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Número 321-322

Serie XXXIII

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Claudio Finzi: Gli indios e l'imperio universale

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Patricio Randle, ilustre colaborador de estas páginas, vuelve a
rendir, como en ocasiones anteriores un notable servicio a la causa
de la inteligencia, de la piedad y de. la fe. Es para mi un honor y
un placer reconocerlo una vez más en homenaje del intelectual,
del amigo y del apóstol.
MIGUEL AYUSO.
Claudio Finzi: GLI INDIOS E L'IMPERO.UNIVERSALE (*)
El profesor Oaudio Finzi, docente de Historia de las ideas
políticas en la Universidad de Perugia, ha centrado su actividad
intelectual e investigadora sobre dos
ejes principales: la historia
del pensamiento político de los siglos
X.V y xvr y la denuncia del
complejo ideol6gico a que responde la llamada «tecnocracia». Es
precisamente en conexión con esta segunda área de interés como
ha solido venir a Verbo, pues Juan V allet, en la constante reela­
boración de las tesis expuestas en su magna obra
Ideolo gia, praxis
y mito de la tecnocracia, algunos de cuyos frutos han visto la luz
en estas páginas, ha integrado los aportes del profesor Finzi. Hoy,
sin embargo, se asoma a nuestro observatorio en función de la
primera de sus inquietudes.
Y lo hace
con una obra de excelente factura y formas acadé­
micas que aborda la incidencia del descubrimiento de América
sobre
fas ideas políticas. Es sabido que el hecho. del descubrimiento
cambió
no sólo la representación del mundo, la alimentación o la
economía, sino que influyó decisivamente en las ideas políticas,
contribuyendo a la mutación que se estaba operando en tomo a
la concepción del poder y de la comunidad política. El . propio
subtítulo, «Descubrimiento de América
y Teoría del Estado»,
muestra a las claras
el núcleo teorético que pretende aprehender,
centrando adecuadamente
su objeto. El libro se estructura, a. par­
tir de un prólogo introductorio y hasta
las conclusiones seguidas
de unas ricas indicaciones bibliográficas, en un capítulo prelimi­
nar
-titulado «per il papa e l'imperatore»-y cuatro ensayos
respectivamente dedicados
a Francisco de Vitoria, Domingo de
Soto, Luis de Molina y Francisco Suárez.
Es harto
complejo pretender compendiar este libro, más aún
en cuanto aborda un objeto que a su problematicidad conceptual
suma la abundancia de aproximaciones. Por eso, me limitaré a una
(*) II Cerchio, Rimini 1993, 200 págs.
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lNFORMACION BIBLIOGRAFIC.A
consideraci6n general en exceso, reclamando análisis más detenido
a los especialistas en lo que un autor trasbordado denominaba hace
poco en cabeza de un libro «la polémica sobre el nuevo mundo»
(Antonio-Enrique Pérez Lufio, Madrid, 1993 ).
El profesor Finzi parte de considerar que el descubrimiento de
América hizo entrar en crisis el universalismo medieval, esto es,.
la pretensión tanto del imperio como del papado «di costituire
un'AutoritA universale di diritto divino». En este sentido, en cuan­
to al punto de partida, no en cuantd a la explanación o menos a
las conclusiones, me ha recordado los desarrollos del profesor
argentino Enriquez Díaz Araujo en su muy radical
Bases juridicas
del descubrimiento de América
(Mendoza, 1992), deudor de la
interpretación anti-moderna de Alvaro d'Ors y anti-escolástica-es­
pafiola de Michel Villey. Aunque, por afirmación o por negación,
a veces se aproximen. Discusión que siempre me ha estremecido,
voluble entre la exaltación -según el estilo del maestro Elías de
Tejada-del renovar de la philosophia perennis, debido a las no­
vedades de la protesta y el descubrimiento, y la denuncia de trai­
cióri al recto pensamiento tomista muy del gusto de autores recién
citados o -por acrecer la nómina-del dominico francés ya fa­
llecido Ph.-1. André-Vincent. Quizá una vez más sea Juan Vallet
de Goytisolo, en el marco
-.como hoy se dice--de su oceánica y
por el momento en elaboración Metodologia de la determinación
del derecho,
quien esté llamado a ponet un punto de claridad,
que no de eclecticismo, en tan lacerante disputa. Con
todd, inten­
taré reducir el contenido de este libro a un esquema lineal.
En los últimos afios del siglo XV y primeros del XVI sientan
las bases del mundo moderno tres acontecimientos: la revolución
política ocasionada por Maquiavelo, la reforma protestante
y el
descubrimiento de América. Los tres influirán sobre la mentali­
dad establecida, modificando las pautas de comportamiento en
todos los campos del obrar humano, del politice al religioso, del
económico
al moral. En cuanto al descubrimiento de América,
acarreará una novedad radical respecto de anteriores contactos con
otras civilizaciones. Frente a tal novedad es dado encontrar res­
puestas negativas
y puramente defensivas. Sin embargo, por otras
vías afirmativas
y positivas, va a producir el desarrollo de la mo­
derna teoría del Estado al tiempo que las últimas teorizaciones
del universalismo imperial y papal. Para los espafioles que
se de­
jaron arrastrar por el primero de los caminos, las poblaciones
americanas demostraban la falta de fundamento de la pretensión
uuiversalista y daban pie
al nacimiento del Estado, «organismo
autosufficiente e originario, legittimato in se stesso e non dal
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consenso o dalla consacrazione di . una qualche autorita sopraordi,
nata». La organización del mundo
como espacio, hasta entonces
extremadamente simple, estaba abocada
a devenir más y más com­
pleja.
Aquí entran en juego los cuatro personajes centrales del argu­
mento de Claudio Finzi, cuatro personajes fundamentales del
«pen­
samiento político europeo moderno» -Vitoria, Soto, Molina y
Suárez-: «Cuatro eclesiásticos, dominicos los dos primeros, je­
suit_as los otros, pero no por estd ( ¿o más bien por esto?) menoS
adversarios decididos de la teoría universalista, en lo temporal, del
emperador y del pontífice; los cuatro convencidos de la natutali­
dad. de la vida social y política de los hombres, incluidos los
incJí,
genas americanos. Cuatro personajes que se situaban en la línea
del nacimiento doctrinal del Estado moderno, en una vía española
paralela a la ítalo-francesa de Nicolás Maquiavelo y Juan Bodino,
Paralela aunque en parte coincidente, ya que en la península ibéri:
ca era bien conocida primero la obra del humruúsmo italiano y de
Maquíavelo y más tarde la de
Bodíno».
Este
es el ángulo de visión pe] problema, un prisma claramente
europeo que
se fija en cómo la doctrina europea fue influida por
el descubrinúento. Un prisma que deja fuera los aspectos antro­
pológicos y de resultas a personajes como Bartolomé de las Casas
y Juan Gínés
de Sepúlveda. Un prisma que sólo por razones de
espacio y necesidad ha de prescindir de autores como Covarrubias,
Melchor Cano y Vázquez de Menchaca
-entre los españoles-;
italianos como Garimberto, Giordano Bruno y Campanella; los
franceses Poste!, Montaigne y
Bodino; ingleses como Francis Ba­
con, Filmer y Locke; y Lipsio, Hohenheim y Paracelso entre los
alemanes. Y un prisma que
ni siquiera agota los entresijos de los
cuatro autores que afronta. El autor lo aclara desde las primeras
líneas para que no quede lugar a la duda.
De las primeras relecciones vitorianas
al gran tratado suare­
úano transcurre casi un siglo, un siglo en el que España se encoge,
la reforma protestante
se consolida, nace la potencia naval inglesa
y Europa consagra el fracaso definitivo de la unificación política.
Para el pensamiento, el siglo que ve la elaboración del Estado
so­
berano, a cuya fundamentación contribuyen -según explica Fin­
zi-Vitoria, Soto, Molina y Suárez: «Si incomincia con le veementi
afirmazioni
di Ftancisco de Vitoria in ordine alla autonomía dello
Stato e della vita politica;
si chiude con !'opera di Francisco Suá­
rez, nella quale lo Stato certamente non scompare, mal al cuí fianco
riacquista vigore la posizione della Chiesa. Lungo questo percorso
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il problema americano, cosi rilevante e acuto all'inizio, lentamente
si dissolve».
El mundo político
al fin de. siglo -es la conclusión que cierra
el
libro-es un mundo más grande espacial, militar y politica­
mente: «Es
uri mundo donde España se siente investida de una
misión imperial de
civilización y desarrollo, destinado a reunir
pueblos diversísimos; una
mi_sión que para Vitoria, al ptincipio,
es sobre todo. politica; para Suárez, finalmente, eminentemente
religiosa.
Mas para ambos un mundo donde España debía actuar
cdmo el Estado español, en relación con otroS Estados autónomoS
y soberanos. Es el mundo moderno con todos sus problemas y
conflictos. HemoS pasado de la respublica christiana _ medieval al
ius publicum euro~um. Y de ·este tránsito Vitoria, Soto, Molina
y Suárez son protagonistas entre los mejores».
El planteamiento difícilmente puede adquirir más nitidez. Sólo
queda por saber
si la descripción e interpretación es exacta -¿és
moderna.la escolástica española? ¿abre una via, quizá la que hu­
biera sido mejor, de
modernidad,.,católica, empujada por la nece­
sidad de dar respuesta a la, novedad americana?-y, eso supuesto,
si la valoracióti es correcta. Dema,siado para una modesta nota
bibliográfica.
MIGUEL AYUSO.
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