Índice de contenidos

Número 313-314

Serie XXXII

Volver
  • Índice

El Risorgimento: interpretaciones y problemas

EL RISORGIMENTO: INTERPRETACIONES
Y PROBLEMAS
POR
DANILO CAsTELLANO (*)
1) La historia es omnicomprensiva. En ella se desarrollan
todas las corrientes de pensamiento ; en ella se realizan el bien y
mal. De modo que ella lo justifica todo, ya que todo lo abarca.
Con esto no queremos decir, como hace, por ejemplo, el filósofo
Benedetto Croce, que la historia sea «justificadora» en vez de
«justiciera» d bien, mejor dicho, «justiciera» por ser «justifica­
dora».
Por el contrario, declaramos que para «leer» en la historia
es preciso inspirarse en
algo metahistórico, en criterios no histo­
ricistas o que de algún modo puedan encootrar
explicación en la
historia. Considerándolo bien, a estos criterios
se atienen también
los que utilizan o admiten
'-en cootradicción coo sus propios
principios
filosóficos--términos como Rinascimento o Risorgi­
mento: ya que en la perspectiva historicista no sería exacto hablar
de Renacimiento o de Resurgimiento. Las expresiones renacer o
resurgir no pueden dejar de remitimos conceptualmente a valo­
res que permanecen en el devenir, o sea a algo -con o sin ra­
zón-que se valora como positivo respecto a épocas de decadencia,
en
las cuales se percibe la admisión de un pensamiento y de una
praxis de vida valorada como negativa.
2) Por eso es necesario definir el Risorgimento para póder
hablar de él. En los últimos dos siglos de historia italiana, en efec-
{*) Reproducimos, en versión .castellana de Aldo Pens.sa, revisada por
M. A., el presente texto de .nuestro ~ el profesor Danilo Castellano, .de
la Universidad de Udine, publicada por vez primera .en el volumen de :Atti
del XXXI Convegno nazionale di Civitella del Tronto~ Florencia 1992.
Verbo, núm. 313-314 (1993), 333-341 -333
Fundaci\363n Speiro

DANILO CASTELLANO
to, como también en otras épocas históricas, han tenido lugar
hechos contradictorios,
se han desarrollado luchas antitéticas, los
hombres han asumido posiciones inconciliables: evidentemente no
todo esto puede ser considerado como
Rísorgimento, y los mismos
historiadores
hablan 'claramente de un Antirisorgimento presente
y activo, aunque aparentemente vencido, a lo largo de la época
histórica del
Risorgimento. ¿Qué es por lo tanto, hablando con
precisión, el
Rísorgimento?
3) Es conocida la definición de Giosué Carducci para el cual
el
Rísorgimento «es la investigación y la exposición de los con­
trastes
y de las concordancias entre las iniciativas innovadoras y
las tradiciones conservadoras, con el fin de restaurar o instaurar
el espíritu
moderno y el carácter nacional en las producciones de
la fantasía y del sentimiento: historia contemporánea y concorde
con
la otra, de una igµal restauración e instauración en las doctri­
nas filosóficas o
morales así como en las instituciones y ordena­
mientos
politicos: comienza en 1749 y llega hasta 1870» (1).
Rísorgimento no es, pues, el simple movimiento que lleva a la
unidad de Italia. Esta interpretación ha sido definida como «na­
cionalista»
y sus exponentes son, por ejemplo, Rota, Rodolico,
Cognasso, los cuales vieron la
real.ización de la «misi6n nacional»
de
la Casa de Sabaya en la expansión progresiva del reino de
Piamonte
y Cerdeña. Si así fuera, el, Risorgimento tendría que
acabar en 1918, con la victoria de Vittorio Veneto
-en la pri­
mera, guerra mundial-que lleva ( casi) a cumplimiento la unifi­
cación territorial de
la Nación italiana o, mejor dicho, que lleva
a que puedan coincidir el Estado italiano con
la Nación italiana,
fundando aquél sobre ésta. Quiero subrayar que esta interpreta­
ción no resulta para nada ingenua, como pretendía Luigi Salvato­
relli (
2); y tampoco es verdad que de ella no se origine problema
(1) Apud L. BuLFERETT11 «11 Risorgimento nella storiografia contem­
poranea»:, en ,AA. VV., Nuove questioni di storia del Risorgimento e del!'
unita d'Italia, vol. I, Milán, Marzorati, 1961, pág. 7.
(2)" Cfr. L. SALVATORELLI, Pe11siero e azione del Risorgimeflto, Turín,
Einaudi, 1962, pág 15.
334
Fundaci\363n Speiro

EL ~SORGIMENT alguno: también limitando el Risorgimento a un hecho político­
territorial-estatal surge toda una sucesión de problemas, empezan­
do por la definición del fundamento del Estado y de la autoridad
política que, en tal perspectiva,
resultaría ser «por gracia de Dios
y voluntad de la nación». Esto significa que el principio de nacio­
nalidad como principio político resulta ser el único principio de
legitimación del Estado.
En otros términos, la nación no se entiende simplemente como
la conciencia de la originalidad de cada pueblo (Meinecke, Antoni,
Chabod y también Dante en una perspectiva algo diferente), sino
como una idealidad que se identifica
con la patria, la cual resulta
ser así «el concepto mediador entre la idea de nación
y la de Es­
tado» (3).
Si aceptamos la definición de Carducci, el Risorgimento no es
tampoco la instauración de un Estado centralista frente al Estado
descentralizado, es decit, del «Estado aparato» frente
al «Estado
comunidad», según la terminología de los constitucionalistas con­
temporáneos. Aunque no resulta posible el «Estado comunidad»
sin
un «Estado aparato», el «espíritu moderno» puede inspirar
también
al Estado descentralizado, y la «huella nacional» puede
manifestarse asimismo sí el Estado
no, es centralista. La cuestión
-por lo tanto,-,-no radica en la forma del Estado, sino en la
concepción del mismo Estado ;
y el Estado llega a encontratse para­
dójicamente vaciado de su misma esencia
y finalidad, tanto en el
momento de su aparente máxima exaltación ( como
en la perspecti­
va idealista sobre la que se funda, por ejemplo, el Estado fascista)
como en el momento de su total aniquilamiento
(como, por ejem­
plo, en la perspectiva del Estado desarrollada por la moderna
politología de importación norteamericana o en la perspectiva
marxista del Estado como fuerza).
(3) A. PASSERIN »'ENTREVES, La dottrina dello Stato, Turín, Giappiche­
lli, 196'72, pág. 248. Es significativa, en este sentido, la tesis defendida por
P. S. MANcm1 en su prelecci6n turinesa de 1851, «Della Nazionalitil come
fondamento del
diritto delle genti». Y la aplicaci6n de un principio de legi­
timidad transformado: ya no dinástico o formal, y menos aún ético.político,
sino. más bien «democrático» y «valuntarista».
Fundaci\363n Speiro

DA.NILO CASTELLANO
El Risorgimento, según la definición de Carducci, no se cali­
fica tampoco por la mucha o poca participación .de las masas
(obreras
y campesinas) en el movimiento de reforma social ; esta
falta de participación de las masas --como es bien sabido-ha
•ido
políticamente subrayada por la historiagrafla marxista ( Grams­
ci, Sereni) y también por la católica, con el fin de negar lá autén­
tica característica nacional, en el sentido
de participación de toda
la nación, al desarrollo del
Risorgimento que queda asi reducido
a
un hecho meramente burgués.
Las perspectivas marxista y católica, al negarle al Risorgimento
la «popularidad», con la finalidad de hacer dd mismo Risorgi­
mento
un «hecho» no de una sola «clase», sino de todo un pue­
blo,
se equivocan, a nuestro parecer, dos veces: 1) estimaodo
importante para. captar la peculiaridad dd «esp!ritu moderno» y
de la «caracteristka nacional» el que las masas participen en ellas ;
2) considerando concluido el Risorgimento en 1870 --equivoca­
ción ésta, como veremos, en que incurrió el mismo Carducci
y
también, aunque desplazando el término ad quem, los que se atie­
nen a una interpretación político-territorial-,
es decir, con la toma
de Roma, o en 1918, con la casi unificación territorial del Estado
italiano identificado
y fundado sobre la Nación.
Y
hay más. Estas dos perspectivas corren el riesgo de introdu­
cir las premisas (y en efecto las introducen) para una interpreta­
ción del
Risorgimento análoga a la interpretación democrático­
radical
(D. Macl< Smith), según la cual dicho Risorgimento sería
el camino para llegar al fascismo, a pesar del Concordato de 1929
enrre
el Estado italiano y la Iglesia católica, concordato que en
esta perspectiva
tendría que ser interpretado no tanto como un
«retdrno» al Estatuto albertino, es decir, al Estado católico, cuan­
to,
más bien, como autónoma y radical asunción por el Estado,
momento «ético» de
la nación, del catolicismo en cuanto religión
de las masas y momento «moral» ( en sentido hegeliano) de casi
la totalidad de los italianos.
El
Risorgimento presentado por la definición de Carducci no
es
tampoco una inequívoca categoría filosófico-política que nos
señala
-como, por ejemplo, propone Del Noce, interPretando a
J36
Fundaci\363n Speiro

EL «RISORGIMENTO»: INTERPRET A.CIONES Y PROBLEMAS
Gioberti-el levantarse de las, naciones apelando a sus tradicio.
nes contra el orden histórico desde un orden ideal ( 4 ). ,
Sería
suficiente fijarse, para comprobar la ambigüedad tesis, en la presencia . simultánea. de las, interpretaciones · filosófico.
políticas del RJsorgimtlnto que provienen: a) de la escuela spav'en,
tiana (de Bernardo Spavento) de Nápoles, que se expresó en un
hegelismo caracterizado por la suma del liberalismo y «anticlerica­
lismo»;
b) de la filosofía gentiliana (de Giovanni Gentile); que
aprecia · en el· Risorgimento un i;:amino gradual hacia la irunanen,
tización del catolicismo, es decir, un procedimiento hacia· ,la inte­
tiorización
de la religión; e) de .considerar al Risorgimento simple­
mente como un período histórico caracterizado por el renacimiento
de la filosofía,
es decir, por el resurgimiento del pensamiento
precisamente contra el sensismo y sobre todo contra.
kdecadencia
de la filosofía italiana, que parecía renegar de la herencia de su
tradición
. especulativa, reanudada, sin· embargo, por . algunos pen­
sadores durante el RJsorgimento ( como, por ejemplo, Rosmini),
los cuales consolidando la prioridad de la contemplación,
en sen­
tido clásico, sobre la acción, llegaron también a redescubrir la tra­
dición. La definición de Carducci constituye ciertamente
por sí misma
una categoría
filosófico.política: s~ ~sta interpretación el Ri­
sorgimento, aun no pudiendo ser irunediatamente identificado
---'-COmo opina, por ejem¡,lo, Luigi Bulferetti~ con la Revolución
francesa
(5), es, sin embargo, el ¡,eríéxlo histórico en el cual puede
apreciarse el intento de
i1¡staurái: uQa nueva religión; una religión
que deriva del humanitarismo utilitarista del siglo
XVIII, pero
orientada a la instauración del nuevo orden del denominado «in­
dividualismo moral». Sobre este punto los historiadores resultan
(4) Cfr. A. DEL NocB, «Rivoluzione, Risorgimento, Tradizione»; en
L'Europa, Roma, año VI, núm. 17, oct. 19721 pág. 135. Augusto Del Noce
ya había considerado (y volverá a hacerlo también en su obra póstuma) _el
problema del Risorgimento con.,referencia particul~ a la filosofía de Giovanni
Gentile. Véase
ahora: A. DEL Noc&, Giovanni. Gentile,,.Bolonia, 11 Mulino,
1990, págs. 123,194,
(5) Cfr. 1. BULFERETTI, op. cit., pág. 33.
337
Fundaci\363n Speiro

DANILO CASTELLANO
bastante concordes. El ya mencionado Luigi Salvatorelli, por ejem­
plo, afirma que el PJsorgimento es un procedimiento espiritual
que
culmina en la formación y la consolidación de la personalidad
humana ( 6
), que ni siquiera Ma2Zini parece haber percibido en
todo su. valor positivo, final, sintético,
y que aparece -como es­
cribe otra vez Salvatorelli-cuando se entiende por libertad pre­
cisamente el pleno desarrollo de la personalidad humana (7). Con
palabras
de Walter Maturi podríamos decir, por lo tanto, que el
Risorgimento, tomado en su propio sentido estricto, es la época
en
Ia cual se instaura una nueva ética individual y social que co­
loca el· supremo fin de la sociedad en «el pleno desarrollo de la
persona
humana» (8).
El Risorgimento italiano, pues -y según lo que afirma un
autor más clerical que católico-- (9), es un
«episodio» de la gran
Revolución
en su sentido teorético, es decir, como negación del
orden natural; es el
momentQ-de la consolidación del liberalismo
que actualmente
rorrÍh,d,, .en los ordenamientos que --'-COmo, por
(6) Cfr. L. SALVATOREJ.LI, op. cit., pág. 52.
(7) Cfr. Ibldem., pág. 96.
(8) Cfr. W. MATURI, .Partiti politici e correnti di pensiero ne! Risot­
gimento», en el VOL AA: VV;, Nuavé · questioni di staria del Risorgimento
e. dell'unitlJ d'Italia, vol. I, cit., pág. 41. «El «persónalismo», por lo -tanto, en
sentido estricto no es . .,.......,como habitualmente se pretende-una «nueva vía»
después del individualismo y del totalitarisn,.o. Como .hemos intentado de­
mostrar (Cfr. D. CAsTELI,ANO, «11 problema della persona un,.ana nell'espe­
rienza giuridico-politica (l): Profili filosofichi», Diritto e Societ~, Padua,
nÚIIl. 1/1988, págs, 107-154), el personalismo representa una de las más
importantes · experiencias dei individualismo y encuentra en el «esphitu»
del· Risorgimento urui de sus más_ importantes· fuentes de alimentación.
(9) Cfr. D. MAssÉ, Il caso di coscienza del FJsorgimento italiano, Alba,
Societa Apostolato Stan,.pa, 1946, págs. 33 y 74. Aquí dan,.os a la palabra
«clerical» --contrariamente a las otras dos veces en que en este texto em­
pleamos
el mismo adjetivo como equivalente a católico-un signifl.Cado
negativo: el clerialismo en efecto -y según la penetrante definición: ··que
dio Augusto Del Nace-es1a continua búsqueda del acuerdo con la presunta
«ola marchante» de la. historia en el inteilto de introducirse en ella (Cfr.
A. DEL NocE, «TramOnto o eclissi dei valori ttaclizionali?», en el volumen
U.
SP1RIT0-A. DEL NoCE, Tramonto o eclissi dei valori tradizionali?, Milán,
Rusconi, 1971, pág. 201).
338
Fundaci\363n Speiro

EL «RISORGIMENTO»: INTERPRET ACJONES Y PROBLEMAS
ejemplo, el italiano-afirman fundarse sobre el «personalismo»,
que -=mo hemos intenta4o probar en:. la intervención del pasado
año ( 10}-no es más que la evolución in peius del.individualismo,
ya que representa el intento de someter siempre y en todo caso el
Estado a los caprichos, a los deseos, a la instancia del individuo
titular de un presunto derecho de libertad como «indiferencia».
Poco importan, por lo tanto, las discusiones
-aunque inte­
resantes desde
el punto de vista de la erudición-sobre la géne,
sis «europeísta» del Risorgimento, según la cual Italia por él se ha
reunido
«civilmente» a Europa ( 11); o sobre su origen «nacional»,
según la cual Italia se ha renovado
por él, «despertando» su pro­
pia conciencia nacional (12). Lo que importa es ver lo que se en­
tiende
por civilización europea y por conciencia nacional. Es decir,
que
el problema concierne al «contenido». Gioacchino Volpe, que
ha sido un historiador «nacional», afirmó que el Risorgimento fue
al mismo tiempo europeo e italiano, en su génesis
y en su desarro­
llo. Pero, lo que
más importa, él lo advirtió también, es que Euro­
pa e Italia; respectivamente en la Revolución y con el Risorgimen­
to, acogieron como propio el liberalismo y esta acogida sirvió
especialmente
para «potenciar» al illdividuo y para hacer posible
la dinámica .fuertemente creativa de la historia del siglo XIX: «Des­
pués de tres siglos de autoridad [
... ] -escribe-, había llegado
el momento indispensable de la libertad, que . tiene una propia
función, aunque pudo ser entonces ingenua
la fe en sus mila­
gros»
(13).
No se trataba de la simple libertad como independencia de la
dominación extranjera. Más bien la independencia y la unida4 de
(10) Cfr. D. CAsTELLANO, «Cattolicesimo, palitica e Rivoluzione frao­
cese, oggi (sintese)», en el vol. Atti del XX Convegno Tradizionalista di
Civitella del Tronto, Florencia, 1990_, págs. 29-31.
(11) Cfr. L. SALVATORELLI, op, cit., pág. 47.
(12) Cfr. A. M. GHrsALBERTI, Introduzione alla storia del Risorgimento
italiano,
Roma, Cremonese, 1942, págs. 9-10.
(13)
G. VoLPE, -«L'Italia del Risorgimento e l'Europa», en·eI vol. AA.
VV.,
Nuove questioni Ji storia del R#orgimento e dell'unita d'Italia, ·cit.,
pág. 137.
339
Fundaci\363n Speiro

DANILO CASTELLANO
Italia sirvieron como instrUmento para «leer» la historia y la tra·
dici6n italiana en su sentido anticatólicd y para introducir ordena­
mientos jurídicos con los cuales se
miraba no tanto a la elimina­
ción de evidentes injusticias cuanto a la instauración de un desor­
den radical.
La historia de Italia se convirtió así en la historia de
las hetejlas y de las disputas jurisdiccionales. En el jansenismo,
en el galicanismo, en el regalismo, por,ejemplo, se pudo apreciar,
respectivamente,
una noble lucha para la instauración de la inti­
midad
de la conciencia, para la demolición del así llamado abso­
lutismo de
la Iglesia de Roma, para la consolidación de los pre­
suntos derechos de la sociedad civil, de la nación, del pueblo. En
una palabra, éstos, como otros movimientos y doctrinas, fueron
expresión
del deseo de independencia del dominio «clerical», sig­
no de la aspiración al progreso civil, expresión de aquel «espíritu
moderno» del cual habla Carducci
en su definición del Risorgi­
mento,
pero también del que hablaba Hegel sobre todo en sus
Lecciones sobre la historia de la filoso/fa. En otras palabras, esta
era
la epifanla de la «modernidad», de la cual derivaba necesaria­
mente el espíritu de cruzada reformista política y religiosa: esta
última
encontraba, por ejemplo, en Tanicci o en Scipione de Ricci,
«cabezas de puente» de un proyecto táctico, quizás hasta estraté­
gico,
ttecuentemente respaldado por prlncipes y gobiernos que
después fueron derrocados
por la denominada «nueva Italia».
4) El Risorgimento, pot tanto, es esencialmente un «hecho
ideológico» con abundantes componentes políticos y religiosos. Si
se quiere intentar expresar
una definición se podria también decir
que representa
la tentativa de establecer en Italia la secularización
del protestantismo.
Es cierto, en efecto, y como observó, por
ejemplo, Gobetti ( 14 ), que en un país católico hubiera tenido que
resultar vana
toda lucha directamente encaminada a dern'bar al
catolicismo y
a los dogmas de
la Iglesia católica. Se prefirió pues
recorrer
otro canúno: primero introduciendo gradualmente prin-
(14) Cfr. P. GoBETTI, «L'eredita del Risorgimeotx», ahora en Scritti po­
litici, edición de Paolo SoptfillQ (vol. I de las Opere complete), Turín, Einaudi,
1969, pág. 935.
340
Fundaci\363n Speiro

EL ~RISORGIMENTO»: lNTERPRET ACIONES Y PROBLEMAS
cipios dirigidos a ¡>tQteger formalmente la libertad di' conciencia
( en esto Cavdur resultó ser un maestro) ; después utilizando
ca­
tólicos para ir «más allá» (y pÓ?consiguiente «contra») el cato­
licismo (15). Por tanto el Jmo~gimenio no h11 concluido en 1870,
con la toma de Roma,
ni en 1918, con la unificación nacional; el
Risorgimento continúa. Continúa, como ya hemos dicho, en el
Fascismo y continúa también en
la Resistencia (no sólo casual­
mente denominada «segundo
Risorgimento» ), de la cual ha. nacido
la República italiana.
La ideología que le caracteriza es la liberal­
carbonaria-europea que contempla ·conjuntamente libertad indivi­
dual y libertad nacional. Y si en
el siglo XIX y en. la primera .parte
del
xx pareció prevalecer la instancia-exigencia de la segunda, en
nuestra época prevalece
fa primera. · '
Pero la «libertad moderna», ¿es la verdadera libertad? A
noso­
tros nos parece qúe el indiferentisfizo sobre el cual se funda cons­
tituye
la premisa para el nihilismo con~poráneo: si en efecto
la libei;tad 9,ueda identificada con la pr~tensión de una absóluta
autodeterminori6n
(metaf!sica}, entonces más que de libertad hay
que hablar de utópica liberación. ,
(15} Cft. sobre este tema, AA. VV., Questione cattolica e questione
d~ocris#ana,
Padua, Ccdam, 1987.
341
Fundaci\363n Speiro