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Número 389-390

Serie XXXIX

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La «agonía del Estado» en el pensamiento de Cruz Martínez Esteruelas

LA "AGONÍA DEL ESTADO" EN EL PENSAMIENTO
DE CRUZ MARTÍNEZ ESTERUELAS
PúR
JUAN VAUET DE GOYTISOW Cl
Tengo un recuerdo entrañable de CRUZ MARTfNEZ ESTERUELAs.
De él como persona y de su clara inteligencia de jurista. Lo he
dicho varias veces a amigos comunes, tenía la cualidad que yo
considero más importante
en un jurista, la finura mental al dis­
tinguir y subdistinguir,
que sigue brillando en el libro que aqul
nos reúne. Hace años, cuando él todavía no habla entrado en
pol!tica, nos reuníamos semanalmente, turnándonos como anfi­
triones tres o cuatro de
un grupo más amplio de amigos. Entre
éstos,
un filósofo, ANroNio Mlll.ÁN PUELL!!S, bastantes abogados del
Estado, pero no faltaban ingenieros, algún abogado ejerciente
libremente de
la profesión y algún militar. Recuerdo especial­
mente,
por lo bien que me compenetré con él, a quien más tarde
seria general jefe del Estado mayor del Ejército de Tierra
Alvaro
Lacalle. Yo ful el último en incorporarme. Me invitó CRUZ duran­
te
una cena en la que compartimos mesa. La inquietud que unía
al grupo era paralela a
la que se vive en el libro qu~, ahora, al
presentarlo, a la vez que el honor de hacerlo me embarga un sen­
timiento entrañable.
(ry Publicamos1 con mucho gusto, las palabras pronunciadas por nuestro
director en el acto académico in memoriam de Cruz Martfnez Esteruelas, con oca­
sión de la aparición -casi póstuma-de su libro La agonía del Estado, celebra­
_do en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, bajo la presidencia de su
directora, Carmen Iglesias, y en el que ·intervino, además, Manuel Fraga. Puede
verse en el núm. anterior la recensión de Miguel Ayuso (N. de la R.).
Verbo, núm. 389-390 (2000), 817-825. 817
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JUAN VALLET DE GOYTJSOLO
Hace muchos años que CRUZ y yo apenas nos hemos visto.
Cada uno seguíamos nuestro camino. Pero mi afecto hacia
él ha
seguido vivo y me consta
que él continuaba teniéndomelo. En
cierto modo, mi intervención en este acto obedece a uno de sus
últimos deseos, que no pudo cumplirse. Un amigo común me
trasladó su deseo de
que prologara éste libro; pero dos días des­
pués el mismo amigo me telefoneó que,
por una descordinación
con el editor, el libro ya estaba impreso y encuadernándose.
Creo
que esto ha motivado el encargo que la Fundación Tomás
Moro me ha encomendado y trato de
cumplir.
El tema de la obra responde a una inquietud que se va
acrecentando, a la que responden. bastantes estudios, cbmo los
de A. WEBER, La crisis de la idea moderna del Estado en Europa,
MANuEL FRAGA IRIBARNE, La crisis del Estado, el capítulo "Agos­
tamiento del Estado" del libro
La tradición liberal y el Estado, de
DALMACIO NEGRO, o ¿Después del Leviathan? Sobre et Estado y su
signo, de MIGUEL AYUSO.
CRUZ MARTfNEZ ESTERUELAS, en éste, según enuncia su título,
habla de
La agonía del Estado, al que como subtítulo añade la
pregunta, ¿un nuevo orden mundial?
Esta interrogación me suscita otra: ¿esa agonía la sufre el
_Estado internamente, en su mismo ser?i o bien es efecto de la
mundialización que le desborda y lo arrumba?
CRUZ, por su enunciada cualidad de distinguir y subdistinguir,
no podía dar una respuesta simplista. Necesitaba penetrar en lo
que se pretendió que fuera el Estado,
en lo que éste ha llegado
a ser, en sus aporías, en las reacciones que ha suscitado por las
contradicciones que entraña su misma constitución, por
el enve­
jecimiento de sus estructuras y por el actual proceso de mundia­
lización debido a
la globalización originada por los enormes ade­
lantos técnicos.
CRUZ observa al Estado cómo un médico a un enfermo, estu­
dia su ficha médica, le efectúa radiografias, ecografías, electro­
cardiogramas, escáneres, análisis, le toma el pulso, le ausculta, lo
palpa.
Para comprobarlo basta observar la estructura del libro.
En
sus tres partes contempla: El retorno de Prometeo, pero no como
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LA "AGDNIA DEL ESTADO"
persona individual sino convertido en Estado, Prometeo encade­
nado y ¿Un nuevo orden mundial?
En cada parte efectúa los análisis correspondientes. En la pri­
mera,
El nacimiento del Estado, observa éste desde su gestación,
donde
ya advierte· las primeras aporías: •El Estado aparece como
un todo que absorbe y digiere ideas básicas y ricas como las de
comunidad y sociedad: al incorporarle tan radicalmente el factor
pueblo, aquéllas quedan anegadas
en el concepto de Estado•.
•La existencia del Estado democrático-constitucional parece
tranquilizar las dudas y recelos que dicha concepción suscita o
debe suscitar. Viene
a decirse: puesto que el pueblo participa en
las estructuras del Estado, aquella absorción carece de consecuen­
cias nefastas,,. Pero, no es as!: -el pueblo se convierte en una parte
del Estado y deja de ser
un cuerpo social con entidad propia,.
·De
otro lado, esta confusión tiende a crear otra: se olvida
que el pueblo es el titular originario del poder, siendo el Estado
con sus órganos
un mero delegado de aquél. Nueva confusión
que se ve fomentada, precisamente, por la incorporación de este
otro elemento capital
-el poder-a la definición del Estado sin
hacer demasiados distingos entre lo que es su cabal titularidad y
sólo su ejercicio.
•En definitiva: todo lo esencial queda residenciado en la idea
de Estado con olvido de otras realidades
politicas sutanciales,,.
Al final, llega ·la supremacía absoluta del Estado sobre el
hombre y los grupos sociales•.
Los cambios orgánicos que se van produciendo en el Estado
desde el siglo
XVIII, los va examinando MARTINEZ EsTERUELAS: el
Estado absoluto, la división del poder -en la que yo no me
canso de insistir
en que se falsea la opinión de MONfESQUIEU
confundiéndola con su contraria de SIEYEs-, el advenimiento
de la democracia con el auge de los partidos politicos que se
han hecho consustanciales con la democracia parlamentaria
-con lo que se falsea el pensamiento de RoussEAU, para quien
la voluntad general no puede ser representada. Por eso, decía
que -el pueblo inglés piensa ser libre y se equivoca mucho: no
lo es sino durante la elección de los miembros del parlamento;
tan pronto
son elegidos, es esclavo, no es nada·. Las listas elec-
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torales cerradas y la disciplina de voto en el parlamento acre­
cientan esa aporía.
En el fondo de todo esto se hallan los límites del poder y su
reverso, la libertad. Uno y otra -dice CRUZ-·han de ser coor­
dinados
no sólo con las exigencias del orden que demanda la
convivencia, sino también
con la vocación de un Estado que se
ocupa de demasiadas cuestiones,,. Dialéctica acrecentada hoy
«con la que media entre la libertad personal y la actividad socio­
económica
de los poderes públicos,,.
La segunda parte, Prometeo encadenado, explica en su pri­
mera página:
<>el Estado prisionero de sus propias gestas, se
encuentra
hoy en critica situación. Tiene fisuras en sus bases tra­
dicionales, contradicciones entre sus promesas y sus hechos, y,
en fin, compromisos de dificil cumplimiento. Ello mengua su
prestigio y hace menor su capacidad de proyecto y de acción.
Está,
en definitiva, encadenado,,.
Pero, ¿cómo se constituyó, robando el fuego a Dios, el nuevo
Prometeo-Estado? CRuz lo observa en cinco capítulos:
El primero,
"La cuestión de la soberanía", comienza con estas
dos frases: «La idea de soberanía representa, en todo caso, una
negación fundamental•: •no se reconoce o admite un poder supe­
rior al que se proclama
soberano,,. Y p:'iginas después, advierte:
,Mientras que la idea del
regnum se sustentaba en una estructu­
ra estamental
de la sociedad, la nación hija del movimiento libe­
ral hereda toda su carga individualista y se concibe como
un todo
directamente conformado
por los individuos, sin intermediación
corporativa o estamental alguna y sin otra representación
que la
nacida del sufragio personal a favor de las asambleas•.
Perdónenseme unas glosas.
El Prometeo-Estado que se forma
en la Modernidad lleva en sus genes el voluntarismo de JOHN DUNS
Scorr y el nominalismo de GUII.LERMo DE ÜCKHAM. La negación de
un orden en la creación reflejado en las cosas requeña el recurso
a la voluntad para dar forma a
una materia considerada informe .
. Alú tenemos la res cogttans y la res extensa que DESCARTES escin­
diaria. Segón
ÜCKHAM, como antes en EscoTO, la voluntad primera
y superior es la
de Dios; pero como éste no inscribió ningún orden
en las cosas, sino que sólo la expresó en la revelación, la ínter-
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LA "AGON!A DEL ESTADO"
pretación de ella queda monopolizada por los teólogos. Son teó­
logos LUTERO y CALVINo que rompen con la Iglesia romana. Tras de
la voluntad divina y
en todo lo no previsto por ella se impone la
voluntad de quienes gobemen a los pueblos. Para
LUTERO es la de
los pñncipes, para
CALVINo la del pueblo de Dios en armas contra
el
príncipe. Y tras las crueles guerras de religión, que siguen, se
buscará la neutralidad de
un Estado laico.
Pronto se tratará de construir ese mundo inarticulado
por el
nominalismo.
Sir FRANCIS BACON prescinde del regnum Dei y trata
de construir el
regnum hominis aplicando el método de las cien­
cias físicas.
Ahi BooINo acuña el concepto de soberanía, sustituyendo la
suprema potestas que admitía límites. Por arriba la de la voluntad
de Dios reflejada
en el orden creado y en sus mandamientos, y,
por abajo, la de los cuerpos sociales. A esta concepción clásica
respondía el denominado
por MONIESQUIEU gobierno gótico y fué
vivida
en el pactismo político en los reinos de Aragón, Navarra y
Valencia,
en el señoño de Vizcaya y, especialmente, en el Prin­
cipado
de Cataluña. Es el pacto que mostraña menoret gerun­
dense,
FRANcESc EIXIMENis, en el que no pactan los individuos sino
las casas, las familias, y
no entregan el poder político a la seño­
ña sino con ciertos pactos y leyes; además ésta se somete a la
voluntad divina y
al que denomina dret qualX natural. De estos
límites prescinde
BooINo.
Y así, sin ellos, HoBBEs construye Leviathan, el nuevo Pro­
meteo que trata de robar el fuego divino. La portada original del
Levtathan lleva la imagen de este monstruo bíblico, formado de
minúsculos individuos.
Es una estructura artificial, porque en rea­
lidad
-como ha escrito JOAQu1N CoSTA-la sociedad «es un orga­
nismo compuesto todo el
de protocélulas, todas sustantivas,
todas dotadas de causalidad propia, de propia personalidad
y, en
suma, de individualidad•; cada una es 'Un ser completo, con vida
propia•. No son deuterocélulas; y la sociedad
no es "" modo de
una individualidad gigante: no tiene =ebro para pensar, ni una
voluntad pura simple e indivisa para querer, ni una fantasía para
dar forma sensible a lo pensado y querido,
ni un brazo para
encarnar y traducir
en formas sensibles lo ideado o informado
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interiormente"; "tiene que valerse del pensamiento, de la volun­
tad, de la fantasía, del brazo de los
individuos".
Pero se pretende que en la voluntad de LEVIATIIAN confluyan
la de todos los individuos que imaginariamente lo han construí­
do, y a los que
en adelante suplanta. Sólo él crea el derecho.
RoussEAU tratarla de remediarlo sustituyendo LEVIATHAN por
Demos, fruto de la aliénation totale a la voluntad general, a la cual
todos los individuos enajenan sus voluntades y sus bienes. Pero
la constitución de Demos es la misma que la de Levtathan, una
pretendida
sociedad de individuos, como dice MARCEL DE CORTE,
•verdadera disociedad·, en lugar de una sociedad de sociedades.
Por eso en USA, el profesor ROBERT NISBET denuncia que ROUSSEAU
acaba •cayendo en el mito del Estado totalitario que conlleva el
concepto de voluntad general con su correspondiente elimina­
ción de todas las formas
de comunidad y asociación que no deri­
ven directamente de
ella".
Como no podía dejar de hacer, CRUZ MART!NEz ESTERUELAS
observa la crisis de la soberanía; y pregunta si hoy el Estado
sigue siendo independiente; y advierte que
,en el orden interno
nos encontramos con la acción de los grupos de presión,
es decir,
los grupos de intereses, haciendo fuerza sobre
la voluntad del
poder político oficial", con •movilizaciones de masas desencade­
nadas
por determinados grupos, del que son ejemplo actual algu­
nos grupos
ecologistas,,.
TuoMAs MoLNAR, en su libro La modéle défiguré. L 'Amerique
de Tocqueville a Carter, observa que, en ese transcurso, incluso
en USA, los cuerpos intermedios han sido sustituidos por grupos
de presión, y las
élites sociales por "vedettes•. Asi, al Estado
actual, falto de
la estructura de los cuerpos sociales, esos grupos
le presionan para
que colme los intereses individuales de quie­
nes no se sienten satisfechos.
El segundo capítulo de la segunda parte, "La rebelión nacio­
nalista", observa el divorcio de nación y Estado.
El principio de
las nacionalidades de hace dos siglos, •cada nación un Estado",
estalla y la nación se rebele contra el Estado. Las nacionalidades
históricas quieren tener más de Estado,
en lugar de mantener su
identidad de cuerpos sociales.
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LA "AGONÍA DEL ESTADO"
El capitulo m, "¿ Una misión imposible? La cuestión del Estado
del bienestar", muestra que
,la situación ha llegado a un punto
que se ha hecho tan grave que el Estado-providencia ha llegado
al trance de su revisión e, incluso, de la puesta
en duda de su
mantenimiento. Pero resulta políticamente difícil y humanamente
destructivo echar atrás
una enorme maquinaria cuya tendencia
natural es la expansión.
Recuerda
CRUZ que ya HAYEK consideró un camino de servi­
dumbre
la idea del Estado del bienestar. También recuerda que
MILTON FRIEDMAN ironiza ,la falacia del Estado del bienestar•. Con
él,
en la actualidad, todos estamos financiándonos los programas
con
un bolsillo para recibir dinero -o algo que el dinero no
podria comprar-en el otro-; y que VELARDE concluye: ·Del viejo
y
caldo Estado del bienestar sólo quedarán aquellos restos espe­
cialmente eficaces. Quien apunte a la defensa del resto, apuesta
al caballo que perderá
la carrera,.
El capitulo N desgrana Ciertas paradojas del Estado contem­
poraneo;
y el V constata que ·la mentalidad asistencial, ·ha gene­
rado
en el hombre una visión mftica del Estado-. ·El yo renuncia
a su propia gesta y
a la aventura de la libertad y abdica
en el
Estado responsabilidades básicas,. Recordemos
que esto es el
cumplimiento de
lo-que TOCQUEVILLE profetizó hace siglo y medio.
Y
CRUZ prosigue: ·el Estado democrático liberal, implantado en el
mundo como modelo, se frustra, precisamente, porque está basa­
do
en la iniciativa privada, en el sentido del esfuerzo, los límites
de los derechos y del poder, la solidaridad
de las gentes, la segu­
ridad y el respeto a la intimidad,. Todos ·factores
en crisis. Por
eso
LEw!s ha podido hablarnos de "la abolición del hombre'
como mal de nuestro tiempo•.
Me permito añadir que, como fruto del hedonismo más
egoísta
-que aún fomentan las nuevas leyes que disuelven la
familia y facilitan el aborto-, uno de los riesgos de nuestra socie­
dad actual, es la disminución
de la natalidad, que amenaza inclu­
so
de nuestra pervivencia, y que debe ser cubierta por emigran­
tes de cultura inferior.
La última parte del libro plantea esta pregunta: ¿Un nuevo
orden mundial?
Para responder efectúa CRUZ un nuevo análisis
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de la historia desde los imperios antiguos hasta el siglo que con­
cluúnos, hace
una reflexión final acerca de la ocassio y la ratlo,
y concluye mostrando los peligros de la globalización, que incre­
menta claramente las diferencias entre los países ricos y los
paí­
ses pobres. Éstos sufren más que nunca el azote del hombre y las
enfermedades.
CRUZ no podía concluir su libro en esa desesperanzada duda;
ni lo hace: invita a la acción posible.
·El Estado que agoniza debe
esforzarse todavía por cumplir ciertas misiones que carecen de la
espectacularidad prometeica,
pero que tienen indudable conteni­
do humano,,, que resume en tres puntos:
•a) Que la integración supraestatal se haga en términos pa­
cfficos y consensuales, pactando cada
paso mesurada­
mente.
·b} Trabajar seriamente en el perfil de la identidad nacional
propia,
obra cultural que enriquecerá el espíritu humano
y permitirá ver con claridad lo que puede aportar cada
uno
al acervo común.
•C) Trabajar sin descanso por el perfeccionamiento de los
derechos humanos•.
Por mi parte, reconociendo la necesidad de cuanto se enun­
cia con la expresión derechos humanos, y que ésta tiene mayor
penetración que hablar
de los contrapuestos deberes para que en
cada situación se logre la justicia. Sin embargo -como jurista con
preocupaciones metodológicas---, debo advertir de su impropie­
dad terminológica. Si el derecho es quod iustum est, se halla en
el fiel de la balanza de la justicia en concreto, y, por tanto, no
puede situarse en uno de los platillos de ésta como se hace al
aducirlos.
Termina
el libro con un párrafo, que revela los sentimientos
más profundos
de su autor: •cabe que se alumbre un sólo gran
espacio político formado por la familia humana entera, propicia­
do también por la globalización económica que creará un sustra­
to universal.
Con esto -que tiene sus indudables ventajas si va
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LA "AGON!A DEL ESTADO"
acompañado de la debida solidaridad-se pone en peligro la
peculiaridad
que es, rú más ni menos, la riqueza plural del géne­
ro humano agrupado
en distintas comurúdades de vida. Aquf las
respuestas pasan
por ta· creación de un sistema de salvaguarda de
la identidad histórica de cada una,
que son otras tantas fuentes
de contribución
al enfoque del problema humano, como muy
bien ha. recalcado el Papa, en aquel gran discurso [que pronun­
ció ante la Asamblea General
de la ONU en 1995]. Gran cosa es
poder participar en esa peculiaridad desde la identidad cristiana
y la identidad española. No podemos olvidar la excelsa aporta­
ción del
cristiarúsmo a las ideas de libertad, igualdad y solidari­
dad entre todos los hombres,
rú tampoco aportaciones como
aquella de la urúversidad de Salamanca
que aplicó al Nuevo
Mundo los principios derivados del
Evangelio,,.
He ahi el testamento intelectual y espiritual de CRUZ, a quien
rindo el homenaje de este recuerdo.
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