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Número 423-424

Serie XLII

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Pedro Alonso Álvarez: Los abades del Monasterio de Carracedo 990-1835

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
po que decimos a nuestra Madre, saboreándolo al decírselo, ¡qué
hermosas letanías! No
son para todos los días. Quien está acos­
tumbrado a rezar el Rosario sabe las letanías de memoria. Éstas
hay
que leerlas. Pero, probad a leerlas, de vez en cuando y os
sentiréis bien. Y estaréis seguros, con ese convencimiento que a
veces
se tiene, no se sabe bien por qué pero que se tiene, de que
a la Virgen le han gustado.
No suelo
yo dar cuenta de libros piadosos. Éste os lo reco­
miendo de todo corazón. No para leerlo.
Para rezarlo.
FRANCISCO Jos~ FERNÁNDEZ DE LA CIGOl Pedro Alonso Álvarez: LOS ABADES
DEL MONASTERIO DE CARRACEDO 990-1835
e•,
Un sacerdote de la diócesis de Astorga, Pedro Alonso Álva­
rez, recogiendo el testimonio manuscrito de un antecesor, nos
presenta este abadologio del hermoso monasterio berciano de
Carracedo, con
algún añadido más que excede la mera relación
biográfica de los abades de aquel cenobio.
Yo, que tantas veces me he manifestado contra el localis1no
en la historia, no tengo inconveniente en reconocer que en
ocasiones puede ser de utilidad. Y esta es una de ellas. El mo­
nacato fue una importantísima institución eclesial, con cumbres
de santidad imperecederas -también con periodos lamenta­
bles-, y, a la vez, fue foco extraordinario de cultura y de arte.
Aquella desgracia nacional, mucho más destructiva
que varias
guerras, que fue desamortización, convirtió en ruinas y soleda­
des lo que antes era vida, Iglesia y belleza. Todo lo que sea
conocer 1nejor el 1nonacato será conocer 1nejor nuestra Iglesia
. y nuestra historia.
(*) Ayuntamiento de Ponferrada, León, 2003, 207 págs.
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Fundaci\363n Speiro

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Casi la totalidad del libro se refiere a rmos siglos de los que
yo no suelo hablar, pues no son los que conozco. Tiene buen
aspecto pero no diré más sobre ello. La relación de los abades de
la época en la que me muevo, cerrada manu militan en 1835,
contiene datos intereses y narra hechos más interesante todavía.
Por lo que cabe, extrapolando, pensar lo mismo de los años
medievales
y de la primera parte de los modernos.
Bastantes fotografías, generalmente
de buena calidad y algun
plano y reconstrucción del monasterio nos permiten conocer lo
que queda y lamentar lo muchísimo que se perdió.
El libro tiene una breve presentación del alcalde de Ponfe­
rrada, ciudad
que ha patrocinado la edición y rm prólogo, no
mucho más largo, de Miguel Ángel González García, "Historiador.
Del
l. de Estudios Bercianos". Ya en alguna ocasión le hemos
m.enciona_do en estas recensiones. Y nos lo estainos encontrando
en numerosísimos artículos, de historia eclesiástica o de historia
del arte, en las más variadas publicaciones. De incansable pluma,
de ingentes saberes pese a su juventud es, sin duda alguna, el
continuador de aquella egregia figura eclesial de la diócesis astu­
ricense que fue
don Augusto Quintana. Aunque, los años no
pasan en balde por la historia, con \Ul sentido mucho más críti­
co y más moderno. Actualmente canónigo archivero de la cate­
dral de Orense y delegado
de Patrimonio de aquella diócesis tan
rica
en arte, creo que el obispado auriense puede sentirse afor­
tunado
con el traslado a la misma de este joven sacerdote. Va a
ser una segunda edición, corregida y aumentada, de aquella ins­
titt1ción orensana que fue el bene1nérito sacerdote nacido tatn­
bién en la diócesis asturicense, don Marcelo Macías. Las dos su­
cintas páginas que comentamos son una espléndida exposición
del estado de la cuestión carracediana. No se podía decir más.
Libro,
por todo lo dicho, muy digno, que no dudamos en
recomendar a quienes estén interesados por estos trabajos sobre
el 1nonacato.
FRANCISCO JOSÉ Fl!RNÁNDEZ DE LA C!GO~A
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