Maria Adelaide Raschini: Lettera all'Europa

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Maria Adelaide Raschini: LETTERA
ALL'EUROPA
e•,
La profesora Maria Adelaide Raschini, catedrático de filosofía
teorética
en la Universidad de Génova, donde sucedió a su maes­
tro,
el para nosotros inolvidable profesor Michele Federico
Sciacca, y
no hace un año fallecida, dedicó buena parte de la acti­
vidad intelectual de los dos últimos decenios a reflexionar cñti-
. carnente, también por ello constructivamente, sobre el "problema
Europa", así como a fomentar un conjunto de iniciativas conver­
gentes en tal dirección.
En efecto,
en lo que hace a lo primero, este libro recoge una
serie de ensayos de diversa extensión, ocasión, finalidad y factu­
ra, pero idéntico espíritu, a saber, la urgente necesidad de indivi­
duar las cuestiones que están
en la constitución de Europa. Bien
entendido
que no nos referimos a "la Constitución europea" de
que se habla crecientemente, esto es, a una constitución
juñdica
como la que los Estados poseen desde fines del siglo dieciocho,
y ni siquiera a una constitución juñdica y politica, diñamos, natu­
ral e histórica, esto es, ajena a la
ideología del constitucionalismo
y referida al modo de ser de los pueblos, sino incluso a
una cons­
titución
en la que no cabe prescindir de problemas de naturale­
za teorética.
Respecto de lo segundo,
si en 1982 funda y dirige desde
entonces hasta su muerte el grupo interuniversitario de investi­
gación sobre "Génesis, fenomenología e historia de las catego­
ñas constitutivas de la idea de Europa", a partir de 1993 dirige
igualmente el departamento de estudios sobre la historia del
pensamiento europeo
-bajo el nombre de Michele Federico
(*) Marsílio Editori, Venecia, 1999, 174 págs.
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Sciacca-de la universidad genovesa. Sin que pueda dejarse en
el olvido la fundación en 1978 de la revista Filosofia oggi, y la cre­
ación
en 1990 de la Sociedad Internacional para la Unidad de las
Ciencias,
J'Arctpelago.
A juicio de la profesora Raschini, el proceso llamado de
"integración" sólo
puede activarse por medio de una forma
mentís que en modo alguno puede marginarse: forma mentís
que en sentido propio es de naturaleza cultural y que se vale
de la savia de los pueblos,
de la enseñanza de la historia, del
patrimonio
que no puede medirse de la ciencia y del arte y
que el pensamiento especulativo desvela en su significado
perenne para fecundar las sendas futuras de los hombres
(pág. 12). Pero ello obliga a salir del subjetivismo reductor
hoy
omnipresente y a "pensar según la verdad" y "querer según el
bien", ya
que no ha habido ninguna civilización que no fuese
dimanación de una idea, buena o mala, y así vemos hoy iden­
tificada nuestra decadente civilización -si es que así puede
llamarse-con el pensamiento autocalificado de "débil", al
que a falta ·de otro mérito, debe serle cuando menos recono­
cido
que se adapta al principio según el que hoy se vive
(pág. 28).
Brota de
ahí la necesidad

de
una nueva paideia, cuyas con­
diciones explicita cuidadosamente: independencia respecto de
las formas políticas concretas, en cuanto ninguna en sí misma
es perfecta; primado del ser respecto del obrar; imposibilidad
de prescindir de la luz de Cristo; necesidad de huir de la trampa
del humanitarismo,
que hoy no es sino la oposición al obliga­
do cristocentrismo¡ afirmación de la existencia de buenos com­
bates, frente a la estupidez pacifista; necesidad de clarificación
intelectual, dificultada
por lo que Sciacca llamó el "oscureci­
miento
de la inteligencia", y que viene unida a la pérdida de la
sindéresis, al haberse puesto la medida
en la propia razón
humana con prescisión de la luz de la inteligencia, etc. (págs.
53-55)
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Pero son muchos más los aspectos interesantes que pueden
hallarse en las páginas preñadas de razón y de pasión, de pasión
por la verdad que no daña sino que potencia a la propia razón.
Así, que la actual decadencia del estatuto de la comunicación
tiene naturaleza sofística (pág. 61); que la función del legislador
como garante de las relaciones entre saber
y sociedad civil exige
en aquél una visión global aunque no ideólogica de las fuerzas
que bullen
en la sociedad (pág. 111); que los primeros objetivos
de la enseñanza
en Europa deben ser el desarrollo creativo y la
conciencia de sí (pág. 146), etc.
Así pues,
un conjunto estimulante de reflexiones sobre la filo­
sofía, la cultura, la política
y la educación actuales, en el singular
estilo que siempre caracterizó a la profesora Raschini,
y que,
desde nuestro ángulo, no siempre coincidente en sus matices,
aunque hondamente ligado a su fondo, no puede sino resultar
enriquecedor.
JUAN CAYÓN
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