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Número 319-320

Serie XXXII

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En torno al V Centenario

EN TORNO AL V CENTENARIO
Una historia fascinante con más luces que sombras.
«En efecto, las carabelas del almirante Cristóbal Colón zarpa­
"ron del Puerto de Palos, España, bajo la égida de los Reyes Ca­
"tólicos, Isabel y Fernando, el 3 de agosto de 1492 y el 12 de
"octubre arribaron
·a las tie"as del nuevo continente, que después
"se llamaría América. . .
»El primer encuentro de los europeos con los pueblos del
"continente americano tuvo lug4r en la isla de Guanahaní, situada
"m el actual archipiélago de las Bahamas y que. Colón llamó
"San Salvador, nombre cargado de profundo significado cristiano
"y qpe · dejaba entrever el proyecto de la futura inmediata evan­
"gelización.
En efecto, ésta commzó propiamente con el segundó
"viaje de Colón, en
elque ya algunos misioneros formaban parie
"de.la expedición. Y así, el dia 6 de enero de 1494, fray Bernardo
"Boyl,
designado vicario apostólico del nuevo mundo, celebró la
~'primera misa ·_solemne en América~
»Estas. izoticias, ·_ que nos dan las crónicas con datos precisos,
"son.parte de una historia fascinante. Compete a los historiadores
"e/seguir profundizando sobre unos acontecimientos que han mar'
"cado un
.hito importante en la vida de la humanidad:. Si bien; por
"encima de esos datos; la Iglesia. proclama siempre que Jesucristo
"es el Señor de. la historia: 'Cristo, ayer y hoy. Principio y Fin.
";Jlfa y Omega. Suyo es el tiempo y la eternidad. A élla gloria
"y el poder por los siglos de los siglos', palabras que hemos pro­
"nunciado en la liturgia de la Vigilia Pascual. ·
.
»Como Sucesor de Pedro, deseo proclamar hoy delante de
"ustedes que
la historia está dirigida por Dios. Por ello, los divet­
"sos
'eventos' pueden convertirse en 'oportunidades salvlficas'
"(kairos),
cuando en el curso de los siglos Dios se hace presente
"de un modo especial. Ante los nuevos horizontes que se abrieron
"el 12 de octubre de 1492, la Iglesia, fiel al mandato recibido dé
"su
divino F,mdador (cf Mt 28, 19),' sintió el-deber perentorio
"de implantar la cruz de Cristo en las nuevas tierras y de predicar
"el mensaje evangélico: a sus_ ·moradores. Esto, lejos de ser una
"opción aventurada o un cálculo de Conveniencia, fue la razón del
"comienzo y ·desarrollo de la evangelización de/nuevo mundo.
Verbo núm. 319-320 (1993), 965-970 965
Fundaci\363n Speiro

»Ciertamente} en estJ evangelización} como en toda obra huma­
"na, hubo aciertos y desatinos, 'luces y sombras'; pero 'más luces
"que sombras' ( cf carta apost6lica Los caminos del Evangelio, 8;
"L'Osservatore RomanQ, edición en lengua espafiola, 29 de ¡ulio
"de
1990, pág. 6), 'a ¡uzgar por los frutos que encontramos allí
"después de quinientos años: una Iglesia viva y dinámica que re­
"presenta hoy una porción relevante de la Iglesia Universal, Lo
"que celebramos este áño es precisamente el nacimiento de esta
"espléndida realidad: la llegada de la fe a través de la proclama­
"ción y difusión del mensa¡e evangélico en el continente. Y lo
"celebramos 'en el s.entido más profundo y teol6gico del término:
"t;omo se celebra a Jesucristo ... er primero y más grande evan­
,, getizador, ya que él mismo es el «Evangelio de Dios»' ( cf. Ange­
"lus del J de enero de 1992). ,,
»A cuantos sentimos como propia la tarea de evangelizar no
"puede por menos de producir viva satisfacci6n examinar el con­
"tenido de las actas de los numerosos concilios y sínodos que se
"celebraron en
la primera. época, como también otros documentos
"de · riquísimo contenido, como las Doctrinas. o catecismos, que
"fueron centenares y casi todos están escritos en las lenguas de las
"etnias y palses donde los misioneros desa"ollaban su misión.
»Es también alentador
repasar las cr6nicas sobre la acción
"misionera, así como los textos que censuraban los abusos y atro­
"pellos que, como en toda obra humana, no faltaron. El testimonio
"de
la Escuela de Salamanca representa un encomiable esfuerzo
''por
encauzar la acción colonizadora según principios inspirados
"en una ética cristiana. Fray Francisco de Vitoria, en sus celélebres
"relecciones
sobre los indios sentó los fundamentos filosófico­
"teológicos de
una colonización cristiana. El maestro de Salamanca
"demostr6 que indios y españoles eran fundamentalmente iguales
"en cuanto hombres. Su dignidad humana radicaba en que los
"indios, por su naturaleza, eran también racionales y libres, crea­
,, dos a imagen y seme¡anza de Dios, con un destino personal y
"trtlftscendente, por lo cual podian salvarse o condenarse. Como
"Seres racionales y libres, los indios eran su¡etos de los derechos
"fundámentales inherentes a todo ser humano, y no los perd!an
"por raz6n de los pecados de infidelidad, idolatria u otras ofensas
"contra Dios, pues estos derechos se basaban en su naturaleza y
"cimdición de hombres.
»Los indios eran, por consiguiente, verdáderos dueños de sus
"bienes al igual que los cristianos, y no pod!an ser desposeídos de
"los mismos por su incultura. La situaci6n lamentable de muchos
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"indios --añadía Vitoria-se debla en .gran parte a su falta de
"educaci6n y formación humana. Por ello, en virtud del derecho
"de sociedad y de comunicaci6n natural, los hombres y pueblos
"me¡o,
dotados tenian el deber de ayudar a los más atrasados y
"subdesa"ollados. As! ¡ustificaba Vitoria la intervenci6n de Es­
npaña en América.
»Basándose en estos principios cristianos articuló el sabio do­
"minico un verdadero c6digo de derechos humanos. Con ello sent6
"los fundamentos del moderno derecho de gentes: derecho a
la
"paz y la convivencia, a la solidaridad y a la colaboración, a la
"libertad de conciencia y a la libertad religiosa. Porque la evange­
"lizaci6n era --concluía Vitoria-un medio de promoci6n hu­
"mana y suponia el
respeto a la libertad, as! como la educación
"de
la fe en la libertad.
»La doctrina de la Escuela de Salamanca fue en gran parte
"asumida por
las Leyes de Indias, las cuales muestran la inspira­
,, ción cristiana de la empresa colonizadora, aunque a veces dichas
"leyes no se cumplieran. Por eso, la as! llamada 'colonizaci6n' no
"se puede
vaciar del contenido religioso que la impregnó o acom­
"pañó, ya que la cruz de Cristo, plantada desde el primer mome­
"to
en las tierras del nuevo mundo, ilumin6 el camino de los
"descubridores o colonizadores,
como lo prueba la religiosidad
"que marcó toda su trayectoria y los numerosos escritos de' la
"época, así como los nombres mismos de tantas ciudades y san­
"tuarios deseminadas por América.
»Al hablar de la cristianizaci6n del nuevo mundo, hay que
"poner de relieve, como lo ha hecho este simposio, la labor ex­
"cepcional realizada por las órdenes religiosas. A este respecto,
'"quiero reiterar
la valoraci6n globalmente positiva de la actuación
"de los primeros evangelizadores, que eran en gran parte miem­
"bros de órdenes religiosas. Muchos tuvieron que actuar en cir­
,, cunstancias difíciles y, eh la práctica, inventaron nuevos métodos
"de evangelización, proyectados hacia pueblos y gentes de cultu­
"ras diversas' (carta apost6lica Los caminos del Evangelio, 4). Su
"labor apost6lica, impulsada por los Papas y dirigida por intrépi­
" dos pastores, procedentes también del clero secular, como santo
"Toribio de Mogrove¡o, patrono del Episcopado latinoamericano,
" fue rica en frutos de santidad. De ella nosotros somós herederos
"y estamos llamados a hacerla viva y presente en la América
"de nuestros
d!as. Por ello, es necesario ahondar y profundizar
'' en las -ralees cristianas de los pueblos americanos, examinando
"su trayectoria y delineando la identidad del llamado 'continente
"de la esperanza'. - '
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»Como he señalado en la enclclica Redemptoris ínissio,. nues­
"tra época 'exige un nuevo impulso en la actividad misionera de
''la Iglesia. Los horizontes y las posibilidades de la misi6n se en­
" sanchan y nosotros los cristianos estamos llamados a la valentla
"apost6lica,
basada en la confianza en el Esplritu ¡Él es el prota­
"gonista de
la misión! En la historia de la humanidad son nume­
" rosos los cambios periódicos que favorecen el dinamismo misio­
"nero. La Iglesia, guiada por el .Esplritu, ha respondido siempre
"a ellos con generosidad y precisi6n' (n. 30)»,
JuAN. PA~LO II: Discurso a los particiJ,antes eil el simposio sobre la historia. de la evangeli­
zación de América, jueves 14. de mayo; L'Osser­
vatore Romano, edición semanal en lengua espa­
pafiola, año XXIV, n6m. 21 (!.221), 22 de mayo
de 1992.
La fecha del 12 de octubre d.e 1492 clave del proceso de evan­
gelización.
«En este proceso singular el año 1492 marca una fecha clave.
''En efecto, el 12 de octubre '-hace hoy exactamente cinco si­
" glos-el almirante Crist6bal Colón, con las tres carabelas pro­
" cedentes de España, llegó a estas tierras y plantó en ellas la cruz
"de Cristo.
La evangelización propiamente dicha, sin embargo; co­
"menzó con el segundo viaie de los descubridores, a quienes acom­
"pañaban los primeros misioneros. Se iniciaba asl la siembra del
"don precioso de la fe, Y ¿cómo no dar gracias ·a Dios por ello,
"iimto con vosotros, queridos hermanos obispos, que hoy hacéis
"presentes en
Santo· Domingo a e.todas las Iglesias particulares de
"Latinoamérica?
¡Cómo no dar gracias por los abundantes frutos
'' de la semilla plantada a lo largo de estos cinco siglos por tantos
''y tan intrépidos misioneros!
· »Con la llegada del Evangelio a América se' ensancha la his­
''toria de la salvación, crece la familia de Dios, se multiplica 'para
"gloria de Dios el número de los que dan gracias' (2 Co 4, 15).
"Los pueblos del nuevo mundo
eran 'pueblos nuevos ... totalmente
!.'desconocidos para el vie¡o mundo hasta .el año 1492', pero 'cono­
"éidos
por Dios.desde toda la eternidad y po? él siempre abraza­
" dos con la paternidad que el Hijo ha revelado eit la plenitud de
''de los tiempos (cf
Ga 4, 4)' (Homilía, 1 de. enero de 1992). En
"los pueblos .de América, Dios se ha escogido un nuevo pueblo,
"lo
ha incorporado a su designio redentor, lo ha. hecho participe
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"de su Espíritu. Mediante la evangelización y la fe en Cristo, Dios
"ha
renovado su alianza con América Latina.
»Damos, pues, gracias a Dios por la pléyade de evangelizadores
"que de¡aron
su patria y dieron su vida para sembrar en el nuevo
"mundo
la vida nueva. de la fe, la esperanza y el amor. No los
"mov!a la leyanda de 'El Dorado', o intereses personales, sino el
"urgente llamado a evangelizar unos hermanos que aún no cono­
"clan a Jesucristo. Ellos anunciaron 'la bondad de Dios nuestro
"Salvador
y su ·amor a los hombres' (Tt 3, 4) a unas gentes que
"ofreclan a sus dioses incluso
sacrificios humanos. Ellos testimo­
"niaron, con su vid.a y con su palabra, la humanidad que brota del
l)'encuentro··cOn Cristó~. Por.su testimoni "mero de hombres y muieres que se· abrían a la gracia de Cristo
"se multiplicaron 'como
las estrellas del cielo, incontables como
"las
arenas de las orillas del mar' (Hb 11, 12).
»Desde los
primeros pasos de la evangelización, la Iglesia ca­
"tólíca, movida por la fidelidad al Esp!ritu de Cristo, fue defen­
"sora infatigable de los indios, protectora de los valores que babia
"en sus culturas, promotora de humanidad frente a los abusos de
"colonizadores a veces sin escntpulos. La denuncia de las iniusti­
"cias y atropellos por obra de Montesinos, Las Casas, C6rdoba,
"fray Juan del Valle y tantos otros, fue como un clamor que
"propició una legislación inspirada en el reconocimiento del valor
"sagrado de
la persona. La conciencia cristiana afloraba con va­
"lentía profética en esa cátedra de dignidad y de libertad que fue,
"en
la Universidad de Salamanca, la Escuela de Vitoria (cf. Dis­
"curso, 14 de mayo de 1992), y en tantos eximios defensores de
"los
nativos, en España y en América Latina. Nombres que son
"bien conocidos y que con ocasión del V Centenario han sido
"recordados con admiración y gratitud.
"
»Los datos históricos muestran que se llevó a cabo una válida,
"fecunda
y admirable obra evangelizadora y que, mediante ella,
"se abri6 camino de tal modo en América la verdad sobre Dios y
"sobre el hombre que, de hecho,
la evangelízaci6n misma consti­
'tuye una especie de tribunal de
acusaci6n para los responsables
"de aquellos abusos.
»De
la fecundidad de la semilla evangélica depositada en estas
"benditas tierras he
pe>dido ser testigo durante los viajes apost6-
"licos que el Señor me ha concedido realizar a vuestras Iglesias
"particulares. ¡C6mo no manifestar abiertamente mi ardiente gra­
"titud a Dios, porque me ha sido dado conocer de cerca la realidad
"viva de
la Iglesia en América Latina! En mis via¡es al continente,
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Fundaci\363n Speiro

'/así como durante vuestras visitas 'ad limina' 'j en otros diversos
"encuentros -que han robustecido los vínculos de la colegialidad
"episcopal y la córresponsahiJ,idad en la solicitud pastoral por toda
''la Iglesia-, he podido comprobar repetidamente la lozanla. de
''la fe de vuestras comunidades eclesiales y también medir la am­
"plitud de los desa/ios para la. Iglesia, ligada indisolublemente a
'!la suerte misma de los pueblos del continente».
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JUAN PABLO II: Djscurso en la inauguración
en Santo Domin¡¡o de la IV Conferencia Gene­
ral del Episcopado latinoamericano, 12 de a<:tu·
bre; L'Osservatore RQmano, edición ~len
.lengi,a española, año XXIV, núm. 43 (1.243),
23 de a<:tubre. de 1992.
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