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Número 299-300

Serie XXX

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Los valores éticos constituyen el camino para la salvación de la sociedad contemporánea

LOS VAWRES E'.J.'ICOS CONSTITUYEN EL CAMINO
PARA LA SALVACION DE
LA SOCIEDAD
CONTEMPORANEA
Discurso al Ill Congreso de la Sociedad internacional Tomás
de Aquino.
« 1. Sed bienvenidos a este encuentro con el que se conclu,
"yen los traba¡os del IIL Congreso de la Sociedad internacional
''Tomás de Aqumo, que se ba celebrado esta semana en . Roma.
"Os
saludo a todos. y, de modo particular, al cardenal ]ean ]é­
'róme
Hamer,. a Jos org.anizadores _'y a. los ·relatores. Para mi es
"un motivo de alegria· poder participar, en esta asamblea. Desde
"el principio de esta sociedad compartl su. idea/de. 'promover un
"diálogo profundo: entre e/ pensamiento de Santo-:Tomás y la
"cultura de nuestro tiempo' (Estatutos, n. 1) y su finalidad de
'!'estudiar los problemas fundamentales de nuestro tiempo, es­
"pecialmente los referentes al pensamiento cristiano' .·(Estatutos,
"art. 2, e). ·
»Este encuentro con. vosotrot,-.iultivadores del .pensamiento
'.'tomista
y de lo, problemas actuales, comprometidos en el diálo­
"go cofl _.nuestro-. tiémpor, me. ¡it'aéura :un ·sentimit:ntoi d_e -íntitria
"alegria, y me ofrece la posibilidad de haceros partícipes de mis
nexpectiztivaS y esperanzas.acerca-de un tema·tan:imporiante como
"el que babéis tratado: 'Etica.y. sociedad contemporánea'».
El diálogo, camino· deLhomhre.
«2. · La Iglesia siente la necesidad urgente de ayudar a 'la
"humanidad en su camino hada la consirucci6n. de una sociedad
"justa. El papel de la ética es decisivo en este ámbito, porque la
"medida del hombre deriva de su ,nivel_étiéo. Habéis analizado
"los grandes sectores existenciales, donde se juega elfuturo del
nhombre, tenif!nd() en cuenta los--:"graves·0pToblémtls-que la ··cienciá,
"la -técnica, la cultura Y-'la· economí/i.[JYesentan a· lti ética. En vues'­
"tras ponencias hábéis destacado la .fractura existente entre el
Verbo, núm. 299-300 (1991), 1159-1163
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"progreso en los sectores científicos, técnicos, culturales y una
"cierta indiferencia respecto a los valores espirituales y morales.
"Esta
separaci6n entre el orden cient!fico y el orden moral es un
"drama de nuestro tiempo. El hombre trata de dominar el mundo,
"pero aún no es señor de si mismo.
»En el Evangelio encontramos un juicio de valor ante una
"situaci6n seme;ante: ''Pues, ,¿de qué le, servirá al hombre ganar
"el mundo entero, si arruina su vida?' (Mt 16, 26). Los valores
"éticos constituyen el camino
para la salvaci6n de la sociedad
"contemporánea.
»3. Ante ellos nadie puede permanecer pasivo. Todos so­
"mos responsables de esa situaci6n. Ninguno de nosotros puede,
"solo,
hacer frente a este problema; se necesita la contribución de
ntodos.
»Conscientes de esto, durante los traba¡os del congreso habéis
"dialogado con los maestros
cristianos del pasado y con los pen­
"sadores de
la cultura actual. Al finalizar vuestro traba¡o, os ha­
" béis dado cuenta de cuán difícil es el acercamiento entre partes
"tan diferentes, y
cuán necesario es proseguir por este camino.
"El
diálogo es el camino del hombre,
»Os exhorto, por tanto, a ,seguir prafundi:r.ando el pensamien­
"to de Santo Tomás de Aquino, Doctor humanitatis, y os invito
"a imitar su
e¡emplo en lo referente al encuentro con las culturas
"y su valoración. En efecto, el Aquinate, Dux studiorum, tiene
,,un valor especial en el campo mora/., tanto· por su contribución
"doctrinal, como por el método ,que adopt6.
»Ya sabéis que el concilio Vaticano
II se refiri6 a Tomás
"como
guia segura -para el trabaio en la teologia dogmática ( Üp­
"tatam totius, 16). Pero su mérito no es menor en el campo ile
"la
teologia moral. En efecto, en la Summa Theologiae e/tratado
"de
la moral ocupa un lugar central. Con esa obra él dio comien­
"zo a una nueva era en la teología moral, puesto que logr6 incor­
"porar el pensamiento ético clásico a una nueva antropología
"cristiana y logr6 inculturar
la moral en una visión teol6gica. Este
"gran
servicio a la moral aún no ha sido valorado suficientemente.
"Santo Tomás de Aquino
pudo prestar este servicio a la teología
"cristiana escrutando a fondo
la naturaleza del acto humano, fru.
"to de la voluntad libre. El hombre se convierte en su¡eto moral,
'"prout est voluntarie agens propter finem' ((In Ethic. pro!., n. 3).
"La dignidad constitutiva del hombre, imago Dei, se refle¡a en
"el orden moral del hombre 'secundum quod ipse est suorum
"operum principium, quasi
h1,erum arbitrium habens et suorum
"operum potestatem' (Summa Theologiae, I-II, prol.).
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»El or "mano. En efecto, en éstos el hombre tiende
hacia fines particu­
"lares;
en cambio, el orden moral es el orden del hombre ,;n
"cuanto tal: 'In moralibus ordinatur (horno) ad finem 'commu­
"nem totius humanae vitae' (Summa Theologiae, I-II, 21, 2, ad 2).
"Esa comprensi6n de la dimensi6n moral debe ser punto de par­
"tida y fundamento de toda reflexi6n en nuestro tiempo. -
»Quienes observan con atenci6n la cultura actual en el orden
"ético pueden constatar cuánta verdad
encierra lo que Tomás
"llama la angustia de los doctos (Contra gentiles, III, 48, n. 2261),
"cuando éstos no encuentran una soluci6n adecuada a los inte"o­
" gantes
últimos del hombre. La angustia actual deriva del hecho
"de que nuestra
civilizaci6n no ofrece al hombre el camino ;usto.
"Muchos hombres de nuestro tiempo
se encuentran desorientados
"en medio de
calle¡ones sin salida. Por eso, el pensador cristiano
"está llamado a entablar, a
la luz de las verdades trascendentes,
"un diálogo abierto y sincero que conduzca a la verdad que elimi­
"na
la desorientaci6n de todo hombre por estar fundada en Cris­
"to, luz del mundo y Redentor del hombre.
»4. Todos conocen
cuán profunda es la crisis ética de nues­
"tro
tiempo, y saben que es causa de sufrimiento. El amor pro­
"fundo al destino de todo hombre y de nuestra sociedad nos
"impulsa a la búsqueda de horizontes más humanos. Son muchos
"los vizlores de nuestra cultura en los diferentes, campos, pero
"también son muchos sus limites. El bien impUca-una totalidad
"y no tolera defecto alguno: Bonum ex integra causa!».
Un mundo de solidaridad y heno.andad.
«El siglo XX marca la hora de las grandes conquistas del
"hombre, pero lleva consigo el error de haber
desencadentda gra­
"ves des6rdenes y holocaustos. El hombre de nuestro tiempo ha
"descubierto el valor de la vida, pero, ba¡o diversos aspectos, si­
" gue siendo víctima de una cultura de la muerte.
»Desde el punto de vista-de' la moral cristiana 'no podemos
"menas de
denunciar los atenttdos ,contra la vidá humana, con­
"tra la dignidad de la familiti y contra los valores espirituales y
"morales del hombre, y la indiferencia religiosa y el materialismo
,,ateo.
»En medio de esta realidad, el cristiano es consciente de que
"debe
-obrar contra lti co"iente -y-debe ser coherente en la vida
"con cuanto profesa en
la fe: 'fides credenda et moribus appli-
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"canda' (Gaudium et spes, 25). La Providencia, que guía la bis­
" toria humt;na, nos muestra hoy un nuevo horizonte para la edi­
"ficación de un mundo nuevo. Después de la caida de casi "todos
"los regímenes totalitarios y opresivos, fundados en una antro­
'~pdlogia inadecuada, estamos _-invitados a. reconstruir una 'casa
"común' donde Oriente y Occidente, en .la ·estela de los valores
"cristianos, puedan coexistir y colaborar. La Providencia; que dis­
"pone el orden de las realidades creadas, pero llama a los hom­
"bres a una colaboración efectiva, nos ofrece esta oportunidad.
"Sobre
las ruinas de un mundo necesitado de valores espirituales
"debe surgir un nuevo
mundo. de solidaridad y hermandad cris­
"tianas. La Europa cristiana debe mucho a la obra de los grandes
"moralistas cristianos .y reconoce como artífices de su camino his­
"tórico a insignes educadores de pueblos, como Benito, Cirilo y
''Metodio, Bernardo, Domingo y Francisco, Alberto Magno y To­
"más de Aquino, Ignacio de Loyola, Juan de la Cruz; Alfonso
"Maria de Ligorio
y otros. Estos santos son quienes nos han
"indicado los caminos de la ética cristiana y nos han invitado a
"hacer de nuestra existencia un itinerario hacia Dios.
»5. Las grandes crisis de la historia son el resultado de las
"desviaciones de los hambres en-su camino.
. »El Vaticano II ha escrutado los .signos de los tiempos y ha
"visto que nuestra sociedad oscila entre la esperanza y el dolor.
!'La crisis ética de nuestro tiempo tiene raíces profundas. El Con­
'"cilio señaló el ateísmo _entre los fenómenos más graves de nues­
"tro tiempo (cf. Gaudium et spes, 19). El hombre moderno, or­
" gulloso de su propia razón y confiado en sus propias fuerzas,
"ha aceptado vivir solo, secularizando su propia existencia. Ade­
"más de la pérdida del fundamento trascendente, sin el cual el
"hombre permanece con frecuencia colgado en el vado, el hom­
"bre
ha llevado su propia autonomia hasta la exasperación».
Contemplación y acción.
«6 .. Estoy seguro de que en este campo habéis analizado en
"profundidad los problemas de nuestro tiempo. Habéis estudiado
"'el papel de la conciencia.en las elecciones existenciales y opera­
"tivas. Habéis reflexionado acerca de los problemas morales que
"nacen de
la ciencia y de la técnica, y habéis subrayado también
"que
en este campo no todo lo que es posible es al mismo tiempo
"lícito. El principio general es que todo debe estar ordenado al
"servicio del hombre, que llevti en si la imagen de Dios.
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»Nuestra sociedad exige hoy una distribución justa de los bie­
" nes y una parti&ipación adecuada en la administración del bien
"común.
»El Magisterio de la Iglesia está comprometido, desde siem­
"pre,
en la promoción de la justicia y de la paz entre los ·hom­
"bres,
en la orientación de las conciencias en lo que atañe a los
"valores
y los derechos que tienen los· hombres. En todos estos
"nuevos campos
la Iglesia ha encontrado siempre su inspiración
"en el Evangelio,
en el ejemplo de Jesús, nuestro modelo, quien,
"como dice
Lucas, 'coepit facere et docere' (Hch. 1, 1). ·
»Si nuestra reflexión sobre la ética en la sociedad actual quie­
"re
ser coherente, debe conducir a la praxis. Este es un ámbito
"donde no basta el conocimiento y la contemplación de la reali­
,, dad; resulta necesaria la creación de la nueva realidad social
.,, conforme a las exigendas de_ la ética humana y ·cristiana. -
»Jesucristo invita. a los disc!pulos a trabajar por la llegada del
"reino de Dios. Los valores del reino deben iluminar e inspirar
"también
la vida social de la ciudad terrena, pues la vida social
"es el resultado de la actividad de los individuos que forman el
"te¡ido cotidiano. Toefos estamos llamados a la edificación de una
"sociedad nueva, más juita y humana. ·
»Vosotros, estudiosos de Santo Tomás, estáis invitados a pro­
"mover su doctrina, que aún hoy sigue siendo válida para la
"instauración de una_ civilización donde la ética _encuentre su _lu­
" gar y sea capaz de gobernar la vida en todas sus dimensiones.
»Que Santo Tomás, Doctor humanitatis, os asista en esta gran
"tarea moral.
»Con estos deseos os imparto a todos mi bendición».
JUAN PABLO II: Discurso el III Congreso de
la Sociedad internacional Tomás de Aquino.
L'Osservatore Romano, edición en castellano,
núm. 42, 18 de oe\Ubre de 1991.
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