien proviene la tesis
del predominio gnóstico
. en el pensamiento moderno--entre
otros, puestos
al alcance de los lectores italianos en la colección
Documenti di c11ltura moderna (22).
(20) Cfr. el artículo de DEL NoCE, .Cultura y fe en el pensamiento
de
Juan Pablo U», Sillar (Madrid), núm. 4, Qctubre-diciembre de 1981, págs. 12-21.
(21) Cfr. el articulo que DEL Noc, dedicó a glosar el libro de
GrovANNI CANTom, La lezione italiana, Piacenza, 1980, y publicado en
Il Tempo el día 4 de junio de 1980. AuGUSTo DEL NoCE, sin ser un
pensador de la línea contrarrevolucionaria -stricto sensu, y habiendo mi·
litado en la Democracia. Cristiana, por más que desde una posición crf.
tics,
puede considerarse cercano a buena parte de las preocupaciones
más especlficamente contrarrevolucionarias. - Y SU tratamiento también re­
sulta pr6ximo al de los pensadores más tradicionales.
(22) Editada en Turln por la casa Borla.
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m
La reflexión de Augusto del Noce, a través de medio siglo
de evolución, ha conocido momentos de soledad, otros de in­
comprensión y algunos de declarada hostilidad por la cultura
-también la cultura católica, a veces sedicente y otras vergon­
gonzante-- «oficial».
Su principal mérito, quizá, resida en ha­
ber enlazado adecuadamente la filosofía política con la filosofía
de la historia, en un empefío que recuerda el que Vico afrontó
al comienzo de la modernidad y que Eric V oegelin comenzó con
gran aliento a partir de
los años cincuenta de este siglo y cuyo
resultado no ha dejado
de discutirse (23).
El profesor uruguayo Methol Ferré ha sintetizado en breves
trazos el planteamiento de Del Noce: éste penetra en la histo­
ria desde
la cuestión fundante del sentido de la vida misma y
encuentra en el conflicto de
fe e incredulidad el tema propio
de la historia del mundo
y del hombre y, específicamente, de
la Edad Contemporánea. Es cierto que la secularización ha de­
sembocado en el ateísmo, pero no es menos cierto que este trán­
sito
no tenía por qué estar necesariamente itnplicado en la no­
ción de «modernidad». Entonces, la «modernidad» ya no es
la idea de un presunto o irreversible paso de la «trascendencia»
a. la «inmanencia», un proceso unitario de «secularización», sino
que es un concepto «problemático». Y es la línea «secularista»,
que ha sido la hegemónica desde
la Ilustración, la que Del
Noce ve desfallecer por .auto-contradicción. El siglo
xx ha asis­
tido al despliegue del mito de la revolución, que va concentrán­
dose en la praxis marxista
-negadora de toda regulación por
valores «eternos» o «permanentes»
y para la que h'beración de
(23) No puedo ocuparme aqui de lo que ha significado la labor de
Voegelin para intentar restaurar la ciencia polltica a su dignidad filosó-.
fica. La bibliografía, especialmente norteamericana -contrastando con la
pobreza europea en esta cuestión-, es innumerable: STEPHAN A. Mc­
Km:GH, Eric Voegelin's searcb for arder in history, University Press of
Am.erica, 1987; fu.LIS SANDOZ, The voegelinian revolution, Louisiana Sta~
te University Press, 1981, etc. La diferencia entre DEL NoCE -quien
siempre ha reconocido su deuda con VoEGELIN-y el profesor alemán
naturalizado norteamericano reside en el profundo catolicismo de aquél,
que deja huella a la hora de valorar ciertos tipos del orden en la his­
toria. No conozco críticas de DÉL NoCE a VoEGELIN en este sentido. Sí,
en cambio, creo muy interesantes las observaciones del profesor FREDE­
RICK D. Wll.HELMSEN, «The new Voegelin», Triumph, enero de 1975,
reproducido y ampliado en Christianity and political philosophy, Univer­
sity of Georgia Press, 1978, p,lgs. 193-208.
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UNA F'ILOSOFIA POLITICA RENOVADORA
la opresión y liberación de Dios caminan en el mismo sentido-­
como construcción de la «sociedad justa
atea», gnosis del hom­
bre autorredimido. Pero por una curiosa «heterogénesis de fi­
nes», el ateísmo marxista no instaura «el reino de la libertad»
sino el totalitarismo más opresivo: así, el cumplimiento de la
revolución coincide con
su suicidio. El momento histórico ac­
tual no es sino el proceso a ese suicidio: «El marxismo se re­
suelve en un momento de la construcción de la sociedad tecno­
crática y neolibertina, la que algunos llaman ahora difusa y erró­
neamente
postmoderna. Esa sociedad tecnocrática acoge todas
las negaciones metafísicas y religiosas del marxismo, pero quita
a éste su mesianismo, es decir, su dimensión
religiosa. Sólo
queda el sociologismo conservador» (24 ).
Sólo un gran «resurgimiento religioso» -es su conclusión­
puede sacarnos de la dinámica histórica de la modernidad.
Sólo
el renacer de la fe y su encamación social -la ciudad del hom­
bre es sólo posible como ciudad de Dios, pues Dios es la con­
dición de la humanización del hombre-son salida para las so­
ciedades escépticas y opulentas, donde todo está permitido y
donde la pregunta misma por el sentido está prohibida.
(24) Cfr. ALBERTO METHOL FERRÉ, «A-Dios, professore», 30 Giorni (Roma), loe. cit., pilg. 73.
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