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Número 353-354

Serie XXXVI

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La antropología cristiana y la dignidad del hombre en la vida social y política

LA ANTROPOLOGÍA CRISTIANA Y LA DIGNIDAD
DEL HOMBRE EN LA VIDA SOCIAL Y POLÍTICA
Significado de la cabeza y el corazón en la antropología
humana
profunda.
«Cierto extravío de la cultura humanística ha llevado a numerosos
"hombres y mujeres de nuestro tiempo a alejarse de Dios. Pero con el ocaso
"de las grandes ideologías se ha visto con toda su dramdtíca claridad
"que, cuando el hombre es huérfano de Dios, pierde también el sentido
''de su existencia y. en cierto modo, es huérfano de si mismo.
»¡Quién es el hombre? El cristiano, en su doble tradición occíden­
"tal y oriental siempre ha considerado seriamente este interrogante. De
"él ha nacido una antropología profanda y armónica, basada en el princi­
pio de que hay que buscar la verdad última del ser humano en aquel
''que lo ha creado.
»La espiritualidad oriental da una contribución especifica al cono­
''cimiento auténtico del hombre, ínsistíendo en la perspectiva del «corazón».
"los cristianos de Oriente suelen distinguir tres tipos de conocimiento. El
''primero se limita al hombre en su estructura bio-psíquica. El segundo
''pertenece al dmbíto de la vida moral. Pero el grado mds alto del
"conocimiento de si se alcanza en la «contemplación», a través de la
"cual entrando profandamente en si mismo, el hombre se reconoce como
"imagen divina y, purificdndose del pecado, se encuentra con el Dios
"vivo, hasta transformarse él mismo en «divino» por el don de la gracia.
»Éste es e/conocimiento del corazón. Aquí «corazón» índica mucho
"mds que una facultad humana, como es, por ejemplo, la afectividad. Se
"trata, mds bien, del principio de unidad de la persona, como «lugar
"interior» en el que la persona se recoge completamente para vivir en el
"conocimiento y en el amor del Señor. A esto se refieren los autores orientales
"cuando invitan a «bajar de la cabeza al corazón». No basta conocer
Verbo, núm. 353-354 (1997), 207-213 207
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"las cosas, no basta pensarlas, sino que es preciso que se transformen en
"vida.
»Este importante mensaje vale no sólo para la experiencia especí­
"ficamente religi.osa, sino también para la vida. humana en su conjunto.
''La cultura científica que domina hoy pone a disposición de todos nosotros
"una cantidad enorme de informaciones; pero, se constata todos los días
"que eso no bastr, para un camino riuténtico de humrinización. Hoy,
"mds que nuncri, tenemos necesidad de redescubrir las dimensiones del
"«corazón», tenemos necesidad de más corazón. Una confrontación reno­
"vada con las perspectivas cristianas, en su peculiar riquem oriental y
"occidental, brinda aqui una aportrición de grrin valor».
JUAN PABLO II: Angelus. Meditación mariana
del Vicario de Cristo, el domingo
29 de septiembre.
L 'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española,
año
XXVIII, núm. 40 (1449), 4 octubre 1996.
La verdad de Dios y el respeto de la dignidad del hombre.
«Bernhard Lichtenberg reconoció claramente que donde no se respeta
"la verdad de Dios, también se ofende la dignidad del hombre. Donde
"reina la mentira, reina siempre el comportamiento falso y malo: «Las
''acciones de un hombre son las consecuencias de sus principios. Si los
''principios son equivocados, también las acciones serdn injustas (. .. ).
"Combato los principios equivocados, de los que derivan necesariamente
·acciones equivocadas», escribe en el acta de su primer testimonio frente a
"los jueces nazis. Y también llamó con claridad y precisión a algunos de
"estos principios falsos: «La eliminación de la hora de religión en las
''escuelas. La lucha contra la cruz (...). La secularización del matrimonio,
''el asesinato intencional de vidas consideradas indignadas de ser vividas
"(eutanasia) y
la persecución de los judíos ... ».
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JUAN PABLO II: Homilía del Vicario de Cristo en la
misa beatificación en Berlín.
L 'Osservatore Romano, edi­
ción semanal en lengua española,
año XXVIII, núm. 27
(1436), 5 de julio 1996.
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El fundamento de la dignidad inviolable del hombre
y de sus derechos, se halla en Dios.
«Esta semejanza con Dios es el fandamento de la dignidad inviolable
"del hombre y de los derechos que derivan de ella. El respeto a Dios y la
"dignidad del hombre estdn estrechamente relacionados. Precisamente la
"espantosa experiencia del régimen del terror naciona/.-socialista ha demos­
"trado que, sin respeto a Dios, se pierde también el respeto a la dignidad
"del hombre. Frente a ese régimen de terror muchas personas se preguntan
"por qué Dios permitió esa terrible desgracia, pero mds dolorosa aún es
"la constatación de qué es capaz de hacer el hombre que ha perdido el
"respeto a Dios, y qué rostro puede tener un humanismo sin Dios».
]VAN PABLO 11: Discurso a los miembros del Consejo
Central de los judíos. Berlín, domingo 23 junio. L 'Os­
servatore Romano, edici6n semanal en lengua española,
año XXVIII, núm. 27 (1436), 5 de julio 1996.
Es necesario liberar de toda posible instrumentalización,
reduccionismo e ideología las verdades referentes
al ser humano, para garantizar su pleno y escrupuloso
respeto de su dignidad desde los primeros instantes
de partir de su concepción,
«Se trata, ante todo, de reafirmar que «el ser humano debe ser respeta­
"do y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por tanto,
'a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la
"persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente
'a la vida» (Donum vitae, 30). Estas afirmaciones, recogidas de modo
''solemne en la encíclica Evangelium vitae, ya han sido entregadas a la
"conciencia de la humanidad y también encuentran cada vez mayor acogida
"en el dmbito de la investigación científica y filosófica.
»Asimismo, de modo oportuno, durante estos días, habéis tratado de
"aclarar los malentendidos que, en el actual contexto cultural nacen
"de prejuicios de orden filosófico y epistemológico, que ponen en duda los
"fundamentos mismos del conocimiento, en particular en el dmbito de
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"los valores morales. En efecto, es necesario liberar de toda posible instru­
"mentaliza,ción, reduccionismo o ideología, las verdades referentes al ser
"humano, para garantizar el respeto pleno y escrupuloso a la dignidad
"de todo ser humano, desde los primeros instantes de su existencia».
JUAN PABLO II: Discurso a los participantes en la 111
Asamblea general de la Academia pontificia para la vida,
viernes
14 febrero. L 'Osservatore Romano, edición semanal
en lengua espafiola, afio XXIX, núm. 8 (1469), 21 de
febrero de 1997.
Los actuales mercaderes del templo convierte la religión
en mercado en nombre del dios-poder y el dios-dinero
atentando a la dignididad de la persona humana
con abnsos y experimentos de todo tipo.
«En el evangelio de este tercer domingo de Cuaresma, san Juan relata
"que Jesús, al encontrar en el templo de Jersusalén a vendedores y cambistas,
"hizo un azote de cordeles y los arrojó con palabras encendidas: «¡Quitad
"esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre!»
"ün 2, 16).
»La actitud «severa» del Señor parecerla estar en contraste con la
"mansedumbre habitual con la que se acerca a los pecadores, cura a los
"enfermos, acoge a los pequeños y a los débiles. Sin embargo, observando
"con atención, la mansedumbre y la severidad son expresiones del mismo
'amor, que sabe ser, según la necesidad, tierno y exigente. E/amor autén­
"tico va acompañado siempre
por la verdad.
»Ciertamente, el celo y el amor de Jesús a la casa del Padre no se
"limitan a un templo de piedra. El mundo entero pertenece a Dios,
y no se ha de profanar. Con el gesto profético que nos refiere el texto
"evangélico de hoy, Cristo nos pone en guardia contra la tentación de
"«comerciar» incluso con la religión, supeditdndola a intereses mundanos
"o, de cualquier modo, ajenos a ella.
»Cristo alza su voz también contra los «vendedores del templo» de
"nuestra época, es decir, contra cuantos convierten el mercado en su
"«religión» hasta ofender, en nombre del «dios-poder y del dios-dinero»,
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'la dignidad de la persona humana, por ejemplo, en la falta de respeto
'a la vida, hecha objeto a veces de peligrosos experimentos; pensemos en la
"contaminación ecológica, la comercialización del sexo, el tráfico de drogas
'j, la explotación de los pobres y los niños».
JUAN PABLO II: Angelus. MeditaCión marian~·del Papa
d día 2 de marzo, 111 domingo de Cuaresma. L 'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua espafiola, año XXIX,
núm. 10 (1471), 7 ma,zo 1997.
La ideología etnocéntrica es contraria al evangelio.
«La diversidad étnica constituye la riqueza de un país. Pero la etnia
"llega a ser la peor de las amenazas cuando los intereses privados o políticos
"la transforman en ideología, mediante el juego de alianzas internas y
"externas, y también mediante el sórdido tráfico de armas, crea conflictos
y alimenta una espiral de díscriminación, de exclusión y de violencia
"que lleva incluso a la matanza o al genocidio. Son bien visibles los
"efectos devastadores de esta ideología que, de forma insensible, penetra
"tanto en las personas como en la cultura y las instituciones. Sucede incluso
"que algunos miembros de nuestras Iglesias sucumben ante esta contamina­
" ción. Felizmente muchos hijos e hijas de la Iglesia han aceptado el sacri­
"ficio supremo de su vida por defender y salvar a personas de otras etnias.
» La ideología etnocéntrica es contraria al Evangelio. Por eso hemos
"decidido redoblar nuestros esfaerzos por edificar una Iglesia, familia de
"Dios, caracterizada por la convivencia humana y en la que se reconozca
'y se respete a todos sus hijos en su igual dignidad. Para alcanzar este
"objetivo, nuestras Iglesias deben esforzarse por llevar a cabo programas
"en educación del pueblo de Dios en sus responsabilidades en la sociedad,
"de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia».
JuAN PABLO 11: Mensaje de los obispos de la región
de los Grandes Lagos al final de su reunión en Nairobi, el
21 de diciembre de 1996. L 'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua española, afio XXIX, núm. 3 ( 1464),
17 enero 1997.
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Necesidad de educar el sentido cívico y los valores
morales.
«Debéis también estar atentos a la educación del sentido cívico y de
"los valores morales de vuestros compatriotas, particularmente de las gene­
"racíones jóvenes. Así, todos podrdn participar activamente en la. vida
''social, expresión del principio de subsidiariedad, en los diferentes en­
''granajes de la sociedad; manifestardn cada vez mds su solidaridad con
''actos concretos y aceptardn lo que puede contribuir al bien común, aunque
"esto implique exigencias».
JUAN PABLO II: Discurso a numerosos parlamenta­
rios franceses que peregrinaron a Roma con ocasión de la
Pascua, 2 abril. L 'Osservatore Romano, edición semanal
en lengua espafiola, afio
XXVIII, núm. 19 (1428), 10 mayo
1996 .
. . . de cual es la democracia que defiende la Iglesia,
concibiéndola como sistema que reconoce el auténtico
valor de la persona humana y asegura la participación
de los ciudadanos de conformidad al principio de
suhsidiariedad que reconoce el papel esencial
de las familias y de los distintos grupos que componen
la sociedad civil.
«El tema central de vuestra asamblea plenaria es la relación entre
''la democracia y los valores, que ya he recordado muchas veces. Se trata
"de una serie de cuestiones entre las mds actuales y decisivas para mante­
"ner y mejorar los sistemas democrdticos.
»La doctrina social de la Iglesia condena todas las formas de totali­
"tarismo, puesto que niegan la dignidad trascendente de la persona humana
"( cf Centesimus annus, 44}; y, ademds, expresa su estima por los siste­
"mas democrdticos ( cf ib., 46), concebidos para asegurar la participación
''de los ciudadanos ( cf Gaudium et spes, 75), según el sabio criterio
''del principio de subsidiariedad. Este principio supone que el sistema
"político reconoce el papel esencial de las personas, de las familias y de
"los diferentes grupos que componen la sociedad civil.
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»Sin embargo, existe un motivo de inquietud: en numerosos palses la
"democracia, tanto si se ha afinnado después de mucho tiempo como si ha
''comemado recientemente, puede correr peligro por puntos de vista o conduc­
"tas que se inspiran en la indiferencia o el relativismo en el campo moral,
"ignorando el auténtico valor de la persona humana. Una democracia
"que no se fonda en los valores propios de la naturaleza humana corre el
"riesgo de comprometer la paz y eldesarrollo de los pueblos.
»Funddndose claramente en los valores de la dignidad eminente de
"la persona humana, la reflexión actual sobre el sistema democrdtico no
"sólo deberd tomar en cuenta los sistemas políticos y las instituciones,
"sino que también deberd extenderse al conjunto de la sociedad y a la
"economía del trabajo { cf Pablo VI, Octogésima adveniens, 47), para
"elaborar una concepción de la democracia auténtica y completa».
JUAN PABLO 11: Discurso a la asamblea plenaria del
Consejo pontificio Justicia y paz del 6 al 10 de noviem­
bre en Roma. L 'Osservatore Romano, edición semanal en
lengua espafiola, año XXVIII, núm. 46 (1455), 15 no­
viembre de 1996.
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