Rafael Breide: Política y sentido de la historia

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no dejan de ser interesantes, tanto en st1s personas como en su
actividad y
en sus relaciones.
Decimos que trata el tema desde la simpatía
pero lo hace
también desde el rigor. Y
no se precisan calificativos. La simple
descripción
de los hechos es meridiana para que el lector pueda
formar sus propias conclusiones. También el lector podrá juzgar
si, desaparecido en la primera decena del siglo pasado, no vol­
vió a resurgir, si no idéntico, parecidísimo, cincuenta años des­
pués
y si hoy no nos encontramos en pleno neomodernismo. Sin
que hasta el momento haya aparecido
un San Pío X. Lo que no
supone dejar de reconocer los arduos esfuerzos de Juan Pablo II
y del cardenal Ratzinger por tratar de aminorar el problema.
Libro, pues, del mayor interés,
y no sólo histórico, que reco­
mendamos vivamente.
FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA CIGO~A
Rafael Breide: POLÍTICA Y SENTIDO
DE LA HISTORIA('>
En este volumen, el autor, el profesor argentino Rafael Breide,
director al tiempo de la prestigiosa y hermana revista Gladius,
prolonga su anterior Imagen y palabra, del que ya nos ocupamos
en estas páginas, y con un estilo que es trasposición del estilo
oral, busca prolongar el diálogo con el lector. Compila seis ensa­
yos.de 01igenes diversos
y que tienen en común las netas y arti­
culadas posiciones del autor.
El primero, que lleva por título "La tradición primordial en la
enáclica Pides et ratio", tiene el interés de esclarecer el concep­
to de tradición primórdial, que el papa Juan Pablo II ha llamado
en la encíclica que acabamos de citar denontlna "sabiduría origi­
naria y autóctona", "forma. básica del saber filosófico", "patrimo­
nio espiritual de la humanidad", "gran tradición antigua" o "base
(*) Folla universitaria, Gud:alajara (Méjico), 2000, 204 págs.
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común para anunciar el Evangelio". Es un saber que se apoya en
evidencias inmediatas, en verdades filosóficas y religiosas, por el
cual se llega a Dios
por medio del libro de la naturaleza y del
corazón l1umano. Esto es, naturaleza de las cosas y naturaleza
humana, en absoluto escindidas, sino integradas, que resultan,
por lo mismo, paladinamente ajenas de las versiones gnósticas,
hoy tan difundidas.
El capitulo segundo se denomina "Los Angeles y las nacio­
nes" y aborda el problema de las naciones y del mundialismo.
El
titulo, y el desarrollo, exhiben el influjo _d<" Eric Peterson, y tam­
bién el del cardenal Daniélou, muy presente
en sus páginas, apli­
cando en un segundo momento sus categrorías a la que consi­
dera nación hispánica, con consideraciones bien interesantes a la
lengua castellana y su porvenir. El tercer texto trata de lo sobre­
natural
en la conquista de Amética y de la refutación de la leyen­
da negra. Completa, así, la visión del anterior capítulo con con­
sideraciones histotiográficas y teológicas.
El cuarto capitulo utiliza la rúbtica y el planteamiento de
Gueydan de Roussel, cuya obra el autor conoce muy bien, y
que
incluso ha ayudado a difundir, y distingue así "tres fases de la
política". La primera, normal, es la política "agonal", que procura
el bien común y que coincide con la edificación de la Cristiandad
a partir del cumplimiento de la misión de las naciones. Tiene,
pues, una dimensión de lucha, de donde le viene el nombre.
La
segunda, enferma, es la política "juego", pues éste es su princi­
pio fundamental, una vez vaciada de la dimensión de lucha, y
que mlmina en el circo. Finalmente, la tercera, remedio, es la
política "metaflsica", fundada en el sactificio personal, y que reac­
ciona
contra la decadencia del juego. Es un texto lleno de suge­
rencias simbólicas y de interpretaciones sugestivas.
El quinto capitulo trata de los cuerpos intermedios, con
intención de recuperar la causa
matetial de la ciudad, a saber, la
sociabilidad humana, mientras que el sexto se ocupa de la eco­
logía y el nuevo orden mundial,
con interesantes consideracio­
nes criticas del ecologismo, como arma ideológica
de la Revo­
lución, y de la ecología moral, que postula, como respeto del
orden de
la creación.
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Si se busca cuál es el hilo que ata los seis cap!tulos y que dota
de unidad a la obra, no hay duda que es visión teológica y no
simplemente filosófica de la historia. No hay filosofia de la histo­
ria,
porque el curso histórico del hombre no puede ser captado
por la razón humana. Hay teología de la historia, en cuanto que
es
la Revelación la que nos las claves para leer en ella. Si, ade­
más, indagamos cuál sea
el interlocutor al que se dirige con su
esaitura que quiere ser transcripción del lenguaje oral, damos en
que es el mundo hispanoamericano. Por ambos motivos, porque
se instala en la tradición teológica de la historia, y porque con­
tiene
una apelación a la conciencia histórica de nuestros pueblos,
es
un libro que estimamos extraordinariamente valioso.
MIGUEL AYUSO
Antonio Femández Fen·ero: GUERRA CAMPOS.
APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA
<'l
Aunque en el libro no figura fecha ele edición, creemos que
acaba
ele aparecer la que es la primera biografía de quien termi­
nó sus días como obispo emérito· de Cuenca, C0!1 José Guerra
Campos. Editada
por el Obispado, es preciso reconocer a don
Ramón del Hoyo, digno sucesor de monseñor Guerra, que no se
dejó llevar
ele cómodas "prudencias" y editó y prologó con sen­
tidas palabras el trabajo
de un sacerdote diocesano, ordenado por
su antecesor en 1991.
El libro está escrito desde el respeto y la proximidad. Y tam­
bién desde la admiración, aunque la "pmdencia" la atenúe en
ocasiones. Está dividido en t,:es partes que estudian su vida como
sacerdote, como obispo auxiliar
de Madrid y como titular de la
diócesis conquense y contiene, además
un apéndice documental
con diversos textos
de monseñor Guerra Campos, todos ellos de
extraordinario interés.
(*) Obispado de Cuenca, Cuenca, s.a., 217 págs.
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