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Número 313-314

Serie XXXII

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La influencia de fray Francisco de Vitoria, O.P., en Chile (1550-1650)

LA INFLUENCIA DE FRAY FRANCISCO
DE VITORIA, O. P., EN CHILE (1550,1650)
APUNTES PARA, UNA HISTORIA
PQ·R.
JoRGE MART'íNEZ ·Buscl-i''(:t<)
INTRODUCCIÓN
· La-presente exposicióri trata de mostrar en forma sucinta~
cómo las ideas de Francisco de Vitoria llegaron a Chile y se apli,
carón en la vida diaria de una sociedad que se fonna entre U50
y 1650. Se trata entonces de una introducción a la historia de la~
ideas en el campo de su aplicación práctica adaptándolas a la vida
real.
Si bien es cierto que el descubrimiento del territorio sudame­
ricano en lo que hoy se llama Chile ocucrió con Remando de
Magallanes en 1520, cuando navega el Estrecho que lleva su nom­
bre, fue sólo en 1536, con
Diego de Almagro, cuando se inici,¡
la serie de expediciones de conquista y descubrimiento que termi,
nan por configurar el Reino de Chile, unidad política de la Corona
española que formó.
parte del Virreinato del Perú hasta· su sepa­
ración e independencia en 1810. Dicho. espacio geográfico,
des­
cubierto . por mar y explorado y. conquistado por tierra, albergó;
en su parte central
y sur, numerosas .tribus de indios de. simila­
res características étnicas y
unidos por. una lengua común.
El fracaso de la expedición de Diego de Almagro ( salida del
. ' . . .
· (*) Con much~ gusto dam~ a la estampa ~l sigtllente_ artícu1-.o ~ Al~
mirante Jefe de Estado Mayor· de la _Armada de Chile, Jor~ Mardriez Busch·,
que nos ha-hecho llegar pllra · ~ publicación en V erho a través· de nllestio
amigo .y colaborador el· historiador CriStíán. Garay.
Verbo, núm. 313-314 (1993), 289-310 289
Fundaci\363n Speiro

JORGE MARTINEZ BUSCH
Cuzco, julio de 1535,; regresa al Cuzco, abril de 1537) dejó olvi­
dado y alejado de las preocupaciones diarias
el territorio de Chile
para
los españoles radicados en el Perú y especialmente en el
Cuzco. Sólo cuatro años más tarde, en enero de 1540, el Capitán
don Pedro de Valdivia inició un viaje definitivo de descubrimiento
y conquista que lo llevará a fundar en su valle central una cadena
de ciudades,
las que hasta hoY día constituyen los principales cen­
tros poblados de Chile.
Los viajes fueron extraordinariamente difíciles y consumieron
una gran cantidad
de vidas humanas por las condiciones extremas
del territorio que
se recorría. Es así que llegadas estas expedicio­
nes al término del Desierto de Atacama ( llamado El Despoblado
por
las crónicas de la época), los indios desde Copiapó al sur,
iniciaron una serie de
acciones de hostigamiento que sólo termina­
ron cuando ya, hacia 1548, la cantidad de espafioles y
sus medios
técnicos pudieron pacificarlos, extendiéndose tales acciones hasta
la ribera del
rio Maule, 400 kilómetros al sur de Santiago de Chi­
le. Estas tribus no eran araucanas y, en general, eran de naturaleza
menos belicosa que aquéllas. Prácticamente sólo en 1550, los
conquistadores entran en contacto directo con los araucanos, al
llegar los primeros a la ribera del rio Bío-Bío. Estas tribus desa­
rrollaron desde el primer momento, una tenaz campafia militar
que sólo terminó en 1880 con su completa incorporación a
la Re­
pública de Chile, al someterse definitivamente a su leyes y auto­
ridades.
La guerra, prolongada cerca de 330 años, produjo una fuerte
sangría de vidas españolas y araucanas que dio lugar, como es ló­
gico, a frecuentes actos de violencia innecesaria por ambas partes,
lo que unido a
la necesidad de mano de obra, tanto para coloni­
zar
el Valle Central como para explotar los lavaderos de oro, causó
una disminución sensible del número de individuos que confor­
maban los diferentes grupos indígenas. Incluso a
partir de 1600,
obligó a que España abandonara el territorio comprendido entre
el Bíot-Bío por el norte y el rio Valdivia por el sur, con lo cual,
prácticamente
se creó una suerte de «Estado de Arauco».
Se ha querido dar una visión muy sucinta para entender el
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LA INFLUENCIA DE FRAY FRANCISCO DE VITORIA, o: P., EN CHILE
problema con que se enfrenta la conciencia del conquistador es­
pañol que llega a Chile. El sabe que el rey ha dispuesto un trato
de igual a igual con el indio, porque éste también
es un súbdito
más de la Corona de Castilla, pero se encuentra ante una perma­
nente
hostilidad, que deviene en una legendaria oposición.
Desde el primer momento, la Iglesia Católica se preocupó de
esta situación, desarrollando tanto una acción
. de personas como
de instituciones. Es así como los antecedentes existentes sobre
este período presentan una distribución del esfuerzo realizado para
suprimir la violencia y el maltrato entre españoles e indios, en
tres direcciones. Una, que incide
en los esfuerzos que se sustentan
en la propia doctrina católica, enraizada en el pensamiento de
San­
to Tomás y otros Doctores de la Iglesia. Otra, que se sustenta en
las disposiciones de la Corona y, la tercera,
en la labor personal
de los sacerdotes misioneros y de los propios gobernantes locales.
En todas estas acciones, la doctrina teológico-política de Fran­
cisco de Vitoria está presente
de una u otra forma, ya sea directa­
mente, con la puesta en práctica de sus pens8mientos e ideas por
sus discípulos que asistieron a sus clases en Salamanca o, indirec­
tamente, mediante la difusión de su docttina por los alumnos for­
mados por los profesores que continuaron su enseñanza.
Las ideas más importantes para comparar las que figuran en
los antecedentes que
se expondrán a continuación están contenidas
en tres de las relecciones, las que en orden de antigüedad en cuan­
to a la fecha en que se hicieronpúblicas son: «De la Templanza»,
en
el año 1537; «De los Indios», en enero de 1539, conocida tam­
bién como «De Indis», o Primera Relección de los Indios
y, la
tercera,
«Del Derecho de Guerra», el 19 de junio de 1539, cono­
cida además como «De Jure Belli» d Segunda Relección de los
Indios.
El período objeto de este trabajo, que va desde 1550 a
1650,
es el más activo y fundamental en el accionar religioso,
económico, político y militar que se desarrolla en
torno a las re­
laciones español-indio. En Chile, este período ejercerá influencia
hasta nuestros
días, circunstancia que justifica su estudio por la
contn1mción que ello representa a la historia de las ideas en su
aplicación práctica
al tema aquí tratado.
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IORGE MARTINEZ BUSCH
l. LA INFLUE\'ICIA DIRECTA
l. El período inicial.
El problema del trátamiento humano a los indios aparece des­
de el comienzo de la expedición que realizara Diego de Almagro.
El mejor antecedente sobre este tema lo entrega el presbítero
Cristóbal de Molina, quien junto a cuatro religiosos; acompañó a
Almagro en este accidentado
viáje. Entre estos cuatro se encon­
trába el arcediano del Cuzco, Rodrigo Pérez y por lo tanto, pro­
veniente de la diócesis
de fray Vicente de Valvetde, quien fuera
el primer obispo
de. esta ciudad. El presbítero Cristóbal de Mblina
redacta un manuscrito en donde describe sucesos que ocurren en
el transcurso de
15J6, tres años después de que Atahualpa fueta
ejecutado
en la plaza de Cajamarca, la noche del 29 de agosto de
1533 a la luz de antorchas.
En la muerte de Atahualpa estuvo pre­
sente el padre fray Vicente de V alvetde, discípulo de Vitoria en
V allado!id ( San Gregorio) y profeso del Convento de San Esteban
de Salamanca. Este convento fue la
casa de la Orden Dominicana
en la que
viviet0n Francisco de Vitoria y todos los sacetdotes que
la Orden dispuso
asistieran a la Universidad de Salamanca.
Fray Vicente de Valvetde, O. P.,
es de importancia fundamen­
tal
en la génesis final del pensamiento de Vitoria en tomo al pro­
blema español-indio. Valverde entró al Perú el
año 1532 en com­
pañía del Marqués Francisco Pizarro, llevando consigo a otros
seis padres y fundó
la Provincia de San Juan Bautista del Perú
que dio origen, después, a todas
las Provincias de la Orden Do­
minicana que hay en la costa oeste de América del Sur. Este padre
fue descrito
como un fraile «teólogo, .docto y celoso del bien es­
piritual y salvación de las almas». Cuando habla con Atahualpa
la primera vez, lleva en su mano un ejemplar de la «Summa
Sil­
vestrina», detalle que muestra con claridad que tenía muy buena
formación
doctrinal. Mientras Atahualpa estuvo en prisión, el pa,
dre V alvetde. trató de coovertirlo e instruirlo en la fe católica,
Además, mantuvo contactos con fray Bartolomé de Las Casas para
fundar conventos con que evangelizar más rápido a los indígenas,
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LA INFLUENCIA DE FRAY FRANCISCO DE VITORIA/ O~ P., EN CHILE
Después de la muerte de Atahualpa el padre Valverde volvió
a España visitando el Convento
de Salamanca en donde se encuen­
tra
Con Vitoria. Este viaje debió ocurrir entre finales de 1533 y
comienzos de 1534, saliendo de Salamanca de regreso al Perú en­
tre 1536 y 1537.
Cuando
fray V alverde visitó Salamanca, se encontraba en ple.
na construcción el claustro nuevo del convento de San Esteban,
el cual se terminó en 1542. Toda la comunidad estaba interesadá
en que se concluyera y Vitoria era uno de ellos. V alverde, de re­
greso al Perú, envía como regalo para ayudar a termi.nar este
claustro
un cáliz precioso y varias piezas de plata; luego, pode­
mos supoher que este · regalo se debe en gran parte a la amistad
de Valverde con Vitoria, de quien había
sidd discípulo en San Gre­
gorio de Valladolid (1523-1526) y no parece dudoso que ambos
sacerdotes deben haberse reunido para conocer los
acontecimientos
ocurridos en el Perú.
Esta hipótesis da sentidd a la carta que Vitoria envía a su
amigo, el Provincial de Andaluda en Sevilla, padre Miguel Arco~,
con fecha 8 de noviembre de 1534, que encabezaba diciendo «cuan­
to al caso del Perú, digo a vuestro Padre que ya ... ». Su texto
íntegro
es casi una síntesis de las ideas que desarrollará posterior­
mente en las relecciones «De Temperancia» y las dos «De Indis»,
siendo
un párrafo muy importante aquel que agrega: « Yó doy
todas las· batallas y conquistas
por buenas y · santas. Pero hace de
considerar que esta guerra, según confiesan los peruleros,
·es, no
contra extraños, sino contra verdaderos vasallos del Emperador,
como si fuesen naturales
de Sevilla». El empleo de la palabra
«perulero» muestra nítidamente que algunos españoles que habían
estado en la muerte de Atahualpa y en los hechos que le sucedie­
ron, habían. concurrido a Salamanca a buscar luz y paz a su con,
ciencia. Esto, sin desconocer el propio relato que, sin dudas, hizo
fray Valverde a la
comunidad cuando llegó en 1534. La influencia
de Vitoria por la vía
de sus discípulos en el Perú es decisiva para
el. futuro tratamiento entre españoles e indios en Chile. El pádre
V al verde toma parte en los inicios de la fundación de Litna, erige
allí el Convento de la Orden y será desde este convento desde
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JORGE MARTINEZ BUSCH
donde salen los misioneros dominicanos a Chile, Ecuador y parte
de Argentina.
Dos discípulos célebres de Vitoria se iban a distinguir en la
obra misional del Perú: el padre
fray Juan Solano, O. P., a quien
se debe la copia
de unos de los manuscritos de sus lecturas y que
sucedió
a. Valverde como Obispo del Cuzco, y el padre fray Jeró­
nimo de Loaiza, O. P., que siendo Arzobispo de Lima fue quien,
previa junta
de teólogos y juristas, redactó una resolución que
«determinaba la obligación
de restituir en conciencia por todos
los
abusos, robos, muertes y demás inferidos a los naturales por los
soldados
y colonizadores en la guerra de conquista», texto neta­
mente vitoriano
y cuya aplicación en Chile se haría efectiva de
inmediato. La Escuela de Salamanca tuvo gran influjo en Chile a través
del Perú, en especial
en la segunda mita! del siglo XVI, por venir
todos los sacerdotes pasando por Lima y muchos de ellos profesar
en los conventos o educarse en la .Universidad de San Marcos de
dicha ciudad, también fundada por la Orden Dominicana.
2. La orden dominicana.
Tras la muerte a manos de los araucanos de Pedro de V aldívia
a fines de 15 5
3, Chile permaneció sin gobernador hasta que fue
nombrado don
García Hurtado de Mendru:a, quien llegó al puerto
de Coquímbo a fines de abril de 1557. Lo acompañaban siete con­
sejeros eclesiásticos, entre
los cuales estaba fray Gil Go1ll<ález de
San Nicolás, O. P., .quien sería en los años siguientes Vicario de
la Orden Domínicana en Santiago
de Chile. Junto al nuevo gober­
nador también venía don Alonso
de Ercilla y Zúñiga, quien rela­
taría las primeras hazañas, triunfos
y derrotas de los españoles
respecto de los araucanos, en el poema épico «La Araucana», pu­
blicado en Madrid
entre 1569 y 1589. En este poema queda ex­
plícita una actitud de respeto y admiración hacía los araucanos, en
cuya virtud los considera iguales a los españoles, tanto en su con­
dición humana
y· en su ciencia guerrera. como en su espíritu de
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LA INFLUENCIA DE FRAY FRANCISCO DE VITORIA. O. P., EN CHILE
independencia. Es importante advertir este concepto de igualdad
en
la condición de hombres, producto a no dudarlo, de una reali­
dad que estaba
ya ampliamente aceptada en Chile y apoyada por
la visión doctrinal de la Iglesia, que tanto influyó y ayudó a
de­
finir Vitoria. Es en la aceptación de esa realidad en donde la Orden
Dominicana tuvo un papel fundamental en estos primeros cincuen­
ta años de conquista.
La venida al reino de Chile de los dominícos se debió a una
petición expresa de Pedro de V aldivia, quien había solicitado a
Carlos V
se enviasen misioneros, especialmente de las Ordenes
Regulares.
El rey para resolver esta petición acude a la Orden de
Predicadores: «tanto por su celo en la comunión de los infieles
cuanto por
el valor y tesón con que habían abrazado la defensa
de los naturales», y en Cédula del 4 de septiembre de 1551
en­
cargó al Provincial del Perú que enviara tres religiosos de su obe­
diencia
al reino de Chile para que fueran protectores de los indios
y los
instruyeran en nuestra santísima fe. En cumplimiento de los
deseos del monarca, el provincial designó a fray Gil
Goru:ález de
San Nicolás, O. P., con el título de Vicario. Esta designación
ocurre en 1552, pero sólo llegará a Chile con el
grupo de García
Hurtado de Mendoza en 1557. Durante
esos cinco años perma­
neció en Lima preparándose en teología y en doctrina.
Prácticamente, desde que el gobernador Hurtado de Mendoza
desembarcó en Coquimbo en abril de 1557, se inicia el conflicto
entre
la autoridad del nuevo gobernador y su consejero, fray Gil.
Este
comeru:ó a oponerse a la guerra contra los araucanos, pues
sostenía que
los soldados que mataban a los indios cometían pe­
cado mortal y se irían al infierno, «y que estaban obligados a pagar
todo el daño que hiciesen y todo lo que comiesen ; porque los
indios defendían causa justa, como eran su libertad,
casas y hacien­
das; pues Valdivia no había entrado a la conquista como lo
man­
da la Iglesia, amonestando y requiriendo con palabras y obras a
los naturales».
En 1558, con el regreso de muchos de los españoles que esta­
ban en
la zona del BíocB!o, a la ciudad de Santiago, el conflicto
entre este sacerdote y los asesores del gobernador se hace público.
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JORGE MARTINEZ BUSCH
:Así,. durante la Cuaresma de ese· afio, fray Gil predica a los fieles
el tema «de la injusticia de la guerra a los indios y la. obligación
de restituir lo robado a los. naturales».
En 1561, fray Gil. logra ,hacer que .el gobernador de turno
ponga en práctica sus ideas· doctrinarias contra la. guerra ofensiva
y de exterminio
,que hasta .. ese momento se hacía .en perjuicio de
los indios araucanos. Se pretendía tratarlos con humanidad y
de­
volver la hbertad a los que se tornaban prisioneros. El plan fra.
cas6 por oposici6n de todos, incluso de los indios sometidos de la
regi6r1;
La controversia fue tan intensa que finahnente, en 1563, el obis.
po
de Santiago, Bartolomé Rodrigo González Marmolejo (1563 ),
ex-dominicano, resolvi6 someter el asunto a. una Junta de Te6lo­
gos para que resolvieran tres puntos:
. l.' -¿Hay derecho para hacer la guerra a los indígenas?
2.' -Si la guerra era lícita, ¿en qué forma debería hacerse
y, c6rno debería tratarse a los indígenes vencidos?
3.' -¿Cuáles eran las obligaciones de los encomenderos para
con los indígenas
.de sus respectivos repartimientos?
El informe de
laJunta fue redactado por el Maestro Paredes,
que, en síntesis, dice que:
. «Cuando los indígenas faltaban a la
obediencia que debían al gobernador como representante del rey,
invadían las tierras de los' cristianos o inipedían practicar la reli­
gi6n a indígenas ya conversos, era lícita la guerra contra ellos y
aún
podía ser obligatoria ; los indios debían ser respetados, como
otros súbditos cualquiera del
rey; pero en caso de agravio, debían
reclamar ante la autoridad y los tribunales, sin que les fuera licito
acudir a la venganza o

a la rebeli6n. El
buen trato del indígena
y
la justa retribuci6n de su 'trabajo, eran obligatorios para el en­
comendero.
El confesor estaba en la obligaci6n de velar por el
tumplimiento de estos deberes y de exigirlos al penitente».
La obligaci6n de restituci6n para obtener la absoluci6n de los
pecados fue uno de
los temas que plante6 Vitoria al fray De Arcos
en su Carta de
1534.
La poslci6n de Paredes como te6logo no tenía nada de ambi·
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LA INFLUENCIA DE FRAY FRANCISCO DE VITORIA.,. O, P., E'/11 CHIU
gua, pues en la información de servicios que Paredes hace al rey,
figura el documento que evacuó ahora al gobernador, extractando
el que
elaboró la Junta de Teólogos. La lectura del primero deja
bien en
claro que Paredes conoció -el contenido delas relecciones
«De las Indias» y «De la Guerra» y, si hubiera alguna duda
al
comparar -sus ideas y cómo las aplica a la realidad, _ al final nom­
bra directamente a Vitoria diciendo: «Es claro y ser lícita. la gu<>
rra contra los indios que nos fueran molestos y que no __ nos deja­
ran libremente predicar la ley evangélica a los que son cristianos,
y así habló en confirmación y acerca del dicho caso circa Sf tam materiam, ser parescer de fray Francisco de Vitoria ... ». La
mención a Vitoria se ampliará en otro documento donde _ratifica
su opinión, diciendo: « Y este mismo dice e paresce sentir fray
Francisco
de Vitoria, luz que fue de nuestra España, en una rela­
ción que hizo de como venir los indios debajo del yugo de Su
Majestad». Este parecer fue aprobado por el obispo de
Santiago, el ::!O de
abril de 1564.
La gestión de fray Gil se puede resumir en que este domini­
cano, condenaba
la guerra ofensiva sin que se encuentre en sus
escritos o relatos, una sola
palabra contra la guerra defensiva. -Se
puede .sostener, además,-con bastante certeza que, a los· menos,-lo
medular de la doctrina de Vitoria en cuanto a la potestad del ,rey
y de la Iglesia eran conocidas por fray Gil. La gestión de este
sacerdote a pesar de sus dificultades,
logró resultados inmediatos
a través de las modificaciones al régimen
de las encomiendas. Por
otra parte, a la doctrina vitoriana que conoció, hay que agregar
que
había leído los textos de Las Casas. Además era fiel al rey.
Siempre le recordó a
Gru:da Hurtado de Mendoza su obligación
de guardar «las instrucciones que para semejantes entradas
había
dado el rey y que por ellas, vería que estaba obligado a hacer mu­
chas cosas antes que se pudiesen entrar a los indios de guerra».
La Orden Dominicana fue, en estos primeros cincuenta años,
la que desarrolló una de las más efectivas acciones misionales,
tarea en la cual quince de sus miembros murieron en el martirii>
por defender la fe y predicar entre los indios.
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JORGE M.ARTINEZ BUSCH
11. LA INFLUENCIA INDIRECTA
l. La enseñanza y la Universidad.
En la difusión de las doctrinas de la Iglesia y de los plantea­
mientos que los discípulos de Vitoria hicieron
de sus ideas, la
enseñanza fue un elemento fundamental en América
pata que éstas
se extendietan en la reducida población blanca
de esos años. En
Chile, hasta bien avanzado el siglo XVI, la única posibilidad de
adquirir conocimientos de Artes, Filosofía y Teología, eta ir a
Lima a la Univetsidad de San Marcos, viaje que muy
pocos podían
hacer por su costo y los peligros que entrañaba.
Más raro aún era
poder viajar a España e ingresar en una Universidad como la de
Salamanca o Alcalá.
En esta
parte de América, al igual que en el resto del conti­
nente,
es la Orden de los Predicadores la que inicia el estudio
universitario primero en el Perú y después en
Chile. En ambos
casos
la Orden pretende fundar univetSidades «con los privilegios
y esenciones y capitulaciones que tiene el estudio genetal
de Sala­
manca», justificando la gran necesidad de la fundación porque
«estas partes
están tan remotas de España y los hijos de los vezi­
nos y naturales embiándolos a los estudios de España sería hacer
grandes gastos y por falta de posibilidades algunos se quedan yno­
rantes» (Cabildo de Lima al rey, de fecha 23 de enero de 1550).
Asi, en Lima, la Universidad se establece similar a la de Salamanca
en lo
fundamental a partir de 1553.
En esta universidad limeña: «En
el primer claustro de profe­
sores
se destaca fray Antotúo de Hervías, formado en Salamanca,
uno de los primeros que obtuvo
grado o se incorporó a la naciente
Universidad
limeña que llegó a ser Catedrático de Prima de Teo­
logía y Prior Rector en 1565-1566 y en 1571. Otros salmantinos
notables fueron también catedráticos de Prima de Teología de esta
Universidad durante el siglo
XVI, como el discípulo vitoriano,
fray Bartolomé
de Ledesma, quien primero había sido catedrático
en México y pasa luego a Lima en 1580, y fray Juan de Lorenzano,
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LA INFLUENCIA DB FRAY FRANCISCO DE VITORIA, O. P., BN CHILE
quien llegó a ser prior del convento de Lima y luego proyincial».
Debiendo concurrir los alumnos chilenos. a Lima,
alú recibieron
la influencia directa e indirecta, dependiendo del profesor y de las
ideas
de Vitoria transmitidas por su propios discípulos. Esto se
mantuvo durante todo el siglo
XVI y la primera década del si­
glo XVII.
En Chile, después de un intento fallido desarrollado por la
Orden de los Predicadores para obtener la autorización real para
tener una universidad, iniciado en 1587, y concretado sólo en
1610, la Real Audiencia de Santiago, en documento fechado el 10
de noviembre de ese año, apoyada por el Cabildo de
la ciudad
por otro documento
de fecha 7 de mayo de 1611, planteó la con­
veniencia de que se autorizara una universidad para los PP. Do­
minicos de Santiago. La Santa Sede sólo con la Bula «Carissima
in Christo» de fecha
11 de marzo de 1611, que resuelve esta peti­
ción, concede
la categoría de Universidad Pontificia para dar gra­
dos académicos «a todos los estudios establecidos en América de
los frailes dominicos».
En este documento el Papa pone una con­
dición geográfica para instalar este estudio general y es que se
encuentre a
más de 200 millas de las Universidades de México y
Lima. Por supuesto que Santiago estaba bastante más lejos que
esa distancia desde Lima.
La Universidad del Convento de Nuestra Señora del Rosario
de Santiago de Chile, llamada también de Santo
Tomás de Aquino,
comenzó a funcionar oficialmente cumplidas todas las ceremonias
del caso, el
19 de agosto de 1622. Actuó cotno universidad pri­
vada, en espera de que
se creara una oficial, lo que sólo sucedió
en el año de
17 47, cuando se establece la Universidad de San Fe­
lipe. La Universidad de Santo Tomás quedó facultada para coufetir
los grados de bachillerato, licenciatura, magistetio y doctorado.
Para
sus procedimientos académicos se seguía el modelo de Sala­
manca, adaptándolo en lo que fuera necesario a la situación par­
ticular del Convento en Chile.
Revisando las dos magníficas bibliotecas
de los. actuales Con­
ventos de Santo Domingo y de la Recoleta, más las secciones co­
rrespondientes a la Biblioteca Nacional, y .a las· otras bibliotecas
i299
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IORGE MARTINEZ BUSCH
que dependen de ella, todas en .SantiagcJ de Chile, se ha podido
establecer que existió una extraordinaria preocupación para que
los estudiantes de· esos años tuvieran acceso a· los más afamados
libros. Sobresalen las ediciones antiguas
de la Summa Teológica
y una revisión detallada llevó a encontrarlos siguientes ejempla­
res de las Relecciones de Francisco de Vitoria, algunos notoria­
mente manchados
por el. uso como texto para dictado por el pro­
fesor:
Un ejemplar en perfecto estado,
de la primera edición hecha
en
el mundo de estas Relecciones que corresponde a la realizada
por Jacobo Boyer en Lyon en 1557 (biblioteca del Obispo don
Ma­
nuel de Alday y Aspée 1712-1788). Un ejemplar de las Releccio­
nes editado en Lyon
en 1586 y otrcJ bastante posterior de 1765
editado en Madrid. Este último no
se usó en la Universidad de
SantcJ Tomás, pero sí la de San Felipe (Ambos en la Biblioteca
del Convento Dominicano de la Recoleta).
A lo anterior
debe agregarse que en la Biblioteca Nacional de
Santiago
se encontró, .en la. Sala Medina, otro ejemplar de las Re­
lecciones Teológicas de Jacobo Boyer, editado en Lyon, de 1557
(primera edición). Esta biblioteca también cuenta con otro volu­
men
de las Relecciones, editado en·Madrid en 1765.
La existencia de estos libres, unida al hecho que en la Biblio­
teca Nacional esté un ejemplar de la Summa Sacramentorum
Ecclesiae editada en 1565 y puesta al
día según el Concilio de
Treoto, por Tomás
de Cháves, con la anotación manuscrita «De
la librería de la Compañía
de Jesús en Chile», corrobora el que
Vitoria era leído en Chile
en el período de tiempo que analizamos.
Casi simultáneamente con los dominicos, los jesuitas también
establecieron uoa universidad. Para ello
se apoyaron en los privi­
legios generales para graduar que les fueron concedidos por el bre­
ve «In supereminenti» de Gregario XV el 8 de agosto de 1621
y las Reales Cédulas de Pase, del 2
de febrero y del 23 de marzo
de 1622, puestas en vigor en Chile hacia 1623-1627, al momento
que esta Universidad comenzó a organizarse con
el nombre de
San Miguel de Santiago
de Chile. El método para impartir la cla­
se era, al igual que en la de Santo Tomás, el dictado mediante la
300
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LA INFLUENCIA DE FRAY FRANCISCO DE VITORIA, Q. P., EN CHILE
lectura del texio, que en el caso de Chile, normalmente corres­
pondía a un sólo volumen o ejemplar que se tenía en la lil;,rería
del convento, El libro era caro y nunca numeroso como para qne
cada alumno tuviera uno.
Esta Universidad de San Miguel se
cerró al igual que la de
Santo Tomás en 1747, al fundarse la Universidad Real de San Fe­
lipe. Establecida
·la existencia de estos dos centros académicos que
funcionaron
en ,Chile durante todo el siglo XVII, al inicio de este
siglo ocurren dos hechos que cambiaron definitivamente la reali,
dad social, política, económica y estratégica del reino: la llegada
de los jesuitas a Santiago en 1593 y la destrucción de las siete
ciudades del sur de Chile en 1599 a causa de
la gran rebelión de
araucanos
y huilliches que colocaron en pelig¡:o toda la· conquista
y colonización española en esta parte de América. Esta rebelión
obligó a los españoles a concentrarse mayoritariamente
en lo que
hoy se conoce
comd el Valle Central, creándose la línea fronteriza
del río Bío-Bío, reconocimiento virtual por parte de la Corona,
de la existencia de una suerte
de «Estado Indígena de Arauco».
2. · El Gobernador y la Iglesia.
El período que se analiza se caracteriza por tres grandes líneas
de conflictos en las relaciones entre la autoridad civil
y la ecle­
siástica.
Por un lado estaba el planteamiento de fray Gil González de
San Nicolás, en tomo a la justicia de la guerra que se emprendía
cdntra el indio y en especial en contra del araucano. Para este
sacerdote, la
guerra era 'injusta y esta conclusión lo llevó a un
choque directo con la autoridad civil y en especial con aquella que
tenía tnando militar, ya que sus objeciones sembraban la duda
entre los soldados que integraban las
tropas acantonadas en Arau­
co. Del concepto
de la guerra justa se pasó a lo que se llamó la
guerra defensiva, concepto que se intentó aplicar inicialmente en
la década de 1560 sin que tuviera· éxito.
El probletna subsistirá
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Fundaci\363n Speiro

JORGE MARTINEZ BUSCH
durante todo el siglo XVI y la idea de la guerra defensiva se inten­
tará aplicar de nuevo en los primeros años del siglo
XVII, resol­
viéndose s6lo a partir de
la segunda mitad de ese siglo cuando se
aplica una solución de Estado a este tema. En el intertanto, en
este período, el gobernador de
turno de una u otra forma suaviza
el accionar militar propiamente
tal. No es en el campo de las ope'
raciones militares donde se escapa el problema, sin bien, algunos
intervienen a favor y otros en contra de la guerra defensiva. Es
en el campo
económico en donde se focaliza el conflicto. De lo
anterior resulta que la dificultad mayor radica en la institución
de
la Encomienda y en cómo administrar a los indios asignados a ella
para hacer posible su explotación equilibrada en términos
de re­
laciones humanas y de productividad, donde la constante presión
de los tributos al
rey y de las requisas para apoyar la guerra de
Arauco, dejaban a los encomenderos en una situación extremada­
mente difícil para cumplir, máxime si se objetaba el servicio per­
sonal, que hacía en muchos casos
más cómoda su condición de
vida. Este problema constituirá la segunda vertiente de roces con­
tinuos entre el Gobernador y la Iglesia.
Y la tercera líoea de conflicto, quizás
más débil superficial­
mente, pero que en muchas oportunidades precipitó,
ya sea la
acción militar
d la abierta oposición de los sacerdotes, fue la evan­
gelización de los indios y cómo realizarla. Esta tarea que siempre
figura como uno de los motivos principales para autorizar el
des­
cubrimiento y la conquista, fue realizada insistentemente, sin im­
portar la condición de paz o de guerra de los indios. En el cum­
plimiento de · ella se derivaron soluciones prácticas como los pue­
blos de iodios, la construcción de capillas y los viajes· al interior
del territorio
de Arauco, con o sin escolta militar. Desgraciada­
mente, en muchas oportunidades, la iotransigencia de algunos
sa­
cerdotes movidos por un imprudente celo religioso y con un
desconocimiento de la forma de pensar del iodio, precepit6 la
reacción violenta de aquellos a los cuales
se evangelizaba.
Las tres causas expuestas en muchas oportunidades no se pre­
sentaron · separadas, sino que· superpuestas a las decisiones que
movieron el accionar de laicos y religiosos. Si el problema era la
302
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LA INFLUENCIA DE FRAY FRANCISCO DE VITORIA; O. P., EN CHILE
guerra justa, la necesaria encomienda y la evangelización, la auto­
ridad civil en la
persona del gobernadot llegó a una

suerte de
compromiso entre la doctrina, la realidad y la práctica.
En estas
soluciones, como trasfondo, se encuentran las ideas vitorianas en
cuanto a la igualdad de indios y españoles, a su derecho a ser
libres, a su derecho a
la propiedad y a su dignidad como hombres
y súbditds de la Corona.
En los escritos de la época no es frecuente que se mencione
directamente el nombre de Vitoria, pero en las probanzas, infor­
mes, serm.Ones y libros de crónicas, en muchas ocasiones se citan
casi textualmente sus ideas y pensamientos. En realidad, avanzado
el siglo
XVI y más aún el XVII, ellos fueron parte integral de la
doctrina con que actúan en Chile, la autoridad civil
y la eclesiástica.
Con este trasfondo de ideas debe mirarse lo que constituyen
las tasas, solución socio-económica criolla al conflicto planteado
entre
la conciencia informada por Vitoria y la necesidad real de
subsistir en un espacio geográfico de extraordinarias característi­
cas de inseguridad y dificultades. La solución político-militar se
presentará a partir de la segunda década del siglo xvn con el pro­
cedimiento español-araucano de tratados que
se llamó las Paces o
Parlamentos.
3. La Compañía de Jesús.
Esta Orden llegó a Santiago de Chile el 12 de abril de 1593.
Desde los comienzos de su creación por San Ignacio de Loyola,
esta Orden estuvo relacionada con el pensamiento vitoriano. Uno
de sus más distinguidos miembros como lo fue Francisco Suárez,
conformó junto a otros autores: «una última
generación de siste­
matización doctrinal que va de Bañez a Suárez» de las ideas de
Francisco de Vitoria. Este autor «representa la conjunción de dos
corrientes,
la jurídica y la teológica, que con frecuencia habían
discurrido
pot cauces separados. El dinamismo de su doctrina, a
la vez que la estructura ideológica del sistema, han hecho del tra­
tado suareciano
de las leyes, el texto más representativo de la
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JORGE MARTINEZ BUSCH
Escuela Españok de la Paz en esta azarosa búsqueda de la paz».
En Chile; esta característica setá distintiva de todo el accionar de
la
Compañia en torno a la guetra de Arauco y el desarrollo de Ja
colonia: lógica jurídica y .excelente formación teológica.
Por ejemplo, en el tratado
«De Bello» :de Francisco Suárez,
que corresponde a sus lecciones del curso de 1583-1584, de acuer­
do al resumen que ha hecho Luciano Pereña, los principales temas
son:
«Es licito hacer la guerra según el derecho natural y aunque
sea licita por su misma naturaleza, ¿está permitida a los cristia­
nos? Para su solución
se formulan tres condiciones como otroS
tres
nuevos problemas:
- Sólo la autoridad legítima puede declarar la guerra:
¿Cuán­
do se da esta autoridad en el soberano según el derecho
natural?
¿Cuándo está permitido a un príncipe cristiano
y a un eclesiástico tomar las armas? ·
- La causa justa es título de guerra: ¿Qué títulos pueden
justificar los conflictos bélicos?
¿Existen causas auténticas
de religión para entablar una lucha armada?
-
Las hostilidades deben desarrollarse según las normas de
la justicia
y la equidad: ¿Qué principios impone la razón
y el derecho para lograr los fines esenciales de la guetra?
¿Existen nortnas impuestas por la religión para regular el
proceso de lucha?».
Un análisis pormenorizado de la Historia de la
Compañía en
estos años llevaría a concluir que todas estas interrogantes
están
planteadas en el trabajo de ella prácticamente desde que llega a
Chile.
Sobresalen· en esta primera mita! del siglo XVII, el jesuita Luis
de V aldivia, quien intenta a toda costa replantear la idea de la
guerra defensiva, proceso que
culminará con la adopción por el
gobernador del método de
las Paces o Parlamentos para fijar tre­
guas en las hostilidades que, progresivamente, a medida que avanza
la evangelización y la instrucción laboral que desarrolla la Campa-
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LA INFLUENCIA DE FRAY FRANCISCO DE VITORIA, O. P., EN ·CHILE
ñía, se· irán transformando cada . vez más en períodos de paz más
prolongados, con una notable disminución de la .belicosidad de los
indios araucanos.
El programa de pacificación del Padre V aldivia
se intentó aplicar entre los años 1612 y 1619, iniciando este sa•
cerdo te el. sistema de las paces o parlamentos, el que será reco­
nocido como forma de relación oficial entre el gobeinador. y los
indios
en 1639 por el Rey Felipe .IV.
La realidad que surgia de estas reuniones al comienzo de su
aplicación, . era · que nadie
creía en que la otra parte iba a· deponer
su actitud ofensiva
y-se vivía en.'úna continua guerra de accio­
nes menores que afectaban durámente la moral del soldado espa'
ñol, quien inmovilizado por la guerra defensiva, se separaba cada
vez
más de las razones humanitarias. y teológicas que movían al
padre Valdivia. Este religioso
era tenaz. e· insistente . y realmente
hizo todo
lo posible por pacificar, ya que la guerra ofensiva no
siempre era justa. En 1617 dice: «El vulgo desacredita: el trato
de la guerra defensiva, diciendo que son paces falsas y
no echan
de ver que las. paces entre naciones tan
enemigas siempre· tienen
algo de falsedad, y recelo de a:mbas partes, pero· por ahí se co­
mienza y la continua comunicación con los indios y el guardarles
la palabra en todo, asiente
de veras la reconciliación y la amistad».
Dos ideas emergen
de este pensamiento que se centra en la
paz entre naciones: La primera es que se reconoce una individua­
lidad política
c:oino producto de una personalidad tribal casi simi­
lar a una unidad nacional y
en· donde· el concepto de territorio · y
de libertad está fuertemente representado por la actitud de lucha
permanente,
y la otra, es que hay-que cumplir la palabra, es decir,
hay-un problema de caballerosidad y honor que obliga más · al
español como ser humano más civi!izadd, que
al indígena. En.algo
se repite el sentimiento
de culpa que acompañó a muchos espá•
ñoles cuando muere Atahualpa, oportunidad en que no se respetó
la palabra
dada por la autoridad. Pareciera ·que hablara más un
político que un sacerdote. En este. pensamiento se evidencia una
formación general superior adaptando las ideas
de Suárez al con­
flicto araucano.
Don Horacio Zapater,
dice,' comentando el accionar del padre
305
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IORGB MARTINEZ BUSCH
V aldivia: «Para la legitimación de la conquista de América hay
puntos de contactos entre los posiulados
teóricos de Francisco de
Vitoria, el famoso teólogo de la Escuela de Salamanca, y la pra­
xis del padre Valdivia en Chile».
El otro jesuita notable en este período es el padte Diego de
Rosales, quien fue testigo presencial
de los principales Parlamen­
tos o Paces. Este jesuita fue un historiador detallista
y fiel de los
principales acontecimientos
político-religiosos que desarrolló la
Compañia entre 1629 a 1650. Su obra mayor fue la «Historia
General del Reino de Chile, Flandes
Indiano». La lectura de esta
historia muestra a cada paso
el evidente conocimiento de los plan­
teamientos
de Vitdria y también el conocimiento de los. textos
de Bartolomé de. Las Casas. Este dominio se ve reforzado en la
lectura
de su «Manifiesto Apologético de los daños de la Escla­
vitud del Reino de
Chile» publicado en 1660. En este documento
hay capítulos enteros que siguen
el texto que desarrolló Vitoria
en la relección «Del Derecho de Guerra».
Así, en el Tomo I
de su Historia General ya mencionada,
aparecen
párrafos como los expresados en el Capítulo XXIII, en
donde
ya su título sugiere una relación con las ideas de Vitoria:
«Si es lícito a los capitanes y soldados capturar los indios, y pa­
sarlos a fuego y sangre, porque no se sujetan a la obediencia del
rey, o porque no reciban la fee christiana y degen los vicios de
gentiles». En
el desarrollo del tetna incluso tomó frases casi tex­
tuales de
las relecciones vitorianas.
Estos
dos hombres son fundamentales en estos cincuenta pri­
meros
años de la Compañía de Jesús en Chile, 1600 a 1650. Sus
esfuerzos, sus celos y sus culturas le dieron un marco doctrinal
firme e ilustrado a todo
el' quehacer de la Compañía. La caracte­
rística
principsl para Valdivia, fue luchar a favor de los indios
en el terreno
más político que evangélico. Para Rosales, fue lu­
char a su favor en el terreno misional y en el
de la denuncia. En
ambos casos, ninguno eludiú su deber de estar en el frente de
choque representado
por los indios de la zona de guerra que ha­
bitaban el territorio de Arauco. El resto de la Compañia cumplla
su deber con menor brillo histórico individual, pero con la misma
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Fundaci\363n Speiro

LA INFLUENCIA DE FRAY FRANCISCO DE VITORIA. 0. P., EN CHILE
eficiencia en predicar el evangelio y catequizar al indígena y al
español. El méritd fundamental de la Compañía,
es haber con'
tribuido efectivamente a lograr un petiodo de paz como nunca se
había tenido en Chile desde su descubrimiento y conquista, lo que
sent6
las bases para el desarrollo racial, social, económico, políticd
y militar en el siglo XVIII; la creación de la Nación Chilena.
4. Dos textos fundamentales.
Concluye la primera mitad del siglo xvrr con dos grandes
trabajos de recopilación, análisis y exposición de la gestión de la
Corona y del Consejo de Indias en
el campo jurídico que buscaba
igualar a indios y españoles, integrando
los planteamientos de la
Teología, especialmente
mdral. Estos textos, en gran medida, re­
cogen directa e indirectamente las ideas de Vitoria y las aplican
al derecho positivd, consagrando la validez de su pensamiento
académico mediante su adaptación a la realidad surgida de
las
relaciones entre españoles y los indígenas· de América. Me refiero
a la «Política Indiana» y a la «Recopilación de Leyes de los
Rei­
nos de las Indías» mandada imprimir y publicar por la Majestad
Católica del
Rey don Carlos Il, y a. las cuales está estrechamente
vinculado Juan de Solórzano y Pereira.
No
es por casualidad que el P. Diego de Rosales, a medida
que desarrolla
su «Historia General del Reino de Chile; Flandes
Indiano»,
vaya mencionando al referido Juan de Solórzano y Pe­
reira en los antecedentes que extracta de
su obra «Política In­
diana». Al igual que la
casi totalidad de las personas que están
relacionadas en mayor o
mendr grado con una concepción teoló­
gico-jurldíca relativa al indio araucano, Solórzano y Pereita es
producto de la Pontificia Universidad
de Salamanca. Estudió en
ella desde 1587, enseñando a
partir de 1602 y doctorándose en
Leyes en 1608. En su libro «Política Indiana», cita repetidas ve­
ces a Vitoria. Teniendo en cuenta que este libro fue escrito en
totalidad mientras vivía en Lima, no
cabe duda que tuvo que ha­
ber tenido a mano un ejemplar de las «Relecciones Teológicas»,
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JORGE MARTINEZ BUSCH
que le permitiera hacer dichas referencias. En este hbro, el autor
incluye además un análisis. de los indios de Chile, en lo concer­
niente a la gestión del
padre Luis. de Valdivia para alcanzar la
paz por medio
de. la guerra defensiva.
«Y por
juzgar, dice, que estos de Chile, como más guerreros,
soberbios y altivos, que cuantos hast.a ahora se han descubierto, y
verdaderamente antípodas, e imitadores en todo a nuestra Espafia,
en lugar de enmendarse, y mejorarse, se empeorarían más con este
castigo,
el cual sin duda siempre en derecho se reputa grave, res,
pectd
de afear, y deslustrar el rostro del hombre, que es por
donde
se conoce, y se .tiene PQ.r imagen divina».
Solórzano y Pereira es antes que nada un jurista. Por eso
plantea que
está mal coger esclavos, como también marcarlos en
la cara. Pero da razones legales para tomarlos y habla de la .guerra
justa cdmo causa para ellos. Legahnente sabe que está prohibido;
desde largo tiempo atrás, hacer esclavos en las Indias, pero rolen,
tras la cédula no se derogue se debe cumplir. No es un teólogo,
es esencialmente. un hombre de
derecho, obediente al rey.
Es importante
en su .. lenguaje de· jurista, el resumen que .hace
de la situación jurídica del araucano en ese mcimentd. El vive el
impacto social que la rebeli6n de 1599 causó en Lima al conocerse
de
dicha situación y cuyo :recuerdo, cuando llegó, aún estaba vivo,
informándose
como oidor a ~· de 1610, de los prolongados
esfuerzos que aún
se estaban . realli:ando para revertir esa gran
derrota. Iguala al indio
en. todo al español; lo definirá como su
antípoda e imitador, resultando una manera indirecta de recono­
cerle la condici6n de que tiene una suerte de organización, pare­
cida a un estado, capaz de igualarse con el espafiol. .De la .lectura
de los párrafos en que resum.e a. Vitoria, se desprende que en ge,
neral las ideas vitorianas están aplicadas en fortna correcta.
Desde otro
ángulo jurídico, la gestión · directa de la Orden
Dominicana en la primera mitad· del siglo· XVI ante la Corona y
en
el Consejo de Indias, fue decisiva pata que las leyes se fueran
modificando y tomando cuerpo una concepción · profundamente
católica
de la persona del indio.
Al respecto cabe :señalar que a
:comienzo del siglo XVII, per:
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LA INFLUENCIA DE FRAY FRANCISCO DE VITORIA. O. P .• EN CHILE
duraba un solo foco de resistencia en. todo el territorio americano
del Imperio Español;
éste era el territorio o «Estado de Arauco»,
en· el Reino de Chile; Revisando el cúmulo. de cédulas o disposi­
ciones reales para América, se observa que en la mayoría se tocan
una
y otra vez las encomiendas, la guerra defensiva, el buen ,tra.
tamientd, -la condici6n de súbditos de los intlios y los conceptos
de guerra justa con su accionar defensivo, aspectos que estarán
dirigidos de preferencia al Reino
de Chile al mencionarse expre­
samente este territorio.
Cómo consecuencia de la reacción constante
de los misioneros y de la sensibilidad
de la Corona, en especial
de dominicos y jesuitas; se fueron dictando diferentes cédulas que
lentamente, corrigieron
la situación planteada desde 151 O por
fray Antonio
de Moritesinos, O. P., en la Iglesia de Santo Do­
mingo en la Española.
Todo este prooeso es el que recoge «La Recopilación de Le­
yes de los Reinos de Las Indias» mandada a imprimir y publicar
por la Majestad Católica del Rey don Carlos Il.
Este conjunto de leyes y reales cédulas recoge el esfuerzo
que se
ha desarrollado para igualar al indio con el español en el
periodo de tiempo que se estudia. A mi juicio· es producto indi­
recto de las concepciones vitorianas, sin desconocer el hecho
de
que en esta Recopilación están presentes los pensamientos de mu­
chos otros autores
contemporáneos, .que asimilando estás ideas,
le dieron otros enfoques o las perfeccionaron, como expresiones
teológico-jurídicas de
la vdluntad de la Corona.
Ill. CONSIDERACIONES FINALES
Las · ideas de Francisco de Vitoria llegaron a Chile desde los
primeros años del descubrimiento y conquista.
Así fueron cono'
cidas por los teólogos, juristas y militares, que dieron fuerza a la
vida intelectual y política chilena de los siglos XVI y XVII. Sús
concepciones tuvieron la virtud de hacer posible el paso de fas
ideas en abstracto, a la aplicación práctica de ellas, en las rela­
ciones entre españoles ·e indioir. Siendo las relecciones vitorianas
parte de dos sistemas conceptuales, uno político-teológico y el
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IORGE MARTINEZ BUSCH
otro sólo teológico, naturalmente el primero de ellos fue el que
más se aplicó en el esfuerzo para normalizar las relaciones entre
ambos
grupos humanos. De todas las relecciones que integran el
sistema político-teológico, la más aplicada fue la «De los Indios»,
seguida por
la. conocida como «Del Derecho de la Guerta», y con
algunas menciones
.a la llamada «De la Templanza», en el frag­
mento dedicado a los príncipes cristianos que definen si estos pue­
den hacer la guerra a causa de la costumbre de la antropofagia.
De esta última se derivará el que los vicios contra natura
de los
indios no son causa justa de guerra.
Esto último, la causa justa de la guerra contra los indios
cons­
tituirá el núcleo de todo el accionar entre sacerdotes, militares y
civiles. Además, puede advertirse el convencimiento a que se había
llegado en
torno a que la guerra emprendida no era justa y que
para que así fuera,
por último, sólo correspondía tomar una ac­
titud defensiva.
Esta idea dio origen a
la concepción de dejar un espacio terri­
torial enmarcado en dos fronteras
defensivas protegidas por el
primer ejército permanente hispand americano, enmarcándose este
territorio entre la línea defensiva del río Bío-Bío por el norte y
el río Valdivia por el sur. En estas fronteras se estableció una
línea de contacto entre españoles e indios de guerra que hizo po­
sible iniciar una convivencia final entre las partes.
Esta guerra defensiva
se traduciría en la paz prolongada, paz
que para sostenerse, pasó necesariamente tanto por la hbertad de
esos indios como
por el reconocimiento que existía una incipiente
forma política de organización social posible
de asimilar a una
suerte de Estado:
La Confederación de las Tnbus de Araucd, en­
tidad imaginaria soberana, reconocida en el Primer Parlamento de
Quillín.
Esta fue la temática del siglo
XVI y del XVII para la vida social
del Reino de Chile. Estimo que en esta parte de América, las
ideas de Francisco
de Vitoria se aplicaron, de una manera singu­
lar, a un caso concreto
de convivencia social. Posteriores y más
cuidadosas investigaciones, en la historia de las ideas, podrán pro­
bar esta convicción.
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