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Número 415-416

Serie XLII

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Ediciones Nueva Hispanidad. Una editorial al servicio de la Tradición Hispanocatólica

CRÓNICAS
fido de aquellos católicos que entre 1936 y 1939 salvaron a la
Iglesia Católica
en España nos sirva de acicate y símbolo en
estas nuevas batallas.
VíCTOR iBÁÑEZ
EDICIONES NUEVA HISPANIDAD
Una editorial al servido de la Tradición Hispanocatóllca (')
" ... mira que al dar un nombre, se rectbe un desttno".
Leopoldo Marechal
El proyecto de Nueva Hispanidad nace en la ciudad de la
Santísima Trinidad y Puerto
de Santa María de los Buenos
Aires, Argentina, a
mediados del año 1999, con una serie de
libros coeditados con quienes, por ese entonces, compartían
nuestras inquietudes. A partir de octubre de 2000 editamos
nuestro primer libro
en forma independiente, para comenzar a
plasmar nuestros objetivos,
que podrían considerarse bastante
ambiciosos, ya
que no nos planteamos el mero hecho de edi­
tar libros buenos, sino que fundamentalmente pensamos en la
necesidad de crear un escenario en donde pudieran ponerse
en el tapete todas las discusiones doctrinales pendientes que
tienen los temas hispánicos. Tanto desde un punto de vista
académico como desde un punto de vista práctico, intentando
que vuelva a llegarle a la gente común el sentido de perte­
nencia a una civilización hispana que todavía, a nuestro enten­
der, tiene mucho que decirle al mundo.
Digamos
que es un proyecto que supera ampliamente
nuestras posibilidades
de realización, pero que estamos decidi­
dos a trabajar para ello.
Bien podría servirnos de definición el
(•) Reproducimos, a continuación, con mucho gusto, lo esencial de la pre­
sentación que
de la editorial Nueva Hispanidad ha escrito su fundador, FÉLIX
DEU.A COSTA, para la revista carlista La Santa Causa, con el deseo de continuar
ayudando a su implantación (n.
de la r.).
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CRÓNICAS
lema de nuestra publicación Maritornes: "Hacia la Comunidad
de Naciones Hispanas", puesto que, independientemente de
cuál sea el éxito que podamos alcanzar en esta propuesta,
todo
Jo que se haga quiere sumar para la causa hispanocató­
lica.
Como estructura comercial puede decirse que es un em­
prendimiento austero, casi artesanal. Económicamente hablan­
do no es más que una empresa familiar que llevamos adelan­
te
mi esposa y yo, con la ayuda de nuestros hijos en la medida
que sus actividades se lo permiten. Mi esposa Gladys se encar­
ga de la comercialización de los libros, de los convenios con
otras editoriales cuando se
puede concretar alguna coedición,
y de buscar los apoyos y recursos para cada realización
en
concreto. De mi parte defino los aspectos doctrinales del pro­
yecto, elijo los temas, los autores, los libros, las instituciones
con las que tenemos afinidad espiritual y con las cuales, por
ende, corresponde encarar proyectos en común, etcétera-.
Asimismo, me ocupo de montar los libros y de diseñar las tapas.
En fin, todo lo hacemos nosotros y
con bastante esfuerzo, por
cierto. También, tanto para la comercialización en Argentina,
como para el armado de los libros, contamos con una cola­
boradora de lujo
que nos acompaña desde el primer dia, y que
será la encargada de llevar adelante
la editorial en este país,
una vez que terminemos
de instalar la sede central en
Santander: es nuestra amiga Mariela Pithod. Y luego sí, hay
mucha gente comprometida con nuestro emprendimiento, y
que realmente colaboran mucho con nosotros, como don Rafael
Gambra, Antonio Caponnetto, Miguel Ayuso, Manolo González
y otros, es decir, que en definitiva nos consideramos muy bien
acompañados. Y hay
otra persona clave, a quien no quisie­
ra dejar de nombrar, y es la directora de uno de nuestros
proyectos más queridos
-la publicación Maritornes--Elena
Calderón de Cuervo, hija del "patriarca" del tradicionalismo
argentino, nuestro querido
don Rubén Calderón Bouchet. Una
mujer
que ha desarrollado su carrera dentro de la intelectuali­
dad hispanoamericana, de manera muy sólida, llena de méri­
tos, si se piensa que, además, ha criado trece hijos.
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CRÓNICAS
El contexto político de la Argentina en que comienza a
desarrollarse la editorial no es demasiado importante, debido a
que ya ha nacido con el destino de ser opositora siempre;
pero sí el ambiente cultural, y si se quiere también, la políti­
ca cultural, ya que en este punto sí podemos encontrar un
escollo que ha limitado mucho los medios con que se cuenta
para llevar adelante este proyecto. Puede decirse
que el indi­
genismo explícito de la cultura oficial, tanto de Argentina como
de la mayoría de los países hispanoamericanos, aunque a
veces no llegue a ser indigenismo stricto sensu, es decir sin
terminar de elaborar concretamente lo que reivindican, tiene
muy desarrollado el repudio absoluto a la Conquista y
Evangelización españolas. Ése
es el ambiente donde desarro­
llamos nuestra actividad. Porque tanto desde el Ministerio de
Cultura y Educación, como desde las universidades privadas y
públicas, escuelas, instituciones culturales, y toda otra forma
de
fomento educativo que cuente con algún tipo de relación con
lo oficial, este repudio
es generalizado. Pudimos ver en estos
días, con el reciente ejemplo del caso del retiro de la estatua
de don Francisco Pizarro de la Plaza de Armas de Llma, Perú,
cómo este rechazo ya va tomando formas
que van más allá de
una posición intelectual.
Si a esto le sumamos la decadencia y
el desinterés de toda la
red de instituciones culturales de las
colectividades españolas,
que tanto hicieron antaño por impul­
sar el estudio
de nuestro pasado hispano: el ICI, promoviendo
únicamente a cuanto degenerado y blasfemo tenga ganas de
venir a pasear su desvergüenza por tierras americanas, las
empresas españolas dedicadas a sus afanes estrictamente mer­
cantlles y muchas veces non sanctas, las embajadas españo­
las ocupadas
en maltratar de cualquier forma a los americanos
que pretenden reivindicar su nacionalidad española, sin incluir
ninguna otra cuestión entre
en sus afanes (con la excepción
de auspiciar algún que otro "ciclo" de cine marxista), y cierta
jerarquía eclesiástica americana que no sabe bien lo que quie­
re, o mejor dicho, que lo único que sabe es que no quiere
problemas, nos da una idea del panorama cultural en que la
editorial tiene
que desarrollar su apostolado. Todo esto tiene
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sus raras excepciones, pero indudablemente nos reflejan cómo,
tanto los medios de fomento cultural, cuanto los medios eco­
nómicos, están en manos del enemigo, lo que lo constituye en
una superestructura muy difícil de enfrentar con nuestros esca­
sos medios.
Aún
así, creo que nos hemos acomodado para realizar un
trabajo muy significativo: cuarenta títulos editados en dos años,
dos números
de Maritornes y un tercero ya listo para ser
publicado, y toda la enorme tarea
de difusión que hemos des­
plegado tanto en América como en España, nos dejan sobra­
damente satisfechos
por la actividad realizada.
Pero estas cuestiones han tenido mucho que ver con defi­
niciones, o elecciones doctrinarias que hemos tomado desde la
editorial, y que sabemos que a veces se toman incomprensi­
bles vistas desde España, pero la necesidad de sumar o aglu­
tinar, o de alguna manera convocar a todo el escaso
hispanis­
mo que queda en estas tierras, es insoslayable para el
momento cultural que nos toca vivir. Por eso nuestro descon­
cierto cuando algún carlista nos ha dicho, por ejemplo, que no
compra tal libro nuestro de Gambra, porque "tiene la anterior
edición", y nosotros entendemos que
es necesario que haya
otra conciencia de lo que significa en estos momentos que
podamos editar para la Argentina o para México o para las
nuevas generaciones
de España, un libro de don Rafael, y de
acuerdo a nuestras posibilidades difundirlo, y que esté allí dis­
ponible para la gente que pueda tener interés, o la inquietud
de formarse.
En este sentido creo, que lo más importante que podemos
decir desde la editorial, y que quizás deberíamos resaltar en
negrita, es que todos aquellos que crean en dar esta batalla
por la tradición hispanocatólica, que apoyen a la editorial, y
compren todos los libros
que puedan, que los regalen, que los
difundan, porque es el único sostenimiento
que puede tener
hoy un emprendimiento de este tipo. Tengamos en cuenta
también
que además. de la estructura cultural, que como de­
cíamos es enemiga, hay también otra estructura, la comercial,
que también hace lo suyo en cuanto a entorpecer la difusión
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CRÓNICAS
de nuestros libros. Muchas distribuidoras que no aceptan nues­
tro material, o
que si lo aceptan lo tiran en un rincón del
depósito; la industria editorial
que de alguna manera nos fija
los precios, y los parámetros comerciales, teniendo ellos una
estructura de costes absolutamente más baja
que la nuestra por
la masividad de sus ediciones, y además, todo el tejido de
suplementos literarios
de diarios y revistas, programas de tele­
visión, etcétera, muchas veces contratados para publicitar sus
producciones,
y que por supuesto nosotros no contamos,
pero que es la maquinaria publicitaria imprescindible para lle­
gar a las ventas masivas que sostienen las editoriales del sis­
tema.
Entonces es indudable que todos estos factores condicio­
nan enormemente la posibilidad de desarrollo de cualquier
proyecto, y
en nuestro caso nos obliga a tener la inteligencia
muy atenta a generar formas
de comercialización que puedan
evadir estas dificultades, a desarrollar una gran fortaleza para
sobrellevar algunos reveses sin demasiado margen para el
error, y a tener la convicción necesaria para saber que nuestra
función es editar lo que hay que editar, independientemente
de
que sea o no negocio. Por tanto yo dir!a que la clave de
estas posibilidades, el papel irreemplazable para que pueda exis­
tir una editorial comprometida en la defensa de la Tradición,
es el del comprador
de libros. Y por eso nos parece tan
importante
poder explicitarle a nuestra gente, cuál es el ver­
dadero
poder del enemigo al que estamos enfrentando, y
cuánto nos ayuda ese apoyo a veces pequeño de comprar un
libro.
En cuanto a los proyectos que tenemos, son muchos, y
superada esta difícil etapa, algo más complicada de lo previs­
to,
de establecer sólidamente la editorial en Santander, y una
vez
que a partir de esto se pueda seguir avanzando más o
menos con el ritmo que traíamos, podemos contarles que con­
tinuaremos con la reedición de toda la obra de don Rafael
Gambra,
que editaremos algunos libros nuevos, por ejemplo,
uno de Miguel Ayuso que es inminente: I.a política, oficio del
alma,
y que fundamentalmente trataremos de seguir recrean-
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do este nexo entre los grandes pensadores de la Hispanidad,
americanos y peninsulares, y difundiendo
en la península las
más altas expresiones del hispanismo
de todos los origenes.
Tenemos listos para reeditar
también algunos títulos de ese
gran sacerdote oriundo
de Chile y que fue el Padre Osvaldo
Llra, algunos trabajos inéditos muy significativos de don Rubén
Calderón Bouchet, y
una gran cantidad de títulos que espera­
mos puedan concretarse en un plazo breve.
También estamos trabajando en otro de los afanes de la
editorial, que es propiamente una inquietud de mi esposa, y
que es la edición de una serie de libros de literatura juvenil,
en los cuales la gente de esta edad pueda hallar un material
de lectura ameno, entretenido, pero a la vez, formativo, y que
reivindique los valores tradicionales.
Ya hemos iniciado esta
colección con algunos títulos reunidos bajo el sello "Nueva
Hispanidad Juvenil", pero
que trataremos de darle mucho
impulso, y tenemos prevista la reedición
de una gran cantidad
de novelas de Miguel Arazuri (pseudónimo de la esposa de
don Rafael), en las que tenemos puesta mucha expectativa, y
siempre atentos a incluir otros títulos; por ejemplo, en los
próximos días incorporaremos a esta colección un libro
de
pequeñas biografías de algunos héroes de la guerra de Mal­
vinas, que creemos que pueden cumplir con este rol forma­
tivo.
También nos hemos ocupado, dentro de nuestras posibili­
dades,
de traer a España y distribuir el buen material que pro­
ducen otras editoriales de Hispanoamérica, tarea que no es
fácil, pues si editar ya es complicado, estas distribuciones
suman enormes dificultades operativas. Pero tenemos un con­
venio con la Universidad Autónoma de Guadalajara (Méjico) para
traer a España los libros
de sus distintos sellos editoriales, así
como otros emprendimientos
de Argentina, que también consi,
deramos imponante apoyar. En este sentido hemos tenido recien­
temente una muy buena experiencia con una serie de títulos de
uno de los más notables pensadores argentinos, el
Padre
Leonardo Castellani, que trajimos para distribuir en España, y
no sólo han despertado gran interés, sino que muchos que han
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CRÓNICAS
descubierto a este autor a partir de esto, nos llaman para
pedimos otros títulos. En
fin, que bien podemos considerar
esta experiencia como exitosa. Lamentablemente a partir de la
devaluación del peso argentino que determinó un encareci­
miento notable en los libros de publicación española que prác­
ticamente se vuelven imposibles de comprar
en la Argentina,
hemos tenido
que dejar de recorrer el camino inverso, es decir
llevar a América mucho del
buen material bibliográfico que se
produce
en España. De todas maneras consideramos la distri­
bución como
una tarea secundaria dentro de los objetivos de
nuestro proyecto.
Nosotros hemos tratado de compensar muchas de las difi­
cultades que esta actualidad nos presenta, mediante un gran
esfuerzo
que en estos tiempos ha estado a cargo de mi espo­
sa, y
por el cual es bastante conocida ya, de recorrer conti­
nuamente España, a veces dando alguna charla, o simplemen­
te participando de los actos que se organizan. Esto nos ha
ayudado mucho para
que podamos tener una difusión tan rápi­
da de nuestro trabajo, de los autores y de los libros, pero esta
tarea también implica un enorme esfuerzo económico, y no
sólo fisico1 que no siempre está acompañado -como decía
antes-de una conciencia de apoyar esta decisión de estar en
todos los lugares donde se pueda llevar adelante esta tarea de
difusión. Sería muy importante poder seguir realizándolo, por­
que cuando estas participaciones se suceden, también uno se
encuentra con mucha gente que tiene un sentimiento
de derro­
ta, y que en la medida en que comprueban que se sigue bata­
llando en estos tiempos, renuevan sus ánimos para sumarse
ellos también. Y estos recorridos además tienen
la importancia
de damos la posibilidad de tomar contacto con gente dispues­
ta a apoyar económicamente algún proyecto, o algún autor
decidido a pagar la edición de su propio libro,
en fin, que se
trata de estar continuamente generando nuevas posibilidades
de obtener recursos para seguir adelante, y en este sentido,
toda ayuda es positiva, y ninguna colaboración es menor.
Todavía hay grandes empresarios
que son católicos e hispa­
nistas convencidos, a los que muchas veces incluso les con-
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viene apoyar proyectos culturales por cuestiones impositivas, y
el hecho de poder salir de este clima de derrota terrenal que
muchas veces tiene el tradicionalismo, y contagiar la convic­
ción de que todavia podemos realizar numerosas cosas impor­
tantes, y la resistencia al sistema tiene un sentido concreto,
puede devolver mucho del entusiasmo perdido en la defensa
de
la Hispanidad. Esta tarea de convocar voluntades no es
menor dentro del cúmulo
de factores que determinan las posi­
bilidades de una editorial hispanocatólica.
Tenemos también otros dos proyectos que nos entusiasman
mucho, por ahora en esbozo, pero que esperamos ponerlos a
funcionar
en lo que queda del año, o el próximo: uno es una
serie
de libros que hemos seleccionado como los más aptos
para ser traducidos a distintas lenguas europeas, y donde pen­
samos librar esta batalla también
en defensa de la Hispanidad.
En este caso estamos trabajando el tema con nuestro amigo
Miguel Ayuso. Y finalmente estamos también elaborando los
preliminares de un proyecto educativo de gran alcance, que de
poder concretarse, marcará seguramente un antes
y un después
para los estudios hispánicos, pero de esto no podemos hablar
más por ahora.
Para redondear un poco los conceptos, más que el hecho
de
poder editar tal o cual libro, nuestra idea de la editorial, es
que a través de su actividad puede encontrar un ámbito don­
de canalizar sus inquietudes mucha gente valiosa que tenemos
en el pensamiento católico; hay por allí numerosos Institutos
Hispánicos, que tienen buenas ideas, que
trabajan bien, pero
que realizan sus esfuerzos
en una soledad, que muchas veces
los esteriliza. Entonces tratar de aglutinar estas inquietudes en
pos de una causa común, tejer aquella "red" en la que tanto
y tan lúcidamente insiste Miguel Ayuso, que es coincidente con
nuestro propósito, constituye el objetivo que satisface nuestro
ideal de forma completa. Y entre los casos que conocimos,
podemos hablar de Elena Calderón que tiene un Instituto de
Cultura Hispánico que está trabajando de manera brillante,
pero en medio de un gran aislamiento que nos consta; sabe­
mos que la integración de estos esfuerzos, no es algo que se
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pueda resolver de un día para otro, pero que si nos compro­
mete a tender hacia ello, aún con la certeza de que es una
inquietud de largo aliento
y que llevará años resolver, segura­
mente.
FÉLIX ÜEILA COSTA
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