Índice de contenidos
Número 431-432
Serie XLIII
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
¿Qué constitución para qué Europa?
-
El nuevo derecho, el nuevo orden mundial y la revolución cultural
-
San Agustín y la degradación moral del mundo tardorromano: Enseñanzas para el tiempo presente
-
El beato Pere Tarrés i Claret y las páginas finales de su Diario de guerra
-
Antiacadémicos y malditos (Un libro de Pedro Pablo Ottonello)
-
Coincidencias cronológicas
-
-
Información bibliográfica
-
Julián Vara Martín: Un episodio en la historia de España. La lealtad de los católicos al poder
-
José Luis Mesa: Los moros de la guerra civil española
-
Fernando Cuen Barragán: La creación de la vida. Una nueva visión cosmológica
-
Martín Ignacio de Loyola: Viaje alrededor del mundo (Edición de José Ignacio Tellechea Idígoras)
-
Pío Moa: Los crímenes de la guerra civil y otras polémicas
-
Autores
2005
Pío Moa: Los crímenes de la guerra civil y otras polémicas
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Paradójicamente, la zona de influencia portuguesa nacida en
el tratado de Tordesillas fue protegida por la unión de los dos rei
nos y
con el sacrificio castellano, sin cuyo concurso les hubiera
sido imposible conse1varla tal como acab.ó ocurriendo
poco des
pués al ser desplazados de Oriente e incluso de África por holan
deses, ingleses y franceses,
pero no por los castellanos-españoles.
En definitiva
un libro interesante para quien quiera conocer
esa época bebiendo
en las fuentes.
ANTONIO DE MENDOZA CASAS
Pío Moa: LOS CRÍMENES DE LA GUERRA CIVIL
Y OTRAS POLÉMICAS<"J
La última oleada de historiadores la II República y la Guerra
Civil es sumamente pobre, y de algunos, dada la ignorancia que
demuestran, asombra
que logren publicar su obra. De esta últi
ma hornada se salva como verdadero y estimable historiador Pío
Moa,
que sufre una virulenta persecución de los cultivadores del
seCtarismo.
No deja de ser curioso que un antiguo dirigente del GRAPO
se haya convertido en uno de los historiadores más interesantes
de
la España del siglo xx. No comprendo por qué Pío Moa sus
cita <;i_erta Suspicacia incl11so en personas_ ecuánitnes que, abru
madas por la propaganda, han llegado a creer que existió cierto
equilibrio
en los desmanes cometidos en uno y otro bando
durante la Guerra Civil.
Que la guerra civil comenzó su primera fase en octubre de
1934, parece que quedan pocas dudas, pero considero que en
cambio en lo que respecta a su finalización resulta menos claro,
puesto que aunque se de
cómo fecha convencional el 1 de abril
de
1939, el período considerado como de represión de la pos
guerra hasta
1950, se puede considerar como su continuación.
(") La Estera de los Libros, 4." ed., Madrid, 2004, 286 págs.
164
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Las persistentes presiones, por pa1te del Gobierno del Frente
Popular
en el exilio, para una intervención directa de los Aliados
hasta
1943, primero de Inglaterra y después de EEUU a partir del
desémbarco en Marruecos; la invasión directa, apoyada por
Francia, de los llamados "maquis" desde 1944 a 1947 y su conti
nuación con actos de bandidaje y terrorismo de cierta intensidad
hasta
1950 y apoyados por la retirada de embajadores en 1947 y
el consigtliente aislamiento y bloqueo, for1nan parte de la Guerra
Civil que se podria denominar de baja intensidad.
Personahnente me parece que el autor, a pesar de todo, conti
núa mentahnente en una izquierda idealista muy alejada de los inte
grados
en la izquierda arribista, que a menudo han militado igual
mente
en una derecha también arribista, lo que le obliga a realizar
un gran esfuerzo por ser ecuánime. Esta actin1d, es tanto más esti
mable por lo raro, pues
en ciertos sectores de izquierda ----<;,Xcep
ción hecha quizás de los anarquistas--- a un historiador se le exige
que sea sectario y
no se le perdona la honradez consigo mismo.
En cuanto a su benévola 1nirada sobre algunos desmanes de
la izquierda se debe probablemente _al hecho de haber pasado
personalmente
por una situación parecida duránte su pertenen
cia
al GRAPO, como relata en su obra En otro tiempo y en otro
Jugar, cuando el mismo dirigfa durante los años 60 y 70 acciones
terroristas después
de haber pasado en su adolescencia por un
proceso de intoxicación que convertía esas acciones no sólé:J en
aceptables sino incluso en aureoladas de heroísmo.
Durante
la transición, dirigentes de izquierda confesaban que
los asesinatos cometidos por ETA en los años 60 y 70 eran de
buen tono celebrarlos en ciertos ambientes de izquierda y sobre
todo
en los de la gauche divine, y en alguna ocasión, para mi
vergüenza, fui testigo del tono elogioso empleado para calificar
los asesinatos de
ETA o el GRAPO; esa misma izquierda que, bas
tante cón1odatnente instalada en el régitnen anterior1 acabó for-
1nando la izquierda actual y que, al menos en lo económico,
parece más bien defender lo que entonces se llamaba el capita
lismo salv;ye.
En la introducción (pág. 25), Pío Moa relata el inútil intento
por lograr qué le publicaran una carta de réplica a un artículo de
165
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Santos Juliá en EJPafs, lleno de descalificaciones al autor por su
obra Los mitos de la guerra Civil. Pío Moa dice, en su carta de
réplica, que utiliza entre otros los archivos de la "Fundaci!in Pablo
Iglesias", lo que me llevó a recordar la introducción de
El archi
piélago Gulag, en el que Solschenizyn dice que en lo que relata
no hay nada imaginario y que además de su experiencia, apor
tan datos inesti1nables, pese a su deseos, personajes como los fis
cales generales Krylenko y su sucesor Vichinski, además de
Averbaj, Máximo Gorki, etc.
Más adelante el autor se defiende
de la critica difundida en
medios historiográficos de la derecha, según los cuales sus libros
"no dicen nada nuevo" y su cofltenido "ya lo sabían los historia
dores". Contra estas afirmaciones, que en alguna medida he lle
gado_ a compa1tir, enu1nera una serie de aportaciones que el
mis1no califica de modestas, pues, cotno en casi todo "avanzamos
a hombros de gigantes",
Con gusto rectifico nli anterior infrá.valoración, reconociendo
que sus aportaciones son estimables en muchos campos, en1pe
zando por los de la propia Introducción, al reflejar para la Histo
ria de España una situación actual de silenciamiento, descalifica
ción e incluso de persecución, de todos aquellos historiadores
que quieren reflejar la verdad objetiva.
Sin estos testimonios
sobre el
silenciainiento que sufren muchos intelectuales por parte
de los inedias de comunicación, incluidos los edito1iales, y que
forman un cuasi monopolio en torno a PRISA, parecerla en el
futuro que hemos vivido
en es.ta época una situación de 'idílica
libertad.
Es verdad que, como dice Stanley Payne, las aportaciones
actuales a la historia de la República y la Guerra Civil
son modes
tas,
pero dentro de estas destaca la de Pio Moa, no ya por los
nuevos documentos desvelados, sino
por el enfoque de una
izquierda vista desde dentro durante la República, la guerra y la
posguerra y desprovista del maquillaje o censura a
la que le
somete el sectarismo de
un militante. Por otra parte, además de
la acu1nulación de n1ateriales o datos, ordena ese ron1pecabezas,
estudia la concatenación de los hechos y su peso específico e
interpreta
la toma de decisiones de los actores.
166
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Corno deáa, me parece que Pío Moa hace un sincero esfuer
zo
por comprender lo que pudiéramos llamar pudorosarnente
desmanes de la izquierda, atribuyéndolos
en parte a una labor de
azuzamiento de
las. masas hasta la exasperación, realizada por
dirigentes con cierto bagaje intelectual corno Azaña, Negrin o
Largo Caballero,
por no nombrar a comunistas corno Carrillo ya
que éstos además de su labor corno instigadores no tuvieron
inconveniente involucrase directamente
en los asesinatos ( cfr.
Carrillo miente, de Ricardo de la Cierva).
Pío Moa tiene la ventaja de contrastar
cada hecho, y no pocas
veces aporta testimonios y perspectivas inéditos, fruto de su tra
yectoria vital que le hace ver
con ojos nuevos determinados
hechos
que frecuentemente nos. han pasadá desapercibidos a los
que nos hemos interesado
por este periodo de nuestra historia.
Ya en el primer. capitulo, significativamente titulado "Repú
blica: democracia y Guerra Civil", aparece
una afirmación en la
página
41, que no recuerdo haber leído anteriormente y que no
por ser c;ierta resul.ta 1nenos chocante: "Franco respetó 1nás que
Azaña la legalidad republicana en 1931, en 1932 con la intento
na de Sanjurjo,
en 1934 con la Revolución de Octubre. Si los líde
res hubieran mostrado el ntlsmo respeto, la· guerra no se habría
producido ... ". Por mi parte, cuando leo algo sobre la Revolución
de Octubre
en 1934, siempre me pregunto sobre la razón que
pudo impulsar a Franco a no tomar las riendas en esa ocasión
cuando tenía casi todos los_ resortes en sus manos y la posibili
dad de hacerlo de una manera íncruenta y revestida de legalidad.
Después de desmontar la idílica in1agen
de Azaña con la que
se le retrata actualmente, en el capítulo "Negrin no acaba de
pasar a la Historia", hace otro tanto con
Negrin cuya actuación
1nás que torpe, presenta con10 repulsiva. Una interpretación ori
ginal, es la de la pérdida de independencia del Gobiemo del
Frente Popular y
con él la II República, con la entrega a la URSS
de las reservas españolas de oro Qas 4.' del mundo por su cuan
tía), acumuladas durante .la Dictadura de Primo de Rivera.
Si bien el trata1niento de algunos episodios de la guerra civil
resulta chocante en estos tiempos., simplemente por acercarse a
lo que es un relato histórico, lo que resulta una aportación a mi
167
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
juicio más original es el último capitulo titulado "El coletazo de
la guerra civil".
Interesante por la datos y testimonios personales sobre la
época y los hechos que vivió como uno de los escasos protago
nistas de la oposición
al régimen de Franco en los años 60 y 70.
Interesante esa historia reciente bajo la óptica de la oposición
radical, las agudas observaciones sobre la mentalidad
que inspi
raba la ideología de la minúscula oposición de izquierdas al régi
men de Franco cuya columna vertebral era el PCE junto con sus
· numerosas heterodoxias que iban desde Stalinismo y el 1naoísn10
al troskismo y que inspiraban a grupos como el GRAPO o ETA.
Interesante y reveladora, por sorprendente que pueda resul
tar, la descripción de cómo se trataba de conciliar la contradic
ción de una propaganda
que defendia la democracia y la libertad
con la aspiración a
una dictadura totalitaria del tipo de la sovié
tica
o la china ("Los modelos admirados por la oposición, eran
los de Castro, Mao, Breshnief, incomparablemente peores que el
franquismo"). Es más, no pocos redutas de estas ideologías pro
cedían
cte desengañados del féghnen, ·no por su carácter autori
tario, sino paradójicafuente · por no ser totalitario.
Interesante porque va contra corriente haciendo
un estudio
comparado de los historiadores de diversas tendencias poniendo
el acento
en los datos, contrastándolos y poniéndolos en parale
lo con los juicios de valor.
Los datos son tan impertinentes que
el resultado es demoledor, poniendo
en ridiculo a algunos que
pretenden pasar por historiadores cuando no son más que reco
piladores de panfletos de propaganda,
de ahí la aversión que
sienten
por los datos ciertos sectores, aunque estos datos pro
vengan de los archivos de Moscú o de los de la
II República.
La visión de la posgueffa··y la transición, se complementa con
el relato del acoso, combinado con el silencio, sufrido como escri
tor y como historiador por
los. llamados medios de comunicación
libres, de los
que no es el único ejemplo El País y su entorno.
ANTONIO DE MENDOZA CAsAs
168
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Paradójicamente, la zona de influencia portuguesa nacida en
el tratado de Tordesillas fue protegida por la unión de los dos rei
nos y
con el sacrificio castellano, sin cuyo concurso les hubiera
sido imposible conse1varla tal como acab.ó ocurriendo
poco des
pués al ser desplazados de Oriente e incluso de África por holan
deses, ingleses y franceses,
pero no por los castellanos-españoles.
En definitiva
un libro interesante para quien quiera conocer
esa época bebiendo
en las fuentes.
ANTONIO DE MENDOZA CASAS
Pío Moa: LOS CRÍMENES DE LA GUERRA CIVIL
Y OTRAS POLÉMICAS<"J
La última oleada de historiadores la II República y la Guerra
Civil es sumamente pobre, y de algunos, dada la ignorancia que
demuestran, asombra
que logren publicar su obra. De esta últi
ma hornada se salva como verdadero y estimable historiador Pío
Moa,
que sufre una virulenta persecución de los cultivadores del
seCtarismo.
No deja de ser curioso que un antiguo dirigente del GRAPO
se haya convertido en uno de los historiadores más interesantes
de
la España del siglo xx. No comprendo por qué Pío Moa sus
cita <;i_erta Suspicacia incl11so en personas_ ecuánitnes que, abru
madas por la propaganda, han llegado a creer que existió cierto
equilibrio
en los desmanes cometidos en uno y otro bando
durante la Guerra Civil.
Que la guerra civil comenzó su primera fase en octubre de
1934, parece que quedan pocas dudas, pero considero que en
cambio en lo que respecta a su finalización resulta menos claro,
puesto que aunque se de
cómo fecha convencional el 1 de abril
de
1939, el período considerado como de represión de la pos
guerra hasta
1950, se puede considerar como su continuación.
(") La Estera de los Libros, 4." ed., Madrid, 2004, 286 págs.
164
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Las persistentes presiones, por pa1te del Gobierno del Frente
Popular
en el exilio, para una intervención directa de los Aliados
hasta
1943, primero de Inglaterra y después de EEUU a partir del
desémbarco en Marruecos; la invasión directa, apoyada por
Francia, de los llamados "maquis" desde 1944 a 1947 y su conti
nuación con actos de bandidaje y terrorismo de cierta intensidad
hasta
1950 y apoyados por la retirada de embajadores en 1947 y
el consigtliente aislamiento y bloqueo, for1nan parte de la Guerra
Civil que se podria denominar de baja intensidad.
Personahnente me parece que el autor, a pesar de todo, conti
núa mentahnente en una izquierda idealista muy alejada de los inte
grados
en la izquierda arribista, que a menudo han militado igual
mente
en una derecha también arribista, lo que le obliga a realizar
un gran esfuerzo por ser ecuánime. Esta actin1d, es tanto más esti
mable por lo raro, pues
en ciertos sectores de izquierda ----<;,Xcep
ción hecha quizás de los anarquistas--- a un historiador se le exige
que sea sectario y
no se le perdona la honradez consigo mismo.
En cuanto a su benévola 1nirada sobre algunos desmanes de
la izquierda se debe probablemente _al hecho de haber pasado
personalmente
por una situación parecida duránte su pertenen
cia
al GRAPO, como relata en su obra En otro tiempo y en otro
Jugar, cuando el mismo dirigfa durante los años 60 y 70 acciones
terroristas después
de haber pasado en su adolescencia por un
proceso de intoxicación que convertía esas acciones no sólé:J en
aceptables sino incluso en aureoladas de heroísmo.
Durante
la transición, dirigentes de izquierda confesaban que
los asesinatos cometidos por ETA en los años 60 y 70 eran de
buen tono celebrarlos en ciertos ambientes de izquierda y sobre
todo
en los de la gauche divine, y en alguna ocasión, para mi
vergüenza, fui testigo del tono elogioso empleado para calificar
los asesinatos de
ETA o el GRAPO; esa misma izquierda que, bas
tante cón1odatnente instalada en el régitnen anterior1 acabó for-
1nando la izquierda actual y que, al menos en lo económico,
parece más bien defender lo que entonces se llamaba el capita
lismo salv;ye.
En la introducción (pág. 25), Pío Moa relata el inútil intento
por lograr qué le publicaran una carta de réplica a un artículo de
165
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Santos Juliá en EJPafs, lleno de descalificaciones al autor por su
obra Los mitos de la guerra Civil. Pío Moa dice, en su carta de
réplica, que utiliza entre otros los archivos de la "Fundaci!in Pablo
Iglesias", lo que me llevó a recordar la introducción de
El archi
piélago Gulag, en el que Solschenizyn dice que en lo que relata
no hay nada imaginario y que además de su experiencia, apor
tan datos inesti1nables, pese a su deseos, personajes como los fis
cales generales Krylenko y su sucesor Vichinski, además de
Averbaj, Máximo Gorki, etc.
Más adelante el autor se defiende
de la critica difundida en
medios historiográficos de la derecha, según los cuales sus libros
"no dicen nada nuevo" y su cofltenido "ya lo sabían los historia
dores". Contra estas afirmaciones, que en alguna medida he lle
gado_ a compa1tir, enu1nera una serie de aportaciones que el
mis1no califica de modestas, pues, cotno en casi todo "avanzamos
a hombros de gigantes",
Con gusto rectifico nli anterior infrá.valoración, reconociendo
que sus aportaciones son estimables en muchos campos, en1pe
zando por los de la propia Introducción, al reflejar para la Histo
ria de España una situación actual de silenciamiento, descalifica
ción e incluso de persecución, de todos aquellos historiadores
que quieren reflejar la verdad objetiva.
Sin estos testimonios
sobre el
silenciainiento que sufren muchos intelectuales por parte
de los inedias de comunicación, incluidos los edito1iales, y que
forman un cuasi monopolio en torno a PRISA, parecerla en el
futuro que hemos vivido
en es.ta época una situación de 'idílica
libertad.
Es verdad que, como dice Stanley Payne, las aportaciones
actuales a la historia de la República y la Guerra Civil
son modes
tas,
pero dentro de estas destaca la de Pio Moa, no ya por los
nuevos documentos desvelados, sino
por el enfoque de una
izquierda vista desde dentro durante la República, la guerra y la
posguerra y desprovista del maquillaje o censura a
la que le
somete el sectarismo de
un militante. Por otra parte, además de
la acu1nulación de n1ateriales o datos, ordena ese ron1pecabezas,
estudia la concatenación de los hechos y su peso específico e
interpreta
la toma de decisiones de los actores.
166
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Corno deáa, me parece que Pío Moa hace un sincero esfuer
zo
por comprender lo que pudiéramos llamar pudorosarnente
desmanes de la izquierda, atribuyéndolos
en parte a una labor de
azuzamiento de
las. masas hasta la exasperación, realizada por
dirigentes con cierto bagaje intelectual corno Azaña, Negrin o
Largo Caballero,
por no nombrar a comunistas corno Carrillo ya
que éstos además de su labor corno instigadores no tuvieron
inconveniente involucrase directamente
en los asesinatos ( cfr.
Carrillo miente, de Ricardo de la Cierva).
Pío Moa tiene la ventaja de contrastar
cada hecho, y no pocas
veces aporta testimonios y perspectivas inéditos, fruto de su tra
yectoria vital que le hace ver
con ojos nuevos determinados
hechos
que frecuentemente nos. han pasadá desapercibidos a los
que nos hemos interesado
por este periodo de nuestra historia.
Ya en el primer. capitulo, significativamente titulado "Repú
blica: democracia y Guerra Civil", aparece
una afirmación en la
página
41, que no recuerdo haber leído anteriormente y que no
por ser c;ierta resul.ta 1nenos chocante: "Franco respetó 1nás que
Azaña la legalidad republicana en 1931, en 1932 con la intento
na de Sanjurjo,
en 1934 con la Revolución de Octubre. Si los líde
res hubieran mostrado el ntlsmo respeto, la· guerra no se habría
producido ... ". Por mi parte, cuando leo algo sobre la Revolución
de Octubre
en 1934, siempre me pregunto sobre la razón que
pudo impulsar a Franco a no tomar las riendas en esa ocasión
cuando tenía casi todos los_ resortes en sus manos y la posibili
dad de hacerlo de una manera íncruenta y revestida de legalidad.
Después de desmontar la idílica in1agen
de Azaña con la que
se le retrata actualmente, en el capítulo "Negrin no acaba de
pasar a la Historia", hace otro tanto con
Negrin cuya actuación
1nás que torpe, presenta con10 repulsiva. Una interpretación ori
ginal, es la de la pérdida de independencia del Gobiemo del
Frente Popular y
con él la II República, con la entrega a la URSS
de las reservas españolas de oro Qas 4.' del mundo por su cuan
tía), acumuladas durante .la Dictadura de Primo de Rivera.
Si bien el trata1niento de algunos episodios de la guerra civil
resulta chocante en estos tiempos., simplemente por acercarse a
lo que es un relato histórico, lo que resulta una aportación a mi
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
juicio más original es el último capitulo titulado "El coletazo de
la guerra civil".
Interesante por la datos y testimonios personales sobre la
época y los hechos que vivió como uno de los escasos protago
nistas de la oposición
al régimen de Franco en los años 60 y 70.
Interesante esa historia reciente bajo la óptica de la oposición
radical, las agudas observaciones sobre la mentalidad
que inspi
raba la ideología de la minúscula oposición de izquierdas al régi
men de Franco cuya columna vertebral era el PCE junto con sus
· numerosas heterodoxias que iban desde Stalinismo y el 1naoísn10
al troskismo y que inspiraban a grupos como el GRAPO o ETA.
Interesante y reveladora, por sorprendente que pueda resul
tar, la descripción de cómo se trataba de conciliar la contradic
ción de una propaganda
que defendia la democracia y la libertad
con la aspiración a
una dictadura totalitaria del tipo de la sovié
tica
o la china ("Los modelos admirados por la oposición, eran
los de Castro, Mao, Breshnief, incomparablemente peores que el
franquismo"). Es más, no pocos redutas de estas ideologías pro
cedían
cte desengañados del féghnen, ·no por su carácter autori
tario, sino paradójicafuente · por no ser totalitario.
Interesante porque va contra corriente haciendo
un estudio
comparado de los historiadores de diversas tendencias poniendo
el acento
en los datos, contrastándolos y poniéndolos en parale
lo con los juicios de valor.
Los datos son tan impertinentes que
el resultado es demoledor, poniendo
en ridiculo a algunos que
pretenden pasar por historiadores cuando no son más que reco
piladores de panfletos de propaganda,
de ahí la aversión que
sienten
por los datos ciertos sectores, aunque estos datos pro
vengan de los archivos de Moscú o de los de la
II República.
La visión de la posgueffa··y la transición, se complementa con
el relato del acoso, combinado con el silencio, sufrido como escri
tor y como historiador por
los. llamados medios de comunicación
libres, de los
que no es el único ejemplo El País y su entorno.
ANTONIO DE MENDOZA CAsAs
168
Fundaci\363n Speiro