Índice de contenidos

Número 299-300

Serie XXX

Volver
  • Índice

En torno a las raíces judías en España: España y Sefarad

EN TORNO A IAS RAICES JUDIAS EN ESPM'A:
ESP
A:l~A Y SEFARAD
POR
JosE FERMÍN GARRALD!i. ARrzcú!'f
J.. ··TEMÁTICA. Y METODOLOGÍÁ
Se ha celebrado un .Seminario sobre «la herencia española en
el pensamiento sefardí» en
la Universidad Internacional· Menén­
dez Pelayo (Santander) durante los primeros días del pasado mes
de agosto.
No se ha pretendido otorgar a dicho Seminario un carácter
exclusivamente científico, como prueba
el brillante recital de Judith
Cohen sobre el cancionero
sefáidí, sino que también se ha dedi­
cado a mostrar
la tradición sefardí· en .las oraciones. y ·en la expre­
sión poética de la vida, a explicar el sentido de la historia del
pueblo hebreo, y a exponet las actuales relaciones diplomáticas
entre los Estados de España e Israel.
. Sin embargo, el. propósito del Seminario ha sido principal­
menté científico
y, entre todas las. ciencias, .histórico (historia
social, religiosa, de
mentalidades. y litetlltura, etc.), conforme a la
vasta memoria histórica, facultad
· esta admirablemente cultivada
en el seno de los hebreos. · . . . . . ...
Se pretendió unir el pasado ton d presente. La. Univ"'8idad
conectó con la realidad vivencia!: la ciencia y la vida se interpe­
laron e interrogaron mutuamente. Esto no deja de tener sus
grandes valores, pero, además de esas ventajas, también sufre
peligros. Estos últimos,
ral y coino se desarrolló el Seminario,
quedaron patentes por tratarse de
un tema controvertido y, para
algunos también
comprometido, como es «la herencia española
en el pensamiento sefardí».
Nuestra valoración hace referencia
a. la pedagogía seguida· én
Semina.rio y a los contenidos hist6rlcos expuestos en él. Los doce
conferenciantes
y dos presentadores mostraron una misma tesis
general
y. unidad de criterio. Los primeros pertenecían a institu­
ciones c<>n una significativa dispersión geogtáfica: cuatro a insti­
tuciones de Francia (una ponente fue sustituida por Moshé Lazar
Verbo, núm. 299-300 (1991), 1351-1378 1351
Fundaci\363n Speiro

JOSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
de Estados Unidos), otros cuatro de Israel (sin incluir entre ellos
la charla del embajador de dicho Estado), tres de España, uno de
Alemania y, por último, otro ponente de Estados Unidos. Las
exposiciones
científicas, brillantes, versaron sobre historia 8, lite­
ratura
5, cabalística 2, teología y antropología cultural l. A ellas
se
aliaden las presentaciones efectuadas por don Mauricio Hatch­
well, presidente del Comité Internacional Judío Sefarad
92', y
de doña Teresa de Angulo, presidente de la Fundación Amigos
de Sefarad ; ambas ponencias con
un marcado ideológico y reivin­
dicativo, así como la presentación de don Ernest
Lluch, rector
de la UIMP.
El carácter de no pocas exposiciones pudo producir la . im­
presión de haberse utilizado la ciencia para justificar una deter­
minada tesis, o bien de utilizar
esta. última. para efectuar una
reivindicación socio-política.
Por otra parte, en !Cierta~ cuestiones
teológicas
-en realidad sin programa:-.estuvo presente ciert.á
falta
de rigor, cierta úniláteralidad, y aun agresividad: El marro
universitario pareció quedar vulnerado o desviado por el indebido
apriorismo de una tesis pre$ o~ al menos, .pof la utilización_ de
esta última para un fin práctico (1). Ello produjo una ideologiza­
ci6n paralela a la exposición cientific~, ambas a veces interferidas
mutuamente,
y el reverdecer · de un impropio presentismo. Esio
llevó consigo cierto desenfoque hist6rico y un discutible proseli­
tismo que no
admitía crítica según el temple de algunos ponentes y
la organización de ciertas «mesas redondas». Buscamos sólo cien­
cia
y también nos encontramos con unos perfiles y fermento que
daban
i,n sentido extracientifico a ciert,¡s ponencias, i<, grave.o<;>
era esto sino el sentido reivindicativo,· ideológico; quizás pfoseJi:
tista · y a veces distotsionador del pasado histórico de España que
comentaremos.
Por. supuesto, aquellas áfirmaciones sobre el pa'
sado lústórico que se asientan en datos, aunque discutibles, me­
recen todo nuestro respetd. ·
(1) Como desarrollo de 1a· presei,taci6n del Seminario, Teresa ,le An­
gulo, ptesidei,te de la Fundaci6n Amigos de Sefarad, afitm6 en una rueda
de prensa: «No -es' de reciibo que -uiia ~esiá · ·cristiaria -beatifique · a una rei­
na como_ Isabel la Cat6licai que no es .. ejemplo de::lJ.Qda, Que se ha carac•
terizado por el pragmatismo duro y puro». Según aquélla, esta figura es
«eminentemente negativa para la, historia de Espafi.a»-; «Isabel lle~ al trono
usurpandósel~ a ·una sobrina y tras. vencer ~ una guerra civil» .. Creo qu(! no es neéesario,·tnostrar ·el de8enfóqué· histórici:>-que· ·suponen estas afirma~
cionesi. así como· la falta-de -compi:ensi6n del: ayer hístót;ico.; por' otra parte,
ignorar el tratado de .los _-Toros de"C'úisandc) ·r~specto ál · matrimonio .de
Isabel lleva consigs, .hab~:i:.de.13.,supuesi:a l,!Stµpáp afirmaciolles en El Dil!'io Montañés, 7-VIII-1991, pág. 8. En dichas aflr,
maciones sobra ideología· '.e interici6n' y· falta -ciencia y ecuanimidad. -·
1352
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO ;A L.A:,S-R.A.ICES JUDIAS EN-.ESM"R-.it
Creemos que hubo cuatro conferencias sin responder al título
del Seminario
(2),.· nueve no· dem()Straron ·la .tesis general man­
tenida
a lo largo de .todo él{.3 ), y tres reflejaron y penetraron la
temática
concreta. del n:usmo ( 4 }. De esta manera deducimos que
las conclusiones pudieran ·estar señaladas de. antemano; .quizás se
<>mitiese su necesaria demostración debido a la gran amplitud
temática de las
ponencias .. De cualquier ,=era.·awique siempre
es deseiible que las. ponencias se aju,;ten al título del Seminario,
no
J)OCOs de los ponentes penetrar0n. en aspectos de gran interés
respecto a la obra .cultural de .los hispano-hebreos.
El enfoque temático del SemiJ,i,.t;io tµvp . su peculiatiedad,
)\.fencidnar
los términos de «hereµci; española» en el títulp del
Seminario «la herencia española en :el pensamiento sefardí», pa­
rece exigir una, definición )!evia de la realidad de «espaí¡ol» y
«España». No efectuar)p. puede .nevar ~· una n,ala i:omprensión
y un total desenfoque. Todosto! é"órtfereniiantes fmplíéaran ~ii,
plantear la cuestión-'una res[>f'e$ta previa, es decir, un' supuesto
cuya #mostr~i6n na ~e efectu6 en.las poneµp~ ,aunque precisa­
mente. debía de llevarse a éfec¡p. J'a~a(ás pánerzief,· Esf>!l.ña fue
una pluralidad culu,ral de tre¡, _pué/;,li;s -c;-m.us#lmtittés, hebreos y
cristianos-i:fue habitaban en la penlnsula liisPánica ditmnte si­
glos y cuya convivencia coint19r,tó irriportajitis · interi;ambios cultu,
tales
y espirituales en general. Se : exiunlnó la cultura hebrea y,
en parte, también las influencias, exlsteiites , entre dichas tres. cul­
turas,
herencia esta que lós sefiirdfes o hebreos 'llevaron consigo
en su emigración ,de España tras' éb:lep:etc> de expulsión del 31 de marzo de 1492. ·· · ' ·' · '·,:· · .·'. , · '', · ·,
' ' (2) Est$ interesarites ponendas versaron .;,bre la ttacllci6n de la cá­
bala jud=pañdla desj,ué. de 1492, eh!:illlo sefardita, él '«M~ án Mo'ez•
y·Ia_.exégesis bíblica de los m~ttos sefatdíes. Como en las notas siguientes,
omitimps los nombres de_ los ponentes_. ,
(3) .Las conf~s trataron robre ,iabiblia rQtnanceada sefardí; sobre
él Magteb y la influencia en él ·de los judíos y sefanjitas; la cábala en la
penlnsula . hispánica;· los · niveles de solidaridad de· los judlos españoles . y
portugueses en Fram;ia dww,te los si¡¡los xvr a xv,u; la influe¡¡cia de los
musulmanes ._en ... la. li~era:tura poética, ~deo-hispánica, . -Y; la_ de esta última
en el norte de Africa; la tradición poética judeó-hiij,ana y su influencia
fü-la poesía judía; las diferentes posiciones de los -Gobiernos y de' la so­
ciedad español-a· de los siglos XVIII; XIX Y· n ap.te el retorno ·de los sef~rdíes;
la_ presencia de--seiard{es_ y neo_-sefardfCS.(bebreos -qiie ... entran. en. ~ntacto
CQ!tural con la civifuaci611 hispánica en América) en Hispanoamlrka . du­rlm.te el -siglo XIX; un· es máticas entre España é Israel desde: 194S-hasta la actualidad.
(4) Se expuso la. hetencia española en el pensamiento judío de Ams­
ierdam .en él siglo xvm, la. Biblia. de Alba y la llegada Espafia y Portugál a Francia en los siglós XVI a XVIII.
1353
Fundaci\363n Speiro

IOSB FERMIN GA.RRALDA ARIZCUN '
Creemps que no hubo. una perfecta correlación entre el titulo
del Seminario, por un lado, y el tratamiento del tema de cada
ponencia,· por otro.
En base. a ello, quizás el Semi.tuu:io debiera ha­
berse titulado «La herencia sefardí en el pensamiento hebtro» en
general, o bien «La importancia de
la cultura hebrea en la penín­
sula hispánica y el norte de Africa», u otros útulos similares. Por
otro lado, ambos útulos citados con un mismo enfoque nos pa­
recen no sólo conformes ron los contenidos explicados en las
ponencias, sino también
más cercanos a la realidad. En base a
esta
última, no pretendemos negar -todo lo contrario-las
recíprocas aportaciones culturales mantenidas entre cristianos,
musulmanes y
hebreos duran té la Edad Media peninsular, sino
tan sólo evitar su exageración. Exageración que quizás pudiera
alumbrar a
alganos para afirmar la existencia de una gran cultura
~ca hispánica con tres eottientes en su seno, correspondientes
a los pueblos de las tres grandes religiones monoteístas .
. Nuestro criterip es el siguiente. A la vez que la lengua común
existente en Castilla ( a excepción del vascuence o euskera y el
gallego) y
los intercambios culturales, los hispano-cristianos y
los
hispano-judjos pertenecían a dos culturas y sociedades. dife­
rentes durlUlte .el· Medievo'. .Todos eran hispanos en cuanto habi­
tantes
de l3a1;1tigua provincia romana de Hispánia, con una po­
blación
· mejor q peor· distribuida y más o menos numerosa según
el ·caso.
Sin embargo, s6lo los hispano-cristianos representaban,
tanto el deseo de recomponer l4 unidad. pol!tica y territorial de
la mónarqufa" y sociedad hispaiiovisig6tica, deseo que culmina
hecho realidad en 1492, como el mantenimiento y expansi6n del
Estado católico, hecho realidad en Hispania a finales del Imperio
romano con
Teodosio. y después, plenamente, en el año 589.
Aunque los .ponentes del' Seminario utilizasen frecuentemente
los
términos de «Hispania» y «Españá» -quizás más el ptime­
ro-, según Ashkériazy «la identidad sefardí se ha enCl)ntrado · en
Iberia», para
Mécboulan «los judíos de Amsterdam tras 1492
fueron
plenamente hispanos», ·y Zafrani concluye que «mejor (es)
decir hispánico, qµe. español». De cualquier manera no haremos
cuestión de términos. La España del siglo XVI se. encuentra bási­
camente contenida en los siglos del Medievo. España era una
empresa, un proyecto religjoso:polítieo .que 'se fue consumaílµo
paulatinamente tras el año· 111 · mediante unos puntos. de referen,
cía patentes ; . su cultura se enriqueció con las influencias de' )os
hebreos y andalusíes, y su ~omunidad cristiana se diferenciaba
de las
cOmunidades hebreas y siempre se desartolló frente a 1á
1354
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO A. LAS RAICES IUDIAS. EN ESPA8A
comunidad musulmana. Es expresión de Julián Marías: hebreos
y andalusíes eran
«los otros» •.
¿Cuál creemos ser el aspecto r.alz delSemin.ario? Se trata de un
aspecto que identifica
el punto de p4rtida de todos los .ponentes,
y que .n.in.gunQ de ellos form.uló. ni ius:tificó, sino que lo. dieron
por supuesto. ¿Qué fue Espaíja? ¿Existió antes de 1492? ¿Qué
ha sido posteriormente? Para
los. conferenciantes España fue la
convivencia de tres pueblos, culturas y religionés diferentes: la
civilización hebrea,
la cristiana . y la musulmana. Es la tesis de
Américo Castro, en la antigua .pero interesante polémica que éste
mantuvo con Claudio Sánchez
.. Albornoz, polémica continuada
posteriormente con
menos .fervor por los . historiadores;
Sólo un político, el embajador de Israel
én Espaíja, mencionó
-y lo hizo. explícitament~ las dos t.esis encóntradas entre sí.
Si bien en s.u planteamiento extracientífico, aquél dejó a los ex­
pertos. la discusión científica de este interesante tema,· efectuó
uria indebida y sutil conexión entre el pasado y el presente, al
magnificar
la importancia de los hebreos en gsp:¡ña. Seg\Ín ci], lo
sefardí era «un brazo» de Espaíia. e incluso . es párte dé lo espa­
ñol, de manera que la expulsión de 1492 ere6 un vacío cultural
en el sentido de que la cultnra en Espáña no fue más pobre sino
diferente, al faltar una élite
iritelectual judía, intranquila y acti­
va. Para dicho ponente, en · España, uno de los países ··europeos
más judíos, existe una subcorclente filosefardita, aunqcie, paradó­
jicamente, siendo el país
más judío de Europa por hétencia', lo
sea muy poco
poda casi inexistencia ·actual de poblaciónhebrea:
A criterio de dicho· embajador, .eón ocasión . del ceiltériario de
1992, el término diplomático
" ritilizar es''el de reencuentro y' el
término cultnral
el de reconciliación. · .Otro ponente prefirió el
término de reencuéntró; Mauricio Hatchwell, presidente del Co­
mité Internacional Judío Sefarad 92', el· de reconciliación total;
y un tercero, diplomático del Estado de Israel, sintetizó ambos
criterios.
En el Seminario comentado se dieron cita varios factores, for­
mando una unidad orgánica que nos refleja la gran lógica huma­
na. Estos elementos, que ofrecen un gtan interés, son
los siguien­
tes: la concepción de Américo Castro sobre el ayer de España,
transformada en el .Seminario en una concepción apriorística como
punto de partida y no demostrada; las actuales reivindicaciones
sefarditas ante las corunemoraciones de 1992; los actuales -sen,
timientos políticos israelíes y . la concepción teológica y cabalís-
tíca del judaísmo. ·
Este bloque, presentado· de· una mariera compacta y sin fisu-
Fundaci\363n Speiro

l&SE •FERMIN: GARR~LD.;4 ARIZCiJN
rllíi, :formado por. ideas y sentimientos ante cuestiones ,de ·diversa
índole, pudo inclinar al oyente de las ponencias a adoptar una
visión monolítica
y no analítica, de las cuestiones tratadas, y a
pronunciar un. juicio, sobré la totiilidad -orgánica de sus wntenidos.
Ctlti.cretamente,
en lo relativo a los -aspectos éxtracientíficos de las
ponencias,
el oyente pudo quedar predispuésto a emitir o bien for­
marse
juicios sin un riguroso análisis crftico, debido al ambiente
creado desde
la' organización y por algunos conferenciantes, a
ciérto desorden expositivo de los· eón.tenidos y á la preferencia
tanto del
sentimiento'y de la ·suposición sobre la argumentación
(al
menos en relación con la citada hipótesis iomada como. punto
de partida apriorístico) y las·tl!mcl\:tsrones derivadas de esta última.
Como elemento de importancia extracientífica, pudo llamar la
atención la afirmación· del embajador de Israel ~seg6n Hatch'
well invitado, en cuantd profesor de historia~ de que en la edad
contemporánea 1os hebreos lió encontraron sir 'salvación a: cansa
sle lds nacionaliSI)Íos, pi:>rJo qü~ la buscaron en los movimientos
internacionalistas, te fueron la varigtiárdia revolticio!lal:Ía (en el sentido de acción hacia
el
futuro, precisó) en E~pa hasta el extremo de liderar, mu­
chos de ellos, los, movimientos 'revoluci011arios .. liberales , y . mar-
xistas (socialístas, conmnistas, etc:) (5). ._ · ' · , ·-·· · ·
En conclusión: en este interesante Seminario pudo observar­
se un
doble prpblema_: metocwlógico y de. contenidos. Respecto
al primero,
la difici¡ltad no pareció residir ,;n cada inves~ador
d_e la disciplina histórica. y. !"lcargaslo a .su vez;de. su.ponencia
correspondiente, sino en el enfoque, del propio Seminario. Enfo­
que este que
quis" m,ostrar::que -lo_s. sefardíes no son Ullil mera
realidad exclusivamente
_del ayer, :S\B9. también de nuestros días.
A continuación nuestra valotl)ciá'n,se,referirá a los contenidos.
· (5) El origen hebreo de la mayoría. de los ide6logos del marxismo, así
como de los_ mandos .. políticos de-_la_)revolµción .. rusa bok)Jevique de 1917
Y de .su desanollo posterior, p:aréce i:sta,r 4eniost;rac{a.-Nuestra .obsei-vación humanística, inás_ · allá' de la·-·estricta: , d_ietiéia 'histórica, "es la:·' siguiente: no
podemos admitir que,· en uria: chárla·''«humanística» y no científica como
la. del embajador del :Esta.dO de Israel, :_se mnstatase,·sirnplemente este· hecho
y qu,é Ull¡l ve:t. expe;iméntados O los frutos de la -revol1)CÍ6n liberal y en
especial los horrores de la revolución. matxista, esta última en abierto des-­
precio a Dios y a los hombres, no se efec~ase comentario alguno clarifi-cador. . . ..
Fundaci\363n Speiro

EN TORN014-L.4.S RAICES 'JUDI.AS,EN.,ESPJ4:fvA
II. ¿QUÉ .~IJE _-,:_. CÓ!IIQ s¡¡ FO~Ó EsP!ÑA?
l.. Polémica entre Ám~rí;·icas~o y Claudia Sánehez A:I.
-bornoz.
En el Seininario' ¿;,~tado, la . ni;toÍología seguida en las
exposicionei;
en general l:e$pecto a qµé fue y cómo . se formó Es­
paña; el deseo de :v.incular h! discipl.ina hist6rica al presente para
así transformarla
en historia militante; y el considerable, y cree­
mos exagerado, !'llfasis, otorgado _a .la apoitatjón e influencia he·
brea respecto a otras cµlturas y aq11. ci:villiatjo'nes existentes en
la península hispánica... _no's .re<:uerdah :de._ alguna ~ . los
planteámientos
e hipótesis del emérito ,Américo Castro aq11que;
en otros aspectos, Castro s_e aleje de.los· extremos del .Seminario
que :valoramos. Castro y su oponente.:Claudio -Sánchez-Albornoz
debatieron sobre el nacimiento y concepto de España, sobre sus
caracteres fundamentales, su personalidad diferenciadora; su i for.
mación y desarrollo en el acontecer histórico. · Este · .interesante
debate se
desarrolló en difereptes trabajos de· ambos .investigado­
res
(6).
Las diferencias metodológicas existentes
entre ambos_ autores
son notorias e importantes;- Ambos
fueron conscientes de ellas.
Asimismo; se difetenciari. eri el pUnW de partida .investigador, .es
decir, 'en sµ dilerente cohcepción:sol;,re el-.QmÍcter,:oh¡eto,. mé-
todo, función, finalidad ... de la discipl.ina histórica. ·
(6_) · Las pr~~pale.s obra$ de _Américo Castro que tienen-~ ·carácte~
histórico, al -margen · de su1;1 interesantes estudios -de filología, historia-de
la· literatura y Celestina, -etc., son las siguientes: ,Aspect-os _del ·vivir ,hispánico, · Santiago· -de
Chi,le; 1948; _-Origen, ser y_ ·existir ·de ·los,-españoles1 Madrid.-·Ed·. Tauros,
1959, _174 págs., rei.mpreso ,lesp~ con. el :titulo de·Los españoles: é6mo
llegaron a -serlo, Madrid, Ed .. Taurus, 1965, -297--págs.; España en· su his­
torio. Cristianos, moros y.¡udíos, Buenos Akes', ·1948 y en·-Barcelona, Ed. Crí­
tica,-1983, 2.' ed., 675 págs.; La realidad. histórica de España, México,
&l. Porrúa, 1954, 684 págs., edici6n.=ovada en Méxioo; &I.-Ponúa,-1987,
401 p~., y _CQn .una-extensa·introducción de:1965;·.,Sobre el nombre y el
quién de los .españoles, Madrid, ·-E_d, Tauru.s; · 19.73, 404 págs.
Sánchez.Albomoz, además. de •us estudios sobte la &!ad Media en-la Hispama· cristiana - y musulmana O · and~us.f, -desarrolló ::ius· -tesis, . e incluso
una proyecci6n respecto al ·~:tesente_ y el futuro ;-en: España, un .enigma
bist6rico, Buenos Aires, lqip, ·-,Mgentina, · 1956, .. 2: Vols.; Del -ayer:_.y hoy,
Madrid, Ed. Taunts, 1958; 16.3 págs., :14-. .láms.; Españoles il-nt~ la tHistoria, Buenos Aires, Ed. Losada-,:1958, 283,.págs., 'donde se incluyen·trahajoS como
«Ante ._'España en. s_u 'historia'» (1953}, .y «Las cañas se han tomado Jan.
zas»-(1958); Otra v;,;¡ deí ayer y del, hoy, '1982: ' ·-,
1357
Fundaci\363n Speiro

/OSE PERMIN G.ARRALDA.!.,,.fRlZCUN
La pretensión de Castro fue explicar la guerra civil ocurrida
en España en 1936-1939, mediante una interpretación del pasado
histórico, con
la intención de asumir y superar el ayer histórico,
tanto
remoto como próximo. Así, Castro -ofrece una nueva argu­
mentación a los españoles para organizar sus vidas en
el presente,
personal y colecrivamente, tanto
en el hoy, acrivo y fugaz, como
en el mañapa. Presenta. sus .afirmaciones cdlllo una visión origi­
nal y «nneva» en el estudio del pasado, con un claro afán tnili­
umte y «destnirificador,;, e incluso «iconoclasta» Para ello, metodo­
lógicamente, se centra
tanto en la creación literaria del ayer como
en los aspectos lingüísticos. La categoría · de su prolífica crítica
literaria es la que, al margen de sus estudios de historia, le ha
consagrado en sµ verdadera dimensión e impartancia como eru­
dito
e. investigador. Por .otia parte, en los temas relacionados
directamente con
la historia de España, Castto nos parece más
intuitivo y erudito que demostrativo. Según él, el siglo decisivo
de España es el siglo xvr; en éste, una parte de lo.s españoles, los
católicos, sometieron y desplazaron a las
otras partedormadas por
musnlmanes y hebreos. Al margen de esto, no pocas tesis de Cas­
tro han sido desarrolladas, puntualizadas y corregidas por his­
toriadores (7).
(7) · Desar-rollaremos la metodología. de ·Castro. en-varios apartados.
i:z) ¿'Qué eS la _historia hu"mana;?. Es_ la historia ·de. una ·convivencia _entre
l9s·.vivientes, con los muertos .y ·cada ·vez_ más con los -aún no na,Odos.
b) Finalidad de la Historiá. Para Castro, la finalidád del estudio del pasado
es el deseo de transformar ar hombre -y la'. sociedad .. Este purito de. partida
es ideológico y político, «con miras a entender ciertos extraños procesos
de la historia
hispana» como es la «atroz experiencia de la guerra civil
española» de-1936-1939. Su aspiración es pragmática,-casi misionera, dirá
su discípulo Paulinó Garagorri. Para Castró «la Historia, cuando es escrita
por-alguien cuya existencia forma parte del tema de su historia, eS biografía
matizada de autobiografía ( .-.. ). No se trata de narrar acóntecii,rlentos ni
de alegar justamente datos, sino de que los españoles vayan ajust1:U1do la
conciencia de su vivir con la experiencia de cómo, de· por quiénes y en qué
forma fue vivida aquella historia». Y añadirá: «Las
amarguras y sinsabores
sólo
podrán ser superados si -nos ·hacemos· cargo de lo acontencido, sin
tapujos ni elusiones, pues el pasado y la tradici6n están ahí vivos ( ... ). El
futuro. nos está abierto, pero para_ enfrentarse con él en nn. impulso aseen~
aente, habrá que reparar las vías que 4-historia- haya -dejado poco transi·
tables». Castro estudia .la historia -con una finalidad terapéutica, para arran­
car los viciosos· complejos del alma colectiva española, para liberar a _la
conciencia española de sus anomalías. No en vano,:· to peculiar hispánico
serán- las anomalías de Europa en
Espafia.º Es decir; por medio del cono­
cimiento· recto
de los hechos y .. realidades debe efectuarse -un saneamiento
dé la moral y ·del-temple de,los', .. españoles·; ¿La finalidad?: ser unos con la
gran familia europea. Garagorri . entiende el ·planteamiento de Castro de
esta
manera: .«Cada pueblo europeo ·tiene sús peculiaridades qué legítima·
mente atesora como un bien-singular, pero"·eti"'-el caso-español, y junto- a
1358
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO· A. LAS RAÍCES 'JUDIAS EN ·ESP-AilA
l;'or su parte, Sánchez-Albomoz asUÍlle el pasado para simple­
.mente constatarlo;
su intenci6n no es. soci~política, ni ideológica,
.sino que únicamente pretende descubrir el ayer tal como fue. Así,
singularidades igualmente valiosas, hay ciertos rasgos que pará aquellos
espafioles- que
aspiran a una· creciente solidaridad con la familia europea
importa esencialmente eliminar de nuestra continuidad». En esta-perspec­
tiva
debe -realzafSe que para Garagorri y Castro siempre hubo en España
una. minoría. de españoles enemigos de la intolerancia, conforme al estadio
o
nivel de desarrollo europeo. Esta minoría sería la esperanza 'de Europa
en España.
La motivación
de Castro fue intentar desvelar lo ·que Menéndez Pelayo
denomin6 «enigmas históricos»
de España. Los libros· de Castro son obras
de
tesis, nada abstractos ni sólo científicos. Para él, las razones y motiva~
clones decl$ivas de España quedan puestas de manera diáfana y clara en
la denominada crisis castiza del siglo XVI.
e) Carácter de la Hist()f'ia. -Según Castro, la disciplina histórica no es
una ciencia
-«ninguna historia es . científica»--, pues se trata fundamen­
talmente de vidas humanas. -Y .añadirá: «las historias, si aspiran a· ser ve­
rídicas habrán de situar en un trasfondo los "hechos1
' y las 11ideas", y en
muy primer-plano los agentes humanos, las situaciones y dimensiones de
vida de quienes
"habitan" en los hechos y las ideas». En este planteamiento,
Castro vincula dos elementos que no pueden entenderse sepa:rados · de la
«vida». Lo estudiado y el estudiante son «vida», de suerte que a la -difi­
cultad de aprehender los rontenidos en . estudio se le une la subjetividad
inherente al estudioso, de suerte que la-·objetividad queda prácticamente
en entredicho. Este .talante; esta manera de expresarse, hace que CaStró acuñe. nuevos
conceptos
como «morada vital», «vividura», etc. En base a ellos nos po­
dremos situar con pleno sentido frente a los datos, a los bechds, rechazando
así lo que C.astro denomina como visión «naturalista» y empirista de la
realidad ·del pasado y de la disciplina histórica. También distingue entre
«tener
presente» y «saber -de», entre «describible», «narrable» e ·«historia­
ble», y' entre «más saber» y «mejor entender», -que es -esto últim~ a
lo que él aspira. Asimismo indica que la crisis actual .de las humanidades
en gen.eral, y entre ellas· la crisis de· la disciplina histórica1 se debe a Ia
abundancia de posibilidades. En realidad, -añade, aumentar el conocimiento
de los hechos no·
es saber más porque para ·entender d ·.ayer-histórico son
necesarios unos conceptos
teóricos fundamentales,· -unos·. principios básicos
de
interpretación. · ·
d) .Objeto de ld disciplina histórica. Aunque Castro· desea entender la
historia· de los españoles,
en realidad reduce el estudio del ayer a la his­
toria de las mentalidades y de la sicología de los hispanos:· Los hechos
físicos ·e intelectuales tendrían importancia s6lo en su: significación para
los hombres del ayer, es decir,
en -la manera como, fueron vividos indivi­
dual-
y colectivamente. La pregunta, · el interrogante fundamental de Cas­
tro
-es: ¿cómo fue-vivido tal o cual hecho·en el·pasádo?·Así, lo_importante
es. la· conciencia de los hombres, las vivencias del· pasado por ·parte cle sus
protagonistas
o· receptores, vivencias -estas conocidas mediante la ilumina­
ción
del ayer desde las propias vivencias · del presente y personales del his­
toriador.
Según Garagotti, el objeto de la historia sería algo nu~o Y
desCIJ.bieyto eri la cultura· contemporáneá: debe estudiarse d ayer de la
vida. humana. Y ~e: «El pensamiento éontemporáneo nos ha: traído To.
1359
Fundaci\363n Speiro

JQSB. FERAtflN. GARRALDA ARIZCUN
y ,por lo que respecta a la .. funci6n de la disciplina l¡ist6rica, en­
tendet.e,l:presente essecundario,.a .diferencia de la posición de
Castrg pam quien parece ser hdunci6n prjncipal. La oobcepci6n
de Sánchez-Albomoz en relación con el método histórico y, en
averj.guacjón de que _el hombre es .un ser de naturaleza hist6rica, y, -por
tanto,
un he.redero forzoso de la tradici6n sobre que ha nacido. El esfuerro
de Castro llega, pues, en sazón oportuna .para que el hombre español fe­
rozmente insolidario .con _su propio pasado -sobre. todo los tradicionalistas,
que niegan la tradición porque. Ja paralizan-, conozca· su ignorada ·con­
textura, asuma sus efectivas posibilidades y llegue a ser, según· reiterada­
mente
pretende Castro,. "dueño y no siervo de su propia historian» ... Por
nuestra parte y· al margen del -método histórico, creemos insuficiente la
observación _de que «parece una prudente advertencia -(la de Castro) -'el
invitarnos. a .reconocer nuestro singular paisaje nativo a quienes · hemos · de
peregrinar por él» (Garagorri); precisamente porque no garantiza· las insos­
layables exigencias
de la transmisión paterno-filial. Garagorri prescinde. del
~o de los padres sobre los.. hijos -y los deberes de éstos respecto a su
herencia y a sus padre.s .. Una herencia _ qUe no s6lo se debe· conocer -para
que
el hombre se entienda a sí mismo~ sino_ que también se debe cuidar
y de,sa.t"rollar. Es decir, no s6l'O nos comprendemos al penetrar· en nuestra
herencia, herencia_· esta .que permite y aun exige un perleccionamiento, .sino
que también, en las cuestiones más esenciales de una cultura . y civilización,
además de· la vinculaci6n ·del ser .humano con las realidades donde se fue
formando y con. las que se _ mantiene un diálogo _ íntiinoi' creemos .'existe
un. deber -de conti.cyuar las labores~ las ansiedades, los proyectos y la obra
de los mayores. Por eso,
los tradicionalistas --quienes tan sólo muestran
la actualidad de la .. transmisión_ y .los deberes respecto-il ella-, no niegan
el
«tradere» · ni lo paralizan. S6lo pretenden. una transmisión viva y real­
mente vinculante; no una transmisi6n completamente opcional para los hijos. , ·
En interpretación de Castro, la historia y la politica están hermanad.as,
acercándose así a
la. -----<;reemos que insostenible--;;.· óptica· presentista. ·
e) Método histórico, Castro. tiene el mérito de otorgar el debido énfa,.
sis a la creación literaria. No obstante, .no s6fo, exige una fértil colabora­
ción entre
-los diversos conocimientos dd ayer histórico por ·un Jado y la
literatura por otro, sino que otorga a la literatura uri. rango muy especial
y elevado. res~ a las restantes fuentes históricas. Lo primero puede ser
posible
y. provechoso; lo .segundo· lo creemos exagerado e imprudente por­
que la literatura no sólo
refleja aspectos de la vida social, .sino que la
creaci6n literaria: es una realidad íntimamente_.. vinailada a la vida personal
e
íntima del artista: Por ello creemos qtie no es fácil utilizar la creaci6n
literaria como
.fuente hist6rica: -lograrlo -puede·. 'Set el difícil reto del buen
crítico. Es decir, la literatura es una fuente histórica muy especial.
¿Por qué Castro destaca la. creación literaria como fuente ·-de conoci­
miento científico del pasado? Porque para él «el hombre es el .único ser
terrestre cuyo "fuera-de sín es inseparable de su "dentro.de.·sf", que está
siempre. sabiendo y expresando, en. alguna forma, ser· suyo, estar referido
a
él, cuanto_ existe y acontece en lo interior y en lo exterior de su perso­
na, y está haciéndolo desde el momento en· que es capaz de expresarse
como
persona»; «uno .de esos medios --- pretativos--, .poco Usados hasta ahora, . es .la observación de las ex.presiones
lingüísticas· en
·.las .que. s~ manifiesta la posici6n del hombre respecto a su
1360
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO·A .LAS RAICES JUDIAS. EN ESPAil:A
general, respeto a España, : es en, cierto.· modo :tradicional, . siendó
aceptada por :b¡¡ena parte de los. historiadores .. Para él, a diferen·
cia
de Castro, la ·disciplina histórica. sí es una ciencia,. No en vano
es
mucho más demostrativo que intuitivo y su especial dedicación
a la Edad Media hispana le otorga un rigos. científico y una pers,
pectiva de siglos. Es decir, Sánchez-Albornoz concede la pree­
minencia a los datos y hechos empíricamente demostrados. A di­
ferencia de Castro, utiliza secundariamente fuentes escritas de
creación literaria
y omite la penetración en los aspectos lingüísti­
cos. Asimismo, su objeto
histórico es mucho más amplio que el
de Castro y, a veces, en algunos aspectos, se presenta:.algo 1.1pasio­
nado en el mejor sentido del término.
Sánchez-A,lbornoz dirá de Castro:
«Esa devoción por cuestiones lingüístic\>"literarias le
lleva, por ejemplo, a destacar la aparición del tipo del pel­
mazo en las letras castellanas, en los Provervios de Don. Sem
Tob y a no prestar atención a la crisis de los municipios y
de las Cortes de Castilla ( 8) ; y «prefiero cabalgar la parda
mula del buen
sentido que el pura sangre de la imaginación
desenfrenada» (9).
Sánchez-Albornoz comprendió bien las grandes diferencias
metodológicas que le separaban de Castro al. concluir: «No po­
demos entendernos. Difieren. esenci.almente nuestras concepciones
historiográficas» ( «Las cañas se han tornado lanzas»). ·
Para penetrar en las diferentes conclusiones sobre España man-
propia vida y al mundo en que -ésta _se_.integra». La lengua se concibe corito
el principal e inmediato testimonio . de· lo humano y de · la compleja .reali-dad de los hombres -. ·.
El modo como un histótiadót entra· en, la conciencia del viV.i,r dé los
otros es a través de su propia collciencia .y subjetividad·. de; hombre -que
se pregunta por el ayer, de _su vivencia deL vivir 9,c;-: otros. P:or eso, es. -pre­
ciso -se añade-que el historiador interprete y r~va. el . testimonio . del
ayer histórico. De esta manera, según Gar'agorri, todo _idealismo ·y positivis­
mo queda desplazado mediante la conciencia de que los datos -hecqos
e ideas-son sólo abstracciones, es decir; carecen de su raíz significante,
porque tanto los hechos •como las ideas sólo -_pudi_eton· surgir encarnados
en
hombres concretos, en vidas s_íngulares.
A _la preeminencia · de la . litél'átura. o creación artística .escri~ entre las
restantes fuentes-históricas, Castro añade'"la ·«razón ·--vital»-p~a· Sa~'-leet
entre las líneas del texto literario y ¡,ara comprender ·en ·wda. ·¡,Jeniiud y
con toda su tersura el sígntficado de· los. términos-,utilizados en ·el -acto
qeador literario. ' . . . ... _ . .-e (8) Sánchez-Albomoz, en Españoles ante. la historia.
(9) Sánchez-Albotri@, en· Españti, -u'ri enigma' 'histórico.·
1361
Fundaci\363n Speiro

/OSE FERMIN G:ARR.ALDA ARIZCUN
tenidas por ambos autores, deben tenerse presentes sus divetsas
concepciones
acerca de la disciplina histórica y del propio queha0
cer del. historiador. A este .respecto creemos que merece la pena
profundizar
en· el posicionamiento de Castro frente al más clásico
y universal de Sánchez-Albomoz, este último expuesto de algu'
na manera en las páginas de la revista Verbo.
Tesis de Américo Castro.
Las cuestiones que Castro desea resolver son: ¿ Qué es Espa­
ña?
¿C6mo han sido los españoles en su historia? ¿Quiénes son
los españoles? Para responder a este último intetrogante deben
resolverse antes los dos primeros, buscar lo que vincul6
y unió
a los españoles y, previamente, responder la pregunta siguiente:
¿desde cuándo
existe España?
¿Cuáles son los vínculos de la individualidad colectiva? Para
Castro no
es la tierra sino algo más difícil de conceptuar, tanto
por su propia índole como porque la nueva visión ofrecida tro­
pieza -----dice-- con antiguos y arraigados
ha'bitos mentales. En
realidad, le intetesa más la función desempeñada por los fenó­
menos que los fenómenos mismos, situando así a los agentes hu­
manos en uil primer plano y a los hechos e ideas en el trasfondo
del
acont= histórico. El sujeto de la Historia no es el mundo
físico, ni el biol6gico; sino un ingrediente aut6nomamente hu­
mano, de
niodo que el factor sustantivo, unificador y permanente
de la Historia de un pueblo no· es la tierra, ni lo biológico o la
raza, ni lo sicológico, ni la economía, sino el «quien» colectivo,
el «nosotros» los españoles asumido como grupo diferenciador,
como una unidad «de vida», de vidas humanas.
De esta manera,
la singularidad de España hace referencia a la vida real de los
españoles; presentándose dicha singularidad como las anomalías
europeas de España,
de· una España entendida en función de
Europa, inmersa en
la cultura europea.
La vida . de los españoles sería un estar preocupado por hacer
algo que aún no
existe respecto a lo que ya está hecho.
Estas consideraciones previas perfilan los objetivos de Castro.
El primero
es . buscar y perfilar . el origen y comienzos de la con­
ciencia colectiva del «nosotros los españoles» ; el segundo preten­
de identificar los cambios
experimentados o vividos posterior­
mente por esta conciencia o identidad humana.
Según Castro,
.el «nosotros los españoles» se formó durante
la Reconquista. Su relaci6n con los siglos anteriores
es la del hijo
1J62
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO .A. LAS RAICES IUDUS EN--ESPARA·
respecto a. sus.progenitores, quien sin renegar de éstos posee.atr~
vida distin.ta a la de sus mayores . .Sobre este aspecto, Garagorri,
discipulo
de Castro, prec;isa: · ·
«es cierto que no carec;erá de continuidad con los que
fueron sus
antepasados, pero al modo com_o el bija porta
las huellas de sus progenitores, es decir, que su vida en
cuanto tal unidad
es otra y distinta, porque se es más bija
y fruto de sus propias obras que de nadie» (10).
Castro observa que en
la crisis castiza del siglo XVI se encuen­
tran, cqm_o espíritu vibrante, las -razones y motivaciones más. de­
cisivas de España. Ello explica la importancia de su libro Aspec0
tos del vivir hispánico ( 11 ), .donde se estudia él carácter hispano,
la importancia de los hebreos y de la tradición hispánica en el
denominado. imperialismo,
el mesianismo y la espiritualidad in­
timista
y mística --,renovadora-e-.de. los jerónimos ·y conversos;
el original y relevant.e pero pasajero fenómeno erasnrl,sta en Espa-
ña, etc. _ ·
Hemos citado cómo la .tesis central. de Castro considera que
la vida de los peninsulares quedó influida decisivamente por eI
mestizaje, el entrecru~ y conviv:en~ia --~mistósa o· polémica---­
de las tres grandes religiones monoteístas, esto es, .de los católi­
cos, hebreos y musulmanes; de forma que tan españoles eran los
bispanohebreos, los hispanoárabes
y los hispanos no religiosos
tomo los hispanocristianos y los hispanocatólicos. Dicha convi­
venpa originaría el ser hispánico, cuya principal característica
es, «ante todo, haber existido como creyente».
Es decir, la reli­
gión como uno de los principales pilares
y fundamentos de -Es­
paña, como uno de los factores básicos de la estructura interna
de la vida y conciencia de los españoles. Religión que durante
siglos se habría desarrollado ea su forma de convivencia entre
las tres grandes religiones monoteístas. En dicho mestizaje· los
hebreos poseyeron
-añade dicha · tesis-una gran importancia
como miooría
culta, ioquieta, activa y 'bien situada en la sócie­
dad. La influencia hebrea también se manifestó ea el hecho de la
elaboración de un catolicismo nacional, consistente en utilizar la
religión como iostrumeoto político, en la teocracia o confesiona-
(10) GARAGORRI; Paullno: Introducción a AmlricO Castro. ·El estilo
vital hispánico, Madrid, Alianza Editorial, 1984, 147 págs. p,lg, 35 col. nú­
mero 1.041. (11) CAsTRo, Américo: Aspectos del vivir hispánico, Madrid, Alianza
Editorial,
1987,c 167 · págs;, col. núm. 252.
1363
Fundaci\363n Speiro

J~E, F.&RMJN . .-GARR&LDA· ~:A.R.IZCUN ·1,,
lidad rdigiosa ·del Es~o, y en incorporar la .. unidad· religiosa a
la .monarquía como la· máxima razón de Estado. Si para la Edad
Media Castro destaca la importancia cultural de los hebreos en
el seno de la sociedad cristiana, para el siglo xvr señala la influen­
cia de los judíos conversos entre los humanistas
y los jerónimos,
es
decir, entre parte de. las élites espirituales de la época. En bue­
n,¡ medid'I,
i'I eclosión de la Hispanidad se deberla al influjo y
aporte hebreo.
No obstante, y lo creemos paradójico
conforme a lo expuesto
anteriormente, Castro
afirma la existencia de dos Españas antité­
ticas e incluso desgarradoras: una
mayoría no razonarite e intole­
rante, y una
minoría razonante que siempre ha existido, perse•
guida siempre y enfrentada a i'I mayoría de los españoles. La
influencia de Ios
hebreos en este segundo grupo de amigos de
la razón y de la tolerancia sería patente, según CastrO. . .
Al margen de
'estos interesantes aspectos, según Garagorrl
las tesis de
CastrO «son, tanto o más que positivas afirmaciones,
una
resuelta negación de mitos; una sistemática mitodastia res­
pecto del pasado de nuestros mayores» (12). Castro no ha sido
el único en intentar desvelar los denominados «mitos nacionales».
Este aspecto
inquietó a Maravall y

a Madaríaga, en la mutua
polémica que mantuvieron
años atrás, aunque este tema fuese
más propio del ensayo que de la ciencia
posidva ( 13 ).
(12) También resulta algo paradójico el que Garagorri. ¡,lasme la otra
~ara de la manera siguiente: ~Parece .. que .t.µ1 .afán .desµiitifi~or. cunde_ y
áltanza temas muf diversos. Nada máS saluP,able, potque va. sobreentendido
en ·'}os casos a que luego aludiremos que se trataba de mitos falsos. Pues
.conviene dejar hecha la salvedad de .que también hay mitos, verdaderos, cuya
irradiación sobre la mente humana es beneficiosa e "incluso indispensable,
ya que .. no_ han surgido por ~tifici~ o imbecilid!!.d, .s~g4n sue+de ,a los mitos
falsos,
si!io qu,e COmo-ideales de· imantada atracción han ascendido al orden
de·las estrellas·fijas». GARAGORRI, op. éit., pág. 101.
· ( 13) · Joi;ié Antonio Maravall ((Sobre d mito'· dé-los caracteres nacio·na­
les». _(Revisü,i, de_. OccidenJe, junio 1963) t.esta vaijdez a los caractete;S nacio­
naI.es: al consid~ qlle dichas .facepas en re,alidad ·· se forjan> ·Se modifican .. y
se sustituyen
por· otr¡is a '_]p largo de la existencia y del, trayécto o proyecto
histórico dé" las sociedades~·---. . . '
., -MitoS serían· el· teniperam.ellto ·Y carácter,·eipafídl, la-Esbañ~·1esencihl.1··-,
eterna, y la España consustancial, -al'· "Catolicismo, tan consustancial ; cómo
fue definida --creemos que brillantemente-por el insigne polígrafo Mar­
celino Menéndez Pelayo
y otros historiadores y pensadores.
· ·Salvador
de Madatiaga, _-en sU· trabajo «Sobre la .realidad de. los carac­
teres'
nacionales» ·(Reuista de ···Occidenté; julio·· 1964), y· en el~ntlsmo tono
que Sánchez-Albornoz, afirma la existencia del carácter nacional y. de .. un
nitidO-«des.tino» histórico para España. El "fundamento de esta" afirmación
es muy comprensible en su sencillez: la:: naturaleza· configura el sér de :las
1364
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO A LAS RA.ICES IUDIAS EN ESPARA
En resumen, a decir de Castro, España no posee de hecho
unos caracteres
nacionales. perdµrables, ni siquiera como forjados
en las vicisitudes de su acontecer histórico. Tampoco posee un
destind histórico porque éste, como
la. .vida humana, se hace con­
tinuamente. Ahora bien, añadimos: ¿Es estd así? ¿Lo ha sido
necesariamente o debido a unas .concretas circunstancias históri­
cas? ¿Es este un principio natural del actuar humano
y por ello
universal, o bien los
caracteres nacionales pueden surgir natural
y comprensiblemente de manera que ellos más las circunstancias
temporales puedan forjar a modo de un «destino» histórico?
Ahora sólo nos interesa formular la posibilidad de esta cuestión,
no indicar hechos
y realidades sociales del pasado. Ignoramos si
Castro y Maravall niegan la mera posibilidad de la formación de
un carácter nacional ; en caso que así fuese, podría hablarse de
un patente prejuicio ideológico por parte de ambos autores. Es
decir,
la pregunta no es si resulta posible la formación y existen­
cia de un temperamento nacional, sino si de hecho ha existido o
no en España como tal y en sus regiones naturales e históricas.
Nunca, sobre todo en estos difíciles aspectos, los historiadores
deben
depender de filosofías más o menos discutibles, de inter­
pretaciones, sino de la realidad positiva
del pasado.
Tesis de Sánchez Albornoz.
Para mostrar cómo ha sido España
y los españoles, este autor
aspira a identificar un número suficiente de
valores individualiza­
dos, objetivos
y estables, de carácter sicológicd y humano de todo
tipo. Dicho de otra manera, busca lo que para Castro son «mitos».
¿Cómo desvelar
--en caso de existir-la naturaleza de los
vínculos que
identifican· la individualidad colectiva de Espaiía?
Al señalar el lugar geográfico como uno de fos elementos que
vinculan a los hombres formando una individualidad, según
Sán-
cosas en el transcu:ttir del tiémpo, naturaleza esta que es:,precisamente lo
que les da sentido a los pueblos. Según Madariaga «hay que atender al
carácter nacional. No haremos nada si no nos damos cuenta de dónde nos
aprieta el zapato. Y nos nos daremos cuenta si, dando por sentado que
no hay carácter nacional, nos imaginamos dos ilusiunes: primera, que no
hay nada que cambiar en nosotros, es d~, dentro de todos y cada uno
de nosotros mismos, y la segunda, que eualquier par de zapatos de fuen:
nos va a servir». Garagorri apostilla al téspecto: «Madariaga se muestra,
por tanto,
iguahnente reformista, ,estjma que el "zapato" nacional requiere
enmienda, pero exige
que· el zapatero conozca su óficio, es decir, que sea
perspicaz
al apreciar las posibilidades reales de la éompostura>'I. GARAGO~
RRI, op. cit., pág. 103.
1365
Fundaci\363n Speiro

/OSE FBRMIN GÁRRALDA ARIZCUN
cehz-Albomoz, los espafioles serán las gentes perceptibles asenta­
das en el
desarrollo de su continuidad colectiva hist6rica, en una
tierra y territorio concretd; Según nuestro criterio, esta base
ma­
terial es necesaria como 'primer punto de referencia, que debe
anunciar la búsqueda de otros elementos constitutivos del ser de
España,
Quizás la posibilidad de esta búsqueda se deba a que
Hispania
es una península y a que en ella ha existido una impor­
tante trayectoria
de continuidad histórica y de unidad hasta la
definitiva fdrmación de un Estado plutal o federativo en tiempo
de los Reyes Católicos.
Por nuestra parte, no conocemos a ningún
pueblo en el que
la tierra haya sido su principal elemento confi­
gutador, aunque en todos
sea el prinier elemento material. No
en vano, Sánchez-Albomdz añade al factor tietra una
herencia
temperamental,
forjada, tanto en la lucha del hombre por dominar
aquélla, como por diversds factores dinámicos del acontecer
hu­
mano (por ejemplo, la comunicaci6n ,e incluso el dominio de unas
comunidades sobre otras).
Como resultante, don Claudio identifica y enfatiza los
carac­
teres siguientes de ,los españoles en general: el individualismo, el
espiritualismo y el sentido de libertad, en abierto rechilZd del
colectivismo, la masificación,
el materialismo y el determinismo
histórico. Aunque dicho espíritu y rasgos comunes hispánicos no
serían inmutables,
sin embargo, de hecho, han perdurado y supe­
rado
la barrera del tiempo. Su configuración se efectuó paularina­
mente, de manera
seguta, definida y nítida. Seguramente -aña­
do-,--en ello hayan influido , muchas circunstancias sociales, am­
bientales, reli¡¡iosas, políticas, económicas, el sentido de tradición
d vivencia del deber de continuar la labor de los padres, etc.
Según Sánchez-Albomoz, la romanizad6n, con
Set muy im­
portante, afectó s6lo parcialmente la psiquis de los indígenas.
Anteriormente al año 711 existían unos rasgos comunes entre los
hispanos que se
prolongaron hasta fines del Medievo, y

a los que
se les debe sumar el influjo de la gesta de la Reconquista. Espa­
ña quedaría perfectamente
,en la Edad ,Media. Es más, la crisis
del siglo
XVI de la que babia Castro seria la manifestación pu­
¡ante del espiritu hispánico, que llegó a excluir a hebreos y mu-
sulmanes, ,
En conclusión: Espafia setía el fruto del romanismo, del ger­
manismo y del catolicismo. Lo tnás especifico de esta tesis es la
importancia qne don Claudio ,reconoce al aporte germánico de
los visigodos en
la formación de Castilla, creemos que en realidad
muy inferior a lo que
él supone. Dicho aporte germánico incluiría
los componentes siguientes: la raza,
el individualismo, el belicis-
1366
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO A LAS RAICES lUDIAS EN ESPA.:fitA.
mo y tribalismo, la lengua y toponimia, el atraigo vivencia] de la
fidelidad personal elevada incluso a un plano jurídico que dio
origen a
la aparición del prefeudalismo, el derecho, etc. Actual­
mente se entiende que el aporte de los
visigodos a la sociedad
hispanorromana fue muy escasa por encontrarse ya muy romani­
zados -en su lengua, derechd, etc.-cuando a comienzos del
siglo v llegaton a Hispania.
A diferencia de Castro, Sánchez-Albomoz reduce la importan­
cia de la comunicación entre los católicos, hebreos y musulmanes
pata
la formación de España; sustituye la relevancia de los he­
breos por el aporte germano de los visigodos ; y reconoce a la
religión católica -no a la religión en gen principales fundamentos de España.
En otro orden de cosas, pata don Oaudio, si bien España
pertenece a Europa, no es un apéndice de ésta pctque el orgullo
hispánico lleva implícito cierto
· desdén pot Europa ; porque Es­
paña -a costa de s! misma y con quijotismo-intentó salvar la
tin.idad espiritual y cultural europea; y porque España -mmo
colofón· a su formación durante la' Edad Media-indicó a Europa
el camino de América ,le manera qúe ésta última debiera de ser
más que un continente ... Tampoco habría dos Españas (la ra­
zonante · y la intolerante según · Castro), sino sólo una. Con .fre­
cuencia dos fuerzas se presentan enemistadas, aunque sólo sean
complementarias:
la tradición lúspana y la modernidad material
de Europa.
Es cierto que hubo un febril enfrentamiento histórico
entre España
y el resto de Europa. Su causa sería espiritual: el
homo hispanicus contra la «modernidad». espiritual europea. Aquél
habría luchado contra ésta
patá s.alvárse él mismo y pata vencer
a beneficio de los
restantes. reinos de la Cristiandad' europea.
Este enfrentamiento
aeonteció radical y prolongadaménte porque
dicha «modernidad» establecía las ant!tesis siguientes: el racio­
nilismo moderno frente a la fe religiosa y humana,• al sentimien­
to, a la pasión hispánica; el consiguiente conflicto entre espíritu
y razón frente a la integración entre ambas facultades ; el hombre
abstracto frente
al hombre concreto ,j real; el individualismo y
el egocéntrismo frente al hombre comunitario ; . el uniformismo
frente a la pluralidad o variedaH; el iguálitarismo y la desverte­
braclón socio-política frente la v.éttebraci6n y jeratquía natutales;
el maquiavelismo
y·la razón de Estado frente al rigor ético-reli­
gioso y el antimaquiavelismo; las divisiones internas agudas
(ejemplo Francia, Alemania, Inglaterra) frente a las divisiones
internas moderadas ;
la angustia vital frente a la coherencia espi­
ritual y la virtud de la esperanza... · ·
1367
Fundaci\363n Speiro

IOSB FBRMIN GA.JlRALDA ARI.ZCUN
Es decir, no pue (identificado con Europa) y un tradicionalismo del. fracaso (Espa­
ña). Es
más, lo que algunos denominan «dos Españas» serían
solamente dos tendencias naturales ( salvo sus versiones esquizo­
frénicas) complementarias.
En lograr esta complementariedad se
encontraría el reto.
2. CRfTICA
De ambas explicaciones sobre el ser de España nos inclina­
mos
por la de Sánchez-Albornoz, tanto por su concepción de la
disciplina histórica
y del trabajo del historiador como por los
contenidos. No obstante, entre otras cuestiones, también creemos
que la
aportación visigoda fue escasa en el mundo hispanorromano.
· La sociedad y cúltura españolas no resultan de la fusión de
influencias hebreas, andalusies y cristianas, aunque entre estas cul­
turas y civilizaciones hubiese intercambios culturales de gran in­
terés. Los hispanocristianos
rechazaron abiertamente y con fuerza
los valores propiamente
judíos y musulmanes. Por un lado, los
musulmanes supusieron una ruptura de época en la historia de
Hispania y los hebreos eran considerados una
minoría social mar­
ginada aunque aprovechable
por los monarcas cristianos. No obs­
tante, según Payne:
«Aunque Castro no logra demostrar cabalmente su teo­
ría, no cabe duda de que
la confrontación histórica con
sociedades no cristianas, refinadas,
poderosas y en algunos
aspectos superiores,
no hubiera podido ocurrir sin dejar
huella ( ... ). Las tensiones que resultaron de este conflicto,
sin
embargo, se combinaron para producir una sicología y
una cultura únicas» (14).
Consideramos que
España se constituye aceptando influencias
andalusíes ( es impropio hablar
de aportaciones árabes -de Ara.
bia-o musulmanas -de religión-) tanto técnicas (medicina,
ciencia, artesanía, métodos e irrigación)
como estéticas (lenguaje,
literatura, modas, música, arquitectura), pero siempre frente
,dos
musulmanes, incluidos los periodos de relativa paz, en una «re­
pulsa permanente a la islanili:ación», «desde el rechazo a lo islá-
(14) PAYNE, Stanley G.: Historia de España. La España medieval, Ma­
drid, Ed. Playor, 208 págs. pág. 153.
1368
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO A LAS RAICES JUDIAS EN ESPARA
mico» (15). No en vano la primitiva monarquía astur-leonesa
se
definió heredera del Estado o ideal plasmado por los hispano­
visigodos en Hispania. La empresa político-militar del comienzo
de la Edad
Mledia adquirió cada vez con mayor fuerza el carácter
de Cruzada ante las primeras grandes invasiones
norteafricanas
de los almorávides en el siglo XI. Así, a de~ de Julián Marías,
con la toma de Granada en 1492 «España aparece como una uni­
dad previa,
rota, que ahora se recompone; la España perdida, que
ha vuelto a reunirse y encontrarse a sí misma. Pero ( ... ) ese
nuevo 'nosotros'
no ha hecho más que empezar» ( 16 ).
Lógicamente, no podemos separar las diíerentes fases de la
historia global de
España, sino tan s6lo distinguirlas para mostrar
sus diferencias y grandes semejanzas, esto es, su continuidad his­
tórica. Los musulmanes no se encontraban en el proyecto histórico
de
España considerada ésta desde y en sus comienzos, aunque
pudiesen denominarse hispanos
por vivir en Hispania.
La limitada tolerancia práctica en los aspectos religiosos y
sociales, y
la protecci6n directa y personal sobre no pocos hebreos
mantenida por los poderes civiles cristianos ( 17),
no era sinónimo
de igualdad legal y socio-política, ni de relativismo dogmático y
jurídico, ni impidió que el denominado «estado llano» o la ma­
yoría social ejerciese una intolerancia vital y comunitaria que, en
su caso, consideraban una virtud. Según Payne:
«La posición oficial de la Iglesia, a diíerencia de la Co­
rona, era aceptar las garantías de tolerancia, peró al mismo
tiempo ejercer
presión sobre los reyes para que éstos man­
tuvieran a los
judíos 'en-su sitio', evitando que se convir­
tieran en figuras demasiado influyentes en el seno de la
sociedad cristiana» (18).
Ello no
impidió que en la Corte de Pedro I de Castilla varios
hebreos ocupasen puestos preeminentes.
El
C6digo de las Siete Partidas consideraba a los hebreos pro-
( 15) MARIAS, JuliiÍn: España inteligible. Razón hist6riqa de las Espa­
ñas, Madrid, Alianza Editorial, 1985, 421 ~-, págs. 114-116.
(16)
MARIAS: op. cit., pág. 156. · . ,
( 17) No obstante, en el siglo XV la situación legal de los judíos em­
peoró respecto al siglo anterior, debido al decreto «Ordenamiento sobre
el 'encerramiento de los judlos y de los moros» (1412) dictado para Cas­
tilla y León, · y a otras disposiciones similares estipuladas para la Corona
de Aragón. Ahora recomenzará el problema de los conversos, vigente · en
la anterior monarquía visigoda.
(18) PAYNE, op. cit., pág. 153;.
1369
Fundaci\363n Speiro

/OSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
cedentes del linaje de los que crucificaron a Cristo (lib. VII,
título 24, ley
1),.y legisla sobre.las sinagogas (lib. VII, tít. 29,
ley 4), el sábado judío (lib.
VII, tít. 29, ley 5), y prohíbe forzar
la conversión .. de los hebreos (lib. VII, tít. 29, ley 6) (19). Los
hebreos dependían· clirectamente del mOJ¡1arca, eran vasallos y
súbditos personales y no miembros de la comunidad civil en su
éalidad de «extranjeros tolerados».
La insistencia de Américo Castro en relación con la impor­
tancia de
lds conversos o «cristianos nuevos» han conllevado
posteriormente ciertas exageraciones que
Julián Marías -por
ejemplo-ha creído conveniente puntualizar. De esta manera,
precisa lo siguiente: de los conversos con algún antepasado
he­
breo «habría muchas más razones para considerarlds como 'cris­
tianos viejos' que como 'cristianos nuevos'; «en su inmensa maw
yoría los conversos eran efectivamente conversos, y en todo caso
sus desoendientes eran tan cristianos como el que más» ; salvo
que, en cada caso
se demuestre lo contrario, no debe interpretarse
la obra y vida de quien posee origen judaico «a la luz de
esa
condici6n», como es el caso de Luis Vives, pues en la interpreta­
ción histórica debe introducirse «el punto de vista de la
vida
humana con su carácter personal, y .esto quiere decir proyectivo,
irreductible a los 'datos', por fidedignos que sean» (20); no debe
confundirse «conversos» y «cristianos nuevos», pues
«los descendientes
-de conversos no son conversos, sino
cristianos desde el comienzo de su vida ( ... ). Quiero decir
que la imensa mayoría de
lds que hoy se considera como
cristianos nuevos»
no se sentían as!, no sablan que lo eran
debido a la práctica de la ocultación del origen hebreo,
hasta el punto que «desde mediados del siglo
XVII ( ... ) casi
nadie sabe
si puede tener algún antepasado converso» ( 21).
3. ÁUTODEFENSA DE UNA CIVILIZACIÓN: 711 y 1492
Con las explicaciones anteriores queda en· claro que para los
poderes políticos cristianos, y, sobre todo, para la sociedad, he­
breos y andalusíes eran «los otrds». durante el Medievo. Hasta
(19) PALOMAR, Evaristo Maria: ~Confesionalidad y unidad católica
en las leyes»,
Madrid, Rev. Verbo, núm.· 279-280 (nov.-dic. 1989), pági­
nas 1251-1312.
(20) MARiAs: ap. cit., págs. 189-193.
(21)
MARiAs: op. cit., págs. 192-193
1370
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO. A LAS RAICES IUDIAS EN ESPAfi/A
1492 los titulados Reyes Católicos y sus predecesores practica­
ron una tolerancia, benignidad y
· protección con los hebreos que
no parecía llegar al límite o extremo de la expulsión decretada
el 31 de marzo. Por eso no es acertado el criterio de Haim Avni
de que la política de 1492 tuvo su comienzo en 1391, :tnáxime
porque en esta última fecha tuvo lugar la matanza de judíos en
Castilla, matanza que tanto entristeció a
Enrique III el Doliente
y a la nobleza castellana.
Además de las razones esgrimidas· en la Pragmática del 31 de
marzo, la expulsión de los hebreos se debi6 en el caso de los
Reyes Católicos:
«principalmente para (
... ) zafarse de un compromiso de
tener que defenderlos (a los hebreos) de un pueblo, su
pueblo,
de común religi6n, habla y raza, que ya no podía
más ni por el quebranto de sus costumbres, ni por el que­
branto de sus economías» (22).
Ambiente,
opinión pública, ciertas medidas de los inquisidores
el 1 de enero de 1483, consejeros de los monarcas ... inclinaron
la balanza a
favor de las soluciones más duras y drásticas. Los
historiadores han discutido mucho a cerca. de la expulsión. Según
algunos la medida fue .oportuna; para buena parte de ellos el
decreto fue perjudicial y aun injusto (23). De cualquier manera,
(22) RODRÍGUEZ SAN PEDRO, Faustino: «La expulsi6n de los judíos de
los reinos de España», Madrid, Rev. Verbo, nÚ1;l. 153-154, págs. 529-563.
(23) El Seminario «~-herencia española en el pensamiento seíardí»­
parte de este último juicio i:]ue suponen como verdadero sin explicarlo ni
justificarlo. Sobre los juicios en general relativos a la· historia y a este
juicio en concreto,
consideramos que las realidades no deben simplificarse,
sino
observarse en su integ:tidad y globalmente. El ayer debe estudiarse
atendiendo sus múltiples circunstancias, en su complejo entorno, sin ex­
trapolar categorías y mentalidades ·del presente· al pasado más o· menos
remoto, sin caer en el presentismo ni en el historicismo. Sabemos que
cada época posee dificultades y problemas inherentes y aun sus pequeños
misterios, esto
es su propio lenguaje a veces difíci~ente comprensible
siglos después. El reto es comprender --0tra cosa es condenar o aprobar......__
los hechos y. sobre todo, a los hombres implicados en ellos. Con esta· com­
prensión nos daríamos por cumplidos desde el pullto de vista 'hist6rico:
comprender-la globalidad -del siglo XV, de sus posibilidades, de su herencia
y de sus gentes -en cuanto tales y en su variedad-sin caer en la fácil
y acientífica pero a veces comprensible tentación de juzgar a las personas
dd ayer, juicio siempre subjetivo y arriesgado debido a la tendencia ge­
neral a extrapolar al pasado las. categorías y la mentalidad del presente.
Si dentro de ciertos límites muy exigentes puede permitirse ciertos equi~
librados júiciós de valor, éstos nunca perteneceh · a la ciencia~ sino tan s6lo
se justifican dentro de
ciertas condiciones como signo de humanidad.
1371
Fundaci\363n Speiro

/OSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
lo que realmente importa no es el juicio subjetivo de unos y otros
sino comprender
la medida de la expulsión con la mentalidad
de su tiempo, tanto
.con la de unos cotn0 de otros protagonistas.
A este respecto interesa la consideración del historiador Luis
Suárez, según el cual:
«los monarcas no combatían a los judíos, sino a sus creen­
cias, y estaban dispuestos a brindar la posibilidad de incor­
potarse a
la comunidad cristiana por vía de bautismo. Pro­
cediendo (
... ) a suspender esta especie de contrato que a
lo largo de la Edad Media había venido permitiendo a los
judíos habitar, al costado de los cristianos, en
el territorio
de
la monarquía» (24).
Según Baroj Garzón Serfaty se
exiliaron 250.000 hebresos,
y otros tantos permanecieron en
la península tras 1492, cifras estas
mucho mayores a
las ofrecidas por los investigadores. Otros, to­
davía más alejados de la realidad, han supuesto cerca de un mi­
llón de emigrados. Los datos fidedignos son muy diferentes a
los señalados. Así, Comellas señala entre 150.000 y 160.000
los
sefardíes emigtados. Por su parte, uno de los máximos estudiosos
del
tema,' Luis Suárez, señala que, en el mejor de los casos, ha­
bía 80.000 hebreos en Castilla, mientras que en la Corona de
Aragón existía un número menor de judíos. Dé todas maneras,
añade,
«la inmensa mayoría de la comunidad israelita, dando un
ejemplo
altísimd de fe y conciencia religiosa ( ... ) prefirió
las amarguras del exilio».
También debe señalarse,
sin pretender disminuir su impor­
tancia y gravedad, que esta expulsión masiva de 1492
no fue
exclusiva, pues también se decretó la expulsión de los hebreos
por Eduardo I de Inglaterra (1290), Felipe
IV el Hermoso (1306,
provisional) y Carlos VI el Bienamado (1394, definitiva),
ambos
de Francia, Manuel I el Afortunado de Portugal (1497) y por
Catalina I de Navarra (1498).
En Alemania, tras la matanza
efectuada
durante la peste negra (1347-1354) en la que el pue-
(24)-SuÁREZ FERN'ÁNDEZ, Luis: Historia ·de España. Edad Media, Ma­
drid, Ed. Gredos, 1977, 729 pilo", lfflgS. 63~35. Véase también del mis­mo. autor, Docuinentos acerca· ile la-expulsi6n 'de los ;udios, Valladolid,
·1964; y Los ¡udíos españoles en la Edad Media, Madrid, Ed. Rialp, 1988,
2.' ed., 286 págs.
1372
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO .A. .LAS RAICES JUDIAS EN ESPARA.
blo llano exterminó a unas 350 comunidades hebreas,· los judíos
fueron expulsados de Colonia (1424), Estrasburgo (1438) y Nu­
remberg (1438).
En otro orden de cosas, cdnsiderar acertada la postura atri­
buida por
Garzón Serfaty a los sefardíes del pasado histórico,
según el cual
éstos fueron los primeros en enterarse que España
era plural y diversa,
es no entender la España del ayer o bien
tan sólo constatar que, de hecho, en Hispania estnvieron presen­
tes islamitas, bereberes, judíos y cristianos, así como
otros pue­
blos, que Garzón no .cita, como los euskaros y

otros.
Significa
falta de entendimiento porque cada religión configuró su propia
civilización y éstas tendían
por su propia naturaleza a diferen­
ciarse y proteger sus diferencias;
y, por otra parte, en los dife­
rentes reinos cristianos
existía una pluralidad jurídica, social,
lingüística, etc.
Garzón también exagera el fenómeno del respeto
mutno (tolerancia práctica) existente en Sefarad
(España) entre
las diversas religiones, precisamente
para contraponerlo al tribu­
nal del Santo Oficio. Otro
ertor suyo es considerar que dicho
tribunal persiguió a los
hebr~, ya que es ciencia común que
aquél sólo tenía jurisdicción sobre
los judeoconversos.
Henry Méchoulan formuló
su tesis de la manera siguiente:
«Los judíos
de Amsterdam tras 1492 fueron plenamente hispá­
nicos», tesis fundamentada
en aquellos bienes comunes a los
cristiands y sefardíes castellanos como son la lengua (para asun­
tos comerciales los sefardíes utilizaban
el portngués), el concepto
y vivencia del honor y de
la hidalguía, los argumentos y textos
de los católico-castellanos utilizados por lds sefardíes para com­
batir a los malos judíos, el hecho de demostrar los sefardíes que
los indios de América no eran judíos y, por últimd, en la intran­
sigencia religiosa toda vez que los sefardíes de Amsterdam soli­
citaron una inquisición contra los heterodoxos judíos que negaban
el carácter divind de las Escritnras, así coino, contra los deístas
al estilo de Spinoza, etc. En realidad, establecer dichos elementos
en cuanto que comunes a cristianos y hebreos tiene un interés
notorio (25). Sin embargo, a pesar de esto, la pregunta
se man-
(25) En el Seminario que comentamos se indicaron otros elementos
de
conexión entre los cristianos-hisparios y los sefardíes. Algunos de ellos
son los siguientes. Según Moshé Lazar· e:risti6 una semitización del pen·
,amiento y del lenguaje eo la Espafia de la Edsd Media aUl!lque -afiacli6-
nunca abriese una reacci6n «nacionalista» . o religiosa.; también existió un
intercambio cultural debido a la traducción de textos escritos. Para Baruj
Garzón es muy significativo que la obra cumbre de la literatura sefardí,
el MC ám Lo éz, eSté escrita en judea-español, asf como lil existencia de
símbolos comunes como, por ejemplo, el número «siete» del Código de
1373
Fundaci\363n Speiro

JOSE FERMJN GARRALDA ARIZCUN
tiene vigente: los sefardíes, ¿eran propiamente españoles? En
líneas anteriores hemos hecho notar que ni los poderes públicos,
ni las leyes civiles y menos todavía la sociedad les consideraban
como tales, sino como «los otros». Por otra parte, los elementos
comunes que en unas comunidades humanas pudieran bastar para
estable= fuertes lazos entre sus componentes, pueden ser super­
ficiales y secundarios en otras. Creemos que así ocurre respecto
a los citados factores que pudieran vincular a los hispanocatólicos
con los sefardíes, pues resultan insuficientes para explicar la
formación y el desarrollo e identidad de España. Ciertamente,
los hebreos
se diferenciaban profundamente del resto de los his­
panos. Estd
se explica porque las comunidades judías quedaron
configuradas por
su mentalidad semítica, por su temperamento
( el hebreo ha sido eminentemente intimista y vital,
simbólico y
poético, sensible, y con
la ingenuidad y sencillez propia de las
parábolas y coentos
... ), por su muy particolar concepción y vi­
vencia de la familia, por el cuidadoso cultivo del «vicio» nacional
--en el mejor sentidd del término--que es la memoria individual
y,
lo que es más importante, la memoria histórica o colectiva de
Israel en cuanto pueblo y, en su función respecto a la Humani­
dad, por
la concepción teocrática (muy diferente al Estado con­
fesional católico) y religiosa con su pecoliar mesianismo ...
No es la ocasión de mostrar cómo y por qué la religión es el
componente fundamental que vertebró España,
pero sí de recor­
dar que cada religión, sinceramente vivida, originó ayer una col­
tura pecoliar, una concreta visión de la vida que vertebró los
pensamientos y sentimientos, que configuró una identidad espe­
cifica, que originó una fortísima vinculación socíal. Si esto ocurrió
con todas
las religiones vividas siglos atrás, especialmente es com­
prensible entre los hebreos toda vez que el Antiguo Testamento,
regula
al detalle la vida familiar y civil de los hebreos. La gran
influencia de la religión en la vida socio-política
y en la cultura
de los pueblos que habitaron la península hispánica, en especial
las Siete Partidas. Durante un -siglo, tras 1492, el derecho familiar judeo­
castellano se
aplicó en el Magreb aunque paulatinamente fuese sustituido
por los usos locales y por las leyes musulmanas (Haim Zafrani). Además
de las traducciones efectuadas, la literatura fue una área pr<:>picia" para
aportaciones mutuas (Mashe Itzshaki y Angel Sáenz-Badillos). Este pano·
rama' sería Com:J)letado en sentido inverso -por el hecho de que durante la
Edad Media, la literatura andall.lsí fue la u.ni.ca literatura importante en
los priineros siglos, toda Vez que su inspiración· cristiana influyó notable­
·mente en las literaturas hebrea· Y cristiana:. Es . niás, mientras que la rela­
ción entre la cieación artística literaria hebrea y cristiana fue escasa, la
edad de oro de las letras hebreas debió mucho a 1a literatura andalusí, no a la cristiana. · ·
1374
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO A LAS RAICES JUDIAS EN ESPARA
de la población católica, se debió -en parte-a unas peculiares
circunstancias históricas.
La comunidad hispana era mayoritariamente católica. Esta ma­
yoría poseía un antiguo y marcado rumbo histórico diferenciado
de las comunidades hebreas, a
la que le .adornaba una cteciente
vitalidad debido a su expansión territorial, al
dominio sobre la
tierra, y a la lucha contra el Islam ; formaba una unidad orgánica
con las dos grandes instituciones del momento, la nobleza gue­
rrera· y la Iglesia, en cuanto poder defensivo y facultad espiritual
respectivamente; y gozaba de un derecho de costumbres
y pac­
tista que fundamentaba todo
el edificio político, en especial el
poder que éste necesitaba· para subsistir y
cumplir sus objetivos.
Dicha mayoría católica tendía a separar de su seno
-al igual que
hacían las otras confesiones religiosas---- a otras comunidades de
religión diferente y aun opuesta. Opuesta porque
si bien es cierto
que las religiones cristiana y hebrea poseen elementos comunes
de gran importancia, en lo más esencial o medular son religiones
antitéticas: tal
es la fe o el rechazo de la divinidad de Jesucristo.
Por todo ello, y
por considerar que los hebreos eran el pueblo
deicida, siglos atrás
se entendía que los hebreos estaban y vivían
junto a los castellanos, aragoneses, catalanes, ,etc.,. pero que no
eran propiamente castellanos,. valencianos ... , sino sobre todo y
ante todo hijos de sus respectivas comunidades. Una cosa podía
ser vivir
y otra muy diferente convivir. Salvo cuando los ánimos
se encrespaban y daban Jugar a horribles matanzas de
judíos en
gran
crisis, unos y otros pueblos· vivían. Difícilmente convivían,
siendo además impensable una cierta fusión de la comunidad he­
brea y la cristiana. Aparte de esto, también pueden considerarse
las dificultades de convivencia entre dos pueblos que, aunque de
manera diferente,
se consideraban respectivamente de elección
divina: Israel como pueblo escogido para
el Mesías, y España en
CLanto comunidad elegida para unas empresas espiritual y tempo­
rahnente grandiosas. Los ct0nistas hispanocristianos del siglo XVI
dan prueba de esta última creencia.
Es decir:
. raíces judías en España e influencia cultural y apor­
tación de los hebreos a ella,
sí, aunque menos de lo que algunos
piensan;
pero no raíces judías vertebrales de España, de l_a Hispa-
nidad.
.
Los hebreos se c<>nsideraban o eran. considerados como una
nación.
Por ejemplo, las cartas especiales que en el siglo XVIí nu­
merosas comunidades jud!as
cop.siguieron del monarca francés
tras su llegada al reino de Francia, especifican los privilegios de la
nación judía. Asimismo, los hebreos de la costa occidental de
Europa dejaban
la organización de la solidaridad o la política
1375
Fundaci\363n Speiro

/OSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
social de «la Nación» en manos de sus hermanos de Amsterdam,
ciudad ésta considerada como la cabeza rectora religiosa, política
y social del judaísmo occidental
(Gévard y Nahon) y también como
Jerusalén del Norte (Méchoulan). De todas maneras, añade Na­
hon, Tierra Santa estába en el coraz6n de las solidaridades de los
hebreos en occidente. Es en la Biblia de Alba donde aparece por
vez primera el términd de «Nación» aplicado a los judíos espa­
ñoles (Moshé Lazar), y en Portugal
se hablaba de «los hombres
de la Nación» para referirse a los hebreos. En
aquellos siglos,
distinguir a una comunidad con el término
de «nación» -térmi­
no este que hacía referencia al nacimiento, a la naturaleza, pre­
cisamente en unas comunidades donde la trans_misión, la herencia,
la naturaleza, etc., eran fundamentales-, suponía segregar a
aquélla del resto de las comunidades que abarcaban la mayoría de
la . población y que · estaban sujetas a la obediencia de su señor
natural, del
mdnarca, Por eso, los hebreos estaban sujetos a los
reyes cristianos mediante estatutos especiales y personales,
al no
pertenecer a la gran comunidad. Esta, debido a sus valores pro­
pios y

a
su gran personalidad, no admitía en su seno, en sus
proyectos, en su representación, a la minorías segregadas. L6gi­
camente, la identificación entre la mayoría católica y sus obras
socio-políticas, identificación que da nombre a dicha comunidad,
excluye
de tal denóminación a aquellas minorías, ajenas tanto a
dicha mayoría como a tales obras. Aunque estas minorías estuvie­
sen sujetas al monarca,
seg6n la mentalidad y leyes de la época,
los monarcas eran para sus vasallos y no éstos para los reyes, de
forma qne la población hebrea debía de quedar separada y apare­
cer como
extraña ante la comunidad

mayoritaria cristiana.
A la religión como elemento constitutivo, diferenciador y
fun­
damental de la nación hebrea; se le suma la continua insistencia
de. este pueblo en la «dispersión de Judá», título oficial de los
hebreos. Dicho título. o Diáspora, aparece en numerosas
ocasio­
nes e incluso en las portadas de los libros hebreos. Son el Pueblo
del Libro, el Pueblo elegidd
.. Esta creencia ha configurado a las
comunidades hebreas como segregadas de
la comunidad cristiana.
No en vano, los hebreos poseían su
ptopia organización civil,
una sociedad paralela a la cristiana ; con
sus propios títulos «se­
ñor del lugar», «jefe de
la comunidad santa», «tesdrero de la
comunidad», «cabeza de escuela», «profesor de verdad», rabi­
no, etc.), su propio calendario, su representante ante el poder
polltico cristiano,
sus ptopios derechos, leyes y costumbres, los
vecinos junto con los rabinos toman decisiones civiles para el
bien de la comunidad hebrea, etc; En este derecho rabinico se
1376
Fundaci\363n Speiro

EN TORNO A LAS RAICES JUDIAS EN ESPARA
incluyen unas constantes que representan la fidelidad y el apego
a las tradiciones, así como la enseñanza de los maestros locales.
Según esto,
el híspanohebreo era, principalmente, hebreo; e
Hispania como entidad geográfica
se distinguía de la sociedad ca­
tólica hispano-romana y después también visigoda, así como de
los poderes políticos una vez católicos.
La expulsión de los hebreos de Espafia en 1492 no debe con­
siderarse como una réplica a la participación de aquéllos en la
pérdida de España ante los musulmanes en el año 711. Aunque
esta cuestión tiene una importancia secundaria en el tema que
tratamos, efectuaremos una precisiones a las afirmaciones presen­
tadas por Méchoulan en el seminario que comentamos.
Según Haim Zafrani, los hebreos vieron en los islamitas un
monoteísmo
próximo al suyo ( los católicos creen en la Santísima
Trinidad) y una tolerancia contraria a la intolerancia practicada
por los reyes visigodos. Su afirmación de que los hebreos de
To­
ledo, capital del. reino hispanogodo, abrieron las puertas de la
ciudad a los
invasores fue rechazada por Méchoulan en base, se­
gún éste, al criterio del P. l'v.!;ariana. Según esto, Méchoulan con-
cluyó que los hispanohebreos
«nó se. portaron tan mal». ·
Es cierto que la política visigoda persiguió a
· los hebreos y
que éstos tomaron contacto con sus hermanos del Magreb, cabeza
de puente a favor
del Islam, de la «sumisión». La legislación de
Ervigio (680-687), y la política rigurosa de los Concilios XVI
(693)
y XVII (694) celebados en Toledo, provocó un profundo
malestar entre los
hebreos, Esta política ruvo como objeto el dar
solución a un problema eminentemente religioso y sólo
excep­
cionalmente político, . debido a la gran. fuerza de la comunidad
judía. No obstante, se debe precisar lo siguiente: los principales
destinatarios de la legislación son
los falsos conversos: la polí­
tica regia y conciliar resultó ineficaz debidó
· a la ambigüedad de
la sociedad hispana a causa de las conversiones forzosas dispuestas
por el rey Sisebuto y reprobadas por el Concilio, y a la resistencia
que la nobleza
y los eclesiásticos ofrecieron a su aplicación. Por
ejemplo, aunque legalmente los judíos eran siervos
y se dispuso
su dispersi6n
por la península (Concilio XVII de Toledo), de
hecho no ocurrió
así· porque sus. comunidades, además de ser
poderosas, experimentaron un gran auge. Como indica Orlandis,
«la política antijudaica de la Monarquía
visigótico-católica fue
discontinua
y frente a siete reyes del siglo VII que la practicaron,
hubo
otros once que toleraron o protegieron a los judíos» (26 ).
(26) ÜRLANDIS, José: Historia-de España. La España _visig6tica, Madrid,
Ed. Gredos, 1977, 331 págs. Véase también del mismo autor, La vida en
1377
Fundaci\363n Speiro

!OSE FERMIN GA.RRALDA ARIZCUN
Por otra parte, Witiza (700-710) otorgó muchos honores y
cargos públicos a los
hebreos, suspendió las leyes antiguas al
concederles libertad para regresar a la península, e incluso per­
siguió a la Iglesia llegando a provocar un semicisma. El año 702
convoca el
XVIII Concilio de Toledo, cuyas actas se han perdido
y
no fueron aprobadas por Roma. En él parece que se revocó el
antijudaísmo del Concilio anterior, se protegió a los hebreos y
se aprobó el retomo de los expulsados.
El clan witizano planteó el derrocamiento del rey don Rodtigo
con la ayuda islámica. Puede suponerse que el triunfo de
aquél
mantendría la política del primer Witiza, favorable a los hebreos,
y por ello que éstos le apoyarían frente a Rodtigo. En realidad,
los hebreos, que formaban el dos o tres
por ciento de los moradores
de
la península, colaboraron de muy buen grado con los musul­
manes:
les> ayudaron militarmente mediante destacamentos, les
abrieron las puertas de no pocas poblaciones e intetinamente re­
ciben de los islamitas el gobierno de importantes ciudades.
Si para los partidarios del rey don Rodrigo y de la pol!tica
de hechos consumados, los hijos de Witiza fueron traidores y
alteradores del orden, se podrá pensar que los habitantes de
la
península pudieron considerar lo mismo de los hebreos colabora­
dores y cómplices de los musulmanes.
Las palabras .de José Ama­
dor de los Ríos al respecto son muy indicativas (27).
Según Orlandis,
la monarquía visigótica:
«se hallaba a principios del siglo
VIII en un estado agudo
de debilidad interna
;( ... ). Esta crisis intestina, que le restó
capacidad de resistencia, facilitó
· el hundimiento de la Mo­
narquía visigoda ante el empuje musulmán. Pero hay que
reconocer que la invasión· árabe fue
el factor capital en· la
desaparición del Reino de Toledo y que el curso de los
acontecimientos hubiera sido, con toda probabilidad,
com­
pletamente distinto de no hallarse producido el asalto pro-
cedente del
exterior» (op. cit., pág. 294). ·
Avetiguar quién abrió las puertas de Toledo es todo un deta­
lle, perd nada más.
La antigua historigrafía del P. Mariana y
Méchoulan
dicen que los hebreos no lo hicieron ; sin embargo,
Zafrani y Graetz creen que
sí.
España en tiempo de los godos., Madrid, Ed. Ria.Ip, 1991, 237 págs., vid. ca-
píntlo VI: «judíos y judaizantes». ·
(27) AMADOR ·DE 'Los Ríos, José: Historiá de los iudios de España
y Portugal, Madrid, 1975, tomo I, págs. 105-106.
1378
Fundaci\363n Speiro