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Número 347-348

Serie XXXV

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Una opinión sobre el fin de la Cristiada

NOTAS:
UNA OPINIÓN SOBRE EL FIN DE LA CRISTIADA
En el número 341-342 de Verbo, nuestro querido amigo y co­
laborador de la primera hora Gabriel Alférez, reseñando el libro del
también viejo y querido amigo Monseñor Emilio Silva, desde en­
tonces fallecido en Río de Janeiro, La Virgen ck Guadalupe, Reina de
Méjico y Emperatriz ,k las Américas, recogía algunos juicios en él
contenidos que han movido al veterano y combativo historiador
mejicano Salvador Abascal a hacernos llegar la siguiente nota:
«Basta que relea mi artículo de la Hoja de Combate de noviem­
bre de 1995, para que vea, en sus páginas 14,
2" columna, y 15, que
nadie me gane en admiración y veneración de 'la espléndida cons­
telación de caballerosos héroes que gestaron la Cristiada' ».
Pero, en cuanto a «'los arreglos' que la jerarquía mexicana hizo
con el gobierno de México para poner fin a la guerra, punto funda­
mental y manzana
de discordia, no sólo los considero «oportunos y
acertados», sino también
absolutamente necesarios jurídica y moral­
mente y aun patrióticamente, porque en aquellos momentos se había
hecho ya imposible, para siempre --en lo cuerdamente previsible-,
el triunfo de la lucha armada cristera, por lo cual ésta había dejado
de ser lícita.
Si se repasa fríamente las razones que de ello doy, y con un
buen mapa de la República .Mexicana enfrente,
ha convencerse de
lo irrebatible de mi juicio.
Y es falso, falsísimo, que «de los arreglos se derivaron persecu­
ciones y atropellos contra quienes depusieron
las armas, y de cuya
interpretación oficial el mismo Papa se quejó». No fue el Gobier­
no, y mucho menos el Presidente Portes Gi 1,
el responsable de algunos asesinatos de cristeros -lo demuestro en
mi dicho artículo--, ni el Papa se los atribuyó jamás al Gobierno,
ni se quejó de ellos. De lo que se quejó Pío
XI en su Acerba animi
del 29 de septiembre de 1932 fue de la nueva persecución a la Igle­
sia, iniciada no por el Presidente Portes Gil, el de los Arreglos, sino
desde fines de diciembre de 1931, bajo el Gobierno de Pascual
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Ortiz Rubio, no por éste propiamente, furiosa la Masonería, a la
órdenes de Calles, por las fiestas del IV Centenario de las Aparicio­
nes de la Virgen de Guadalupe del 12 de diciembre de aquel año y
continuada
por el Presidente Abelardo Rodríguez ---de acuerdo con
Lázaro
Cárdenas-desde el día 3 de septiembre de 1932. Y se
equivocó Pío XI en esa Encíclica al identificar el Gobierno de los
últimos meses de Portes
Gil --que respetó los Arreglos-con el
de Abelardo Rodríguez, que sí los violó abiertamente, aunque no
dejó de haber culto entonces en la mayor parte de
la República,
menos en Tabasco, sin Dios, sin Curas, sin Iglesias, desde 1924, sin
que la Cristiada
se hubiera extendido jamás a ese Estado, ni a la
mayoría de toda la Nación.
Son ya absolutamente incomprensibles los criterios contrarios
a «los Arreglos»,
por pasión y por ignorancia, pero ignorancia cul­
pable
ya.
Es cierto que en asuntos fundamentalmente políticos, y aun­
que tengan relación con el
culto católico, pueden equivocarse los
Papas, pero no
se equivocó Pío XI en los Arreglos de 1929, no
simplemente aceptados por él, sino
por él mismo ordenado y diri­
gidos, ni
se arrepintió jamás de ellos.
SALVADOR ABASCAL
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