Índice de contenidos

Número 321-322

Serie XXXIII

Volver
  • Índice

Dios y la historia

DIOS Y LA IDSTORIA
Dios, Señor de la historia y próvido· director de los aconteci­
mientos humanos,
en diálogo constante y misterioso con la
libertad del hombre.
«Permitidme presentaros brevemente las indicaciones que he
"ofrecido en
la enclclica Centesimus annus, con la que quise con­
" memorar el aniversario de la Rerum novarum, y que Vio la luz
''providencialmente tras el derrumbe, sorprendente, del granitico
"sistema de poder constru,ido por el socialismo real. ¿Quién bu­
"biera podido prever,
hace sólo algunos años, un acontecimiento
"seme;ante?
Se trató de un cambio en cierto aspecto prodigiosr,
"en el que es dificil no ver la mano de Dios, Señor de la historia
"y próvido director de los acontecimientos humanos, en diálogo
"constante y misterioso con la libertad del hombre.
»En realidad,
las exigencias que dieron vida históricamente a
"este sistema eran reales y graves.· La situación de explotación, a
"la que ·un capitalismo inhumano· habla sometido al proletariado
"desde los inicios de
la sociedad industrial, representaba, en efecto,
"una injusticia que también la doctrina social de la Iglesia conde­
"naba abiertamente. Esta, en el fondo,
era el alma de verdad del
"marxismo, gracias a la cual pudo aparecer seductor en las mis­
"mas sociedades occidentales. Pero
la solución propuesta estaba
"destinada a
fracasar. Cuando a la persona se le quita la referencia
"trascendente, se _convierte. en pocO más que unfl 'gota en un_ océa­
"no, y su dignidad, aunque ·s.e la reconozca y proclame sincera­
"ménte, pierde su garantia más sólida.- Y así sucedió que, en nom­
"bre de la clase, o de un supuesto bien de la sociedad, algunas
"personas fueran oprimidas o incluso suprimidas. Experiencia trá­
" gica, q.ue nuestro siglo registró numerosas veces, y que no se
"deberá olvidar
en el futuro».
JuAN PABLO II: Discurso al mundo de la cul­
tura, 9 de septiembre. L'Osservatore Romano,
ediri6n semen.al en lengua española, año XXV,
núm. 38 (1.290), 17 de-septiembre de 1990.
Verbq, núm. 321-322 (1994), 3-7 .3
Fundaci\363n Speiro

La búsqueda del adecuado desarrollo ha de tener siempre pre­
sente la relación entre la ciudad de Dios y la "ciudad te­
rrena".
«La tentación del mundo de hay de reducir el mensa;e evan­
" gélico a una forma de humanitarismo constituye una seria preocu­
" pación. Por lo tanto, la Iglesia debe reconocer siempre que su
"misión fundamental de evangelizar tiene su propia 'base, centro
"y al mismo tiempo vértice ... en una clara proclamación de que
"en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado,
"a todo hombre se le ofrece la salvación, como don de gracia y
" misericordia de Dios mismo' (Exhortación Apostólica Evangelii
"nuntiandi,
27). Esto no disminuye en ningún caso, sino que más
." aumenta} la obligación de buscar 'solucio'nes plenamentC humanas}
"y de promover el auténtico desa"ollo, pero teniendo siempre pre­
"sente
la adecuada perspectiva de la relación entre la 'ciudad de
"Dios'
y la 'ciudad terrena'. La misión. de la Iglesa no se limita
"al ámbito de
la existencia temporal, ni se identifica completamen­
"te con los deseos, las esperanzas, los problemas y los conflictos
"temporales. Más bien está al servicio de una salvación trasc~n­
"dente y escatológica, que comienza .en esta vida pero que se rea­
"liza en la eternidad (cf. ib.)». .
JUAN PABLO II: Alocución a los obispos de
Indonesia, viernes 13 de octubre. L'Osservatore
Ro-mano, edici6Ii semanal en lengua española,
afio XXI, núm. 44 (1.087), domingo 29 de oc­
tubre de 1989.
Los cambios sociales rápidos y sorprendentes de estos últimos
años.
El paso del peligro del "holocausto nuclear" al del
"holocnasto ambiental"; los peligros de la técnica y la ne­
cesidad de restablecer el nexo entre verdad y valores, entre
la ciencia y compromiso ético, pues el progreso de la cien­
cia debe estar
al servicio del bienestar genuino e integr~l
de los individuos y de toda la familia humana.
«En estos últimos años hemos sido testigos de cambios socia­
"les rápidos y sorprendentes. ¿Cómo no mencionar, entre éstos,
"la superación de
la r!gida división del mundo en bloques ideoló­
" gicos, políticos y militares opuestos? Gracias a ese acontecimien­
"to, se ha ale¡ado, al menos en gran parte, el peligro del 'holocausto
"nuclear'. Sin embargo, en este mismo período han alcanzado ni-
4
Fundaci\363n Speiro

''veles de peligrosidad extrema otras emergencias de carácter pla­
"netario, que de;an vislumbrar el riesgo de una especie de 'holo­
"causto ambiental', debido a la destrucción desconsiderada de
"recursos ecológicos vitales
y a la multiplicación de atentados cada
''vez más insidiosos contra la defensa y el respeto a la vida huma­
" na. La carrera desenfrenada al acaparamiento y a la explotación
"de los bienes de
la tierra por parte de unos pocos privilegiados
"sienta
las bases para otra forma de guerra fría, esta. vez entre el
"Norte y el Sur del planeta, entre
palses altamente industrializa­
"dos y naciones pobres, que no puede
de;ar de preocupar a cuan­
"tos se interesan par los destinos del mundo. Sobre el horizonte
"de
la humanidad nuevamente se ciernen nubes amenazadoras.
»Ilustres miembros y colaboradores de esta comunidad cientÍ·
nfica} a/. renoparos la expresión de mi aprecio sincero por haber
"sabido poner en el centro de vuestra investigación, con tempes­
"tividad clarividente,
las esperanzas y los desafíos del mundo de
"hoy, siento el deber de exhortaros a haceros
cargo generosamente
"de vuestras responsabilidades.
Para afrontar y resolver la amenaza
"de
un holocausto ambiental hacen falta cientificos que, como 11vosotros, sepan dar su aportación de manera comp·etente, coordi­
"nada y perseverame. Os agradezco cuanto ya estáis realizando en
"este sentido. Os agradezco también el hecho de haberme ofrecido,
n como don sumamente grato, los reSriltados de vuestra actividad,
"preludio de ulteriores conquistas para el bien de la humanidad.
"Aprecio en especial el esfuerzo realizado a favor de
ióvenes es­
"tudiosos procedentes de países en vias de desarrollo, confiados
"a
la .guia diligente de eminentes hombres de ciencia, que ofrecen
"voluntariamente su
traba¡o. Tened la certeza de que el volunta­
"riado científico
es una las formas más nobles de amor al prójimo.
»Otra frase grabada en la obra de bronce del maestro U mberto
"Mastroianni recuerda:
'El hombre puede perecer por la técnica
"queB mismo desarrolla, no por la verdad que descubre mediante
"la
investigación cientifica'. Cuando la actividad científica influye
'.'positivamente e11 el respeto y la tutela de la dignidad del hom­
"bre, contribuye de manera significativa a la construcción de la
-"paz. Por tanto_i es -nece.sario J)romover 'infatigablemente una cul­
"tura cientifica, · capaz de mirar siempre a todo el hombre y a todos
"los hombres, al servicio del bien y de la solidaridad universal. A
"este propósito, tiene
gran importancia el progreso del diálogo
"entre ciencia y fe. Debemos esforzarnos ;untos por restablecer
"el nexo entre verdad y valores, entre ciencia y compromiso ético.
'}Debemos estar todos verdaderamente-coflVeflcidos de que el pro­
" greso es tal sólo si está al servicio del bienestar genuino e integral
5
Fundaci\363n Speiro

"de los individuos · y .de toda la familia humana. Me apremia, por
"tanto, reafirmar una vez
más. lo que ya he subrayado en varias
nocasiones: aunque la tarea principal ·de _[a ciencia· es buscar la
"verdad en la libertad plena y legitima que le pertenece, a los
"cientlficós no les
es licito abstraerse de las implicaciones éticas
"cóncernientes a los medios de su
investigaci6n y al uso de las
"verdades· descubiertas (cf. Discurso a la Academia pontificia .de
"las ciencias, 31 de octubre de 1992, n. 13). La bondad ética no
"no es mas ·que otro nombre de la verdad, cuando la busca. el in­
"telecto práctico. No se puede ocultar y ofender la dimensión
"práctica de la verdad, sin que ello produzca a la larga un per­
"juicio para la percepción incluso de sus aspectos teóricos, al me­
)Jnos· en aquellos sectores que cqmportan aspectos más inmediatos
"de carácter. operativo.
» Vuestro .Centro es sensible a la perspectiva de una ciencia
"verdaderamente
global, y me alegra comprobar que habéis dedi­
,, cado gran parte de vuestro tiempo y de vuestro esfuerzo preci­
"mente a atender el diálogo referente a las implicaciones éticas de
"varios descubrimientos en el ámbito de las ciencias flsicas y bio­
ulógicas.
»Por este motivo, permitidme repetifos mi admiración, mani­
"festándoos al mismo tiempo mi más vivo aliento. Abrigo la es­
"peranza fundada de que la Iglesia y la comunidad cientifica, en
"un diálogo fecundo cada vez más intenso y cordial, compartan
"sUs riquezas de conócimiento y experiencia, pat'a que todas las
"criaturas puedan participar en la realizaci6n del proyecto amoroso
"de Dios, De este modo, experimentarán la abundancia de la ben­
" dición divina: '¡Benditos vosotros del Señor que ha hecho los
"cielos y
la tierra!' (Sal 115, 15), bendici6n que con gusto imploro
"hoy sobre vuestro Centro
Éttore Maiorána y sobre toda la comu-
" nidad cientlfica de Érice. ·
»La paz es siempre fruto del amor. Vosotros, los científicos,
"que cultiváis sobre todo
la inteligencia, cultivad también el.amor».
JuÁN PABLO 11: Discurso a los científicos, en
el centro· «tttore Maiorana», 8 de mayo. L'Os~
servatore. Romano, edicióp. semanal en lengua
española, año XXV, núm. 21 (L273), 21 de
mayo de 1993.
La siembra de cizaña, con mal uso de la libertad en la historia.
«Jesús afirma abiertamente que, por desgracia, existen los 'obra­
"dores de inquidad', los 'hijos del maligno', que siembran la cizaña
6
Fundaci\363n Speiro

"en el curso de los tiempos: esta siembra dramática y terrible está
"ante nuestros
o¡os, como lo ba estado en el pasado. Sin duda
"la
libertad .es un valor positivo, que co.nfiere a la persona humana
"su dignidad, habiendo sido
creada a imagen y semeianza de Dios,
"y por eso se nas dio para conocer, amar y servir a Dios y al pró­
" ¡imo, mereciendo asi la felicidad eterna e infinita. Del uso nega­
"tivo de la libertad nace la cizaña, que no puede arrancarse del
"campo porque no
se puede eliminar la libertad. Aqul radica en
"realidad el drama. Aqui está también el misterio de la historia
"humana. Dios ha creado libre al hombre para hacerlo digno de
"su naturaleza y de su felicidad eterna, En el campo de la historia
"debemos ser
el 'buen grano', usando la libertad de modo positivo
"y constructivo, según los planes de Dios creador y las directrices
"salvificas
de la ley moral.
»La
parábola del buen grano y de la cizaña pone de relieve el
"drama y el misterio de la historia, en el que actúa el hombre,
"actúa la libre voluntad creadora y redentora de Dios y actúa tam­
" bién la libre voluntad del hombre.
" . . . . . . .
»En las dificultades y en las complicaciones de la vida, 'el Es­
"piritu -escribía san Pablo a los Romanos-viene en ayuda de
"nuestra
flaqueza. Pues nosotros no sabemos c6mo pedir para orar
"como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por noSotros
"con gemidos inefables' ( Rm 8, 26-2 7).
»Asl, el Esplritu Santo viene en· auxilio de nuestra debilidad».
Ju~ PABLO ·n, Misa en Castelgandolfo el
domingb·-22 de julio. L'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua espafiola, año XXII,
núm. 30 (1.126), domingo 29 de julio de 1990.
7
Fundaci\363n Speiro