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Número 367-368

Serie XXXVII

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Bioética cristiana

BIOÉTICA CRISTIANA
No es lícita intervención alguna sobre el genoma humano que no se
oriente al bien de la persona entendida como unidad de cuer­
po y ahna, ni discriminar al ser humano basados en posibles
defectos genéticos.
«El genoma humano es como el último continente que se explora
"ahora. En este milenio,
que está a punto de terminar, tan rico en dra­
"mas y conquistas, los hombres se han conocido y, en cierto modo, acer­
"cado gracias a las exploraciones geográficas y a los descubrimientos.
"El conocimiento humano también ha logrado importantes conquistas
"en el mundo de la física, hasta el descubrimiento reciente de la estrnc­
"tura de los componentes del átomo. Ahora los científicos, a través de los
"conocimientos de genética y biología molecular, leen con la mirada pe­
"netrante de la ciencia dentro del entramado íntimo de la vida y los me­
"canismos que caracterizan a los individuos, garantizando la continui­
"dad de las especies vivas.
»Estas conquistas ponen cada vez más de manifiesto la grandeza del
"Creador, porque
permiten al hombre constatar el orden inherente a la
"creación y apreciar las maravillas de su cuerpo, además de las de su
"inteligencia, en
la que, en cierta medida, se refleja la luz del Verbo, por
"medio del cual fueron creadas todas las cosas» an., 1, 3).
,.Sin embargo, en la época moderna es fuerte la tendencia a buscar
"el conocimiento no tanto para admirar y contemplar, cuanto más bien
"para
aumentar el poder sobre las cosas. Conocimiento y poder se entre­
"lazan cada vez
más en una lógica que puede aprisionar al hombre
"mismo. En el caso del conocimiento del genoma humano, esta lógica
''podría llevar a
interoenir en la estrnctura interna de la vida misma del
"hombre, con
la perspectiva de someter, seleccionar y manipular el cuer­
''po y, en definitiva, la persona y las generaciones futuras.
Verbo, núm. 367-368 (1998), 555-558. 555
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HE/ genoma aparece como el elemento que estructura y construye el
"cue,po en sus características, tanto individua/es como hereditarias:
"marca
y condiciona la pertenencia a la especie humana, el vínculo be­
"reditario y
las notas biológicas y somáticas de la individualidad. Su in­
"fluencia
en la estmctura del ser corpóreo es decisiva, desde el primer
"instante de
la concepción basta la muerte natural. Sobre la base de esta
"verdad interior del genoma,
ya presente en el momento de la procrea­
"ción,
en el que se unen los patrimonios genéticos del padre y de la
"madre, la Iglesia ha asumido el compromiso de defender la dignidtld
"humana de todo individuo ya desde el primer instante de su vida.
»En efecto, la profundización antropológica lleva a reconocer que,
"en virtud de
la unidad sustancial del cuerpo con el espíritu, el genoma
"humano
no sólo tiene un significado biológico; también es portador de
"una dignidad antropológica, cuyo
fundamento reside en el alma espi,­
"ritual que lo penetra y lo vivifica.
»Por tanto, no es lícito realizar ninguna interoención sobre el geno­
"ma que no se oriente al bien de la persona, entendida como unidad de
"cue,po y espíritu; así como tampoco es lícito discriminar a los seres
"humanos basándose
en posibles defectos genéticos, descubiertos antes o
"después del nacimiento.
»La Iglesia católica, que reconoce su camino en el hombre redimido
''por
Cristo ( cfr. Redemptor hominis, 14), insiste para que se asegure,
"también mediante
la ley, el reconocimiento de la dignidad del ser hu­
"mano como persona, ya desde el momento de la concepción. Además,
"invita a todos
los responsables políticos y a los científicos a promover el
"bien de
la persona a través de la investigación científica, orientada a
"descubrir terapias oportunas
también en el ámbito genético, siempre que
''puedan
aplica1"Se y no impliquen riesgos desproporcionados. Los mismos
"científicos reconocen
que esto es posible en las intervenciones terapéu­
"ticas sobre el genoma de las células
somáticas, pero no sobre el de las
"células germinales y del embrión precoz».
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JuAN PABw 11: Discurso a la asamblea plenaria de la
Academia pontificia para la vida. L 'Osseroatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXX, núm. 11
(1524), 13 de marzo de 1998.
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El eugenismo selectivo frente al respeto a la dignidad a la persona
humana.
·Siento el deber de expresar aquí mi preocupación por la creación de
"un clima cultural
que favorece la orientación del diagnóstico prenatal
"en
una dirección que ya no es la de la terapia, para una mejor acogi­
"da de
la vida del niño por nacer, sino más bien la de la discriminación
"de los que no resulten sanos en el examen prenatal. En el momento
"actual
existe una gran desproporción entre las posibilidades de diagnós­
"tico, que están en fase de expansión progresiva, y las escasas posibilida­
"des terapéuticas: este hecho plantea graves problemas éticos a las fami­
"lias, que necesitan ser sostenidas en la acogida de la vida naciente,
"incluso cuando esté afectada
por algún defecto o malformación.
»Desde este punto de vista, es obligatorio denunciar la aparición y
"la difusión de un nuevo eugenismo selectivo, que suprime embriones y
'fetos afectados
por alguna enfermedad. Para esa selección, a veces se
"recurre a
teorías infundadas sobre la diferencia antropológica y ética
"de las diversos grados de desarrollo de la vtda prenatal, la así llamada
"wgradualidad de la humanización del feto». Otras veces se recurre a una
"concepción equivocada de la calidad de la vida, que, según se dice,
"debería prevalecer sobre su carácter sagrado. A este propósito, es preci­
"so exigir que el sujeto de los derechos proclamados por las convenciones
'Y declaraciones internacionales sobre la tutela del genoma humano y,
"en general, sobre el derecho a la vida, sea todo ser
humano ya desde el
"momento de
la fecundación, sin discriminaciones, ya sea que dichas
"discriminaciones se relacionen con imperfecciones genéticas o con de­
'fectos físicos,
ya sea que se refieran a los diversos períodos de desarrollo
"del ser humano. Por
eso, es urgente reforzar los bastiones jurídicos fren­
"te a las inmensas posibilidades de diagnóstico que plantea el proyecto de
"secuenciación del genoma
humano.
»Cuanto más crecen el conocimiento y el poder de intervención,
"tanto mayor tiene
que ser la .conciencia de los valores que están en
)uego. Por tanto, espero que la conquista de este nuevo continente del
"conocimiento, el genoma humano, represente
una apertura a nuevas
''posibilidades de victoria sobre las enfermedades, y que no siroa jamás de
"respaldo a
una orientación selectiva de los seres humanos.
»En esta perspectiva, será de gran ayuda que las organizaciones
"cient(ficas internacionales contribuyan a que los anhelados beneficios
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"de la investigación genética también se pongan a disposición de los
''pueblos en vías de desarrollo. Así se evitará una ulterior fuente de desi­
"gualdad, teniendo también
en cuenta el hecho de que para esas inves­
"tigaciones se
invierten enormes recursos financieros que, según algunos,
''podrían dedicarse prioritariamente a aliviar las enfermedades curables
')' las persistentes miserias económicas de gran parte de la humanidad.
u Es evidente, ya desde ahora, que la sociedad del futuro respetará la
"dignidad
de la persona humana y la igualdad entre los pueblos, si los
"descubrimientos científicos se orientan al bien común, que se realiza
"siempre a través del
bien de cada persona y exige la cooperación de
"todos y hoy en
día, de modo especial, de los científicos•.
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JUAN PABLO IT: Discurso a la asamblea plenaria de la
Academia pontificia para la vida. L 'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXX, núm. 11
(1524), 13 de marzo de 1998.
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