Índice de contenidos
Número 307-308
Serie XXXI
- Textos Pontificios
- Noticias
-
Estudios
-
La democracia y sus historias
-
El problema de la paz
-
El derecho entre la moral y la política
-
La hegemonía liberal
-
¿Hay una filosofía política católica?
-
El verdadero orden nuevo del mundo
-
Gorbachov y el terrorismo internacional
-
La consistencia hispánica del pensamiento de Michele Federico Sciacca
-
Concepto y metodología de la ciencia histórica (II)
-
- Crónicas
-
Información bibliográfica
-
Alberto Caturelli: El nuevo mundo
-
Juan Fernando Segovia: Julio Irazusta. Conservatismo y nacionalismo en la Argentina
-
Manuel López-Medel y Barcones: Derechos y libertades en la Europa comunitaria
-
José Antonio Vaca de Osma: La masonería y el poder
-
Ángel García-Sanz Marcotegui: Las elecciones municipales de Pamplona en la Restauración (1891-1923)
-
Autores
1992
Ángel García-Sanz Marcotegui: Las elecciones municipales de Pamplona en la Restauración (1891-1923)
lNFORMACION BIBLJOGRAFICA.
García-Sanz Marcategui, Angel: LAS ELECCIONES
MUNICIPALES DE PAMPLONA EN LA RESTAURACION
(1891-1923) (*)
Los estudios hist6ricos regionales y locales gozan hoy de un
considerable auge. Se presenran como punto de partida necesario
para los estudios globales y síntesis generales.
Ha pasado el tiem
po
de las simplificaciones y de la reducción de la ciencia a inter
pretación. Toda síntesis debe suponer investigaciones previas
mo
nográficas ceñidas en el espacio y el tiempo, esto es, la microhis
toria.
García-Sanz nos presenta un excelente estudio de carácter
descriptivo y
empírico que, además de obvias conclusiones, plan-
, tea diversos interrogantes que abren futuras investigaciones. El
autor
profundiza en cada una de las 16 elecciones municipales ce
lebradas en Pamplona de 1891 a 1922, elecciones cada dos años
salvd en 1907. En este último, las elecciones se aplazaron a 1909,
celebrándose el 2
de mayo y el 12 de diciembre.
De cada confrontación electoral el autor explica las fuerzas
políticas electorales en lid (las que mantienen su presencia, sur
gen
d desaparecen), esboza muy brevemente sus proyectos políti
cos, estudia la evolución electoral de cada una de aquellas, .enume
ra los candidatos propuestos y elegidos, recoge la evolución de
la abstención y deja constancia de la complejidad de
las alianzas
electorales, etc., todo ello con base
en los fondos documentales
sobre elecciones existentes en el Archivo Municipal de Pamplona
y, sobre todo, teniendo en cuenta la prensa Ideal y regional.
Si es sencillo señalar los grupos políticos, más difícil es sinte
tizar
su importancia social. Según los resultados de García-Sanz,
el sector
más votado e importante es el carlista (luego jaimista);
los republicanos son la segunda fuerza aunque
tras 1915 decaerán
totalmente ; los partidos liberal fusionista y liberal demócrata les
siguen en importancia disminuyendo notablemente tras esta
mis
tLa fecha; el sector integrista es considerable hasta 1913 inclusi
ve, año tras el cual disminuye su importancia electoral ;
los inde
pendientes y los liberal conservadores, presentados como «Defen
sa Social» en 1909 e independientes en otras ocasiones, son
minoritarios;
los socialistas tienen una implantación social muy
escasa aunque aumentan algo tras 1913 ; y los nacionalistas (
na
partarras) aparecen en 1911, tienen sus tres primeros concejales
(*) Pamplona, Ed. Gobierno de Navarra, 1990, 177 págs., col. Histo
ria, núm. 61.
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Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
en 1917 y alcaruian su éxito electoral en 1920. Los obreros cató
licos de
«La Conciliación» fracasan totalmente la única vez que
se presentan a elecciones en 1915, a pesar de su relevante fuetza
social y quizás
por su apoliticismo institucional.
Las divisiones existentes entre los libetales no
consetvadores
se manifiestan en las familias «Garciaprietista», «Romanonista»
(ambas en 1915) y Albista (1917).
El sector Mellista, escindido
del Jaintismo,
cteó el Centro Católico Espafiol (1922).
La complejidad de los sectores políticos se complica
al con
cretar la política de
aliaruias. En síntesis, deducimos que del total
de los sectores políticos, el número de candidaturas osciló de dos
a seis. Su mayor número
se alcaruió tras las elecciones de 1911
inclusives.
Las candidaturas agruparon accidental e indiscrimina
damente a carlistas, integristas, nacionalistas, independientes y
conservadores por un lado ; y, por otro, a socialistas, republica
nos, libetal-fusionistas y liberal-demócratas. Según
García-Sarui,
las combinaciones entre ellos fueton múltiples para lograr candi
daturas católicas (carlistas e integristas, 1895),
«de orden» (car
.listas, integristas, independientes y liberal-moderados, 1903), blo
que
democrático (liberal-demócratas republicanos, liberal-dinásti
cos, 1905), coalición de izquierdas (1915 y con notable éxito),
Aliaruia Foral (carlistas y nacionalistas, 1922), etc.
Aunque las elecciones tuvieron un fuerte contenido ideológico,
el oportunismo político de las alianzas ( creemos que con objetivos
ideológicos) fue, dice
García-Sarui, patente. La panorámica de
esta compleja realidad la muestra el autor de una forma escueta,
documentada y amena.
Es relevante el número de concejales de 1891 a 1922 conta
bilizados por
García-Sarui: carlistas 102, republicanos 33, libeta
les 24, integristas 22, conservadores 18, nacionalistas
11 y socia
listas 2 (vid., pág. 150), aunque «el númeto de votantes de libe
rales y republicanos fue mayor que el que
se deduce de los puestos
conseguidos» (pág. 152). Los alcaldes elegidos
por el Gobierno
y sin que representen
los sectores políticos en las concejalías,
fueton liberales y
libetal-ronservadores, en perjuicio de los repu
blicanos y sobre todo de los carlistas.
De todo
ello el lector puede deducir que el auge de los sec
tores políticos ajenos y abiettamente contrarios a la política de
la Restauración eta evidente
en Pamplona ; sectores aquellos muy
superiores social y electoralmente a los partidos libetal y libetal
conservador que se repartían en espacio político del turnismo en
el Gobierno de Madrid. El desajuste entre la España real y la
Espafia oficial eta evidente. ·
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lNFÓRMACION :BÍBLidGRAFICA
Los datos citados, desarrollados y justificados eo profundidad
¡,
·gantes finales a resolvet en investigaciones ulteriores que desea-
mos se efectúen. · ·
El trabajo finaliza· con los apuntes biográficos de 18 alcaldes
(8 conservadores ~2 mauristas y 1 datista-'--, 4 libetales, 4 car
listas
---
Este apéndice refleja las
intetesantes relaciones petsonales de ca
rácter social, económico e ideológico, existentes entre las élites
político-sociales de Pamplona.
Según los datos ofrecidos por García-Sanz, parece que debe
rr.atizarse mucho su afirmación de que «los centros urbanos fueron
el baluarte del libetalismd, mieorras los rurales lo habrían sido
del carlismo» (pág. 14
). Ni creemos real la ideotificación libera
lismo-ciudad ni la oposición sistemática ciudad-campo. Máxime
cuando
tras 1915 las fuetzas electorales carlistas, integristas y na
cionalistas, antilibetales por eseocia, desplazan totalmente a las
restantes· fuerzas políticas.
Como puede observarse, el libro de García-Sanz
es interesan
tísimo y realmente novedoso en el tema desarrollado y en su tra
tamiento, no sólo respecto a la ciudad de Pamplona, sino también
en relación con las restantes ciudades de la monarquía.
En 1987 publiqué dos estudios complementarios entre sí so
bre la vida religiosa del Ayuntamiento de Pamplona en el si
gld XVIII y durante la secularización llevada a ca.bo por ·el libera
lismo hasta 1886 (1).
En uno de ellos elaboramos tres listas de
los corporativos anteriores a 1886 en función de
s¡¡ toma de pos
tura, secularizadora o no, de la institucióo municipal, seculariza
ción propia de la filosofía liberal.
La elaboración
de dichas listas fue posible porque en las actas
municpiales figuran diversos acuerdos de una variada naturaleza:
unos son desacralizadores, otros frenan el avance de la seculariza
ción al mantenet las celebraciones religiosas .existentes, y unos
terceros restauran
la vida y las manifestaciones religiosas del pa
tronato municipal o bien la .colaboración -ya mediante la pre,
senda de los corporativos ya material-del Ayuntamiento en
iniciativas religiosas de las instituciones vecinales. Por otra parte,
(1) GARRALDA AruzcUN, José Fermín: «Revolución liberal y seculari
zación.
El Ayuntamiento de Pamplona como ejemplo», Madrid, Rev. Ver
bo, núm .. 253-254 (marzo;,bril de 1987), 261 págs., págs. 411·444; ID. «La
vida religiosa del, Ayuntamiento de Pamplona. Siglos XVIII y XIX», en_ VA
RIOS, 1887-1987. Centen'ario Hermandad de la Pasión del Señor, Bui:lada,
Ed. C A.N., 1987, 165 págs., págs. 111-163.
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INFORMACI.01'( BIBLIOGRAFICA
desde el 13-V-1871 hasta el 15-IV-1886 figuran los nombres de
los concejales que votan favorable o desfavorablemente a las fun.
clones religiosas munid¡,ales, así como de aquellos
e>tros cuyos
votos no son significativos para efectuar una clasificación ideoló
gico-política, al poder proceder de uno u
otro sector ideológico.
Enumeramos nuestras tres citadas listas. Una responde a los
concejales de ideología liberal (liberales con votos propia y filo
sóficamente liberales por desacralizadores y, muy secundariamen
te, con ·votos compartidos cOÚ los corporativos favorables a las
funciones religiosas pero votos no pro¡,í_amente desacralizadores).
Otra refleja los concejales de mentalidad conservadora en general
o no secularista (liberales-conservadores
y otros, con votos que
mantienen las funciones
religiosas o bien son favorables a ellas
y, secundariamente, con. otros votos compartidos con los corpo
rativos de ideología liberal pero votos no propiamente desacrali
zadores
). Por último, una tercera lista enumera los concejales de
adscripción dudosa ( votos desacralizadores con los liberales
y vo
tos favorables a las funciones religiosas).
Cuantitativamente, entre dichos· concejales, -30 seguían los
liberales o desacralizadores (liberales o voto liberal); 39 no agudí'
zart la secularización, mantienen la situación existente, e incluso
recuperan manifestaciones de religiosidad ( liberales conservadores
y otros); y 6 son dudosos. Este criterio de clasificación, discutido
por algunos, no fue el único posible para conocer «grosso modo»
las tendencias políticas de los_ corporativos municipales; además,
el tema lo requería.
,, P_ues bien, García-Sanz ofrece una informació-n definitiva so
bre el partido político al que pertenecieron los .alcaldes, conceja
les
y otras personalidades políticas de Pamplona desde 1891 has
ta 1922 basándose
en la prensa y documentación electoral.
Si comparamos los resultados obtenidos por 'Gárcía-Sanz
(1990) y los nuestros de 1987, se observa una relevante identi
dad. Partimos de que la coincidencia entre los políticos señalados
en ambas investigaciones se ciñe a un total de
25 de los 7 5 cor
porativos recogidos en nuestro trabajo que abarca de 1871 a 1886,
esto es, a un tercio del total, cantidad esta que adquiere cierta
categoría representativa .. Pdr otro lado, y esto es importante, la
coincidencia de ambos trabajos sobre dichos 25 concejales es evi
dente salvo en dos casos (2).
Esto nos prueba la validez de estu-
(2) Concretemos. García-Sanz nos ofrece datos de 8· de los componen
tes de ·nuestra lista de voto liberal (desacralizador, donde podían incluirse
republicanos, liberal-fusionistas y otros liberales), entte
los que figuran:
4 republicanos (Agustín Blasco Michelena, Baldomero Navascués Aguirre,
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
diar la tendencia política (no ya el partido político) según la pos
tura que los protagonistas de la historia tuvieron ante los valores
espirituales.
Dicha coincidencia también muestra que, en el si
glo XIX pamplonés y al parecer también en general, la polltica
incluso municipal tenla un trasfondo filos6fico y sobre todo reli
gioso.
La obra de García-Sanz clarifica nuestra afirmación siguiente:
«( ... ) ignoramos si entre los corporativos especificados existe
algún miembro tradicionalista una vez que el Carlismo ( ... ) es
derrotado
en el campo de batalla» en 1876. Ahora sabemos -en
1987 y por falta de fuentes no fue posible--de la existencia de
6 carlistas y de
3 integristas, dos de ellos presentes ya el 3-VII-
1879, aunque retrotraer hasta 1879 la información de García
Sanz, iniciada en 1891, quizás pudiera originar alguna inexactitud.
Nos queda pendiente conocer la adscripción politice-ideológica
de al
menos los 23 corporativos restantes de nuestra segunda lista
citada (liberal-conservadores y otros), pues debido a
la tesis ge
neral de la separación teórica y práctica de la España oficial res
pecto de la sociedad real, en la que tanto insisten los especialistas
de
la época, señalamos que, «al parecer, la mayoría de los corpo
rativos ( de Pamplona) serán liberal conservadores». Partiendo de
esta suposición, concluimos en 1987
lo siguiente:
«Aunque los conservadores se
opongan a algunos exce
sos de los progresistas, iniciarán
el camino de la desacrali
zación, aprobarán
no pocas conquistas de los radicales o
progresistas en
el aspecto religioso y no se esforzarán por
Hipólito Palero y Cuesta, Severo Simavilla), 2 liberales (Luis I!íatta Reta,
Ignacio Navasal
Arto) y
2
liberal-conservadores (seguro Manuel Espa12a y
dudoso Silvestre Goicoechea). También nos aporta datos de 16 de los com
ponentes de la lista de voto favorable a las funciones religiosas (liberal
conservadores y otros): 6 carlistas (Pedro José Arraiza Osambela con repa
ros de independiente, Donato Cumia Aramburu, Tiburcio Guerencliain -y
Larrache, Fermín Idoate y Murillo, Eustaquio Olaso, Francisco Seminario
Izu); 4 liberal-conservadores (Mauro Ibáñez, Juan Moso e Irure o conde
de Espoz
y Mina, José. Obaoos y Félix Ubillos), 3 integristas (Artoro Cam
pión, José Sao Julián Irure, Martín Sara y García), 2 no h1,era!es demó
cratas ni fusionistas (Pablo Irurzun y Joaquín Larda), 1 católico antiliberal
(Miguel
García-Tuñón y Elizalde), que se presentará por independiente y
con los liberal-conservadores_. En nuestra lista de dudosos, Garda-Sanz se
ñala a José Javier Colmenares como posterior liheral-fusionista. Ignoramos
si
el apellido de algunos concejales ( Izu, Mutiloa y Roncal) corresponde con
algunos políticos algo posteriores como Manuel Izu Erro, E. Mutiloa e
Idoate (ambos carlistas} y F. Roocal y Riezu (¿liberal-conservador?).
978
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA.
restuarar la rica vida religiosa municipal anterior a 1868 y
1836, sino tan sólo algunos aspectos
parciales» (3 ).
Es decir, la labor de los liberal-conservadores (canovistas, etc.)
sería
de freno a la secularización municipal y de limitada restaura
ción religiosa. Queda, pues,
señalar qué labor corresponde res
pectivamente a los conservadores y a los tradicionalistas existen
tes en el Ayuntamiento, o
si ambas se atribuyen a ambos sectores
de una forma indiscriminada. Quede como reto efectuar
un se
guimiento detalladd del comportamiento de estos corporativos en
las votaciones definiendo bien la materia a votación, y localizar
la tendencia política de dichos 23 corporativos restantes entre
los
que de hecho -ignoramos cuántos en total-hubo carlistas e
integristas.
De tener la misma representación de 1891-1892 es
tudiada por Garcia-Sanz, los Ayuntamientos de Pamplona de
1874-1886
serian de mayoría tradicionalista. No obstante debe
recordarse que después de la tercera guerra carlista
-o «anticar
lista» según se
mire-finalizada en 1876, don Carlos por un lado
y el Gobierno de Madrid por otro, tendrán que legitimar
la pre
sencia electoral de los carlistas en los municipios. ·
JosÉ FERMÍN GARRALDA ARIZCUN.
(3) GAR.RALDA, «Revolución liberal y secularización ... », art. cit., pági
na 443.
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García-Sanz Marcategui, Angel: LAS ELECCIONES
MUNICIPALES DE PAMPLONA EN LA RESTAURACION
(1891-1923) (*)
Los estudios hist6ricos regionales y locales gozan hoy de un
considerable auge. Se presenran como punto de partida necesario
para los estudios globales y síntesis generales.
Ha pasado el tiem
po
de las simplificaciones y de la reducción de la ciencia a inter
pretación. Toda síntesis debe suponer investigaciones previas
mo
nográficas ceñidas en el espacio y el tiempo, esto es, la microhis
toria.
García-Sanz nos presenta un excelente estudio de carácter
descriptivo y
empírico que, además de obvias conclusiones, plan-
, tea diversos interrogantes que abren futuras investigaciones. El
autor
profundiza en cada una de las 16 elecciones municipales ce
lebradas en Pamplona de 1891 a 1922, elecciones cada dos años
salvd en 1907. En este último, las elecciones se aplazaron a 1909,
celebrándose el 2
de mayo y el 12 de diciembre.
De cada confrontación electoral el autor explica las fuerzas
políticas electorales en lid (las que mantienen su presencia, sur
gen
d desaparecen), esboza muy brevemente sus proyectos políti
cos, estudia la evolución electoral de cada una de aquellas, .enume
ra los candidatos propuestos y elegidos, recoge la evolución de
la abstención y deja constancia de la complejidad de
las alianzas
electorales, etc., todo ello con base
en los fondos documentales
sobre elecciones existentes en el Archivo Municipal de Pamplona
y, sobre todo, teniendo en cuenta la prensa Ideal y regional.
Si es sencillo señalar los grupos políticos, más difícil es sinte
tizar
su importancia social. Según los resultados de García-Sanz,
el sector
más votado e importante es el carlista (luego jaimista);
los republicanos son la segunda fuerza aunque
tras 1915 decaerán
totalmente ; los partidos liberal fusionista y liberal demócrata les
siguen en importancia disminuyendo notablemente tras esta
mis
tLa fecha; el sector integrista es considerable hasta 1913 inclusi
ve, año tras el cual disminuye su importancia electoral ;
los inde
pendientes y los liberal conservadores, presentados como «Defen
sa Social» en 1909 e independientes en otras ocasiones, son
minoritarios;
los socialistas tienen una implantación social muy
escasa aunque aumentan algo tras 1913 ; y los nacionalistas (
na
partarras) aparecen en 1911, tienen sus tres primeros concejales
(*) Pamplona, Ed. Gobierno de Navarra, 1990, 177 págs., col. Histo
ria, núm. 61.
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en 1917 y alcaruian su éxito electoral en 1920. Los obreros cató
licos de
«La Conciliación» fracasan totalmente la única vez que
se presentan a elecciones en 1915, a pesar de su relevante fuetza
social y quizás
por su apoliticismo institucional.
Las divisiones existentes entre los libetales no
consetvadores
se manifiestan en las familias «Garciaprietista», «Romanonista»
(ambas en 1915) y Albista (1917).
El sector Mellista, escindido
del Jaintismo,
cteó el Centro Católico Espafiol (1922).
La complejidad de los sectores políticos se complica
al con
cretar la política de
aliaruias. En síntesis, deducimos que del total
de los sectores políticos, el número de candidaturas osciló de dos
a seis. Su mayor número
se alcaruió tras las elecciones de 1911
inclusives.
Las candidaturas agruparon accidental e indiscrimina
damente a carlistas, integristas, nacionalistas, independientes y
conservadores por un lado ; y, por otro, a socialistas, republica
nos, libetal-fusionistas y liberal-demócratas. Según
García-Sarui,
las combinaciones entre ellos fueton múltiples para lograr candi
daturas católicas (carlistas e integristas, 1895),
«de orden» (car
.listas, integristas, independientes y liberal-moderados, 1903), blo
que
democrático (liberal-demócratas republicanos, liberal-dinásti
cos, 1905), coalición de izquierdas (1915 y con notable éxito),
Aliaruia Foral (carlistas y nacionalistas, 1922), etc.
Aunque las elecciones tuvieron un fuerte contenido ideológico,
el oportunismo político de las alianzas ( creemos que con objetivos
ideológicos) fue, dice
García-Sarui, patente. La panorámica de
esta compleja realidad la muestra el autor de una forma escueta,
documentada y amena.
Es relevante el número de concejales de 1891 a 1922 conta
bilizados por
García-Sarui: carlistas 102, republicanos 33, libeta
les 24, integristas 22, conservadores 18, nacionalistas
11 y socia
listas 2 (vid., pág. 150), aunque «el númeto de votantes de libe
rales y republicanos fue mayor que el que
se deduce de los puestos
conseguidos» (pág. 152). Los alcaldes elegidos
por el Gobierno
y sin que representen
los sectores políticos en las concejalías,
fueton liberales y
libetal-ronservadores, en perjuicio de los repu
blicanos y sobre todo de los carlistas.
De todo
ello el lector puede deducir que el auge de los sec
tores políticos ajenos y abiettamente contrarios a la política de
la Restauración eta evidente
en Pamplona ; sectores aquellos muy
superiores social y electoralmente a los partidos libetal y libetal
conservador que se repartían en espacio político del turnismo en
el Gobierno de Madrid. El desajuste entre la España real y la
Espafia oficial eta evidente. ·
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Los datos citados, desarrollados y justificados eo profundidad
¡,
mos se efectúen. · ·
El trabajo finaliza· con los apuntes biográficos de 18 alcaldes
(8 conservadores ~2 mauristas y 1 datista-'--, 4 libetales, 4 car
listas
---
intetesantes relaciones petsonales de ca
rácter social, económico e ideológico, existentes entre las élites
político-sociales de Pamplona.
Según los datos ofrecidos por García-Sanz, parece que debe
rr.atizarse mucho su afirmación de que «los centros urbanos fueron
el baluarte del libetalismd, mieorras los rurales lo habrían sido
del carlismo» (pág. 14
). Ni creemos real la ideotificación libera
lismo-ciudad ni la oposición sistemática ciudad-campo. Máxime
cuando
tras 1915 las fuetzas electorales carlistas, integristas y na
cionalistas, antilibetales por eseocia, desplazan totalmente a las
restantes· fuerzas políticas.
Como puede observarse, el libro de García-Sanz
es interesan
tísimo y realmente novedoso en el tema desarrollado y en su tra
tamiento, no sólo respecto a la ciudad de Pamplona, sino también
en relación con las restantes ciudades de la monarquía.
En 1987 publiqué dos estudios complementarios entre sí so
bre la vida religiosa del Ayuntamiento de Pamplona en el si
gld XVIII y durante la secularización llevada a ca.bo por ·el libera
lismo hasta 1886 (1).
En uno de ellos elaboramos tres listas de
los corporativos anteriores a 1886 en función de
s¡¡ toma de pos
tura, secularizadora o no, de la institucióo municipal, seculariza
ción propia de la filosofía liberal.
La elaboración
de dichas listas fue posible porque en las actas
municpiales figuran diversos acuerdos de una variada naturaleza:
unos son desacralizadores, otros frenan el avance de la seculariza
ción al mantenet las celebraciones religiosas .existentes, y unos
terceros restauran
la vida y las manifestaciones religiosas del pa
tronato municipal o bien la .colaboración -ya mediante la pre,
senda de los corporativos ya material-del Ayuntamiento en
iniciativas religiosas de las instituciones vecinales. Por otra parte,
(1) GARRALDA AruzcUN, José Fermín: «Revolución liberal y seculari
zación.
El Ayuntamiento de Pamplona como ejemplo», Madrid, Rev. Ver
bo, núm .. 253-254 (marzo;,bril de 1987), 261 págs., págs. 411·444; ID. «La
vida religiosa del, Ayuntamiento de Pamplona. Siglos XVIII y XIX», en_ VA
RIOS, 1887-1987. Centen'ario Hermandad de la Pasión del Señor, Bui:lada,
Ed. C A.N., 1987, 165 págs., págs. 111-163.
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INFORMACI.01'( BIBLIOGRAFICA
desde el 13-V-1871 hasta el 15-IV-1886 figuran los nombres de
los concejales que votan favorable o desfavorablemente a las fun.
clones religiosas munid¡,ales, así como de aquellos
e>tros cuyos
votos no son significativos para efectuar una clasificación ideoló
gico-política, al poder proceder de uno u
otro sector ideológico.
Enumeramos nuestras tres citadas listas. Una responde a los
concejales de ideología liberal (liberales con votos propia y filo
sóficamente liberales por desacralizadores y, muy secundariamen
te, con ·votos compartidos cOÚ los corporativos favorables a las
funciones religiosas pero votos no pro¡,í_amente desacralizadores).
Otra refleja los concejales de mentalidad conservadora en general
o no secularista (liberales-conservadores
y otros, con votos que
mantienen las funciones
religiosas o bien son favorables a ellas
y, secundariamente, con. otros votos compartidos con los corpo
rativos de ideología liberal pero votos no propiamente desacrali
zadores
). Por último, una tercera lista enumera los concejales de
adscripción dudosa ( votos desacralizadores con los liberales
y vo
tos favorables a las funciones religiosas).
Cuantitativamente, entre dichos· concejales, -30 seguían los
liberales o desacralizadores (liberales o voto liberal); 39 no agudí'
zart la secularización, mantienen la situación existente, e incluso
recuperan manifestaciones de religiosidad ( liberales conservadores
y otros); y 6 son dudosos. Este criterio de clasificación, discutido
por algunos, no fue el único posible para conocer «grosso modo»
las tendencias políticas de los_ corporativos municipales; además,
el tema lo requería.
,, P_ues bien, García-Sanz ofrece una informació-n definitiva so
bre el partido político al que pertenecieron los .alcaldes, conceja
les
y otras personalidades políticas de Pamplona desde 1891 has
ta 1922 basándose
en la prensa y documentación electoral.
Si comparamos los resultados obtenidos por 'Gárcía-Sanz
(1990) y los nuestros de 1987, se observa una relevante identi
dad. Partimos de que la coincidencia entre los políticos señalados
en ambas investigaciones se ciñe a un total de
25 de los 7 5 cor
porativos recogidos en nuestro trabajo que abarca de 1871 a 1886,
esto es, a un tercio del total, cantidad esta que adquiere cierta
categoría representativa .. Pdr otro lado, y esto es importante, la
coincidencia de ambos trabajos sobre dichos 25 concejales es evi
dente salvo en dos casos (2).
Esto nos prueba la validez de estu-
(2) Concretemos. García-Sanz nos ofrece datos de 8· de los componen
tes de ·nuestra lista de voto liberal (desacralizador, donde podían incluirse
republicanos, liberal-fusionistas y otros liberales), entte
los que figuran:
4 republicanos (Agustín Blasco Michelena, Baldomero Navascués Aguirre,
977
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
diar la tendencia política (no ya el partido político) según la pos
tura que los protagonistas de la historia tuvieron ante los valores
espirituales.
Dicha coincidencia también muestra que, en el si
glo XIX pamplonés y al parecer también en general, la polltica
incluso municipal tenla un trasfondo filos6fico y sobre todo reli
gioso.
La obra de García-Sanz clarifica nuestra afirmación siguiente:
«( ... ) ignoramos si entre los corporativos especificados existe
algún miembro tradicionalista una vez que el Carlismo ( ... ) es
derrotado
en el campo de batalla» en 1876. Ahora sabemos -en
1987 y por falta de fuentes no fue posible--de la existencia de
6 carlistas y de
3 integristas, dos de ellos presentes ya el 3-VII-
1879, aunque retrotraer hasta 1879 la información de García
Sanz, iniciada en 1891, quizás pudiera originar alguna inexactitud.
Nos queda pendiente conocer la adscripción politice-ideológica
de al
menos los 23 corporativos restantes de nuestra segunda lista
citada (liberal-conservadores y otros), pues debido a
la tesis ge
neral de la separación teórica y práctica de la España oficial res
pecto de la sociedad real, en la que tanto insisten los especialistas
de
la época, señalamos que, «al parecer, la mayoría de los corpo
rativos ( de Pamplona) serán liberal conservadores». Partiendo de
esta suposición, concluimos en 1987
lo siguiente:
«Aunque los conservadores se
opongan a algunos exce
sos de los progresistas, iniciarán
el camino de la desacrali
zación, aprobarán
no pocas conquistas de los radicales o
progresistas en
el aspecto religioso y no se esforzarán por
Hipólito Palero y Cuesta, Severo Simavilla), 2 liberales (Luis I!íatta Reta,
Ignacio Navasal
Arto) y
2
liberal-conservadores (seguro Manuel Espa12a y
dudoso Silvestre Goicoechea). También nos aporta datos de 16 de los com
ponentes de la lista de voto favorable a las funciones religiosas (liberal
conservadores y otros): 6 carlistas (Pedro José Arraiza Osambela con repa
ros de independiente, Donato Cumia Aramburu, Tiburcio Guerencliain -y
Larrache, Fermín Idoate y Murillo, Eustaquio Olaso, Francisco Seminario
Izu); 4 liberal-conservadores (Mauro Ibáñez, Juan Moso e Irure o conde
de Espoz
y Mina, José. Obaoos y Félix Ubillos), 3 integristas (Artoro Cam
pión, José Sao Julián Irure, Martín Sara y García), 2 no h1,era!es demó
cratas ni fusionistas (Pablo Irurzun y Joaquín Larda), 1 católico antiliberal
(Miguel
García-Tuñón y Elizalde), que se presentará por independiente y
con los liberal-conservadores_. En nuestra lista de dudosos, Garda-Sanz se
ñala a José Javier Colmenares como posterior liheral-fusionista. Ignoramos
si
el apellido de algunos concejales ( Izu, Mutiloa y Roncal) corresponde con
algunos políticos algo posteriores como Manuel Izu Erro, E. Mutiloa e
Idoate (ambos carlistas} y F. Roocal y Riezu (¿liberal-conservador?).
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA.
restuarar la rica vida religiosa municipal anterior a 1868 y
1836, sino tan sólo algunos aspectos
parciales» (3 ).
Es decir, la labor de los liberal-conservadores (canovistas, etc.)
sería
de freno a la secularización municipal y de limitada restaura
ción religiosa. Queda, pues,
señalar qué labor corresponde res
pectivamente a los conservadores y a los tradicionalistas existen
tes en el Ayuntamiento, o
si ambas se atribuyen a ambos sectores
de una forma indiscriminada. Quede como reto efectuar
un se
guimiento detalladd del comportamiento de estos corporativos en
las votaciones definiendo bien la materia a votación, y localizar
la tendencia política de dichos 23 corporativos restantes entre
los
que de hecho -ignoramos cuántos en total-hubo carlistas e
integristas.
De tener la misma representación de 1891-1892 es
tudiada por Garcia-Sanz, los Ayuntamientos de Pamplona de
1874-1886
serian de mayoría tradicionalista. No obstante debe
recordarse que después de la tercera guerra carlista
-o «anticar
lista» según se
mire-finalizada en 1876, don Carlos por un lado
y el Gobierno de Madrid por otro, tendrán que legitimar
la pre
sencia electoral de los carlistas en los municipios. ·
JosÉ FERMÍN GARRALDA ARIZCUN.
(3) GAR.RALDA, «Revolución liberal y secularización ... », art. cit., pági
na 443.
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