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Número 333-334

Serie XXXIV

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Álvaro d'Ors: Derecho y sentido común (Siete lecciones de Derecho Natural como límite del derecho positivo)

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nombres, las músicas, el lenguaje ... pasan ante nuestra vista ha­
ciéndonos reconocer meridianamente una de las características más
significativas de nuestro tiempo: la estupidez.
Divertido
y preocupante. Caricaturesco en ocasiones, pero
siempre con la traza de buen caricato que no hace más que resal·
tar lo evidente.
El esperpento nacional aparece representado en su totalidad.
Y de
ahí el acertado título de la Corte de los milagros. Esa España
que en
la famosa frase de Alfonso Guerra no iba a ser conocida
ni por
la madre que la parió, efectivamente no se parece en casi
nada a
la España anterior. Lo peor es que a lo que se parece es a
algo que
no vale la pena.
Las Vanesas, Sonias, Jessicas
y Jennifers o los Israeles y Jo·
nathans, o, si se trata de una clase superior, los Borjas, Alvaros e
Iñigos, los «vale», «tío», «carroza» y «capullo», ~os «walk­
man», el «bakalao», los más zafios nombres de conjuntos musí·
cales,
los «talleres» de arquitectura o de pintura, las «Lleidas» y
las «Bizkaias» o los «Ando nis» y los «Bakeros», el antimilitarismo
difuso
y profuso, la manipulación informativa, los cambios de los
nombres de las calles, la generalización del término fascista como
suprema descalificación política, los tópicos, los mitos... todo
queda pulverizado desde
la elegancia de la ironía y del sentido
común.
Tenemos, por tantd, que felicitar a Angel Maestro por este
libro que sin duda
hará recapacitar a sus lectores en las ventajas
del «progreso».
FRANCISCO JOSÉ FliRNÁNDEZ DE LA ÜGOÑA.
Alvaro d'Ors: DERECHO Y SENTIDO COMUN (SIETE
LECCIONES DE DERECHO NATURAL COMO LIMITE
DEL DERECHO POSITIVO) (*)
«Non aetate, verum ingenium adipiscitur sapientia»; no ·por
la edad, sino por el talento se adquiere la sabiduría. Esta senten·
cia de Plauto me viene a . la memoria al redactar esta recensión,
terminada
la lectura de un breve libro. El último de Alvaro d'Ors.
Libro·breve, que no llega a las doscientas páginas, en un formato
reducido, de bolsillo, editado con pulcritud. Desde su juventud
Alvaro
.. d'Ors ha sido un destacado romanista. En su madurez,
(*) Cuadernos Civltas. Ecl. Civitas, · S. A., Madrid, 1995, 180 págs.
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un Maestro -<1 través de su Cátedra, de sus publicaciones, de
sus trabajos legislativos (tal, por ejemplo su destacada interven­
ción en el «Fuero Nuevo de
Navarra»)-, reconocido por todos
los juristas, nacionales y extranjeros, conocedores de su tarea en
los campos del Derecho y de las Humanidades. Hoy, cumplidos
los ochenta años, aquella sabiduría, adquirida
pot su talento y
acrecentada por la experiencia, se nos muestra viva, fresca, trans­
patente
y sencillísima en su admirable brevedad, Hace buena
aquella otra sentencia de sabiduría: «Al sabio basta una sola pa­
labra»
(Dictum sapienti sat est).
En «Una introducción al estudio del derecho», cuya primera
edición es de 1963, d'Ors señalaba cómo el derecho es una zona
acotada dentro del campo moral al que
se extienden las virtudes,
y cómo el derecho es una realidad judicial, siendo la razón, el
sentido común, fundamento de aquél. Hoy, en 1995, Alvaro d'Ors,
amplifica su doctrina de un modo lógico
y, a veces, paradójico
( «modo de demostración tan válido como un silogismo, sólo que
mucho más divertido»,
decía Chesterton), demostrando cómo se
encadenan en el real sentido común de cada persona -que no
suele coincidir con el
aparente pensamiento de, como se dice ahora,
«un colectivo de
personas»--, los principios de derecho natural
que limitan
al derecho positivo. Es decir, escribe el autor en el
prólogo: «(Se trata) de explicar
la racionalidad de los. deberes na­
turales que el derecho humano debe respetar, sea positivamente,
haciendo exigible
su cumplimiento, sea negativamente, impidien­
do que
se obstaculice su cumplimiento [ ... ] . Estas páginas no son
(pues) de Teología
-ru siquiera de Teología moral-, sino de
derecho humano racional, aunque de origen divino; por ello
no
presupone la fe del lector. Peto tampoco pretende sey uu libro
teórico, de Filosofía del derecho, sino
de simple práctica del sen­
tido común, para uso de juristas».
En siete capitulos concreta d'Ors sus siete lecciones .. Todos
ellos breves, con sintesis inimitables
-ruoguno sobrepasa las
veinticinco páginas--, bajos los epígrafes: Naturaleza (I), Ver­
dad
(Il), Patrimoruo (IIl), Potestad (IV), Persona (V), Matrimo­
ruo (VI) y Servicio (VII).
El conterudo de los distintos capitulas, apatentemente diver­
sísimo,
se une en el final propósito del autor: en esos temas de
derecho natural constituye el límite del derecho positivo; límite
explicable por
· el sentido común, que es también el sentido ju­
rídico.
No quisiera con una recensión amplia
-pot otra parre ilógica
dado
lo sucinto de los capítulos-- apagar la curiosidad de los
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lectores de Verbo. Al contrario, pienso que la sola reseña tele­
gráfica de las materias tratadas por d'Ors avivará la apetencia de
aquéllos
para adquirir y gozar con la lectura de «Derecho y sen­
tido común».
Materias, en cada uno de los mencionados capítulos, que son
de acusada importancia actual y a las que d'Ors trata de un modo
esclatecedor. Así, en
el capítulo sobre la naturaleza (1): respecto
al sentido amplid del derecho; al juicio divino -para el que toda
Moral se convierte en Derecho--; de c6mo pata un jurista para
hablar de derecho natural, basta ver las cosas
como son ; de la
vida, cuya esencia está en reproducirse y perpetuarse; de la
mu­
jer, espede que perfecciona al género humano; de la responsabi­
lidad y libertad
-ésta es un requisito de aquélla-, tema tratado
por d'Ors en las páginas de Verbo (Vid. Verbo, núm. 327-328);
de la opción del bien, siempre conforme a la naturaleza ;
de la
legalidad y legitimidad -ésta independiente del derecho natural­
y de la ley natural y sus aparentes excepciones o, mejor mutación
de la esencia de los actos por la voluntad omnipotente
de Dios.
Así, en el capítulo sobre la Verdad (II): el deber natural
de
adorar a Dios ; el error religioso ; la verdad y la veracidad ; jura­
mento, promesas, pluralismo religioso y confesionalidad social,
idolatría y sectas.
También respecto del Patrimonio
(111), los temas tratados
presentan una gran riqueza: dominio colectivo y posesión parti­
cular; el comercio y
la contratación; el «no hurtar»; la herencia;
la defensa de
los bienes naturales {Ecología y sus límites); la
subsidiariedad y la solidaridad ; las relaciones societarias ( regio­
nalismos, nacionalismos) y el orden mundial.
Una materia en
la que d'Ors influyó en la teoría jurídica de
modo decisivo, la de la Potestad, la trata aquí (IV) en los epígta·
fes respecto a las personas ; a la paternidad, a la potestad civil,
legitimidad del ejercicio y autoridad ; a la coacción y las
leyes
penales, fiscales y la defensa de lo público.
Hombre y persona, personas
morales o jurídicas, la represen­
tación, la identidad o integridad del ·propio cuerpo ( donación de
órganos v suicidio),
el feticidio (aborto procurado) y la legítima
defensa (del cuerpo
v de la reputación o intimidad), son materia
del capítulo Persona (V). Y el sexo (su
naturalidad), el matrimo­
nio
y la familia legítima, la presunción de paternidad, la educa­
ción de la prole, el parentesco
y el patriotismo (virtud moral, no
solo deber moral), son los temas del capítulo Matrimonio (VI).
El último capítulo del libro, Servicio (VII), se ocupa del deber
de servir,
de la libertad de profesión, del trabajo productivo y de
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la empresa, del servicio laboral, del paro ( desocupación laboral)
y los conflictos laborales y, finalmente, del descanso y la fiesta.
Como
se puede deducir, la riqueza temática, apretadamente
reseñada, es enorme. Pero, insisto, no abrumadora: pues d'Ors,
en sus síntesis, encadena tan clara, lógica y a veces paradójicamen­
te, los argumentos que el lector va prendido en ellos ; en ocasio­
nes, regocijadatnente.
Este es, pues, uno de esos libros en los que al terminar la
lectura puede uno decir: mis gustos son sencillísimos, siempre
estoy satisfecho con lo mejor.
JAVIER NAGORE YÁRNOZ.
Amaud de Lassus: LA LIBERTE RELIGIEUSE
TRENTE ANS APRES LE VATICAN 11 (1965-1995) (*)
En los primeros días de febrerd de 1995 toda España fue
sacudida por una publicidad masiva de un
hbro protestante pro­
cedente de los Estados Unidos, titulado Fuerza para Vivir. Cinco
obispos
se han creído en el caso de tener que decir algo sobre
esa publicidad, y ese
algo han sido algunas pegas mínimas porque,
de entrada, ya dicen que la libertad religiosa formulada por el
Concilio Vaticano
II autoriza esa propaganda. Con este contexto
nos llega el librito,
cuya ficha bibliográfica aparece a pie de pá­
gina.
En esds mismos días llegaban noticias de la explosión del más
radical islamismo en Argelia. Sirva este otro contexto para ensal­
zar al autor de la obra,
nuestro amigo Arnaud de Lassus, que con
clarividencia, oportunidad y heroísmo sacrificó
su brillante carre­
ra en aras de la Religión y de su Patria cuando la guerra de la
independencia de Argelia. Para verdades, el tiempo. Nuestrd ami­
go, como los hombres de honor es también un hombre serio y
tampoco ha querido pasar por alto ni minimizar la libertad reli­
giosa,
cuvd estudio rehúyen tantos y tantos más obligados que él.
Muchas cosas se entienden mejor empezando por el final.
Adelantemos, pues, nuestra conclusión de que este
hbro de De
Lassus
es excelente. Quiera Dios tocar el corazón y el bolsillo de
algimos de esos católicos que ingenuamente dan su dinero a las
(*) 4.º, rústica, 110 págs., Edit Action Familiale et Scolaire, 31 rue
Rennequin 75017 París.
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