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Número 323-324

Serie XXXIII

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Rumanía, 75 años

RUMANIA, 75 MOS
POR
JORGE UscAT'ESCU
El 1 de diciembre último, Rumania conmemoraba los 75, a.fios
desde que en la ciudad de Alba Iufui, Transil;ania; cuna del ¡,ne­
blo daco-rumano, se uni6 con la Madre Patria, Rumania. Junto
con el Antiguo Reino (formado por la unión de los Principados
de Moldavia y Valaquia en 1859), Besarabia, Bucovina, también
tierras irredentas, iban a
formar parte de lo que, entre !'\" dos
guerras, se
conoci6 como la Gran Rumania (Romanía Mare).
La efeméride suscita en primer lugar una pregunta indispensa­
ble. ¿Cómo
se presenta la Rumania de hay, un país que llamara
la atención de
todo el mundo en los acontecimientos de diciem­
bre del 89, para que luego aquella misma tensión atenta,
se con­
virtiera en silencio de la opinión mundial o en una -actitud muy
injustamente despectiva, ante aquella solemne conmemoración? Un
hecho que hubo de concentrar sin duda en las ceremonias
solem­
nes del pasado mes de diciembre de 199 3, la presencia del cuerpo
y el corazón del pueblo rumano al celebrar tres cuartos de siglo
desde su unidad definitiva.
Es ésta
la ocasión para que la situación rumana merezca una
nueva reflexión global, en
la línea que hemos seguido en nuestro
estudio sobre
el Holocausto de la Revolución del 1989 publicado
en enero de 1990 en la revista madrileña
Politica exterior y en la
milanesa
Vita e Pensiero. Los elementos de esta reflexión son
ahora sin duda complejos y ensombrecidos por una situación, sobre
todo económica y moral, muy deteriorada, donde se mezclan nos­
talgias, recriminacidnes, enfrentamientos múltiples. Y
sobre todo
difíciles y
falsas definiciones de la situación. En primer lugar, la
Verbo, núm. 323-324 (1994), 315-328 315
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JORGE VSCATESCU
presencia en esta falsa y dificil definición, de lo que se viene en
llamar habitualmente
la disidencia rumana ante la larga dictadura
comunista. Porque a la heroica y ahora en buena parte olvidada
resistencia rumana en los años 50 sobre todo en los montes tran­
silvanos, con miles y miles de combatientes sacrificados, siguió
un largo periodo de letargo en la lucha donde, a diferencia de
otros países del Este, en
RU!llania no se pudo hablar de disidencia
intelectual, por el simple hecho de que en Rumania no había exis­
tido un partido
comunista anterior a

la ocupación militar soviética.
Un proceso, éste, con amplios reflejos en la marcha de las cosas
de ahora.
As! como la disidencia intelectual rumana en los años de
la titanía y la desolación, era una falsa, deletérea disidencia, de
igual modo la oposición, real o parlamentaria,
es hoy una falsa y
deletérea oposición, porque nada esencial la
separa de los que
gobiernan. Véase, por ejemplo, el perfil de. los últimos candidatos
a la Presidencia de
la República rumana. Uno de ellos, el vence­
dor Iliescu, fue con respecte; a Ceausescu, «mutaÍis mutandis»,
una especie de Milovan Djilas rumano cuya aventura durante los
últimos años del «genio de los Cárpatos» merecerá ser aclarada.
El otro, rector de la Universidad de Bucares!, Emil Constantines­
cu, fue hasta el último momento leal funcionario del partido en
las tareas .universitarias. -
La falsadisidencia de ayer, alimenta ahora una falsa, débil y
polémica cultura, mezcla de combate pol!tico y de desafueros per­
sonales, así que
la transición estéril continua. Ei panorama es
confuso y nada atrayente y nada esencial de cuanto ocurre tras
las apatiencias, logra ser captado por los corresponsales extranje­
ros de prensa o «mass media».
La. noticia que dan del país y sus
problemas
es cualquier cosa menos noticia. Aparentemente, los
protagonistas de cualquier noticia deberían ser los que
se dicen
protaganistas
de una disidencia que realmente no existió, el go­
bierno, la oposición y la gran mayoría del pueblo rumano que es,
en realidad,
la realidad y la verdad del país. A la falsa disidencia
proclamada retrospectivamente, corresponde ahora una falsa
opo­
sición en nada esencial distinta de la ideología gobernante. La
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RUMANIA, 75 AROS
falsa disidencia de ayer, alimenta una falsa cultura, contaminada
por una política de pobre contenido.
Por otra parte, oposición y gobierno, no logran enfrentarse
con las dificultades inmensas de la situación. La corrupción
se
insinúa por todos los rincones de la política y de la economía. Pero
lo más grave
es el aislamiento del país. Terriblemente injusto el
silencio y la displicencia con que Rumania y el pueblo rumano
son considerados ahora por el extranjero. Lejos estamos de la
exaltación de finales del
mes de diciembre del 89, Y así llegamos
a la palabra clave:
el pueblo. La gran mayoría cada vez más silen­
ciosa, paciente, sufrida, seria y moralmente sana. Todo un mundo
social y moral. tenso en la espera. Que ama a su Patria,
dese.a tra­
bajar y estar presente en el mundo y no puede. El protagonista
del recuerdo de las fechas en que se realizó la Gran Rumania en
un proceso orgánico que nada tuvo de «artificio diplomático», es
este pueblo ahora silencioso y triste.
El que mira con ansia hacia
el Este pidiendo la integración· de
la Patria real, con la República
de Moldavia, cuya tierra y habitantes siempre fueron rumanos. El
pueblo rumano quiere vivir en paz con las mindrias interiores,
porque Rumania no tiene en su territorio nacionalidades distintas
sino sólo minorías respetadas siempre en sus derechos, lo que
hace de la situación rumana una situación atípica.
Por
todo esto, quien estaba presente de veras en las celebra­
ciones de Alba
Iulia, capital espititual de Transilvania, era el co­
razón de la mayoría del pueblo rumano. Allí los reyes Fernando I
y María, los Unificadores de
las tierras rumanas, recibían hace
7
5 años la corona de una Rumania por fin integrada en sus fron­
teras naturales. Momento cori1ún de referencia de toda una comu­
niad nacional. La efemérides nos determina .ahora, en cierto modo,
a
definir lo que es, ahora mismo, Rumania, ¿Cuáles son las cit­
cunstancias específicas de este país en la hora actual del mundo?
Al redescubrir textos de
Ja primera mitad del siglo, debidos a la
pluma y rigurosa investigación del gran
geógrafo francés E. de
Martonne, profesor de la Sorbona, se podrá sin duda atenuar, sino
descartar
la inmensa y en .gran parte malévola ignorancia de Oc­
cidente en cuanto a Rumania y su posición en Europa. Entre 1897
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lORGE USCATESCU
y 1937, De Martonne hace numerosos viajes a Rumania.En 1902
y en 1907
sus dos doctorados en la Sorbona (en letras y ciencias),
se basan en dos obras suyas importantes: «La Valacbie: essai de
mondgrapbie géograpbique»
y «Recherches sur l' evolution mor­
phologique
des Alpes de Transylvanie». En 1931 publica en la
Colección «Géograpbie universelle» dos volúmenes consagrados a
la Europa central, de
los cuales 140 páginas están consagradas a
Rumania. A todo ello conviene agregar
el texto de una · conferen­
cia
de De Martonne sobre «la nueva Rumania y la nueva Europa».
Conviene actualizar los estudios, de profunda seriedad y
cono­
cimiento, del geógrafo francés, en un momento en que los cons­
tructores de la unidad definen a Rumania como pals balcánico,
excluido por ahora de la integración · en los nacientes organismos
europeos. Los textos de
De Martonne --escritos más o menos
cuando el gran Ramón de Basterra publicaba su inolvidable «Obra
de
Trajano»-son perfectamente aplicables a la Rumania actual,
aunque por ahora todavia desprovista de sus tierras de Besarabia,
Bucovina del Norte,
el territorio de Hertza y el Sur (Cuadrilátero)
de
la Dobrugea, a manos ucranianas y búlgaras, a pesar de la anula­
ción del pacto Ribbentrop-Molotov y del Diktat germano italiano
de Viena en
el verano de 1940.
Para De Martonne, Rumania
pertene<:e geográfica y cultural­
mente a la
Europa central. Los montes que unen sus tierras no son
los Balcanes sino los Cárpatos. Grande es
el número de geógrafos,
etnólogos y políticos que refrendan el punto de vista de
De Mar­
tonne. Según De Martonne, la fuerza de los rumanos consiste no
solamente en su presencia masiva en su territorio, en una lengua
igualmente hablada en estos territorios extensos, sino también en
su «posición geográfica». «El rasgo esencial de
la geografía física
de Rumania (es) la presencia de los Cárpatos»; La cultura, la es­
piritualidad y características antropológicas rumanas dependen
históricamente de la «homegeneidad carpática» y
«sub-carpática».
La filosofía rumana de la cultura, representada especialmente por
Ludan Blaga y Constantin Noica
se fundará en esta realidad esen­
cial y primordial. «Desde el punto de vista de la vida nacional,
escribirá De
Martonne, del pasado histórico y del porvenir, los
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RUMANIA, 75 AROS
Cárpatos representan un elemento vital para Rumania». Son el
eje de un
Estado bien equilibrado, «cuyo centro de gravedad está
precisamente
allí donde están las fuentes mismas de la vida na­
cional».
Rumania, concluye de Martonne
en 19 3 7, a diferencia de Es­
tados como Yugoeslavia y Checoeslovaquia, es,
en cuanto Gran
Rumania,
un Estado esencialmente nacional, unitario, dotado de
una lengua y una cultura unitarias, que han vencido adversidades
históricas que mantenía durante siglos divididas tierras rumanas,
habitadas
por rumanos. Así, Rumania no «es un Estado nacido
de la fantasía de
· lc1s diplomáticos» sino «de algún modo el final
lógico de una evolución». Sus fronteras son «casi ideales»
por
comprender la casi totalidad de la etnia rumana con ramificacio­
nes en
el Sur del Danubio o allende el Tissa ( en plena Hungría),
el Niester (la región de Transnistria con el 40 % población de
lengua y tradición rumanas).
«La geógrafía política, concluye De
Martonne, en ciertd modo, debe considerar (Rumanía) como una
de las fortnaciones más maravillosas (felices) de la nueva Europa».
En la misma época, Isaiah Bowman, director de la Sociedad Ameri­
cana de Geografla, escribía:
«Los rumanos han podido conservar
una homogeneidad, una solidaridad de cultura
y tradición que no
se encuentra
en ningún otro lugar de los Balcanes, excluidos (aun­
que en grado mucho más pequeño) los griegos». La comunicación
entre las varias provincias rumanas, algunas hajo dominio extran­
jero durante largo tiempo, ha sido constante. Concretamente el
comercio
erifre Transilvania, V alaquia y Moldavia ha sido cons­
tante durante siglos. Una estadística de 1717 comprobaba que
el
85 % del comercio exterior de Transilvania tenía lugar con
Moldavia y V alaquia. Privilegios comerciales y aduanerós excep­
cionales entre estas tres provincias operan durante siglos. Ciudades
transilvanas
comd Brasov, Sibiu, Caransebes, Bistritza, han sido
especiales beneficiarias de estos privilegios de excepción. Aparte
la comunión cultural profunda que
ha sido constante desde la ges­
tación del pueblo rumano.
Lós protagonistas de la unidad europea han de completar su
cultura política y considerar
la singularidad rumana en lo que
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JORGE USCATESCU
tenga de peculiar, rompiendo los límites de un horizonte actual
incierto, poco definido
y en mucho.s aspectos y, a pesar de todo,
sombrío.
A la conciencia europea nos hemos dirigido en múltiples oca­
siones con el fin de dar a conocer la realidad rumana, en lo que
tenga
ella de peculiar y en muchos aspectos de trágico. Concreta­
mente en un artículo publicado en el diario madrileño
El Mundo,
con el título « Y eltsin y la República de Moldavia» nos referíamos
a
un tema entonces, y desgraciadamente ahora, de actualidad, re­
ferente a Rumania. Perdura, dedamds entonces, una especie de
cruel indiferencia en el mundo sobre muchos temas
de imperiosa
actualidad. Los reflectores de los medios de comunicación se
apa­
gan de repente y por mucho tiempo se mantienen alejados de estos
temas
y el gran olvido cubre de repente y por mucho tiempo, in­
justamente, hechos y acontecimientos de vital importancia. Defor­
mación y vado definen en su . misma esencia lo que se ha venido
en llamar universo
de la comunicación.
Hace algún tiempo,
el Presidente del Parlamento de la Repú­
blica de Moldavia,
me .invitaba a Chisinau para recordar una de
las fechas más infames
de la historia contemporánea. El pacto
RibbentroI>-Molotov, que, entre muchos otros crímenes, cometía
el
de entregar a la Rusia soviética los territorios rumanos de Be­
sarabia, el Norte de Bucovina. y la región de Hertza. Poco tiempo
después del Congreso .de Chisioau, la República de Moldavia,
como otros tantos países ocupados por
la URSS, como los Países
Bálticos, Georgia, proclamaba su indepedencia. El Gobierno de
Bucarest reconocía
.casi instantáneamente esta independencia y es­
tablecía relaciones con esta república hermana de allende el Prut,
poblada por una aplastante mayoría rumana, que había introdu­
cido un año. antes . el alfabeto latino y cuyas gentes hablan, sin
variedad dialectal
alguna, a la perfección, el idioma del gran poeta
nacional Mibai Eminescu
y que había dado a Rumania escritores
y hombres de cultura de primer rango a través de los siglos. Ella
había sido
y es, en versos de Eminescu, «la dulce santa Besara­
bia». Porque la intensa
rusifü:ación y envíos de gentes a Siberia,
iniciada por Stalin
y continuada por sus sucesores ha· hecho afor-
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R'UMANIA, 75 AROS
tunadamente en estas tierras menos estragos que en otros lugares,
por ejemplo, en los Países Bálticos donde la colonización rusa ha
sido extremada.
En estos años, varios Estados han reconocido la independen­
cia de la República de Moldavia, habiendo obtenido incluso la
famosa cláusula americana de la nación
más favorecida, antes que
la propia aún enclaustrada Rumania. La situación de
los territorios
rumanos ocupados en junio de 1940 y en 194 5 definitivamente
por Stalin, en
los términos de pacto Ribbentrop-Molotov ahora
anulado por
los foros internacionales y cuya reparación se hace
absolutamente necesaria, es ahora muy compleja. Cientos de miles
de rumanos han sido llevados a Siberia de donde pdcos han vuel­
to, durante los últimos cuarenta años. La reforma administrativa
llevada a cabo
por d ucraniano Krushov ha integrado d Norte y
el Sor de Besarabia a Ucrania, cosa que generalmente
se ignora.
La pérdida del Sur significa d cierre de las Bocas dd Danubio,
acceso secular del Principado histórico de Moldavia al Mar Negro.
La situación de la Bucovina del Norte y Hert2a es aún más pre­
caria. La rusificación (ucranización) ha sido
allí más radical que
en ninguna parte. Cernauti, capital histórica de
la Bucovina ru­
mana, centro universitario y artístico brillante rumano antes del
1945,
es un ejemplo.
Allí los intelectuales rumanos de
todo el mundo, convocados
por
la Sociedad de cultura y literatura y la Asociación cultural
«Mihai Eminescu», han tenido en estos años varios Congresos.
Se habla en ellos del «destino dramático de esta provincia ruma­
na». Invitado a uno de estos simposia, hemos enviado un mensaje
proclamando que «la reintegración espiritual, cultural y moral de
la Bucovina
dd Norte y su capital histórica, rumana desde siglos
y por siglos, constituye una necesidad de vida del Ser rumano en­
tero. La mutilación forzada, en sacrificios humanos, lengua y cul­
tura, con un proceso de Cruel desnacionalización, se inscribe entre
los crímenes contra la Humanidad y como tal debe ser denunciada
ante la opinión mundial
y reparada sin retraso». El pueblo ruma­
no no renuncia absolutamente, pese a su precaria y caótica situa­
ción actual,
y acaso precisamente ahora, cuando su resurgir se
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JORGE USCATESCU
prepara en condiciones difíciles tras la experiencia comunista, a
la cual Spengler definía proféticamente en 1917 como algo «vil,
sin ideas y sin honor»,

no puede renunciar, repetimos, a su
rein­
tegración. Sería aceptar pura y simplemente, una grave mutilación.
En el silencio y sobre todo la monotonía informativa posterior
a
la caída confusa del comunismo y al depedazamiento del Imperio
soviético,
poco se ha sabido en estos años de la situación conflic­
tiva de la
minoría rumana de Transnistria, perteneciente a la
República de Moldavia pero sometida a fuerte colonización rusa
en los últimos cuarenta años. Las autoridades de Chisinau han
protestado contra la autonomia de Transnistria al amparo del
XIV Ejército ruso emplazado en la región e instrumento fiel
de la política equivoca de Y eltsin, el antiguo Gauleiter de Ecate­
rinhurgo, Sverdlovsk. En su dia tuvimos que protestar pública­
mente contra la violencia rusa en esta
región, al igual que protes­
taron manifestantes rumanos en Tiraspol,
y las autoridades de la
República de Moldavia. Los sostenedores occiden¡ales de Yeltsin,
desde Bush y Miterrand hasta Clinton, poco habrán sabido de los
atropellos rusos de
Tiraspol, como poco quieren saber del pasado
de Shevarnadze como jefe del KGB, apoyado firmemente por
Oc­
cidente contra el Presidente electo de Georgia, ferviente luchador
anticomunista en años
difíciles, que terminarla «suicidándose».
Pero está visto que
el pasado de «cierta gente» poco pesa en los
criterios éticos de la
política de Occidente hacia el universo post­
comunista.
Ahora, tres años después de haberse dado forma a estas
refle­
xiones de alerta, un grupo de rumanos de Tiraspol son condenados
(uno de ellos, Ilie Ilascu, a muerte) sin derecho de apelación, por
un tribunal fantasma compuesto por rusos,
por haber enarbolado
en una manifestación pública la bandera rumana. Exactamente
como
en la era de Stalin. ¿Qué ocurre esta vez con los sagrados
derechos del hombre?
¿ Hay que silenciarlos en aras de la reve­
rencia occidental ante el nuevo precario dueño de Moscú, Y eltsin,
amigo ahora de Clinton y compañía?
* * *
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RUMANIA, 75 ,A.!JOS
Un capítulo aparte, y uno de los más importantes, ocupa en
la situación actual especifica de un país como Rumania, el puesto
que tiene la religión
y la fe cristiana en la vida de una nación que
en una tradición
de fe constante y viva ha tenido siempre el más
firme apoyo, frente al destino que le ha deparado su peculiar si­
tuación geográfica y difícil aventura histórica. A lo largo de las
reflexiones anteriores hemos aludido
al papel que ha tenido la
religión durante un trágico medio siglo de ocupación, ideología y
deformación moral comunista. Pero
el tema merece detenerse en
él con cierto especial interés dado el papel preponderante que ha
tenido
y tiene la fe en el destino de un pueblo.
En nuestro libro
Europa Ausente hablamos hace más de trein­
ta años del factor religioso en
la Europa Central y el Este ocu­
pado por los comunistas. El papel de la religión no ha tenido
una trayectoria unitaria en la resistencia
de los pueblos del Este
ante
la opresión del comunismó ateo. Una ideología que practi­
caba un ateísmo militante, a pesar de ciertas
libertades que las
Constituciones comunistas proclamaban
pero que en realidad no
tenían ninguna aplicación. Donde más precaria ha demostrado
ser
-y se ven ahora mismo las consecuencias-la situación religiosa
ha sido en la misma Rusia soviética.
En este sentido, el papel de
Lenin ha sido más feroz . si cabe en la represión de la Iglesia que
el del propio Stalin, el cual durante la guerra última con cierta
habilidad apela a la colaboración de una Iglesia en
parte activa,
aunque siempre sometida,
para luego volver .al llteismo puro agre­
gando ir ello la supresión de la Iglesia católica ucraniana de rito
bizantino según un modelo que se impondrá en 1948 en condi­
ciones trágicas en Rumania. -Durante largos· 70 años la pi"eseflcia
de la Iglesia en Rusia ha sldo reducida a un papel mínimo y las
nuevas generaciones·
se han ido apartando masivamente de la fe.
Ello no ha impedido que grandes person.lidades de la vidá cul­
tural rusa como -Solyenitsin, proclamara su fe. cristiana y su en­
raizamiento en los valores tradicionales. Durante la larga expe­
riencia comunista
el país que desempeña el. papel preponderante
es Polonia, donde el catolicismo es felizmente religión dominante.
Stalin
mismo tiene miedo ante la previsible resistencia · religiosa
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JORGE USCATESCU
polaca y así se lo · manifiesta a Churchil en Y alta y en Moscú,
cuando el Premier británico le entrega el famoso papel con la con­
sentida satelización de la Europa Oriental.
Diversos aspectos presenta
la vida religiosa y su resistencia
al comunismo en países de religión mixta como Hungría, Checoes­
lovaquia, la Alemania Oriental, los Países Bálticos, la Moldavia
Rumana, Rumania misma, Bulgaria y Yugoeslavia. Nombres como
los de
los cardenales Midtzenty, .Stepinac, Beran, Hossu, Slipij,
cardenales ilustres que resisten heroicamente ante la embestida
atea comunista permanecerán
en una historia gloriosa de la Iglesia
oriental durante un largo
y trágico periodo. En plena modernidad,
en la perspectiva de catástrofes planetarias
que. superan en inten­
sidad la situación de decadencia del Imperio Romano durante la
cual se instala en
el mundo el \:ristianismo, en la Europa central
y oriental la Iglesia vive una auténtica experiencia de catacumbas.
En esta. perspectiva, la Iglesia rumana presenta una realidad
y una experiencia peculiares. En primer lugar conviene recalcar
que
se trata de un país que históricamente recibe como comuni­
dad latina inicial, un bautizo cristiano de tinte, lenguaje
y estruc­
tura romana. El lenguaje eclesial rumano demuestra plenamente
esta realidad inicial. Circunstancias .históricas posteriores hacen
con todo que la nación rumana, como algunas comunidades
esla­
vas circundantes, se coloque en la esfera de influencia bizantina y
su religión mayoritaria
sea la ortodoxa. Hay con todo centros ca­
tólicos de rito romano y en los últimos tres siglos presenta un
auge nacional relevante la Iglesia católica rumana de
rito bizantino
en Transilvania. Este sector importante ha tenido un papel de
re­
levancia en el proceso de autoconciencia moderna de la latinidad
rumana, por cuanto la élite de la Iglesia uniata de Transilvania,
en
contacto permanente con Roma y, Viena, ha contribuido de un
modo decisivo en
uQa formación unitaria de la nación rumana y
a la plenitud de esta unidad realizada con la coronación de
los
reyes de Rumania en Alba Iulia en diciembre de 1918.
Con ocasión de
la revolución de 1989, que significa el fin del
comunismo en Rumania, publicábamos un estudio especifico de
la experiencia comunista en Rumania, en el cual dedicábamos
al-
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RUMANIA, 75 AROS
gunas páginas de síntesis a la religi6n en Rumania durante y des­
pués del «hiatus» hist6rico representado por la experiencia co­
munista y la ocupaci6n militar soviética de este país ( 1 ). En aquella
ocasi6n, después de un amplio análisis del proceso de liberaci6n
de Rumania del comunismo, dedicábamos algunas reflexiones, que
consideramds actuales, sobre
la situaci6n de la Iglesia rumana y
sobre la religi6n en Rumania en la perspectiva de aquel impor­
tante momento. «Una reflexi6n especial merece la situaci6n de
la Iglesia rumana bajo
. el comunismo, antes y durante la época
de Ceausescu», escribíamos entonces. «Porque así, ,globalmente,
es preciso presentar las cosas. Hace pocos días a la Televisi6n
rumana, la única Televisi6n que ha hecho una revoluci6n, el poeta
Mariu Sorescu, Premio Internacional de
Poesía mística de la

Fun­
daci6n Rielo de Madrid
(2), dijo: «Hoy ha llegado. a su fiu en
Rumania la Segunda guerra mundial». Es verdad que
más de una
vez han sido los poetas · los que han proclamado las grandes ver­
dades políticas. En las cárceles rumanas los casos de conversi6n
y de vivencias místicas y religiosas han sido espectaculares. Fa­
moso entre todos ha sido el caso del hebreo rumano Steiuhardt,
convertido, después de su terrible experiencia en las cárceles
comunistas, al cristianismo y devenido uno de los monjes tu.­
manos cuyos escritos místicos constituyen un documento sin par
de la vida religiosa de estos últimos años en Rumania. En este
contexto conviene mostrar la vida de
las iustituciones rumanas
tradicionales,
la primera entre elJas de Iglesia. En 1948 el diri­
gente comunista del país Gheorghiu
Dei, el terrible organizador
del .terror estaliuista en Rumania con un régimen muchas veces
mucho
más abomiuable que el del mismo Ceausescu y cientos de
miles de víctimas, entre el clero de
las dos Iglesias importantes
y de iutelectuales, hombres de cultura y gran parte .de la pobla­
ci6n urbana
y rural, víctimas de la masiva confiscaci6n de bienes
y colectivizaci6n absoluta agrícola, introduce el modelo soviético
(1) Cfr. GEORGB UscATESCU, «Romanía. Grandezza e Tragedia»1 en
Vita e Pensiero, 3/1990, Milano,· págs. 162-177.
(2) Sorescu es actualmente Ministro de Cultura en
Rumanía.
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JORGE USCA,TES,CU
en la vida de una superviviente Iglesia rumana. Dej nombra Pa­
triarca de la Iglesia ortodoxa rumana a un modesto cura de aldea
viudd, Justinian Marina, que se hace rápidamente monje
. para
llegar a la cúspide de la
organización eclesiástica. Marina había
ayudado a Dej durante
la guetta cuando el dirigente comunista
estuvo confinado por Antonescu en
un campo de prisioneros po­
liticos en la ciudad de Targu Jiu. En 1948, por orden de Stalin,
y siguiendo Id que se. había hecho en Ucrania, la Iglesia . católica
de rito bizantino ( uniata) de Transilvania;. compuesta por más de
dos millones de fieles,
es suprimida e integrada en la Iglesia or­
todoxa obligatoriamente. Cinco obispos mueten en las cárceles
y
·centenares · ·de sacerdotes · padecen graves condenas en .cárc;eles,
campds de trabajo y de concentración. El obispo que sobrevive,
Julio Hossu, muete veinte años después
en el monasterio de Cal­
darusani, cerca de Bucarest, después de habet sido nominado car­
denal «in pectore» por
el Papa Pablo VI. Hossu había sido un
gran patriota y un gran e impecable prelado,
portavoz del Con­
sejo Dirigente de Alba Iulia en 1918, en el acto de Unión de
Transilvania con Rumania.
La iglesia ortodoxa comprende un 80
% de los fieles ruma­
nos. Tiene una fuerte tradición
y sólidas ralees en e1 pueblo. La
presión protestante, que había dividido al comienzd de la Edad
moderna
la comunidad húngara o checo bohemia en él Este de Euro­
pa, no· pudo penetrar en absoluto en la comunidad rumana divi­
dida en varías provincias y bajo Imperios
distintds. En las últimas
décadas él pensamiento teológico había hecho 'notables progresos
en Rumania. Uno de los más grandes
teólogos de la Iglesia Orien­
tal, Dumitru Staniloae, que padeció cárcel bajo el comunismo pero
que no cesó nunca en su labor creadora muy
apreciada también
por la
teologia occidental,· católica y protestante, acaba de morir
a
Ja, edad de 90 años. Las nuevas generaciones rumanas buscan
en la fe
su refugio. Durante la opresión comunista la fe cristíana
se hace cada vez más viva, más real, con más acción en profundi­
dad, pese a las concesiones a veces excesivas de
la Jerarquía frente
a las
exigencias. del Estado. Durante los triste años la vida mo­
nástica se int~nsifica. Centenares de jóvenes. muchachas y mujeres
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RUM,:4.NIA, 75 AJ90S
de la mejor sociedad rumana perseguida entran en los monasterios
que tienen un auge sin
precedentes. Centenares de sacerdotes pa­
decen martirio y persecución pese a las concesiones de la Alta
Jerarquía,
de ]as cuales la Iglesia rumana ha hecha manifiesta «mea
culpa» a partir de
la Revolución del 89. En la Misa de Navidad
del 89 el Patriarca
rumana pidió perdón público en Ja catedral
metropolitana de Bucarest llena absolutamente de fieles. Fue
el
precio de la tolerancia privilegiada que en lo material concedió
el régimen de Ceausescu, a pesar de la destrucción de templos de
valor histórico en la magna «renovación» urbanística de Bucarest
llevada a cabo por el faraónico dictador. Ceausescu, militante
ateo, había asistido años atrás
al entierro religioso de su padre
oficiado por tres obispos y treinta sacerdotes con
la asistencia de
la familia al completo del dictador y todo el gobierno. Las revis­
tas teológicas,
las publicaciones, los Institutos, las Facultades teo­
lógicas y los estudios bíblicos y de historia de la religión, la vida
monástica, no sólo no fueron reducidos a la mínima expresión
como en Rusia sino que tuvieron una especie de auge. Los mo­
nasterios de Moldavia han sido y son lugares de peregrinación
intensa y
focos de vida religiosa auténtica y de patriotismo.
Ceausescu morirá
el día de Navidad. El pueblo rumano es un
puebld piadoso y ha lamentado esta triste coincidencia que no
considera conforme a su manera de ser. Sin embargo, la muerte
del Dictador, el pueblo la ha definido ya como «la muerte del
Anticristo».
Lo cierto es que los últimos años han sido años muy
difíciles para el
pueblo rumano. Las dificultades de la existencia,
lejos de apartar a este pueblo, triste y bastante aislado del mundo,
lo han acercado todavía
más a la Iglesia y la vida religiosa. La
Iglesia católica de rito bizantino (uniata) ha sido restaurada. Uno
de sus obispos consagrado en la clandestinidad es ahora cardenal
de
la Iglesia de Rdma. Sus Iglesias se están recuperando y sus co­
munidades de fieles se están reagrupando. Aunque en parte míni­
ma, una grave injusticia histórica ha recibido, aunque tardía, una
bienvenida reparación. Por otra parte, una importante corriente
ecuménica se abre camino en la mentalidad religiosa del pueblo
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JORGE USCATESCU
rumano y de lo más ilustrado y abierto de su jerarquía. Entre
las Iglesias del Este europeo seguramente es la Iglesia rumana,
expresión de valor del pueblo
y la cultura rumana orgullosos de
su origen
latind, la que más abierta está a un eutendimieuto
ecuménico y eucarístico con Roma.
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