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Número 345-346

Serie XXXV

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El hombre, el falso humanismo y la ciencia

EL HOMBRE, EL FALSO HUMANISMO Y LA CIENCIA
El misterio del hombre sobrepasa el conjunto de sus carac·
terísticas biológicas, por su dimensión espiritual,. familiar
y social.
«Por lo que concierne a las intervenciones en la secuencia
n del genoma humano, conviene recordar algunas normas mora­
"les fundamentales. Toda intervención en el genoma debe reali­
"zarse con un respeto absoluto del carácter especifico de la espe­
" cíe humana, de la vocación trascendental de todo ser humano
"y de su dignidad incomparable. El genoma constituye la iden­
"tidad
biológica de cada persona. Más aún, expresa una parte
"de la condición humana de la persona, a quien Dios amó por si 11misma., gracias a la misión confiada a sus padres.
»El hecho de poder establecer el mapa genético no debe lle­
" var a reducir la persona a su patrimonio génico y a las. altera­
" ciones que pueden estar.inscritas en él. En su misterio, el hom­
"bre sobrepasa el con;unto · de sus características biológicas. Es
"una unidad fundamental, en la que el aspecto biológico no se
"puede separar de la dimensión espiritual, familiar y social, sin
"COffer el riesgo grave de suprimir lo qup constituye la natura­
"leza misma de la persona y de convertirla en un simple ob¡eto
"de análisis. La persona humana, por su naturaleza y su singu­
"laridad, es la norma de toda investigación cientifica. Es y "debe
"ser [ ... ] el principio, el su;eto y el fin' de toda investigación
"(Gaudium et spes, 25).
»A este propósito, nos alegra. que numerosos investigadores
"se nieguen a admitir que los descubrimientos hechos sobre el
ngenoma se consideren como patentes que puedan registrarse.
"Puesto que el cuerpo humano no es un obieto del qui! se pueda
"disponer, los resultados
de las investigaciones han de difundirse
"en el con;unto de la comunidad cientifica, y no pueden ser pro­
" piedad .de un pequeño grupo.
»La reflexión' ética debe ocuparse también de la utilización
,, de los datos médicos que atañen a .las personas, especialmente
"los que contiene el genoma, que la sociedad puede usar en per­
"iuicio de las personas, por ejemplo eliminando los embriones
Verbo, núm. 345-346 (1996), 447454 447
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n que presentan anomalías cromosómicas o marginando a las per­
"sonas afectadas por determinadas enfermedades genéticas No se
-"puede violar los secretos biológicas de la persona, ni investigar­
"los sin su consentimiento explicito, ni tampoco divulgarlos para
,"usos que no sean, estrictamenfe de orden m'édico y no tengan
"una finalidad terapéutica
para la persona en cuestión. Indepen­
" dientemente de las diferencias biológicas, culturales, sociales o
"religiosas que distinguen a
los hombres, cada uno tÍl!ne efecti­
"vamente el derecho
natural a ser lo que es y a ser el único res­
"ponsable de su patrimonio genético».
JuAN PABLO 11: Discurso a los miembros de
la Academia Pontificia de ciencias, viernes 28 de
octubre. L'OsservatQt'e Romano, edición semanal
en lengua española, año XXVI, núm. 44 (1.349),
4 de noviembre de 1994.
El secularismo disfrazado de humanismo, imperio del que
hemos de distanciamos.
«El imperio del que hay que tomar distancia, porque amena­
"za con ahogar la libertad de la Iglesia, hoy es menos visible y
nconcreto, -pero no menos real e insidioso; Se trata de ese secu­
"lasismo que, disfrazado de humanismo, se opone al Evangelio,
"difundiendo una falsa imagen de Dios y del hombre».
JUAN' PABLO 11: Discurso a la peregrinación
de la diócesis italiana de Adria-Rovigo. L'Osser­
vatore Romano, edición semanal en lengua es­
pañola, año XXVI, núm. 40 (2.345), 7 de octubre
de 1994.
Las condiciones éticas en la investigación científica acerca
del genoma humano.
«El descubrimiento progresivo del mapa genético y las pre­
" cisiones cada vez más perfectas de la secuencia del genoma, in­
n vestigaciones' que requerirán aún muchos años, son un avance
-''en lo$ conocimientos científicos que suscita, ante todo, una ad­
"miraci6n legitima, especialmente por lo que concierne a la re­
"constitución de la cadena del DNA, base qulmica de los genes
"y los cromosomas. Parece ya seguro el hecho de que, para todas
"las especies vivas, incluido el hombre, el DNA es el soporte de
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Fundaci\363n Speiro

"los caracteres hereditarios y de su transmisión a la descenden­
" cía. Sus múltiples consecuencias para el hombre, que aún no
"pueden
establecerse totalmente, son prometedoras .. En f!/ecto,
"se puede considerar con razón que, en un futuro no muy le¡a­
J}no, la secuencia integral del genoma ofrecerá nuevos caminos
"para la investigación con finalidades terapéuticas. Asl, los en­
"fermos que no se podlan curar de modo adecuado a causa de
"patolog!as hereditarias frecuentemente mortales, en adelante
"podrán
beneficiarse de los tratamientos necesarios para me;orar
"su estado de salud y, posiblemente, curarse. Al intervenir en
"los genes enfermos de la persona, se podrá prevenir t11mbién la
"manifestación de enfermedades gf!néticas y su transmisión.
»La investigación sobre el genoma permitirá que el hombre
nse comprenda a sí mismo, en un nivel ;amás alcanzado hasta
"ahora. En especial, se podrán descubrir me;or los condicionamien­
"tos genéticos, y distinguirlos de los que provienen del ambiente
"natural y cultural, y de
los que están relacionados con la ex­
"periencia propia de la persona. Además, iluminando el entra­
" mado de condicionamientos en que se desarrolla la libertad del
"hombre,
llegarf!mos a captar más claramente su realidad mis­
"teriosa.
»Quizá algunas personas sientan la tentación de buscar una
"explicación únicamente cient!fica de la libertad humana, y con­
"siderarla suficiente. Dicha explicación negaría lo que trata de
"explicar: afrontarla la evidencia. Intima e irrefutable de que
"nuestro yo profundo no se reduce a los condicionamientos, de
"los que puede depender, sino que sigue siendo, en definitiva,
"el único autor de· nuestras decisiones.
»Algunos progresos científicos, como los relacionados con el
"genoma humano, honran la razón del hombre, llamado a ser
"señor de la creación, y honran al'Creador, fuente de toda vida,
"que ha confiado a la humanidad f!l gobierno del mundo. Los
"descubrimientos de la comple¡idad .de la estructura molecular
"pueden invitar
a los miembros de la comunidad cíent!fica, y,
"más ampliamente, a_ todos nuestros contemporáneos, a interto­
" garse sobre la causalidad primera, sobre Aqu.el que está en el
"origen de toda existencia y que .ha plasmado a cada uno de
"nosotros en secreto (cf. Sal 139, 15; Pr 24, 12)».
JuAN PABLO 11: Discurso a los miembros de
-la Acadeprla Pontificia de ciencias, viernes 28 de
octubre: L'Osservatore Romano, edición semanal
en lengua española, año XXVI, núm. 44 (1.349),
4 de noviembre de 1994.
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Fundaci\363n Speiro

Es correcto el orden del pensamiento científico cuando no
niega el espacio apropiado a la consideración del hom~
bre, de su amor y su fin.
«El hambre de ciencia no puede resignarse a la constataci6n
"escéptica y agn6stica, que impulsaba a alguien a decir: 'Ignora­
"mus, et i'gnorabimus!. 'no sabemos y no sabremos nunca'. In~
"cluió en el conocimiento de sí mismo, el hombre· sigue progre­
,, sando: hoy, gracias a que se han ampliado los horizontes cientí­
"ficos, las ciencias de observaci6n y las que se suelen llamar
"'humanas_~, el hombre se_ conoce a sí mis_mo y a sus seme;antes,
"ba;o diversos aspectos, me;or que en cualquier época pasada.
"Y, a pesar de ello, los problemas más importantes de la huma­
"nidad, es decir, los que se refieren al valor y al fin de la exis­
"tencia,
permanecen sin resolverse, si del plano de las conquis­
"tas cientificas no se pasa a una visi6n superior, superando po­
"sibles condicionamientos culturales o pre¡uicios arraigados.
»U no · de los pre¡uicios que pueden existir en · ciertas mane­
" ras de hacer ciencia atañe a la religión, a la práctica de la fe,
"a la moral que el Evangelio propone, o me;or, exige: consiste
"en considerar que el ser sinceramente creyentes constituye un
"obstáculo para el e;ercicio y el cl111fino del pensamiento. Puede
"resultar útil recordar, a este respecto, dos breves pasa;es de
"los Pensamiemos de Blas Pascal. Escribe el gran científico y
"pensador religioso: 'Toda ntlf!stra dignidad consiste ... en el pen­
"samiento. Gracias a él debemos exaltarnos, y no gracias al es­
"pacio y al tiempo, que no sabríamos llenar. Tratemos, pues, de
"pensar bien: he aquí el principio de la moral' (Ed. Des Granges,
"n. 347). 'Ahora
bien, el orden del pensamiento implica camen­
"zar
po1' sí mismo, y por su Autor, y su fin' (n. 146). As! pues,
"es correcto el orden del pensamiento cuando no niega el espacio
"apropiado a la consideración del hombre, de su Autor y de su
"fin. Es correcta y benéfica su aplicación, cuando .está al servicio
"del hombre: de todo el hombre, de todo hombre, según los cri­
"terios de universalidad, interdependencia "V solidaridad, que la
"misma ciencia moderna ha contribuido a demostrar que no sólo
"son válidos, sino también indispensables para el mundo entero».
450
JuAN PABLO II: Discurso al mundo de la cul­
turá en la universidad de Trieste, sábado 2 de
mayo. L'Osservatore Romano, edici6n semanal
en lengua española, año XXIV, núm. 20 (1.220),
15 de mayo de 1992.
Fundaci\363n Speiro

El método experimental no permite captar la realidad sino
bajo ciertos aspectos parciales; la religión, la filosofía, y
el arte lo captan, según sus métodos específicos, de ma­
nera más global. La naturaleza humana está en juego.
«La evolución del pensamiento y la marcha de la historia
"manifiestan, a menudo a través de crisis y conflictos, un m.ovi­
"miento irrefrenable hacia la unidad. Los pueblos toman con­
" ciencia de que ya no pueden vivir solos y que el aislamiento
"lleva a
un debüitamiento seguro. Las culturas se abren a la
"universalidad y se enriquecen mutuamente. Las filosof!as e
"ideolog!as presuntuosas,
como el cientificismo, el positivismo y
"el materialismo, que se consid"aban exclusivos y pretendían
"explicar todo mediante un procedimiento reductivo, hoy han
"quedado atrás. Descubierta en su inmensidad y en su comple­
"iidad, la realidad suscita en los investigadores una actitud de
"humildad. El método experimental permite captar la realidad
"sólo bajo ciertos aspectos parciales; en cambio, la filosof!a, el
"arte y la religión la captan, conforme a sus métodos esPec!ficos,
"de manera más o menos global ( cf. Discurso al Centro Europeo
"para
la Investigación nuclear, 15 de ¡unio de 1982, nn. 4-5).
»En el curso de los últimos decenios, un cambio significativo
"de actitud
ha llevado a numerosos científicos a preocuparse no
"sólo por la eficacia, sino también por el sentido de sus traba­
" jos. Han vuelto al método ontológico, que durante mucho tiem­
"po habla sido rechazado por motivos metodológicos en si legí­
ntimos. Bien se ve que la naturaleza humana está en juego en las
"aplicaciones de la ciencia. El hombre no quedar!a impune si se
"desinteresara de la universalidad y de la trascendencia. Definir
"nu.evamente los diversos modos de investigar la realidad, sin
"excluir ninguno de ellos, ayudará al hombre a comprenderse a
"si mismo. El hombre aspira a desarrollar armoniosamente todas
"sus
facultades. No podría prescindir ni de la cultura, ni de los
"valores éticos, ni tampoco de la religión. La ciencia contribuye
"cada vez más a esta armonía, en la medida en que su fin último
"y sus medios de acción están ordenados al bien del hombre.
"Gracias a sus nuevas posibilidades} enriquece la cultura, ensan­
" cha el campo de la responsabilidad personal y colectiva, y con­
"tribuye al progreso de la humanidad.
»Hombres y mujeres de ciencia, nuestros contemporáneos se
"dirigen
cada vez más hacia vosotros. Esperan de vosotros y
,, de vuestras investigaciones una mayor protección para el hom-
451
Fundaci\363n Speiro

"bte y la naturaleza, la transformación de sus condiciones de
"vida,
la me¡ora de la sociedad, y la construcción y la salvaguardia
"de la ·paz. Impresionados por los décidentes o l~r imprudencias
"que
alcanzan proporciones de catástrofes ecológicas, son más
"conscientes de los peligros que comporta el. uso irracional de la
"naturaleza que el Creador puso a su disposición. Caen en la
''cuenta de que la explotación de los recursos de la tierra tiene
"consecuencias
para las culturas y los hombres. Basta pensar, por
"poner s6lo un
e¡emplo, en el drama de los indigenas de la Ama­
J}i.onia} sobre los que se cierne el peligro de la extinción, a me­
" dida que la tala de la inmensa selva compromete su frágil
"equilibrio ecológico y cultural. Planificando de manera razona­
"ble y honesta la explotación de los recursos naturales del pla­
"neta, se contribuirá grandemente a preservar la naturaleza, el
"hombre y su cultura.
· .
» Vuestro papel reviste, asimismo, una gran importancia en
"relaci6n con las culturas: vuestras competencias os permiten
"desechar
lo irracional, denunciar los comportamientos tradicio­
" nales aberrantes y promover un progreso humano auténtico. Lo
"he recordado recientemente en la encíclica Centesimus annus:
"'La búsqueda abierta de la verdad, que se renueva cada genera­
"ción, caracteriza la cultura de la naci6n' (n. 50). Experimenta­
"mos todos
los dlas la influencia que ejerce la cultura científica
"y técnica en -nuestros .contemporáneos, hasta el punto -de que
"modifica profundamente sus modos de vida, e incluso sus gustos,
"sus polos de
interés o sus comportamientos personales y colec­
"tivos. Velad, pues, para que este progreso cientifico y técnico
"esté verdaderamente
al servicio del hombre y no lo convierta
"en ún asistido, incapaz de bastarse a sí mismo en el caso de
"que lri técnica le llegue a faltar. Y que vuestros descubrimientos
"ayuden · al hombre a desarrollar plenamente sus facultades de
"creatividad, de inteligencia, de dominio de sí mismo, de cono­
"cimiento del mundo y de solidaridad. ¡Abrlos asi ída construc­
"ci6n de un mundo nuevo, auténticamente humanal».
452
]UAN PABLO Il: Discurso a los participantes
en· el congreso· sobre «La ciencia en el ámbito
de
la cultura:· humana», 4 de octubre. L'Osserva·
tore Romano, ·eclici6n semanal en lengua espa~
ñola, año XXIII, núm. 43 (1.191), 25 de octubre
de 1991.
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La inteligencia artificial.
«Dado que se trata del· hombre, los problemas rebasan el
"marco
de la ciencia, que no puede. explicar la trascendencia de
"la persona ni dictar las normas morales que nacen del lugar cen­
"tral y de la dignidad primordiar qu.e le corresponde en el univer­
"so. Con este espiritu, hay que alentar la existencia de los co­
"mith de ética, para ayudar a la ciencia a valorar los aspectos
"morales de las investigaciones y a determinar sus condiciones
"éticas.
»Entre los otros temas que abordáis, está el de las energlas
"sustitutivas
para los paises en vias de desarrollo, tema que cen­
"tra el interés sobre el futuro de la humanidad en este momento
"en que las cuestiones relacionadas con la .demografla son objeto
"de serios debates.
Para favorecer el dinamismo económico del
"mundo, es importante hacer el inventario de las soluciones
"realistas encaminadas a reemplazar los recursos actuales, que
"corren el ríes go de agotarse algún día. La generación actual, más
"que cualquier otra, tiene la responsabilidad y el deber de no
"dilapidar sus recursos energéticos. En este
campo las decisiones
"deben tener
en cuenta también a las generaciones futuras. Los
"recursos energéticos
de nuestro planeta son riquezas que deben
"permitir a todos los pueblos desarrollarse y disponer
de los
"medios
materiales para una vida digna, evitando crear desequi­
"librios económicos y ecológicos.
Un número ~educido de palses
"no puede utilizar
esos recursos en detrimento de los demás. La
"distribución de los bienes en nuestro planf!ta es desigual. La so­
"lidaridad
y la distribución son indispensables para crear relacio­
"nes equitativas entre los países productores y los países consu­
"midores.
»Junto con la noción de certeza matemática, las investigacio­
"nes
realizadas sobre los principios fundamentales en matemáti­
"cas
han llevado a reconsiderar el proceso epistemológico que los
"matemáticos deb.en seguir para respetar las exigencias propias
"de su ciencia, como la claridad, la coherencia, la honradez inte­
"lectual y
la confianza en las capacidades racionales del hombre.
"Sobre la base de esa reflexi6n se ha for¡ado el concepto clave
"de
inteligencia artificial. Sin embargo, conviene recordar que la
"máquina sigue siendo un instrumento al servicio del hombre.
"Su
inteligencia es limitada, porque no se trata de la razón que
"permite al hombre pensarse a sí mismo como criatura, discernir
453
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"lo que es el bien, la verdad y la belleza, orientar su vida y en­
"caminarse hada su fin gradas al acto voluntario».
454
JUAN PABLO II: Discurso a los miembros de
la .Academia.Pontificia de ciencias, viernes 28 de
octubre. L'OSS"erviiliJre Romano, edición semanal
en lengua espafiola, afio XXVI, núm. 44 (1.349),
4 de noviembre de 1994.
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