Índice de contenidos
Número 369-370
Serie XXXVII
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
La Fe en auxilio de la filosofía. La encíclica Fides et ratio de Juan Pablo II
-
Oportunidad de la encíclica Fides et ratio: una encíclica filosófica
-
A vueltas con los «valores»
-
La perspectiva del derecho natural y de su función que expone Georges Renard
-
La familia, primera institución cristiana
-
La Iglesia Católica y los separatismos españoles
-
Henry George y su proyecto fiscal
-
- Crónicas
- Información bibliográfica
- In memoriam
- Verbo
Autores
1998
Un recuerdo piadoso del profesor Frederick D. Wilhelmsen
CRÓNICAS
del derecho comunitario, a la relación con la división de poderes
-donde se ve la riqueza del principio de subsidiaridad más allá de
los
rígidos esquemas del constitucionalism(}--, y
a su conexión con
la regionalización.
La temática española encontró de ejemplos ade
cuados
en cada uno de los niveles mencionados. Miguel Ayuso, por
su parte, en una intervención more socrático, comenzó recordando
la necesidad de situar las realidades y conceptos políticos en el con
texto cultural e intelectual
en que se han gestado. As!, aprovechán
dose de una disyunción perfectamente fijada
por el profesor
Gentile, lo que
la doctrina social de la Iglesia llamó principio de
subsidiariedad
--si bien la realidad así denominada no nació con
su formulación, sino que ésta leyó en una experiencia eterna de la
naturaleza humana-arraiga en la "inteligencia ( clásica) de la polí
tica", mientras que hoy los acontecimientos fluyen desde la "razón
(moderna) de Estado". He ahí, pues, la principal dificultad que la
experiencia de hoy presenta para acoger el principio de subsidia
riedad, y que
no debe maquillarse en modo alguno. La ejemplifi
cación la buscó el profesor Ayuso
en la realidad histórica del
"fuero" y del "foralismo", por contraposición con el nuevo regiona
lismo (incluso nacionalismo) del llamado Estado de las Autononúas.
Sin embargo, sirviéndose de nuevo de una interpretación del pro
fesor Gentile, sostuvo a continuación que la mera recepción del
principio de subsidiariedad
en el derecho comunitario -y la dis
cusión que ha abiert(}--muestran un canúno desde el cual redes
cubrir una exigencia de la naturaleza humana que acotnpaña ine
xorablemente a todo derecho y toda política que quieran ser fieles
a
la tradición que tales y nobles palabras evocan.
A.T.
UN RECUERDO PIADOSO DEL PROFESOR
FREDERICK D. WILHELMSEN
Los lectores de Verbo están familiarizados con la obra del finí
simo filósofo
en la escuela de Santo Tomás y cultor del tradicio
nalis1no hispánico en la versión 1nás rigurosa del carlismo estric-
910
Fundaci\363n Speiro
CRÓNICAS
tlsimo que fue el profesor Frederick D. Wilhelmsen -para sus
numerosos amigos del mundo hispánico
Federico-, fallecido en
el año 1996. Colaborador de estas páginas en diversas ocasiones,
y amigo de
buena parte de los que aquí trabajamos desde distin
tas horas
en el campo del apostolado político católico, con dolor
estampamos
en su desaparición de este lado de la trinchera
-aun convencidos como estamos de su concurso 1nultiplicado
en el lado que no vemos, sino todo lo más columbramos---una
nota evocadora de sus hechos y dichos, pálida en todo caso por
la riqueza de su personalidad y de su obra. No fue la única apa
recida
en estos lares, pues José Arturo Márquez de Prado-nadie
mejor que su gran y constante amigo de treinta años--hizo lo
propio para
una publicación barcelonesa, Ahora, como Rafael
Gambra
-desde el común quehacer intelectual y la igualmente
vieja
amistad-para los Anales de la Fundación Francisco Elías
de Tejada. El grueso de recuerdos, no obstante, se produjo lógi
camente
en los Estados Unidos, sin que faltaran notas en Argen
tina, Brasil, Portugal y el antiguo Reino de Nápoles.
No 1nucho antes, el año 1993, con ocasión de cumplir seten
ta años, un grupo de amigos y discípulos le ofrecimos unfestscb
rift, coordinado por los profesores Robert Herrera, James
Lehrberger y Melvin Bradford y
titulado Saints, Sovereigns and
Scbolars, rúbrica por cierto comprensiva de toda su vida, dedica
da al servicio de Dios
en los terrenos del saber y del poder, esto
es,
de la ioteligencia y de la política, por más que esta última
fuera casi siempre más objeto de consideración desde la primera
que campo propio de su trabajo. Entre quienes contribuimos, y
escribo de memoria, estaban
Juan Vallet de Goytisolo y Álvaro
d'Ors, Thomas Molnar y el archiduque Otto de Habsburgo,
Russell Kirk y Gerhard Niemeyer, etc.
Hoy, la Universidad de Dallas,
en la que enseñó desde que a
mediados de los años sesenta volviera desde España a su país
natal
-sin por ello abandonarnos nunca del todo-, ha tenido la
buena idea de recoger en un volumen de gran formato lleno de
fotografias lo más significativo de su vida intelectual -y aventu
rera, J.11e atrevo a añadir-, co1nprensivo, claro está, de su obra
escrita y de los distintos estudios sobre ésta, así como los elogios
911
Fundaci\363n Speiro
CRÓNICAS
producidos a raíz de su fallecimiento. Un poco al "estilo ameri
cano", menos frecuente entre nuestras viejas tierras, el resultado
es verdaderamente óptimo (*).
El repaso de las fotografias nos descubre el hilo de una vida,
en la que las lecciones universitarias se enhebran con las singla
duras náuticas, y con otras singladuras no 1nenos fantásticas en
nuestro mundo como las del carlismo y la tradición católica. Un
buen número de personalidades del campo intelectual católico,
aquí y allá,
aquende y allende los mares, despuntan también,
junto a Federico,
en las apretadas y hasta repletas páginas. El
repaso de la obra, más frío en apariencia, se entrevera sin embar
go con el gráfico. Y los títulos de artículos, conferencias y revis
tas, evocan iguahnente muchas afirmaciones y muchas luchas. He
de confesar
que no pocas veces a lo largo del trayecto la emo
ción me ha asaltado, inopinada1nente, por sorpresa, tras el reco
do de una vieja fotografia o en el nombre de una revista o en la
tesis grabada a fuego
en el rubro de un artículo. Y la melancolía
casi me ha vencido. Pero, a continuación, n1e he rehecho, y he
pensado en los caminos del Señor, que nos conducen sin que
nosotros debamos desviamos, por muchas sugestiones y seduc
ciones
que nos aguarden a diestra y siniestra, y por más que mar
chemos
por el camino de la derecha, que es el que el Señor
conoce. Y he
pedido la gracia inmensa de la perseverancia, tan
dificil durante la
-larga, árida-travesía del desierto.
Bástale a cada dia su afán. Y
a este fin del
año de gracia de
1998
no le cumple más que dar cuenta de la noble iniciativa de
la Universidad de Dallas de tributar un album homenaje a quien,
miembro de su clatistro durante tres decenios, fue "Eminent
Professor and Catholic Intellectual". No es poco, a la vista del
trato
que reciben muchos de sus conmilites supérstites en tantas
Universidades, católicas y del Estado, del mundo. Del nuestro.
Felicidades, pues. Como a las hijas de Federico
-Alexandra,
Elisabeth, Juliana-, volcadas las tres en la fidelidad a un carisma
que parece haberse transmitido genéticamente. Pero, sobre todo,
(•) Frederick D. Wilhelmsen (Eminent Professor and Catbolic Intellectual). A
Tributefrom the University of Dallas, Irving (Tejas), 1998, 84 págs.
912
Fundaci\363n Speiro
CRÓNICAS
a Alexandra, y no por ser la más conocida en este pequeño ámbi
to, sino porque
su amorosa mano filial se adivina por entre los
intersticios de la composición y
aun en la génesis y ejecución de
la iniciativa que hoy tiene gozoso cumplimiento, hecha posible
por la Universidad de Dallas, de la que su padre fue gran maes
tro y
_en la que ella prolonga con dignidad su estela.
MIGUEL AYUSO
913
Fundaci\363n Speiro
del derecho comunitario, a la relación con la división de poderes
-donde se ve la riqueza del principio de subsidiaridad más allá de
los
rígidos esquemas del constitucionalism(}--, y
a su conexión con
la regionalización.
La temática española encontró de ejemplos ade
cuados
en cada uno de los niveles mencionados. Miguel Ayuso, por
su parte, en una intervención more socrático, comenzó recordando
la necesidad de situar las realidades y conceptos políticos en el con
texto cultural e intelectual
en que se han gestado. As!, aprovechán
dose de una disyunción perfectamente fijada
por el profesor
Gentile, lo que
la doctrina social de la Iglesia llamó principio de
subsidiariedad
--si bien la realidad así denominada no nació con
su formulación, sino que ésta leyó en una experiencia eterna de la
naturaleza humana-arraiga en la "inteligencia ( clásica) de la polí
tica", mientras que hoy los acontecimientos fluyen desde la "razón
(moderna) de Estado". He ahí, pues, la principal dificultad que la
experiencia de hoy presenta para acoger el principio de subsidia
riedad, y que
no debe maquillarse en modo alguno. La ejemplifi
cación la buscó el profesor Ayuso
en la realidad histórica del
"fuero" y del "foralismo", por contraposición con el nuevo regiona
lismo (incluso nacionalismo) del llamado Estado de las Autononúas.
Sin embargo, sirviéndose de nuevo de una interpretación del pro
fesor Gentile, sostuvo a continuación que la mera recepción del
principio de subsidiariedad
en el derecho comunitario -y la dis
cusión que ha abiert(}--muestran un canúno desde el cual redes
cubrir una exigencia de la naturaleza humana que acotnpaña ine
xorablemente a todo derecho y toda política que quieran ser fieles
a
la tradición que tales y nobles palabras evocan.
A.T.
UN RECUERDO PIADOSO DEL PROFESOR
FREDERICK D. WILHELMSEN
Los lectores de Verbo están familiarizados con la obra del finí
simo filósofo
en la escuela de Santo Tomás y cultor del tradicio
nalis1no hispánico en la versión 1nás rigurosa del carlismo estric-
910
Fundaci\363n Speiro
CRÓNICAS
tlsimo que fue el profesor Frederick D. Wilhelmsen -para sus
numerosos amigos del mundo hispánico
Federico-, fallecido en
el año 1996. Colaborador de estas páginas en diversas ocasiones,
y amigo de
buena parte de los que aquí trabajamos desde distin
tas horas
en el campo del apostolado político católico, con dolor
estampamos
en su desaparición de este lado de la trinchera
-aun convencidos como estamos de su concurso 1nultiplicado
en el lado que no vemos, sino todo lo más columbramos---una
nota evocadora de sus hechos y dichos, pálida en todo caso por
la riqueza de su personalidad y de su obra. No fue la única apa
recida
en estos lares, pues José Arturo Márquez de Prado-nadie
mejor que su gran y constante amigo de treinta años--hizo lo
propio para
una publicación barcelonesa, Ahora, como Rafael
Gambra
-desde el común quehacer intelectual y la igualmente
vieja
amistad-para los Anales de la Fundación Francisco Elías
de Tejada. El grueso de recuerdos, no obstante, se produjo lógi
camente
en los Estados Unidos, sin que faltaran notas en Argen
tina, Brasil, Portugal y el antiguo Reino de Nápoles.
No 1nucho antes, el año 1993, con ocasión de cumplir seten
ta años, un grupo de amigos y discípulos le ofrecimos unfestscb
rift, coordinado por los profesores Robert Herrera, James
Lehrberger y Melvin Bradford y
titulado Saints, Sovereigns and
Scbolars, rúbrica por cierto comprensiva de toda su vida, dedica
da al servicio de Dios
en los terrenos del saber y del poder, esto
es,
de la ioteligencia y de la política, por más que esta última
fuera casi siempre más objeto de consideración desde la primera
que campo propio de su trabajo. Entre quienes contribuimos, y
escribo de memoria, estaban
Juan Vallet de Goytisolo y Álvaro
d'Ors, Thomas Molnar y el archiduque Otto de Habsburgo,
Russell Kirk y Gerhard Niemeyer, etc.
Hoy, la Universidad de Dallas,
en la que enseñó desde que a
mediados de los años sesenta volviera desde España a su país
natal
-sin por ello abandonarnos nunca del todo-, ha tenido la
buena idea de recoger en un volumen de gran formato lleno de
fotografias lo más significativo de su vida intelectual -y aventu
rera, J.11e atrevo a añadir-, co1nprensivo, claro está, de su obra
escrita y de los distintos estudios sobre ésta, así como los elogios
911
Fundaci\363n Speiro
CRÓNICAS
producidos a raíz de su fallecimiento. Un poco al "estilo ameri
cano", menos frecuente entre nuestras viejas tierras, el resultado
es verdaderamente óptimo (*).
El repaso de las fotografias nos descubre el hilo de una vida,
en la que las lecciones universitarias se enhebran con las singla
duras náuticas, y con otras singladuras no 1nenos fantásticas en
nuestro mundo como las del carlismo y la tradición católica. Un
buen número de personalidades del campo intelectual católico,
aquí y allá,
aquende y allende los mares, despuntan también,
junto a Federico,
en las apretadas y hasta repletas páginas. El
repaso de la obra, más frío en apariencia, se entrevera sin embar
go con el gráfico. Y los títulos de artículos, conferencias y revis
tas, evocan iguahnente muchas afirmaciones y muchas luchas. He
de confesar
que no pocas veces a lo largo del trayecto la emo
ción me ha asaltado, inopinada1nente, por sorpresa, tras el reco
do de una vieja fotografia o en el nombre de una revista o en la
tesis grabada a fuego
en el rubro de un artículo. Y la melancolía
casi me ha vencido. Pero, a continuación, n1e he rehecho, y he
pensado en los caminos del Señor, que nos conducen sin que
nosotros debamos desviamos, por muchas sugestiones y seduc
ciones
que nos aguarden a diestra y siniestra, y por más que mar
chemos
por el camino de la derecha, que es el que el Señor
conoce. Y he
pedido la gracia inmensa de la perseverancia, tan
dificil durante la
-larga, árida-travesía del desierto.
Bástale a cada dia su afán. Y
a este fin del
año de gracia de
1998
no le cumple más que dar cuenta de la noble iniciativa de
la Universidad de Dallas de tributar un album homenaje a quien,
miembro de su clatistro durante tres decenios, fue "Eminent
Professor and Catholic Intellectual". No es poco, a la vista del
trato
que reciben muchos de sus conmilites supérstites en tantas
Universidades, católicas y del Estado, del mundo. Del nuestro.
Felicidades, pues. Como a las hijas de Federico
-Alexandra,
Elisabeth, Juliana-, volcadas las tres en la fidelidad a un carisma
que parece haberse transmitido genéticamente. Pero, sobre todo,
(•) Frederick D. Wilhelmsen (Eminent Professor and Catbolic Intellectual). A
Tributefrom the University of Dallas, Irving (Tejas), 1998, 84 págs.
912
Fundaci\363n Speiro
CRÓNICAS
a Alexandra, y no por ser la más conocida en este pequeño ámbi
to, sino porque
su amorosa mano filial se adivina por entre los
intersticios de la composición y
aun en la génesis y ejecución de
la iniciativa que hoy tiene gozoso cumplimiento, hecha posible
por la Universidad de Dallas, de la que su padre fue gran maes
tro y
_en la que ella prolonga con dignidad su estela.
MIGUEL AYUSO
913
Fundaci\363n Speiro