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Número 331-332

Serie XXXIV

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Miguel Ayuso Torres: La filosofía jurídica y política de Francisco Elías de Tejada

lNFORMACION BIBLIOGRAFICA.
Miguel Ayuso Torres: LA FILOSOFIA JÚRIDICA
Y POLITICA
DE FRANCISCO ELIAS DE TEJADA (*)
Valorar un libro implica, además de ciencia y arte, sinceridad
por
quien ejerce esta labor· crítica. Cualquier crítica es difícil,
especialmente cuando
se nata de una investigación. densa y Pl"<;
funda como la efectúada por ~l profesor Miguel Ayuso Torres
sobre la
t:ilosofía jurídica y política de don Francisco Ellas de Te­
jada y
Splnolii0(1917-f978)0Por otra parte, la sinceridad está fa­
vorecida por ]a posibilidad que tiene el critico pata elegir los
aspectos. que desea destacar: Esta elección queda simpliticada por
la dificultad e, incluso, imposibilidad de efectuar una completa
valoración
de, una investigación . tan seria y bien realizada como
la que presentamos. Efectiyamente, si no. se piensa decir la verdad
lo fácil
es callarse.
Carácter.
fate libro es un precioso trabajo de investigación científica y
profunda, como corresponde a su carácter universitario. Al igual
que Elías
de Tejada, el profesor Ayuso se encúentra en la vida
universitaria
y con la obra que neis ofrece, mantiene el gran de­
bate científico propio de sus ·aulas. Académicamente, dicho tra'
bajo es· una· novedad, está lleno de actualidad y expone los pro:
blemas claramente y cori la debida profundización.
Novedad ,y originalidad de la obra, porque examina -analítica
y sintéticamente-la invéstigaci6n y el pensamiento global de un
autor y de una escuela
filosóffca y jurídica concreta, en este casci
la escuela tradicionalista .española, cuya gran vitalidad de ayer y
sobre todo de hoy, queda demostrada en esta obra; No
se trata
sólo
de la biografía de un estudioso como Elías de Tejada, sino
de toda una vida dedicada a la
investÍgación. También; y con una
especial atención, incluye el fundamento . y desarrollo de sus tesis
científicas así
·como las tesis de los componentes -en .lo que se
identifican, complementan y diferencian-de . la. citáda escuela
científica de carácter tradicionalista. Escuela ésta de · pensamiento
y comprensión de la realidad que ha granado en nuestros tiempos
de crisis religiosa, jurídica, social, política, cultural
y universitaria
(*) Madrid, Fundación Francisco Elías de Tejada y Erasmo Pet'Copo,
1994, 387 !IBBS,
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INFORMA.CION BIBUOGl:UFICA.
Actualidad de la obra porque el nombre y la actividad inte­
lectual y editorial de Elías de Tejada, fallecido prematuramente
en 1978, está íntimamente vinculada a buena
parte de los pensa­
dores que, entre otros, desfilan en las páginas del libro y que
viven hoy
día como profesores, catedráticos y académicos_ Actua­
lidad también porque el punto de
. vista temático de todos dios
es propio de nuestros días y porque, como hombres de su tiempo
que parten intelectualmente de la
realidad, del realismo crítico,
tratan problemas cotidianos del hombre, la familia y las socieda­
des en general y concretas donde éste desarrolla su vida.
En este
doble sentido, la investigación de Miguel Ayuso está llena de
vida, esto es, de vivos y de problemas y cosas vivas.
Es una in­
vestigación reconfortante y plenamente
encarnada. Una pequeña
muestra de
dio es que de las 727 personas citadas en el libro,
una buena parte viven hoy y han pertenecido o pertenecen de
alguna manera
al universo directo de Elías de Tejada, ya sea in­
telectual,
ya editorial y organi2ativo, ya político práctico.
Profundidad de la obra porque este trabajo de investigación
no
es una yuxtaposición de textos ordenados temáticamente a
modo de antología, ni una simple exposición sin perspectiva.
Ha
sido ingente el esfuerzo de recopilar y estudiar 259 textos ( de
ellos 199 artículos) -incluidos los inéditos-de Ellas de Teja­
da ; de comprenderlos en
sí mismos y enmarcados en las coorde­
nadas espacio-temporales de su autor y de su época; de cotejarlos
con
las afirmaciones de otros científicos; de resaltar la crítica
ejercida sobre las posiciones intelectuales de Elías de Tejada cuan­
do éste desarrolló sus tesis y posteriormente
a dlas; y, especial­
mente, de
anali2ar dichos textos mediante una crítica interna y
externa para así desgranar la validez de cada una de sus partes y
la coherencia, autenticidad
y, sobre todo, veracidad, del magiste­
rio global de su autor.
Todo
dio se desarrolla al filo del estudio de los 536 títulos
(entre artículos y libros) que forman la bibliografía
utili2ada, y
se demuestra en el extenso aparato crítico que incluye un total
de
952 densas y eruditas notas. De esta manera, lo que en este
trabajo crece en extensión y erudición, crece a su vez en inten­
sidad y profundidad.
Teina, autor y escuela.
Se ha señalado cómo el contenido de este libro desarrolla la
obra de
Ellas de Tejada, su inserción en su tiempo y su incidencia
tanto en la universidad
.como en la ductibilidad de la vida diaria,
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INR(:)RMACION BIBLIOGRA·FICA
precisamente. al estilo de obra-hecha-vida. La obra de don Fran­
cisco incluye vastos temas de filosofía del
derecho, filosofía po­
lítica, estudios históricos, y la
.concrección en España de una con­
cepción política
tradicional renovadora, descubierta, sistematizada
y
expresada con un carácter científ\co.
No porque la edición de los libros de Elías de Tejada sea de
algunos años atrás
y en rústica, la ciencia y la verdad que con­
tienen es menor que
-a modo de novedad por si misma-la
vertida o expresada en libros
de ediciones recientísimas y lujosas.
Hay veces que ocurre
lo oontrario. Si 1' obra de un científico se
mide por sus autép.ticas aportaciones, el reconocimiento interna­
cional, el interés captado a sus alumnos, la capacidad de originar
una
pléyade de discípulos , universitarios, la importancia de eso
que se ha llamado «escuela-hecha-vida», la lectura prolongada en
el tiempo de las mismas obras del mismo autor,
originar estudios
-ya en vida, ya tras el fallecimiento de éste-----a sobre el magisterio
enseñado de palabra y con
la pluma, ser citado por los más im,
portantes
investigadores, e incluso por las concomitancias de su
obra con las de otros
científicos coetáneos o posteriores ... no cabe
duda que la obra monumental de Elías de Tejada es
la propia de
urt gran científico· y profesor . universitario.
Ellas de Tejada ha sido -ya en vida-reconocido interna­
cionalmente como poliglota e investigador polifacético, hombre
de memoria
increíble y de saber enciclopédico, e impulsor de
los
estudios y pensamiento tradicional a través del «Centro de Es­
tudios Históricos y Pol!ticos
'General Zumalacárregui'». Su obra
escrita tiene
un carácter múltiple y unas dimensiones colosales de
«278 libros, opúsculos y monografías, alcanzando 374 si se cuen­
tan estudios menores» (pág. 40).
Por otra parte, aunque el libro del profesor Miguel Ayuso
considere principalmente la vida y obra
de Ellas de Tejada, rezu­
ma
y en buena parte cumple su deseo de «dedicar una investiga­
ción al pensamiento
tradicional más radicalmente coetáneo»
(pág. 13
). Elías de Tejada es él y su obra, él y su tiempo, él y
la huella que a
modo de herencia y unida a su maravillOsa biblio­
teca,
ha legado a la ciencia jurídica y pol!tica tanto en la univer­
sidad de los más vastos países
y pueblos como, especialmente, de
Hispanoamérica. Su obra se inserta en la escuela tradicionalista
·española, de la que él ha sido
y sigue siendo uno de sus principa­
les valedores.
Durante largo tiempo, la escuela tradicionalista ha sido cons­
cientemente desplazada de los foros universitarios españoles
por
no participar ni rendir tributo a las ideas dominantes. Tampoco
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INFOR.MACJ()N 'BIBLTOG"RAPICA.
se le ha permitido estar en pie de igualdad con otras tendencias
en
las aulas universitarias, tendencias que, hasta hoy, unos y otros
las han considerado
-a estas sí-con carácter y solidez cientí­
fica. Esta lamentable
situación ha sido debida a la politizaci6n de
la universidad española desde hace varias décadas, a encontrarse
ésta dominada por tendencias antitradicionalistas
y también a
que
la escuela o tendencia denominada como tradicional ha estado
siempre alejada de posturas pseudotradicionalistas, caracterizadas
éstas por su oportunismo. A pesar de dicho ·ostracisnio y mientras
ha perdurado -y aún perdura-, se han originado espontánea
'y paulatinamente publicaciones, revistas, tesis doctorales, Con­
gresos
-Jornadas· o Reuniones-nacionales e internacionales,
e intercambios culturales de
la que puede denominarse · como
escuela tradicional. Esta escuela es la única que revela la verda­
dera naturaleza y
los contenidos de la tradici6n v del progreso.
Uno de los
más activos y prolíficos nudos capitales de. dicho rea
surgir intelectual v científico ha sido el profesor Ellas de Tejada.
La universidad española debe agradecer
. al profesor Miguel
Ayuso el trabajo de mostrar
el quehacer universitario de Elías de
Tejada, de desvelar
la influencia o insPiraci6n científica que .éste
ha tenido en otros investigadores, y de comparar sus conclusiones
con las de otros autores del tradicionalismo propiamente español.
El método.
La unidad y coherencia del pensamiento de Elías de Tejada
es paralela a la unidad existente entre los diferentes pensadores
tradicionalistas a pesar de
sus inevitables y fructíferas divergen­
cias. La escuela tradicional se muestra como
una y plural al mismo
tiempo.
De esta manera, la exposici6n del profesor Ayuso parte del
fundamento y desarrollo de las investigaciones y del
pensamiento
de Ellas de Tejada, para luego «ponderar sus juicios o de matizar-.
los por comparaci6n ( ... ) con otros autores de su línea» (pág.268).
Autores, todos ellos ilustres, como Gonzalo Fernández de la
Mora.
y Francisco Puy Muñoz --con los que el profesor Miguel Ayuso
mantiene su proximidad y algunas discrepancias---, Alvaro d'Ors
Pérez-Peix, Francisco Canals Vida!, Juan Vallet
de Goytisolo y
Rafael Gambra Ciudad
-a quienes identifica en sus coinciden­
cias, diferencias y peculiaridades ·con un gran aciert~ y, en.me­
nor medida, con J. P. Galvao de Sousa, Frederick D. Wilhelmsen
y
J. A. Widow, entre otros.
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INFORMA.CION BIBLIOGRAFICA
En todo momento, el autor ha querido superar el origen a
veces polémico de los escritos de Elias de Tejada
y el talante en
algurias ocasiones excesivamente vigoroso de sus exposiciones
(v. gr., págs. 265, 282, etc.).
El estudio del dr. Miguel Ayuso es exhaustivo, detallista y
minucioso, y cuida lo pequeño para advertir mejor la complejidad
de
fo grande. Deja hablar al personaje a través de una hermosa
y práctica antolog!a de textos que son parte del soporte crítioo del
'libro v delicia para el lector ; examina sus afirmaciones a la luz
de
la filosofía del derecho y la filosofía política ; las compara oon
las· de otros autores opuestos y, sobre todo, complementS.rios por
ser de la misma tendencia o escuela tradicional del profesor Elias
de Tejada.
Los cOntenidós.
El libro desarrolla dds grandes temas identificados en su títu­
lo. Trata de filo.sofia jurídica y filosofía política.
El ambicioso
v académico arco intelectual . del libro recorre el
vasto camino desde el descubrimiento teóricd que parte de lo real,
a la aplicación concreta. Arranca de la complejidad de las bases
y la filosofía del derecho, explica a continuación
la historia de
las ideas políticas
y la plasmación de un modelo teórioo de filoso­
fía política
-basadd en lo concreto y real, así como en Ia capaci­
dad que ello tiene de trascenderse--, y, por último, desciende a
concretar
la naturaleza y caracteres de la monarquía tradicional.
AJ igual que Ellas de Tejada reoorría con una gran facilidad
desde las esferas del
pensamiento, ya metafísico, teórioo y abs­
tracto, a lo concreto histórico, para descender a las cdncreciones
de su tiempo y

a la consideración
y utilización de los instrumen­
tos
adecuados de la acción práctica -eeditorial, organizativa y po­
lítica-, el libro del profesor Ayuso parte de la concreción del
personaje biografiado (parte
l.ª), llega a importantes niveles de
teorización (parte
2.ª y cap. l.º de la parte 3.ª), para descender
a la concreción de la monarquía tradicional (parte 3.ª, cap. 2.º,
págs.
287'332) y a la ejecutoria política de Ellas de Tejada (par-
te 3.ª,
cap. 2.0 págs. 332-340). .
Si la segunda parte (págs. 111-204) de la obra, titulada «Bases
y filosofía del Derecho», es oompleja y puede oonsigo llevar al­
gunas dificultade.s de "'?"'prensión para el lector no versado oon
estos temas de contenidos y carácter universitario -dificultad
debida a la precisión conceptual, a la abstracción que implica y
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INFORMACION BIBLIOGRA,FICA
a mostrar la diferenciación entre las diversas escuelas-, dicha
segunda parte está
precedida de una interesantísima, atractiva y
exhaustiva exposición
sobre. Elías de Tejada co1no hombre, su
obra y su escuela (págs. 23-109). Esta
primera parte tiene, ade­
más de su gran actualidad, un gran interés cultural y humano por
sintetizar la trayectoria del pensamiento. tradicional desde 1940
hasta nuestros días.
La importancia de esta exposición no sólo es
evidente para la escuela tradicionalista, sino también para las di­
ferentes tendencias universitarias, científicas y humanas. La ter·
cera y última parte es menos compleja que la segunda. Se trata
de una exposición de filosofía política (págs. 205-332) que
desa,
rrolla unos temas de interés más amplio, ya sea de carácter te6rico
-«De la historia de las ideas al modelo teórico»-ya de aplica­
ciones prácticas relativas a la configuración de «la Monarquía tra·
dicional» en
las Españas de ayer y de hoy. Dichas aplicaciones se
diferencian pero también inciden en las actuaciones políticas de
Ellas de Tejada en relación con el caudillaje (págs. 327-332) y
con su trayectoria como carlista, más específicamente dentro
de
la Comunión Tradicionalista (págs. 332-340).
Dentro de dicha tercera parte, el aparrado relativo a la ejecu·
toria política de Ellas de Tejada es una síntesis muy bien trazada.
Personalmente matizaría el carlismo del conde de Rodezno;
afia·
diría que don Tavier no quiso que su proclamación en el acto de
Barcelona de 1952 fuese hecha pública, qµe después se desdijo
en 1956 y que siguió firmando como «Príncipe Regente»;
y omi­
tiría el calificativo de «disidente» aplicado a la Regencia Nacional
Carlista
de Estella que, desde 1958, ha venido ejerciendo como
depositaria de
la suprema autoridad política de la monarquía.
Muchas veces como historiador me he preguntado: los disidentes,
¿fueron los que signieron con don Javier o los ·que lo
dejaron?
La naturaleza de dicha Regencia es tal que, d bien debe distinguir·
se reahándola entre las agrupaciones que el autor cita y que no
reconocían a aquella por aceptar algunas de ellas a don Javier, o
bien, reducida la exposición a simple constatación histórica, debe
suprimirse
el término «disidente» comd totalmente impropio. Si
este término es lo que pensaba Ellas de Tejada de dicha Regencia,
se
deberla aclarar y observarse.
Cada una de las dos parres del libro, la filosofía jurídica
y la
filosofía polírica de don Francisco, finaliza con una valoración. su·
marnente interesante (págs. 191-204 y 340-350).
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA.
Conclusión.
En La filosofia jurídica y política dé Francisco Ellas de Tejada,
el dr. Ayusc¡ ha redescubierto la obra de un autor que en algunas
esfer.as universitarias, ha podido ser relegada en el olvido tanto
por fallecer hace
casi dos décadas como por el afán de novedades
por
sí mismas. Dicho redescubrimiento· no sólo ha beneficado al
mundo científico y universitario sino. a todas las esferas donde
el hombre desarrolla su dimensión individual y social.
El dr. Ayuso ha trasmitido el pensamiento de don Francisco
con una gran claridad y fidelidad, con un gran .acierto. Ha demos­
trado también que la escuela tradicional es, hoy, activa, que tiene
mucho que decir en nuestro tiempo, que
sobrl'pasa los límites de
los · Estados. tnodernqs y qi.;ie tiene un consistente armazón-cientí­
fico para participar con eidto tanto en los actuales foros univer­
sitarios coino en
la 'gran polémica cívica. Ha dejado patente que
el pensamiento tradicional está lejos de ser sinónimo de antiguo ;
que
tradicional no significa .«rancio» y que la tradición no tiene
por qué ser equivalente a una mera formulación
articulada en base
a comportamientos meramente ·tr~nsmitidos y a senti~ientos y
empecinamientos políticos, .id cual, por otra parte, podría muy
bien ser propio del pensamiento revolucionario y pseudotradi-
cional, ·
El profesor Ayuso ha. ót<>rgado la debida dimensión a 111 in­
vestigación científica
de un ilustre profesor cuya obra. no muere
eón -él Sino que· ·alienta a: _nuevas · generaciones de únivérsita.rios.
Sin duda estó es así porque la realidad está por encima tanto del
hombre
como de sus obras. Este sentido de -Za realidad,' de lo ver­
dadero y suscl'ptible de ser descubierto y transmitido y, para ello,
articulado científicamente; fue la médula y p11nto de arranque· de
la obra investigadora del profesor Elías de Tejada. No en vano
el científico es un descirbridor, no estrictamente un creador.
Se ha presentado a Elias de Tejada como un maravilloso tes­
tigo
de toda una época en el ámbito intelectual y, aunque en
mucha·
menor .medida, de la politica tradicionalista. Como testigo
de una época 'pletórica
de ideas y pensadores tradicionalistas, don
Francisco fue un gran
humanis\a y un motor que ha hecho escue­
la. Como testigo de una época escasa de' organizaciones ctilturales
no controladas por el poder del Estado franquista, fue un crea­
dor y un mecenas. Y como testigo de una época de limitadas' ac­
tividades políticas tradicionalistas, fue un agente e inspirador.
Aunque él decía que no era político, con una grandísima frecuen­
cia sí hacía política práctica.
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Como investigador Elías de Tejada· sólo se comprometi6 con
el saber: «no abrigaba más ambición· que la. de realizarse como
estudioso» (Femández de la Mora). Como hombre político car­
lista· actuó· siempre -con 'entusiasmd y 'convencimiento, aunque al­
gunas de sus actuaciones fuesen rechazadas por relevantes carlis­
tas. Como hombre práctico, erudito que no se refugia en su torre
de
marfil ni se aisla deJ. mundo ,d!' su tiempo, tuvo una decidida
voluntad práctica de no céder: «Sobre todo no
ceder, cuando esa
tausa es . la Tradición y es la España misma: '.Para los que, mu­
'rieron sin ceder' reza la dedicátoria entraiiable de .su obra. La
Monarquia Tradicional» (Larca. Navarrete). ü;,mo li.ombre, ,com­
prometido, ~ue «un tradicionalista Carlisía intelectual' y práctico»
(pág. 339). Comprometido con la realidad hasta las últimas con­
secuencias, no es de extrañar esta afirmaci6n del dr. José Manuel
Cuenca Toribio: «Ver a un soldado de
Zumalacárregui •,enfado en
un sill6n catedralicio hispalense no era un
éspectáculo que pudie­
ra contemplarse todos
Íos días» (pág. 30 ). Es decir,én don Fran­
cisco primero era
la verdad y después la acci6n, sin que ésta, e~­
pañase a aquélla, ya que principalmente se nut;ría de ella. En este
sentido, Ellas de Tejada nunca puso «el carro delante de
los bue­
yes». En el orden de
la acci6n, aunque don Francisco decía que
no hacía
pdlítica, sí Ja hizo fuera . de sus aulas y en no escaso
grado.
El dr. Miguel Ayuso
ha actualizado el interés que todo uni­
versitario debe tener por
la investigaci6n, los descubrimientos de
otros investigadores, la verdad científica sobre todo, e
inéluso la
persona de quienes, como
.el profesor Ellas de Tejada, han dejado
una huella imborrable
en. los claustros y paraninfos académicos.
Detrás de la obra de don Francisco está su fuerte personalidad,
entregada
al quehacer de descubrir al hombre 'y a los pueblos en
una
. tensi6n hotizontal y verticalista. Y con este quehacer está
toda una escuela de tendencia· tradicionalista tan bien estudiada
por el
dr. Ayuso en aquellos puntos que tienen relaci6n con las
tesis mantenidas por Ellas
de. Tejada. Referirse a don Francisco
es estudiar su tiempo y profundizar en otros muchos tiempos his­
t6ricos ya que la verdad. de las realidades individuales y sociales
tiene rasgos de
perennidad. Eso que une la raíz de. las actividades
y creaciones jurídico-políticas
en el transcurso de. 111, historia . .fue
uno de los ámbitos de estudio preferidos por Elías de Tejada, E!
profesor Miguel Ayuso ha ido desgranando y sintetizado, con ver­
dadera ciencia y conciencia, las muchas cuestiones· que, entrela­
zadas, se dan cita
en la obra científica y perenne de ese gran hom­
bre que es don Francisco ,Elías de Tejada. Por todo ello, la in-
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INFORMACION BIBLIOGJUFICA
vestigación, que el dr. Ayuso ,nos presenta es digna de aplauso y
su autor digno de todo
agradecimiento. .
JosÉ FE&MÍN GARRALDA AluzcUN.
Juan A. Casaubón: HISTORIA DE LA FIWSOFIA (*)
· Todo lo que sigue puede resumirse en estas palabras: estamos
ante un pequefio «gran libro», el que a muchos les hubiera gustado
escribir.' Pequefio en extensión (287 págs.); grande en contenido:
no sólo
es una historia del discurso humano sobre filosofía, sino
que
es una historia critica. Es decir, el autor marca su propia po­
sición ·en el tema y se compromete en los juicios valorativos que
hace: «Hay,
pues, una filosofía perenne» dioe ya al final de la
obra: Y desde esta filosofía instrumenta su aparato crítico.
El problema de la
«filosofía cristiana» -es decir, si la filo­
sofía admite calificativos, o es neutra-fue tema crucial en los
años 1927,1936, cuando E. Gilson se enfrenta con éxito en el
«debate de la Sorbona» con Bréhier y Brunschvig que defendían
el carácter abstracto de la filosofía. Al final Gilson impone su
tesis de la aportación de la Revelación a la filosofía griega con la
«metafísica del Exodo» que con
el dogma de «creatio ex nihilo»
y los resultados metafísicos de «Soy el que Es (Ex. 3,14),
mien­
iras que los entia reciben el «ser» por participaci6n, imprime un
giro a
la mejor filosofía griega -Pla ión, Aristóteles-de incal­
culables consecuencias que «jamás habían vislumbrado los grie­
gos» (cf. A. Livi, E. Gilson, 200), al posibilitar la síntesis -que
no sincretismo-- del orden-del'ser platónico con la potencia y
el acto de la substancia aristotélica.
Desde esta firme base, Casaubón puede leer la filosofía, tal
como hoy conocemos su desarrollo, señalando las des-viaciones
idealistas o empiristas de la filosofía actual, así como
las caren­
cias inevitables de los grandes filósofos clásicos. Así, v.gr., señala
cómo
«pese a Heidegger, es obvio que Parménides habla siempre
del Ente
(e6n), y no separadamente del Ser (einai) ... Es que una
adecuada
distinción entre el ente -los entes--y el Ser supone la
~trina de la distinción metafísica de esencia y ser (actus essen­
di) ... Pero entonces ya no sería Parménides, sino Santo Tomás
de Aquino»
(pág. 31 ). Traemos esta muestra de la obra que cla­
ramente refleja la metodología expositiva de ella, que no sólo
(*) Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1994.
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Fundaci\363n Speiro