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Número 429-430

Serie XLII

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José Reyes Reyes y Mario Gómez de Pablo

INMEMORIAM
JOSÉ REYES REYES
y MARIO GÓMEZ DE PABLO
Los amigos de la Ciudad Católica de España han tenido en la
capital
de una de las provincias canarias, Santa Cruz de Santiago
de Tenerife, la célula más antigua, junto a la de Madrid,
que
durante más de treinta años, ininterrumpidamente, desarrolló sus
actividades
de estudio de la doctrina social de la Iglesia. Fueron,
por tanto, varias las generaciones de jóvenes que1 en número ele­
vado, se fonnaron en las reuniones semanales de los jueves que
se celebraban de. acuerdo con las prácticas de esta sociedad .. No
hubo tema que no se tratara con la merecida atención y ampli­
tud. Eran sus miembros, en su 1nayoria, militares entre los que
dejó profunda huella el hoy retirado general de Infanteria Alfredo
Mufüz
Vega.
En estos últimos meses hemos de lamentar la pérdida de dos
amigos cuya constancia fue la razón
de la larga vida de esta célu­
la. José Reyes Reyes generosamente ofreció su casa durante todo
este tiempo, sin que sus catorce hijos supusieran dificultad algu­
na para
el tranquilo. desan·ollo de-las sesiones e incluso para re­
cibir en aquella a Juan Vallet de Goytisolo que deleitó a sus
1nuchos asistentes ·Con una todavía recordada conferencia. Militar
artillero se retiró del ejército para dedicarse al mundo de la cons­
trucción. Murió
en la paz del Señor, a los ochenta y seis años de
edad, en el pasado mes de abril.
Más conocido en Machid el también artillero, coronel h. Ma­
rio Gómez de Pablo, que tanto añoraba en sus últimos años de
vida los Congresos de La Ciudad Católica a los que asistió pun­
tualmente, mientras la salud
se lo permitió. Cargado volvía de los
mis1nos con las cintas magnetofó_nicas que recogían todas las
conferencias, algunas de las cuales presidia, para volverlas a
escuchar
y co1nentar en las reuniones de la célula· con el resto de
Verbo, núm. 429-430 (2004), 743-756. 743
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amigos. Solía acompañarse de su hijo, hoy sacerdote Defensor
del Vínculo
de la Dióce.sís de Tenerife Luis Joaquín Gómez
Jaubert, benjamín de aquellos Congresos junto a Miguel Ayuso,
y,
que con jóvenes universitarios, estudiantes, licenciados y docto­
randos, entre los que me encuentro, se propone reiniciar el fun­
cionamiento de esta célula como homenaje a los que tanto tiem­
po fueron sus 1nantenedores. Este hombre sabio, en su hutnilde
silencio, supo con sus breve_s y ce1teros comentarios adoctrinar a
los que con atención le escucharon. De procedencia falangista,
fue Secretario Administrativo del
SEU antes del Alzamiento Nacio­
nal
en Valladolid, su ciudad natal, donde cursó la carrera de
Comercio y
en la que casi pierde la vida a manos de las milicias
del
PSOE, que sí pudieron asesinar, en Toledo, a su hermano
Fray Félix
de la Virgen del Carmen, C. D., en proceso de beatifi­
cación. En los dos prin1eros años de la Guerra de Liberación,
seda Jefe del Sindicato de la Escuela Profesional de Comercio y
Secretario Provincial provisional del
SEU hasta que se incorpora,
en Granada, a la Academia de Alféreces provisionales para entrar
en batalla. Finalizada la Cruzada se trasladó a las Islas Canarias
donde desarrolló toda su vida familiar y profesionaL Tras
una
larga enfermedad, llevada con la santidad que le caracterizaba,
que fue precedida de otras anteriores
en alguna de las cuales fue
hospitalizado
en Madrid, recibiendo las visitas de Juan Vallet y de
Rafael Gambra a los que tanto admiró. Solía relatar el regreso de
uno de lo~ congresos celebrados en Barcelona, en el que el auto,
creo que conducido por Rafael Gambra o por un tercer amigo,
camino a la
Villa y Corte, colisionó con un animal continuando
el resto del viaje tranquilamente sentados los tres hablando
de
sus amores, Dios y España, en el mis1no auto que a'rrastraba la
grua. Descansó en el Señor, un sábado con la protección de la
Virgen María a la que se enco1nendó y a la que tantos encomen­
dó, el 12 de junio a los ochenta y cinco años de edad. Celebró la
Santa Misa exequial
su hijo, con alrededor de setenta sacerdotes.
Predicó otro amigo también
de la Ciudad Católica, el Rvdo. Julio
Ribo!
que destacó en sus palabras toda la doctrina tradicional de
la Iglesia sobre la muerte y la resurrección y, avisando que no
queda realizar un panegírico sobre el difunto por otra parte muy
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merecido, recordó brevemente las obras sociales y de caridad
que
habia realizado, su formación en la doctrina social de la
Iglesia y la
pena que le producía morir contemplando el deterio­
ro moral.
de España. Cubierto el féretro con la bandera nacional
fue recibido y despedido con el saludo militar
por todos los jefes,
oficiales y suboficiales que acudieron a las exequias.
Destacar de estos dos amigos de la Ciudad católica, José Reyes
y
Mario· Gómez de Pablo, no sólo su amor a la Doctrina social de
la Iglesia, sino también la práctica constante de la Caridad. Junto a
Alfredo Muñiz, fueron los tres sostenedores
de las Conferencias de
San Vicente de Paúl,
durante decenas de años. Los tres, cabezas de
familias numerosas, demostrarOn cómo la caridad la entienden 1ne­
jor los que han sido generosos en todas las dimensiones de la vida.
CARLOS. GREGORIO HERNÁNDEZ
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