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Número 337-338

Serie XXXIV

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La formación doctrinal. La Ciudad Católica. Su introducción entre nosotros por Eugenio Vegas Latapie

LA FORMACION DOCTRINAL. LA CIUDAD CATOLICA.
SU INTRODUCCION ENTRE NOSOTROS POR EUGENIO
VEGAS LATAPIE
POR
JUAN VALU!.T DB GOYTISOLO
Debió ser hacia 1956 ó 1957 cuando EuGENIO tuvo noticias
de
La Cité Catbolique y de la revista Verbe, de las que JEAN
OusSET era alma. Un amigo suyo, diplomático español, ALBERTO
DE MESTAS, destinado entonces en París, envió a EUGENIO varios
ejemplares de
Verbe, cuando era aún un boletín de trabajo para
su estudio en las células.
A medida que leía estos ejemplares, EUGENIO se fue entusias­
mando. Nos
decía que explicaban lo que él siempre había pensa­
do; pero con una claridad nunca tan llanamente alcanzada.
Se decidió a desplazarse a París para asistir,
el 11 de julio
de 19 59, en el colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas
de Issy-les-Moulineaux,
al IX Congreso de La Cité Catbolique.
EUGENIO conoció alli personalmente al fundadar de la obra, JEAN
ÜUSSET. Volvió entusiasmado, por el fervor religioso de los asis­
tentes, su hospitalidad fraternal, la frugalidad del Congreso y, en
especial,
por las ideas que se defendían y sus métodos de difusión
doctrinal,
por capilaridad, para formar élites sociales en todos los
niveles.
Tuvimos varias reuniones y convocó a numerosos amigos,
reuniéndonos en dos cenas en el restaurante Zarauz.
Llegó
la convocatoria del X Congreso de La Cité Catholique
para los días 1 y 2 de julio. de 1960, también en el colegio de
Saint Nicolás de
Issy-les-Mo\Jlineaux, con el terna: «Notre place
dans
la Cité». Asistimos 40 españoles procedentes Barcelona y
de Madtid. De aquí fue el grupo más numeroso, que acompaña­
mos a EuGENIO, movidos por él y entre los que había muchos
jóvenes,
algunos invitados generosamente por él.
Verbo, núm. 337-338 (1995), 687-690 687
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JUAN VALLBT DE GOYTISOLO
Al regresar a Madrid, movilizó a todas sus amistades. Comen­
zó la labor de promoción y fundación de grupos de estudio, o
células, de · EUGENIO pensaba que lo más importani:e era publicar traduc
cido al castellano Para que El reine, el grueso volumen que venía
siendo estudiado
en nuestros grupos a través de diversos ejempla­
res del original francés.
El profesor MARTÍN ALMAGRO comenzó
a traducirlo. Pero pronto,
vista la magnitud de la obra, el mismo
EUGENIO dividió en cuadernillos uno de sus ejemplares, y los
distribuyó
entre distintos amigos o grupos de amigos. Luego él
mismo y
GABRIEL ALFÉREZ lo revisaron desde el principio al fin
y unificaron el estiló de la traducción, Terminada esa tarea, el
propio EUGENIO encarg6 y pag6 íntegramente su edición, fechada
en Madrid, en 1961.
Los días 22 y 23 de abril de 1961 tuvo lugar en el Monas­
tetio de Santa María del Paular la I Reunión de amigos de la
Ciudad
. Católica. EUGENIO VEGAS eligió temas y ponentes. El
principal fue JEAN ÜUSSET, que nds explicó qué significaba la Ciu­
dad Católica
y de qué modo debía realizarse la acción emprendi­
da,
como «una amistad al servicid de la V etdad». Desarrollaron
las
otras los catedráticos MARTÍN ALMAGRO, ANTONIO DE LUNA
y FERNANDO Rmz fJEBRARD.
Así nos pusimos en marcha. Movidos, animados, estimulados
y dirigidos
por EUGENIO, que no sólo predicaba con su palabra,
sino también
con su ejemplo y generosa entrega.
Al producirse el alzamiento de los pied-noirs en Argel y del
ejército
allí destacado, hubo una profunda división en el catoli­
cismo francés. Ante ella, nuestros amigos franceses cambiaron su
nombre
por el de O/fice intemational des aeuvres de formation
civique et
d' action doctrinal selon le drait maturel et chrétien,
y el de su revista por el de Permánences. Transcurrieron casi
cinco años hasta que, los días
1, 2 y 3 de mayo de 1964, en Sfon,
capital del cantón suizo de Le Valais, se celebró el I Congreso
del
Office International con el tema El hombre frente al totali­
tarismo ..
Asistimos bastantes españoles. EuGENIO VEGAS presidió
todas las sesiones· de
la mañana del día 2 de mayo.
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LA CIUDAD CATOLICA POR EUGENIO VEGAS LAJ:APJE
A partir de 1965 los once siguientes Congresos del Office se
desarrollaron en Lausanne, y el de 1980 en París. EUGENIO asisti6
puntualmente a ellos, excepto muy pocos por motivos de salud.
Desde 1959,
EUGENIO, vino dirigiendo nuestra célula origi­
naria, que primero se reunía los
martes en Caracas, 4; y después
pas6 a reunirse en el
bajo de la calle del General Sanjurjo, hoy
José
Abascal, 38. Además, en Guturbay, 5, animaba e ilustraba
otra célula
de j6venes, que poco después se desdobl6. No por eso
dej6 de reunirse
su antigua tertulia de los domingos por la tarde,
que, de hecho,
se había convertido en otra célula más, con temas
improvisados. Hasta serle diagnosticado el mal del que falleci6, y siempre
que
sus achaques de salud se lo permitían, asistía activamente a
las reuniones de
los martes en el local de Speiro. Sus anécdotas
vividas y sus ilustraciones
· históricas resultaban enriquecedoras
y, frecuentemente:, traía t6:tos, recientes o antiguos, -que creía
oportuno releer y meditarlos.
El infarto que le desgarr6 el corazón, le impidi6 intervenir
e incluso asistir a varias de nuestras reuniones anuales siguientes
a 1972. Volvería a actuar en la XV Reuni6n, en la Residencia
San
Cristóbal, de Majadahonda, donde el 1 de noviembre de 1976
presidió su sesión de clausura. En ella dijo EUGENIO que entre
los amigos
de la Ciudad Católica, en Speiro, continuaba la labor
que había realizado en Acción Española.
Me consta que esta afirmru:ión no sentó bien a algunos amigos
por
un mal entendimiento de sus palabras. EUGENIO no quiso
significar que nuestra obra actual fuese continuación de la
reali­
zada por Acción Española, ni siquiera que él propugnara exacta­
mente lo mismo en una y otra tarea. Sino sencillamente que
con­
tinuaba su labor de formación doctrinal conforme el derecho
público cristiano. Pero,
el ámbito específico de la labor de estudio
y enseñanza desarrollado en una y otra no era, ni es, exactamente
el mismo.
EUGENIO era un hombre de acción, con mucho sentido prác"
tico y dotado de gran .claridad de. ideas. Dos. reglas eran especial-
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JUAN VALLBT DE GOYTISOLO
mente esclarecedoras para él: «Las ideas gobiernan a los pueblos»
y
«Los pueblos son lo que quieren sus gobernantes».
Pues bien, en
Acci6n Española se orientó específicamente
para lograr la mayor eficacia de la segunda, como el medio más
eficaz para la buena aplicación de la primera. En Acción Española
no se entraba en la discusión de cuestiones dinásticas -y por
eso en ella pndieron colaborar alfonsinos y
carlistas-, pero se
defendía como gobierno óptimo la monarquía tradicional ; y,
como tal,
ni absoluta ni democrática; ni cesarista ni república
coronada.
En cambio, la tarea de Speiro la contemplaba EUGENIO pri·
mordialmeute a través
de la frase: «Las ideas gobiernan a los
pueblos»,
y de su corolario, formulado por LE PLAY: «El error,
más que el vicio, es quien pierde a las naciones». En los años se­
senta estaba convencido de que era imposible desde arriba res­
taurar aquí la monarquía tradicional. En esa perspectiva, y ante
la creciente masificación, lo más preciso era divulgar la verdad
política
y social través de élites, a todos los niveles, que era
acuciante formarlas a
fin de restaurar la sociedad desde sus raí·
ces. Por eso, la labor de
Speiro, divulgada en Verbo, ha sido
y
es --como enuncia la contraportada de cada número--de for.
mación dvica y de acción cultural, según el derecho natural y
cristiano.
EUGENIO, cuando se entregó a este trabajo entendía que lo
más necesario y acuciante era el estudio y la difusión de los prin·
cipios
y bases del buen orden social y político, conforme al orden
natural, a las enseñanzas de
fa historia, la experiencia y a la doc­
trina de la Iglesia. Miraba con realismo aquello que creía asequi­
ble a unos grupos de hombres de buena voluntad, carentes
de
todo poder político; y estando seguro de que la conquista ocasio­
nal de tal poder por quienes no se hallen bien pertrechados de
esa doctrina, resultaría inútil y quizá contraproducente, y más
aún en unos tiempos en los cuales se han perdido las costumbres
tradicionales
y predominan las ideas más insensatas y los errores
más coriuptores.
Por eso, se consagró a sembrar, como Speiro significa:
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