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Número 431-432

Serie XLIII

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José Luis Mesa: Los moros de la guerra civil española

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
José Luis Mesa: LOS MOROS DE LA GUERRA
CIVIL ESPAÑOLA,.,
La obra, escrita desde la simpatía a los moros que participa­
ron
en la Guerra Civil, trata de resaltar tanto su peso numérico
como
la calidad de las tropas con componentes mahometanos y
analizar las razones
que impulsaron a un número tan elevado a
alistarse
en las filas nacionales .
. Entre las aportaciones de la obra a la clarificación de esa
intervención, destaca la constatación de que las tropas
en África
eran consideradas como españolas por el propio Gobierno de la
II República, cuando Azaña las movilizó y ordenó su pase a la
Península sin ningún complejo el 10 de agosto de 1932 con moti­
vo de
la sublevación del General Sanjurjo, lo mismo que ocurrió
· con Gil Robles en octubre de 1934 para reprimir la Revolución
que organizó la izquierda junto
con los separatistas cuando per­
dieron las elecciones.
No menor es la contribución a
aclarar.las razones que fomen­
taron el alistamiento para
la causa nacional de los musulmanes y
que cie1támente no se pueden simplificar reduciéndola a una,
sino que confluyen varias, entre las que desde luego destaca una
soldada de 5,25 ptas./día. Sin embargo no fue esa la razón más
itn11ortante ·ya qué de ser ásí __ se hubieran alistado en la Legión,
en donde percibían 7 ptas./día,dfra a su vez muy alejada de la
magnífica soldada que recibían
en el ejército del Frente Popular
desde su inicio, incluso
.los soldados de reemplazo a los que se
pagaba 10 ptas./día, más del triple
que un jornalero de la época
y 10 veces más que los soldados del Ejército Nacional en la
tnisma situación.
Otra de las razones aducidas es la del odio a la religión en
las filas del Frente Popular, circunstancia esta cuya importancia
he podido constatar yo mismo.
al comprobar el profundo des­
precio que los moros sentían
por los no creyentes en los años 50.
También se aduce con sobrada razón que los bombardeos indis-
(') Editorial Actas; Madrid 2004, 287 págs.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
criminados sobre la población civil realizados por la aviación del
Frente Popular, con la pretensión de provocar una sublevación,
se convirtieron
en una ola de indignación contra le Gobierno de
Madrid que los
habla ordenado.
Yo añadiifa otras circunstancias que contribuyeron' al éxito de
los alistamientos y
que han sido insuficientemente subrayados,
como
son la confianza que habían sabido granjearse los oficiales
de Regulares,
la lealtad que inspiraban las unidades y sus jefes,
el convencimiento de que luchaban
por la justicia, la fe en la vic­
toria, ...
En cuanto al tan debatido tema de la cuantificación de los
efectivos mahometanos, echo.
en falta una mayor precisión o al
menos una 1nayor sistematización, a pesar del detalle de las uni­
dades y su participación en diversos frentes.
En la página
209, se menciona el informe del Deuxieme
Bureau
francés, sobre las tropas de origen mahometano que
hablan pasado a la Península hasta primeros de 1937 y que cifra
en un total de 31.440 hombres, incluyendo 5.240 de refuerzo,
encuadrados
en 50 tabores y 25 escuadrones, además de unos
18.000 reclutas que permanecen en Marruecos y cuya cifra el
autor considera próxima a la realidad.
Y
en la página 113, en la que se enumeran.las unidades indí­
genas en el momento de la batalla del Ebro, en 1938, se da la
cifra
en 66 tabores, más algunas unidades de caballería, lo que
elevaría la cifra a unos
38.000 hombres incluyendo las reposicio­
nes
de bajas.
En la página
48, se dice que el número de europeos por tabor
es de
200 a 250, lo que representa aproximadamente el 50% de
los efe~tivos. Es decir si considera1nos que co1no máxitno eran
mahometanos el 60% _de los efectivos, nos daría una cifra en la
Península de menos de
20.000 musulmanes a los que habría que
sumar otros tantos
en África, más lo que hubieran sido bajas en
combate. Aun esa cifra estimada de unos 45.000-50.000 maho­
tnetanos, de los que rotando entrarían en combate como máximo
un 75%, me parece excesiva1uente elevada para una población
que no llegaba a los 900.000 habitantes, pues daría unos porcen­
tajes
no demasiados alejados de los que resultan de la suma de
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INFOKMAGJÓN BIBLIOGIIÁFIGA
voluntarios y movilizados forzosos en Navarra o Castilla o los de
las potencias beligerantes en la II Guerra Mundial. Semejantes ci­
fras de alistamientos solo son explicables considerando que más
del
10% de los· efectivos serían alistados procedentes del Africa
francesa, pero además no debe perderse de vista que el alista­
miento
en el Marruecos francés -que se consideraba el extran­
jero,
en este caso una Francia gobernada por un Frente Popular
hermanado con el
español-· presentaba serias dificultades.
Estas cifras, alejadas
de los 60.000 o no digamos 100.000 que
se barajan a veces, no le quitan mérito alguno. a la intervención
de moros en la guerra civil, al contrario la agigantan ante los
asombrosos resultados de las 4 escuálidas columnas mixtas
de
regulares y legionarios que llegaron a Madrid después de librar
tres importantes batallas
en Badajoz, Talavera y Toledo y en un
avance ininterrumpido de casi 600 kilómetros de marchas, que
las habfa reducido a los efectivos de poco más de cuatro regi­
mientos de infantería. A esto habría
que añadir la intervención de
algunos tabores, casi en cuadro, en. Asturi3.s, Andalucía, Aragón y
Extremadura.
A
mi juicio las cifras que se consideran admisibles de 60.000
ó 65.000 hombres como participantes
en la Guerra, se basan no
solamente en los mahometanos y en el personal europeo alista­
do
en el Tercio o en unidades de tegulares -unos 20.000-sino
también el de moviHzados y alistados
en África entre la población
española de unos 150.000 habitantes y que podría alcanzar unos
12.000. Ello nos daría
una cifra total de unos 75.000 hombres pro­
cedentes de
Africa, incluyendo los que se quedaron como guar­
nición de los territorios africanos.
Hasta ahora las cifras barajadas de entre 80.000 y 90.000 hom­
bres
en total, mahometanos y ctistianos, que pasaron dé Africa a
la Peninsula a lo largo de toda la guerra, se basan
en estimacio­
nes indirectas como
la que aparece en la obra de Ricardo de la
Cierva sobra
la Guerra civil y que acepta como número de per­
sonas trasportadas
por mar los cálculos de Kindelán o Salas
Larrazabal, pero
no aclara si cada una de las personas transpor­
tadas pasaron el estrecho
una o cinco veces después de disfrutar
un per1niso, o si todos eran soldados, etc.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
El precisar las cifras y realizar un resumen en un apéndice,
creo
que está fácilmente al alcance del autor que espero realice
un pequeño esfuerz_o en una segunda edición corregida, en el que
se fije una horquilla del número de mahometanos encuadrados en
unidades españolas y el de los que permanecieron en África .
.ANfoNio DE MENDOZA CASAS
Fernando Cuen Barragán: LA CREACIÓN DE LA VIDA,., .
. UNA NUEVA VISIÓN COSMOLÓGICA .
La_ obra, edita.da en México·, refleja una cosmovisión cristiana,
y a partir de ella plantea su hipótesis creacionista utilizando
hábilmente la ciencia
en su estado actuaLy la filosofía y teología
to1nistas íntitna1nente entrelazadas. Sitnultáneamente, y de 1nane­
ra sistemática1 desmonta todo el andamiaje evolucionista, prime­
ro en su versión darwiniana y después en la actual neodarwinia­
na, dejándola maltrecha
en sus planteamientos más recientes.
Debo confesar que
1ne-acerqué a esta obra con poco entu­
siasmo pensando
que se trataba de un enfoque ideológico del
tema, sobre el que
he leido bastante y convencido de que la teo-.
ria de la evolución era la hipótesis ci,mtifica más fundada y que
mejor explicaba el cosmos y la naturaleza.
Por otra parte, desde
el punto de vista. de la fe, la teoría de
la evolución no 1ne suscitaba ninguna inquietud, puesto que
estoy convencido de las infinitas capacidades de creación de
Dios.
Es indiferente el medio que ha querido utilizar tanto en las
creaciOnes que conoce1nos por_ los sentidos, por la fe o aquellas
que puedan existir aunque hasta ahora sean para nosotros des­
conocidas. Por los · sentidos
no conocemos más que nuestro
Cosmos con en las dimensiones del tie1npo y el espacio. Por· la
fe sabemos del Cielo con los ángeles y los santos ante la mani-
("') Editorial Porrúa, l.ª _ed.; México, 2003; 364 págs. (Pueden realizarse pedi­
dos en Martínez de Murguia, Valverdé, 32 ·-Madrid).
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